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Monición de entrada

En esta fiesta de María, bajo la advocación de Nuestra Señora de Lourdes,


celebramos la Jornada Mundial del Enfermo. La Eucaristía es el centro de
nuestra vida, es el sacramento de la nueva y definitiva Alianza de Dios con su
pueblo. La Campaña que hoy comenzamos nos ofrece la oportunidad de
acercarnos a la Eucaristía, en este mundo de la salud y la enfermedad,
descubriendo cada día al Dios de la Alianza que se ha comprometido a darnos
vida, a mantenerla y nutrirla, a sanarla, a llevarla a plenitud. En este día, la
Iglesia Universal tiene un recuerdo especial para el mundo de la enfermedad.

Primera lectura

Lectura del primer libro de los Reyes (8,22-23.27-30):

En aquellos días, Salomón, en pie ante el altar del Señor, en presencia de


toda la asamblea de Israel, extendió las manos al cielo y dijo: «¡Señor, Dios
de Israel! Ni arriba en el cielo ni abajo en la tierra hay un Dios como tú, fiel a
la alianza con tus vasallos, si caminan de todo corazón en tu presencia.
Aunque, ¿es posible que Dios habite en la tierra? Si no cabes en el cielo y lo
más alto del cielo, ¡cuánto menos en este templo que he construido! Vuelve
tu rostro a la oración y súplica de tu siervo Señor, Dios mío, escucha el clamor
y la oración que te dirige hoy tu siervo. Día y noche estén tus ojos abiertos
sobre este templo, sobre el sitio donde quisiste que residiera tu nombre.
¡Escucha la oración que tu siervo te dirige en este sitio! Escucha la súplica de
tu siervo y de tu pueblo, Israel, cuando recen en este sitio; escucha tú, desde
tu morada del cielo, y perdona.»

Palabra de Dios

Salmo

R/. ¡Qué deseables son tus moradas,

Señor de los ejércitos!

Mi alma se consume y anhela


los atrios del Señor,

mi corazón y mi carne

retozan por el Dios vivo. R/.

Hasta el gorrión ha encontrado una casa;

la golondrina, un nido donde colocar sus polluelos:

tus altares, Señor de los ejércitos,

Rey mío y Dios mío. R/.

Dichosos los que viven en tu casa,

alabándote siempre.

Fliate, oh Dios, en nuestro Escudo,

mira el rostro de tu Ungido. R/.

Vale más un día en tus atrios

que mil en mi casa,

y prefiero el umbral de la casa de Dios

a vivir con los malvados. R/.

peticiones

1. Te pedimos por el Papa Francisco, los obispos y todos los miembros de


la Iglesia. Para que a través de su ministerio sea siempre centrado en el
amor a Dios y al prójimo. Para que todos los que formamos parte de la
Iglesia Latinoamericana seamos fieles discípulos y misioneros en medio
de nuestros pueblos.
Roguemos al Señor.
2. Por los enfermos, que en la fragilidad de sus vidas descubran la mano
trabajadora del alfarero, que va dando forma y consistencia a toda
vida. Además señor te pedimos por todos aquellos profesionales
especializados en la salud, que la vivencia asidua de la Eucaristía sea
la fortaleza para que en la vida su trabajo se realice desde el corazón.
Roguemos al señor.
3. Señor en este te pedimos por el mundo entero, por nosotros tus hijos,
para que conservemos la salud del alma ,evitando el pecado; bien
conoces nuestros corazones y sabes que queremos la paz, la armonía ,
que haya trabajo, que se termine el odio, la violencia y la mentira, y
que reine el amor y la comprension.
Roguemos al señor.
4. Ponemos en tus manos señor esta institución a todo el personal
administrativo, a las hermanas terciarias capuchinas, a los docentes, al
personal de servicio general y a toda la comunidad de alumnos, en
especial al grado 11 al cual pertencemos; para que tu Dios padre
derrames muchas bendiciones sobre cada uno de nosotros y permitas
que a este valioso grupo llegue tu espíritu santo, para que seamos
capaces de entender que sin tu dirección nada vale señor.
Roguemos al señor.
5. Por todas aquellas personas que no viven en condiciones dignas, por
aquellas que pasan hambre y sed, por aquellos que pasan frio y no
tienen ropa que cubra sus cuerpos frágiles. Te pido bendito señor por
cada familia que esta pasando por momentos de necesidad profunda,
donde escasea el alimento y la marginación ha echado raíces.
Roguemos al señor.

Ofrenda

Mercado: Te ofrecemos señor este mercado, imitando tu cualidad de


ayuda al prójimo y esperando que la persona que lo reciba aumente su
fe en ti y le sirva para saciar algunas de sus necesidades, esperando
que sea tomado en cuenta al que sufre, porque allí esta tu sagrado
rostro.

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