INTRODUCCIÓN.
OBJETIVO GENERAL:
OBJETIVOS ESPECÍFICOS:
1
Bases filosóficas, pedagógicas, epistemológicas y conceptuales de la didáctica de la matemática. Bru Brousseau.
http://books.google.com.co/books?id=CdhDIP8VF7YC&printsec=frontcover&hl=es#v=onepage&q&f=false.
muchos escritores, como en Los Trabajos y los días, o la Teogonía
de Hesíodo (citado por Benedito, 1986). Para Comenio, el autor más
importante de los inicios de esta disciplina, con su obra Didáctica Magna,
la Didáctica era “el artificio universal para enseñar todas las cosas a
todos, con rapidez, alegría y eficacia”.
Luego esta palabra cayó en desuso, hasta que en el siglo XIX Herbart y
sus discípulos la resucitaron. Limitaban su contenido al conjunto de los
medios educativos e instructivos para hacer efectivo el proceso de
enseñanza.
Como campo del conocimiento la didáctica, es una disciplina subordinada
a la Pedagogía, ya que como esta última encierra todo el campo de
estudio de la educación, la didáctica le aporta todo el desarrollo teórico-
práctico relacionado a los procesos de enseñanza. La pedagogía como
ciencia encargada de estudiar la educación no solo se nutre de la
didáctica sino también a su vez se nutre del currículo la Administración
educativa, Sociología de la Educación, Historia de la Educación, Psicología
Educacional, Filosofía de la educación entre otras. En cuanto a la
clasificación interna de la Didáctica podríamos encontrar tres categorías,
la primera denominada Didáctica General se ocupa de los principios
generales y normas para dirigir el proceso de enseñanza-aprendizaje
hacia los objetivos educativos. Estudia los elementos comunes a la
enseñanza en cualquier situación ofreciendo una visión de conjunto y
ofrece modelos descriptivos, explicativos e interpretativos generales
aplicables la enseñanza de cualquier materia y en cualquiera de las
etapas o de los ámbitos educativos. Aunque debe partir de realidades
concretas, su función no es la aplicación inmediata a la enseñanza de
una asignatura o a una edad determinada. Se preocupa más bien de
analizar críticamente las grandes corrientes del pensamiento didáctico y
las tendencias predominantes en la enseñanza contemporánea.
3
Perspectiva de la Didáctica de las Matemáticas como disciplina Tecnocientífica. Departamento de Didáctica de la Matemática.
Universidad de Granada. Septiembre, 2010. Disponible en: http://www.ugr.es/local/jgodino.
comunidad más o menos grande de especialistas en un campo
determinado.
Romberg (1988), de acuerdo con los requisitos exigidos por Kuhn para
que un campo de investigación se encuentre en el camino hacia la
"ciencia normal", afirma que es necesario que se den las siguientes
circunstancias:
1. Debe existir un grupo de investigadores con intereses
comunes acerca de las interrelaciones existentes entre distintos
aspectos de un fenómeno complejo del mundo real. Por tanto,
debe haber una cuestión central (o dominio) que guíe el trabajo
de dicha comunidad particular de especialistas.
2. Las explicaciones dadas por la teoría deben ser enunciados sobre
la causalidad, de modo que sea posible realizar predicciones acerca
del fenómeno.
3. Los enunciados se hacen según un vocabulario y una sintaxis sobre
la que el grupo está de acuerdo. Existen, además, unos
procedimientos aceptados por el grupo de investigadores para
probar los enunciados, esto es, para aceptar o rechazar las
proposiciones. Los conceptos, proposiciones y teorías de las
ciencias se distinguen de los constructos no científicos en que
satisfacen los criterios marcados por las reglas del método
científico y del razonamiento lógico y están aceptados por las
comunidades científicas.
Suele decirse que la teoría general "abarca" a cada una de las teorías
específicas correspondientes, en el sentido de que éstas se obtienen con
sólo agregarle a G ciertas premisas específicas. Pero, como Bunge
afirma, es falso. Aunque se lea a menudo, que G contenga o implique a
todas las teorías específicas E, más bien es al revés. G se obtendría
como la parte común (intersección) de todos los E. En otras palabras:
dado un conjunto de teorías específicas, se puede extraer de éstas una
teoría general con sólo suprimir todas las premisas particulares y dejar
las suposiciones comunes a todas las teorías específicas.
Existen teorías generales del aprendizaje y teorías de la enseñanza.
Pero, cabe preguntarse ¿aprendizaje de qué?; ¿enseñanza de qué? Los
fenómenos del aprendizaje y de la enseñanza se refieren a
conocimientos particulares y posiblemente la explicación y predicción de
estos fenómenos depende de la especificidad de los conocimientos
enseñados, además de factores psicopedagógicos, sociales y culturales.
Esto es, los factores "saber a aprender" y "saber a enseñar" pueden
implicar interacciones con los restantes, que obligue a cambiar
sustancialmente la explicación de los fenómenos didácticos. La
programación de la enseñanza, el desarrollo del currículo, la práctica de
la Educación Matemática precisa tener en cuenta esta especificidad.
La insuficiencia de las teorías didácticas generales lleva necesariamente
a la superación de las mismas mediante la formulación de otras nuevas,
más ajustadas a los fenómenos que se tratan de explicar y predecir.
Incluso pueden surgir nuevos planteamientos, nuevas formulaciones
más audaces que pueden revolucionar, por qué no, los cimientos de
teorías establecidas.
El marco estrecho de las técnicas generales de instrucción (o incluso de
la tecnología) no es apropiado para las teorías que se están
construyendo por algunas líneas de investigación de la Didáctica de las
Matemáticas. El matemático, reflexionando sobre los propios procesos
de creación y comunicación de la matemática, se ha visto obligado a
practicar el oficio de epistemólogo, psicólogo, sociólogo, esto es, el oficio
de didacta.
Lección 5. La didáctica de la didáctica de la matemática4.
4
Didáctica de la Matemática Basada en el Diseño Curricular de Educación Inicial. María Eugenia Gómez Naranjo.
Departamento Didáctica General, Específica y Teoría de la Educación. Universidad de León. 2012.
materiales, recursos y medios cuya utilización sea de ayuda para
favorecer una enseñanza y aprendizaje significativo de la Matemática.
5
Acerca de la Epistemología de la Matemática. Alberto Campos. Universidad Nacional. Bogotá.
del comercio” como decían despectivamente los griegos más ilustres. Así
fue en el centro de Europa, en Mesopotamia, en Egipto, en India, en
China, en el México de aztecas o de mayas, o en el Perú de los incas.
Difícil establecer la antigüedad de tales procedimientos utilitarios. Puede
aseverarse que surgen en cada una de tales civilizaciones según su
peculiar capacidad práctica y de interiorización.
Solamente, los griegos pensaron realmente en una organización
secuenciada de tales conocimientos. Supuestos algunos de ellos, los
griegos logran obtener los demás, mediante reglas fijas que
paulatinamente van a constituir la lógica. Quizá fue más capital para la
constitución de la matemática el que, ateniéndose a tales reglas fijas,
los griegos alcanzan conocimientos de los que no disponían. Estos dos
pasos primordiales impulsaron el desenvolvimiento de los principios
hasta convertirse en un procedimiento inagotable. Cada nuevo
conocimiento va sugiriendo nuevas cuestiones interesantes. Cuando no
haya más preguntas en una vertiente determinada, la rama
correspondiente de la matemática se extingue.
El segundo aspecto epistemológico tiene que ver con la estructuración
que hayan alcanzado las respuestas a una secuencia de cuestiones.
Actualmente, el enfoque más sistemático de lo que se conocía en
matemática hacia mediados del siglo XX, es el expuesto mediante
estructuras matemáticas por la escuela francesa llamada Bourbaki.
El tercer aspecto epistemológico tiene que ver con la función de la
matemática. Los seres humanos aprenden para desempeñarse
convenientemente en la sociedad en la que conviven. Diversos
adiestramientos están a la disposición de individuos de un conglomerado,
generalmente con capacidades muy diferentes: literarios, artísticas,
manuales, artesanales, filosóficas, altamente técnicas algunas, otras
eminentemente prácticas. Entre las habilidades que requieren un
dominio más refinado por la precisión con la que hay que aplicar sus
procedimientos está la matemática. Es una actividad, por excelencia,
educativa; empero, no es la única; puede ser mucho más agradable
lograr la maestría en ajedrez; no obstante, la matemática, que posee
también un cariz lúdico, es utilizable en grado sumo en diversas tareas
que hay que resolver para la organización de una sociedad; es la razón
de que la matemática sea asignatura indispensable en todo plan de
estudios y no lo sea el ajedrez.
Una de las posibilidades de la comunicación entre los seres humanos, es
la de ocuparse de enunciados que se siguen necesariamente de
enunciados anteriores. A ello se dedica la matemática. Su preocupación
mayor, no son las cosas como son, ello lo estudian otras ciencias, sino
las cosas como deben ser, si se prefijan ciertas reglas.
Estas argumentaciones llevan a mostrar que la matemática en un plan
de estudios no es cuestión de lujo o de elección de elites sino instrumento
de trabajo indispensable mirando a la sociedad humana desde diversos
ángulos.
Un cuarto aspecto es el método, igualmente desde diferentes puntos de
vista. El universal que indagaba Descartes para conducir bien su razón y
para perquisicionar con éxito en la filosofía y en las ciencias. Un
matemático, en principio, ha de ocuparse o en enseñar su ciencia o en
resolver problemas que pueden ser de poca o de mucha dificultad. Los
de poca, tienen métodos conocidos de solución; para los de gran
dificultad puede que haya que inventar la manera de resolverlos. Por otra
parte, Hilbert mismo consideraba paradigmática, es decir, digna de
imitación, la actitud del matemático frente a una dificultad. Lo mismo
han pensado lógicos como Russell. Y diferentes filósofos elaboraron sus
sistemas mirando de reojo hacia la matemática. En particular Kant
discurrió ampliamente acerca de la constitución misma de la matemática
para poder decidir sobre su pregunta capital de si la metafísica es ciencia,
así como de la posibilidad para la filosofía de inspirarse en los métodos
eficientes de la matemática con el fin de que en metafísica no se
contentaran con crecimientos como los de la espuma sino que
persiguieran adquisiciones duraderas, como Elementos, de Euclides.
Finalmente, hay el aspecto de los problemas. Los hay estrictamente
epistemológicos: fundamento lógico, pérdida de la certidumbre,
naturaleza de la demostración, relación entre matemática y experiencia,
estatuto ontológico de los entes matemáticos. Igualmente digna de
consideración epistemológica es la actitud del matemático al hacer
consistir su ciencia en el desenvolvimiento de ella mediante solución de
problemas, según la concepción de Hilbert. Cuán lejos está el profano
en matemática de entender lo que hace todo el día el matemático
cuando lo considera inactivo porque el profano cree que la matemática
se reduce a aquellas operaciones en las que solía naufragar en sus años
de educación básica y media.
6
Perspectiva de la Didáctica de las Matemáticas como Disciplina Tecnocientífica. Departamento de
Didáctica de la Matemática. Universidad de Granada. Septiembre, 2010. Disponible en:
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de aprendizaje y búsqueda de paradigmas propios de investigación, en
una postura integradora entre los métodos cuantitativos y cualitativos.
Como característica de esta línea puede citarse el interés por establecer
un marco teórico original, desarrollando sus propios conceptos y métodos
y considerando las situaciones de enseñanza - aprendizaje globalmente.
Los modelos desarrollados comprenden las dimensiones epistemológicas,
sociales y cognitivas y tratan de tener en cuenta la complejidad de las
interacciones entre el saber, los alumnos y el profesor, dentro del
contexto particular de la clase.
7
perspectiva de la Didáctica de las Matemáticas como Disciplina Tecnocientífica. Departamento de Didáctica
de la Matemática. Universidad de Granada. Septiembre, 2010. Disponible en:
http://www.ugr.es/local/jgodino.
- los que afirman que la Didáctica de la Matemática no puede llegar
a ser un campo con fundamentación científica y, por tanto, la
enseñanza de la matemática es esencialmente un arte;
- los que, pensando que es posible la existencia de la Didáctica como
ciencia, reducen la complejidad de los problemas seleccionando sólo
un aspecto parcial (análisis del contenido, construcción del currículo,
métodos de enseñanza, desarrollo de destrezas en el alumno,
interacción en el aula) al que atribuyen un peso especial dentro del
conjunto, dando lugar a diferentes definiciones y visiones de la
misma.
Una vez analizado los requisitos que algunos autores exigen para que
pueda hablarse de la existencia de una disciplina científica, nos
preguntamos si para la Didáctica de la Matemática existe esa comunidad
de investigadores en la cual pueda surgir uno o varios programas de
investigación que produzca una teoría o teorías de la Educación
Matemática. En este apartado trataremos de describir el "estado de la
cuestión" sobre esta problemática, centrándonos en la actividad
desarrollada por los grandes núcleos de investigadores, en particular los
grupos TME (Theory of Mathematics Education) y PME (Psychology of
8
Perspectiva de la Didáctica de las Matemáticas como Disciplina Tecnocientífica. Departamento de Didáctica
de la Matemática. Universidad de Granada. Septiembre, 2010. Disponible en:
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Mathematics Education). También sintetizamos algunas características
básicas de las perspectivas o líneas sobre, resolución de problemas y
modelización, visiones socioculturales, la escuela francesa de didáctica
de las matemáticas, el interaccionismo simbólico, el punto de vista socio
crítico y la fenomenología didáctica de H. Freudenthal.
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perspectiva de la Didáctica de las Matemáticas como Disciplina Tecnocientífica. Departamento de
Didáctica de la Matemática. Universidad de Granada. Septiembre, 2010. Disponible en:
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Steiner (1990) representa mediante el diagrama de la Figura anterior la
disciplina Educación Matemática (EM) que está relacionada, formando
parte de él, con otro sistema complejo social que llamaremos Sistema
de Enseñanza de la Matemática (SEM) - denominado por Steiner
"Educación Matemática y Enseñanza" -, representado en el diagrama
por el círculo de trazo más grueso exterior a la EM. En dicho sistema
se identifican subsistemas componentes como: La propia clase de
matemáticas (CM); La formación de profesores (FP); Desarrollo del
currículo (DC); La propia Educación Matemática (EM), como una
institución que forma parte del SEM; ... La figura también representa
las ciencias referenciales para la Educación Matemática tales como:
Matemáticas (M), Epistemología y filosofía de las matemáticas (EFM) -
Historia de las matemáticas (HM), Psicología (PS), Sociología (SO),
Pedagogía (PE), etc.
En una nueva corona exterior Steiner sitúa todo el sistema social
relacionado con la comunicación de las matemáticas, en el que identifica
nuevas áreas de interés para la Educación Matemática, como la
problemática del "nuevo aprendizaje en sociedad" (NAS) inducido por el
uso de ordenadores como medio de enseñanza de ideas y destrezas
matemáticas fuera del contexto escolar. También sitúa en esta esfera
las cuestiones derivadas del estudio de las interrelaciones entre la
Educación Matemática y la Educación en Ciencias Experimentales (ECE).
La actividad de teorización (TEM) es vista por Steiner como un
componente de la Educación Matemática, y por ende del sistema más
amplio que hemos denominado SEM que constituye el sistema de
enseñanza de las matemáticas. La posición de la TEM debería situarse
en un plano exterior ya que debe contemplar y analizar en su totalidad
el rico sistema global. Otro modelo de las relaciones de la Educación
Matemática con otras disciplinas es propuesto por Higginson (1980),
quien considera a la matemática, psicología, sociología y filosofía como
las cuatro disciplinas fundacionales de ésta. Visualiza la Educación
Matemática en términos de las interacciones entre los distintos
elementos del tetraedro cuyas caras son dichas cuatro disciplinas, como
se ilustra en la siguiente figura.
10
Fundamentos de la Enseñanza y el Aprendizaje de las Matemáticas para Maestros. Godino, Juan D.,
Batanero, Carmen. Font, Vincec. Departamento de Didáctica de la Matemática. Universidad de Granada.
2003.
idea una solución original y completamente inesperada. También hay un
convenio implícito sobre lo que es "matemáticamente eficiente",
"matemáticamente elegante", o "matemáticamente aceptable".
En didáctica de las matemáticas se habla de contrato didáctico para
describir y explicar las obligaciones o normas no explícita que rigen las
interacciones entre el profesor y los alumnos en el aula de matemáticas
(en general de una disciplina específica). El "contrato didáctico" regula
los derechos y obligaciones del profesor y los alumnos. Es el resultado
de un proceso de negociación entre los alumnos, el profesor y el medio
educativo. Uno de los componentes esenciales del contrato didáctico son
los criterios de evaluación explícitos, pero hay otros no explicitados
que sólo se detectan cuando el profesor plantea actividades poco
habituales que vulneran las reglas del contrato, lo cual produce el
consiguiente desconcierto en los alumnos. Los alumnos, en su
adaptación al medio escolar, llegan a desarrollar un sentido que les
permite captar cuáles son las reglas del contrato didáctico en cada caso.
11
Fundamentos de la Enseñanza y el Aprendizaje de las Matemáticas para Maestros. Godino, Juan D.,
Batanero, Carmen. Font, Vincec. Departamento de Didáctica de la Matemática. Universidad de Granada.
2003.
Si el profesor quiere, por ejemplo, fomentar la iniciativa del alumno puede
optar por no incorporar indicaciones sobre la solución al presentar un
problema. Este es un ejemplo de una ruptura del “contrato” habitual, ya
que se supone que el profesor "sabe la solución", y su función como
profesor debería ser "enseñar" ese conocimiento.
12
El contrato didáctico entre estudiantes: análisis del trabajo en parejas en el aula de Aprendizaje Integrado
de Contenidos y Lengua (AICLE). Natalia Evnitskaya. Universitat Autónoma de Barcelona. Departament de
Didáctica de la Llengua i la Literatura i de les Ciéncies Socials.
(1980: 180). Según este autor, en el contrato didáctico, el docente tiene
el papel de experto que además de conocimientos profundos y suficientes
sobre los temas que enseña cuenta con diferentes habilidades para
organizar y gestionar las actividades en el aula, mientras que el alumno
asume el papel de no-experto y permite al docente guiarle y ayudarle.
Un concepto que puede ser útil para entender lo que sucede en este tipo
de interacciones es el de "andamiaje mutuo" o "andamiaje colectivo"
[collective scaffolding] (Donato 1994). Dicho proceso ocurre cuando los
alumnos se ayudan los unos a los otros mientras resuelven problemas
lingüísticos complejos. De ese modo, cada interlocutor individual actúa
como un aprendiz, aporta conocimientos a los demás y así ayuda a
construir significados nuevos y a desarrollar experticia grupal.
El "andamiaje mutuo" parece ser un fenómeno bastante frecuente dentro
de las actividades de aprendizaje colaborativo (Alcón 2001; Sato 2001;
Cañada y Molinos 2004, 2005). Sin embargo, sospechamos que en este
contexto también pueden aparecer otras relaciones que no son tan
simétricas. Cuando los alumnos trabajan colectivamente, en
determinados momentos se asignan, asumen o rechazan el rol de
docente o de aprendiz. Esto se manifiesta en la conversación a través
de actividades como preguntar/responder, proponer tareas/realizarlas,
dar instrucciones/seguirlas (Nussbaum 2001) con las cuales los
hablantes se hetero- o auto- categorizan como expertos o no-expertos
en la lengua meta (Unamuno y Codo 2007). Precisamente son tales casos
los que llaman nuestra atención. Para ellos proponemos el concepto de
"contrato didáctico entre estudiantes".
Lección 4. El contrato didáctico desde otras perspectivas13
Explicar los conflictos de aprendizaje del alumno en la clase de
matemáticas puede abrir un debate social de gran divergencia. Sin
embargo, hemos de explicarlo sólo a partir de aquello que se puede
controlar, de las actividades, e incluso actitudes, de quienes participan
en la actividad didáctica.
Brousseau acuñó el concepto de contrato didáctico para poder explicar
un fenómeno bastante recurrente en las aulas escolares: porque un
alumno que sea considerado exitoso en las demás asignaturas, pueda
tener conflictos de aprendizaje exclusivamente en su clase de
matemáticas. A pesar de que tal paradoja se presenta frecuentemente,
no ha sido fácil explicar su ocurrencia, de ahí que la noción de contrato
vino a ser un instrumento teórico importante para dar cuenta de tales
hechos. Este concepto, aunque fácil de definir, se encuentra inmerso
explícita e implícitamente en muchos momentos, y ello dificulta su
localización.
Brousseau inicia describiendo el proceso que conlleva la construcción de
un concepto matemático y de su transposición al aula, a través de los
papeles que juegan el matemático, el profesor y el alumno. El
conocimiento matemático, dice el autor, nace en un contexto específico,
en un momento como problemática de un individuo particular. Sin
embargo, para que la comunidad científica evalúe dicho conocimiento
debe cumplir condiciones de universalidad, de ahí que el matemático
deba descontextualizar, despersonalizar y des temporalizar su aportación
a fin de presentarlo como un concepto compartible.
Una vez que dicho conocimiento sea culturalmente aceptado por la
comunidad científica, sufrirá también una serie de cambios a fin de que
llegue al ámbito didáctico (transposición didáctica, ver Unidad 2, Capítulo
2 del módulo), pero su carácter universal permanece invariante. Es el
profesor quien se encarga de contextualizar, repersonalizar y
13
Una Caracterización del Contrato Didáctico en un escenario Virtual. Gisela Montiel Espinoza. Centro de
Investigaciones y de Estudios avanzados del Instituto Politécnico Nacional. Departamento de Matemática
Educativa. México. 2002.
retemporalizar ese conocimiento a fin de presentarlo a los alumnos con
un significado que permita su aceptación práctica.
Entonces, el papel del estudiante bajo este esquema será el de redes
contextualizar, redes personalizar y redes temporalizar dicho
conocimiento con el objetivo de ser capaz de identificarlo en cualquier
otro momento que la práctica le requiera, es decir, que lo identifique
como un conocimiento culturalmente aceptado y universalmente capaz
de actuar independientemente de las condiciones que le dieron origen.
Esta descripción de los papeles que desempeñan alumno y profesor,
en el marco de la teoría dejan ver a la actividad del profesor
representada en tres niveles, organización, devolución e
institucionalización, y la actividad del alumno en los niveles de acción,
formulación y validación, como se ilustra en la siguiente figura.
Estos tres ejemplos no son, desde el punto de vista del autor y del
nuestro propio, específicos del contrato didáctico, pues no se relacionan
con el conocimiento matemático a enseñar, pueden clasificarse como una
especie de contratos más amplios, digamos que contratos sociales. Sin
embargo, son ejemplos muy adecuados de cómo la información, la
interpretación y las restricciones del medio rigen los comportamientos
del alumno en situación de enseñanza o en situación de aprendizaje.
Como todo proceso científico, el paso de los años provoca modificaciones
de las nociones con las que trabaja. El caso del contrato didáctico no es
excepción. Se produce mediante análisis desde varias perspectivas,
extensiones, restricciones, visiones más completas o incluso, fusión de
ideas, entre otras. Por ejemplo, desde la mirada de la aproximación
antropológica, Sarrazy (citada en D'Amore, 1999) señala que el contrato
didáctico es un acto simbólico, por medio del cual el niño deviene en
sujeto didáctico al seno de una situación escolar. Chevallard (citado
en D'Amore,1999) por su parte, apunta que hay un contrato de
enseñanza que obliga al maestro, un contrato de aprendizaje que obliga
al alumno y que el contrato didáctico obliga al saber a establecer la
transposición didáctica que ha de llevarse a cabo. De tal forma que la
cláusula del contrato organiza las relaciones que el alumno y el profesor
establecen con el saber.
Desde esta perspectiva, debe distinguirse entonces que existen diversos
contratos que afectan la situación escolar (Chevallard, Y., et al. 1997).
En principio está aquel contrato social donde se presenta el contrato
social de enseñanza y se conoce la causa del saber a enseñar, el contrato
escolar donde se define la actividad, las responsabilidades, actitudes
y los derechos de los participantes del fenómeno escolar, a saber,
escuela, profesor y alumno; el contrato pedagógico donde se establecen
las relaciones sociales entre profesor y alumno, y el contrato
didáctico, descrito anteriormente. Pero para que exista un contrato
didáctico es necesaria la existencia de los contratos pedagógico y
escolar.
14
La Teoría de Situaciones Didácticas: un marco para pensar y actuar la enseñanza de la Matemática.
Patricia Sadovsky.
discurso matemático escolar. Sin embargo, desde la aproximación socio
epistemológica, las nociones matemáticas que entran en juego pueden,
incluso, no ser objetos matemáticos propiamente aceptados por la
comunidad matemática o en el currículo oficial, sino nociones que viven
en ambientes alternativos como los que provee la propia ingeniería, la
artesanía, el comercio, diversas prácticas sociales o cultural e incluso
económicamente importantes, ya que la matemática también vive y
evoluciona fuera del aula de matemáticas. Lo hace en las clases de física,
química, etc., y lo hace en las prácticas cotidianas de contar y medir por
citar un caso.
Algunas primeras caracterizaciones pueden encontrarse en (Cantoral,
1990, Farfán, 1993 y Cordero, 1994) relativas a las nociones de
predicción, estabilidad, y acumulación respectivamente. O más
recientemente respecto del promedio, la argumentación, los recursos
argumentativos ante la lectura de textos y la resolución de experiencias,
etc. Así al trabajar mediante la metodología de la ingeniería didáctica,
se asume como presupuesto teórico, el marco de la teoría de situaciones
didácticas (ver Unidad 2, Capítulo 3 del módulo), sin embargo, no
podríamos hablar de una situación de institucionalización si no hay un
objeto matemático en juego en el sentido clásico de la teoría. Con esto
se pretende reforzar la idea de la extensión de las aproximaciones
teóricas existentes, y desde nuestra perspectiva, en este trabajo
pretendemos añadir a las componentes epistemológicas, cognitiva y
didáctica, la componente 20 Una Caracterización del Contrato Didáctico
en un escenario Virtual. Gisela Montiel Espinoza. Centro de
Investigaciones y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico
Nacional. Departamento de Matemática Educativa. México. 2002. Socio
cultural, a fin de rescatar la naturaleza social de la construcción de
conocimiento matemático.
Evidentemente, bajo esta perspectiva el contrato didáctico girará en
torno al profesor, el alumno y el conocimiento o noción matemática en
juego, pero en el sentido socio epistemología y en ese sentido, se
incluyen en el contrato didáctico las condiciones socioculturales que
rodean a la construcción o negociación de conocimiento.
matemáticos puestos en juego, y, b) la interacción del docente con el
alumno a propósito de la interacción del alumno con la problemática
matemática. A partir de ellos postula la necesidad de un “medio”
pensado y sostenido con una intencionalidad didáctica.
Las interacciones entre docente y alumno a propósito de la interacción
del alumno con el medio se describen y se explican a través de la noción
de contrato didáctico. Esta herramienta teórica da cuenta de las
elaboraciones con respecto a un conocimiento matemático en particular,
que se producen cuando cada uno de los interlocutores de la relación
didáctica interpreta las intenciones y las expectativas –explícitas e
implícitas- del otro, en el proceso de comunicación. Cuando el docente
dice, o gesticula, o sugiere, a raíz de una intervención del alumno referida
al asunto matemático que se está tratando, además de lo dicho
explícitamente, juega una intención que muchas veces se expresa entre
líneas. El alumno justamente porque es alumno- trata de descifrar los
implícitos: supone, infiere, se pregunta y se responde- qué quiso de
decirle el docente con sus gestos. Todo eso interviene en la
conceptualización que el alumno logre alcanzar. De alguna manera, el
concepto de contrato didáctico nos permite tomar conciencia de que una
parte de las ideas matemáticas de los alumnos son producto de
inferencias que, por provenir de lo que el docente expresa pero no
necesariamente dice, escapan generalmente a su control. Volveremos
sobre estas cuestiones.
Una visión de la enseñanza que se centre exclusivamente en los procesos
de producción de conocimientos en interacción autónoma con un
medio, sin las retroacciones de quienes comparten la misma
comunidad, ni la mediación de quienes representan el saber cultural (los
docentes) desconoce que las respuestas a problemas particulares no se
insertan de manera automática en un sistema organizado de
conocimientos que permitiría abordar cuestiones que van mucho más allá
del contexto que las hizo observables. Dicho de otro modo, se estaría
desconociendo el carácter social y cultural de la construcción de
conocimientos escolares. Desde la perspectiva de Brousseau la clase se
piensa como un espacio de producción en el cual las interacciones
sociales son condición necesaria para la emergencia y la elaboración de
cuestiones matemáticas.
El marco cultural de la clase impone restricciones que condicionan el
conocimiento que se elabora. Por ejemplo, las herramientas matemáticas
de los alumnos hacen posible que se desarrollen algunas
demostraciones, pero no otras. Por otro lado, la referencia que el
docente tiene – inevitablemente- a la comunidad matemática erudita,
juega un papel regulador en la constitución de ese marco cultural.
Efectivamente, el docente, por ser representante del saber matemático
tolerará – aunque sea provisoriamente- algunas producciones, pero no
lo hará con otras que pueden parecerle muy alejadas de aquello que
quiere instituir. Estas regulaciones del docente que tienen como doble
referencia la clase por una parte y la disciplina matemática en tanto
conjunto organizado de saberes por otra, se explican a través de la
noción teórica de contrato didáctico.
Los dos tipos de interacciones básicos a los que nos hemos referido,
sujeto/medio y alumno/docente- conforman en la Teoría de Situaciones
un sistema, es decir que no pueden concebirse de manera independiente
unas de las otras. Este sistema es la situación didáctica. Las relaciones
entre los sub-sistemas son complejas y están sujetas permanentemente
a re- elaboraciones teóricas.
15
La Teoría de Situaciones Didácticas: un marco para pensar y actuar la enseñanza de la Matemática.
Patricia Sadovsky.
de la situación didáctica, pero para que ello ocurra, es necesario que lo
haga desde una cierta posición: una posición desde la cual sus
conocimientos interactúan con los del docente en un tipo de interacción
que preserva la autonomía intelectual del alumno respecto del docente.
Y esto depende de la posición de ambos. Del lado del alumno: ¿hasta
qué punto se responsabiliza matemáticamente por la validez de sus
resultados? Del lado del docente: ¿cómo considera al alumno? ¿Reconoce
que interactúa con un sujeto cuyo sistema de conocimientos es diferente
del propio y entabla un juego de proposiciones y oposiciones con el
alumno?, ¿Permite que el sistema de conocimientos del alumno se
despliegue?
La situación adidáctica supone la interacción de un alumno con una
problemática de manera independiente de la mediación docente. Pero a
la luz de estas preguntas que nos estamos formulando: ¿qué quiere decir
“de manera independiente de la mediación docente”? Revisamos nuestra
visión de la noción de adidacticidad y empezamos a pensarla como una
posición que sostienen el alumno y el docente, más que concebirla en
términos de intervención o no intervención del docente. La
responsabilidad matemática del alumno con relación a la
problemática que enfrenta, no pasa por considerar o no la intervención
del docente sino por la manera en que la considera.
Obviamente no estamos hablando de intervenciones banales, sino de
intervenciones que alimentan la interacción del alumno con su
problemática.
Pensar la adidacticidad como posición del alumno sostenida por el tipo
de reconocimiento que hace el docente del alumno, en algún sentido nos
“liberaría” de considerar las intervenciones del docente con relación a la
problemática con la que interactúa el alumno como compensaciones de
las insuficiencias de un medio. Esto nos resulta interesante, no por una
cuestión de nombres dentro de la teoría, sino porque permite concebir
un modo de intervención que siempre puede enriquecer la calidad de las
relaciones que el alumno establezca en su interacción con el medio.
Algunos episodios de análisis de las clases, nos llevan a repensar también
cómo interviene el conjunto de las interacciones de la clase en la
construcción de esa posición del alumno en tanto sujeto matemático, de
la que venimos hablando. Proponemos un ejemplo: en una de las clases
en las que trabajamos, se discutía respecto de la cantidad de soluciones
de un problema aritméticos con un grado de libertad entre las variables.
Se habían propuesto dos caminos de resolución. La clase sostenía que
por un método el problema tenía 41 soluciones y por otro método tenía
200. Esto hizo que el docente propusiera una nueva tarea a los alumnos:
les pidió que encontraran una solución que pudiera obtenerse por uno de
los métodos y no por el otro. En el marco de este trabajo, una alumna
muy floja llama a la profesora y le pregunta ¿cómo saben los chicos que
hay 201 soluciones?
Interpretamos que toda la discusión que se despliega en el aula, le
informa a esta alumna que hay una manera de darse cuenta, que ella no
comprende, pero que podría comprender. Y tal vez sea éste para ella el
aprendizaje más importante de todo el conjunto de clases en las que se
sostuvo el problema.
En este sentido, un tipo de interacción sostenida para el conjunto puede
ayudar a los que todavía no entraron en un cierto juego matemático, a
construir esa posición adidáctica de la que hablábamos. Podríamos
pensar que las interacciones generadas por la profesora con el conjunto
de la clase, contribuyen al proceso de devolución del problema a esta
alumna. La devolución operaría en este caso no a través de una
interacción directa del docente con el alumno sino a través de la gestión
de toda la clase que, al sostener el debate, informa al conjunto que las
respuestas que se dan obedecen a razones. Las reflexiones anteriores
abren una serie de cuestiones teóricas que deberemos discutir,
profundizar y analizar como formadores de matemáticos.