Para comenzar a hacer una reflexión en torno al proceso creativo que tiene un
artista visual actual y su convivencia con la cultura de masas, debemos comenzar por
definir el concepto de creatividad, para que posteriormente nos sea más sencillo
comprender hacia donde queremos dirigir la investigación y nos sitúe dentro de una
situación espacial específica.
Giorgio Vasari, en sus célebres biografías, describe a los artistas de su tiempo: son
extraños, fantasiosos, caprichosos, sucios, depresivos, melancólicos. (Giorgio Vasari,
Vida de los mejores arquitectos, pintores y escultores italianos).
Por lo común existen dos aspectos en el proceso creador artístico: aquello que
produce en el artista un despertar creador mediante el impacto que producen sobre su
conciencia las ideas, visiones y conceptos que capta él mismo y a las que da forma; y
las formas que crea, que pueden estar revestidas de belleza, utilidad práctica, color,
palabras, sonidos musicales, etc; de manera que detrás de la forma se halla la idea
percibida a la cual el artista creador trata de dar expresión.
Como leímos anteriormente, según Jung, la vida personal del artista no influye
directamente en la elección del objeto de creación, pero si juega un papel importante en
su dinámica, y este a su vez forma parte de un engrane más grande, la sociedad en la
que convive y se desenvuelve.
Ortega y Gasset, por su parte en “La rebelión de las masas”, diferencia minoría y
masa: “masa es el hombre medio”, es quien “no se valora a sí mismo…sino que se
siente como todo el mundo…y, sin embargo, no se angustia”.
Con los nuevos medios y soportes digitales conocidos como mass media (audio,
video, programas multimedia, redes sociales, etc) el acceso a la creación resulta más
fácil que nunca.
Tal vez esto sea la razón por la cual mucho de lo que se produce hoy, en los
diversos campos del esfuerzo creador, no encierra una idea verdadera; la forma no
encarna algo real, excepto la vaga ambición de hacer algo que llame la atención para
satisfacer un anhelo innato de ser reconocido o una necesidad interna de expresar algo,
un algo tan nebuloso e indefinido que el impulso no es adecuado para construir la
forma.