Psicologíapolítica
Estudiantes:
Grupo – 403033--158
Docente:
Contenido……………………………………………………………………………Paginas
Desarrollo de las cuatro preguntas sugeridas argumentadas con base en las lecturas
sugeridas en el curso
…………………………………..…………………………………………………………...1
Conclusiones……….……………………………………………………………………….3
Referencias bibliográficas…………………………………………………………………..4
Desarrollo de las cuatro preguntas sugeridas argumentadas con base en las lecturas
sugeridas en el curso (mínimo tres cuartillas por cada pregunta).
Contexto. Teniendo en cuenta el resultado del plebiscito sobre los acuerdos de paz de
Colombia de 2016, desarrolle uno de los siguientes puntos.
El objetivo de esta consulta era que la ciudadanía expresara su aprobación o rechazo a los
acuerdos que se firmaron entre el gobierno y las FARC en La Habana. Para que el acuerdo
fuese válido, el «Sí» debería contar, al menos, con el 13% del censo electoral (4 396 626
votos), y superar en número de votos al «No». El resultado fue una victoria del «No». Vale
mencionar que, aunque ganó el "NO" a la firma de los "acuerdos de paz", el Gobierno en
cabeza de Juan Manuel Santos tuvo que «renegociar» el acuerdo considerando objeciones
de los opositores al acuerdo. Según un reciente estudio, una de las razones que pudo haber
explicado la victoria del «No» es la dificultad de comprender el material escrito de estos
acuerdos, pues su redacción solo puede ser comprendida por una persona con al menos 19
años de educación formal, lo cual es equivalente al haber culminado estudios de posgrado.
El presidente Juan Manuel Santos, impulsor de los diálogos con las FARC, anunció el
apoyo al Plebiscito. Los partidos políticos que se pronunciaron a favor son el gobernante
Partido Social de Unidad Nacional y el Partido Cambio Radical. El Movimiento Político
MIRA inscribió Comité Promotor apoyando el Sí al Plebiscito sobre los Acuerdos entre el
Gobierno colombiano y las FARC. También el movimiento de Gustavo Petro inscribió
Comité por el Sí.
En mayo de 2013 los equipos negociadores anunciaron el logro del primer acuerdo
temático, el agrario. La lógica de construcción de los acuerdos fue incremental, módulo por
módulo, haciendo hincapié en que la paz solo se firmaría cuando el texto completo
estuviera listo. En palabras de Humberto de La Calle, jefe de la delegación del gobierno:
“Nada está acordado hasta que todo esté acordado”. Una vez terminadas las negociaciones
y firmada la paz se presentaría el paquete final y completo al electorado colombiano para
que lo conociera y aprobara vía plebiscito. Desde el primer momento el gobierno controló
fuertemente el flujo de información sobre los avances del proceso en La Habana,
distribuyendo información a través de comunicados y voceros autorizados única y
exclusivamente. El año 2015 fue particularmente difícil para el proceso, como bien lo
anotaron Wills Otero y Hoyos (2016) en su artículo en esta revista el año pasado: la ruptura
de la tregua y los enfrentamientos entre el ejército y algunos frentes guerrilleros generaron
mucha tensión. Paralelo a las dificultades sobre el terreno, la mesa de negociación en Cuba
también atravesó momentos tensos al abordar temas particularmente espinosos: las
discusiones sobre víctimas y justicia transicional. En medio de creciente controversia, a
mediados de 2015 la mesa anunció el acuerdo sobre comisión de la verdad, la convivencia,
la no repetición y en agosto se anunció el acuerdo sobre la Jurisdicción Especial para la Paz
(JEP), que contiene los puntos centrales del marco jurídico para la verdad, la justicia, la
reparación y la no repetición del conflicto. La JEP estará conformada por magistrados
nacionales y extranjeros y tendrá su propio cuerpo investigativo. Una vez creada y
escogidos sus jueces, a la JEP acudirán los miembros de las FARC desmovilizados, los
civiles, uniformados y los agentes del Estado que estén involucrados o relacionados con
faltas por motivo del conflicto armado.
El 2016, el cuarto año de las negociaciones, arrancó entonces con dos grandes pendientes
sobre la mesa: por un lado, la definición de detalles importantes sobre el fin del conflicto y,
por el otro, la refrendación popular de los acuerdos. La firma de los acuerdos se había
programado para marzo de ese año pero el cronograma tuvo que reajustarse para dar más
tiempo a la discusión de la dejación de armas, el proceso de reinserción y las zonas de
ubicación (lugares donde las FARC se ubicarían de manera transitoria durante el proceso de
desmovilización). Mientras estas discusiones se daban, la controversia sobre los detalles de
la JEP se hizo particularmente aguda. Para algunos de sus críticos, la JEP es demasiado
poderosa; para sus detractores (un grupo importante) este marco jurídico no es otra cosa
que garantía de impunidad para las FARC. La culminación de las negociaciones y la
refrendación popular de los acuerdos se sucedieron en un corto lapso en la segunda mitad
de 2016, tras varios años de diálogos herméticos y una etapa final que, como vimos, fue
controversial. Septiembre y octubre, en especial, fueron meses muy movidos. En
septiembre, se celebró la última conferencia de las FARC, se anunció el cese al fuego
bilateral y se firmaron los acuerdos en una fastuosa ceremonia en Cartagena. El tono
celebratorio de este evento daba casi por sentado que el resultado en las urnas sería la
aprobación de los acuerdos. El 2 de octubre, a solo días del mego evento en Cartagena, se
llevó a cabo el plebiscito por la paz. Los colombianos fueron llamados a las urnas para
responder “sí” o “no” a la pregunta: ¿Apoya el acuerdo final para terminación del conflicto
y construcción de una paz estable y duradera? Ni el equipo de gobierno, con el Sí, ni los
partidarios del No, vieron venir la victoria electoral de esta última opción.
La victoria del No fue muy apretada: superó al Sí por apenas 0,43% del total de los votos
con 62% de abstencionismo. En los días y semanas que siguieron al 2 de octubre, diversos
analistas colombianos aportaron insumos para empezar a comprender estos resultados.
Podemos dividir estos elementos de análisis para la victoria del No en dos grupos: de un
lado, están quienes hicieron hincapié en factores estructurales como pobreza, inequidad, la
división urbano/rural, presencia estatal e incidencia del conflicto. De otro lado, están los
análisis que pusieron el acento en elementos más políticos y de corte coyuntural como
determinantes por ejemplo, las maquinarias electorales o la importancia del uribismo. Está
claro que no hay una única y fácil explicación para lo sucedido. Considero que es necesario
pararse en la intersección de lo estructural con lo político para entender qué pasó con el
plebiscito. Para avanzar en esa dirección, comienzo por hacer una síntesis que resalta
algunas características sociodemográficas clave que emergen de los análisis descriptivos de
la votación a nivel departamental y municipal. Mi interés es conectar estos patrones macro
con las dinámicas políticas más circunstanciales. En el apartado final pongo el acento en la
importancia de la campaña política previa a la votación.
Los partidarios del No diseñaron una campaña que buscaba generar rechazo e indignación.
En una entrevista días después del plebiscito, el jefe de campaña del No, Juan Carlos Vélez,
fue claro al decir: “Estábamos buscando que la gente saliera a votar verraca [enfurecida]”, y
explicó la premisa central de la campaña, sugerida por asesores extranjeros, así: “Ellos [los
del Sí] van a apelar a la esperanza. Ustedes [los del No] tienen que apelar a la indignación.
Dejen de explicar los… acuerdos (…)”. El objetivo era movilizar votos de manera emotiva,
vinculando los acuerdos y el Sí con ítems polémicos de la agenda política que eran
particularmente relevantes para ciertos grupos. Los temas clave fueron, entre otros, la
gestión del presidente Santos (cuyos índices de aprobación han venido en declive, ver
Gráfico 1 en el texto de Rodríguez Raga en este volumen), la reforma tributaria que se
discutía por esos días en el Congreso y el enfoque de género como un ataque a la familia
tradicional.
El 2016 fue un año histórico para Colombia, al cerrarse el proceso de negociaciones con las
FARC y firmarse los acuerdos de paz de La Habana. En este texto presenté un análisis de
los pormenores del cierre de las negociaciones, concentrándome en proponer claves para
entender la victoria del No en el plebiscito que pretendía refrendar los acuerdos por la vía
popular. Mi argumento central es que para entender la apretada victoria del No es necesario
pararse en la intersección de lo estructural (los niveles de pobreza, inequidad, presencia
estatal e incidencia del conflicto a nivel municipal) con lo político (en especial, las
características de la campaña electoral). A pesar de los resultados del plebiscito, el proceso
de paz siguió adelante tras la refrendación de los acuerdos de paz a través del Congreso. La
derrota del Sí reconfiguró el panorama político nacional fortaleciendo políticamente a los
sectores que apoyaron al No, especialmente al uribisimo. Más allá de lo coyuntural, la falta
de consenso frente a la paz negociada dejó al proceso de paz con un déficit de legitimidad
política que plantea muy serios desafíos a la implementación y a la consolidación de los
acuerdos de La Habana.
Si bien es cierto que el proceso de paz era el tema de agenda nacional, desde su
inicio la MOE alertó sobre la falta de conocimiento de la ciudadanía sobre lo que se iba a
votar, y que conducía a estar en un contexto donde era muy probable que información
descontextualizada o exagerada apareciera y fuera compartida por la Ciudadanía.
En general, para la MOE, la alerta dada giraba en torno al poco tiempo de campaña
pedagógica y a los mensajes tergiversados que se estaban generando a través de las distintas
campañas. Esto fue alertado en comunicado de prensa sobre riesgos electorales el 12 de
agosto de 2016 (un mes y 20 días antes del proceso electoral) y en donde la directora de la
MOE señalaba “La incertidumbre que genera la falta de reglas claras para las campañas, los
altos niveles de polarización e intolerancia entre las diferentes posturas y la falta de
información veraz, son factores de riesgo electoral que están caracterizando este proceso y
que se suman a los expuestos hoy”. De los Riesgos Electorales del Plebiscito a Catalina
Botero, ex relatora para la Libertad de Expresión de la CIDH, para abrir el debate sobre la
necesidad de una participación informada durante la campaña.
Esta alerta dada, y replicada de manera masiva a través de los medios de comunicación
quedó demostrada el 5 de octubre (tres días después de la jornada electoral) en donde el
gerente de campaña de uno de los grupos promotores nacionales del NO más reconocido,
confirmó en entrevista al diario La República, que se utilizó como estrategia deliberada
para ganar las elecciones, la tergiversación y mensajes que no pretendían explicar los
acuerdos, sino “indignar” a la gente para que votara “emberracada”. Al mismo tiempo
explica como segmentaron la campaña con mensajes emocionales evidentemente
discutibles de cara al contenido.
Las variables que inciden en la decisión electoral de los individuos, cabe destacar en primer
lugar los factores de carácter económico. De este modo, han sido numerosos los autores que
han señalado la importancia de la relación entre la situación económica y la intención de
voto (Tufte, 1978; Kiewiet y Ri- vers, 1984; Chapell y Keech, 1985; Hibbs, 1987;
Lewis-Beck, 1988; Markus, 1988; Paldam, 1991; Nannestad y Paldam, 1994; Álvarez y
Nagler, 1995; Álvarez y Nagler, 1998a; Álvarez y Nagler, 1998b; Swank y Eisinga, 1999).
En particular, Stokes (2001) sostiene que los individuos asocian la persistencia de la
situación económica general a la continuidad del gobierno saliente, y votan en
consecuencia. Así mismo, los trabajos de Kinder y Kiewiet (1979) y Álvarez y Nagler
(1998b) indican que la evaluación agregada de la situación económica ejerce una mayor
influencia en la decisión electoral que las condiciones personales del individuo. Este
planteamiento es coherente con la teoría del ‘voto expresivo’ (Buchanan, 1954; Tullock,
1971; Brennan y Lomas- ky, 1993), según la cual la elección estará guiada por la utilidad
personal directa únicamente cuando se percibe que se puede influir de forma relevante en el
resultado electoral, situación poco probable en unos comicios masivos. Así, puede
deducirse la siguiente hipótesis:
En la decisión de voto de los individuos ejerce una mayor influencia la evaluación agregada
de la situación económica que las circunstancias de bienestar personales de cada individuo.
Se debe tener en cuenta que cualquier intento por comprender y analizar la relación entre la
opinión pública, los medios de comunicación y el proceso de paz debería partir de
reconocer que hay elementos coyunturales y estructurales que inciden en la formación de
las actitudes frente al conflicto y el proceso. Estos elementos pueden resumirse en: 1.
Duración prolongada del conflicto, 2. Diversidad interpretativa de la naturaleza del
conflicto, 3. Evolución/estancamiento ideológico de los actores del conflicto, 4.
Polarización política en torno a las soluciones del conflicto, 5.Predominio de medios
privados nacionales en la construcción mediática de la realidad, 6. Creciente movilización
ciudadana en torno a las alternativas frente al conflicto, 7.Variabilidad geográfica del
impacto del conflicto sobre la población, 8. Participación de gobiernos extranjeros en el
proceso de paz, 9. Hermetismo y discreción en el proceso previo a los diálogos y en el
desarrollo de los mismos, 10. Capacidad de generar impacto mediático de los actores
involucrados a través de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.
La noción de paz que respaldan las actitudes ciudadanas quizás esté más orientada a
permitir el regreso de los guerrilleros a la vida civil, buscar las transformaciones para un
orden social y económico más justo, pero sin la posibilidad de que estos sectores
reincorporados participen electoralmente en la disputa por el poder. Una segunda razón
para explicar esa doble tendencia radica en la poca confianza de los encuestados frente a los
compromisos que pueda asumir la guerrilla de las FARC como consecuencia del proceso de
paz.
Sin duda, el plebiscito es una genuina manifestación de democracia directa, es una forma de
votación que también se conoce como la ley de la gente que surge de la necesidad de
legitimar las decisiones gubernamentales y los regímenes políticos sobre la base de la
capacidad de participación política de la ciudadanía, que ponen en la mesa de discusión, la
conveniencia de buscar mecanismos que integren estas formas de democracia a nivel
federal.
Los ciudadanos participen por alguna vía, que les permita controlar esos actos,
reduciéndose por tanto su interacción en asuntos, que pueden ser de naturaleza tal, como la
seguridad pública nacional y estatal, o de impacto diplomático con el subsecuente
compromiso de toda la Nación frente a una situación determinada.
¿De qué manera los medios de comunicación masiva ejercieron influencia sobre los
resultados?
Los acuerdos abarcan sobre la reforma rural, la participación política, el cese al fuego y
hostilidades bilaterales, la solución al problema de las drogas ilícitas, sobre las víctimas y
los mecanismos de implementación y verificación.
La papeleta de votación constó de una pregunta para que los votantes puedan aprobar o
rechazar lo firmado en los acuerdos de paz: « ¿Apoya el acuerdo final para la terminación
del conflicto y construcción de una paz estable y duradera?».
Así lo señalaron los entrevistados por BBC Mundo que apoyaron el Sí y el No en las urnas.
"El No al plebiscito no es un no a la paz, ni se puede considerar así. Hay que hacer una
sumatoria que permita que la terminación del conflicto goce de un mayor respaldo", le
explicó a BBC Mundo Victor G. Ricardo, quien encabezó las negociaciones del gobierno
con las FARC durante el gobierno de Andrés Pastrana (1998-2002).
Pantallazo del desarrollo de las preguntas problematizadoras sugeridas en el debate
grupal y el análisis de cada pregunta en forma colectiva (foro colaborativo)
https://prezi.com/p/rjzhpkdw2ep3/?present=1
Conclusiones
Cruz, Calderón M.P & Rodríguez, Hernández, G (2015) Antología Psicología Política.
Universidad Autónoma del Estado de México. Disponible
en: http://ri.uaemex.mx/oca/view/20.500.11799/33812/1/secme-22223.pdf
Iguarta, J.J. (2015) Capítulo 20. Psicología Social de los medios de comunicación. En
Sabucedo, J.M. y Morales, J.F. (2015) Psicología Social. Madrid, España: Editorial Médica
Panamericana. Recuperado
de: http://bibliotecavirtual.unad.edu.co/login?url=http://search.ebscohost.com/login.aspx?di
rect=true&db=edsmep&AN=edsmep.978.8.49.835931.2&lang=es&site=eds-
live&scope=site
http://www5.each.usp.br/web/images/images/84/disciplinas-de-graduacao/psicologia-
politica-e-politicas-publicas/contribuicoes-para-a-psicologia-politica-latino-
americana_800000007332017091303333201.pdf
URL: http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1900-
23862012000100012&lng=en&tlng=en