Carlos Acevedo
Con este ensayo pretendo reflexionar sobre lo que llamamos “nuestra vida”
porque mientras una persona dice: “Mi vida ha sido muy feliz” otra mas
afirma: “Mi vida ha sido en verdad muy dolorosa”; ¿Qué es lo que determina
que una vida pueda ser feliz o desdichada? ¿Las circunstancias de la vida
determinan nuestro grado de felicidad o de aflicción? Parecería que la respuesta
es que sí, qué los eventos de la vida determinan la felicidad o la desdicha de un
individuo; podríamos afirmar que una persona que tiene una situación
económica resuelta, belleza física, una vida social activa y buena salud es feliz;
mientras que una persona con dificultades económicas, carente de belleza física,
una vida social limitada y mala salud es infeliz; sin embargo, me vienen a la
mente dos casos que no concuerdan con esa explicación:
Estos dos casos son interesantes porque podemos observar en ellos qué el nivel
socio-económico y el contexto de vida de estas dos personas no determinó sus
estados emocionales: La mujer que vivía una situación de pobreza en un medio
sin los servicios sociales mas elementales afirmaba tener una vida feliz, mientras
que el empresario reconocido socialmente qué gozaba de comodidad, lujos,
viajes y salud vivía una vida desdichada. Esto me lleva a preguntarme: Si las
circunstancias de la vida de estas personas no determinaron sus estados
emocionales, entonces, ¿Qué lo hizo?.
“Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o que
habéis de beber; ni por vuestro cuerpo qué habéis de vestir. ¿No es la vida
más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?”
Mientras las personas leemos esto nos decimos a nosotros mismos: “Yo no creo
que lo material se encuentre por encima de la existencia” “Para mí, el dinero no
lo es todo” y cosas por el estilo; sin embargo la prueba fehaciente de que
creemos que lo material se encuentra por encima de nuestra existencia es
nuestra reacción emocional, ya que nuestras emociones son el fruto de nuestros
pensamientos. Basta con ver la reacción que tiene una persona que ha ganado
dinero en un concurso de televisión: grita de alegría, salta y abraza a sus
familiares en una explosión de euforia que no llega a sentir por el simple hecho
de existir.
Este versículo podría estar ilustrado con la mujer indígena que mencioné antes;
una persona capaz de vivir en un estado de regocijo qué no emana de las
condiciones exteriores, sino de su propio Ser.
Después de hacer esta reflexión me vuelvo a preguntar: ¿Qué es eso a lo que le
llamamos una vida feliz o una vida desdichada?