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BENEMÉRITA

UNIVERSIDAD
AUTONÓMA DE
PUEBLA
FACULTAD DE ARQUITECTURA

ASIGNATURA

ARQUITECTURA VIRREINAL
Arq. Rubén García Salazar

TEMA

ABSTRACT
EX CONVENTO DE NTRA. SRA. DE LORETO,
MOLANDO HIDALGO

PRESENTAN:
BAXIN VAUGHAN FRANCISCO JAVIER
VARELA FLORES ISABEL

PRIMAVERA 2009
MOLANGO

Molango es uno de los 84 municipios que integran el estado de Hidalgo y


se sitúa al norte del mismo. Está enclavado en la Sierra Madre Oriental.

Varios cronistas aseveran que Molango y pueblos circunvecinos fueron


fundados por chichimecas, habitados por toltecas, conquistados por
aztecas y repoblados por otomíes, sin precisar fechas ni señalar fuentes
de información. Poca variación ha sufrido el nombre primitivo que no era
sino “Molanco”, que ha sido traducido por varios autores como “lugar
del Dios Mola”; otros, por “el lugar del mole”, ya sea por interpretar el
jeroglífico, o por las raíces “mulli”, mole y “co”, lugar de; no sin
comentarse que por mole no quiere decirse el guiso de chile que se
entiende hoy por tal palabra.

El jeroglífico está formado por una mancha oscura en medio de un


círculo, dibujado imperfectamente, sobre una especie de vasija de poco
fondo, dotada de tres pies. Este dibujo es el que interpretan por un
“molcaxitl” o molcajete, en el que se preparan las salsas de chile.

La palabra Molango presenta diferentes etimologías, referidas por


diferentes autores, por ejemplo: R.A. Gómez “Molango Antiguo” cita:
Molánco o “molcajete”, maíz de mala calidad encontrado por los
chichimecas. Antonio Rafael en “Nomenclatura Geográfica Mexicana”:
palabra de lengua mexicana, “lugar de mole”.

A la llegada de los españoles se sometió al pueblo de Molango, y se le


consideró un pueblo de gran importancia y uno de los más notables de
la Sierra Alta por la existencia en él de un “cu” (templo), dedicado al
numen de Mola. Ya para 1746, los españoles hablaban de Molango: “el
pueblo de Sta. María de Molango, distante de su capital quince leguas al
norte-noreste de ella, tiene Convento de religiosos agustinos, que
también es Priorato con cura de dicha orden para la administración de
cuatrocientas y ochenta familias de indios, que en él se numeran con las
de los barrios sujetos a su Gobierno”.

Molango, por decreto de la Legislatura del Estado, fue erigido en Distrito


el 26 de septiembre de 1871; se formó con parte de los de Huejutla,
Zacualtipán y Meztitlán, desapareciendo como tal para quedar en una
simple categoría de Municipio al entrar en vigor la Constitución de 1917.
El municipio actual está atravesado por la sierra de su mismo nombre,
Molango, la que cuenta con algunas eminencias en las que se hallan
grutas curiosas como la de Tecamachal y la de Mecapala, en el interior
de la cual hay un depósito de agua. En él existen las ruinas de los
pueblos de Cuamila, Acales y Caltempa, además de las de Tuzamapan,
Zolintla, San Juan y Huitzila.

En 1533 llegaron a la nueva España los primeros frailes de la orden de


san Agustín siete años más tarde que los dominicos y nueve años
después que los franciscanos. El grupo estaba formado originalmente
por ocho personas de las cuales solo siete pudieron salir de España, las
mismas que desembarcaron en San Juan de Ulúa el 22 de Mayo, salieron
de Veracruz el día 27 del mismo mes y arribaron a la ciudad de México
el sábado siete de junio. Venia frente a ellos, como prior, Fray Francisco
de la Cruz, quien había sido elegido en la casa de San esteban de Toledo
para este cargo, por lo que abandono el de vicario del convento de
monjas de Madrigal que ocupaba con anterioridad. Sus compañeros
eran fray Jerónimo de San Esteban; fray Juan de San Román, fray Alonso
de Borja, fray Agustín de Gormas, fray Juan Oseguera, fray Jorge de Ávila
y fray Juan de Moya.

En el convento que erigieron en la ciudad de México permanecieron solo


dos, los demás se internaron en los pueblos de naturales alrededor de la
ciudad de México. En tres meses habían cubierto la máxima extensión
territorial que podían llenar los siete, al tiempo que aprendían el idioma
para comunicarse con los indígenas y aprendían de franciscanos
dominicos las costumbres lugareñas y las formas de adoctrinamiento.

Se creó la línea oriental de evangelización Agustina con Atotonilco el


Grande, Metztitlan y Molango, como espina dorsal, lugares donde
habrían de erigirse los esplendidos edificios que todavía hoy podemos
ver. La ruta norte de la expansión de la orden se fundaría unos años más
tarde, en 1537, con Tiriptío como lugar central. Así quedaron abiertas
sus tres vías principales de desarrollo en el territorio de la Nueva
España.

Atotonilco era el único lugar de la zona plana, antes de entrar a la Sierra


Alta, ya había sido ciudad de los aztecas y continuaría como punto de
relación con el centro de México. Fray Juan de Sevilla y Fray Antonio de
Roa, partieron para la Sierra Alta, el mismo año de 1536. Pasando un
año Roa regreso a Totolean, al sentirse incapaz de llevar a cabo su
labor, dadas las enormes dificultades que entrañaba; regresaría un año
después, en 1538, y trabajaría con éxito, desde Molango. Fray Juan de
Sevilla, permaneció en la región y es aceptado que fundó el convento de
Metztitlan.

Ahora bien si atendemos a los estilos arquitectónicos de los edificios


hubo unos que cumplían con las características que ellos habían
acordado pero unos no lo hacían, este desorden terminaría con la
llegada de la traza moderada años después.

Respecto a la región evangelizada por los agustinos en la ruta de la


Sierra Alta, queda claro que fue mucho más extensa que la que
circunscribimos para Metztitlan en 1579. Coincide con la geografía del
Metztitlan prehispánico hasta incrustarse en territorio chichimeco, en la
Sierra Gorda de los actuales estados de Querétaro y San Luis Potosí.

Para el 5 de Septiembre de 1609, los agustinos tomaron de manos


franciscanas posesión de La Alpujarra, Concá, Tonatico y sus sujetos, es
decir, la totalidad de lo que conocemos como la Sierra Gorda de
Querétaro. No deja de ser interesante que en el siglo XVIII, esta sierra
montañosa regresara a la administración franciscana que dejó las cinco
admirables misiones barrocas que aun podemos contemplar. Sin
embargo vale la pena señalar que en la evangelización de esta región,
los agustinos también jugaron un papel de primera importancia.

La obra de la orden de San Agustín en Nueva España estuvo a la altura


de la calidad de sus hombres, seleccionados, según ha quedado
demostrado, de las casas más importantes de España, donde muchos de
ellos ocuparon cargos relevantes ya antes de salir para el Nuevo Mundo.
Sería imposible entender su actuación en otras circunstancias.

Esta iglesia según crónicas antiguas, fue la primera en la sierra y la


primera en ser conmemorada a Santa María, contando con un convento
anexo del que fue primero prior Fray Juan de Sevilla por ser el superior
inmediato del padre Roa, quien al poco tiempo fue nombrado prior
independizándolo de la jurisdicción de Metztitlan, al que antes reconocía.

Algunos autores datan la construcción de la parroquia en el año de


1536, pero esta fecha es una error, pues ese fue el año en que se inicio
la evangelización y según ya se dijo, el padre Roa hubo de retirarse a
Totolalpan, donde permaneció cerca de un año. No regreso a la sierra
sino hasta 1538, fecha que se comprueba con el periodo de 25 años
señalados para su actuación y muerte en 1563.

Según los papeles de la Nueva España, en su tomo I, pagina 114 fray


Antonio de Roa trabajaba especialmente en el convento de Molango en
el año de 1546, fecha que es de aceptarse para la fabrica dl inmueble.

Cuando la iglesia fue erigida en priorato contaba con cuatro religiosos,


tres sacerdotes más y un hermano.

En una carta de 1570 se menciona a Molango como cabecera


eclesiástica administrando a 19 pueblos, además de las tersa cabeceras
subsidiarias de Xochicoatlan con 38 visitas.

Este templo se ha incendiando muchas veces teniendo que repararse


consecutivamente en 1838 después de haber sufrido dos incendios.

EX – CONVENTO DE NUESTRA SEÑORA DE LORETO

Según escritos del catalogo de edificaciones religiosas del estado de


hidalgo. Lo describen de la siguiente manera:

La mesa del altar mayor formada de piedra de cantería, tiene las


dimensiones aconsejadas, sobre su sotabanco se eleva una gradería, en
forma circula y cónica de la misma piedra, bien tallada que termina a 27
pulgadas de altura, donde hay una superficie plana en que se expone el
santísimo Sacramento o se coloca la imagen de María Santísima de
Guadalupe, esta superficie es la base de ocho columnas de piedra de
más de dos varas de altura que sostienen sobre sus cornisas la cúpula
del ciprés sobre cuya extremidad descansa la estatua de la Fe. Toda
esta obre sobre su cimiento esta blanqueada de yeso y dorada en las
molduras.

Hay en el cuerpo de la iglesia otros dos altares, hacia el evangelio, uno


de San Francisco de Sales y otro al opuesto de las Ánimas. Estos altares
están faltos de adorno y mal construidos.

Hacia la puerta principal del lado de la epístola, está el baptisterio que


es una capilla espaciosa de bóveda. La fuente bautismal es de piedra
con su cubierta de madera y su cerradura.
La sacristía es una espaciosa capilla abovedada en la cual se celebra el
Santo Sacrificio cuando se carece de iglesia por incendio o porque se le
muda la cubierta.

Contiguas a la iglesia, del lado de la epístola están las hermosas ruinas


del antiguo convento de agustinos, parte en ruinas que están cubiertas
de tejamanil, y en la parte alta se encuentra establecida la escuela de
primeras letras, la cual da paso al coro, los bajos de este mismo edificio
sirven para una cátedra de gramática latina y para la escuela de música.
Se conservan unos arcos de piedra de cantería en que aparecen muy
bien representados figuras de ángeles y lo instrumentos de la pasión, y
algunas paredes y bóvedas han resistido perfectamente la acción del
tiempo y del abandono.

Queda en el ángulo NE, una pequeña capilla abierta de las llamadas


osas que abovedada y con capitel se encuentra en ruinas. Cerca de la
entrada poniente que es la principal, una monumental espadaña
compuesta de seis arcadas. La fachada principal consta de un grueso
muro liso que remata con un tímpano triangular que revela las dos
aguas de la cubierta, encontrándose al centro de la portada con una
rosa en la parte alta.

Encuéntrese a la puerta de entrada una arcada de medio punto que


remeda un arco abocinado como en el estilo románico pero el ornato,
constituido por hojas flores, perlas y al intradós una serie de ángeles de
cuerpo completo, al igual que en las impostas y en las basas, muestra el
estilo plateresco. Hay un alfiz formado por columnillas abalaustradas
platerescas que soportan un cornezuelo de molduración ojival, y por
ultimo sobre un fondo liso se destaca un ojo de buey con tracería en
arco de circulo a la manera de hojas con las zonas cubiertas de ornato
constituido por querubines perlas y hojas de vid que vuelven a mostrar
el estilo plateresco. La fachada del convento es de dos pisos y prolonga
el muro liso de la iglesia ostentando alteraciones que la han desfigurado
totalmente, siendo lo peor del conjunto el agregado ridículo de la torre
posterior en la que se halla el reloj.

Se ilumina la nave por las altas ventanas de medio punto y una ventana
ajimezada con dos arcadas de medio punto que descansan en
columnillas con base y capitel ornamentados, al igual que las molduras
del alfeizar y que se encuentra entre los dos arcos torales cercanos al
presbiterio.

El templo es de mampostería, techo de lámina y piso de losas de


cantera, ve al poniente y es de una sola nave con cuatro arcos que se
corresponden entre sí distribuidos convenientemente. El presbiterio se
encuentra sobre un basamento de mampostería la cual da acceso una
escalinata de cantera de cinco escalones. El atrio esta circundado por
muros de mampostería que sirven de sostenimiento y contención, pues
el predio esta en un desnivel.

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