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El redescubrimiento del

ORIENTE PRÓXIMO y
EGIPTO antiguos
La aventura de la
Historia en Oriente
Joaquín María Córdoba Zoilo
Egipto. Mito y
redescubrimiento
Covadonga Sevilla Cueva
Fascinación europea
Joaquín María Córdoba Zoilo

En el curso del siglo XVIII, y sobre todo durante el XIX,


Europa se sintió profundamente interesada por los pueblos
de Oriente. La expedición napoleónica de 1798 y la
competencia franco-británica abrieron el camino. El
desciframiento de los jeroglíficos y de la escritura
cuneiforme y las excavaciones arqueológicas trajeron a la
actualidad el mensaje y la realidad de una historia compleja,
rica y sorprendente. Nacía así una nueva Historia
DOSSIER

La aventura de la
Oriente en busca de fortuna o ejercien-
do misiones diplomáticas. Entre los pri-
meros, hay que recordar al alemán Le-
onhard Rauwolf, que viajó por Palestina,
Siria, Mesopotamia y otras regiones en-

Historia en Oriente
tre 1573 y 1575, ejerciendo como mé-
dico que era y realizando curiosas ob-
servaciones, como la dedicada a la céle-
bre zigurat de Aqar Quf, erróneamente
identificada con la misteriosa torre babi-
lónica de la Biblia.
Se descubren las Más lejos aún irían otros dos viajeros no-
tables de comienzos del XVII, el italiano
antiguas ciudades de Pietro della Valle y el español Don Gar-
cía de Silva y Figueroa. El primero, buen
Mesopotamia, se conocedor de Irán, en diciembre de
1616 visitó con interés la región de Ba-
descifra el cuneiforme y bilonia, suponiendo que la gigantesca
masa de la terraza artificial de adobe
nace una ciencia nueva, –siglos después, Robert Koldewey de-
mostraría que era uno de los palacios de
la Asiriología que, a la de la ciudad– era la tan buscada torre de
Babel.
par que la Egiptología, Don García de Silva y Figueroa, embaja-
dor de Felipe III de España ante el sha
reescribe la historia Abbas el Grande, un adelantado a su
tiempo por su forma de pensar, su con-
remota del mundo ducta y su calidad humana, ignorado en-
tre la pléyade de aventureros, agentes y
embajadores presentes entonces en la
Joaquín María Córdoba Zoilo corte de Irán, fue realmente el primero
Profesor Titular de Historia Antigua en comprender la realidad de Persépolis,
Universidad Autónoma de Madrid en señalar los signos cuneiformes como
verdadera escritura y en redactar uno de

M
UCHO ANTES DE QUE, A MEDIADOS Arriba, caballo, grandes distancias a través de regiones po- catastrófica sería la destrucción del sistema de re- Arriba, Baalbek ( D. los más interesantes y comprensivos libros sobre el
del siglo XIX, comenzaran a producir- reconstrucción de co habitadas, nómadas o campesinos poco amisto- gadíos y la eliminación de la población rural, por- Roberts, 1843). En la Irán de la época y sus peculiares costumbres.
se los revolucionarios hallazgos de las la puerta de sos, situaciones climáticas extremas.... Los pocos que así se hizo imposible cualquier intento de re- portadilla, toro asirio A finales del mismo siglo, el alemán Engelbert
grandes capitales asirias; mucho an- Jorsabad, Asiria, curiosos que buscaban referencias del pasado lo cuperación. Y en el curso del siglo XVI, la conquis- y el rey Sargón con Kämpfer copiaría en Persépolis largos fragmentos
tes de que los signos cuneiformes pudieran ser des- (por Thomas). hacían todavía, claro está, a través de sus lecturas ta turca de la región no significaría mejora alguna, un oficial (por de inscripciones, tratando de descifrarlas sin éxito.
cifrados, revelando historias olvidadas de monarcas Abajo, entrada al religiosas –pues las fuentes clásicas eran de limita- sino, bien al contrario, el inicio de una era marca- Flandrin); grupo de Él, antes que Thomas Hyde de Oxford, hablaría de
persas, guerreros asirios, legisladores babilonios o templo asirio de do acceso–, y las colinas mesopotámicas, por gran- da por un dominio aplastante y la conversión del árabes con las cunaetae, cuñas, para referirse a esta extraña es-
héroes sumerios; mucho antes de que naciera una Nimrud (por des que fuesen, difícilmente podían asociarse con país en campo de batalla entre turcos y safávidas pirámides al fondo critura. Era la que hoy llamamos cuneiforme, la que
historia nueva y los museos de París, Londres o Layard). las rutilantes ciudades de Assur, Nínive, Babilonia, iraníes. (por D. Roberts). había permitido expresarse a los antiguos Imperios
Berlín mostraran orgullosos lo mejor de lo hallado tal y como venían descritas en los textos de la Bi- Por esas fechas, numerosos europeos llegaron a de Oriente.
en Kalhu, Dur Sarrukim, Babilonia, Assur, Susa, blia. Un temprano viajero de Occidente, célebre por
Persépolis o Hattusa; mucho antes de haber sido el primero conocido en dejar memoria
todo eso, el recuerdo difuso de un Orien- escrita de su viaje, fue Benjamín de Tudela, rabino García de Silva descubre Persépolis
te lejano, el silencio de las ruinas y la in- español que entre finales de los sesenta y comien-

G
mensidad de las llanuras había atraído zos de los setenta del siglo XII peregrinó por Pales- arcía de Silva y Figueroa (Zafra, 1551-1623) fue el primer viajero que episcopales, estaba otro personaje en pie, del mismo traje y autoridad del
la curiosidad viajera de gentes singula- tina, Siria, Egipto, Mesopotamia y otras regiones de aportó a Europa noticias precisas de la olvidada civilización persa, que estaba sentado. El uno y el otro tenían grandes barbas, que les llega-
res. Por fuerza, sus trabajos y aventuras aquel entorno, haciéndose eco –junto a los datos contenidas en su diario, redactado con motivo de su embajada ante la ban muy abajo de los pechos, con el cabello de la cabeza crecido, que les
constituyen las primeras páginas de la que más le interesaban: el estado, número y bie- corte del Sha, representando a Felipe III. Parte de esas anotaciones está con- cubrían las orejas, toda la cerviz y parte del cuello posterior... Tenían bo-
Historia académica o literaria del redes- nestar de las comunidades judías que visitaba– del tenida en los Comentarios a mi embajada a Persia, cuyo manuscrito -pro- netes redondos y bajos en las cabezas y vestían unas grandes ropas que les
cubrimiento del Oriente antiguo. aspecto y entorno de lugares tales como Baalbek, bablemente, no el original- se encuentra en la Biblioteca Nacional de Madrid. llegaban a los pies, muy anchas y con muchos pliegues, no del todo dife-
Palmira, Nínive, Babilonia o la zigurat arruinada de Entre las muchas cosas interesantes del libro, su capítulo VI describe rentes a las togas y ropaje antiguo de los romanos, y más propiamente co-
Reabriendo los caminos Borsippa –que describió tal y como aún se ve: unas maravillosas ruinas que identifica -con toda propiedad, como se de- mo las de los magníficos y senadores de Venecia: con larguísimas mangas
En época medieval, el viaje a Oriente “hendida por el fuego de Dios”–, confundiéndola mostraría más tarde- como Persépolis. Entre las descripciones, resulta no- y tan anchas de boca que les llegaban a las rodillas..."
solía estar determinado por razones reli- con la mágica torre de Babilonia. table por su precisión la de un relieve que se ha querido identificar con la Las precisas informaciones y sus dibujos tardaron mucho en llegar a Es-
giosas las más de las veces, aunque se Pocos años después, en 1285, Hulagu y sus representación de Darío I: "Entre la variedad de imágenes y formas de ellas paña, pues García de Silva falleció al regreso de su embajada, a la altura de
conozcan expediciones comerciales o di- mongoles atacaron Bagdad y ejecutaron al último que aquí se pudieron notar, fue un muy venerable personaje sentado en un Luanda. Las descripciones de Engelbert Kämpfer y los dibujos de Cornelius
plomáticas. Las condiciones solían ser califa abbasí. La destrucción de Bagdad, de sus alto escaño o silla, a las espaldas de la cual, que tenía un descanso o es- de Bruin, un siglo posteriores, pondrían de manifiesto la precisión de las
extremadamente dificultosas: desplaza- monumentos, bibliotecas y moradores, fue desas- paldar más levantado del medio, en figura piramidal como las cátedras observaciones y apuntes del embajador de Felipe III.
mientos muy lentos a lomos de asno o trosa para la cultura y la Historia; pero todavía más

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El siglo XVIII marca un cambio notable en la Comenzaba la carrera colonial que había de ter- los últimos en usarla, evidentemente los persas.
conducta y los intereses de los viajeros europeos en
Adolfo Rivadeneyra llega a Babilonia minar en el reparto sancionado por el acuerdo de
Mapa de la zona,
con las principales Escogió la más sencilla de las tres, que supuso
Oriente. Porque el espíritu de la Ilustración marcó M. Sykes y G. Picot en 1916 y la Declaración Bal- excavaciones, la desarrollada para aplicar a la lengua persa. Poco

A
también a la mayor parte de los que allí se aventu- dolfo Rivadeneyra (1841-1882) era hijo del famoso Manuel Rivadeneyra, edi- four de 1917. Y comenzaba, también, la recons- fechas y nombres a poco, utilizando numerosos estudios sobre el per-
raron. Una orientación científica variada y constan- tor de la Biblioteca de Autores Españoles. Educado en Madrid, Francia, Bélgi- trucción del Oriente islámico con estereotipos, de sus impulsores. sa antiguo y medio, las titulaturas de los reyes y sus
te, un deseo de conocer las gentes y su entorno, un ca y Alemania, poseía un especial don de lenguas para los idiomas antiguos y fronteras imaginarias y perversas deducciones que nombres –repetidos a lo largo del tiempo–, actuan-
ánimo de abrir fronteras al comercio y a los inter- modernos. Diplomático, sirvió a su país en Líbano, Ceilán, Egipto, Irán y Singapur, en- han producido tantos desencuentros y conflictos a do como en un rompecabezas, consiguió alcanzar
cambios humanos resulta patente en la vida y las tre otros destinos. Aprovechando las contingencias de su servicio, publicaría dos de lo largo de todo el siglo XX. el valor de los sonidos, obteniendo una lectura co-
obras de gentes como Karsten Niebuhr, A. Michaux los libros de viaje más interesantes del siglo XIX, fruto de los viajes hechos de Ceilán A comienzos del siglo XIX, publicado en los ana- rrecta de hasta un tercio de los treinta y seis ca-
o del conde de Volney. a Damasco y por Irán. En el primero de ellos narra emocionado la llegada a Babilo- les de la Academia de Ciencias de Göttingen, apa- racteres de la escritura cuneiforme persa. La puer-
nia, en julio de 1869: reció un trabajo firmado por Georg Friedrich Grote- ta al pasado empezaba a abrirse.
La magia de las inscripciones “A los pocos minutos atravesé dos arroyos que allí se unen para entrar en el Éu- fend. Partiendo de las láminas con inscripciones
En 1761, Federico V de Dinamarca envió una frates, y luego, salvando los declives que estrechan la hoya en un foso, todos a una se- publicadas por Karsten Niebuhr, y escogiendo la El retorno de la vieja Historia
expedición a Oriente –de la que formaba parte un ñalaron un gran montículo que enfrente de mí, a lo lejos, se alzaba; y repetidas voces inscripción trilingüe de Darío, Grotefend pensó que La campaña de Francia en Egipto había abierto
matemático llamado Karsten Nieubuhr–, con la mi- exclamaron: ¡Babel!, ¡Babel! el desciframiento debía empezar por la lengua de los ojos a las potencias. La Compañía de Indias bri-
sión de visitar Egipto, Palestina, Siria y Arabia. La A tales voces, electrizado por el recuerdo, veo levantarse las gigantescas murallas,
muerte sucesiva de los miembros de la expedición las enormes fortalezas que ciñen la ciudad de Belo: oigo resonar las herramientas de
–el filólogo, el naturalista, el médico, el artista– le dos millones de artífices, atareados en los templos, en los palacios de Semíramis;
aquí construyendo puentes, galerías subterráneas; allí levantando o desviando las A N AT O L I A MAR
aguas del río; por todas partes afanándose en labrar figuras destinadas a perpetuar la
fama de los babilonios, sus riquezas, sus héroes y sus dioses... Entra Nabucodonosor
CASPIO
arrastrando reyes, pontífices y profetas... ¡Azares de la fortuna...! Llegan las embesti- Hattusa
das de Ciro; ya se acercan, entronizadas, las iras devastadoras de Darío y Jerjes... Las Hattusa. 1906, H. Winkler
y Th. Macridi Bey Nínive. 1847,
nubes de arqueros partos, las estrepitosas correrías de los mahometanos, persas, tur- A. H. Layard
cos, acaban por arrasar del todo lo que aún subsistía de vida en este suelo, ayer rico MITANI
y próspero; hoy pobre y sin ventura” Samál
Karkemis Dúr Sarrukin
(A. RIVADENEYRA.- Viaje de Ceilán a Damasco, Laertes, Barcelona, 1988, p. 78) Tell Halaf
ORO A Nívine
Balawat
lt

MAR MEDITERRÁNEO
a IRÁN
largo y completo, llegado a Europa. Y como no po-

NTE S
Arriba, Acceso a uno Kalhu. 1845,
M Kalhu
de los túneles de día ser menos, los primeros intentos de descifra- Ugarit Ebla ÉUFR es
op
A. H. Layard
AT

TI
Kuyunjik (por miento produjeron versiones realmente sorprenden-
tes por lo desatinadas. Pero era inevitable, porque ot Assuri
Cooper). Abajo, una
am G
de las ruinas con las faltaba cualquier elemento de comparación, cual- Biblos
R

ES
Palmira
que los viajeros de quier extremo del necesario hilo de Ariadna. FENICIA
ia

IS
Nuzi
comienzos del Notable también por sus escritos de viaje –pu- Mari
siglos XIX blicados en 1787– y por sus reflexiones filosóficas DAMASCO
pretendieron despertadas por la visión majestuosa de las ruinas Sidón
identificar la mítica de Palmira (1791) sería el conde de Volney. Pero ACAD

N
Tiro
poco después, la expedición napoleónica a Egipto y

JORDÁ
Torre de Babel.
la publicación de sus resultados cambiarían nota- BABILONIA Nippur
blemente las conductas y las formas de ver de los Borsippa SUMER
dejó solo, pero lejos de amilanarse continuó su via- europeos en Oriente, despertando al tiempo en los Persépolis. 1931,
JERUSALÉN Girsu E. Herzfeld
je alcanzando la India y a Europa en 1767, a tra- Gobiernos –particularmente, en los de Francia e In-
Uruk
vés de Omán, Irán, Mesopotamia y Anatolia. Su re- glaterra, en perpetua pugna por la hegemonía– el Mar
Muerto
lato, publicado luego en varias lenguas, mostraba deseo de ganar parcelas de influencia, mercados a
PA L E S T I N A Mari. 1933, Ur
inusitado interés por el comercio, las técnicas arte- sus productos y reconocimiento mundial de su
A. Parrot Baja Mesopotamia
sanales, la geografía y la agricultura, las costum- grandeza.
bres y los monumentos de la Antigüedad. Notables DESIERTO
son sus observaciones sobre las pirámides de Egip- SINAÍ ARÁBIGO
to o sobre las ruinas de Persépolis, donde una es- GOLFO
tancia de tres semanas le permitiría realizar planos ARÁBIGO
y copias excelentes de inscripciones, que serían
luego la primera llave del desciframiento.
El interés por la antigua y misteriosa escritura no
hacía sino crecer. En 1786, un botánico francés
volvía a su país después de una estancia en Orien-
te, a donde había ido llevado de su curiosidad y su MAR

Mapa: Juan Sebastián


estudio, acompañando al cónsul en Irán. Traía con- ROJO
sigo una pesada piedra grabada y con bajorrelieve, Ebla. 1964-1974, Babilonia. 1899,
encontrada al sur de Bagdad. P. Matthiae R. Koldewey
En lo sucesivo sería conocido como el guijarro
Michaux. Se trataba del primer texto cuneiforme,

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DOSSIER

tánica y los Ministerios correspondientes se apre-


suraron a inaugurar delegaciones y consulados en Falsificaciones en Hamadán La prensa escrita de Europa, con su amiga de Layard en Kuyunyik: allí encontraría lo
que Botta no pudo hallar. Y entre 1847 y 1852 lle-
las capitales más importantes del Oriente bajo ad- recién adquirida capacidad de difusión y garon a Londres los relieves y esculturas que for-

U
ministración turca: Alepo, Damasco, Mosul, Bag- no de los viajeros y pintores más curiosos de los que surcaron las rutas de man el grueso de una colección excepcional.
dad, Basora y otras ciudades comenzaron a contar
en su parva colonia europea, con los representantes
Oriente durante el siglo XIX fue Eugéne Flandin (1803-1876). Adscrito a la
embajada remitida al sha de Persia, realizó junto a P. X. Coste un largo viaje
comunicación, prestó a la hazaña Layard volvió a Inglaterra en abril de 1851, de-
jando en su puesto al iraquí Hormuz Rassam. Con-
comerciales y diplomáticos que allí defendían los
intereses de sus respectivas naciones.
por Irán en el curso de los años 1840 y 1841, fruto del cual sería un libro excelente
y una portentosa colección de láminas. Estando en Hamadán, Flandin supo de una
francesa un impacto notable, que los tra todo pronóstico abandonó para siempre las ex-
cavaciones en beneficio de una carrera en el servi-
Como el tiempo libre era mucho y la afición a las
antigüedades muy común, inmediatamente comen-
verdadera industria de la falsificación:
“Los judíos fabrican allí una inmensa cantidad de monedas griegas y sasánidas.
británicos estaban obligados a equilibrar cio exterior. Su renuncia no tenía que ver con ello
pero, aunque nadie lo barruntara, la primera etapa
zaron a ofrecerles cuanto aparecía aquí y allá: un Sobre todo aquellas que llevan la efigie de Alejandro o Ardesir y son muy comunes” de hallazgos y descubrimientos estaba a punto de
resto, un topónimo, una leyenda... Claudius James …“Se han puesto a fundir y a reproducir facsímiles de las encontradas en el suelo todo el mundo antiguo que hasta ese momento só- Abajo, izquierda, terminar. Lo mismo que él, pero por otras razones,
Rich, cónsul en Bagdad y residente de la Compañía (en obras de aterrazamiento). Se me ha dicho que las exportan incluso para los co- lo los franceses de Botta habían encontrado. Paul-Emile Botta P. E. Botta se vería relegado a destinos secundarios
de Indias desde 1807, sería el primero en trazar leccionistas de Europa”. Inmediatamente, entró en contacto con Henry C. (Champmartin’s, que sobrellevó amargado, lejos de sus rutilantes
planos de las ruinas de Babilonia, intentando ver (E. FLANDIN Y P. X. COSTE, Voyage en Perse (2 vols.), París, 1851, vol. I, p.383.) Rawlinson, representante británico en Bagdad des- 1840, M. Lovre, descubrimientos. Un cruel Gustave Flaubert le evo-
en ellas el recuerdo de la vieja capital. Pero tam- de 1843, antiguo oficial del ejército inglés en la In- París). Centro, caría en sus notas de viaje, cuando en 1850 se be-
bién visitó y dibujó planos de Birs Nimrud en el dia, miembro de los servicios de información y po- Henry C. neficiaba de la hospitalidad del entonces cónsul
Sur, o Nimrud y Mosul en el Norte, acompañado Personajes asirios que suponía, con error, Nínive. La importancia po- líglota notable –autor de la mejor versión inglesa de Rawlinson, en 1850 francés en Jerusalén.
por su secretario Bellino, asiduo corresponsal de G. esculpidos en una lítica y cultural del descubrimiento –no era Nínive, Las mil y una noches– dedicado entonces, como (Thomas Phillips).
F. Grotefend. La casa de Rich sería hogar de mu- pared pétrea de como luego se demostraría, sino la capital de Sar- otros muchos en Europa, al intento de descifrar el Derecha, extracción Guerras, abandonos, desciframientos
chos viajeros británicos de entonces –como James Bavian. Layard está gón, Dur Sarrukim– hizo que los Ministerios se vol- cuneiforme y las lenguas escritas con este sistema. de uno de los toros La Gran Partida jugada entre las potencias por el
Buckingham o Robert Ker Porter, autor de excelen- representado en caran en la dotación de medios económicos, facili- H.C.Rawlinson respaldó el trabajo de su compatrio- alados de una sola reparto de las colonias y las zonas de influencia es-
tes acuarelas de Irán y Mesopotamia–. A su muerte posición acrobática, tando además a Botta la incorporación del pintor y ta y preparó el traslado a Gran Bretaña de los mo- pieza hallados por tá en el origen de la Guerra de Crimea. Entre 1853
en Shiraz, en 1821, la curiosidad sobre la antigüe- examinando de dibujante Eugène Flandin. numentos y esculturas rescatados. Layard en Nimrud. y 1856, Francia e Inglaterra se enfrentaron a Rusia
dad oriental despertaba ya un interés oficial. Su co- cerca los relieves. Años después, Victor Place volvería a abrir el ya- Además de su éxito en Nimrud, la fortuna sería en una guerra extremadamente sangrienta, llevada
lección de antigüedades e inscripciones formaría el cimiento de Jorsabad, multiplicando por mil lo ha-
núcleo inicial de las antigüedades mesopotámicas llado en tiempos de Botta. Con él fue Gabriel Tran-
del Museo Británico. chand, autor de las primeras fotografías tomadas Los grandes descubrimientos
En 1842, Francia abría en una excavación y acaso de
una delegación diplomática las primeras hechas en Orien- 1618. García de Silva y Figueroa, Sarrukin, la capital de Sargón II. 1888. Los alemanes Hu-
en Mosul. El designado para te. Lástima que el metódico y embajador de Felipe III ante el sha 1845. El británico Layard descu- mann y Von Luschan descu-
ostentar la representación se- ejemplar trabajo de V. Place Abbas el Grande, identifica Persé- bre al sur de Mosul la ciudad asiria bren Zincirli y la cultura lu-
ría Paul-Emile Botta, un se viera desmerecido por la polis. Sugiere que los signos cunei- de Kalhu. vio-aramea.
hombre de probada experien- accidental pérdida de sus ha- formes habían sido una escritura. 1847. El mismo Layard identifica 1889. Los norteamerica-
cia en Oriente, adquirida du- llazgos en el Tigris. 1751. Wood y Dawkins visitan a las ruinas de Quyunyik como las nos Hilprecht y Haynes des-
rante el largo tiempo vivido La prensa escrita de Europa, Palmira y su libro Las ruinas de de Nínive. cubren la ciudad santa su-
en Egipto y Yemen. Jules con su recién adquirida capa- Palmira (1753) inicia el redescu- 1852. El francés Place reanuda meria de Nippur.
Mohl, secretario de la Socie- cidad de difusión y comuni- brimiento de la ciudad. los trabajos de Dur Sarrukim y am- 1897. El francés Morgan
dad Asiática Francesa, que cación, prestó a la hazaña 1752. Los filólogos Barthelémy y plía lo conocido del palacio y capi- comienza el gran proyecto de Susa. vieja capital de Assur. Mejora de la
había leído los informes de francesa un impacto notable, Swinton descifran el alfabeto palmi- tal de Sargón. Se descubren importantes monu- metodología de trabajo y documen-
Rich sobre Nínive y conocido que los británicos estaban riano. 1857. Hinks, mentos (Estela de Naram Sin, Có- tación.
la colección depositada en obligados a equilibrar. Un 1770. El danés Niebuhr copia las Oppert, Rawlin- digo de Hammurabi). El sistema 1906. En Bogazköy, Anatolia, la
Londres, animó a P. E. Botta viajero y aventurero inglés, inscripciones cuneiformes de Per- son y Talbot ve- de trabajo resulta lesivo para la do- misión germano-turca de Winckler
a indagar en busca de la vie- Austen Henry Layard, mucho sépolis y establece la base del des- rifican el desci- cumentación. y Makridi Bey descubren Hattusa,
ja capital asiria. Así lo haría tiempo residente en Irán ciframiento. framiento de la 1899. La Sociedad Orientalista capital del Imperio hitita, sus archi-
el flamante cónsul a poco de –protagonista de sorprenden- 1802. Grotefend establece el tri- escritura cunei- Alemana inicia el proyecto de Babi- vos y una nueva lengua escrita en
su llegada, excavando con es- tes episodios en el corazón lingüismo de las inscripciones forme y de la lonia, dirigido por Koldewey. Hasta cuneiforme: el hitita, lengua indo-
casos resultados en la colina del Luristán– y que había re- aqueménidas y descifra parte del antigua lengua asiria. 1914. Se descubren grandes tem- europea.
de Kuyunyik, al otro lado del corrido Palestina, Siria e alfabeto cuneiforme usado para el 1859. J. Oppert decide que los plos, palacios y monumentos como 1908. En Yerablus, el británico
Tigris. Iraq, supo ganarse la confian- persa antiguo. acadios no fueron los inventores de la Puerta de Istar. Se impone en las Hogarth desubre la capital luvita de
A finales de marzo de za del embajador británico en 1811. Rich, residente británico en la escritura cuneiforme. excavaciones la más rigurosa meto- Karkemis.
1843, frustrado en sus ex- Constantinopla, Stratford Bagdad, levanta los primeros ma- 1872. El filólogo G. Smith descu- dología. Se descubren la realidad y 1911. En las fuentes del Habur, en
pectativas, envió a algunos Canning. Con medios econó- pas y planos de las ruinas que iden- bre, en una tablilla hallada en Níni- problemas de la arquitectura de Siria, el alemán Von Oppenheim
de los suyos a buscar en la al- micos que puso a su disposi- tifica con Babilonia. ve, la más antigua versión del Dilu- adobe. descubre en Tell Halaf una capital
dea de Jorsabad, a unos die- ción y con su respaldo diplo- 1812. El suizo Burckhardt visita vio Universal. 1902. Koldewey localiza las rui- aramea y la evidencia cerámica de
ciséis kilómetros al noreste mático Layard se dirigió a Petra y señala la 1877. E. de Sarzec descubre en nas de Borsippa. Su gigantesca to- una cultura prehistórica de notable
de Mosul, aceptando los in- Mosul y, tras algunas investi- existencia e im- Tello la ciudad de Girsu y la cultura rre –considerada durante años co- importancia: la cultura Halaf.
formes que le daban. Y acer- gaciones menores en Kuyun- portancia de sumeria, con sus inscripciones y mo la de Babel– es identificada co- 1912. El alemán Jordan, jefe de la
tó. El 5 de abril enviaba a Ju- yik y Bavian, marchó a Nim- sus ruinas. monumentos. mo la del famoso templo del dios misión en Babilonia, abre un nuevo
les Mohl y a la Academia ins- rud a fines de noviembre de 1843. Botta 1878. El iraquí H. Rassam en- Nabu. proyecto en Warka. Verifica la re-
cripciones que confirmaban 1845, comenzando de inme- descubre las cuentra al sureste de Nínive las 1903. El alemán Andrae excava en mota antigüedad de la ciudad, lla-
el hallazgo del primer palacio diato a recuperar los primeros ruinas de Dur Puertas de Balawat. Qalat Sherqat, identificada como la mada Uruk.
asirio, de una gran capital relieves asirios, esculturas y

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DOSSIER

Se ponía en
Egipto, mito y
a cabo con notable incompetencia por
uno y otro de los bandos contendientes.
Además de las pérdidas humanas y la evidencia que
inseguridad generalizada, la guerra con-
geló los proyectos de investigación en muchos de los

redescubrimiento
Oriente. Incluso era difícil conseguir un
barco que fuera hasta Basora para reco- mitos bíblicos se
ger las antigüedades acaparadas por
franceses e ingleses. habían inspirado
Integrado ya en el Ministerio de Asun-
tos Exteriores, A. H. Layard sería testigo en tradiciones
de las batallas en Crimea y del asalto a La cultura egipcia nunca desapareció de la memoria
Sebastopol. Sorprendido por la incapa- mesopotámicas
cidad militar de los mandos y la inten- europea. Creada y recreada a través de los tiempos, se
dencia británicos, horrorizado por la si- varias veces
tuación sanitaria y los sufrimientos inú- constituyó en un mito que aún perdura
tiles de los soldados, a su vuelta a In- milenarias
glaterra atacaría en el Parlamento el sis-
tema de provisión de los mandos, en
manos de una cierta nobleza, enfrentán-
dose por ello con el conservadurismo
propio de la Cámara y el rencor del pri-
mer ministro, Palmerston.
Las circunstancias, pues, debieron
ayudar a que entonces llegaran a puerto
los intentos de desciframiento. Tras mu-
chos tanteos de H. C. Rawlinson, del ir-
landés E. Hincks –por el que Rawlinson
sintió una innoble envidia y antipatía–,
del francés Jules Oppert y de otros, se conseguiría Arriba, Austen H. tradiciones mesopotámicas varias veces milena-
al fin descifrar la lengua principal de las inscrip- Layard, vestido de rias. La segunda, que cuanto más se avanzaba en
ciones conocidas: el asirio. La prueba colectiva pro- bakhtiyari, según la publicación y en los hallazgos se imponía una
puesta por la Sociedad Asiática de Londres en una acurela hecha revisión total de la perspectiva académica de la
1857 sería la muestra palpable. A partir de enton- en Constantinopla, historia antigua, refugiada en la supuesta superio-
ces, las inscripciones de los palacios y estelas, o en 1843. Abajo, ridad clásica o en la inmutabilidad del referente
las tablillas de los archivos, permitían conocer una transporte por el religioso.
historia ignorada, grandiosa y muy superior a lo río de uno de los Durante el último tercio del siglo XIX, superadas
imaginado, en cuyos mitos y comportamientos los toros colosales ya las secuelas de la Guerra de Crimea y, poco des-
herederos del mundo greco-romano encontraban un extraídos por pués, las del conflicto franco-prusiano de 1870-
nuevo antepasado. Layard en Nimrud y 71, sobrevendría una nueva oleada de interés por
El desciframiento de la lengua asiria y la escri- que terminarían en Oriente. Entre 1877 y 1901, un vicecónsul de
tura cuneiforme tendría algunas consecuencias Gran Bretaña. Francia destacado en Basora iniciaría los trabajos
inesperadas. La primera, la evidencia de que mu- en las desoladas llanuras mesopotámicas, en un lu-
chos de los mitos bíblicos se habían inspirado en gar llamado Tello. Sus inauditos esfuerzos y sacrifi-
cios se verían recompensados con el descubrimien-
to de un pueblo y lengua mucho más antiguos de
lo hasta entonces conocido: los sumerios. Y con
ellos, el origen último de la escritura.
Poco después, un grupo estadounidense iniciaría
sus trabajos en Nippur, la ciudad santa de los su-
merios y, a finales de siglo, la Sociedad Orientalis- Covadonga Sevilla Ramsés II en su náticos, perdiéndose definitivamente todo lo que se
ta Alemana encargaba al arquitecto Robert Kolde- Profesora Titular de Historia Antigua carro de guerra, había salvado del desastre del año 47 a.C.
wey el proyecto de descubrir y estudiar Babilonia. Universidad Autónoma de Madrid dispara su arco En el año 313, el emperador Constantino pro-
Allí se produciría lo que se ha llamado el segundo contra los hititas mulga un decreto por el que se permitía la libertad

E
descubrimiento de Mesopotamia: fueron los estu- N EL AÑO 47 A.C. SE INCENDIÓ LA (por Ippolito de cultos dentro del Imperio romano. En Egipto, el
diosos alemanes de R. Koldewey y sus discípulos, Biblioteca de Alejandría a consecuencia Rosellini, cristianismo ya contaba con muchos adeptos; en
como W. Andrae, quienes desvelaron los misterios de la conquista de la ciudad por Julio Cé- Monumenti todo el valle del Nilo se construyen y habitan mo-
de la antigua arquitectura de adobe, su excavación sar. Entre los cerca de 700.000 volúme- dell’Egitto e della nasterios y eremitorios y ya eran escasos los cre-
y su documentación. Para entonces, los museos y nes con que contaba, había libros sobre la historia Nubia). Rosellini yentes en las ancestrales divinidades faraónicas. El
las universidades europeas sabían ya de una cien- y la cultura del país, escritos por egipcios. Existían fue discípulo de edicto de Teodosio I, en el 391, prohibió el culto en
cia nueva, la Asiriología, que a la par que la Egip- duplicados que se guardaban en la biblioteca del Champollion y el todos los templos paganos: fue el golpe definitivo a
tología venía a escribir de nuevo la realidad de la templo de Serapis en la misma ciudad, que serán primer egiptólogo la antigua religión y a la vieja cultura pues, con los
Historia más remota del mundo. destruidos a su vez en el año 391 por cristianos fa- italiano. santuarios, se cierran sus escuelas de escribas. Por

8 9
DOSSIER

tanto, los pocos que aún sabían leer y escribir los


caracteres jeroglíficos y hieráticos fueron dispersa-
La profecía de Hermes Trimegisto
dos. En torno al 450, no sólo no quedaba nadie que

T
pudiera leer o comprender los textos del Egipto an- MAR MEDITERRÁNEO iempos vendrán en los que parecerá que los egipcios hayan honrado en vano
tiguo sino que, además, había desaparecido cuan- a sus dioses (...) Regresarán a su cielo, abandonarán Egipto (...) Y entonces
to habían escrito de sí mismos los propios egipcios. esta tierra tan santa, patria de santuarios y templos, quedará enteramente cu-
Entre los siglos IV y VII el país, bajo la órbita po- Alejandría Rosetta Port bierta de sepulcros y de muertos. ¡Oh Egipto, Egipto! Sólo fábulas van a quedar de tus
lítica del Imperio bizantino, recibió la visita de pe- Said cultos, y ni siquiera tus hijos creerán más tarde en ellas. No sobrevivirán más que pa-
regrinos deseosos de conocer los lugares mencio- Bajo Egipto labras esculpidas sobre las piedras que relatan tus piadosas obras... Sin dioses y sin
nados en el Antiguo y el Nuevo Testamento. Viaje- Tanis Canal hombres, ¡Egipto no será más que un desierto! ". La profecía de Hermes Trimegisto,
ros fervientes que querían ver con sus propios ojos de Suez recogida en el Corpus Hermeticum, conjunto de textos de variada procedencia reu-
Ismailia
los graneros de José –las pirámides–, el árbol bajo nidos entre los siglos I y III, señala la oscuridad que se va a cernir sobre toda la ci-
cuya sombra se cobijó la Virgen María cuando tuvo SUEZ vilización egipcia.
que huir de Herodes con el Niño Jesús, o las tum- EL CAIRO
bas de los mártires. Se trataba de peregrinaciones Giza
perfectamente organizadas –para las que se escri- Menfis sólo al alcance de unos pocos y que no puede ma- Página izquierda, del Egipto faraónico. Más tarde, otros eruditos, co-
Saqqara
bieron itinerarios o guías de viaje– que culminan en nifestarse por los medios de comunicación habi- mapa con algunos mo el profesor John Greaves, de Oxford, efectúan

NI

G
Jerusalén. Los templos egipcios se utilizaban como tual, sino a través de formas veladas. Los pensado- de los hallazgos, mediciones de las Pirámides, iniciando así una eva-

O
cantera para la construcción de iglesias, monaste- res renacentistas, siguiendo al gramático griego Ho- excavaciones y luación científica de los edificios.

LF
OASIS

L
rios o palacios. Las representaciones esculpidas se rapollo de Nilópolis (s. IV d.C.) que escribe sus Hie- estudios El viajero de estos momentos tiene intereses di-

O
eliminaban o se cubrían con revoco por ser impúdi- DEL roglyphica, pensaron que los jeroglíficos egipcios arqueológicos del versos en Egipto: no sólo busca lugares bíblicos si-

D
O
F AY U M

E
cas o idólatras. En todas partes, sobre los jeroglífi- tranmitían esa sabiduría y que sólo mediante su in- siglo XIX en Egipto. no que queda extasiado ante los vestigios faraóni-

SU
cos aparecen cruces. terpretación, se llegaría al Conocimiento. Uno de Arriba, miembros de cos. Se encarga como diplomático y comerciante

EZ
La conquista y el asentamiento musulmán cerró sus seguidores, ya en el siglo XVII, será el jesuita la expedición de interceder ante las autoridades egipcias en be-
El-Amarna
Egipto a los peregrinos. Los creyentes de la nueva alemán Athanasius Kircher. Erudito de conocimien- científica francesa neficio de su país y aprovecha para contratar inter-
religión admiraban y temían los vestigios faraóni- tos enciclopédicos, nos ha legado gran cantidad de de Napoleón miden cambios provechosos: no sólo se buscan especias y
cos. Se extendió entre los musulmanes la creencia obras sobre los monumentos egipcios en Roma, so- la Esfinge de Giza. otras materias exóticas Se transportan también pie-
de que templos, tumbas o pirámides fueron cons- Egipto Medio bre los jeroglíficos e incluso una gramática de cop- zas que enriquecerán las colecciones privadas; se
truidas por magos y gigantes en tiempos pretéritos to. El padre Kircher siguió al pie de la letra la idea
y que guardaban en su interior incalculables teso- de Horapollo: los signos escritos en obeliscos y es-
ros. Así, algunos más valientes o ambiciosos pene-
Abydos
Quena tatuas debían ser interpretados. Desarrolla así una La cruz sobre el obelisco
traron en los edificios en busca de riquezas, aguje- Dendera fantasía desbordante. Lo que resulta paradójico es

L
reando suelos y muros. que, conociendo el copto (es decir, la lengua y la a popularidad de los vínculos genealógicos con Egipto, fue contrarrestada por
Valle de escritura de los egipcios cristianos), no se diera algunos papas durante la época de la Contrarreforma. Sixto V lanza acusaciones
los Reyes TEBAS
La recreación renacentista del mito Karnak cuenta de que la lengua que anotaban los jeroglífi- de un nuevo paganismo y toma medidas: la erección de algunos obeliscos en
Con el naciente humanismo y el mecenazgo de Luxor cos era la misma, sólo que perteneciente a periodos Roma se culmina con la ubicación sobre su aguja de una cruz o de reliquias, que-
Esna
algunas familias italianas como los Médicis, los es- más antiguos. Su error sólo se solventará en el si- riendo manifestar al mundo el triunfo de la verdadera fe; "La Santidad de nuestro se-
tudios sobre escritores griegos y romanos cobran un Edfu glo XVIII cuando algunos eruditos reco- ñor Sixto V (...) ha aborrecido el culto de los falsos dioses de
nuevo auge. Se fomenta la traducción al latín de Kom Ombo nozcan en los signos una escritura y los gentiles,(...). El primer año en que, (...), recibió el pon-
Diodoro de Sicilia o del Corpus Hermeticum. Dio- Alto Egipto que, por tanto, debe ser leída y no inter- tificado, intentó borrar por completo la memoria de los ído-
doro describió las costumbres y la religión egipcias, ASUÁN pretada. los que fueron tan exaltados por los paganos con las pirámi-
Elefantina
destacando su sabiduría y su extensión a otros lu- Filae En este contexto se reanudan los via- des, los obeliscos, (...). Él quiso (...), dar cuerpo a este de-
gares, sobre todo europeos. El dios Osiris y su es- Primera jes a Oriente, favorecidos por las medi- seo tan piadoso(...) con el Obelisco del Vaticano(...) pur-
catarata
posa Isis habrían exportado el progreso enseñando das aperturistas de los sultanes otoma- gando esta "aguja" y consagrándola en tanto que soporte y
técnicas y leyes. Los sabios europeos buscarán de nos y los intereses comerciales europe- pie de la muy Santa Cruz".
forma frenética los lazos entre sus países y esta di- os. Viajar será fácil para peregrinos, di-
fusión primitiva de la civilización egipcia. Se escri- Lago plomáticos y mercaderes, que recalarán
Nasser
ben así estudios de carácter pseudo-histórico que en el puerto de Alejandría. Hasta este incluirán en los llamados "gabinetes de curiosida-
pretendían enlazar a determinadas familias europe- momento, los europeos cultivados no des" que serán el precedente de los futuros muse-
as con sus "antepasados", sobre todo Hércules el poseían ninguna documentación seria os. De hecho, el coleccionismo se va a convertir en
Egipcio, hijo de Isis y Osiris, creando verdaderas sobre Egipto, a excepción de algunas algunos casos en actividad de Estado.
O
IL
genealogías. Es el caso de los Borgia o, en Alema- narraciones de viajeros o noticias diver- En el siglo XVII Jean de Thévenot viaja simple-
nia, de la familia Habsburgo. Los "lazos familiares" Abu Simbel sas traídas por los cruzados en los siglos mente por la pasión del conocimiento; el padre
N

se acaban plasmando en las decoraciones de pala- pasados. Empiezan a publicarse en Eu- Vansleb, enviado por Luis XIV, busca piezas e in-
cios, arcos de triunfo o historias de familia. ropa libros de viajes; algunos son total- formación científica sobre Egipto. Los diplomáticos
RÍO

En 1460 se traduce al latín el Corpus Hermeti- mente fantásticos como El viaje y la navegación de Grabado alusivo a son los mayores coleccionistas de este periodo. El
cum, o Hermes Trismegisto. Autores como Marsilio Sir John Mandeville, caballero, protagonizados por las medidas comercio de antigüedades se desarrollará en el si-
SU D Á N
Mapa: Juan Sebastián

Ficino o Pico della Mirandola estudiarán esta reco- personas que nunca existieron. Otros, sin embargo, adoptadas por el glo XVIII, facilitado por los contactos con los fun-
pilación de textos gnósticos, judíos, griegos y "egip- son el reflejo fiel de las vicisitudes del trayecto. Co- papa Sixto V cionarios locales. Benoît de Maillet, Le Maire o
cios" escrito en el siglo III d.C. que ponen de ma- mo León el Africano quien, en el siglo XVI, recorrió respecto a los Paul Lucas son algunos ejemplos. El jesuita Claude
nifiesto una sabiduría ancestral vinculada a los co- 0 100 200 km el Norte de África remontando el Nilo hasta Asuán. obeliscos. Sicard realizará un mapa del valle del Nilo ubican-
nocimientos arcanos, la filosofía y la magia natural. Su obra, Historia y descripción de África, es el pri- do todos los asentamientos y monumentos por en-
Se busca la obtención del Conocimiento absoluto, mer acercamiento objetivo a algunos monumentos cargo del regente Philippe de Orléans.

10 11
DOSSIER

peración europea para modernizar el país, no pone


ninguna traba a la extracción de piezas y a su pos- Cronología Egipto
terior traslado a Europa. La actividad "arqueológica"
se convierte en uno más de los motivos -a veces ex- 1799. Pierre Bouchard, oficial de Bonaparte, descubre
cusa- de Francia e Inglaterra para intervenir en en el Delta Occidental la Piedra de Rosetta.
Egipto. Sus cónsules, Drovetti y Salt, organizan ex- 1813. Burckhardt alcanza Abu Simbel.
cavaciones para "recuperar" objetos que posterior- 1817. Belzoni abre Abu Simbel y la tumba de Sethi I en
mente venden a los recién creados museos occi- Vivant Denon, el Valle de los Reyes.
dentales. El propio Champollion, durante su estan- miembro de la 1818. Belzoni alcanza Berenice, en el Mar Rojo.
cia en Egipto, llama la atención del virrey para po- expedición 1822. Champollion descifra en París los jeroglíficos.
ner fin al expolio sistemático. Sin embargo, napoleónica. 1851. Mariette descubre el Serapeum, en Menfis.
Muhammad Ali, poco concienciado, si bien en prin- 1859. Mariette excava la tumba de la reina Ahhotep, en
cipio considera seriamente las advertencias del sa- Dra Abu el-Nagga, Tebas oeste.
bio francés, acaba regalando las piezas incautadas 1871. Mariette excava la mastaba de Rahotep y Nofret,
a aquellos Estados de quien espera obtener alguna en Meidum.
ventaja. 1880-1. Maspero halla los Textos de las Pirámides, en
Egipto se convierte a lo largo de este siglo en el la pirámide de Pepi I, en Saqqara, y descubre el escon-
lugar turístico por excelencia. El valle del Nilo, ade- drijo de Deir el-Bahari, en Tebas oeste.
más, posee el mejor clima recomendado para recu- 1891-2. Petrie excava en el-Amarna, Egipto Medio.
perarse de enfermedades tales como la tuberculo- 1895. Excavaciones de Petrie en Nagada, Alto Egipto.
sis o, simplemente, la depresión. Así, es fácil en- 1895-6. Amélineau halla el cementerio de los faraones
contrar viajando por Egipto a personajes célebres, Giovanni Belzoni, de las primeras dinastías en Abydos, Alto Egipto.
como el escritor francés Flaubert o el pintor inglés uno de los pioneros 1898. Loret descubre, en el Valle de los Reyes, la tum-
David Roberts. Ambos nos han legado, en sus res- de la Egiptología. ba de Amenofis II.
pectivas obras lo mejor del espírtu romántico, vin- 1913-4. Borchardt halla en el-Amarna, Egipto Medio,
culado no sólo a las antigüedades faraónicas, cris- el taller del escultor Tutmés y la Cabeza de Nefertiti.
tianas e islámicas, sino también a la vida egipcia 1922. Carter descubre la tumba de Tutankhamon, en el
de su tiempo. Valle de los Reyes.
La situación con respecto al patrimonio va a 1925. Reisner halla en Giza la tumba de la reina Hetep-
cambiar a mediados de siglo. August Mariette, heres.
egiptólogo autodidacta y furtivo en un principio, to- 1939. Montet halla las tumbas reales de Tanis, en el
Los viajeros del siglo XVIII tendrán gran influen- La expedición bujar, ubicar, medir y describir todos los monu- ma conciencia del peligro que para la nueva disci- Delta Oriental.
cia en la organización de la expedición que Napole- franco-toscana en mentos que encontraran. El resultado final fue la
ón Bonaparte llevará a cabo en 1798. Entre estos las ruinas de publicación de la Description de l'Égypte, una gi- Jean-Fançois
cabe destacar a Richard Pococke, Frederick Nor- Karnak, a finales de gantesca obra de unas 4.000 páginas y 600 lito- Champollion, el plina y para el propio Egipto tienen las excavacio-
den, François de Chasseboeuf-Volney, Savary o Jean 1829: en el centro, grafías. Frente a una visión mítica y pseudo-cientí- descifrador de los nes indiscriminadas. Su labor fue incalculable.
Potocki. En sus obras encontramos desde la narra- vestido a la usanza fica incrementada con el paso de los siglos, la pre- jeroglíficos. Consiguió convencer y concienciar a los virreyes y a
ción de la aventura, incluyendo descripción entu- egipcia, J. F. sencia francesa proporcionaba ahora un conoci- la población de la necesidad de conservar su patri-
siasta de las peripecias vividas, hasta análisis más Champollion –jefe miento directo, real y bastante completo. monio en tierra egipcia. Para ello, creó un Servicio
o menos rigurosos de monumentos, formas de vida de la misión– ; en La expedición de Napoleón abrirá las puertas ne- de Antigüedades que controlará a partir de 1858
y folklore. Se unía así la atracción por lo antiguo y pie, con útiles de cesarias para el nacimiento de una disciplina cien- las excavaciones y los traslados de piezas fuera del
lo moderno. dibujo en la mano, tífica: la Egiptología. El hallazgo de la piedra de país. Además, fundará un museo con clara inten-
Ippolito Rosellini Rosetta en 1799 puso en manos de Jean-François cionalidad didáctica. Si Champollion había abierto
El redescubrimiento (por Giuseppe Champollion la posibilidad de descifrar los jeroglí- el camino hacia el conocimiento histórico a través
El inicio del redescubrimiento del Antiguo Egip- Angelelli, Museo ficos. Ya en el siglo XVIII, dos eruditos, el abad de los textos escritos, Mariette lo hará a través de
to suele vincularse con la expedición de Napoleón Arqueológico de Barthélémy y Georg Zoega habían entendido que Gran pórtico del la arqueología.
Bonaparte a esta región en el año 1798. Acompa- Florencia). los signos jeroglíficos expresaban una escritura y templo ptolemaico ¿Puede realmente hablarse de redescubrimien-
ñando al general francés y su ejército iba un grupo que por tanto se debían leer. Descubrieron que los de Filae (por David to de Egipto? Sí, si se piensa en lo que los propios
de 167 especialistas en todos los campos, encar- caracteres encerrados en un cartucho anotaban los Roberts). Se trata de egipcios dejaron –escrito y representado en sus
gados de reunir toda la información científica sobre nombres propios de faraones y precisaron la direc- la sala hipóstila de monumentos y manifestaciones de todo tipo– so-
Egipto. Entre ellos, el dibujante Vivant Denon. Una ción en que debían leerse los signos, atendiendo a ese templo, bre sí mismos. Su conocimiento se lo debemos a
de las tareas encomendadas a estos sabios era di- su orientación. Champollion hallará la clave, al in- dedicado al culto de especialistas filólogos, arqueólogos e historiado-
tuir que la escritura jeroglífica era al mismo tiempo Isis y convertido res, sobre todo a partir del desciframiento de los
ideográfica y fonética. O, dicho con otras palabras, –obsérvense las jeroglíficos en 1822; su constante fascinación, a
Mariette tomó conciencia del peligro que unos signos se leían y otros no, siendo la fun- cruces– en iglesia todos aquellos curiosos, viajeros y eruditos que pi-
ción de estos últimos aportar sólo un acercamiento cristiana en el siglo saron sin interrupción la tierra del Nilo, desde el
las excavaciones indiscriminadas y a su significado. En 1822 se abría, por fin, la po- VI d.C. El templo se siglo XVI, legando a la posteridad relatos y repre-
sibilidad de entender todo aquello que los propios conserva sentaciones, a veces de extraordinaria calidad.
creó el Servicio de Antigüedades, que egipcios habían dejado escrito. actualmente, Sin embargo, es preciso puntualizar que Egipto
Durante la primera mitad del siglo XIX proliferan después de haber nunca desapareció de la memoria europea. Crea-
controló las excavaciones y los las excavaciones y el saqueo de los vestigios ar- sido rescatados de do y recreado a través de los tiempos, se consti-
queológicos bajo el auspicio de Muhammad Ali, vi- las aguas del tuyó en un mito del que, aún hoy en día, todos so-
traslados de piezas fuera de Egipto rrey de Egipto. Éste, interesado en buscar la coo- embalse de Asuán. mos deudores.

12 13
DOSSIER

Fascinación europea
La moda egipcio-oriental se convirtió en una verdadera
fiebre de consumo que invadió Europa, atrapando en su
encanto y posibilidades económicas al arte, la literatura y la
música... El fenómeno todavía persiste, tintando de
trivialización no pocas ideas
Joaquín María Córdoba Zoilo Combate en las telectuales en el espíritu ilustrado del XVIII, las
Profesor Titular de Historia Antigua. UAM montañas árabes, más próximas y artísticas estarían en la expedición
pintado por francesa a Egipto y las imágenes que sus libros di-

E
N LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XVIII, Delacroix en 1832, fundieron, en los cuadros de Historia que recorda-
el arte europeo comenzó a hacerse eco de tras su viaje a ban los hechos notables de la campaña –que, como
ideas y estilos inspirados por Oriente y Marruecos (National la Batalla de Abukir o Napoleón socorriendo a los
Egipto. Por eso, cuando Giovanni Piranesi Gallery of Art, apestados de Jaffa, de Antoine-Jean Gros, trazarían
llevó a cabo en Roma la decoración egipcia del Ca- Washington D.C.). modelos de representación–, en el espíritu liberal
fé Inglés (1760), próximo a la plaza de España, no perseguido tras los Cien Días y en el Romanticismo
lo hizo por extravagancia, ni merecía desde luego el vital y artístico naciente.
ambiguo elogio de James Barry cuando escribía a Por todo eso y por más, Oriente había de con-
un amigo: “pasará a la posteridad a pesar de su
egipcio y su afición a la arquitectura que fluye des-
de la misma cloaca que la de Borromini y otros mo-
dernos chiflados”. Porque bien al contrario, G. Pi-
ranesi vivía entonces el interés que el mundo cul-
tural y artístico sentían por lo oriental, un interés
que se remontaba en el tiempo incluso antes de la vertirse en tierra admirada, anhelada desde el frío Ruinas de la celes de Delacroix en su Matanza de Quíos (1824)
edición de los cuentos de Las mil y una noches que convencionalismo de la Europa de Metternich. La mezquita de El o en la Muerte de Sardanápalo (1827). El Oriente
hiciera Antoine Galland entre 1704 y 1714. Por- vida aventurera de Byron y sus evocaciones litera- Haken (detalle, por soñado, el Oriente literaturizado de Victor Hugo y
que en el siglo de las Cartas persas de Montesquieu rias de albaneses indomables, valientes turcos y Prosper Marilhat, El su obra Les Orientales (1829) se convertiría en el
(1721), en la época en que Johann Joachim Känd- tronos decadentes empujarían los indignados pin- Cairo 1840). destino obligado: el voyage en Orient como necesi-
ler empezó a modelar en Meissen sus series de fi- dad personal, como madurez de formación artísti-
guritas de porcelana de nobles y sirvientes turcos, ca. El impacto de la realidad en aquellos cuya pa-
cuando sobre las tablas del Teatro am der Wien so- Un pintor ante el paisaje de Egipto sión se había nutrido en la literatura y el ensueño
naban las melodías y duos del mozartiano Rapto fue enorme.

U
del serrallo (1782); en un tiempo en el que viaje- no de los más reputados pintores orientalistas fue Eugène Fromentin (1920- Delacroix viajó a Marruecos en 1832, con la em-
ros ilustrados, como Carsten Niebuhr o el conde de 1876), muy estimado en la corte del Segundo Imperio. Además de su habili- bajada del conde de Mornay. Fue su gran momen-
Volney, difundían en las páginas de sus libros de dad para la pintura, Baudelaire señaló, ya en el Salón de 1859, su capacidad to, porque luego nada sería como antes en su pin-
viaje y sus grabados la vida y las costumbres de los para escribir. Su recuerdo del paisaje visto desde el tren, cuando se acercaba a El Cai- tura: “estoy aturdido por todo lo que he visto. Soy,
pueblos de Oriente y Egipto, o el aspecto imponen- ro, resulta un fragmento puramente pictórico: en este momento, un hombre que sueña y descubre
te de sus enormes y silenciosas ruinas, en ese tiem- “Un cuarto de hora antes de llegar, a la vuelta de una curva (son las dos, el sol es- cosas que teme vayan a desaparecer”. Sus cuader-
po parecía como si el arte europeo estuviera a pun- tá en pleno ardor y el aire en plena incandescencia), en el medio de una bruma gri- nos de viaje, llenos de apuntes, esbozos, colores y
to de abrirse a un mundo nuevo. Y sin embargo, el sácea se perciben la punta rígida y de color suave de dos grandes pirámides más allá sensaciones serían el tesoro de su estilo para el res-
orientalismo en el arte se debería no a este acerca- de vastas extensiones de verdor, en medio de las cuales, de un lugar a otro, se ve bri- to de su vida.
miento lento y pacífico, sino a un episodio inespe- llar el Nilo. A la izquierda y más cerca, cúpulas y flechas de alminares, cuya base se Antes que él incluso, otros menos populares y
rado y fruto de la lucha entre las potencias: la ex- pierde en la bruma: es la ciudadela. Más a la izquierda aún, un espacio oscurecido admirados, como Prosper Marilhat, habían partido
pedición napoleónica a Egipto en 1798. del que sale un gran número de alminares: es la ciudad. La línea inflamada del de- para Oriente y conocido los desiertos y las carava-
sierto arábigo cierra el horizonte por el este, se pierde, se reencuentra, se entraña en nas, la luz, las ruinas y los monumentos de Siria,
Los orígenes del Orientalismo en la la cadena del Mokattam que domina todo el centro de este vasto cuadro, para morir Palestina y Egipto. En el Salón de 1834, los cua-
pintura en los lejanos azules del desierto líbico, sin que a tal distancia pueda notarse que un dros de Marilhat fueron una revelación. Théophile
Desde comienzos del siglo XIX y hasta bien en- ancho valle separa las dos cadenas montañosas, dejando que el río pase por el me- Gautier escribiría comentando uno de ellos: “Pensé
trado el XX, la pintura europea sabría de un nume- dio”. que acababa de reconocer mi verdadera patria y
roso grupo de artistas activos en un campo singu- (J.-Cl. Berchet, Le voyage en Orient. Anthologie des voyageurs français dans le cuando apartaba los ojos de la ardiente pintura, me
lar, que no era escuela nacional ni estilo en senti- Levant au XIXe siècle, Robert Laffont, París, 1985, p. 929). sentía exiliado”. Por entonces, entre 1832 y 1833,
do estricto: el Orientalismo. Con lejanas raíces in- Alphonse de Lamartine viajaba como gran señor,

14 15
DOSSIER

bién, anhelo de libertad y, al final, otras cosas sin


duda. Para los orientalistas viajeros, la pintura
orientalista había encontrado su sitio.

Poesía y verdad
Como definió Philippe Jullian, orientalistas eran
los artistas que pintaban escenas orientales autén-
ticas para los europeos. Tiempo y pasión de su épo-
ca, el orientalismo era una manifestación del Ro-
manticismo, personalizada más por la iconografía
que por la técnica o el estilo. Formados en su ma-
yor parte en las leyes académicas y clásicas, bue-
nos en el tratamiento y uso de los materiales, en el
manejo del dibujo y el color, desaparecerían de la
Historia de la Pintura cuando los ismos y las van-
guardias –como recuerda Lynne Thornton– barrie-
por un Oriente que durante toda su vida “había si- balgadas, una reflexión política que señalaba a ran el academicismo. Como buenos románticos, en
do el sueño de los días de tinieblas en las brumas Francia la necesidad de contrarrestar en Oriente las Oriente suponían encontrar al tiempo lujo y fanta-
de mi país natal”. Su experiencia vería la luz no ambiciones inglesas. Pocos años más tarde, Edgar sía, sensualidad y luminosidad; y, en su viaje, al-
mucho después -Voyage en Orient, 4 vols., París, Quinet hablaría del renacimiento oriental, portador canzar el exotismo y enlazar con el pasado. Sus
1835-, y en sus páginas destacaría, junto a la exal- de un nuevo humanismo capaz de enriquecer la he- fuertes anhelos de libertad les proponían Oriente
tación romántica y literaria de los paisajes y las ca- rencia clásica. Literatura pues, sensaciones tam- como evasión del puritanismo oficial de la sociedad
de entonces.
El creciente comercio y la siembra de delegacio-
Una perspectiva más precisa del Orientalismo nes diplomáticas y embajadas facilitaron los des-
plazamientos de curiosos y artistas. Franceses y

S
i se mira el fenómeno atendiendo también al entorno que rodeó a los cios asirios de Jorsabad-Dur Sarrukin– y J.-G. Bondoux y M. Pillet, cro- británicos en su mayoría, también italianos, aus-
pintores en Oriente y Europa –la época de los descubrimientos ar- nistas y evocadores de las excavaciones francesas en Susa y de la historia triacos, españoles y alemanes buscaron en Oriente
queológicos y de la definición de una nueva historia de Oriente y de la ciudad. los mitos que se iban forjando poco a poco. Algu-
Egipto más allá de la referencia bíblica–, podría tenerse una perspectiva – La tercera tendencia agruparía a los reconstructores de Oriente nos serían avispados cazadores de temas vendibles,
muy distinta, aunque más generosa en la amplitud del concepto general, que, partiendo del realismo y el naturalismo más exigente, se verían for- pero la mayoría amaba sinceramente su aventura
Orientalismo. Y así cabría señalar hasta cuatro tendencias: zados a atender la demanda de unos clientes que deseaban sobre todo personal y un mundo que les fascinaba. Si el tra-
– Una, esencial, marcada por el descubrimiento del mundo oriental, sensaciones fuertes, llenas de crueldad algunas, pero sin duda más de bajo era fácil en las grandes ciudades como Cons-
sus paisajes, sus gentes, colores y ambientes, perceptible en la obra de los erotismo. Así, el maestro central de la pintura orientalista, Jean-Léon tantinopla, Alejandría, El Cairo, Damasco o Tehe-
franceses E. Delacroix (1798-1863), P. Marilhat (1811-1847), Th. Frère Gérôme (1824-1904), honrado artista y excelente profesor de muchos rán, donde podían instalarse y encontrar talleres y
(1814-1888), J. Laurens (1825-1901); los británicos J. F. Lewis (1805- pintores de la segunda mitad del XIX, que tuvo la mala fortuna de acabar público, la experiencia viajera era insustituible. En
1876) –el más elegante intérprete de los interiores domésticos–, F. Dillon sus días en plena victoria de los ismos y la crítica antiacadémica. Y, sobre caravanas, casi solos o acompañados por numeroso
(1823-1876) y Ch. Robertson (1844-1891); el alemán C. Haag (1820- todo, un grupo de orientalistas tardíos cultivadores de escenas cargadas séquito, como David Roberts, captaban en bosque- llegarían a utilizar el daguerrotipo y la fotografía co- Página izquierda, El
1915) y los españoles M. Fortuny (1838-1874), F. Lameyer (1825-1877) de tórrida sensualidad, como Pierre Bonnaud (1865- ?) o Adrien Tannoux jos y acuarelas lo esencial de la imagen, dada la di- mo medio rápido de tomar instantes que luego de- monte Sinaí (por
–muy influido por Delacroix, y al que no le bastaron Marruecos, Egipto y (1865-1923), cuyos bellos y excitantes cuadros, estimadísimos en la épo- ficultad de permanecer demasiado al aire libre, lo sarrollarían en la paz del taller. Edward Lear). Página
Palestina, pues viajó también por Filipinas, China y Japón– y A. Muñoz De- ca, ayudaron sin embargo a falsificar la realidad oriental y a confundir la inusitado del hecho para los campesinos o los nó- A mediados de siglo, el orientalismo era ya una derecha, arriba, La
grain (1841-1924), cuyos paisajes de Palestina, que visitó bien, constitu- estima de su mundo, en una de las mistificaciones más criticadas por Ed- madas, o el terrible efecto del calor sobre el óleo o moda consolidada que tenía su propio mercado y recepción (detalle,
yen una visión originalísima. Esta tendencia es la que adoptaron artistas ward W. Said. los mismos artistas. Andando el tiempo, algunos demanda. Un público burgués formado por indus- por John Frederick
viajeros impenitentes, que a veces residieron largo tiempo en Oriente, lo – Finalmente y aunque los estudios específicos sobre la pintura orien- triales, financieros, comer- Lewis, Yale Center
que les facultó para captar la atmósfera y los ambientes populares y do- talista no los consideren dentro del grupo –porque, de hecho, no practi- ciantes y altos funcionarios for British Art).
mésticos con verdadero interés. caron la pintura que estudiamos aquí–, lo cierto es que debe recordarse la estaba dispuesto a comprar Abajo, Moisés
– Una segunda estaría representada por aquellos que podría llamarse obra de algunos pintores de Historia, abocados a la recuperación de un la pintura moderna de enton- salvado de las
anticuarios, más atraídos por los monumentos antiguos y la recuperación Oriente Antiguo y Egipto que las excavaciones del pasado siglo estaban ha- ces que, junto a precios inte- aguas (Edwin R.A.
de un pasado que empezaba a entreverse –algunos incluso participarían ciendo tan visibles como las de Pompeya o Atenas lo habían hecho con Ro- resantes, le ofrecía en sus Long, 1886, Museum
en las primeras excavaciones arqueológicas–, que por el exotismo del ma y Grecia. Este grupo viene representado, sobre todo, por pintores bri- lienzos coloristas la vida que and Art Gallery,
Oriente contemporáneo. Entre ellos destacan los británicos Robert Ker tánicos, amigos de mezclar sus apegos bíblicos con los datos deparados faltaba en su entorno: esce- Bristol).
Porter (1777-1842) –de novelesca vida, viajero por Oriente entre 1817 y por las excavaciones en curso. El mejor de todos ellos, quizás, Lawrence nas fastuosas, abigarradas y,
1820, cuyas acuarelas sobre las ruinas de Irán y Mesopotamia fueron la Alma-Tadema (1836-1912) –que visitó Egipto en 1902–, con sus mágicas a demanda, incluso una mor-
primera imagen fiable y colorista de los monumentos del Oriente anti- escenas sobre Moisés y la hija del Faraón o José en Egipto, atentas a de- bosa sensualidad supuesta-
guo–, D. Roberts (1796-1864), autor de hermosos lienzos y de la monu- talles de exactitud arqueológica; Edwin Long (1829-1891), autor del fa- mente propia de Oriente –Las
mental serie de litografías coloreadas que recogía monumentos y ruinas de moso lienzo sobre el Mercado del matrimonio de Babilonia (1875) –que mil y una noches era el espe-
Egipto, Palestina y Siria. Los cronistas artísticos de las excavaciones ingle- inspiraría luego al cineasta D. W. Griffith para la escenografía de uno de los jo–, que, presentada como te-
sas de H. A. Layard en Nimrud-Kalhu y Nínive, entre ellos F. C. Cooper y episodios de su película Intolerancia– y muchos más de tema egipcio o ma histórico y oriental, podía
otros. Al mismo grupo pertenecen los franceses E. Flandin (1803-1876) bíblico-egipcio. Y en fin, E. J. Poynter (1836-1919), con sus gigantescas ser aceptada en ambientes
–que, junto a sus cuadros expuestos en el Salón y esbozados en el curso reconstrucciones egipcias de llamativa ambición, o el francés J. A. Rixens dominados por rígidas cos-
de su gran viaje con P. X. Coste por Irán, recogería en 1844 la primera se- (1846-1924), cuya Muerte de Cleopatra demuestra un buen conocimien- tumbres.
rie de dibujos y reconstrucciones de calidad sobre los relieves y los pala- to de la cultura egipcia hasta entonces descubierta. En Europa, las mejores ven-
tas se hacían con ocasión del

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DOSSIER

G. Flaubert o la famosa Fara-


ón (1895-1896), de Boles-
law Prus. Pero en la música,
la reconstrucción literaria y
escenográfica de Aida en
1871, pese a las mejores in-
tenciones y la calidad del tra-
bajo de sus promotores, A.
Ghislanzoni, E. Mariette y G.
Verdi, no dejó de señalar un
nuevo paso en la trivializa-
ción del mensaje, postura a
la que tan apegada empezó a
mostrarse cierta burguesía
europea.
La egiptomanía no tuvo unas
paralelas babilomanía o asi-
riomanía. Dejando aparte la
evidente diferencia en el es-
historicismo de la segunda. Pero otras artes, como Arriba, Salammbô tado y grandiosidad visual de los monumentos con-
la arquitectura, la música, la literatura o las deco- (por Adrien servados, sería interesante analizar el por qué de
rativas experimentaron también el influjo de las lá- Tanoux, 1921, esta inexistencia. Los pocos intentos habidos, par-
minas de la Description de l’Egypte, las memorias Whitford and ticularmente en el mundo anglo-sajón, ya sea en ar-
de excavaciones o la literatura viajera, aunque con Hugues Gallery, quitectura, joyería, literatura o cinematografía, ape-
distinta fortuna y tal vez más discutibles resulta- Londres). Abajo, nas si merecen comentario. Al final de todo quizás,
dos. Porque acaso muchos de estos intentos no sig- vaso de Sèvres, sólo Salammbô se levanta en su soledad y en su be-
nifiquen más que lo que supusieron las juguetonas llamado lleza, como la mejor muestra de que el viaje a
chinerías del siglo XVIII. “Champollion” Oriente dejó grabado en Flaubert algo más que una
La famosa fachada del Egyptian Hall londinense diseñado al estilo pasión momentánea, pero siempre evocada con de-
de P. F. Robinson (1812) –primera fachada egipcia egipcio por Develly, seo y un punto de nostalgia. Con la piel, la danza y
de una larga serie– marcó una moda que mereció la 1832, Archivo de la el recuerdo de Kuchiuk Hanem, el mito de una
Salón de París o de las muestras de la Royal Aca- Fachada del la moda, una buena parte de los marchantes, la desaprobación de John Soane: “¿Qué puede ser fábrica de Sèvres). princesa de Cartago.
demy en Londres, pero la creciente comercializa- Egiptian Hall de burguesía progresista y los ismos estaban arrasan- más pueril y desafortunado que el mezquino inten-
ción en manos de los marchantes llevaría las obras Londres, primera do la idea académica misma. to de imitar el carácter y la forma de sus obras (las
de estos artistas por todo el continente e incluso a fachada egipcia de La pintura orientalista significó un episodio sóli- de los egipcios) en espacios pequeños y confina- Para saber más
América. Sin embargo, los pintores orientalistas y una larga serie (por do y concreto del arte europeo. Incluso la pintura dos? Y sin embargo, tal es el predominio de ese CLAYTON, P. A., Redescubrimiento del Antiguo Egip-
viajeros también encontraban fervorosos clientes en P. F. Robinson, de reconstrucción histórica encontraba su hueco en monstruo, la moda, y tal es el afán de novedad que to. Artistas y viajeros del siglo XIX, Ediciones del
Oriente: notables persas y residentes europeos eran 1812). un género sumamente extendido durante el siglo con frecuencia vemos intentonas de esta clase a Serbal, Barcelona, 1985.
los mejores devotos de Jules Laurens en Teherán. XIX, con el romanticismo de la primera mitad y el guisa de decoración”. CÓRDOBA, J. M., “Del Éufrates y el Tigris a las mon-
Comerciantes, grandes señores y sus familias, re- John Soane puso el dedo en la llaga de lo que se tañas de Omán. Algunas observaciones sobre via-
presentantes consulares y viajeros, los de Prosper convertiría en una verdadera fiebre de consumo –la jes, aventuras e investigaciones españolas en
Marilhat en Alejandría. Los sentimientos de Gustave Flaubert egiptomanía–, que invadió Europa y que Oriente Próximo”, Arbor CLXI, 635-636 (1998).
todavía persiste tintando de trivializa- DONADONI, S., CURTO,S. Y DONADONI-ROVERI, A. M.,
Maestros, tendencias, modas
E
l novelista Gustave Flaubert (1821-1880) realizó un viaje a Oriente entre octu- ción no pocas ideas. En arquitectura, L'Égypte du mythe à l'Égyptologie, Istituto Banca-
La pintura orientalista suele ordenarse en tres bre de 1849 y junio de 1851, en compañía de su amigo Maxime Du Camp. Sus del Egyptian Hall de P. F. Robinson a rio San Paolo, Torino, 1990. Existe edición en cas-
momentos: el primero, dominado por E. Delacroix notas de viaje sorprenden, pues sin duda el lector confía encontrar algo distin- la puerta del Cementerio de New Ha- tellano.
(1798-1863) y sus continuadores –en especial E. to. Entre unas y otras anotaciones –hechas sin intención de que fueran publicadas, ven (1845-1848), obra de Austin, GÓMEZ ESPELOSÍN, F. J. Y PÉREZ LARGACHA, A., Egipto-
Fromentin (1820-1876) y Th. Chassériau (1819- desde luego– sobresale la experiencia vivida junto a Kuchiuk Hanem, a cuyo hechizo Europa y América conocerían todo tipo manía, Alianza, Madrid, 1997.
1856)– que responde a un fuerte romanticismo y sucumbió con certeza. La carnalidad femenina de la figura de Salammbô nacería en su de experiencias. Y más tarde seguirían, LARSEN, M. T., The Conquest of Assyria. Excava-
cubre los años cuarenta y cincuenta del siglo. Un recuerdo, en su añoranza. sin duda. Como seguirían en otros tions in an antique land 1840-1860, Routledge,
segundo, desarrollado a lo largo de la siguiente dé- “La danza de Kuchiuk es brutal, se aprieta el pecho dentro de su vestido de modo ámbitos, como las artes decorativas. London & New York, 1994.
cada y comienzos de los setenta, que vendría do- que sus dos senos desnudos se acercan estrechándose uno contra otro. Para danzar se Los temas egipcios se prestaban MARÍ, A. Y ARIAS, E., Pintura orientalista española
minado por Jean-Léon Gerôme (1824-1904) y sus pone a modo de ceñidor, doblado como una corbata, un chal de color pardo a rayas bien a la ornamentación: pronto, la (1830-1930), Fundación Banco Exterior, Madrid,
discípulos, definido por un profundo sentimiento doradas, con tres borlas colgadas de cintas. Se alza tan pronto sobre un pie, tan pron- Manufacture Impériale de Sèvres produciría 1988.
naturalista y realista. Y en fin, el tercer y último to sobre otro, es algo maravilloso. He visto esa danza en antiguos vasos griegos.” servicios de mesa dedicados a la expedición SIEVERNICH, G. Y BUDDE, H. (EDS.), Europa und der
momento –superada la supuesta decadencia que “Kuchiuk nos danza la abeja... Kuchiuk se ha desnudado danzando. Cuando está francesa o a los monumentos egipcios. Y a po- Orient, 1800-1900, Berliner Festpiele-Bertels-
Jules Castagnary señalara en 1872: “Es evidente desnuda no conserva más que un pañuelo, con el cual hace como si se cubriera y aca- co, su estela sería seguida por las fábricas de por- mann Lexikon Verlag, Berlin, 1989.
que el Orientalismo ha muerto”–, que respondería ba por tirarlo: en eso consiste la abeja” celana de Kassel, Wedgwood, Meissen, Berlín y Vie- SAID, E. W., Orientalismo, Libertarias, Madrid 1990.
a la fase más idealista, regida por la fundación de “Otra vez me quedé adormilado con el dedo enganchado en su collar, como para na, entre otras muchas. THORNTON, L., Les Orientalistes. Peintres voyageurs,
la Sociedad de Pintores Orientalistas en 1893 y la retenerla si se despertaba. Pensé en Judith y Holofernes acostados juntos...” La literatura vería también algunas obras de 1828-1908, ACR Edition, Courbevoie, 1983.
demanda de un mercado muy preciso que buscaba (G. Flaubert, Cartas del viaje a Oriente, Laertes, Barcelona, 1987, pp. 316, 317 y calidad, influídas, pero no anuladas por la pa- VERCOUTTER, J., Egipto, tras las huellas de los fara-
sensaciones fuertes, como imagen supuestamente 318). sión oriental, como La novela de la momia ones, Claves, Madrid, 1998.
típica de Oriente. Era justo el momento en que ya (1850), de Th. Gautier; Salammbô (1862), de

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