Reporte de Lectura
La Carta VII es uno de los pocos escritos de Platón que presenta datos biográficos, y, a
diferencia de los diálogos, en los que los personajes que hablan nunca llevan por nombre
“Platón”, podemos encontrar algunas ideas propias del pensamiento del autor. Para
sostener lo anterior, sin embargo, debemos asumir la autenticidad de la carta, a pesar de
las dudas expuestas en varias ocasiones por los estudiosos del cropus platónico.1
En ella, Platón se dirige a los amigos de Dión quienes, tras la muerte de este último, se
apoderaron de Siracusa. Contiene, como idea central, consejos para gobernar la ciudad.
Luego del asunto con Dión, Platón comienza a narrar los consejos políticos y la
formación filosófica de Dionisos II. Más que una tarea, resulta un problema por la nula
En 331d, hay una idea que no me queda clara. En la traducción se menciona lo siguiente:
“si creyera que su ciudad no está bien gobernada, debe decirlo, siempre que no vaya a
hablar con ligereza o sin ponerse en peligro de muerte…”. ¿Significa que sólo cabe hablar
cuando ese pronunciamiento implica un peligro de muerte? ¿Significa lo contrario, hablar
sólo cuando ese pronunciamiento no granjea la muerte al orador? Y me parece
problemático porque el concepto Parresía, importante en este contexto histórico, implica,
en algunas ocasiones, poner en riesgo la vida a causa de lo que se dice (el consejo a
alguien de mayor rango, en este caso, el tirano).2
Vivir cotidianamente de un modo que permita ser cada vez más dueño de sí mismo (331d).
Conseguir amigos y camaradas que puedan ser colaboradores de su gobierno (332a),
pues la amistad que surge de la filosofía no da lugar a la traición (333-334).
Aparece, entonces, el consejo principal de la carta: “No sometáis Sicilia ni ninguna otra
ciudad a dueños absolutos” (334c). Platón escribe, ahora, a los amigos de Dión, quienes
deberán esforzarse para re-tomar el camino del buen gobierno y la justicia en Sicilia. El
proyecto se realizará, según Platón, mediante la creación de leyes justas, y el sometimiento
del pueblo a éstas mediante el respeto y el temor (337a).3
Platón agrega, además, algunas condiciones para elegir a los legisladores: deben ser
griegos de buenas costumbres, leales y con buena fortuna (337b) y deberán, ellos mismos
primero, sujetarse a las leyes que promulguen.
- El martirio
2 Encuentro conveniente, para extender la cuestión, revisar el texto de M. Foucault “La Parresía.
Conferencia dictada en la Universidad de Grenoble, 18 de mayo de 1982”, en Discurso y Verdad.
México, Siglo XXI, 2017, pp. 25-76.
3 Otra cuestión ampliamente discutida. Traigo a la memoria especialmente el análisis que realiza
Hannah Arendt sobre la función del temor para el gobierno de las masas, que se opone a la
enseñanza de la filosofía entre los hombres con buenas capacidades intelectuales. Cfr. H. Arendt,
“¿Qué es la autoridad?” en Entre el pasado y el Futuro. Ocho ejercicios sobre la reflexión política.
Barcelona, Península, 1996, pp. 101-154.
Platón exalta la muerte que se encuentra por buscar el bien “para sí y para la ciudad”.
“Es mejor ser víctima de crímenes o injusticias que el cometerlos”, pues el alma es
inmortal, pero nosotros no, y el alma ha de ser juzgada tras nuestra muerte.
La felicidad se alcanza o por poseer las virtudes que emanan de la sabiduría, o por guiar la
vida con las leyes de maestros que poseen dicha sabiduría (335d). En la ignorancia “echan
raíces todos los males”.
Finalmente, Platón retoma la narración histórica. Esta vez, habla sobre su tercer y último
viaje a Sicilia, por petición de Dionisio II. Al volverse a encontrar con el tirano, Platón se da
cuenta que éste no ha aprendido nada, y que sólo se mueve por vanidad.
El autor rompe con la narración histórica para explicar por qué la filosofía no puede
mostrarse mediante doctrinas escritas u orales, y añadir que el maestro sólo puede ayudar
a aquellos que ya “están capacitados para descubrir la verdad por sí mismos con unas
pequeñas indicaciones” (341e). Para ello, utiliza la división de “las cosas” en 5 partes:
concepto, definición e imagen, que juntas constituirán el 4to elemento, el conocimiento. Y
finalmente, el objeto cognoscible y real.
REFERENCIAS