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Oficio: ¿compositor?

Retomando el prólogo del libro “Tratado de Armonía”1 Arnold Schönberg compara la composición
musical con el trabajo de un maestro ebanista. Este maestro nos esta indicando una camino a seguir como
artistas, no olvidarnos de que la base es el artesanado. El ebanista mejorará su silla hasta hacerla cada vez
más comprensible, más aceptable. El trabajo que día a día va realizando con constancia, tesón y sabiendo
que estará en su taller largas horas entrando en conflicto con sus herramientas para defender su postura.
También, el factor tiempo es de particular importancia, el oficio se mejorará en medida proporcional al
tiempo dedicado. Si el ebanista en el acto de aprovechar el espacio-tiempo aplicando sus cocimientos, su
práctica y, a medida que vayan pasando los años, su experiencia, seguramente su silla transmitirá al usuario
características de equilibrio formal, de adecuación al entorno, de comprensión del entorno social etc.
Arnold Schönberg empieza efectivamente su tratado de armonía dando por sentado que la composición es
un oficio, y que la forma de aprender un oficio es haciéndolo. La teoría en sí misma, no es nada, no sirve de
nada, ni tiene razón de ser. La teoría debe ir siempre íntimamente ligada a la praxis, y es entonces cuando
cobra sentido. A un aprendiz de ebanista le puede ser interesante conocer el ángulo adecuado de la cuchilla
de corte del cepillo, pero lo que es imprescindible es saber cómo cepillar de manera eficaz, dominar la
herramienta y sacarle todo el provecho. Como cuestión secundaria, seguramente también le será interesante
conocer las características físicas de la cuchilla y su óptima colocación. Pero la herramienta está para ser
utilizada por el oficiante, por el artesano, por el maestro; no es su función construir herramientas, sino la de
crear muebles. Por lo tanto les invito a considerar a los compositores, personas poseedoras de un oficio,
como artesanos que deben ambicionar ser artistas, si, pero nunca sin olvidar que la esencia, la base, es el
artesanado.
Para Marx2: “La praxis se verifica constantemente en la poiesis, y viceversa.” nunca el conocimiento es
puramente teórico para el compositor. Sino que éste le plantea nuevos enigmas y nuevas soluciones, siendo
así una retroalimentación constante. La poiesis, nos dice Heidegger, es esta energía que nos invita a crear,
que todo lo predetermina. Es el concepto donde surge la obra antes de la materialización o cosificación, es
traer-ahí-adelante, desde el mundo de la ideas a su concreción. Platón lo expresa de una manera muy clara
“Toda acción de ocasionar aquello que, desde lo no presente, pasa y avanza a presencia es poiesis, pro-
ducir, traer –ahí-adelante”. O tal vez en las palabras de Strawinsky3 “tenemos un deber para con la música, y
es el de inventar. La invención supone la imaginación, pero no debe ser confundida con ella, porque el
hecho de inventar implica la necesidad de un descubrimiento y de una realización. La invención es
inconcebible fuera del ajuste de su realización en una obra”.
Otros de los problemas que se desprende del concepto de artista-artesano es el del tiempo, este parecerá un
exiliado del contexto socio cultural, donde la visión imperante es el provecho, el beneficio constante. Una
famosa frase dice: “Time is Money”. ¿Por qué será que el trabajo artesanal, concreto este devaluado en
nuestra sociedad? El artesano busca la perfección de su obra abstraído de lo mundano a lo que muchas veces
tendrá que renunciar. Claramente expresado en las palabras de Herbert Marcuse4 “Cuando la reproducción
de la vida material se realiza bajo el imperio de la mercancía, creando continuamente la miseria de la
sociedad de clases, lo bueno, lo bello y lo verdadero trasciende esta vida”. El artista actuará como medio
fundamental para documentar y construir el imaginario, por lo tanto construye la realidad.
Benjamín Buchloch definía al artista como un sabio “Sabio/filósofo/artesano” que entrega a la sociedad “los
resultados objetivos de su trabajo”. Esta figura sucedía a la del artista como “sujeto médium y
trascendental”, representada por Yves Kleim, Lucion Fontana o Joseph Beuys. Los recientes desarrollos del
arte son sólo un matiz de la intuición de buchloch: el artista de hoy aparece como un operador de signos,
que modela las estructuras de producción con el fin de lograr dobles significantes. Un
empresario/político/realizador. El denominador común entre todos los artistas es que muestran algo. El
hecho de mostrar basta para definir al artista así se trate de una represtación o de una designación.

1
Schoeberg, Arnold “Tratado de Armonía”
2
Nicolas Bourriaud – “Estética relacional”
3
Igor Strawinsky- “Poética Musical”
4
Herbert Marcase- “Cultura y Sociedad”
Los artistas encaran el trabajo de una manera triple, a la vez estético (Cómo traducirlo materialmente),
histórico (Cómo inscribirse en un juegos de referencias artísticas), y social (Cómo encontrar una posición
coherente en relación con el estado actual de la producción y de las relaciones sociales).
La estética es entendida como la parte de la filosofía que se ocupa de la Belleza, ésta ya era estudiada por
los antiguos Griegos, donde surgen los primeros estudios. Con esto no quiere decir que anteriormente no
había arte, sino que no se hallaban estudios sobre lo estético. Así, para los antiguos, la Belleza era sólo la
armonía de la forma. Más tarde dicha forma fue la expresión de un contenido, de un significado; para luego
ser, una forma, una expresión prescindiendo del significado.
La poesía para los griegos no era arte, pues nació como inspiración de las musas, y Galeno afirmó que el
arte es un conjunto de reglas generales que sirven para alcanzar objetivos universales.
La bella frase de Dionisio “El arte es el ardor del alma” señala las sospechas de que el arte es algo mas que
el cumplimiento de reglas y la adecuación de los preceptos.
Este arte cumple la función de testimoniar algo que tal vez no podamos decir en sociedad o no nos
animemos a sugerir por el temor a ser rechazados o marginados. El arte entendido de estar forma es una
invitación para pensar el cuándo, el para qué, y a reflexionar sobre nuestra condición.
Poniendo de manifiesto las cualidades del hombre y ejerciendo todo su potencial de reflexión y capacidad
de modificar su contexto, así, el artista puede hallar nuevas formas o visiones.
El hombre manifiesta lo que no puede existir y vive lo que no pude ser vivido. Su destino siempre será saber
algún secreto que es vedado para la mayoría de los hombres. Su destino siempre será el de Prometeo que
llevará el fuego a los hombres.

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