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¿como se llama ese sindrome,donde la

agraviada se enamora de su agresor ?

Mejor respuesta - Elegida por el usuario que pregunta


Buenas. El nombre es Síndrome de Estocolmo, se bsa en un mecanismo
defensivo descubierto por Ana Freud, en el cual la persona víctima se identifica
con su agresor, a fin de evitarle al Yo el trauma que sufre por la angustia de
saber que no se ha defendido a sí mismo. Este síndrome es más común de lo
que parece, pues uno generalmente piensa en violaciones, secuestros y
demás; pero en realidad se da en relaciones comunes y corrientes donde uno
tiene más poder que el otro, es un tipo de relación semejante al de la
prostituta y el proxeneta y se ve frecuentemente en mujeres de baja
autoestima (y de frecuente vida promiscua) que se "enramoran" de hombres
adinerados y sexualmente inexpertos. Buena suerte.

Fuente(s):
Soy estudiante de tercer año de Psicología.

humm... weno a decirtelo.. ia te lo dijeron, Estocolmo es una ciudad de Suecia


y quizas se haya debido a eso que explicaron sobre el secuestro, de que es un
mecanismo de defensa lo es pero cual, proyeccion?, formacion reactiva?,
transferencia activa?, o weno, lo comun es que ese sentimiento de frustracion,
ira, enojo o desesperacion se transforma en uno de afecto y apego hacia el
agresor por motivos de angustia, preocupacion, proteccion, o quizas hasta un
simple gusto.. son vistos desde el punto de vista psicologico, pero como
dijeron, basta que quizas alguien trate mal a otra persona, puede que esta
ultima termine enamorandose de esta por asimilar ese mensaje o acto de
manera inconciente y sea agradable para esta..

Siempre se ha escuchado muchos casos asi, y parecen mas casos tipicos de


personas que son sadicas altamente sexuales, son posesivos y dominantes,
tienden a usar el afecto y el placer a su favor que en muchas veces atrae
concientemente a otra persona.. en todo afecto siempre se busca proteccion i
algunas otras cosas mas asi ke, bueno ese sentimiento a veces perdura, a
veces puede tambien ser generado por una represion, la persona quien se
enamora de su agresor tuvo alguna ira o irritabilidad hacia una figura cercana
y esta fue transformada en afecto hacia el agresor por poseer lo que el otro no
pudo ofrecer.. y mezcla ambos aspectos concluyendo el lazo que al final se
transforma en el Sindrome de Estocolmo

Síndrome de Estocolmo.

El síndrome de Estocolmo es una respuesta psicológica en el que la víctima de


secuestro, o persona detenida contra su propia voluntad, desarrolla una
relación de complicidad con su secuestrador. En ocasiones, los prisioneros
pueden acabar ayudando a los captores a alcanzar sus fines o evadir a la
policía.

Debe su nombre a un hecho curioso sucedido en la ciudad de Estocolmo,


Suecia. En 1973 se produjo un robo en el banco Kreditbanken de la
mencionada ciudad sueca. Los delincuentes debieron mantener como rehenes
a los ocupantes de la institución durante 6 días. Al entregarse los captores, las
cámaras periodísticas captaron el momento en que una de las víctimas besaba
a uno de los captores. Y, además, los secuestrados defendieron a los
delincuentes y se negaron a colaborar en el proceso legal posterior.

El síndrome de Estocolmo es una respuesta psicológica en el que la víctima de


secuestro, o persona detenida contra su propia voluntad, desarrolla una
relación de complicidad con su secuestrador. En ocasiones, los prisioneros
pueden acabar ayudando a los captores a alcanzar sus fines o evadir a la
policía.

Debe su nombre a un hecho curioso sucedido en la ciudad de Estocolmo,


Suecia. En 1973 se produjo un robo en el banco Kreditbanken de la
mencionada ciudad sueca. Los delincuentes debieron mantener como rehenes
a los ocupantes de la institución durante 6 días. Al entregarse los captores, las
cámaras periodísticas captaron el momento en que una de las víctimas besaba
a uno de los captores. Y, además, los secuestrados defendieron a los
delincuentes y se negaron a colaborar en el proceso legal.

muy buena la respuesta de pablo, pero los hombres también pueden padecer
el trastorno de estocolmo, como por ejemplo cuando se someten al maltrato,
vejaciones de sus cónyuge y dicen seguir locamente enamorados de ellas,todo
ser humano no esta excluido de padecer este trastorno de la personalidad.
Síndrome de Estocolmo

El síndrome de Estocolmo es una reacción psíquica en la cual la víctima de un secuestro, o


persona retenida contra su propia voluntad, desarrolla una relación de complicidad con
quien la ha secuestrado. En ocasiones, dichas personas secuestradas pueden acabar
ayudando a sus captores a alcanzar sus fines o a evadir a la policía.

Debe su nombre a un hecho curioso sucedido en la ciudad de Estocolmo, Suecia. En 1973


se produjo un atraco en el banco Kreditbanken de la mencionada ciudad sueca. Los
delincuentes debieron mantener como rehenes a los ocupantes de la institución durante 6
días. Al entregarse los captores, las cámaras periodísticas captaron el momento en que una
de las víctimas besaba a uno de los captores. Y, además, los secuestrados defendieron a los
delincuentes y se negaron a colaborar en el proceso legal posterior.[1]

Contenido
[ocultar]

• 1 Causas
• 2 Situaciones
• 3 Casos famosos
• 4 Otros usos
• 5 Síndrome de Helsinki
• 6 Síndrome de Estocolmo en la
literatura
• 7 Síndrome de Estocolmo en
televisión
• 8 Véase también

• 9 Referencias

Causas

El síndrome de Estocolmo puede parecer curioso a primera vista, pero tiene explicación. La
literatura menciona varias posibles causas para tal comportamiento:
• Tanto el rehén o la víctima como el autor del delito persiguen la meta de
salir ilesos del incidente, por ello cooperan.
• Los rehenes tratan de protegerse, en un contexto de situaciones que les
resultan incontrolables, por lo que tratan de cumplir los deseos de sus
captores.
• Los delincuentes se presentan como benefactores ante los rehenes para
evitar una escalada de los hechos. De aquí puede nacer una relación
emocional de las víctimas por agradecimiento con los autores del delito.
• Con base en la historia de desarrollo personal, puede verse el
acercamiento de las víctimas con los delincuentes, una reacción
desarrollada durante la infancia. Un infante que percibe el enojo de su
progenitor, sufre por ello y trata "comportarse bien", para evitar la
situación. Este reflejo se puede volver a activar en una situación
extrema.
• La pérdida total del control que sufre el rehén durante un secuestro es
difícil de digerir. Se hace más soportable para la víctima convenciéndose
a sí misma de que tiene algún sentido, y puede llevarla a identificarse
con los motivos del autor del delito.

Situaciones

De acuerdo con el psicólogo Nils Bejerot, el síndrome de Estocolmo es más común en


personas que han sido víctimas de algún tipo de abuso, tal es el caso de:

• Rehenes
• Miembros de una orden de culto
• Niños con abuso psíquico
• Prisioneros de guerra
• Prisioneros de campos de concentración
• Víctimas de incesto

Casos famosos
Patricia Hearst durante el atraco protagonizado por el SLA en el Banco
Hibernia.

Otros casos famosos incluyen rehenes de aviones y otras personas secuestradas, por
ejemplo el de Patricia Hearst, nieta del influyente y poderoso editor William Randolph
Hearst, quien después de haber sido retenida por una organización terrorista (el Ejército
Simbiótico de Liberación), se unió a ellos varios meses después de haber sido liberada.

Otros usos

Fuera del contexto criminal una forma de que el síndrome puede ocurrir es en el
entrenamiento militar básico, en el cual este es una experiencia ligeramente traumática con
la meta de formar ligas entre las unidades militares, que seguirán siendo leales entre sí, aún
en situaciones de peligro de muerte.

Similarmente, los efectos del sistema de las "novatadas" en la introducción a grupos (tales
como fraternidades, bandas y hermandades de mujeres) se han comparado a este síndrome.
En la antropología cultural un síntoma similar común es la captura de la novia.

Lealtad a un abusador más poderoso -a pesar del peligro en que esta lealtad pone a la
víctima de abuso- es común entre víctimas de abuso doméstico, los maltratados y el
abusador de infantes (infantes dependientes). En muchos casos las víctimas eligen seguir
siendo leales a su abusador, y eligen no dejarlo, incluso cuando se les ofrece un lugar
seguro en hogares adoptivos o casas de acogida. Este síndrome fue descrito por los
psicoanalistas de la escuela de la teoría de las relaciones del objeto (véase Fairbairn) como
el fenómeno de la identificación psicológica con el abusador poderoso.

Síndrome de Helsinki

La expresión síndrome de Helsinki se emplea equivocadamente en lugar de la expresión


correcta síndrome de Estocolmo.

La expresión síndrome de Helsinki aparece en la película Die Hard (EE.UU., 1988): en un


informativo de televisión un psicólogo habla sobre el Síndrome de Helsinki. El locutor
interviene diciendo "nombrado según la ciudad de Helsinki en Suecia", –"No, en
Finlandia", corrige el psicólogo.

También la película alemana Knockin’ on Heaven’s Door (Alemania, 1996) el protagonista


principal, Til Schwiger, emplea incorrectamente el término síndrome de Helsinki.

En la serie de televisión Expediente X en el capítulo titulado Folie à Deux (Locura de dos)


el agente Fox Mulder (David Duchovny) cae en la ilusión de su secuestrador y refuta que
sea una locura de dos o el Síndrome de Helsinki.
Síndrome de Estocolmo en la literatura

En el libro para niños de Roald Dahl El gran gigante bonachón, editado en1982, la
protagonista Sofía, se vuelve amiga de su captor el GGB, quién la hace prisionera con el
afán de que no delate ante las demás personas (guisantes humanos) la ubicación de los
gigantes.

Síndrome de Estocolmo en televisión

En el capítulo 284 de la temporada 13 de Los Simpsons llamado Échale la culpa a Lisa,


Homer es secuestrado en Brasil, donde desarrolla una relación amistosa con sus captores,
creando álbumes fotográficos de su estancia en cautiverio... Un claro ejemplo del síndrome
de Estocolmo

Okane ga nai ("no money", "sin dinero") es un manga y anime del género yaoi que cuenta
la historia de Ayase Yukiya, un joven universitario de 18 años que es subastado en un
casino y comprado por un prestamista por 120 millones, quien lleva tiempo enamorado de
él tras un encuentro fortuito hace 3 años. Para que Ayase sea libre, su captor le ofrece
pagarle 500 mil yenes por cada relación sexual que tengan juntos, a pesar de que a Yukiya
le parece algo anormal siquiera el besarse con otro hombre. Sin embargo al final del anime
Ayase termina teniendo relaciones sexuales de manera placentera con el prestamista y
desarrolla un sentimiento amoroso por él, otro claro ejemplo del Síndrome de Estocolmo.

SÍNDROME DE ESTOCOLMO
DEFINICIÓN ORIGEN CAUSAS SITUACIONES CONSULTAR

DEFINICIÓN

El Síndrome de Estocolmo es un estado psicológico en el que la víctima de secuestro, o persona


detenida contra su propia voluntad, desarrolla una relación de complicidad con su secuestrador. En
ocasiones, los prisioneros pueden acabar ayudando a los captores a alcanzar sus fines o evadir a
la policía.

Según la corriente psicoanalítica el síndrome de Estocolmo sería entonces una suerte de


mecanismo de defensa inconsciente del secuestrado, que no puede responder la agresión de los
secuestradores y que se defiende también de la posibilidad de sufrir un shock emocional. Así, se
produce una identificación con el agresor, un vínculo en el sentido de que el secuestrado empieza
a tener sentimientos de identificación, de simpatía, de agrado por su secuestrador.

ORÍGEN
El síndrome ha sido llamado de este modo desde el robo del banco Kreditbanken en Norrmalms
(Estocolmo), Suecia, que transcurrió desde el 23 al 28 de agosto de 1973. En este caso, las
víctimas - tres mujeres y un hombre - defendieron a sus captores incluso después de terminado su
secuestro, que duró seis días. Mostraron también una conducta reticente ante los procedimientos
legales. Se dice incluso que una de las mujeres secuestrada se habría comprometido con uno de
los captores. El término fue acuñado por el criminólogo y psicólogo Nils Bejerot, colaborador de la
policía durante el robo, al referirse al síndrome en una emisión de noticias. Fue entonces adoptado
por muchos psicólogos en todo el mundo.

CAUSAS

• Tanto la víctima como el autor del delito persiguen la meta de salir ilesos del incidente, por
ello cooperan.
• Los rehenes tratan de protegerse, en el contexto de situaciones incontrolables, en donde
tratan de cumplir los deseos de sus captores.
• La pérdida total del control que sufre el rehén durante un secuestro, es difícil de digerir. Se
hace soportable en el momento en que la víctima se identifica con los motivos del autor del
delito.

SITUACIONES

De acuerdo con el psicólogo Nils Bejerot, el Síndrome de Estocolmo es más común en personas
que han sido víctimas de algún tipo de abuso, tal es el caso de: rehenes, miembros de secta,
abuso psicológico en niños, prisioneros de guerra, prostitutas, prisioneros campos de
concentración, víctimas de incesto, y violencia doméstica.

4. Amor y síndrome de Estocolmo: el misterio de amar a un maltratador

Autor: Joseph M. Carver, psicólogo

www.mental-health-matters.com

La gente a menudo se sorprende de sus propias condiciones y reacciones psicológicas.


Las personas con depresión a menudo se asombran cuando recuerdan que han pensado en
matarse. Los pacientes que se recuperan de graves trastornos psiquiátricos se quedan
atónitos al recordar sus síntomas y conductas durante el episodio. Un paciente con
trastorno bipolar me dijo recientemente: "No puedo creer que pensara que puedo cambiar
el tiempo mediante telepatía mental" Una reacción común es: "¡No puedo creer que yo
hiciera eso!"

En la práctica clínica, algunas de las personas más sorprendidas son aquellas que se han
visto envueltas en una relación abusiva y controladora. Cuando la relación termina, hacen
comentarios como: "No sé por qué, pero quiero que vuelva" o "Se qué suena a locura, pero
le hecho de menos". Recientemente he escuchado: "No tiene sentido, él tiene una nueva
novia y la está maltratando también... pero estoy celosa" Los amigos y familiares se
quedan aún más sorprendidos cuando escuchan estos comentarios o son testigos del
regreso de un ser querido a una relación abusiva. Mientras que la situación no tiene sentido
desde un punto de vista social, ¿tiene sentido desde un punto de vista psicológico? La
respuesta es sí.

El 23 de agosto de 1973, dos delincuentes armados con ametralladoras entraron en un


banco de Estocolmo, Suecia. Blandiendo su arma, un hombre fugado de una prisión
llamado Jan-Erik Olsson anunció a los aterrados empleados del banco que "La fiesta acaba
de empezar". Los dos atracadores tomaron cuatro rehenes, tres mujeres y un hombres,
durante las 131 horas siguientes. Los rehenes permanecieron atados con dinamita en una
cámara acorazada del banco hasta que finalmente fueron rescatados el día 28 de agosto.

Tras su rescate, los rehenes mostraron una actitud impactante, si tenemos en cuenta que
los habían amenazado, maltratado y temieron por sus vidas durante unos 5 días. En sus
entrevistas en la prensa fue evidente que apoyaban a los secuestradores y temían a los
agentes de la ley que fueron en su rescate. Los rehenes habían llegado a pensar que los
secuestradores estaban en realidad protegiéndoles de la policía. Una mujer mantuvo
después una relación con uno de los criminales y otra creó un fondo de defensa legal para
ayudar con los gastos de la defensa. Evidentemente, los rehenes habían creado un vínculo
emocional con sus secuestradores.

Mientras que el estado psicológico en situaciones de secuestro se conoce como el


"síndrome de Estocolmo" debido a la publicidad, el vínculo emocional con los
secuestradores es una historia familiar en psicología. Se había observado muchos años
antes y se encontró en estudios de otros rehenes, prisioneros o situaciones abusivas como:

• Niños maltratados
• Mujeres maltratadas
• Prisioneros de guerra
• Miembros de sectas
• Víctimas de incesto
• Situaciones de secuestro criminal
• Prisioneros de campos de concentración
• Relaciones controladoras e intimidantes

En un análisis final, el vínculo emocional con el maltratador es en realidad una


estrategia de supervivencia para víctimas de abuso e intimidación. El síndrome de
Estocolmo en situaciones de secuestro o abuso se conoce tan bien en estos tiempos, que los
negociadores de la policía no lo ven ya como inusual. De hecho, a menudo se promueve
porque aumenta las oportunidades de supervivencia de los rehenes. Por otro lado, implica
que los rehenes que experimentan un síndrome de Estocolmo no cooperarán demasiado en
el rescate o proceso judicial. El personal policial ha reconocido desde hace tiempo este
síndrome en mujeres maltratadas que se niegan a presentar cargos, pagan las fianzas de sus
maridos o novios e incluso atacan físicamente a los agentes de policía cuando llegan para
rescatarlas de un ataque violento.

El síndrome de Estocolmo puede también encontrarse en relaciones familiares,


románticas o interpersonales. El maltratador puede ser un marido o esposa, novia o novio,
padre o madre y cualquier otro rol en el que el maltratador esté en una posición de control
o autoridad.

Es importante entender los componentes del síndrome de Estocolmo relacionados con


las relaciones abusivas y controladoras. Una vez que el síndrome se comprende, es más
fácil entender por qué las víctimas apoyan, aman o incluso defienden a sus maltratadores.

Cada síndrome consta de síntomas y conductas y el síndrome de Estocolmo no es una


excepción. Mientras que no se ha establecido una lista definida debido a la variedad de
opiniones entre los investigadores y expertos, varios de estos rasgos estarán presentes:

• Sentimientos positivos de la víctima hacia el abusador/controlador


• Sentimientos negativos de la víctima hacia familiares, amigos, o autoridades que
tratan de rescatarlos o apoyarlos en su liberación
• Apoyo a las conductas y sentimientos del abusador
• Sentimientos positivos del abusador hacia la víctima
• conductas de apoyo de la víctima, a veces ayudando al abusador
• Incapacidad para llevar a cabo comportamientos que podrían ayudarla en su
liberación o desapego

El síndrome de Estocolmo no ocurre en cada situación de secuestro o abuso. En otro


atraco a un banco con rehenes, tras aterrorizar a empleados y jefes durante horas, un
francotirador de la policía disparó e hirió al atracador. Después de caer al suelo, dos
mujeres lo levantaron y lo llevaron a la ventana para que le disparan de nuevo. Como
puede verse, están implicados factores como el tiempo expuesto al abuso/control y otros.

Se ha visto que cuatro situaciones o condiciones están presentes y sirven como base del
desarrollo del síndrome de Estocolmo. Estas cuatro situaciones pueden encontrarse en
casos de secuestro, abuso severo y relaciones abusivas:

• La percepción de una amenaza a la supervivencia física o psicológica y la creencia


de que el abusador llevará a cabo la amenaza.
• La percepción de cierta amabilidad del abusador hacia la víctima.
• Ausencia de un punto de vista diferente al del abusador.
• La percepción de la incapacidad de escapar de la situación.

Al considerar cada situación, podemos entender cómo el síndrome de Estocolmo se


desarrolla en las relaciones románticas así como en situaciones de secuestro. Veamos cada
una de las situaciones:
La percepción de una amenaza a la supervivencia física o psicológica

La percepción de una amenaza puede formarse por métodos directos, indirectos o de


testigos. Las personas antisociales o criminales pueden amenazar tu vida o la de amigos y
familiares directamente. Sus antecedentes de violencia nos hacen pensar que el
secuestrador/controlador puede llevar a cabo su amenaza de manera directa si no
cumplimos sus exigencias. El abusador nos asegura que sólo nuestra cooperación
mantendrá a salvo a nuestros seres queridos.

Indirectamente, el abusador/controlador amenaza sutilmente con que nunca podrás


dejarlo ni tener otras parejas, recordándote que en el pasado hay gente que lo ha pagado
caro por no atenerse a sus deseos. A menudo hace insinuaciones como: "Conozco gente
que puede hacer que otros desaparezcan". Las amenazas indirectas proceden también de las
historias que cuenta: cómo se vengó de aquellos que lo han hecho enfadar en el pasado.
Estas historias de venganza las cuenta para que la víctima sepa que la venganza es posible
si se marcha.

Ser testigo de violencia o amenaza supone también una amenaza percibida. Ser testigo
de un estallido violento dirigido a un televisor, a otras personas en la carretera o una
tercera persona nos envían el mensaje de que podemos ser el siguiente objetivo de un acto
violento.

La percepción de "un pequeño gesto amabilidad"

En situaciones de amenaza y supervivencia, buscamos evidencias de esperanza, un


pequeño signo de que la situación puede mejorar. Cuando el abusador/controlador muestra
a la víctima cierto grado de amabilidad, la víctima lo interpreta como un rasgo positivo del
secuestrador. En situaciones de secuestro criminal o de guerra, a menudo es suficiente con
dejar a la víctima vivir. Conductas nimias como dejarlos que vayan al lavabo o
proporcionarles agua y alimentos son suficientes para fortalecer el síndrome de Estocolmo
en los rehenes.

En las relaciones de pareja con abusadores, una tarjeta de cumpleaños, un regalo


(generalmente tras un periodo de abuso) o un trato especial se interpreta no sólo como algo
positivo, sino como una evidencia de que el abusador no es tan malo y puede corregir su
conducta en algún momento. Los abusadores y controladores a veces son vistos de manera
positiva por no abusar de su pareja en ciertas situaciones en que suele abusar verbal o
físicamente de ella. Una pareja agresiva y celosa puede mostrase intimidante y abusiva en
ciertas situaciones sociales, como cuando un compañero de trabajo del sexo opuesto hace
un gesto de saludo entre la multitud. Tras ver el saludo, la víctima espera el abuso verbal y
cuando no sucede, interpreta de manera positiva ese "pequeño gesto de amabilidad" .

Algo similar sucede con la percepción del "lado blando". A lo largo de la relación, el
abusador/maltratador puede compartir información acerca de su pasado: cómo lo
maltrataron, abandonaron o abusaron de él o ella. La víctima empieza a pensar que el
abusador puede ser capaz de corregir su conducta o, aún peor, ver al abusador como una
víctima. Puede desarrollar compasión hacia el abusador y a menudo escuchamos a la
víctima con síndrome de Estocolmo defender a su secuestrador ("Ya sé que me rompió la
mandíbula y las costillas, pero tiene problemas. tuvo una infancia terrible"). Los
maltratadores pueden admitir que necesitan ayuda psiquiátrica o reconocer que están
mentalmente perturbados. Sin embargo, casi siempre sucede después de haber abusado o
intimidado a la víctima. Este reconocimiento es un modo de negar la responsabilidad por el
abuso. En realidad, los criminales y personas con trastornos de personalidad han aprendido
a través de los años que pueden minimizar la responsabilidad personal por sus conductas
abusivas o violentas si echan la culpa a su mala crianza, abuso en la infancia y, ahora, los
videojuegos. Un asesino culpo a la "comida basura" de su comportamiento. Aunque puede
ser cierto que el abusador/controlador tuviera una infancia difícil, mostrar compasión por
su historia no produce cambios en su conducta y, de hecho, prolonga el intervalo de tiempo
en que serás víctima de abusos. Aunque las historias tristes siempre están incluidas entre
sus disculpas (tras el maltrato) su comportamiento nunca cambia. Ten en cuenta que una
vez que dejen de ablandarte sus historias tristes buscará otro método.

Ausencia de otra perspectiva diferente a la del abusador

En las relaciones de abuso y control, las víctimas tienen la sensación de andar siempre
"con pies de plomo", temerosas de decir o hacer algo que pudiera dar lugar a un estallido
de violencia. Para sobrevivir, comienzan a ver el mundo desde la perspectiva del abusador.
Empiezan a arreglar las cosas que podrían dar lugar a un estallido, actúan de modos que
saben que agradarán al abusador o evitan aspectos de sus propias vidas que podrían causar
un problema. Si sólo tenemos una moneda en el bolsillo, entonces la mayoría de nuestras
decisiones se convierten en decisiones financieras. Si nuestra pareja es un abusador o
controlador, entonces la mayoría de nuestras acciones están basadas en nuestra percepción
de la posible reacción del abusador. Empezamos a centrarnos en las necesidades, deseos y
hábitos del abusador/controlador.

La adopción del punto de vista del abusador puede ser tan intensa que la víctima siente
rabia hacia aquellos que intentan ayudarla. El abusador ya estaba enfadado y resentido con
cualquiera que pudiera proporcionar apoyo a la víctima, y por lo general utiliza múltiples
métodos y manipulación para aislar a la víctima de los demás. Cualquier contacto que la
víctima tenga con personas que la apoyan es recibido con acusaciones, amenazas o
estallidos violentos. Entonces las víctimas se alejan de sus familias, temiendo que el
contacto familiar pueda provocar abuso adicional y violencia en la casa. En este punto, las
víctimas reniegan de sus padres y amigos, diciéndoles que no llamen y dejen de interferir y
rompen la comunicación con otros. De acuerdo con el abusador/controlador, empieza a
verlos como personas que causan problemas y hay que evitar. Muchas víctimas amenazan
con denunciar a sus familias y amistades si continúan "interfiriendo" o tratan de ayudar a la
víctima en su situación. Si una llamada casual de su madre da lugar a un estallido
temperamental de dos horas de duración con amenazas y acusaciones, la víctima se da
cuenta de que es más seguro si su madre deja de llamar. Si simplemente decirle que deje de
llamar no es suficiente, la víctima puede, por su propia seguridad, acusarla de intentar
arruinar la relación y exigir que no llame más.
En casos severos de síndrome de Estocolmo en la relación, la víctima puede tener
problemas para dejar al abusador y puede pensar que la situación abusiva es culpa suya.
Durante intervenciones policiales, la víctima puede pensar que la detención de su pareja
por abuso físico es culpa de ella. Algunas mujeres permiten que los servicios sociales se
lleven a sus hijos antes que romper la relación con su maltratador. Dado que adoptan la
perspectiva del abusador, los niños cometieron un error: se quejaron de la situación,
llamaron la atención de las autoridades y pusieron en peligro la relación de los adultos. Por
desgracia, los niños llegan a convertirse en una amenaza para la seguridad de la víctima.
Para quienes padecen el síndrome de Estocolmo, permitir que se lleven a los niños de la
casa disminuye su estrés y proporciona un ambiente más sano emocional y físicamente
para los niños.

Percepción de una incapacidad para escapar

En el caso de un rehén de un atraco a un banco, amenazado por delincuentes armados, es


fácil entender que perciba una incapacidad de escapar. En las relaciones de pareja, la
creencia de que no se puede escapar es también común. Muchas relaciones de abuso y
control consideran que el vínculo debe existir hasta que la muerte los separe, atados juntos
por temas mutuos financieros, mutuo conocimiento íntimo o situaciones legales. Las
siguientes son algunas situaciones comunes:

Las parejas controladoras han contraído deudas hasta un punto en que ninguno de los
dos puede sobrevivir por sí mismo. Los controladores que sospechan que su pareja puede
marcharse, a menudo compran un nuevo automóvil, alegando después que no pueden pagar
una pensión alimenticia debido a sus facturas.

La ruptura legal de una relación, especialmente una matrimonio, a menudo da lugar a


problemas importantes. Un controlador que gane dinero negro o se mantenga gracias a
negocios no muy legales corre el riesgo de que sus fuentes de ingreso se ven investigadas o
se hagan públicas durante el divorcio. En estos casos, el abusador se vuelve más ansioso
por la posibilidad de exposición pública de sus negocios que por la pérdida de la relación.

Los controladores a menudo recurren a amenazas extremas, como llevarse a los niños
fuera de la ciudad, dejar su trabajo antes que pagar la pensión, exposición pública de temas
personales de la víctima o asegurar a la víctima que nunca podrá vivir tranquila debido a su
continua acoso. En casos graves, el controlador puede amenazar con llevar a cabo una
acción que impida a la víctima mantenerse, como "haré que pierdas tu trabajo" o "quemaré
tu coche".

A menudo los controladores mantienen a la víctima en la relación por medio de la culpa


(amenazando con suicidarse si la víctima se marcha). La víctima puede sentirse quemada y
demasiado deprimida para marcharse. Adicionalmente, los abusadores y controladores a
menudo crean una dependencia mediante el control de los ingresos, poniendo los vehículos
y casas a su nombre y eliminando cualquier recurso que la víctima pueda utilizar para
marcharse. En mi práctica clínica he escuchado a veces: "Me marcharía, pero ni siquiera
puedo sacar dinero de la cuenta. No conozco las claves".

En adolescentes y adultos jóvenes, las víctimas pueden sentirse atraídas por una persona
controladora si se consideran inexpertos, inseguros o abrumados por cambios en sus vidas.
Cuando los padres atraviesan un divorcio, los adolescente puede mantener una relación con
un individuo controlador que les promete ayudarles a sobrevivir lejos de casa.

En las relaciones malsanas y, sobre todo, el el síndrome de Estocolmo, existe una


preocupación diaria con los "problemas". Un problema es cualquier persona, grupo,
situación, comentario, mirada casual o comida fría que pudiera producir un estallido
emocional o abuso verbal por parte del controlador o abusador. Para sobrevivir, hay que
evitar los problemas a toda costa. La víctima debe controlar las situaciones que causan
problemas. Eso puede incluir evitar familiares, amigos, compañeros de trabajo, y
cualquiera que pueda crear un "problema" en la relación abusiva. La víctima no odia a los
amigos o familiares; sólo está evitando problemas. La víctima también limpia la casa,
calma a los niños, comprueba el correo, evita ciertos temas y anticipa cada tema del
maltratador para evitar problemas. En estas situaciones, los niños ruidosos son un
problema. Los seres queridos y amigos son una fuente de problemas para la víctima que
está intentando evitar la agresión física o verbal.

El síndrome de Estocolmo en las relaciones no es infrecuente. Los agentes de la policía


son dolorosamente conscientes de esta situación (las llamadas por disputas domésticas son
llamadas de alto riesgo durante el trabajo). Cuando los llaman los vecinos durante un
incidente de abuso, el maltratador se muestra pasivo al llegar la policía, mientras la pareja
maltratada amenaza a los policías si su pareja es arrestada por violencia doméstica. En
realidad, las víctimas saben que el maltratador se vengará si 1) promueven el arresto, 2)
describen el abuso/pelea de modos que el abusador considera como traición, 3) no pagan
sus fianzas lo antes posible, y 4) no se disculpan personalmente por la situación (como si
fuera culpa suya).

El síndrome de Estocolmo produce un vínculo malsano con el controlador o abusador.


Esa es la razón por la que muchas víctimas continúan apoyando al maltratador y se
muestran compasivas con alguien que ha abusado de ellas psicológica y, en ocasiones,
físicamente.

¿Hay alguien más implicado?

En pocas palabras: ¡sí! A lo largo de la historia, la gente ha apoyado y participado en


situaciones que van de abusivas a bizarras. Al empujar a otros a participar en dichas
situaciones, está claro que han desarrollado sentimientos y actitudes que apoyan su
participación. Un modo en que estos sentimientos y actitudes se desarrollan recibe el
nombre de "disonancia cognitiva".

La disonancia cognitiva explica cómo y por qué las personas cambian sus ideas y
opiniones para apoyar situaciones que no son sanas, positivas y normales. SEegún esta
teoría, las personas tratan de reducir la información u opiniones que les hacen sentir
incómodos. Cuando tenemos dos grupos de cogniciones (conocimientos, opiniones,
información de otros, etc.) que son opuestas, la situación se vuelve emocionalmente
incómoda. Incluso aunque podamos encontrarnos en una situación absurda o difícil, pocos
quieren admitir ese hecho. Por el contrario, tratamos de reducir la disonancia (el hecho de
que nuestras cogniciones no encajan, no están de acuerdo o no tiene sentido cuando se
combinan). La disonancia cognitiva puede reducirse añadiendo nuevas cogniciones
(añadiendo nuevos pensamientos y actitudes). Algunos ejemplos:

Los fumadores saben que fumar produce cáncer de pulmón y supone un riesgo para la
salud. Para seguir fumando, el fumador cambia sus cogniciones: 1) ahora fumo menos que
hace 10 años, 2) estoy fumando cigarrillos bajos en alquitrán, 3) esas estadísticas están
echas por la conspiración de la industria del cáncer, 4) de algo hay que morirse. Estas
nuevas cogniciones/actitudes les permiten seguir fumando y culpar a los restaurantes por
ser injustos.

Compras un vehículo por 40.000 dólares que gasta una gran cantidad de combustible.
Justificas el gasto con: 1) es perfecto para viajar (sólo haces un viaje al año), 2) puedo
usarlo para transportar cosas (una mesa de café en 12 meses), 3) puedes llevar mucha gente
en él (el 95% de las veces vas solo).

Tu marido o novio se vuelve abusivo. No puedes dejarlo debido al dinero, niños u otros
factores. Debido a la disonancia cognitiva, puedes empezar a pensar: 1) en realidad sólo
me golpea con la palma de la mano, 2) ha tenido demasiado estrés en el trabajo.

Leon Festinger creó la expresión "disonancia cognitiva". Había observado una secta
(1956) en la que los miembros dejaban sus casas, ingresos y empleos para trabajar para la
secta. Esta secta creía en mensajes procedentes del espacio exterior que predecían el día en
que el mundo acabaría debido a una inundación. Como miembros de la secta, creían que
podrían salvarse si escapaban en naves espaciales en la fecha señalada. Conforme se
reunían y esperaban ser rescatados por los ovnis, la hora del fin del mundo llegó y pasó. Ni
inundaciones ni platillos volantes. En vez de creer que los habían engañado, tras toda su
implicación emocional y financiera decidieron pensar que sus creencias habían salvado al
mundo y continuaron manteniendolas después del fracaso de la profecía. La moraleja:
cuando más inviertas (dinero, trabajo, casa, tiempo, esfuerzo, etc.) con más fuerza
necesitarás justificar tu posición. Si invertimos 5 dólares en un billete de lotería, justificas
su pérdida con un "ya ganaré la próxima vez". Si inviertes todo lo que tienes, hace falta una
creencia casi irracional y una actitud inusual para apoyar y justificar esa inversión.

Los estudios indican que somos más leales y comprometidos con algo que es difícil,
incómodo e incluso humillante. Los rituales de iniciación de fraternidades universitarias,
marines, etc. producen individuos leales y comprometidos. Casi cualquier experiencia dura
crea un vínculo. Cada pareja, no importa lo poco que encajen, se enamoran en el cine
después ser atacados por terroristas, acosados por asesinos, quedarse atrapados en una isla
o ser secuestrados por extraterrestres. La inversión y la dura experiencia son los
ingredientes de un vínculo intenso, incluso si ese vínculo es malsano. Nadie se enamora
por ser miembros de un club automovilístico o musical. Pero si están luchando por
sobrevivir en una isla desierta... !puedes apostar!

Las relaciones abusivas producen una gran cantidad de inversión malsana por ambas
partes. En muchos casos tendemos a permanecer y apoyar la relación abusiva debido a
nuestra inversión en ella. Varios tipos de inversiones nos mantienen en una relación
inadecuada:

• Inversión emocional. Hemos invertido tantas emociones: hemos llorado tanto, nos
hemos preocupado tanto, que creemos que tenemos que seguir hasta el final.
• Inversión social. ¡Tenemos nuestro orgullo! Para evitar la humillación social y
situaciones sociales desagradables continuamos con la relación.
• Inversión familiar. Si hay niños en la relación, las decisiones relacionadas con la
relación se ven empañadas por la situación y necesidades de los niños.
• Inversión económica. En muchos casos, la pareja controladora y abusiva ha creado
una situación financiera compleja. Muchas víctimas permanecen en la mala
relación esperando una mejoría económica que hiciese su marcha más fácil.
• Inversión en el estilo de vida. Muchas parejas controladoras o abusivas utilizan el
dinero o estilo de vida como inversión. Las víctimas en esta situación no quieren
perder ese estilo de vida.
• Inversión de intimidad. A menudo invertimos intimidad emocional y sexual.
Algunas víctimas han vivido una destrucción de su autoestima emocional o sexual
en la relación malsana. La pareja abusiva puede amenazar con extender rumores o
contar detalles íntimos o secretos. Un tipo de chantaje que utiliza la intimidad se
encuentra a menudo en estas situaciones.

En muchos casos, no son sólo nuestros sentimientos por una persona los que nos
mantienen en una mala relación, sino la cantidad de inversiones. Las relaciones son
complejas y a menudo vemos sólo la punta del iceberg. Por este motivo, la frase más
común que utiliza la víctima para defender su relación es "tú no lo entiendes".

Combinar dos situaciones malsanas

La combinación del síndrome de Estocolmo y la disonancia cognitiva da lugar a una


víctima que no sólo cree que la relación es aceptable sino también que la necesita
desesperadamente para su supervivencia. La víctima piensa que se vendrá abajo
psicológicamente si la relación termina. En relaciones largas, la víctima ha invertido todo
en ella. Ahora la relación decide su nivel de autoestima, valía personal y salud emocional.

Por las razones descritas, la víctima piensa que familiares y amigos son una amenaza
para la relación y , finalmente, para su salud personal y su existencia. Cuanto más protesten
los familiares y amigos por la naturaleza abusiva de la relación, más desarrollará la víctima
una disonancia cognitiva y se pondrá a la defensiva. En este punto, familiares y amigos se
vuelven víctimas del individuo maltratador.

Es importante destacar que tanto el síndrome de Estocolmo como la disonancia


cognitiva se desarrollan de un modo involuntario. La víctima no inventa esto a propósito.
Ambos se desarrollan como un intento de existir y sobrevivir en un ambiente amenazante y
controlador. A pesar de lo que podamos creer, nuestro ser querido no está en esa relación
para irritarnos, avergonzarnos o llevarnos a la bebida. Lo que puede haber empezado como
una relación normal, se ha convertido en una relación abusiva. Están intentando sobrevivir.
Su personalidad está desarrollando los sentimientos y pensamientos necesarios para
sobrevivir y disminuir el ataque emocional y físico. Todos nosotros hemos desarrollado
actitudes y emociones que nos ayudan a aceptar y sobrevivir en ciertas situaciones.
Tenemos esas actitudes y emociones acerca de nuestros trabajos, comunidad y otras áreas
de la vida. Cómo hemos visto a lo largo de la historia, cuanto más disfuncional sea la
situación, más disfuncional es nuestra adaptación a ella para sobrevivir. La víctima se
implica en un intento por sobrevivir y hacer que la relación funcione. Una vez que llega a
la conclusión de que no funciona y no puede arreglarse, necesitará nuestro apoyo mientras
pacientemente esperamos que tome la decisión de volver a un estilo de vida sano y
positivo.

Familiares y amigos de la víctima

Cuando la familia se encuentra con un ser querido envuelto en una relación con una
persona abusiva, la situación se vuelve emocionalmente dolorosa y socialmente difícil para
la familia. Aunque cada situación es diferente, estas son algunas directrices a considerar:

Probablemente la víctima ha tenido que elegir entre la relación o la familia. Esta elección
es más difícil debido al control e intimidación que se encuentra a menudo presente en una
relación de este tipo. Sabiendo que elegir la familia puede tener graves consecuencias
personales y sociales, la familia siempre queda en segundo lugar. Ten en cuenta que la
víctima sabe en su interior que la familia siempre la querrá y aceptará su regreso cuando
suceda.

Recuerda que cuanto más presiones a la víctima del abusador, más probarás su punto de
vista. Le dirá que su familia está tratando de arruinar su maravillosa relación. Utilizará la
presión en forma de contacto, comentarios y comunicaciones, como una evidencia contra
ti. Una invitación a una fiesta se encuentra con un: "!Ya lo verás! Sólo quieren que vuelvas
con ellos, así que pueden decirte cosas desagradables de mí".

Tus contactos con tu ser querido pueden ser recibidos con rabia y resentimiento. Esto es
debido a que cada contacto puede hacer que el abusador le ataque verbal o
emocionalmente. Imagina que te dan un sermón de cuatro horas cada vez que te llama tu
tía Gladys. Al final, te enfadarás cada vez que llame, sabiendo lo que el contacto originará
en tu casa. Cuanto más larga la llama, más largo el sermón. Así pues, cuando llame tu tía
querrás librarte de la llamada lo antes posible.

Insistir demasiado produce más presión. Es mejor establecer citas predecibles y


acordadas cuando la víctima esté fuera de la casa. Llamar cada miércoles por la tarde, sólo
para ver cómo van las cosas, es menos amenazante que llamadas al azar durante la semana.
Las llamadas al azar suelen verse como controladoras. Si te encuentras con un contestador
deja un mensaje amable y cariñoso. Nunca discutas sobre la relación (el abusador puede
estar escuchando) a no ser que la víctima saque el tema. El objetivo de estas llamadas
concertadas es mantener el contacto, recordarle que estarás siempre ahí para ayudar y
recordar al controlador tranquilamente que la familiar está cerca y no ha desaparecido.

Intenta mantener contactos tradicionales y especiales con tu ser querido (fiestas,


ocasiones especiales, etc.). Haz los contactos breves, sin comentarios que puedan ser
utilizados como evidencias. Los contactos hechos en fechas tradicionales (fiestas,
cumpleaños, aniversarios, etc.) no resultan tan amenazantes para el abusador. Los
contactos que proporcionan información pero no hacen preguntas tampoco resultan
amenazantes. Un ejemplo puede ser una simple tarjeta que dice. "Es solo para que sepas
que tu hermano consiguió un nuevo trabajo esta semana. Podrás verlo en un Wal-Mart
cualquier día de estos, con cariño, tus padres". Esto permite a la víctima saber que su
familia está ahí por si los necesita. Además, reducen las discusiones o estallidos del
abusador debido a que los contactos se hacen de un modo tradicional y esperado. Es difícil
enfadarse por el nuevo trabajo del hermano sin parecer ridículo. Tampoco inventes fiestas
ni envíes una nota recordando que es el cumpleaños de Sigmund Freud. Eso sería
sospechoso, incluso en mi familia.

Recuerda que hay muchos canales de comunicación. Es importante que mantengamos un


canal abierto si es posible. Estos canales incluyen llamadas telefónicas, cartas, tarjetas y e-
mail. Si es posible, puede ser útil concertar una cita para salir o ir de compras una vez al
mes. Recuerda que el objetivo es el contacto, no hacer presión.

No pienses que el comportamiento de la víctima está en contra de la familia o amistades.


Puede ser un modo de sobrevivir o de disminuir el estrés. Las víctimas pueden oponer
mucha resistencia, enfadarse o volverse hostiles debido a la complejidad de su relación con
el abusador. Pueden maldecir, amenazar o acusar a sus seres queridos y amigos. Esta
reacción hostil defensiva es en realidad un mecanismo de autoprotección (un intento de
evitar problemas).

Las víctimas necesitan saber que no serán rechazadas debido a su conducta. Ten en
cuenta que son dolorosamente conscientes de su situación. Saben que están siendo
maltratadas o controladas por su pareja. Recordarles esto con frecuencia sólo hará que
quieran verte menos. Solemos evitar a las personas que nos recuerdan cosas o situaciones
que son emocionalmente dolorosas.

Las víctimas pueden abrir lentamente una puerta y proporcionar información acerca de
su relación o insinuar que están pensando en marcharse. Cuando esa puerta se abra, ¡no
irrumpas dentro con el cuerpo de Marines tras de ti! Escucha y ofrece apoyo, como "Sabes
que tu familia te apoyará en cualquier decisión que tomes en cualquier momento". Pueden
estar explorando que apoyo hay disponible, pero pueden no estar preparadas todavía para
hacerlo. Muchas víctimas utilizan un "plan de salida" que puede llevar meses o incluso
años completar. En este punto pueden estar sólo reuniendo información.

Cada situación es diferente. La familia puede necesitar buscar asesoramiento en su


comunidad. Una consulta con un profesional de la salud mental o abogado puede ser útil si
la situación se vuelve legalmente complicada o si existe un peligro significativo de daño.

Como parientes o amigos de una persona envuelta en una relación abusiva, nuestra
reacción normal es actuar de manera intensa. Nos enfadamos, resentimos o volvemos
agresivos a veces. Nuestra mente se llena de una gran variedad de planes que van desde el
rescate o secuestro hasta emboscar al abusador con un bate. Pero cualquier agresión contra
el abusador dará lugar a dificultades adicionales para la víctima. Intenta mantener la calma
y espera una oportunidad para mostrar tu amor y apoyo cuando lo necesite.

En algunos casos, como en adolescentes o adultos jóvenes, la familia puede


proporcionar algún apoyo financiero o de otro tipo. Cuando recibimos respuestas airadas a
nuestras llamadas de teléfono, nuestra rabia y resentimiento nos dice que dejemos de
ayudarle. He escuchado: "Si ella sigue saliendo con ese imbécil, no será en un coche que
estoy pagando yo" y "Si prefiere a esa mujer antes que a su familia, ya puede salir de la
universidad y ponerse a vender hamburguesas". Retirar la ayuda financiera sólo hace que
sea más dependiente del abusador. Recuerda que si nos mostramos agresivos mediante
amenazas, retirando la ayuda o presionando, nosotros nos convertimos en la amenaza, no el
abusador/controlador. Por desgracia, cuanto más dura sea su experiencia, más intenso será
su vínculo.

Como puedes imaginar, la combinación del síndrome de Estocolmo y la disonancia


cognitiva puede estar también presente cuando nuestro se querido se ve envuelto en sectas
u otros grupos. En algunas ocasiones, el abusador es en realidad un grupo u organización.
Las víctimas percibidas como desleales al grupo son castigadas. Aunque este artículo se
refiere a situaciones individuales, las directrices para la familia pueden resultar útiles en
estas situaciones.

Comentarios finales

Tal vez seas la víctima de una relación controladora y abusiva, tratando de entender tus
emociones y actitudes. Puede que seas un hijo, hija o amigo de alguien implicado en una
relación abusiva, que busca modos de comprender y ayudar.

Si un ser querido mantiene una relación con un abusador, es difícil determinar el


resultado a largo plazo debido a los múltiples factores implicados. Si la relación se
encuentra en la fase inicial, pueden terminar la relación por sí mismos. Si la relación ha
continuado durante un año aproximadamente, pueden necesitar ayuda y un plan de salida
antes de terminar la relación. El matrimonio y los hijos dificultan su salida de la situación.
Cuando la víctima decide terminar la infeliz relación, es importante que vean a sus seres
queridos como fuentes de apoyo, amor y comprensión; no como fuentes de presión, culpa o
agresión.

Este artículo pretende comprender la complejos sentimientos y actitudes que resultan tan
sorprendentes para la víctima como para sus familiares y amigos. He bosquejado algunas
recomendaciones para separarse de una relación abusiva (www.drjoecarver.com) pero hay
más víctimas en esta situación. Espero que este artículo sea de utilidad para familiares y
amigos que se preocupan, lloran y tienen problemas para entender la situación de su ser
querido.

Considera este artículo como una guía general. Algunas recomendaciones pueden ser
apropiadas y útiles mientras que otras puede que no se apliquen a determinadas
situaciones. En muchos casos, necesitaremos ayuda profesional de naturaleza psicológica o
legal.

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