Anda di halaman 1dari 9

Universidad Nacional de Catamarca | Facultad de Humanidades

Diplomatura Universitaria en Arte y Cultura

ARTE Y CULTURA TÉCNICA

EL ARTE, LA CULTURA Y LA TÉCNICA A TRAVÉS DEL PENSAMIENTO FILOSÓFICO

Nombre y apellido de autor 1: Carrizo Luciana


Direcció n de correo electró nico: carrizoluciana8@gmail.com

Nombre y apellido de autor 2: Noriega Adela Johana


Direcció n de correo electró nico: joy621423@gmail.com

Nombre y apellido del docente del Módulo: Ariel Ferguglio

2019
Universidad Nacional de Catamarca | Facultad de Humanidades
Diplomatura Universitaria en Arte y Cultura

Introducción:

El pensamiento sobre la técnica recorre escenarios diversos que componen las formas de
aprehensió n de lo humano y su integració n en el devenir cultural. La técnica se acopla tanto
en el uso de objetos y aparatos, como en la codificació n de sistemas de articulació n social que
permiten un pensamiento de lo contemporá neo, sea en el ámbito discursivo o en las prá cticas
socioeconó micas y culturales. El presente artículo busca presentar un panorama de las
significaciones contemporá neas sobre el concepto de técnica, partiendo de los siguientes
interrogantes: ¿cuá l es la relació n entre arte y técnica? y ¿có mo excluye la cultura a los
objetos técnicos? para encontrar una transversalidad funcional que lo relacione con ejes
estéticos en sentido ampliado, y que definan una apropiació n cultural del fenó meno. Ademá s
busca reflexionar sobre la interrelació n entre el arte, cultura y la tecnología. Analizar có mo, a
través de la historia, éstas actividades se entrelazaron y fueron evolucionando en forma
conjunta en una suerte de efecto entre simbió tico y sinérgico. Durante el relato algunos
pensamientos filosó ficos de Lewis Mumford, Gilbert Simondon, Pablo Rodriguez y Claudia Kozak,
será n mencionados a modo explicativo.
Universidad Nacional de Catamarca | Facultad de Humanidades
Diplomatura Universitaria en Arte y Cultura

Arte y técnica

Lewis Mumford fue un hombre que pensó aunando disciplinas. Así, él mismo decidió
convertir su mente en un espacio de encuentro y diá logo entre diferentes saberes. Sobre el
mundo, un ú nico drama se despliega, y, por tanto, dar una respuesta global es lo legítimo.
Frente a los infinitos síntomas, la mirada debe dirigirse al íntimo y trá gico fallo del que la
estructura adolece.
Arte y técnica, es una pieza má s dentro de la profunda reflexió n que Mumford acomete sobre
un poderoso acontecimiento: có mo la técnica, y lo que ella implica, se ha vuelto soberana de
los dos mundos que cruzan al hombre, el objetivo y el subjetivo. Analizar las razones, precisar
los dañ os y trazar la salida, es la cruzada que este pensador neoyorquino se autoimpuso, el
río subterrá neo que nutre a todas sus obras.
Definició n: Segú n define Mumford: Técnica es “…esa parte de la actividad humana en la cual,
mediante una organizació n energética del proceso de trabajo, el hombre controla y dirige las
fuerzas de la naturaleza, con miras a conseguir sus propios fines humanos.” (Lewis Mumford,
1957:17).
Arte es “…principalmente el dominio de la persona y su finalidad es ensanchar la provincia de
la personalidad, de manera que sentimiento, emociones, actitudes y valores, en esa forma
individualizada y especial en la cual aparecen en una persona determinada, en una cultura
determinada, pueden ser transmitidos con toda su fuerza y significado a otras personas y a
otras culturas.” (Lewis Mumford, 1957:18). Cabe destacar que en ambas definiciones el
centro es la persona, lo humano. La persona como elemento clave, y segú n Mumford, faltante
en las políticas actuales. El problema y la solució n.
La técnica fue una buena herramienta para eliminar el excesivo simbolismo, pero desde
finales del s.XVIII hasta hoy, nos encontramos en la situació n opuesta: El predominio de la
técnica. El autor pone como ejemplo una frase del poeta del s.XIX, Henry Adams, en la que
dice que lo irreal era el poeta y no el hombre de negocios (Lewis Mumford, 1957:13). Así, la
naturaleza íntima del hombre, sus deseos, capacidad de amar, de compasió n y de expresarlo
mediante las artes fueron arrinconados. El conocimiento “no objetivo”, emocional, se
convirtió en irreal. Se pasó de valores a hechos. Con ello se arrincona la parte del ser humano
que lo hace má s humano junto con la propia razó n, sus valores histó ricos. La subjetividad ha
quedado equiparada al ocio, a lo trivial, a lo irracional. El arte no es un sustituto de la vida, es
un modo de manifestar los valores que no se pueden expresar de otro modo, es el uso del
mínimo recurso para expresar lo má ximo, es autoconocimiento y autorrealizació n, es una
expresió n de amor. Así, el arte ha sido expulsado al uso del mismo como una herramienta
propagandística y ya no es má s ese demorarse en las experiencias para crear un mundo de
significados, que de otro modo pasarían demasiado rá pido para asimilarlas.
¿Qué es ahora el hombre? Un “dios tecnoló gico, un demonio moral y un idiota estético”, pero
Mumford no se deja vencer por el pesimismo, y tal vez, junto con su capacidad de comunicar,
esta sea su mayor fortaleza. De este modo, su trabajo no es una venganza contra los tiempos
que corren, sino un plan de evasió n de la cá rcel que hemos hecho de nosotros mismos. Su
respuesta, pasa por la defensa de la comunidad frente al Estado, por la reintegració n de la
ciencia y las humanidades, por romper la divisió n industrial del arte y el trabajo, por la
“resurrecció n” de la personalidad y por la génesis de un yo insurgente – un yo despierto,
capaz de participar de los valores democrá ticos y escapar del totalitarismo que la má quina-
sociedad demanda.
Este pensador, lleva dentro de sí el ejército de la valentía, la rebelió n contra todo tipo de
huida, la apuesta por remangarse y mancharse las manos con la fealdad del mundo moderno.
En definitiva, la lucha por convertir el lodo en barro y el barro en hermosos objetos de
artesanía. ¿Acaso este impulso que en él se materializa no es la mejor definició n que podemos
Universidad Nacional de Catamarca | Facultad de Humanidades
Diplomatura Universitaria en Arte y Cultura

dar del hombre? Porque, como el mismo defiende, no es Prometeo el protector de los
hombres, sino ese otro dios conocido como Orfeo.
Mumford señ ala que la má quina ha reducido la incertidumbre por el futuro y ha cubierto
muchas necesidades bá sicas en occidente, pero en lugar de darnos má s libertad o reducir las
guerras, ha provocado el efecto contrario. Frente a la madurez intelectual y el orden exterior,
se hacen patentes la inmadurez moral y el caos interno. Vivimos en una falsa seguridad que
nos da el aparente orden que se ha conseguido mediante la técnica, mientras que la mejora de
la calidad de vida no es proporcional al desarrollo tecnoló gico.

Claudia Kozak, en su obra Arte y técnica en el contexto de la cultura mediática.


Travesías argentinas en el siglo XX

Los medios de comunicació n, y el rol de los comunicadores sociales, fueron a veces juzgado
sin entender si eran parte de un Arte o una Cultura, la técnica del uso de la era digital
manejada por la comunicació n, quien logra transmitir a cientos de personas secuencias en
tiempo real, pero no percibida en ese espacio, por eso hablar de una relació n entre arte y
técnica podría parecer terreno conocido.
Hablar de cultura de masas, se habló de cultura, se incluye al arte, en otras ocasiones se
consideró que solo el arte era cultura. Por esta nueva era el arte ya no es solamente técnica si
no la nueva era DIGITAL.
“Siglo XX un nú cleo denso de problemas anudados difíciles de desatar que se reactiva —se
ajusta, diríamos, para seguir la metá fora— toda vez que los imaginarios de modernizació n
tecnoló gica se hacen má s fuertes. Digo: toda vez que un nuevo paisaje tecnoló gico, mundo de
artefactos e instrucciones de uso —lo que no es otra cosa que la pedagogía que nos enseñ a a
movernos en sociedad— se impone a los cuerpos y la “conciencias” (sean ellas lo que sean), el
nudo arte/técnica se agranda y nos llama a volver a desatarlo. Así sucedió en las dos primeras
décadas del siglo XX, cuando un paisaje netamente urbano de automó viles, aeroplanos,
transatlá nticos, cinemató grafos, fonó grafos, teléfonos cobijados bajo “violentas lunas
“(Ludion Arte Y-Técnica, 2003: 1).
En los siglos posteriores aparecen fuertemente los medios masivos de comunicació n,
logrando obtener resultados de nueva era tecnoló gica y estrategia para la nueva
modernizació n, las costumbres y los paisajes tecnoló gicos generan un confort en el mundo,
los artefactos empiezan a ser má s accesibles a las personas y no lejanos en películas de
Hollywood.
“Y allí aparece entonces nuevamente la cuestió n del arte y la técnica como algo de qué
(preocuparse: el pop art, claro, es un referente principal; pero también el discurso
“medioló gico” de McLuhan, quien revisita sin decirlo muy explícitamente a Valéry o
Benjamin; los modelos combinatorios matemá ticos y cibernéticos como los que sustentan las
exploraciones del grupo Oulipo (Calvino 1985; Fondebrider 1988, Quenau 1965 y, má s acá
incluso, el verná culo “arte de los medios de comunicació n” de Masotta, Jacoby (Ludion Arte Y-
Técnica, 2003:2).
En los 90 aparece un nuevo paisaje tecnoló gico, con el nacimiento de las computadoras, la
fibra ó ptica, los satélites, y tantas cosas que genera la tecnología, se suma a todo esto la tele
informá tica y la ingeniería genética, arrojando como resultado el ARTE DIGITAL Y el ARTE
TRANSGENICO.
En lo que hace a la Argentina, resulta todavía necesario construir el mapa de las relaciones
arte/técnica durante el siglo XX porque ello permitiría no só lo relevar una serie de cruces
diferenciados sino también recuperar debates no del todo saldados que se mantienen a lo
largo de tiempo.
El concepto de aura acuñ ado por Walter Benjamin, en directa relació n con los modos de
percepció n y experiencia estética, ha dado lugar a grandes malos entendidos. Puesto que para
Benjamin la “verdadera” aura no existe en el tiempo histó rico —tiempo al que llama mítico y
fantasmagó rico, el tiempo de lo siempre igual, aunque con apariencia de novedad— sino en el
Universidad Nacional de Catamarca | Facultad de Humanidades
Diplomatura Universitaria en Arte y Cultura

tiempo redimido del Paraíso —o, como lo dice en algú n lugar, el tiempo “de una sociedad sin
clases” ( Ludion Arte Y-Técnica, 2003:5).
Es así que en la era moderna el arte y la técnica van conjuntamente, que es una relació n que
produce un saber un nuevo conomieniento con la cibernética, la ingeniería, aunque para
algunos la tecnología destruyo los procesos reales del arte, para otros fue todo lo contrario,
como por ejemplo Simó n Don, quien celebro la era Cibernética, para algunos filó sofos todo el
conocimiento se traslada a una má quina. Pero el arte de generar atraves de diferentes
técnicas que la tecnología nos brinda es algo innovador y relevador, que deje de ser algo
utó pico y se convierta en realidad lo que el arte genera con la técnica como ser los medios de
comunicació n que llegan a cientos de lugares es un proceso ú nico de un arte grande que
puede ser visualizado por cientos de personas.

Objeto técnico y cultura

En su obra “El Modo de existencia de los Objetos Técnicos”, Gilbert Simondon, platea que hay
un conflicto muy antiguo entre la cultura y la técnica, que ha llevado a una desvalorizació n de
la segunda por parte de la primera. Es por eso que su pretensió n es resolver ese conflicto,
integrando de nuevo la técnica y la cultura.
Simondon emprende esta tarea porque considera que existe una oposició n estereotipada
entre cultura –entendida como fuente de imá genes y arquetipos- y técnica –entendida como
fundamento de “civilizació n”-. Esta oposició n es en parte un desfasaje resultado de
fenó menos de crisis causados por la rá pida metamorfosis de las técnicas.
El desprecio por la técnica surge, segú n Simondon, de un desconocimiento que lleva a los
hombres a manifestar resentimiento y aversió n hacia las producciones técnicas. Pero este
desconocimiento no se subsana con un caudal de informació n o de datos “técnicos” acerca de
la técnica. Para Simondon, el hombre opera como un mediador a partir del momento en el
que las má quinas forman sistemas conectados entre sí, como resultado de las aplicaciones de
la teoría de la informació n. Ese hombre que es mediador entre las má quinas es un
mecanó logo. Distinto a un operador, un técnico o un ingeniero. Ellos está n llamados a ser
mecanó logos, pero no siempre lo son.
De acuerdo al filó sofo, a esos mecanó los les hace falta una cultura técnica, que no se obtiene
solamente con los conocimientos teó ricos acerca de su oficio. El verdadero mecanó logo es el
que posee la intuició n de los objetos con los cuales se relaciona. Una intuició n que se
manifiesta en la capacidad de considerar la realidad técnica como una expresió n cultural, que
permita un acercamiento distinto al de la funció n de uso, al de la pura producció n. Simondon
hablaba de salvar al objeto técnico de la obsolescencia y de la degradació n a la que lo condena
la sociedad, abriendo así la vía para que el arte se apropie de la misió n de reinstalar
culturalmente esos objetos que una época rechaza o desecha.
“En los períodos en que las técnicas se modifican poco, hay adecuació n del contenido cultural
y del contenido técnico de una civilizació n. Pero cuando las técnicas se modifican, algunos de
los fenó menos humanos que constituyen una cultura se modifican menos velozmente y
menos radicalmente que los objetos técnicos: las instituciones jurídicas, el lenguaje, las
costumbres, los ritos religiosos se modifican menos velozmente que los objetos técnicos”
(Simondon, 2017: 42).
En este sentido, la totalidad orgá nica que constituía la cultura junto con las formas técnicas
que le eran adecuadas, rompe su causalidad recíproca y proliferan entonces lo que Simondon
llama “realidades- símbolos parcialmente inestables”. Se constituye así “(…) un pseudo-
organismo de las formas de la cultura de evolució n lenta que no pueden ser equilibradas sino
por medio de formas técnicas que ya no existen, y un bloque de inercia débil de las técnicas
nuevas, que parece falsamente liberado de toda significació n cultural (…)” (Simondon, 2017:
43).
Universidad Nacional de Catamarca | Facultad de Humanidades
Diplomatura Universitaria en Arte y Cultura

Dicho desfasaje entre técnica y cultura es concebido -como todo en la teoría de la


individuació n-, desde el centro activo del ser actual. Se trata de una realidad ú nica y primitiva
sometida a cierta génesis por medio de diferenciació n, que en tanto no recubra su desacople
con un cambio de estructura, no permitirá una nueva individuació n. De este modo, “La
cultura, disociada y en estado de crisis, se atrinchera en el campo reducido de la cultura y del
arcaísmo abandonando a las técnicas a las fuerzas exteriores y al desorden” (Simondon,
2017: 44). Esta separació n a su vez implica la escisió n en la cultura entre aquellas disciplinas
que se orientan mayormente por funciones de totalidad –por ejemplo, los estudios
psicosociales- y las que se orientan por funciones de finalidad –los estudios empíricos-.
Escisió n que acrecienta todavía má s la brecha a la hora de adquirir los simbolismos que
realicen los acoplamientos necesarios para el surgimiento de esquematismos con la
capacidad de afrontar las crisis en distintos ámbitos de lo humano.
De manera similar, en MEOT la concepció n ontogenética de las relaciones entre cultura y
técnica es explicada a través del concepto de génesis, postulado como “el proceso de
individuació n en su generalidad” (Simondon, 2008: 172). La génesis de la tecnicidad “(…)
quizá s no sea só lo génesis de objetos, o incluso de la realidad técnica, sino que venga de má s
lejos y constituya un aspecto restringido de un proceso má s vasto, que quizá s continú e
engendrando otras realidades después de haber hecho aparecer a los objetos técnicos”. Así, la
génesis de la tecnicidad -sus condiciones de aparició n, su funcionamiento y aquella
significatividad que de ella se desprenda- es equilibrada por otras génesis, anteriores,
posteriores, o contemporá neas a los objetos técnicos. La hipó tesis general que da cuerpo a la
crítica sobre la relació n de la cultura con el objeto técnico, entonces, se apoya en la
concepció n simondoneana sobre el sentido del devenir: la relació n del hombre con el mundo
es considerada como un conjunto u organizació n que se comprende como sistema en el que
se acoplan individuaciones dispares.
En funció n de ello, Simondon sostiene que: “La cultura está desequilibrada porque reconoce
ciertos objetos, como el objeto estético, y le acuerda derecho de ciudadanía en el mundo de
las significaciones, mientras rechaza otros objetos, y en particular los objetos técnicos, en el
mundo sin estructura de lo que no posee significaciones, sino solamente un uso, una funció n
ú til” (Simondon, 2008: 32).
A partir de lo dicho, se perfila una problemá tica que para nosotros aú n hoy no ha sido
resuelta: la atribució n de propiedades significativas o “creativas” a cierto tipo de productos y
actividades colectivas que siguen siendo denominadas culturales; a esto se le opone la
reducció n de una populosa cantidad de productos y actividades que quedan del lado de lo
ú til, lo bioló gico, lo mecá nico, etc.
Simondon afirma que el rechazo mencionado, promovido tal vez por una “cultura parcial”,
deposita a aquellos que sí tienen contacto con el mundo técnico, en una relació n con el
mismo, que culmina en cierta tecnocracia, tecnofanía o idolatrizació n de la má quina.
Por otra parte, la rá pida metamorfosis de las técnicas causa desconcierto en los campos que
son los principales encargados del cuidado de lo simbó lico, provocando en muchos casos
comportamientos y diagnó sticos reactivos que pueden ser caracterizados mediante el
concepto que Simondon denomina “tecnó foba”. Esta actitud, opuesta a la descripta
anteriormente, arroja al mundo de los objetos técnicos hacia una ausente de significació n, a
un destierro de la “ciudadela de la cultura” (Simondon, 2017:45). En este sentido, los objetos
técnicos existen bajo la modalidad de un velo o disfraz que Simondon entiende como un
“pudor obligatorio”, una necesidad de “culturalizarse” muchas veces en desmedro del
desarrollo de su propia potencia técnica.
La mencionada ambivalencia entre tecnocracia y tecnó foba es una de las razones que
dificultan la estabilizació n de las sociedades en crisis, en la medida en que enturbia la
posibilidad de que la vida en comú n resuelva las tensiones a la que es expuesta por la llegada
de la nueva tecnología.
Como cierre de la idea filosó fica de Simondon, se puede decir que la cultura solo reconoce
como parte de ella al objeto estético, y no así al objeto técnico, el cual es evaluado segú n su
Universidad Nacional de Catamarca | Facultad de Humanidades
Diplomatura Universitaria en Arte y Cultura

utilidad. Es por eso, que el autor buscar insertar al objeto técnico a la nueva cultura para
formar grupo o conjunto relacionado entre y de esta manera llegar a establecer nuevos
parámetros de creatividad humanas.
Universidad Nacional de Catamarca | Facultad de Humanidades
Diplomatura Universitaria en Arte y Cultura

Conclusión:

Hoy en día se podría decir que el arte y la tecnología son dos rostros de la creatividad
humana, dos que ademá s se encuentran estrechamente relacionados, a pesar de las
diferencias que en apariencia tienen entre sí. Aquello que hace el arte en no pocas ocasiones
se ha logrado gracias a un desarrollo técnico específico, una tecnología cuya existencia
permite al artista hacer o dejar de hacer determinada obra. Sí lo condiciona, pero
posiblemente también lo incita a trascender esas limitaciones.
En este sentido, la relació n entre una y otra actividad humana podría encontrarse en
prá cticamente cualquier época, pero sin duda es en tiempos recientes cuando la tecnología
posee una presencia, tan persistente, de algú n modo tan ineludible, que el arte se ha
encargado de incorporarla a sus procesos, tanto como un recurso, un instrumento, como
parte del examen de la realidad contemporá nea, cuando muchas de nuestras prá cticas e
interacciones pasan casi necesariamente por un dispositivo tecnoló gico.
Como por ejemplo, las proyecciones digitales, el desarrollo del sonido de alta fidelidad, el
videomapping, el uso de apps que complementan una exposició n o una obra, la
transformació n del cine gracias a tecnologías como el 3D, la influencia de las redes sociales y
su particular forma de comunicació n en la literatura y la poesía, son algunas muestras de
có mo la tecnología se ha ido filtrando hacia el quehacer artístico, tomando el lugar de los
ó leos de antañ o y en muchos casos generando nuevas formas de aprehender fragmentos de la
realidad desde la perspectiva estética.
Universidad Nacional de Catamarca | Facultad de Humanidades
Diplomatura Universitaria en Arte y Cultura

Bibliografía

 Lewis, M. (1957). “ARTE Y TECNICA”.Buenos Aires: Nueva visió n.


 Pablo, R. (2015). “Amar a los aparatos. Gilbert Simondon y una nueva técnica”.
Buenos Aires: Tecnología &Sociedad.
 Simondon, G. (2008). “El modo de existencia de los objetos técnicos”. Buenos Aires:
Prometeo.
 Simondon, G. (2017). “Sobre la Técnica”. Buenos Aires: Cactus
 Claudia, K. (2003). “Arte y técnica en el contexto de la cultura mediá tica. Travesías
argentinas en el siglo XX”. Buenos Aires: Universidad Nacional del Comahue.
Recuperado de: http://www.ludion.org/articulos.php?articulo_id=15

Anda mungkin juga menyukai