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Pocos conocen de la función social, de la misión y el objeto, de la

verdadera naturaleza de un instituto de ciencias forenses; pocos saben,


en realidad, para qué sirven las ciencias forenses, las cuales gozan de
una gran base teórica, pero, en sus efectos, ella sólo tienen utilidad
práctica. La literatura moderna sobre las ciencias forenses es
inabarcable, aún en lengua española, y solo se le equiparan las ciencias
jurídico-penales, incluyendo la criminología y sus derivados.
Más que decir que el objeto de estudio de las ciencias forenses es el
descubrimiento del delito, lo que cuenta es la vulgarización de sus
términos y premisas, para que juristas y jueves puedan entender sus
conocimientos, y puedan descubrir esta verdad que permite a la Medicina
legal y la Policiología, de manera sencilla objetiva, ser accesible a los
que investigan los hechos punibles.
Los fallos de los jueces se apoyan en esta verdad, en la calificación de
los hechos verificados con capacidad científica (piénsese aquí en el
laboratorio forense), y con la persona autorizada que es el perito. La
opinión de los peritos es lo que se llama dictamen.
En los países donde se hace Ciencias Forenses éstas se expresan a
través de órganos, el gasto económico es muy elevado, la capacidad de
sus peritos es verdaderamente óptima, y la colaboración entre medicina
forense-criminalística-administración de justicia es clara, de gran ética, y
goza de tradición.
El ejercicio de las ciencias forenses comprende un campo común, un
“terreno de dos”, convirtiéndola en una ciencia “híbrida”, obligándola a
entenderse con el mundo del derecho. El signo distintivo de las ciencias
forenses es que para poderlas ejercitar necesitan previamente de un
cuerpo legislativo que, en principio, se identifique con los objetivos que
persiguen estas tecnologías y técnicas específicas, y luego, convertir en
institución la función de Policía Judicial en la que ha de aplicar los
grandes principios y las enseñanzas que permiten al perito experto
aplicarlos al esclarecimiento de cuestiones judiciales, mediante sus
dictámenes; y al jurista aprovecharlos, interpretarlos y resolverlos a partir
de lo dictaminado por los peritos.
Es obvio que nada de esto funcionaría si no es a través de un órgano
especializado. El primero de ellos fue el Instituto de Patología Forense,
que se ocupa en mayor jerarquía de la Medicina Legal, y luego el
Laboratorio de Criminalística de la P. N.; de este último no dispone
ningún vínculo formal, pero sí de manera empírica ha estado sirviendo al
Ministerio Público.
Es así como nuestra justicia forense ha alcanzado una tendencia,
buscando un nuevo orden, una nueva unidad y una integración que es
casi una exigencia tras el cambio del modelo de la justicia procesal, que
ahora se fundamenta más en la prueba pericial y en la labor de los
nuevos peritos: los médicos forenses.
Para poder comprender la función del Instituto Nacional de Ciencias
Forenses de la República Dominicana, es esencial familiarizarse con la
legislación que lo ha creado (la resolución No. 16956, que de seguro no
va a ser la única), ya que a través de ella se prescriben cuidadosamente
la forma de cómo se ha de seleccionar a los peritos, designación en su
cargo, orientación en su actuación, recibir sus dictámenes y finalmente
utilizarlos.
Son las normas internas del INACIF, que están pendiente de redacción.
Las reglamentaciones que se vinculan a las ciencias forenses han sido
muy escasas en nuestro país; para cambiar estas deficiencias, la
creación del INACIF es todo un gran salto de avance. Un verdadero
proyecto de integración, que hace posible, de acuerdo a criterios idóneos
el ejercicio del conjunto de ciencias forenses, que hasta ahora están
ausentes en el escenario de las universidades (que deben incorporarse
ya), y que la justicia reclama de acuerdo a un viejo ideal: humanidad y
rigor científico en la esclarecimiento de los casos.
De la experiencia del Instituto de Patología Forense (IPF), en el 1989,
surgió la Residencia Médica (creada en 1996) para convertir a los
médicos en forenses. Ahora es visión del INACIF, sustituir a todos los
legistas que pertenecen a él (unos 50 en total) por médicos forenses,
pero enrolándolo en dicha residencia médica.
La legislación de procedimiento criminal, anterior a la nueva Ley 76-02,
impuso muchas obligaciones a la medicina legal nacional: entre ellas,
practicar muchos exámenes, reconocimiento de evidencias para ser
analizada por el juez, y emitir los dictámenes medicolegales. Esta ley
procesal penal actual pide que se haga una relación más detallada de
todas las operaciones que practican los expertos forenses y de sus
resultados.
El máximun de rendimiento útil que la sociedad ha esperado de las
cualidades del perito forense tienen una oportunidad en el Instituto
Nacional de Ciencias Forenses. Hace poco un médico legista del INACIF
me confesó que algunos de ellos son muy mal remunerados, y otros.
Hago el cotejo para rendir la utilidad de que el magistrado Procurador
General de la República sea receptivo de esta situación, y estoy seguro
que hago bien.
Interesado por la patología forense, a pesar de que distingo como
criminólogo clínico, actualmente abogado, deseo ir, ahora, en otra
dirección. Y tiene que ver con la cuestión de que los médicos forenses no
son patólogos forenses. Los legistas son médicos con o sin especialidad,
pero no son forenses. No existe en la sociedad dominicana una
“Sociedad Dominicana de Patólogos Forenses”, a quienes corresponderá
coordinar la cooperación medicolegal con la justicia, desarrollar
institucionalmente la tarea de los médicos forenses, hasta que
desaparezcan gradualmente los legistas.
Hace ya un tiempo un amigo me confesó que la única patología forense
que él conoce es la que Sarita Valdez ha convertido en periodismo,
escribiendo siempre en una dirección que uno interpreta no es la propia
del perito forense, que generalmente actúan con la ética propia de los
forenses, en situaciones a veces creadas por él mismo. Los
profesionales medicolegales que se valen de los medios pierden la
confianza de los jueces, que prefieren a un perito exclusivo de los
tribunales. De ahí la expresión: los peritos solo dictaminan.
El doctor Sarita Valdez actualmente es Sub-secretario de Estado de
Salud Pública, tiene la autoridad suficiente para advertir las amenazas
que se ciernen sobre el INACIF; por su experiencia puede orientar en
relación a los pasos pendientes de esa joven institución, de forma
oficiosa y de manera institucional. Pero ha preferido lanzar ataques a
esta institución de marras, los cuales son muy equívocos y
desesperados; algunos no se sorprenden de los escribas. No es raro que
hasta lo crean director del INACIF.
No suelo polemizar en los medios, pero quiero contar la siguiente
historia, relacionada al nacimiento del natimuerto Instituto de Ciencias
Forenses, entonces Proyecto de la Cámara de Diputados, en la que para
el año 2002, me desempeñaba, sí, como Asesor Nacional Externo (de
acuerdo al Convenio de Préstamo No. 7185 – RD; Banco Mundial).
El proyecto en cuestión fue elaborado por el doctor Vertilio Cornielle
Segura y el ex-Jefe de la P. N., Manuel de Js. Pérez Sánchez. Aquello
fue un mal diseño, casi un calco mal hecho de la Ley Orgánica del
Organismo de Investigación Judicial, No. 5524, de Costa Rica. Pero era
algo. Era mucho para el inicio de las ciencias forenses que todavía no
despegan en el país. Lástima que ocurrió lo de siempre: las autoridades
dominicanas no están entrenada para crear proyectos originales; no
saben actuar en función de necesidades y nutrirse de los límites a las
capacidades que se poseen.
Un asunto sí era claro en aquel proyecto: era gubernamental, como lo es
hoy el INACIF, creado por iniciativa de la Procuraduría General de la
República, como representante jurídico del Estado. No es mala idea que
el proyecto de entonces cayera en manos del Poder Judicial, tal como
ocurre en otros países latinoamericanos, más vinculante a los tribunales,
que al Ministerio Público.
Lo que afirmo ahora está en Acta de la Comisión de Salud. Desde mi
calidad de coordinador de la Comisión, para la realización del taller que
debía depurar y ajustar el proyecto, que no pudo discutirse nunca y
perimió en 6-7 ocasiones, desde su origen, comprendí lo difícil que va a
cuando empiece el instituto. La razón, entre otras más, es que al parecer
existe una rivalidad profesional entre Sarita Valdez y Vertilio Cornielle,
que en nada beneficia al clima del momento, pendiente de inaugurar el
INACIF. Unos están con él; otros en su contra. Todo esto resulta muy
lamentable entre las personas que más tiempo han dirigido esa rama
forense, que se llamó el Instituto de Patología Forense, proyectando un
mal ejemplo para los nuevos cuadros.
Aquí termino. Lamento haber dado más importancia al doctor Sarita de la
que en realidad merecía el INACIF. Lo que deseen conocer de esta
organización les invito visitar su website, en el que se incluye casi todo lo
que considera positivo y de utilidad, incluyendo todas las legislaciones
que tienen que ver con que sea ya una realidad. No sé si el doctor Sarita
aspirará en el futuro a dirigir el INACIF, pero yo sí. Debí haberme ganado
la confianza del actual Procurador General, de haberlo persuadido para
dirigir los procesos y operaciones propios de la investigación criminal.
No obstante, estamos muy esperanzados. Una última evocación: de las
ciencias forenses, quizás tenemos la letra, pero definitivamente nos hace
falta la música.

INSTITUTO NACIONAL DE CIENCIAS FORENSES


(INACIF)
El INACIF es un órgano técnico funcionalmente independiente, adscrito
administrativamente a la Procuraduría General de la República, con la misión
principal de brindar auxilio científico y técnico a los órganos de investigación y a
los tribunales penales y en las condiciones que establezca la correspondiente
reglamentación, a otros órganos públicos y privados y a los particulares.
Fue creado mediante Resolución No. 16956, de fecha 20 de diciembre del año
2004, por la Procuraduría General de la República, cuyas funciones son las
siguientes:
1. Brindar los informes y dictámenes que soliciten las autoridades judiciales y el
Ministerio Público.
2. Practicar los análisis e investigaciones científicos y técnicos que sean requeridos
por el Ministerio Público, las autoridades judiciales, entes oficiales o privados o
particulares, en las condiciones que autorice la reglamentación.
3. Definir normas técnicas o científicas que deben cumplir organismos o personas
que realicen funciones periciales relacionadas con las ciencias forenses en sentido
general y en las demás áreas establecidas.
4. Delegar o contratar en algunas personas naturales o jurídicas la realización de
algunas actividades periciales y controlar su ejecución.
5. Presentar al Magistrado Procurador General de la República los proyectos de
resoluciones que sean necesarios expedir para regularizar y estandarizar la
prestación de servicios de ciencias forenses.
Misión
Ejercer las funciones de organismo superior de investigación científico-técnico,
auxiliar de los procesos judiciales y vinculantes a los tribunales para ofrecer los
dictámenes periciales, conforme lo establecen la Constitución y las leyes procesal-
penal en la República Dominicana.
Regular la peritación forense, y en general toda la a actividad pericial, conforme la
nueva normativa para el ejercicio de la profesión médico-forense en los cuerpos de
formación del Ministerio Público.
Realizar todas las tareas propias del Instituto Nacional de Ciencias Forenses,
organismo que conlleva a la práctica de los informes y dictámenes que soliciten las
autoridades judiciales y el Ministerio Público, practicando los análisis e
investigaciones científicos y técnicos que sean requeridos por el Ministerio Público,
y los tribunales de la República Dominicana.
Visión
Constituir un Cuerpo Médico-Forense cuya finalidad esencial es la de humanizar la
justicia y servir con ética a los ciudadanos enfrentados en un conflicto que amerite
una investigación eficiente, eficaz y científica.
Actualizar, adecuar, agilizar e impulsar el desarrollo de las ciencias forenses y
criminalísticas en el país, modernizando el flujo de los procesos técnico-
investigativos y criminalísticos en apoyo y soporte al modelo de Reforma Procesal
Penal, ejecutado actualmente en la República Dominicana.
Ing. Francisco Manuel Gerdo Rosales Director General del Instituto Nacional de
Ciencias Forenses Avenida 27 de Febrero Esquina Tiradentes No. 266 Tel. 809-
732-1407.
Dra. Manuela Rodríguez Directora Regional Este Carretera San Pedro de Macorís-
Hato Mayor, San Pedro de Macorís República Dominicana Tel. 809-246-5151
Dra. Ana Sánchez Directora Regional Sur Hospital Regional Taiwán-Azua, calle
Independencia Esquina 27 de Febrero, Azua, República Dominicana Tel. 809-521-
3565.
Dra. Fátima Frómeta Directora Regional Norte Calle Pedro Francisco Bono No. 33,
Santiago de los Caballeros República Dominicana Tel. 809-226-1018.
Dr. Juan Alexis Blanco Directora Regional Nordeste Hospital Regional San Vicente
de Paúl, San Francisco de Macorís República Dominicana Tel. 809-588-0237.

Algunos aspectos que son de importancia para el médico general o para cualquier
especialista que practica algún posgrado relacionado con la medicina, son el
estudio, análisis, interpretación clínica y pronóstico de una lesión en el paciente
(traumatismo) y su relación con los diferentes mecanismos de producción
(trauma). La correcta interpretación de éstos será de gran utilidad al ser
plasmados en un documento medicolegal (dictamen) que servirá como auxiliar en
la procuración e impartición de la justicia, como apoyo a la autoridad desde el
punto de vista penal, para tipificar un delito, graduar la gravedad del mismo y así
deslindar responsabilidades entre los individuos involucrados o desde el punto de
vista civil para la indemnización de secuelas traumáticas, compensación o pago de
tratamientos o daño moral. Lo anterior forma parte de esta apasionante rama de la
medicina legal: la traumatología forense. Para entenderla es pertinente revisar los
siguientes conceptos.

Lesión. Es imprescindible entender las diferencias conceptuales de este término


en los ámbitos médico y jurídico. Mientras que médicamente se entiende por
lesión a: “toda alteración órgano-funcional como consecuencia de factores
externos o internos al organismo”, desde el punto de vista legal se define como
“toda alteración de la salud y cualquier otro daño que deje huella material en el
cuerpo humano, si estos efectos son producidos por causa externa”; por ello,
mientras médicamente se puede hablar de una lesión en miocardio como
consecuencia de un infarto al mismo, legalmente ésta sólo se consideraría lesión
si existiera una causa externa que la hubiese ocasionado.

Herida. Constituye la pérdida de continuidad de la piel (rotura). Su equivalente en


tejido óseo es la fractura; en serosas, mucosas y vísceras es la laceración.

Trauma. Se define como la acción externa (a través de diferentes mecanismos)


que a su vez ocasiona el traumatismo.

Traumatismo. Representa el daño resultante en el individuo, predominantemente


anatómico, que se produce como resultado de un trauma.

Lesiones
Clasificación
Las lesiones se clasifican de la siguiente forma:

 Desde el punto de vista anatómico, lo cual responde al área corporal donde


se causó el daño.

 En relación con los agentes que las producen (ello se verá en capítulos
posteriores).

 Por las consecuencias que ocasionan, tiene importancia su clasificación


desde un enfoque legal en el dictamen previo de lesiones; este documento
lo completará el primer médico en contacto con el paciente, por ello en esa
lógica todo médico lo elaborará en algún momento de su ejercicio
profesional.

En el dictamen previo se hacen tres cuestionamientos que ayudarán a la autoridad


a determinar la gravedad de las lesiones, son:
1. ¿Las lesiones que presenta el paciente ponen en peligro su vida?

De manera general ponen en riesgo la vida del paciente las lesiones que
involucran cavidades, afectan estructuras vitales, ocasionan hemorragias
cuantiosas.

2. ¿Las lesiones del paciente ...

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