En la actualidad, es cada vez mayor la cantidad de casos de niños y jóvenes que requieren
controlar sus problemas de atención y por esta razón los padres de familia reciben
constantes quejas de los centros educativos. La indisciplina y el bajo rendimiento
académico son algunas de las causas, sobre todo si no se conoce del diagnóstico o no se
sabe cómo afrontar algunas situaciones del diario vivir en la escuela, relacionadas con la
atención dispersa. En primera medida hay que aclarar que la atención dispersa no se
considera una discapacidad y, por tanto, padres de familia y maestros no deben excusar a
los niños que lo padecen por el incumplimiento de normas y de falta de compromiso con
las actividades propuestas en la casa o en el colegio. En segundo caso hay que considerar
que la concentración es una capacidad cognitiva que se puede trabajar con ejercicios
propuestos por profesionales cuando se está debilitando y, se debe tener presente que es
mejor prevenir su deterioro y potenciarla día a día. Lee aquí un artículo para mejorar la
capacidad cerebral fácilmente.
Órdenes claras
No es lo mismo dar una orden a un niño que tiene problemas de atención a uno que no,
por eso las órdenes deben ser dadas por partes, mirándolos a los ojos y asegurándose de
que esté entendiendo la instrucción.
Apoyo escolar
Cuando un niño tiene algún retraso escolar por falta de comprensión de las temáticas
debido a su bajo nivel de atención, es necesario individualizar los procesos, haciendo
acompañamientos académicos y sicopedagógicos que brinden herramientas para ayudarlo
a alcanzar la atención y la confianza que necesita, con el fin de lograr el control de su
concentración, sin saturarlo y sin generar dependencia por el acompañamiento continuo.
Apoyo sicológico
Los niños que padecen problemas de atención generan altos episodios de estrés,
desmotivación y frustración, y pueden llegar a sufrir de depresión y de baja autoestima en
la adolescencia, por la gran cantidad de críticas que padecen por no hacer las cosas bien,
así que lo mejor es siempre ir acompañado de un profesional en la materia que logre
guiarlos a ellos y a su círculo social correctamente.
Hacer deporte:
Cualquier deporte requiere de la atención necesaria para lograr entenderlo y poder
practicarlo, así que si a nuestro niño con atención dispersa le interesa alguno, hay que
darle la oportunidad de practicarlo, guiado por un entrenador que utilice la práctica
constante como una vía para contribuir con el desarrollo social-atencional del niño. La
última y más acertada de las recomendaciones es informarnos sobre el tema, ya que entre
mayor conocimiento de la sintomatología, diagnóstico y tratamiento del déficit de
atención, ya sea con hiperactividad o no, podrá ayudar a padres y maestros a enfrentar
correctamente las situaciones sin caer en el error de creerlos incapaces de lograr todas
aquellas metas que se proponen a lo largo de su vida