Introducción
En los siguientes párrafos resumiremos, un poco libremente pero sin afectar su
contenido, el libro “Narcotráfico S.A. La Nueva Guerra del Opio”.
La primera edición (en inglés) fue encargada en Septiembre de 1978 por Lindón H.
LaRouche, fundador de Executive Intelligence Review. Bajo su dirección cientos de
investigadores en el mundo entero indagaron sobre el negocio del narcotráfico hasta
llegar a sus orígenes.
En aquella época, LaRouche y sus colaboradores iniciaban una campaña internacional
contra el hampa y el tráfico de drogas. La columna vertebral del libro fue el informe “ A
National Strategy to Control Crime” que LaRouche publicó en octubre de 1978. En
1985 apareció la segunda edición (en español) que ahora tengo ante mis ojos.
He tenido que leerlo tres o cuatro veces y todavía no salgo de mi asombro. ¿Hasta que
punto vivimos, los comunes mortales, en un mundo de fantasía? ¿Es la visión que
tenemos del mundo, una imagen agrandada y mejorada, al mejor estilo de Hollywood?
No quiero avanzar demasiado sobre las conclusiones a las que Usted, lector,
seguramente llegará, tal como yo lo hice.
Comencemos diciendo que el libro en cuestión está dividido en cinco partes:
Parte I. Gran Bretaña y la Primera Guerra del Opio.
Parte II. Cómo funciona el imperio de las drogas.
Parte III. La trampa de la deuda y la narco-economía en Iberoamérica.
Parte IV. El hampa y la mafia nazi-comunista
Parte V. Los orígenes británicos de la contracultura.
No. No se preocupe buscándolo en las librerías. Resulta que en la parte III del libro, se
le dedica un capítulo entero a la familia Cisneros (el cual reproducimos completico) y el
libro desapareció del mercado venezolano como por arte de magia. Todos menos
algunos. Una copia puede ser consulta en la Facultad de Ciencias Políticas y Jurídicas
de la Universidad de Los Andes. La copia que yo tengo me fue facilitada por un amigo
cuyo nombre me permito omitir.
En el Prefacio a la edición española se muestra la similitud entre la Primera Guerra del
Opio llevada a cabo por Inglaterra contra China, con la Segunda Guerra del Opio que de
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nuevo está llevando a cabo los herederos de la vieja Compañía de las Indias Orientales
británica –la mismísima monarquía británica y algunas de las mismas casas bancarias-
contra Iberoamérica. Los perpetradores dirigen el cartel de mayor éxito en el mundo,
Narcotráfico S.A. Tal vez algunos nombres y domicilios ya no son los mismos. Pero,
como veremos, se trata de la misma facción oligarca, cuyo perverso método ha pasado
de padres a hijos, y en muchos casos los apellidos y las fortunas familiares, los fondi de
la nobleza, son exactamente los mismos.
El Fondo Monetario Internacional ocupa hoy día el lugar de la Compañía de Indias
Orientales británica, y el imperio soviético, que heredó el designio de la rancia
oligarquía rusa de erigirse en la “Tercera y Última Roma”, ha negociado su tajada en el
imperio internacional de Narcotráfico S.A.
En los comienzos de la Segunda Guerra del Opio, los efectos estaban concentrados en
los EE.UU. como víctimas consumidoras. Los proveedores se encontraban en el
conocido “Triángulo Dorado”, una región entre la antigua Camboya, Laos y Vietnam.
El dinero sucio se lavaba en Hong-Kong. Pero en los últimos años algunas de estas
premisas han cambiado enormemente. El “Triángulo Dorado” perdió su hegemonía y
surgieron, la llamada “Media Luna Dorada”, región comprendida entre Irán, Afganistán
y Pakistán; e Iberoamérica (que además también comenzó a formar parte de las
víctimas). Para el lavado de dinero se usan ahora los bancos extraterritoriales del
Caribe.
De hecho, 1978 fue el año en que se inició la gran operación de hacer a Iberoamérica
una vasta colonia productora de drogas. En ese entonces Jimmy Carter, el presidente
estadounidense nombrado por la Comisión Trilateral, sentó las bases para que la banca
estadounidense se pusiera a la par con los narco-bancos más grandes del orbe o fuese
absorbida por ellos.
En octubre de 1979, Paul Adolph Volcker, jefe de la Reserva Federal designado por
Carter e íntimo amigo de David Rockefeller, cencerro de la Comisión Trilateral, inició
su infame legalización de la usura imponiendo tipos de interés de hasta 20%. Todo el
sector en desarrollo, y en particular Iberoamérica, quedó a merced de las maniobras de
los narco-banqueros. Al tiempo que las deudas nacionales se duplicaban o triplicaban, el
Fondo Monetario Internacional aceleró el proceso de recolonización.
Las naciones que esperaban entrar al siglo 21 como naciones desarrolladas se vieron
obligadas a renunciar a esa esperanza. Los grandes problemas industriales que fueron la
esperanza de los setentas –energía nuclear, riego, puertos y otras obras de
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infraestructura esencial para erigir economías sanas- se desmantelaron por órdenes del
FMI.
Los adalides de la “libre empresa”, los seguidores de Hyek y Friedman, que han
justificado el genocidio tal como el Pastor Malthus justificara las barbaries de la
Compañía de las Indias Orientales británica, victorearon la ni tan “libre” dictadura del
FMI sobre todo el hemisferio sur.
El mismo dictador de la “libre empresa”, el FMI promovió con más fuerzas la
legalización de la “economía informal” de las naciones iberoamericanas, la libertad de
los narcodólares para infiltrar las bancas nacionales y los planes agrícolas basados en
“cultivos de exportación”, cuya verdadera finalidad es fomentar el cultivo de
estupefacientes.
Con la crisis de la deuda de los ochentas vino la desesperanza del desempleo en masa, la
desnutrición crónica y la marginación: los ingredientes de un ambiente de pesimismo
cultural, propicio a la drogadicción, el terrorismo y el caos, y la desintegración social.
Por más que sociólogos y antropólogos cataloguen el terrorismo y la desmoralización de
nuestros días como “fenómenos sociales”, es evidente que se trata más bien de
consecuencias directas del obrar de las familias oligárquicas internacionales, obrar tan
premeditado como predecibles son esas consecuencias. Basta echarle un vistazo a la
serie de ensayos políticos publicados en 1979 por el Congreso de Relaciones Exteriores
de Nueva York, el infame Programa de los Ochentas , en el que se aboga sin tapujos
por la “desintegración controlada”, para entender ese juego de ajedrez mundial en el que
los estados nacionales son meros peones sacrificables.
Las operaciones de saqueo de los ochentas se planearon de modo que fuesen tan
devastadoras como los métodos británicos del siglo 18. Con fugas de capitales, bajas
forzadas de los precios de las materias primas del Tercer Mundo y brutales
devaluaciones, se obligó a una nación tras otra a desistir de sus planes de desarrollo y
someterse a la recolonización virtual.
El narcotráfico internacional funciona como una firma multinacional única, no muy
distinta de los carteles farmacéuticos suizos, con una administración centralizada de la
producción, el transporte, la distribución, el almacenamiento y el financiamiento de su
“producto”. Su objetivo, al menos para la cúspide de su jerarquía, no son las ganancias.
Lo que se denomina Narcotráfico S.A. constituye una fuerza estratégica consagrada a
ejecutar el trato que tienen concertado la oligarquía financiera de Europa y la Ex Unión
Soviética. Es el trato que sellaron Bertrand Rusell y los representantes de la ex Unión
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Soviética vía las discusiones de “trastienda” de las Conferencias Pugwash, celebradas
en los cincuentas, entre otros canales.
Según ese acuerdo, que el finado presidente ruso Yuri Andropov denominó “nuevo
pacto de Yalta” a principios de 1983, el mundo se redividirá así: las naciones de Europa
occidental devendrán satrapías del Imperio Ruso y los Estados Unidos quedarán
relegados al hemisferio occidental, a la función de brutal cobrador de las deudas
contraídas por Iberoamérica con intereses bancarios angloamericanos y suizos.
Henry Kissinger y su directorio político internacional, conocido como Kissinger
Associates, son el nudo central. Ese papel lo fortalece la posición regente de Kissinger
en American Express, entidad en la que se ha integrado buena parte de la jerarquía de
Narcotráfico S.A.
Dichas jerarquía comprende los siguientes grupos principales:
• la combinación británica que domina los bancos extraterritoriales y el comercio
de metales preciosos; es decir, el Hong-Kong and Shanghai Bank, los intereses
auríferos Oppenheimer, importantes instituciones financieras como la Eagle Star
Insurance y el Barclay’s Bank, y sus parientes canadienses tales como el Banco
de Montreal y el Banco de Nova Scotia;
• Los principales bancos suizos;
• los encargados de continuar las manipulaciones financieras veneciano-genovesas
personificadas por el finado Roberto Calvi, del Banco Ambrosiano y el sórdido
Edmund Safra, de American Express.
• los vástagos de la banca suiza y los viejos fondi europeos: el cartel granero
internacional formado por Cargill, Continental (de la familia Fribourg), Bunge y
Louis Dreyfus; y
• las grandes instituciones financieras vinculadas al ex secretario de Estado de los
estado Unidos, Henry A. Kissinger, entre ellas los bancos Citibank y Chase
Maniatan, y American Express.
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anual que rebasa los 120.000 millones de dólares (en 1984). El Fondo Monetario
Internacional reconoce de modo oficial que la fuente principal de esos recursos es la
“fuga de capitales”; es decir, fondos que cruzan fronteras nacionales sin consideración
alguna de las leyes impositivas o de cambio de los gobiernos nacionales.
¿Cómo es posible que cada año cientos de miles de millones de dólares crucen
impunemente las fronteras internacionales? La respuesta es simple: una gran porción de
la banca internacional fue creada exclusivamente para lavar dinero sucio. Una comisión
senatorial nombrada para investigar los bancos, llegó a la conclusión, en 1983, que los
principales implicados eran los tres principales bancos suizos, el más grande banco
británico, el Barclay’s, el banco de Nova Scotia en Canadá y varias divisiones
extraterritoriales de bancos estadounidenses.
En el mundo misterioso de los intercambios de cuentas gubernamentales, se conoce
como “discrepancia estadística en la cuenta global de las balanzas de pago” a una
simple suma. Si el intercambio comercial mundial fuera transparente, la déficit de un
país serían superávit de otro, de tal forma que la suma total debería ser cero. Pues no,
las discrepancias demuestran que en la década 73-83 (Informe del FMI) las
discrepancias sumaban 800.000 millones de dólares. Es decir, entraron ilegalmente al
sistema bancario. Esta confesión del FMI indica que, después de arruinar las economías
y socavar la estabilidad política de la mayor parte de Iberoamérica, así como de Nigeria,
Filipinas y muchas otras naciones en desarrollo, el FMI reconoce lo que provocan sus
acciones: el éxodo en masa de capitales y la correspondiente inflación de la deuda
externa en los paises victimas.
El lavado de dinero sucio se realiza a través de una red financiera muy tupida, cuyos
orígenes se remontan al narcotráfico de las Guerras del Opio británicas de la década de
1840. El paradigma de esta red es el Comité de Londres, o sea los directores
acuartelados en Gran Bretaña del Hong-Kong and Shanghai Bank, banco central del
Narcotráfico S.A. Está directa e inmediatamente vinculado a las cinco grandes cámaras
de compensación londinenses, con los cinco corredores del monopolio del oro de
Londres, y los grandes bancos internacionales canadienses.
Años de investigaciones realizadas por cientos de investigadores y corresponsales de
Executive Intelligence Review han reconstruido en sus tres dimensiones la maqueta
Narcotráfico S.A. cuya fachada principal y más obvia es británica. Sus otras
dimensiones, igualmente integradas a una sola jerarquía mundial, son la europea,
asentada en Suiza, y la rusa.
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El Hong-Kong and Shanghai Bank manejan ahora el duodécimo banco más grandes de
los Estados Unidos, y sus colaboradores de entre las cámaras de compensación
británicas le han entrado en grande a la banca estadounidense, mediante la apropiación
del Crocker National Bank de California, por parte del Midland, del BanCal-TriState,
también de California, por parte de los Rothschild, e incursiones similares al mercado
estadounidense.
El grupo minero Oppenheimer, heredero del imperio de Cecil Rodees, es la fuerza
dominante –en colaboración con el HongShang y sus subsidiarias en el Medio Oriente-
en el tráfico elegal de oro y diamantes mediante el que se convierte en activos portátiles
e indetectables tanto dinero sucio. El grupo Oppenheimer, mediante De Brees, su
monopolio diamantero, Aglo-American Mining y Consolidated Gold Fields of South
Africa, sus corporaciones mineras y Phibro, su entidad comercial, ha extendido sus
tentáculos a todo el mundo, y especialmente a los Estados Unidos.
La Eagle Star Insurance, que sirve de enlace entre la oligarquía británica y los bancos
canadienses, ha penetrado entre las aseguradoras del continente europeo, a la vez que
gana enorme terreno en los Estados Unidos. La Eagle Star administra los fondos
familiares de aquellos gangsters de la época de la prohibición, a duras penas
reencauchados, la familia Bronfman. Los Bronfman, a su vez, comandan una variedad
inferior de las especies hamponiles de Estados Unidos y canada. Las aseguradoras
canadienses que funcionan bajo la égida de Eagle Star han venido a predominar en los
mercados urbanos de bienes raices en los Estados Unidos, desde Nueva York hasta
Tejas.
Pero aún más importante es el papel que asumió Eagle Star a partir de 1983, cuando se
convirtió en el principal eslabón visible entre el narcotráfico y el alto mando británico, y
con los intereses financieros suizo-germanos organizados en torno ade las grandes
fortunas familiares del sur de Alemania. Allianz Versicherung, de Munich, la
aseguradora más grande del continente europeo, compró 30% de Eagle Star en una
batalla de adquisición que recibió mucha publicidad.
Allianz representa una coalición de los más antiguos y venenosos fondi familiares
alemanes, incluidos los de la antigua dinastía bávara de los Wittelsbach, y la más
perversa familia en la Europa de habla alemana, los Thurn und Taxis. Fueron los Thurn
und Taxis y sus parientes políticos, los Braganza, la destronada familia real portuguesa,
quienes crearon y sufragaron la organización terrorista Tradición, Familia y Propiedad,
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involucrada en planes de asesinar al Papa Juan Pablo II (en Venezuela fue prohibida y
cerrada su sede).
La vieja United Fruti Company, rebautizada United Brands en los sesentas, ha sido el
eje de la gran delincuencia estadounidense desde comienzos del presente siglo,
sirviendo de puente entre la mafia siciliana de Nueva Orleáns y las firmas navieras de
los “bramanes” de Boston. Desde los inicios del narcotráfico iberoamericano, los
buques bananeros de la United que entran a la bahía de Baltimore han sido el más libre
vehiculo de transporte físico de contrabando a los Estados Unidos. United Brands,
merced a una serie de reorganizaciones empresariales, terminó en manos de Carl
Lindner, magnate de los seguros y principal socio de Max Fisher, cabecilla del hampa
de Chicago.
La suerte de United Brands, mediante un enredo de intereses financieros que parece
imaginado por un escritor de folletines de misterio, se ha unido a la American Express,
el más eficiente porteador secreto de dinero del mundo, y con el principe del lavado de
dinero sucio del Levante, el financista suizo-sirio Edmun Safra.
Sin duda el lector se siente perplejo en estos momentos. El mundo no puede ser tan
distinto a cómo se lo imaginaba. Continuemos…
Parte I.
Gran Bretaña y la Primera Guerra del Opio.
“Del exterior llega al país una avalancha de estupefacientes, importados por un grupo
de contrabandistas eficaces y bien organizados. La quinta parte de la población se
torna drogadicta, epidemia que supera a cualquiera que se conozca desde la época de
las grandes plagas. Las instituciones del orden están en ruinas”.
¿Ficción? No, historia. Fue lo acontecido a China en 1838, cuando los narcotraficante
venidos de Gran Bretaña introdujeron el opio. Para los británicos, el tráfico de opio no
era un sórdido negocio, sino un digno instrumento de la política de Estado. Grandes
sectores del Lejano Oriente se dedicaron al cultivo de la adormidera, a expensas de la
producción de alimentos, al grado que decenas de millones de individuos dependían
totalmente del cultivo, la distribución y el consumo de opio.
En 1840, el Emperador chino, frente a la aguda drogadicción que destruía por igual a los
mandarines y a la nación, intentó restringir las actividades de las compañías comerciales
británicas. La respuesta de Gran Bretaña fue la guerra. Las fuerzas militares chinas
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debilitadas por la droga no pudieron contener a los británicos. Finalmente se rindieron y
firmaron el Tratado de Nanquín, en 1842, que le dio a la Corona británica la increíble
suma de 21 millones de libras de plata, así como el gobierno del “puerto libre”
extraterritorial de Hong-Kong, que aún hoy sigue siendo la capital mundial del
narcotráfico británico.
Doce años después del Tratado de Nanquín, la Corona Británica comenzó la Segunda
Guerra del Opio contra China, otra vez con consecuencias desastrosas para los chinos y
otra vez con rendimientos monumentales para los narcotraficantes ingleses. En Octubre
de 1860, una fuerza expedicionaria franco-británica sitió Pekín, que cayó prácticamente
sin resistencia. Este hecho produjo la firma del Tratado de Tiensín que garantizaba a la
Gran Bretaña siete octavos del comercio total chino y un aumento de la compra de opio
que pasó de 58.681 cajas en 1860 a 105.508 en 1880.
Gran Bretaña construyó una cabeza de playa en los Estados Unidos con las siembras de
algodón por esclavos negros y financiamiento británico. Este algodón era llevado a
Liverpool. Ahí era hilado y transformado en ropa en los talleres del norte de Inglaterra
en donde se utilizaban niños y mujeres con salarios extremadamente bajos. Los artículos
de algodón se exportaban a la India, lo que arruinó su industria textil. India pagaba sus
importaciones de ropa con las divisas que le producía la exportación de opio. Sin la
“demanda” china de opio, se hubiera derrumbado todo el armazon comercial inglés.
Por su parte, la familia Rothschild, así como los Lehman, de Lehman Brothers, sus
primos banqueros que luego formarían parte de “Nuestra Gente” de Nueva York, todos
entraron a los Estados Unidos mediante la trata de algodón y esclavos de antes de la
Guerra Civil.
El opio comenzó también a penetrar los Estados Unidos y para 1875 se censaron
120.000 estadounidenses adictos.
En 1919 y 1920 ocurrieron dos acontecimientos de importancia estratégica decisiva para
la guerra del opio de Gran Bretaña en contra de los estados Unidos. Primero se fundó el
Real Instituto de Asuntos Internacionales, el cual tenía el objetivo de restaurar a la Gran
Bretaña como máxima potencia mundial incluyendo la recuperación de los Estados
Unidos. El segundo acontecimiento fue la declaración de la guerra del opio por parte de
Gran Bretaña a los Estados Unidos. Los norteamericanos conocieron ese episodio como
la “Prohibición”.
La Prohibición trajo a los Estados Unidos el narcotráfico, los narcotraficantes y el
hampa en granescala. Las bebidas alcohólicas ilegales y las drogas ilegalers eran las dos
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líneas de producción diferentes de la misma multinacional. Los abastecedores eran los
británicos, con sus destilerías de Escocia y Canadá, y sus refinerías de opio de Shanghai
y Hong-Kong. Los del dinero eran británicos, con sus bancos en Canadá y el caribe. Los
británicos, merced a sus nexos políticos en los Estados Unidos, crearon las condiciones
políticas esenciales para reconquistar a los Estados Unidos.
Juntas, las entradas que produjo el tráfico ilegal de wisqui y drogas durante la
Prohibición constituyeron un botín multimillonario del mercado negro. Aunque familias
como los Kennedy y los Bronfman medraron como bandidos a principios de los treintas
con la transición al comercio “legítimo” de bebidas alcohólicas, todo el andamiaje
financiero que hacía falta para mantener la infraestructura del hampa exigió diversificar
el mercado negro y ampliarlo en áreas que anteriormente casi no se había aprovechado.
El mercado de las drogas ilícitas en los Estado Unidos, por más que creció
significativamente como resultado de la experiencia de la Prohibición, sólo vino a
representar un negocio multimillonario pasadas varias décadas.
En los treintas y cuarentas, al invertir fenomenales dividendos de la Prohibición en
garitos, en estadios deportivos e hipódromos, el hampa echó los cimientos del
narcotráfico que se iniciaría a mediados de los cincuentas, una vez que se creó el
ambiente cultural propicio a la drogadicción.
Parte II.
Cómo funciona el imperio de las drogas
El narcotráfico es el segundo negocio del mundo por sus dimensiones, sólo superado
por el petróleo. Las piezas que componen el rompecabezas que debemos armar para
entender su funcionamiento se resumen en:
1. La descripción detallada que han reunido investigadores estadounidenses y de
otras nacionalidades, de la mecánica del comercio del opio desde el triángulo
Dorado hasta los puertos en donde sale para el resto del mundo.
2. La identidad de los principales mayoristas de opio, sobre todo entre emigrados
chinos, sin faltar los nombres de algunos banqueros.
3. Un panorama completo de las finanzas británicas en el Lejano oriente (cuyo eje
financiero es Hong-Kong y su principal banco, el Hong.Kong y el Shanghai) y
en particular la telaraña de las relaciones de los británicos con la banca de los
emigrados chinos en toda la región.
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4. Una descripción de cómo funcionan los mecanismos –la banca extraterritorial, el
comercio del oro y diamantes, etc- todos bajo el mando británico, con que se
lava el dinero sucio, que asciende cada año a cientos de miles de millones de
dólares.
5. Un inventario del muchísimo material de circulación general que prueba la
integración del Lejano oriente británico y las transacciones financieras con
dinero sucio en todo el mundo, con los altos mandos de la política exterior
británica, principalmente el Real Instituto de Asuntos Internacionales.
6. El material similar que prueba la existencia de un acuerdo estratégico entre Gran
Bretaña y la República Popular China, por lo menos desde las negociaciones
entre los trafiocantes británicos de opio y Mao Tse-tung, bajo los auspicios del
Real Instituto de Asuntos Internacionales.
7. Veinte años de documentación oficial –de fuentes estadounidenses, japonesas y
taiwanesas- que indica que la República Popular China produce y exporta opio
no sólo para obtener divisas, sino para costear operaciones secretas de
inteligencia, por intermedio de emigrados chinos.
8. Un cuadro de los lazon íntimos que unen a todos estos elementos –los viejos
traficantes británicos de opio, los manejos británicos con dinero sucio, las
operaciones de los chinos en el extranjero, el acuerdo político sino-británico-
con el elmento canadiense que eslabona el hampa estadounidense.
9. Una descripción de la telaraña internacional del cabildo “sionista” de Gran
Bretaña, y su función especial en lavado de dinero sucio, el comercio de oro y
diamantes con dinero sucio, la subvención del terrorismo internacional, y el
gobierno financiero de los canales del narcotráfico entre Canadá y los Estados
Unidos.
10. Finalmente, los datos que demuestran que los principales directores de la guerra
del opio contra los Estados Unidos no sólo se sientan en las mismas juntas
directivas empresariales y mantienen otros vínculos de negocios, sino que tienen
lazos de “sangre”, lo que hace de esta telaraña una sola familia.
El tráfico ilegal de drogas es no sólo la agencia de subversión y estafa más grande del
mundo: la dirige un solo grupo de individuos perversos cuyos nombres y filiaciones
damos más abajo, y cuyos lazos mutuos de propiedad, familia y colaboración política se
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remontan a hace unos 200 años. Sabemos sus nombre y domicilios, y cómo acabar con
ellos.
Aunque la mayor parte de los elementos del asunto están desde hace mucho tiempo al
alcance del público, tanto los investigadores como la gente tienden a concebir el mundo
del narcotráfico como una pelicula de “buenos” y “malos”: contrabandistas árabes o
colombianos, bandidos de pelo largo y mala cara, políticos corruptos. Si, si existen estos
individuos, pero son sólo peones de un monstruo cuya cabeza es la monarquía británica
y aliadas.
Un detalle muy sutil es que el precio de la heroína en las calles de cualquier ciudad de
los Estados Unidos es siempre el mismo. La razón es que el suplidor es también siempre
el mismo.
¿Adónde va el dinero?
Con tan inmensos volúmenes de dinero, sólo cabe una respuesta: una buena parte de la
banca internacional y de las operaciones financieras conexas se creó con la sola
finalidad de manejar dinero sucio. Más aún, esa parte de la banca internacional disfruta
de la protección soberana de un buen puñado de gobiernos. Las actividades bancarias de
la oligarquía británica reúnen los requisitos siguientes:
1. Por siglo y medio han dirigido el comercio de estupefacientes.
2. Dominan las zonas bancarias libres, vedadas a las autoridades judiciales de los
Estados Unidos y otros países.
3. Casi todas esas zonas bancarias libres, donde funciona la banca extraterritorial,
se hallan bajo la férula política de la monarquía británica y sus aliados.
4. Dominan toda la banca en el corazón del narcotráfico: el Hong-Kong and
Shanghai Bank, creado en 1864 para financiar el comercio de estupefacientes, es
ejemplo de ello.
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5. Gobiernan el comercio mundial de oro y diamantes, aspecto necesario del
trueque de bienes “tangibles” por drogas.
6. Abarcan todos los mecanismos de enlace con el hampa, de cabildeo en pro de
leyes favorables a las drogas en los Estados Unidos, y todos los demás
elementos de distribución, protección y apoyo legal necesarios.
Prácticamente, la única zona bancaria libre que los británicos no gobiernan oficialmente
es Panamá; no es casual que Panamá sea el único de esos centros donde hay muchos
más bancos estadounidenses que británicos. Lo cual no quiere decir que Panamá sea un
dechado de limpieza; por el contrario, la mayoría de los dineros del narcotráfico
colombiano de marihuana y cocaína se limpia en Panamá, por medio de los tres bancos
colombianos que ahí funcionan. Sin embargo, los bancos estadounidenses gozan de un
campo de maniobra del que carecen en las Caimán o en las Bahamas, donde las
autoridades británicas andan siempre husmeando.
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Un cálculo análogo da una cifra cercana a los 9000 millones de dólares para la ciudad
de Nueva York. ¿De dónde sale tanto dinero? Seguramente no de empleos bien
remunerados, ni de asaltos callejeros, ni aún la prostitución alcanza esos niveles de
dinero. Sólo puede provenir de las actividades del hampa: loterías, apuestas, venta de
protección, incendios por contrato y ocupaciones similares. La drogadicción no existiera
sin los medios de subvencionarse que le da el hampa.
El mito de que la economía de Hong-Kong se ha desarrollado rápidamente por su
electrónica y sus textiles baratos, no tiene fundamento alguno.
La Conexión China
“Algunos soldados estadounidenses en Vietnam empiezan a probar el opio. Y nosotros
los ayudamos…¿Se acuerda cuando el occidente nos impuso el opio? Nos atacaron con
opio y nosotros vamos a combatirlos con sus propias armas… El efecto que esta
desmoralización tendrá en los Estados Unidos será muchísimo mayor que lo que
cualquiera alcance a imaginarse”
Primer Ministro chino Chou En-Lai, en conversación
con el Presidente egipcio Gamal Abdel Nasser, junio 1965.
Sólo a partir del viaje de Henry Kissinger a China en 1972, se dejó de mencionar en los
titulares de los diarios el papel chino en el comercio internacional del opio. Las
autoridades estadounidenses, europeas y japonesas no dejaban de indicar que China es
uno de los principales productores y exportadores de opio y sus derivados, y aún los
británicos, ante la considerable presión de otros países, tenían que asentir.
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Birmania, Tailandia y Laos, algunas de las cuales ya habían cultivo cantidades
sustanciales de opio durante el período colonial británico.
La catastrófica participación de los estados Unidos en Vietnam le dio al regimen de
Mao la oportunidad de oro en el mundo d elos estupefacientes, al que Pekín entró con
los dos pies. Los Estados Unidos pagaron el precio del súbito aumento de la
drogadicción. Sin embargo, las postrimerías de los sesentas fueron sólo un período de
transición, la ejecución de un plan estratégico bosquejado a principios de los cuarentas
entre Mao Tse-Tung y las principales familias opieras de Gran Bretaña.
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En mayo de 1919, nació el Real Instituto de Asuntos Internacionales para cumplir con
los sueños de Cecil Rhodes.
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Todo en Familia
¿Por qué, habiendo pruebas tan detalladas del funcionamiento del narcotráfico mundial
en el dominio público o en los expedientes policíacos, se ha podido mantener por tanto
tiempo oculta esta realidad? La respuesta es que hay que ir más allá de las juntas
directivas de las grandes compañías y de los mercados de los metales preciosos y
asomarse a la vida íntima de la élite británica: todo el tráfico de estupefacientes del
mundo lo ha dirigido desde sus inicios una sola familia. Esto se aplica no sólo al cultivo
y la distribución sino también al apoyo político, ideológico y de inteligencia.
Esta familia ha dominado a Gran Bretaña por cientos de años, posee virtualmente todos
los cargos importantes del poder empresarial y político y que cree que hacer que
sucedan las cosas moviendo los hilos tras bambalinas es tan normal como tomar el té a
las cinco.
El Real Instituto de Asuntos Internacionales fue la “sociedad secreta” que
proporcionaba la oficialidad del comercio de drogas. Pero el Real Instituto fue fundado
por un grupo todavía más secreto: el Círculo de Iniciados, el cual contaba entre sus
primeros miembros a lord Milner, Cecil Rhodes, fundador del imperio minero británico
en Africa, el futuro Primer Ministro Arthur Balfour, Albert Grey y lord Rotshchild.
Parte III.
La Trampa de la deuda y la narco-economía en Iberoamérica
David Rockefeller, jefe del Chase Manhattan Bank, empezó a buscar dinero mafioso a
mediados de los sesentas, por los días en que el Citibank organizaba su sección de
“servicios bancarios personales internacionales” para administrar el desplazamiento de
capitales ilegales, y el Bank of America sufragaba al Banco Ambrosiano de Italia. Pero
no fue sino hasta 1976, cuando David Rockefeller se compró un gobierno
estadounidense y los rancios fondi europeos se instalaron en Wall Steet, cuando el
narcotráfico comenzó a convertirse en negocio digno de la atención de los bancos más
grandes del mundo.
El narcotráfico iberoamericano llegó a su máximo florecimiento casi en el momento
mismo en que Jimmy Carter tomó posesión de la Presidencia de los Estados Unidos.
Dos años después, Había hecho un caos de la distribución de dinero por todo el sistema
de la Reserva Federal estadounidense. Apenas tenía dos años Jimmy Carter en la Casa
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Blanca y ya el tráfico de estupefacientes se había convertido en la industria más grande
de Florida, con entradas de 13.000 millones de dólares.
Los Estados Unidos, mediante el Departamento de Hacienda de G. Miller y la Reserva
Federal de Paul Volcker, respaldaron la descarada campaña del Fondo Monetario
Internacional para obligar a Iberoamérica a producir estupefacientes para pagar la
deuda, y redoblaron sus esfuerzos después que el aumento del precio del petróleo en
1979 dejó a los deudores del Tercer Mundo en la insolvencia.
Volcker había sido vicepresidente de Planeamineto Estratégico propiedad de
Rockefeller en 1966, cuando el Chase Manhatan solicitó al banco HongShang una
tajada del mercado de dinero sucio. Entonces la Comisión Trilateral, membrete de
Rockefeller que había postulado a su mascota Jimmy Carter a la Presidencia de los
Estado Unidos, arremetió de lleno contra Iberoamérica. Henry Kissinger puso en
marcha la “Iniciativa de la Cuenca del caribe”, que culminó con el golpe marihuanero
de 1980 en Jamaica, respaldado por el Departamento de Estado encabezado por Cyrus
Vance.
La red privada de socios de david Rockefeller, al igual que el Grupo Grancolombiano
en Bogotá, los socios de Manual Ulloa en el Perú, y la Organización Diego Cisneros en
Caracas, abrieron los conductos por los que podrían entrar y salir de diferentes
capiotales de Occidente fabulosas sumas de dinero sucio, en nombre de la “libre
empresa” y la “economía paralela”.
El Fondo Monetario Internacional, sobre todo, le apretó las tuercas a los deudores de
Iberoamérica, en espcial a Jamaica, Colombia y Perú, los principales abastecedores de
marihuana y cocaina del mercado estadounidense.
Para 1978 la economía del narcotráfico era ya la política oficial expresa del FMI. Jonh
Holdson, veterano encargado de asuntos latinoamericanos en la oficina de comercio
internacional y movimientos bancarios del Banco Mundial, declaró:
“Sé que la industria de la coca es muy ventajosa allí para los productores. Es más,
desde su punto de vista, simplemente no podría encontrarse un producto mejor. Sus
ventajas son que no requieren técnicas complejas o semillas híbridas, y la tierra y el
clima son perfectos”.
Frederick Wills, ex Ministro de Relaciones Exteriores de Guayana, declaraba por su
parte:
“Los países esperan que con obtener el visto bueno del FMI se le abrirán las puertas del
crédito de otros paises y de los bancos privados. Pero la aprobación del FMI requiere
17
que se apliquen con buen éxito sus programas. Si no se tiene éxito, entonces se seca la
corriente de fondos de los bancos y los mercados monetarios. Esto quiere decir, en
primer lugar, que los ministros de gobierno deben responderse la siguiente pregunta:
¿qué exportaciones pudieramos emprender que reditúen ganancias inmediatas en
efectivo para salvar esta brecha de la balanza de pagos? Sólo hay una mercancia que
satisface este requisito, las drogas.
El drama de Colombia
En agosto de 1983, Rodrigo Lara Bonilla, fue nombrado Ministro de Justicia de
Colombia, siendo Presidente Belisario Betancur. El 30 de Abril de 1984, menos de un
año después de su nombramiento, Rodrigo Lara Bonilla es asesinado por la mafia
narcotraficante colombiana. La mafia colombiana es una ramificación local de una
organización supranacional, mucho más poderosa y peligrosa, conocida como
Narcotráfico S.A. Esta organización criminal actúa con toda impunidad a escala
planetaria.
18
Rodrigo Lara Bonilla, un hombre honesto y nacionalista, se había atrevido a declararle
la guerra a la droga, en un ambiente social en que los zares de la droga compraban a la
población y los puestos políticos que le convinieran, en el que los ex presidentes y
premios Nóbel cantaban las virtudes de los narcodólares.
Apenas una semana después del asesinato, el seis de mayo, en Panamá, los
narcotraficantes colombianos Pablo Escobar y Jorge Ochoa (entre otros) se reúnen con
el ex presidente Alfonso López Michelsen (presidente en el período 74-78). El objeto de
la reunión fue un ofrecimiento de los narcotraficantes para “comprar” una amnistía total
por 3000 millones de dólares USA. Después de la negación de tal ofrecimiento por el
valiente presidente Belisario Betancur, su contraparte, el narcopresidente López
Michelsen declaraba: “Si estos señores quieren entregar sus laboratorios, pistas y
cultivos y vender sus aviones, entonces yo creo que el camino para reducir la cuestión
del narcotráfico probablemente es más corto por las buenas que por las malas para
llegar al mismo objetivo”.
Siendo Presidente López, su ayuda al narcotráfico fue descarada: dio instrucciones a su
ministro de Hacienda para que creara una “ventanilla especial” en el Banco de la
República, el banco central colombiano, para permitir a los narcotraficantes incorporar
sus dólares a la circulación legítima sin averiguaciones de ninguna clase (el Presidente
Betancur la cerró en la primera semana de su posterior gobierno). Por otro lado, impulsó
a su primo, Jaime Michelsen Uribe, presidente del mayor consorcio financiero del país,
el Grupo Grancolombiano, a ocupar la primera posición del hampa narcofinanciera de
Colombia. Los haberes del Grancolombiano se inflamaron con dinero del narcotráfico
que pasaba por la “taquilla-lavandería”, triplicándose en tan sólo los seis primeros
meses de 1976, fecha para la cual despegó definitivamente el narcotráfico y la Florida
se desbordaba con torrentes de dinero sucio.
El 31 de Diciembre de 1983, el entonces Presidente Belisario Betancur desenmascaró a
Jaime Michelsen Uribe quien huyó a Miami, dejando tras de si en prisión a once
funcionarios del Banco Colombia.
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Fueron narcodólares venezolanos, por ejemplo, los que iniciaron el torrente de dinero
"lavado" hacia el mercado de bienes raíces de Florida, antes de que a la mafia
colombiana se le ocurriese siguiera la idea. Llegó a tanto el volumen de dinero lavado
procedente de Venezuela que se convirtió en chiste popular decir que Florida se había
separado de los Estados Unidos ... para ser un nuevo estado de Venezuela. Para 1980,
se calculaba oficialmente que el capital venezolano invertido en bienes raíces floridanos
ascendía a más de 1.100 millones de dólares. Y en 1983, según cálculos de un
funcionario de policía venezolano hechos públicos a principios de 1984, se lavaron en
Venezuela cerca de 5.000 millones de dólares.
Pero hace ya mucho que Venezuela perdió esa relación "privilegiada"; junto con
las casas bancarias que se lucran del narcotráfico hay ahora medio millón de adictos,
según se calcula, muchos de ellos hijos de los propios narcofinancieros. Con todo,
identificar el aparato del lavado de dólares y sus jefes sigue siendo el medio más eficaz
de identificar en su conjunto a la mafia venezolana de los estupefacientes.
El 20 de julio de 1984 la revista venezolana Resumen informó sobre versiones
de que un miembro de la familia Cisneros, una de las más poderosas familias
financieras de Venezuela, estaba metido hasta los codos en el lavado de dinero del
narcotráfico en Florida. Según esa información, tomada en su totalidad del libro In
Banks We Trust, de la periodista izquierdista Penny Lernoux, Oswaldo Cisneros
Fajardo había estado vinculado a la World Finance Corporation (WFC), una lavandería
internacional de dólares. La WFC, habiendo metido la pata ya demasiadas veces,
finalmente se vino abajo, y su presidente cubano-estadounidense, Guillermo Hernández
Cartaya, paró en la cárcel en pago de un delito relativamente leve: evasión de
impuestos.
La crónica incluía algunos de los detalles más sórdidos de los negocios de la
WFC: canje de armas por drogas en el Caribe; recursos financieros puestos a
disposición del gobierno de Fidel Castro, etc. El reportaje suscitó aún más interés por el
hecho de que El Diario de Caracas acababa de publicar una foto del presidente Lusinchi
leyendo el libro de Lernoux, en compañía de dos altos funcionarios. El pie de la foto
aseguraba que los lectores se habían interesado especialmente en los lazos de Cisneros
con el mundo del narcotráfico. Lo cual suscitó tanta indignación como si la revista
Newsweek hubiese acusado a David Rockefeller de lavar dinero sucio. La
Organización Diego Cisneros, compañía tenedora de la familia Cisneros, hizo publicar
desplegados de página entera en la prensa de Caracas en los cuales negaba tener
20
relación alguna con la World Finance Corporation, Credival, o el señor Hernández
Cartaya. Oswaldo Cisneros - en una entrevista con Resumen en la que presentaba su
versión del asunto - reconoció que en 1975 había contratado a Hernández Cartaya para
que le reorganizara la firma inversionista Inversiones Fénix, a la cual se le llamó
después Credival, y que entre los dos habían constituido una subsidiaria de la WFC en
Caracas. Pero insistió que ése había sido el último negocio que habían hecho juntos, y
que no tenía conocimiento alguno - ni antes ni en ese momento - de que Hernández
Cartaya tuviese algo que ver con el narcotráfico o el lavado de narcodólares.
Muchos salieron a defender la honra de Cisneros atacando la confiabilidad de
Lernoux, lo que resultaba harto fácil en vista de que su carrera de "periodista" fue
patrocinada por la KGB y una sarta de agencias vinculadas a la inteligencia británica
tanto en los Estados Unidos como en iberoamérica. Pero la mayoría de las pruebas que
presentó Lernoux sobre el tema de la WFC fueron tomadas de los expedientes de
luengas investigaciones realizadas por varias instituciones estadounidenses (entre ellas
el Congreso, la Dirección de Aduanas, la Dirección de Estupefacientes y un gran jurado
federal) sobre Hernández Cartaya y la WFC.
Pero la verdadera historia de la familia Cisneros va mucho, mucho más allá de
los meros indicios que salieron a luz con motivo del escándalo de la WFC. El error está
en tratar de mirar hacia abajo desde la posición de poder de la familia Cisneros, en lugar
de hacia los lados y hacia arriba. El lector vería las cosas más claras si, por ejemplo, le
informáramos de la existencia de una prestante familia iberoamericana que: Se inició en
los negocios con el patrocinio de uno de los principales banco canadienses de
Narcotráfico S.A: el Royal Bank of Canada; Se ha asociado por mucho tiempo con la
familia Rockefeller, que le ha hecho el favor de venderle migajas de su imperio en
Iberoamérica, incorporando a sus miembros a las juntas directivas de varias compañías
tenedoras internacionales suyas, y que les ha permitido consolidar esos lazos por
matrimonio con sus parientes de la familia Phelps; Está sólidamente vinculada a los
grupos bancarios de Florida que se destacaron en el escándalo de las drogas del
gobierno de Jimmy Carter; Entró en sociedad con una casa financiera de Florida cuyas
ligas con terroristas y narcotraficantes están bien documentadas, y que recibió millones
de dólares del Banco Narodni de Moscú; Lleva décadas promoviendo el liberalismo
económico de la Sociedad Mont Pelerin de Fiedrich von Haytek, que aboga por la
legalización del comercio de estupefacientes; y Se unió recientemente a la campaña de
21
David Rockfeller por hacer de la narcoeconomía jamaicana el "modelo" para la cuenca
caribeña en general.
Ahora tiene el lector una perspectiva adecuada para entender la verdadera historia de los
Cisneros, y comprender el hecho de que se trata del equivalente venezolano de los
Bronfman. No debe sorprenderle ya la asociación del primo Oswaldo con el corrupto
Hernández Cartaya.
El Imperio de la Familia
La fortuna de la familia Cisneros se centraliza en la Organización Diego Cisneros
(ODC), compañía tenedora cuyo valor se calcula en 3.000 millones de dólares. La ODC
descrita por un banquero neoyorquino relacionado con ella, es una compañía "de tipo
Gulf and Western", que abarca unas 50 firmas productoras de bienes que van desde
discos fonográficos, artículos deportivos y computadoras hasta cosméticos y alimentos
preparados, con propiedades en los renglones de bienes raíces, agricultura,
comunicaciones y finanzas. "El grupo Cisneros, cuyas inversiones siempre han sido de
orientación internacional, se desbocó a hacer adquisiciones en los dos o tres últimos
años", comentó el banquero, añadiendo que se calcula, "informalmente", que ha
colocado unos mil millones de dólares en el exterior.
Al igual que la Gulf and Western, dueña de Paramount Pictures, la ODC tiene
también su compañía de "entretenimiento": Venevisión. La familia Cisneros, que
adquirió esa compañía de televisión en 1961, cuando apenas arrancaba la televisión en
Venezuela, se ha valido de Venevisión para fomentar la cultura del rocanrol y la
pornografía, indispensable para crear en cualquier país el ambiente hedonista,
"chévere", delas drogas, de "sentirse bien". El fenomenal éxito de las ventas de discos
de las estrellas de rocanrol y el disco - grabados por Sonoroven la fonográfica de la
ODC - es apenas uno de los efectos del poder publicitario que le da Venevisión a la
ODC.
El Royal Bank of Canada fue el que le dio al paterfamilias Diego Cisneros su
primera oportunidad en Caracas, tras emigrar este de Cuba en 1929. La vinculación con
el narcobanco canadiense continúa hasta la fecha, siendo representante de los Cisneros
en la junta directiva del Royal José Rafael Revenga, vicepresidente ejecutivo de la ODC
y vicepresidente de Venevisión. En 1939 Diego se "independizo" y montó la primera
franquicia embotelladora de Pepsi-Cola en Venezuela, en compañía de su hermano
22
Antonio. Ahora son sinónimos en Venezuela Pepsi y Cisneros, y el hijo de Antonio,
Oswaldo, es el actual presidente de la compañía.
Pero fue Diego Cisneros quien hizo de la ODC el imperio comercial y financiero
que es hoy. En Venezuela, la palabra "Rockefeller" se convirtió en asociación
inevitable con la palabra "Cisneros". Junto con otras ricas familias, la familia Cisneros
se hizo cargo de muchos de los negocios iniciados por los Rockfeller. Entre ellos, las
subsidiarias venezolanas de Sears Roehuck, la National Cash Register, y ese proyecto
predilecto de Nelson Rockefeller, los supermercados CADA. En un momento dado la
ODC obtuvo los servicios como "asesor internacional" de George S. Moore,
expresidente del banco neoyorquino Citibank y director emérito de W.R. Grace. Y
Gustavo Cisneros, hijo de Diego Cisneros, se hizo de una esposa bien conectada al
imperio Rockefeller: Patricia Phelps, de los Phelps del Eastern Establishment
estadounidense.
Diego Cisneros sentía gran orgullo, además, de ser miembro de la sociedad
Mont Pelerin, eminentes ideólogos internacionales de la "legalización de la economía
ilegal" cuyas labores en pro de las drogas citamos en los primeros capítulos. Diego
Cisneros patrocinó numerosos viajes de los propagandistas de la Mont Pelerin a
Venezuela para arengar a los empresarios del país, y su consigna de toda la vida, según
informa su propio hijo Gustavo, era nítida ideología Mont Pelerin: "Denme el hombre
apropiado, y trato hecho".
Al morir Diego en 1980, se hicieron cargo de los negocios sus hijos, Gustavo y
Ricardo Cisneros Rendiles, ocupando la presidencia y la vicepresidencia,
respectivamente, de la ODC. Gustavo devino heredero forzoso del imperio, y ha
continuado la labor de su padre como campeón del modelo de "libre empresa" en la
cuenca caribeña. Cuando David Rockefeller creó en 1981 el "Comité Estadounidense-
Jamaicano de Comerciantes" para impulsar el "modelo jamaicano" de estupefacientes y
libre empresa, Gustavo Cisneros anunció la creación de una "Asociación Venezolana-
Jamaicana de Comerciantes" parecida, de la que se hizo copresidente.
La carrera de Gustavo como financista internacional va en ascenso. Es
vicepresidente de la filial venezolana de los Caballeros de la Soberana Orden de Malta,
y para 1981 se había incorporado a la junta internacional de asesores del Chase
Manhattan Bank, uniéndose a gente de la calaña de Henry Kissinger y su socio Per
Gyllenhammer de la Volvo; "Joe" Martínez de Hoz, de Argentina; Y.K. Pao, de la
Worldwide Shipping Corporation de Hong Kong; Ian D. Sinclair, presidente de
23
Canadian Pacific Enterprises, Ltd; y el presidente de la Royal Dutch Petroleum Co.,
G.A. Wagner. Todos ellos, por supuesto, encabezados por David Rockefeller. En
noviembre de 1983 pusieron a Gustavo en la junta internacional de asesores de Pan
American World Airways (PanAm), donde convergen, entre otros, Sol Linowitz, de
United Brands; Cyrus Vance, abogado de Gulf and Western; Theodore Hesburgh, rector
de la Universidad de Nortre Dame; y Yet Keung-kan,
presidente del Bank of East Asia, de Hong Kong. Ahora se ha sumado también a sus
"realizaciones" una nueva posición en la junta internacional de asesores de la Beatrice
Foods.
Los lazos de Cisneros con la combinación Carter-Vance no son nuevos. Según
fuentes en Washington, durante el gobierno de Jimmy Carter, Cyrus Vance, entonces
secretario de Estado, a menudo se valía de Cisneros como "interlocutor" con ciertos
grupos políticos de la región. Cisneros y su viejo camarada Pedro Tinoco, hijo, hicieron
desde Caracas cuanto estuvo de su parte para impulsar el boom financiero venezolano
en Florida. Cuando Robert Graham, gobernador de ese estado y ferviente partidario del
esquema de "banca libre", llegó a Caracas en octubre de 1980 para estimular las
inversiones venezolanas en Florida, Gustavo Cisneros y Pedro Tinoco, hijo, fueron
quienes le organizaron el gran agasajo a él y a sus patrocinadores. Pero la conexión
también se extiende, por supuesto, al ámbito financiero. Por 1978 los Cisneros
adquirieron propiedad minoritaria del Florida First National Bank de Jacksonville, la
principal integrante de una compañía tenedora de alcance estatal llamada Florida
National Bank of Florida. Puso a Tinoco en la junta directiva del banco para
representar allí el interés de los Cisneros.
Ahora, resulta que el Florida First National es un banco interesante. Es uno de
los tres banco floridanos que encabezaron la pelea por levantar las restricciones
bancarias en ese estado hacia fines de los setentas. Tales modificaciones de la ley eran
indispensables para convertir a Florida prácticamente en un refugio bancario para el
dinero del narcotráfico.
La Florida National Banks tiene también otro rasgo muy interesante: era la principal
tenedora de la Charter Oil Company, que tenía en la junta directiva de Florida National
dos de sus directores: Edward Ball y el presidente de la Charter, Raymond Mason. La
Charter, que quebró en 1984, alcanzó notoriedad cuando salió la noticia de que había
servido como conducto de las compras de petróleo libio impulsadas por Billy Carter, el
24
hermano del presidente. Ese escándalo pasó a la historia como el "Escándalo
Billygate".
Pero a Gustavo Cisneros no lo perjudicó en lo mínimo todo eso. Todo lo contrario: en
1981, según se dice, vendió sus acciones, obteniendo de ellas una ganancia
multimillonaria.
25
La historia de la World Finance Corporation (WFC), narrada en varias comisiones del
Congreso de los Estados Unidos, demuestra que la imbricación de las redes castristas y
anticastristas en el cálido bajo mundo de las drogas no es tan "imposible" como quisiera
Oswaldo Cisneros que creyeran los investigadores.
La WFC fue fundada en Coral Gables, Florida, por un banquero cubano en el
exilio, de apellido Hernández Cartaya. Este sujeto tenía desde el principio algún tipo de
contacto en las organizaciones de inteligencia; participó en la invasión de Bahía de
Cochinos, lo capturaron, lo liberaron, y entró a trabajar en el Citizens and Southern
Bank de Atlanta hasta que decidió poner su propio negocio. El abogado de la WFC,
cuya firma aparece en el acta constitutiva de esa entidad, era Walter Sternling Surrey,
muy bien relacionado ex agente de la OSS, quien se quedó con la WFC hasta 1976.
Surrey era también el abogado de Ronald Stark, un terrorista que cumple sentencia en
Italia por sus vínculos con las Brigadas Rojas. Antes de sus actividades en Italia con los
círculos del narcoterrorismo Stark había sido miembro de la Brotherhood of Eternal
Love, organización que partició en la producción de la mayoría de los alucinógenos que
se distribuyeron en los Estados Unidos a lo largo de los setenta. Esta hermandad, con la
que nos toparemos en capítulos posteriores, fue uno de los primeros conductos del
narcotráfico y el lavado de dinero sucio entre los Estados Unidos, el Caribe y América
Central.
Según varios informes, la WFC fue desde el principio una lavandería de
narcodinero. Ya en 1977 era propietaria de nueve compañías más un banco en Miami,
así como de subsidiarias en ocho países iberoamericanos. Unibank, una filial panameña,
controlaba sucursales en las Antillas holandesas, las islas Caimán, Londres, los
Emiratos Árabes Unidos y Texas. A los siete años de existencia, la hoja de balance de
la WFC arrojaba un saldo positivo de más de 500 millones de dólares. Una mala (y
posiblemente ilegal) inversión en los Emiratos Árabes Unidos echó por tierra el grupo
en 1977, le costó a los inversionistas 55 millones de dólares y obligó a Hernández
Cartaya a huir del país con un pasaporte colombiano falso. La investigación posterior al
desplome de la WFC reveló que una subsidiaria de la que poseían el 98 por ciento, el
National Bank of South Florida, estaba involucrada en el lavado de narcodinero, los
llamados autopréstamos y varios otros abusos.
Pero antes que todo eso sucediera, la WFC había obtenido un préstamo de 2
millones de dólares del Narodny Bank de Moscú en 1975. A juzgar por las pruebas
disponibles, Hernández Cartaya había hecho más que suficiente para merecerlo.
26
La red WFC incluía a la escoria del bajo mundo financiero del continente. El
representante colombiano del grupo inversionista panameño de la WFC, el Unibank, era
Jaime Mosquera, banquero colombiano que fue a dar a la cárcel en 1982 por fraude.
Mosquera era contacto de Hernández Cartaya desde que ambos trabajaron en Citizens
and Southern, siendo Mosquera el
representante de ese banco en Bogotá. Una de las primeras acciones de la WFC fue
comprar un banco colombiano pequeño, el Banco del Estado, e instalar a Mosquera
como presidente. En 1975, Unibank trató de negociar un papel estelar en un préstamo
de 100 millones de dólares al instituto agrícola Idema, propiedad del Estado
colombiano, valiéndose para ello de la influencia de Christian Mosquera, hermano de
Jaime que por aquel entonces era superintendente bancario de Colombia. Según
testimonio ante la comisión del Congreso de los Estados Unidos que investigó la
maniobra de la WFC, Hernández Cartaya era al mismo tiempo representante secreto del
gobierno cubano y se proponía usar el préstamo como incentivo para que el gobierno de
López Michelsen cooperara con Cuba en las rutas "norteñas" del narcotráfico.
El Unibank de Panamá fungía también como conducto de las compras de armas
de los sandinistas, antes de que el grupo rebelde auspiciado por los cubanos derrocara a
Anastasio Somoza en 1978. También se tienen informes preliminares de que Unibank
mediaba el canje de armas por drogas tanto en Venezuela como en Colombia.
Hernández Cartaya era un tipo versátil. También se le acusó de financiar las
actividades terroristas del notorio grupo anticastrista de Orlando Bosch. Un funcionario
de la WFC, un tal Duney Pérez Alamo, pertenecía al grupo de Bosch y era amigo íntimo
de Gaspar Jiménez, el agente de Bosch que arrestaron en México en 1976 cuando
intentó secuestrar al cónsul general cubano en la ciudad de México. Fuentes del
gobierno mexicano citadas por Lernoux afirman que el gobierno tiene pruebas de que la
WFC pagó 50.000 dólares para que Jiménez se escapara de la cárcel, con la condición
de que Jiménez cerrara el pico en relación a la WFC.
Los nexos de la WFC con los principales narcotraficantes eran abundantes. Los
expedientes de la Dirección de Estupefacientes indican que uno de los colaboradores
más allegados de Hernández Cartaya era un vendedor mayorista de drogas que trabajaba
con la mafia de Santo Traficante. En todo caso, la financiera Dominion Mortagage
Corporation, vinculada a Traficante, registró sus oficinas con el mismo domicilio que
las de la WFC de Hernández Cartaya. La DEA sostiene además que un empleado de la
27
WFC llamado Enrique "Kaki" Argomaniz era sospechoso de tráfico de drogas y armas y
que es hermano del conocido mayorista de narcóticos Alberto Argomaniz.
Oswaldo Cisneros le ratificó a la revista Resumen de Venezuela que trabajó con
Hernández Cartaya, de la WFC, pero insistió, "nunca supe, ni puedo afirmar que
Hernández Cartaya haya estado conectado" con el comercio de la droga. Segúnj su
versión, Hernández Cartaya y Cisneros efectivamente fundaron conjuntamente una
subsidiaria de la WFC en 1975-1976; la relación duró un año, tras el cual se acabó la
relación de Hernández Cartaya con Inversiones Fénix, y no se volvió a saber nada de
ellos, supuestamente.
28
negocios relacionados. De 1981 a 1983, Iberoamérica perdió más de mil millones de
dólares en "fuga de capitales", la mayor parte ilegales, y continúa perdiendo fondos en
este momento, los cuales se dirigen hacia el sistema financiero de ultramar. Cuentas
falsas, falsas pólizas de seguros, subsidiarias falsas que emplean falsos consultores y
fletan barcos y aviones falsos, van a cuentas bancarias de ultramar, y después de ahí a
condominios e Miami o adonde sea. Existe una economía fantasma cuyo propósito es
extraer fondos de Iberoamérica, y la sostienen compañías mil millonarias como la
Generali. Como ya anotamos, el mismo grupo Cisneros tiene mil millones de dólares
fuera de Venezuela.
Gustavo Cisneros Rendiles, Oswaldo Cisneros Fajardo, Pedro Tinoco y sus
amigos mantienen un pie en esta economía fantasma. Ellos trabajan a un nivel bastante
superior al de los meros políticos del país, a quienes se digna dar apoyo económico de
vez en cuando para obtener un favor aquí y allá. Continuamente se codean - quizás con
un ligero estremecimiento - con los Hernández Cartaya y la World Finance Corporation.
Como ya se dijo, el Hongkong and Shangai Bank no mantiene bolsas de heroína en sus
bóvedas, ni acostumbra prestarle dinero a los mercaderes de del interior de Tailandia
que cosechan la amapola; lo que hace es funcionar como banco central y emisor de
moneda para los cientos de bancos chinos de ultramar que sí lo hacen. El Citibank no
maneja directamente a sabiendas la fuga de capitales; sus funcionarios del "personal
bancario internacional" mantienen una pequeña lista de excolegas que lo hacen por
ellos, para que el Citibank pueda ser el recipiente final de estos depósitos. El
HongShang describe esto como "libre empresa", y los ideólogos de la Sociedad Mont
Pelerin se encargan de elaborar las justificaciones filosóficas del caso.
Lo importante no es tanto que se atrape a Oswaldo Cisneros con las manos en la
masa, aunque eso no deja de ser divertido; más que eso, la Organización Diego
Cisneros, el Grupo Latino, y el resto de los de su calaña colaboran con los banqueros de
la orden jesuita y los bancos de liquidación de los viejos fondos europeos para ordenar
los asuntos de las naciones y sus sistemas financieros, en tal forma que un Hernández
Cartaya estará a su disposición a cualquier hora que le truenen los dedos. En el
remolino del bajo mundo financiero, ladrones y hampones como Cartaya compiten entre
sí por las gracias de los olímpicos, quienes escogen a sus sirvientes de entre los
sobrevivientes.
29
Apéndice al resumen: En complemento a lo expresado en el libro Narcotráfico S.A.
añadimos algunos de los casos más resaltantes de contrabando de cocaína y decomisos
en Venezuela en la época en que el narcotráfico, al parecer, se había apoderado de las
instituciones venezolanas. Observen cómo en la mayoría de los casos los implicados
eran muy altos oficiales o ex oficiales de las fuerzas armadas y la Guardia Nacional.
Estos casos fueron publicados en el libro de Gustavo Azócar Alcalá, Los Barones de la
Droga, Alfadil Editores, Caracas, 1994.
30
• El 5 de Noviembre de 1985, la juez Kirse Rodríguez dictó auto de detención
contra el general del ejército venezolano, Pedro María Díaz Paredes, quien había
sido presidente de la Corte Marcial de la República de Venezuela. Se le
vinculaba al decomiso de 453 kilos de cocaina de alta pureza en una carretera
del Estado Falcón. Aunque siempre se declaró inocente, dos de sus nietos fueron
detenidos al tratar de pasar cierta cantidad de droga a su abuelo, detenido en el
internado judicial de Coro. Díaz Paredes pagó una condena de siete años y
cuatro meses antes de obtener la libertad por razones de salud y avanzada edad.
• El general de brigada Alexis Ramón Sánchez Paz, quien llegó a ocupar la
dirección de inteligencia del ejército venezolano, fue atrapado por la autoridades
norteamericanas, a principios de 1992, cuando intentaba negociar 50 kilogramos
de cocaina. El caso de este general es particular, puesto que su afición por las
drogas era harto conocida. Sin embargo lo detuvieron pocas horas después del
intento de golpe del 4 Febrero, al parecer para utilizarlo como argumento contra
las fuerzas armadas, en momentos en que la popularidad del Carlos Andrés
Pérez había caído a menos del 10%, contra el 90% del teniente coronel Hugo
Chávez Frías.
• El 12 de Septiembre de 1992, otro caso escandaliza al país. Se conoce que desde
1990, la Dirección de Inteligencia Militar vigilaba a oficiales de las Fuerzas
Armadas de Cooperación (Guardia Nacional). Uno de los oficiales investigados
es el general de brigada Ramón Benigno Guillén Dávila, oriundo de Tovar,
estado Mérida, Jefe de la División antidrogas de la Guardia Nacional. Varios
cargamentos de drogas, que en conjunto llegaban a superar los 1500 kilogramos
de cocaina, eran la prueba del delito.
• El 14 de Julio de 1991, dos cubanos anticastristas, Lázaro Rogelio Ugarte
Bresslau (quien llegó a Venezuela como enlace entre la CIA y el SIFA en 1969)
y Orlando García Vasquez (probablemente nombres falsos), que se
desempeñaban como “asesores” de seguridad de Carlos A. Pérez con sueldos de
2800 dólares mensuales, fueron acusados por un funcionario de la Dirección de
Inteligencia Militar, Osmeiro Carneiro de estar vinculados a varias estafas al
Estado venezolano, de la voladura del avión cubano (ocurrida en 1976 y que
produjo la muerte de 72 atletas cubanos), el asesinato de personalidades políticas
en Caracas, Maracaibo y Maracay (Luis Núñez Tenorio, Alberto Aguiar
31
Serradas y Mateo Huizi, entre otros), además de estar vinculados con el
narcotráfico. Ambos salieron del país de la mano de Carlos Andrés Pérez no sin
antes haber llenado sus bolsillos con dólares de la partida secreta.
• El 23 de Enero de 1991, efectivos de la Guardia Nacional decomisan en la
alcabala de Peracal un cargamento de 621 kilogramos de cocaina pura dentro de
un camión. El camión era conducido por Silvestre Mario Schillachi, un italiano,
nacionalizado norteamericano. Este señor confesó que la droga debía entregarla
a Edwin Rincón. Durante el allanamiento de la residencia de Edwin Rincón se
decomisa un automóvil de lujo, marca BMW, que de acuerdo al Registro
Automotor Permanente (RAP) pertenece al general Herminio Fuermayor,
nombrado Director de Inteligencia Militar por el entonces presidente, Carlos
Andrés Pérez. El general Herminio Fuenmayor “explicó” que el auto pertenecía
al empresario zuliano Ivan Camacho Fernández, socio mayoritario del Grupo
Colón y que fuera acusado por Carneiro de ser “el capo de la droga en el Zulia”.
Carlos Andrés Pérez no tuvo otro remedio que pedirle la renuncia al General
Fuenmayor, quien reside en el país, trabajando por su cuenta y ayudando, con
declaraciones e investigaciones de todo tipo, a su amigo del alma, a su
protector y benefactor, el Presidente Pérez.
La conexión cubana
Por conducto de Ernesto Samper Pizano, coordinador de la campàña presidencial de
Alfonso López Michelsen en 1982, el narcotraficante Carlos Enrique Lehder aportó
grandes cantidades de dinero a la causa de ese ex presidente colombiano.
Al parecer, Lehder también trabajó para los cubanos1 por mediación de Robert Vesco
quien fue testaferro de la mafia rusa. Los servicios de inteligencia estadounidenses
afirmaban que Lehder y Vesco eran los proveedores más importantes de cocaína para
los Estados Unidos. La revista Forbes señaló en su edición del 4 de Septiembre de 1984:
“La autoridades federales tienen la certeza de eque Vesco es el cerebro de lo que
parece ser un gran comercio en doble sentido entre Cuba y el continente
norteamericano. Las actas de los juicios federales de narcóticos en Florida y un caso
que surgió en Tejas, al que se aplicó la ley sobre comercio con el enemigo, parecen
1
En 1989, el coronel cubano Tony De La Guardia y su hermano gemelo, el brigadier general Patricio De
La Guardia se declararon culpables de tráfico de cocaína, y más tarde fusilados (N. de la R.)
32
sustanciar esa conclusión. Hasta ahora han muerto cuatro personas vinculadas con
Vesco, a medida que siguen acumulándose las coincidencias.
Esto no es una pesadilla cualquiera. Se dice que las operaciones de Vesco se realizan
con la total cooperación del servicio de inteligencia cubano. Vesco ayuda a organizar
los cargamentos de heroína, cocaína y marihuana de Sudamérica a Cuba, allí los pasa
a lanchas y avionetas pequeñas, y los despacha a los estados Unidos y Canadá”.
Parte IV
El Hampa y la mafia nazi-comunista.
Todo el contrabando de armas y todo el terrorismo internacional se realizan por
intermedio de la Internacional Nazi de Lausana, Suiza.
Si el lector ha comprendido plenamente las fatales consecuencias del cartel
multimillonario del narcotráfico, no ha de sorprenderle que la misma oligarquía –de
Oriente y de Occidente- que patrocinó el ascenso de Hitler al poder y, aún así, nunca
compareció ante el tribunal de Nuremberg, haya concebido la Nueva Guerra del Opio
como instrumento para perpetuar por otros medios la misma política genocida.
Así mismo, el lector podrá entender:
• Que el nazi suizo François Genoud, con la protección de Allan Dulles y el
ejecutivo de operaciones Especiales (SOE) de Gran Bretaña, transfirió los
fondos de Hitler y Goebbels a bancos suizos, conforme a una “paz secreta” que
comenzó dos años antes de terminar la Segunda Guerra Mundial y que
constituyó la base para revivir casi inmediatmente despúes de la guerra la
Internacional Nazi de Malmö;
• Que esa Internacional Nazi creada por Genoud –junto con el Instituto de
Tashkent de la División Islámica de la KGB y la Oficina Arabe de la
inteligencia británica –patrocinó y aún dirige el aprato islámico
“fundamentalista”, que representa una enorme capacidad internacional para
realizar asesinatos políticos y canalizar el jachís y la heroína de la Media Luna
Dorada del Asia occidental y el Golfo Pérsico a Europa occidental;
• Que la misma combinación nazi-comunista maneja un ejército internacional de
contrabandistas y asesinos organizados en células integristas y separatistas bajo
el manto de la Sociedad en pro de los Pueblos en Peligro. Estas células
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integristas llevan a cabo una guerra secreta contra todas las naciones soberanas
de Occidente, y todas sufragan sus actividades con fondos de Narcotráfico S.A..
De hecho, tales grupos integristas, que se ajustan al modelo de Triángulo
Dorado, se han convertido en el aparato internacional de preferencia para
contrabandear toda clase de estupefacientes;
• Que el nexo nazi-comunista constituye el núcleo del comisariado internacional
de asesinatos y atentados: el presidente John F. Kennedy, la primera ministra
Indira Gandhi, el presidente Anwar Sadat, el presidente Charles de Gaulle, el
presidente Ronald Reagan y el Papa Juan Pablo II.
La clave para entender el papel central de la Internacional Nazi en nuestros días es que
la inteligencia secreta de Gran Bretaña, los banqueros suizos de Narcotráfico S.A., la
élite gobernante en la ex Unión Soviética, la facción anglófila estadounidense que se
remonta a los tiempos de la Compañía de la Indias Orientales británica e incluso una
facción de la inteligencia israelí tienen un pacto, vigente hasta la fecha, para fomentar,
proteger y cosechar conjuntamente los beneficios de los “negocios sucios” que se
realizan por intermedio de la Internacional Nazi.
Para el común de los lectores el término nazi-comunista parece una contradicción, pero
desde los veintes hasta fines de la segunda guerra mundial, la inteligencia militar de los
Estados Unidos tuvo entre sus expedientes de máxima importancia el de la
“Internacional Sinarquista; nazi-comunista”.
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Central y Gran Bretaña- representados por clanes como los Thurn und Taxis y sus
parientes políticos los Braganza, o por el Duque de Kent- maridaje que se refleja en los
bazares del mercado negro de Varna, Estambul, Sofía, Palermo, Trieste y Londres.
A fines de 1984, el jefe de la DEA, emitió un informe que reconstruye el caso Stipam y
el plan para asesinar al Papa. Según dicho documento, en 1967 se celebró una reunión
en Moscú para fraguar un plan y “aprovechar y acelerar la corrupción inherente de la
sociedad occidental”.
Indicios circunstanciales hacen pensar que el misterioso “coronel Ivan”, personaje
encargado de la compra-venta de drogas, era en realidad Ivan Slavkov, yerno del
presidente búlgaro Todor Zhivkov. Slavkov, ex director de la televisión búlgara y ex
Jefe del Comité Olímpico búlgaro, era el eslabón entre la compañía Kintex (mampara
para el tráfico de armas y drogas) y las mafias de la droga en Iberoamérica y el Caribe.
En octubre de 1979, Slavkov hospedó al entonces presidente de Colombia, Alfonso
López Michelsen, en visita oficial a Sofía. Al abrirse paso por Colombia, la compañía
Kintex se convirtió en un proveedor de equipo militar pesado para Iberoamérica, por
ejemplo, los tanques T-54 que le vendió al dictador Augusto Pinochet y a la junta
sandinista de Nicaragua. No era la primera vez que Kintex le vendía armamento a sus
enemigos ideológicos. En 1975, en visperas de que estallase la guerra civil en Líbano, el
Partido Comunista libanés presentó una enérgica protesta ante el Partdo Comunista
búlgaro cuando Kintex le facilitó toneladas de armamento pesado a las milicias
cristianas libanesas. Aunque un informe de la DEA dice que la entrega de armas de
Kintex a la Falange libanesa se suspendió de inmediato, todavía en 1983 el Bulgarian
Litex Bank, brazo financiero de Kintex, poseía el 40% de un banco en Beirut, el resto
del cual pertenece al clan del ex presidente libanés Camille Chamoun.
Dicho banco es conocido canal de contrabando de dinero. Su sucursal en Caracas, el
Banco del Caribe, costeó la conferencia sobre el Libro Verde de Kadafi celebrada en
Venezuela en 1982.
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de Agka a Sofía en el verano de 1980 marcó la puesta en práctica del plan de asesinato
que culminó el 13 de Mayo de 1981, con el disparo casi fatal de Agca contra el Papa en
la Plaza de San Pedro en Roma.
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producción de opio en la región de la Media Luna Dorada había alcanzado para 1980 las
500 toneladas por año, casi el triple de la producción anual del Sudeste Asiático.
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durante y después de la Segunda Guerra Mundial: el coronel sir William Stephenson,
verdadero capataz del sindicato de Meyer Lansky y mecenas de la rehabilitación de
Lucky Luciano en la postguerra, el coronel Louis Mortimer Blommfield, apoderado y je
de contaduría de la fortuna amasada por Bronfman en el comercio del licor y drogas; y
el general Julius Klein, padrino de Max Fisher, hombre clave de la mafia y presidente
de United Brands.
David Sarnoff, cuyo conglomerado de comunicaciones, la RCA, aportó el personal que
constituyó el núcleo de la Agencia Nacional de Seguridad (ANS), y cuyo imperio el
presidente Eisenhower trató de disolver por ser el núcleo del “complejo industrial
militar”; Walter Sheridan, jefe de contrainteligencia de la ANS que más tarde coordinó
la protección política y los servicios de inteligencia de Resorts International, el imperio
de casinos Lansky; el coronel Clay Shaw, funcionario de la ANS, enjuiciado por el
fiscal Garrison del distrito de Nueva Orleáns en el asesinato de John F. Kennedy: de
esta ralea son los elementos de que se ha valido el Ejecutivo de Operaciones Especiales
para conseguir su objetivo final: la absoluta libertad de operación de Narcotráfico S.A.,
en los Estados Unidos.
La cacería de brujas de McCarthy claramente tenía un propósito. Fue el primer ejercicio
de envergadura de la División Cinco del FBI para colocar a los principales personajes
del sindicato de las drogas –hombres como Bronfman y Fisher- al mando de las fuerzas
de seguridad norteamericanas, con la libertad de usarlas, conjuntamente con los
principales medios de información, contra los enemigos de Narcotráfico S.A.
Es cierto que hubo una cierta resistencia, sobre todo por parte del presidente
Eisenhower, quien lucho por mantener los programas aeroespacial y nuclear fuera del
alcance de Narcotráfico S.A., pero hasta la fecha las fuerzas de oposición no han tenido
demasiado éxito. ¿Por qué? Porque quienquiera que declare la guerra a las drogas, aún
siendo Presidente de los Estados Unidos, declara una guerra civil dentro de las fuerzas
de seguridad e inteligencia de ese país.
Los testaferros
Los financieros británicos de Narcotráfico S.A. se valen de tres sólidos parapetos para
encubrir políticamente el tráfico de drogas en los estados Unidos. El promero es el
cabildo sionista.
En la cima de éste se encuentra el compacto grupo de Hofjuden (“judios de la corte”).
Son familias negociantes que a lo largo de siglos han servido a las familias reales de
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Europa como asesores hacendarios, que por siglos han mantenido adhesión
inquebrantable a las casas predominantes de la nobleza europea: las venecianas y las
genovesas, la nobleza de Ámsterdam, y luego, cuando la nobleza holandesa se fusionó
con la británica en la denominada Revolución Gloriosa de 1688, se reagruparon en
torno a la Corona Británica y desde entonces han estado a su servicio.
Estas familias no tienen nada que ver con el pueblo judío, ni su bienestar. La única
relación de estas familias con los judíos ha sido desatar contra ellos persecuciones
periódicas, para luego cohonestar su participación en ellas por el hecho de llevar
apellidos judíos.
Entre estas destacadas familias están los Montefiore, servidores de la nobleza genovesa
desde las operaciones del siglo 13 en Italia y España; los Goldsmid y los Mocatta,
principales comerciantes de oro y plata de la real familia británica, desde la restauración
de los Estuardo en el siglo 17; los Oppenheimer, poseedores de una gran parte de las
minas de oro y diamantes de Sudáfrica; los Sassoon, los primeros Hofjuden que se
domiciliaron en India y dedicaron sus recursos primordialmente a la producción de
opio, y que ahora también forman parte del jet set caribeño; la familia canadiense De
Hirsch, que sufragó la emigración sionista de Europa Oriental a Canadá; los Rothschild,
con su inveterado interés especial en destruir la república estadounidense; y las otras
familias bancarias de “Nuestra Gente”: los Warburg, Schiff, Meyer, Loeb, Schroeder,
etc.
El siguiente parapeto lo forman familias “iniciadas” que los primeros seleccionaron y
patrocinaron para dirigir el bajo mundo y sus organizaciones “legales” en los Estados
Unidos. Este segundo gran grupo de testaferros reviste una apariencia religiosa
aparentemente distinta. Se trata de la nobleza emigrada y la pseudonobleza de Europa
oriental y el Mediterráneo: la nobleza ortodoxa rusa-jesuita, o “solidarista”. Tales
familias y sus apéndices operan con la coartada de sus cruzadas anticomunistas en pro
de las “naciones cautivas”, y por medio de pseudoiglesias oscurantistas de corte
ortodoxo oriental, particularmente en el Consejo Norteamericano de Iglesias Cristianas.
La verdad es que prácticamente todas estas familias colaboraron de modo directo con el
fascismo centroeuropeo y proveyeron de efectivos militares a los gobiernos títeres de
Hitler y Mussolini en Europa oriental y los Balcanes. Agunas de ellas, como la
antedicha familia Sassoon, ejemplifican la contracultura del jet set, la flor y nata del
narcotráfico, la pornografía y el fraude organizado de los garitos de Narcotráfico S.A.
Son ejemplos típicos de estas familias los Radziwill, líderes de los solidaristas polacos;
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el fascista irredento Ferenc Nagy, de Permindex; los De Menil, quienes por la vía del
connubio han incorporado a Permindex grandes porciones de fortunas tejanas; los Di
Portanova, amigos de Henry Kissinger, proveedores personales de drogas para la élite
drogadicta de los garitos, desde las discotecas de Nueva York a los sitios de veraneo de
México y el Caribe, quienes también han traído dinero petrolero tejano a “matrimonios
nobles”; los Di Spadafora, representantes de la casa italiana de Saboya, en Permindex,
el comisariado de asesinatos; y desde luego, familias de menos abolengo, como la del
conocidísimo Brzezinski. La familia política de William F. y James Buckley,
promotores de la legalización de las drogas, es satélite permanente de los grupos
emigrados jesuitas.
El tercer grupo de testaferros lo constituyen las organizaciones de la Internacional
Socialista en los Estados Unidos. Estas organizaciones raramente realizan actividades
públicas, para así poder infiltrar, al servicio de los organismos de inteligencia del
Ejecutivo de Operaciones Especiales de Gran Bretaña y sus sucesores, a organizaciones
políticas y sindicales de veras conservadoras.
La pandilla Bronfman
A la familia Bronfman la conocen los norteamericanos sobre todo por ser la propietaria
de Seagram, la productora de bebidas alcohólicas más grande de Norteamérica. Los
haberes de la familia son muchos: wisqui, bancos, minas, bienes raíces y –aunque de
ello se sabe menos- estupefacientes.
Hoy se les considera “filántropos” respetables y distinguidos, cuyo nombre está
relacionado con todo aquello que es importante en Canadá –e Israel-, trátese de asuntos
de gobierno, de negocios o “culturales”. Más no siempre fue esa la reputación de la
familia Bronfman. Hace menos de cincuenta años, se les conocía como los mayores
contrabandistas de licores de Norteamérica, y se hacía referencia a ellos con un título
menos honroso: “la pandilla Bronfman”.
En mayo de 1936, cuando todo había terminado, los Bronfman habían aceptado pagar
1.500 millones de dólares para poner en orden sus cuentas con el Departamento de
Hacienda de los Estados Unidos; ese pago equivalía a reconocer que la mitad del licor
que entró a los estados Unidos durante la Prohibición lo metieron ellos de contrabando.
El “chickencock” Seagram que la familia pasó por la frontera era veneno puro: una
mezcla de alcohol puro, ácido sulfúrico, caramelo, agua y wisqui añejo de centeno que
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paralizaba a la víctima. Entre 1920 y 1930, 34.000 norteamericanos murieron por
envenenamiento etílico.
Desde 1920, los Bronfman han estado importando wisqui británico de la Distellery
Company of London, que dominaba más de la mitad del mercado mundial del wisqui
escocés. Siendo sus propietarios los más altos jerarcas de la nobleza británica, entre
ellos el mariscal del campo Haig, lord Dewar, lord Woolavington y otros, la concesión
de derechos para la distribución fue una decisión de Su Majestad el Rey.
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frontera, y encarar la humillación de los escándalos y la exhibición pública cuando algo
salía mal. Como resultado, la familia adquirió una mala reputación. Dado el aumento
del comercio de drogas en los Estado Unidos, los británicos no podían darse el lujo de
dejar a su principal testaferro en una situación tan expuesta y precaria. Ni tampoco
podían simplemente deshacerse de los Bronfman después de la Prohibición. La familia
se había vuelto irremplazable debido a su dominio absoluto sobre el sindicato. No
obstante, representarían un riesgo si continuaban trabajando tan abiertamente con sus
distribuidores en el tráfico de narcóticos como lo hicieron en la época de la Prohibición.
Elñ problema se resolvió colocando a los Bronfman en los peldaños más bajos de la
casta Hofjuden. Casi de la noche a la mañana, los Rothschild, los Montefiore, los De
Hirsch y demás, tomaron a “Mister Sam”, el zas del hampa en Norteamérica, y lo
transformaron en estrella ascendente del movimiento sionista canadiense.
• En 1934, Mister Sam recibió su primer “puesto respetable”: presidente del
National Jewish People’s Relief Committee (Canadá).
• Para 1939 ya había sido designado director de la Jewish Colonization
Association del barón De Hirsch.
• Ese mismo año, la Canadian Pacific Corporation invitó a Mister Sam a
establecer una nueva organización de refugiados con judíos de Europa oriental.
• En cinco años, el principe del hampa se había transformado, por obra y gracia
de los oligarcas de Su Majestad, en “filántropo” sionista. Los puestos le caían
uno detrás de otro. Fue director del Comité Judio Canadiense, sustituyendo a
Lyon Cohen, hijo de Lazarus Cohen, fundador de la Jewish Colonization
Association.
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Cuando se llega a la cuestión de quién manda, se los trata como si el dinero no les
perteneciera.
Tomemos por ejemplo el caso de Trizec, una empresa tenedora de acciones por
conducto de la cual los Bronfman aparentemente manejan sus diversas corporaciones,
entre ellas Seagram. Desde que se formó en 1960, ¡los bronfman jamás han tenido
mayoría sobre las acciones! A Trizec la maneja la Eagle Star Ltd., de Londres, una
compañía tenedora de acciones, cuyos directores, según se dice, son “los más notables
de aristócratas británicos”.
Evelyn de Rothschild, los condes y duques que dominan los Lloyd de Londres y otras
empresas bancarias y de seguros, y las lumbreras de la inteligencia británica, como sir
Kenneth Strong y sir Kenneth Keith, todos convergen en el consejo de Eagle Star. Esta
extraordinaria compañía es a su vez dueña de English Property Corp., Ltd., cuyo
accionista mayoritario, Laurie Marsh, ha ganado fama en Gran Bretaña como el
“Príncipe de la Pornografía” por ser propietario de la mayoría de las salas de cine
pornográfico, salones de masaje y edificios de la “zona roja” de Londres. La English
Property Corp., Ltd., posee una porción mayoritaria de las acciones de Trizec.
Tampoco el cerebro de los Bronfman lo posee ninguno de los miembros de esa familia,
sino el bufete de abogados Phillips, Blommfield, Vineberg and Goodman.
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concedieron el curul. El apellido Bronfman todavía es demasiado sucio para permitirle
que escale posiciones en la política canadiense. En ese sentido, le fue mucho mejor a la
familia Kennedy.
El ascenso al poder
Papá Kennedy no tuvo que esforzarse tanto como los Bronfman para adquirir fama y
fortuna en el bajo mundo: le venía de nacimiento. El padre de Jose, P.J. Kennedy era el
mafiosos de tugurio a finales del siglo 19 en Boston.
P.J. comenzó a hacer fortuna cuando, siendo tabernero, se abrió paso en la corrupta
maquinaria del Partido Demócrata (maquinaria que, al igual que el aparato de poder de
Jacob Astor y Aarón Burr en Nueva York, tenía sus raíces en el tráfico de opio). Una
vez que P.J. obtuvo un asiento en el Comité Demócrata de distrito, a la edad de 26 años,
se deshizo de la taberna y se inició en el negocio de venta de licores al mayoreo, mucho
más lucrativo.
Más tarde, el matrimonio de Joe Kennedy con una Fitzgerald (cuyo padre era el alcalde
irlandés de Bostón) lanzó a la familia Kennedy a las cumbres sociales.
Después de la I Guerra Mundial, Joe consiguió empleo en Galen Stone, la prestigiosa
compañía de inversiones que mantiene vínculos con los Rothschild. Ahí realizó sus
primeros contactos con la aristocracia británica.
La fusión de las compañía Film Booking Co (que adquirió a pesar de muchas trabas )
con Ideal Films Ltd., Jose logró el primer intercambio genuinamente recíproco entre
compañías británicas y norteamericanas). Los negocios de Kennedy con los británicos
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desembocaron en la creación de los estudios cinematográficos RKO, por cuyo conducto
se introdujo a Hollywood el dominio financiero y cultural británico.
Papá Joe también tenía vínculos de negocios con el lado más lucrativo del mercado
negro. En sus días de contrabandista de licor, entró en alianza con el Sindicato Reinfeld
de Newark, el cual pertenecía en un 50% a la familia Bronfman.
Cuando la Prohibición se acercaba a su fin, Kennedy regresó a Londres, donde Winston
Churchill personalmente aprobó la concesión que se le diera para representar a las
destilerías británicas en el mercado norteamericano. Por medio de su compañía
Somerset Importers Ltd., y de Renfield Importers, Kennedy colocó en el mercado el
wisqui escoces Dewar’s, la ginebra Gordon’s, el Ron Rico y Haig and Haig.
La aprobación de Churchill y el flujo en efectivo acompañante, fueron la señal de los
británicos que estaban dispuestos a sacar provecho político de Joe Kennedy.
Kennedy aceptó el trato colocando su fortuna en manos de uno d elos integrantes del
núcleo de las finanzas de Londres, Lazard Brother’s, propiedad del vizconde Cowdray,
primo de Churchill.
En 1933, el presidente Franklin Roosevelt designó a Kennedy presidente de la Comisión
de Cambios y Valores. En 1936, de nuevo Roosevelt, lo nombró embajador de Estados
Unidos en Gran Bretaña.
La inmutable lealtad de Kennedy a la monarquía británica tuvo su recompensa; su hija,
Kathleen Kennedy, hermana de John, Robert y Edward, se casó con William Cavendish,
marqués de Hartington, hijo y heredero del décimo duque de Devonshire (en la
jerarquía de la nobleza británica, los duques se encuentran en el más alto rango, sólo
inferiores al monarca mismo. El duque de Devonshire es un híbrido de los Cecil, los
Salisbury y los McMillan, familias entrecruzadas que dominan la política británica
desde los tiempos de Isabel I).
Mas tarde, su hijo John se casaría con Jacqueline Bouvier, cuya hermana Lee se casó
con el príncipe Stanislaus Radziwill, noble polaco cuyo linaje se remonta cinco siglos.
La familia Radziwill, que reside en Inglaterra, estableció en Polonia la Orden de San
Juan de Jerusalén en 1610, y ayudó a transplantarla a los Estados Unidos a principios
del siglo XX.
John Kennedy (el futuro presidente de los Estados Unidos) fue entregado por su padre a
la Mesa Redonda británica para que recibiera educación especial en la London School
of Economics, institución fundada por la Sociedad Fabiana para educar y reclutar
cuadros extranjeros y hacer de ellos los futuros agente británicos colocados en los
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puestos de gobierno. De vuelta a los Estados Unidos, John Kennedy estuvo en Havard
bajo la tutela de sir John Wheeler-Bennet, fundador y director de la división de
investigaciones del real Instituto de Asuntos Internacionales. Wheeler-Bennet niega
haber sido el autor de la tesis de maestría de Kennedy en Havard (Why England Slept)
la cual es una apología de Hitler.
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Permindex, el comisariado internacional de asesinatos
En 1963, se celebraron varias reuniones conspiratorias en Montego Bay, Jamaica,
cuartel general de la II Guerra del Opio. Entre otros asistieron:
• Louis Mortimer Blomfield, quien ocupaba un alto puesto en Ejecutivo de
Operaciones Especiales británico (servicio secreto).
• Ferenc Nagy, ministro del gobierno húngaro pronazi de Horthy y luego
Primer Ministro de Hungría.
• Georgio Mantello, judio oriundo de Rumania, ministro de comercio durante
el gobierno de Mussolini.
• Clay Shaw, coronel de los Estados Unidos, ex oficial de la Oficina de
Asuntos Estratégicos estadounidense y quien para la época dirigía el Centro
Comercial Internacional de Nueva Orleáns.
• Jean DeMenil, ruso blanco emigrado a los Estados Unidos, presidente de la
Corporación Schumberger de Houston, productora de maquinaria pesada y
mampara para el contrabando de armas.
• Paul Raigorodsky, otro ruso blanco, militante de derecha.
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Historia de un asesinato
En Febrero de 1969, se iniciaron en un juzgado de Nueva Orleáns las vistas del juicio
del estado de Luisiana contra Clay M. Shaw. El procurador de distrito Jim Garrison,
negando las conclusiones del informe Warren, había acudido al gra jurado y logrado
una acusación por conspiración para cometer homicidio. Después de la muerte
misteriosa de diecisiete testigos de la acusación y una feroz campaña de prensa contra
Garrison, el intento se frustró.
Garrison había logrado reunir pruebas de los hilos de la ejecución material del crimen.
Presentó un testigo, Perry Raymond Russo, quien declaró haber estado presente en una
conversación entre Clay Shaw, David Ferrie y un sujeto a quien llamó “Leon Oswald”.
El tema de la conversación era el asesinato del presidente Kennedy. Ferrie, un agente de
la División Cinco del FBI insistía en la necesidad de contar con al menos tres
francotiradores a fin de crear un “triángulo de fuego” y agregó que además se necesitaba
de un chivo expiatorio.
El sujeto que aparece como “Leon Oswald”, según las investigaciones, no tiene nada
que ver con Lee Harvey Oswald a quien la Comisión Warren declaró “asesino en
solitario”. Según el manuscrito inédito de William Torbitt, el sujeto, que tenía un
parecido asombroso con Lee Harvey, era en realidad William Seymour, agente de un
despacho de detectives privados en Miami. Esta despacho servía a menudo de fachada
para las acciones encubiertas de la División Cinco del FBI y la CIA.
Al parecer, Seymour se hizo pasar por Lee Harvey Oswald en los meses anteriores al 22
de Noviembre, cuando fue asesinado John Kennedy, dejando un caudal de testigos que
pudieran asegurar que habían hablado con “Oswald”, que “Oswald” era un abierto
simpatizante de Cuba y que “Oswald” había manifestado su voluntad de asesinar al
Presidente de los Estados Unidos.
Jack Martín, agente del FBI, declaró ante la Comisión Warren y ante el gran juardo de
Garrison que fue David Ferrie quien reclutó al verdadero Lee Harvey Oswald a la
División Cinco, en 1956. Aunque formalmente era infante de marina, Oswald recibió
entrenamiento especial en espionaje en la Escuela Naval de Inteligencia en Memphis,
donde aprendió ruso. Desde 1956, hasta su muerte, en noviembre de 1963, en el sótano
de los cuarteles de la policía de Dallas, Oswald estuvo en la nómina secreta de la
División Cinco, mantenidfa por intermedio del Servicio de Inmigración y Naturalizción,
dependencia del Departamento de Justicia. Durante los seis meses que culminaron con
su asesinato en Dallas, Oswald trabajó en Nueva Orleáns y Dallas bajo la supervisión
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directa de Guy Bannister, el director regional. Fue infiltrado en el grupo pro castrista
Comité pro Trato Justo a Cuba, pero él nunca supo que esa infiltración tenía un objetivo
distinto a lo que le dijeron en la División Cinco.
Parte V
Los orígenes británicos de la contracultura
La Conspiración de Acuario
A principios de 1980 fue publicado un libro de Marilun Fergunson titulado The
Aquarian Conspiracy, una especie de manifiesto de la contracultura, que la define como
la acogida consciente de lo irracional –desde el rock and roll y las drogas hasta la
retroalimentación, la meditación, la elevación de la conciencia, el yoga, el montañismo,
la terapia de grupo y el psicodrama-.
La verdad de este libro es que Fergunson lo escribió dirigida por Willis Harman,
director de política social del Instituto Stanford, para vulgarizar un estudio político de
mayo de 1974 sobre cómo transformar a los Estados Unidos en el Mundo Feliz de
Aldous Huxley.
Esta conspiración data de la década de los treintas, cuando el Servicio de Inteligencia de
Gran Bretaña envió a Aldous Huxley a los Estados Unidos como oficial a cargo de una
operación para preparar al país para la vasta difusión de las drogas que vendría después.
El Modelo
Los británicos tenían un modelo del cual copiar la contracultura que le impsieron a los
Estados Unidos: las ceremonias paganas de las sectas de los decadentes imperios
egipcio y romano. La contracultura que se fomentó entre la juventud estadounidense en
la década de los sesentas no es simplemente análoga al antiguo culto de Isis. Se trata de
una resurrección literal del culto, al grado que la cruz de Isis se ha popularizado como el
símbolo más frecuente en la contracultura.
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Arnold Toynbee, quien a su vez fue miembro del consejo del Real Instituto de Asuntos
Internacionales por casi cincuenta años, encabezó la División de Investigaciones de la
inteligencia británica a lo largo de la II Guerra Mundial y sirvió durante la guerra como
oficial de información del primer ministro Churchill.
La “teoría” de la historia de Toynbee, expuesta en sus veinte volúmenes de historia de la
civilización occidental, planteaba que el rasgo característico de ésta ha sido siempre el
auge y la decadencia de las grandes dinastías imperiales. En el momento mismo en que
estas dinastías logran imponer su dominio sobre la faz de la Tierra, tienden a declinar.
Toynbee arguyó que esa tendencia podría vencerse si la oligarquía imperante se
dedicara a reclutar y forjar un sacerdocio siempre creciente, consagrado a los principios
del dominio imperial.
Aldous Huxley, educado en la universidad de Oxford de Toynbee, fue uno de los
iniciados. Otros fueron T.S. Elliot, W.H. Auden, sir Oswald Moseley y D.H. Lawrence,
amante homosexual de Aldous Huxley.
La “conspiración abierta”, escribió H.G. Wells (jefe de la inteligencia británica en el
extranjero durante la I Guerra Mundial y abuelo espiritual de la conspiración de
Acuario), “aparecerá primero, creo yo, como una organización consciente de gente
inteligente y muy probablemente, en algunos casos, adinerada; como un movimiento
con claros fines sociales y políticos, que despreciará abiertamente la mayor parte del
aparato de control político existente, o se valdrá de él tan sólo como un elemento
incidental en ciertas etapas; un simple movimiento en una cierta dirección de un cierto
número de personas, quienes luego descubrirán con cierta sorpresa el objetivo común
hacia el que se dirigen… De los modos más diversos influirán y orientarán el aparato
del gobierno visible”.
Libros tales como La conspiración abierta se escribieron para la propia casta sacerdotal.
Pero los escritos populares de Wells (La máquina del tiempo, La isla del doctor
Moreau, etc.) y los de sus discípulos Aldous Huxley (Un mundo feliz) y George Orwell
(1984 y La granja de los animales), se escribieron como manifiestos de masas para
organizar el orden unimundista de Gran Bretaña. Sólo en los Estados Unidos se enseña
en la escuela primaria que estos “clásicos de la ciencia ficción” son ataques contra el
fascismo.
Aldous Huxley fue enviado a los Estados Unidos en 1937 donde permaneció durante
toda la II Guerra Mundial. Obtuvo un empleo de guionista en la Metro Goldwyn Mayer,
la Warner Brothers y los Walt Disney Studios. Como ya vimos anteriormente,
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Hollywood estaba en manos del hampa, abastecidos con capital bancario sucio y
dirigidos desde Londres.
El LSD
La introducción de drogas psicodélicas fuertes puede atribuirse en gran parte a la
investigación de la CIA para posibles aplicaciones militares. El LSD se popularizó
accidentalmente por los experimentos que se realizaron en más de ochenta
universidades, sirviendo como conejillos de indias, los estudiantes de postgrado que
posteriormente comenzaron a fabricar su propio “acido”.
La operación de la CIA que llevó el nombre clave de MK-ultra, comenzó en 1952.
La Guerra de Vietnam
La Guerra de Vietnam cré el ambiente propicio de desesperanza moral que hizo de la
élite bien educada de la juventud estadounidense –la primera generación del siglo XX
que se había criado sin guerra o depresión- victima de las drogas.
Con Kennedy se inició a escala limitada la intervención estadounidense en Vietnam,
vetada en el gobierno de Eisenhower. Con el pñresidente Lindón Jonson comenzó en
serio la presencia militar de los Estados Unidos en Viernam. El principal consejero de
Jonson en la guerra de Vietnam no era estadounidense, era el oficial británico sir Robert
Thompson.
Aprovechándose del anticomunismo ciego del presidente, Thompson lo convenció de
que había que detener a toda costa a la insurgencia comunista y que para ello hacia falta
una sólida presencia militar estadounidense. Jonson era un incompetente en política
exterior y militar, y su segundo consejero, Walter Rostow, jefe del Consejo de
Seguridad Nacional, había recibido la Cruz de la Orden del Imperio Británico. A Jonson
los británicos lo arrastraron a Vietnam cogido por las narices.
Los británicos tenían dos motivos para azuzar la Guerra de Vietnam. El primero era
fomentar en el sureste asiático una “guerra limitada” entre los Estados Unidos y la
Unión Soviética (representada por los norvietnamitas), tanto para reavivar la guerra fría
como para socavar efectivamente la influencia de ambas potencias en la región. El
segundo motivo, aunque igual de importante, era la desmoralización a tal grado de la
población de los estados Unidos que se desistengrara el sentido de orgullo nacional y la
confianza en el progreso futuro de la república.
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De la misma manera en que Aldous Huxley inició la subversión contracultural de los
Estados Unidos treinta años antes de que el público percibiera las consecuencias, lord
Bertrand Russell comenzó a echar los cimientos del movimiento pacifista de la década
de los sesentas desde la década de los treintas.
Se debe hacer mención de que el fervor de Russell en contra de la guerra era un fraude
descarado. En la II Guerra Mundial, Russell se opuso a la intervención de los Estados
Unidos y Gran Bretaña en la guerra contra los nazis, porque él estaba asociado al
“Cliveden Set”, que era pro nazi. En 1947, cuando los Estados Unidos tenían la bomba
atómica y Rusia aún no, Russell abogaba a voces porque los Estados Unidos desataran
la guerra nuclear preventiva.
A partir de la década de los cincuentas, la tarea principal de Russell fue la de construir
un movimiento pacifista y antinorteamericano.
Imágenes cambiantes
Con casi toda una generación de jóvenes estadounidenses hundida en las drogas que
inundaron las universidades, le es posible a Marilyn Ferguson escribir en su
“conspiración de Acuario” que “hay legiones de conspiradores [acuarianos]. Los hay
en corporaciones, universidades y hospitales, entre los maestros de las escuelas
públicas, en las fábricas y los consultorios médicos, en las dependencias federales y
estatales, en los concejos municipales y en la Casa Blanca, en las legislaturas, en las
organizaciones de voluntarios y en casi todos los medios públicos del país”.
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