Alejandro Espinosa
Entre toda esa algarabía vio que el más viejo tronó los
dedos e inmediatamente apareció fuera de otro pomposo
castillo, este se veía lúgubre y sin brillo. Todo muy parecido
al castillo anterior, intuyó que debía ingresar en busca del
dueño. Lo diferente con el fortín anterior era que por el
techo salían grandes cascadas con un líquido del cual todos
bebían, estos personajes se los veía mas contentos.