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Consecuencias Imprevistas

Emilio del Barco

Donde se mezclan, cada vez más, intereses ideológicos o religiosos, con territorios
y economía, las consecuencias son previsibles. No hay acción pequeña, si la
intención es grande. Nada se puede juzgar aisladamente, sino embutido en sus
propios antecedentes y consecuentes. La acción, en sí, tiene tanta importancia
como pueda tenerla la oportunidad y propiedad de lo actuado. Cielo y tierra, unidos
bajo un mando, terminan, siempre, en cataclismo sideral.

Los ideales sin poder, desaparecen. La conquista de almas, conlleva la conquista


de sus almarios. Los mandatarios egoístas, que pretenden dominarlo todo, son el
color negro de la Humanidad. Absorben toda la luz, sin emitir alguna. Quienes se
sienten exclusivos “hijos de Dios”, especiales en todo su ser, dejan para el resto de
los humanos el calificativo de “hijos de los hombres”: el pueblo. Plebeyos
desposeídos. Viendo el comportamiento irracional de algunos ideólogos y políticos
destacados, sabemos que, si no expresamos libremente nuestras opiniones y
actuamos en consecuencia, ellos nos pueden arrastrar, a todos, a una recesión de
la sociedad humana. Como ya hicieran sus antecesores, en numerosas ocasiones.
No se puede alejar el mal, produciendo más daños de los que evitamos. La
prohibición de razonar es el mayor mal que se le puede causar a la Humanidad.

En las encuestas, las personas más partidarias de la continuación de las guerras


ideológicas actuales, son aquellas de educación más conservadora y afectas a
distintos movimientos religiosos. Parecería extraordinario, si no se pudiese
aventurar que, el signo religioso de los adversarios, es suficiente causa para decidir
su clasificación como enemigos.

Muchos hombres de fe piden respeto a sus creencias, aún cuando ellos tiendan a
declararse enemigos de quienes no sigan sus propios mandamientos. Cruz, Media
Luna y Estrella de David, tienen unos orígenes tan comunes y concurrentes, que,
para diferenciarse, se excluyen. La misma cercanía de sus creencias les sirve de
repelente, Con ello, los enfrentamientos son inevitables y perdurables. Las
religiones organizadas, parece como si prefirieran cultivar cosechas de mártires,
antes que permitir la apostasía de sus fieles. Pero, el contagio, por cercanía, es
inevitable.

El trigo y la vid, en su forma de pan y vino, ya fueron usados en ceremonias


religiosas de la antigüedad, antes de la era cristiana. En la ciudad griega de Eleusis,
durante los cultos llamados 'misterios', se tomaban el pan y el vino, como
identificación con Dionisios, Adonis, Demeter o Isis, según las advocaciones, ya que
el origen de la ceremonia tuvo lugar en territorio egipcio. Aún guardando el mismo
ritual, cambiaba el nombre del dios homenajeado. En tales fastos, la veneración al
trigo y al vino, llegaba hasta el punto de considerar que personificaban a los dioses.
Es decir, la ingestión de tales alimentos consagrados, equivalía a la incorporación
del dios al creyente, asegurándole la resurrección. Nada nuevo bajo el sol. Los
modelos ceremoniales son casi calcados unos de otros. Quienes tachan de
curiosidad el deseo de saber, pretenden extender su neblina de ignorancia
consciente, como fuente de toda verdad. Emilio del Barco. 22/05/10 .
delbarco23@hotmail.com . www.emiliodelbarco.com. emiliodelbarco@hotmail.es

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