Ernesto Yamhure
Después de que Uribe se instaló en el Palacio de Nariño, no sin antes acordar como
candidato, en una hacienda en el departamento de Córdoba, legalizar a los
narcotraficantes Salvatore Mancuso, Diego Fernando Murillo (alias Don Berna o
Adolfo Paz), Carlos Mario Jiménez (alias Macaco), Ever Veloza García (alias
Carepollo), Rodrigo Pérez Alzate (alias Julián Bolívar), Ramiro Vanoy Murillo (alias
Cuco Vanoy), Iván Roberto Duque Gaviria (alias Ernesto Báez) y Vicente Castaño
(alias el Profe), haciéndolos pasar como paramilitares, a cambio de que éstos le
apoyaran, nombró a Jorge Noguera como Director del DAS.
Para los lectores que no saben qué es el DAS, les puedo explicar que es el
Departamento Administrativo de Seguridad, o más exactamente: la policía política
secreta, que obedece directamente a la Presidencia de la República. Cuando
Noguera era Director del DAS, un subalterno suyo, Rafael García, Jefe de Informática
-quizás una de las unidades más importantes y conocedoras de muchos secretos-, lo
denunció por entregar listas con nombres, apellidos, direcciones y números de
teléfonos a los escuadrones de la muerte en Colombia (léase grupos narco-
paramilitares que se autoproclamaban como Autodefensas Unidas de Colombia,
AUC, y que hoy, ya legalizados por el gobierno Uribe, se hacen llamar “grupos
emergentes” o “casos aislados de reinsertados”, para no inculpar a los grandes capos
que gozan de total impunidad y siguen delinquiendo desde sus cárceles 5 estrellas).
¿Cuál era la tarea que Noguera les facilitó a las AUC? Asesinar a los sindicalistas que
constituían esas listas. De una sola lista de menos de 30 personas fueron asesinadas
varias.
Con Uribe la situación es pan de cada día. Cuando no es él quien acusa, son sus
militares o sus ministros (como Andrés Felipe Arias, ministro de Agricultura). Las
acusaciones van desde llamar a la oposición del Polo como “guerrilleros vestidos
civil”, hasta considerarlos “bandidos que actúan con la guerrilla bajo la mesa”.
2
¿Qué fue lo que pasó?
Pues que este humilde reportero, que escribe estas líneas, lo sorprendió en
flagrancia sacando fotos de los colombianos que estaban en el muelle de Estocolmo,
cuando anclaba el buque insignia colombiano “Gloria”. La foto y un texto en el
vespertino más grande de Suecia desnudó al lacayo “diplomático”.
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¿Y cómo reacciona el tartufo “espía“?
¿Y cuáles eran sus “fuentes”? Supongo que las mismas que dicen que los defensores
de derechos humanos, sindicalistas, miembros del Polo Democrático, profesores,
líderes populares y periodistas de Colombia, que no tragan entero, son “miembros o
auxiliadores de la guerrilla”. Además, señalaba que yo tenía paso libre entre
Estocolmo-Bogotá-Campamentos guerrilleros. Es decir, que como Pedro por su casa
iba y entraba donde yo quisiera. Raro que sus “fuentes” no le hubieran dicho que en
20 años sólo he estado 4 veces en campamentos guerrilleros haciendo mi trabajo
como reportero internacional:
3. Enero de 2000, cuando cubría un proyecto social y agrario apoyado por la ONU y
en compañía de funcionarios de la Defensoría del Pueblo, y hasta periodistas del
New York Times. Esa noche pernoctamos en Puerto Matilde, río Cimitarra, y la
guerrilla atacó cerca cinco bases de los paramilitares.
Todo porque denuncié los montajes y las mentiras de Uribe contra la familia de
Ingrid; como cuando fueron engañados para irse hasta la Amazonía porque un
supuesto "emisario de las FARC" habría llegado al Palacio de Nariño (sin ser
encarcelado) a entregar una nota en que las FARC decían que querían entregar a
Ingrid porque estaba enferma.
Contra diputados
1
Qué bonitas ONG, El Espectador 27 de septiembre 2007-09-27
http://www.elespectador.com/elespectador/Secciones/Detalles.aspx?idNoticia=15747
4
contra este reportero. Ahora, bajo el título: “Cadena de desgracias” [ 2 ], (entiéndase
por “desgracias” los que allí somos mencionados puesto que, según él, estamos al
servicio de las FARC). Esta vez no se escondió detrás de “según fuentes” sino que,
refiriéndose a las FARC, me señaló directamente como “uno de sus más importantes
embajadores en Europa”.
Todos los colombianos deben saber lo que he hecho en los últimos veinte años por
colombianos y Colombia:
Aída Abella regresó a Colombia y al año siguiente fue víctima de un atentado con
rockets en pleno centro de Bogotá, en donde estuvieron involucrados agentes del
Estado. La heroica dirigente de la izquierda me entregó un documento de 57 páginas
-que lo guardo todavía- que se titula: “PRIMERA CUMBRE DE LAS AUTODEFENSAS DE
COLOMBIA”, celebrado en noviembre de 1994. En la página 55 dice lo siguiente:
“Por consenso general se aprueba seguir considerando como blancos militares, a los
cuadros políticos y sindicales de la extrema izquierda, mientras los grupos insurgentes
no humanicen (sic) la guerra y continúen asesinando militares y civiles fuera de
combate”.
Los paramilitares no son más que el brazo prolongado de un Estado en donde Jorge
Noguera y Ernesto Yamhure son fichas. Fichas que tienen la tarea de escribir listas y
hacer señalamientos a los que ellos o sus patronos consideran ser “cuadros de la
extrema izquierda”. Bajo esa etiqueta se incluyen los 3.500 sindicalistas asesinados,
los 5 mil miembros de la UP, los 3 millones de desplazados, los incontables
desaparecidos, los encarcelados sin justa causa. Y hasta los masacrados que van
poco a poco apareciendo en fosas comunes, cuando no es que ya los incineraron en
2
Cadena de desgracias, El Espectador el 2 de diciembre 2007-12-02
http://www.elespectador.com/elespectador/Secciones/Detalles.aspx?idNoticia=18481&idSeccion=25
5
los hornos de las ladrilleras de AltaVista y Guayabal en Medellín, como hicieron con
los desaparecidos de la Comuna 13.
Pareciera que Ernesto Yamhure siguiera esa tarea de noviembre de 1994. Pues sigue
señalando y poniendo la etiqueta “FARC” en la frente de eurodiputados, profesores,
periodistas, senadores, y exiliados colombianos por la guerra sucia.
Lo que hacía Jorge Noguera en forma secreta, Ernesto Yamhure lo hace totalmente
en público. Y su pecho se hincha y cree que el Patrón le va a premiar cuando escribe
en El Espectador que me ha desenmascarado y que “gracias a las denuncias hechas
por este cronista, el país pudo conocer sus actividades de propaganda y agitación
internacional a favor de la organización terrorista a la que pertenece”.
“Desde hace algún tiempo, Emanuelsson, debidamente camuflado, gozaba de una visa
de trabajo que enhorabuena le fue negada en 2005, en seguimiento de una inteligente
disposición de nuestra Cancillería. Con esta decisión, las FARC perdieron,
parcialmente, a uno de sus más importantes embajadores en Europa”.
Es más, dice que soy “embajador en Europa”, lo cual también muestra su total
desconocimiento de mi actividad. Porque no he estado en Europa desde octubre de
2000, con excepción de cada mes de julio que trabajo en la redacción del periódico
en Estocolmo en donde soy reportero desde el 1984, para reemplazar colegas que
también necesitan vacaciones. Por lo tanto sigo viviendo, trabajando y cubriendo
América Latina.
¿Y El Espectador, qué?
Si no fuera porque conozco Colombia muy bien y sé que las amenazas se cumplen y
son serias, me sentaría a reír con los absurdos de este payaso. Pero sé muy bien las
consecuencias de este señalamiento y lo que implica para mi seguridad y la de mi
familia.
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Lo que me extraña es el espacio que le entrega el legendario periódico El
Espectador. No me cabe en la cabeza que semejante señalamiento y condena a
muerte que este señor me hace, pueda publicarse así no más, bajo el manto de ser
“una opinión”. Una opinión que es más bien una acusación temeraria, sin
fundamento, sin pruebas. Muy al estilo Uribe.
¿Tendré derecho a réplica? Ya son más de dos meses desde que les escribí
exigiendo ese derecho universal sin recibir respuesta ninguna.
¿Serán estos señalamientos otros falsos positivos para quedar bien con Uribe?
Ya han sacado del país a periodistas como Fernando Garavito, Hollman Morris,
Gonzalo Guillén, Daniel Coronel…
Veré qué acciones legales puedo instaurar. El caso es que lo que a mí me suceda, lo
hago a usted responsable. Y le aseguro que si lo van a juzgar, no será en Colombia.
Será en Suecia, en donde por venir a espiar a sus compatriotas, se metió en un lío de
la madona usted y su presidente.
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