Dieter Duhm
(Extracto del texto: ¿Es la paz posible? Declaración del Proyecto I)
Quizás algunos se extrañen y pregunten si tanto trabajo de investigación intensa es realmente necesario para
fundar comunidades que funcionen y para desarrollar nuevas formas de vida en el sentido de una
sostenibilidad estable. La respuesta es inequívoca: Sí, es necesario. Los habituales modelos alternativos de la
vida simple nunca funcionaron por mucho tiempo porque no estaban a la altura de las fuerzas destructivas
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inmanentes de los tiempos modernos. Los problemas que deben ser resueltos a fines de la era patriarca –
capitalista – imperialista ya no solo pueden ser resueltos a nivel de un comunismo agrario de comunidades
cristianas primitivas o budistas (aunque puede ser temporalmente una verdadera ayuda para muchos
participantes). Los temas de nuestro tiempo están de tal modo enredados y ligados unos a otros, que no
pueden ser resueltos aisladamente. Una ecología realmente no violenta no podrá ser desarrollada sin una
nueva relación con nuestra propia naturaleza interior; la naturaleza exterior y la interior son dos lados de la
misma cuestión y ambas son movidas por la misma energía vital. Mientras reprimamos o reneguemos nuestra
propia naturaleza difícilmente tendremos una relación cariñosa con los seres de la naturaleza. Lo mismo es
cierto en tecnología y medicina. El cambio de paradigmas exige una creciente cooperación con aquellas
fuerzas interiores que hasta ahora en la mayoría de las veces fueron reprimidas y combatidas. Son fuerzas
psíquicas, que tienen efecto en toda la materia viva. Teilhard de Chardin las describió como el “lado interior”
de las cosas y con esto abrió una nueva visión del mundo material. Las fuerzas cósmicas, super-conscientes,
subconscientes o reprimidas, que hasta ahora fueron adjudicadas como áreas separadas de psicología
profunda, religión, magia y arte, tienen que ser poco a poco integradas en una manera consciente de vivir,
para disolver la esquizofrenia latente de nuestra cultura actual. Esto significa crear una nueva imagen de
nosotros como seres humanos.
La garantía más poderosa para el éxito del trabajo son las fuerzas que crean el campo morfogenético, que
comienzan a actuar en cada comunidad tan pronto como el acuerdo es encontrado entre los participantes en
relación a nuevas experiencias y superación de limites. Entonces ya no es solo la fuerza propia, sino
principalmente la fuerza del campo la que hace posible nuevas experiencias para los participantes. Entonces
ya no tenemos que hacerlo todo nosotros mismos. Nosotros hacemos lo que podemos, y el resto “Let God
do” (“Que Dios lo haga”).
Algunos criterios psicológicos del trabajo de alta tecnología moderna deberían ser aplicados al trabajo de la
investigación interpersonal, espiritual y ecológica, para que una fuerza de paz efectiva y por fin superior
pueda surgir. Estos criterios se relacionan con la energía espiritual-mental, con la fuerza de voluntad, la
continuidad y la alegría anticipada por los resultados. También incluyen la creencia en el éxito, estar
dispuestos a ir más allá de casi todas las limitaciones y la declaración de lo que hasta ahora parecía imposible
es realmente posible. Aquí, el llamado es hacia la experimentación e investigación, no al apego a viejas
creencias. En los tormentosos procesos de transformación de nuestro tiempo, el universo, que está en un
constante estado de evolución, proyecta constantemente nuevos futuros en el horizonte de nuestro campo
visual. El trabajo de investigación en las áreas interpersonales y comunitarias también significa siempre estar
al tanto de este desarrollo sin stress. La calma correcta está en la velocidad correcta. La actitud correcta está
en la fuerza de voluntad que se prepara para un trayecto largo y difícil. Aquí, queda claro que nuestra
condición mental y física son muy importantes.
Uno puede imaginarse la dimensión de los temas con la que un grupo de personas tendrán que enfrentar si se
quiere aceptar la tarea de crear un modelo de sociedad por un futuro sin guerra. Pero ¿no vale también aquí la
regla fundamental: Mientras más grande es la tarea, más grande es el poder que viene a nuestra ayuda?
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encuentros de centro con centro, de verdad con verdad, de los cuales surge la verdadera confianza. La
confianza es la fuerza de cura más primordial y efectiva de todas. La primera de todas las tareas de una
comunidad es por esto crear confianza entre los participantes. ¿Es posible tener una noción de lo que esto
significa? ¿Hay consciencia de cuantas brechas fueron abiertas en la época patriarcal de la historia: entre
hombre y mujer, entre padres e hijos, entre jóvenes y viejos, entre pueblos y culturas? La tarea de restablecer
la confianza primordial perdida es equivalente a la tarea de activar corrientes de información completamente
nuevos en el código genético humano. Antiguos modelos de conducta tienen que ser dejados de lado y
substituidos por nuevos. Es un proceso de aprendizaje sin igual. ¿Pero no tiene razón Elisabeth Kübler-Ross
cuando dice que todos los procesos de aprendizaje en la vida llevan al final a aprender a amar? ¿Y no
deberíamos ser capaces de hacer esto? Miremos con más distancia esta pregunta. La humanidad ha
construido estaciones espaciales en el universo, inventado proyectiles autopilotados, descodificado el código
genético y disparado con nano-cañones contra células de cáncer – ¿no debería ser también capaz de
solucionar sus temas interiores con igual empeño y perseverancia?
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