Hoy tiene más sentido hablar sobre el candil al haberse creado la base
de lo que será el futuro museo etnográfico de Garrovillas, que cuenta entre
su amplia colección con varios ejemplares.
Para avivar la luz del candil la mujer solía atizar su llama con la
candileja, alambre que colgaba de algunos de estos ejemplares, o con la
horquilla del moño, cuando esta pieza no existía. Esta acción daría lugar a
la adivinanza siguiente: "Burru de jierru/ albarda de linu,/ y con un
palinu,/ ¡jarre burrinu!" (El candil).
Por los años veinte del pasado siglo cuando los niños jugaban en
Garrovillas podía oírse también esta cantinela, con ligeras variantes en otros
pueblos: