INSULINA.
La insulina es una hormona polipeptídica producida y secretada por las células beta del
páncreas. Es una hormona esencial para el crecimiento somático y desarrollo motriz; desempeña
un papel muy importante en la regulación del metabolismo de carbohidratos, grasas y proteínas.
Está formada por dos cadenas: A y B, de 21 y 30 aminoácidos cada una, unidas por puentes
disulfuro. Se sintetiza a partir de un precursor de cadena única de 110 aminoácidos llamado
preproinsulina, el cual en el retículo endoplásmico rugoso pierde el péptido señal para formar la
proinsulina de 81 residuos de aminoácidos (ver figura); posteriormente en el aparato de Golgi se
inicia la conversión de proinsulina en insulina, continua en los gránulos secretores y se completa
en el momento de la secreción, liberándose insulina y el péptido conector o péptido C. Este último
constituye un índice o marcador de secreción de insulina.
Otros efectos:
– Modula funciones neuronales, de crecimiento, diferenciación y actividad neuronal.
– En el riñón favorece reabsorción de Na+ y agua en el túbulo contorneado proximal.
– En gónadas favorece la esteroidogénesis.
– Induce síntesis de ADN, ejerciendo función de factor de crecimiento.
– Tiene acción vasodilatadora al parecer medida por la producción y liberación de óxido
nítrico (ON).
Diabetes tipo 2: representa entre el 90-95% de los pacientes diabéticos, en ellos existe
deficiencia relativa de la producción pancreática de insulina con un componente de resistencia a la
misma. Es probable que existan muchas causas de este tipo de diabetes, aunque la etiología
específica no es conocida; no ocurre destrucción autoinmune de las células beta. La mayoría de
estos enfermos son obesos y la obesidad causa diferentes grados de resistencia a la insulina, con
un predominio de distribución de grasa visceral importante. Este tipo de diabetes habitualmente es
diagnosticada muchos años después de que se ha iniciado el mecanismo fisiopatológico, ya que la
hiperglicemia se desarrolla de forma gradual y es habitual que el paciente no presente
manifestaciones clásicas de la enfermedad, lo que incrementa el riesgo de desarrollar
complicaciones micro y macrovasculares. En muchas ocasiones, al inicio de la enfermedad, pueden
detectarse elevación de los niveles séricos de insulina por la resistencia tisular a la misma; sin
embargo, esto decrece rápidamente por una disminución de su producción por el páncreas,
aunque no absoluta (por agotamiento), permaneciendo el componente de resistencia a la insulina.
El riesgo de esta forma de diabetes se incrementa con la edad, obesidad y sedentarismo. Es
altamente influenciada por factores ambientales. Dentro de las opciones terapéuticas en el
paciente con DM tipo 2 se incluyen: secretagogos de insulina como las sulfonilureas y meglitinidas,
sensibilizadores de insulina como las tiazolidinedionas y la metformina, inhibidores de la
reabsorción de carbohidratos, potenciadores de incretinas, y la insulina en: pacientes que no
logran llegar a las metas de control metabólico a pesar de estar recibiendo un tratamiento con
antidiabéticos orales, pacientes con episodios de descontrol agudo de la glicemia que impidan el
uso de antidiabéticos orales (infecciones, procedimientos quirúrgicos, accidentes
cerebrovasculares), pacientes con contraindicación para el uso de antidiabéticos orales
(insuficiencia renal crónica, acidosis láctica, insuficiencia hepática) y pacientes diabéticas que se
embarazan.
Preparados de insulina:
Las insulinas se clasifican según su procedencia en:
Insulinas de origen animal: porcina y bovina, similar a la humana, solo difieren en la
composición de uno y tres aminoácidos respectivamente. Actualmente en desuso, tenían el
inconveniente de inducir reacciones alérgicas.
Insulinas humanas:
Insulina Humana Semisintética: Donde se transforma la insulina porcina en una molécula
igual a la humana mediante conversión enzimática.
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Insulina Humana recombinante o biosintética: producida a través de técnicas de
recombinación de ADN, donde plásmidos de ADN son inyectados en la E. coli. Más
utilizadas en la actualidad.
Asimismo las insulinas y sus análogos se clasifican de acuerdo a su tiempo de acción en:
ultrarrápida, rápida, intermedia y prolongada. Existiendo además preparados premezclados donde
se combinan insulinas de acción rápida con una de acción intermedia.
Cabe señalar que todas las moléculas de insulina tienen la tendencia a autoagregarse y
formar hexámeros, por lo que deben disociarse en dímeros y luego en monómeros para difundir a
través del líquido intersticial, penetrar la pared capilar y alcanzar el torrente circulatorio.
INDICACIONES DE LA INSULINA.
Definitivas:
DM tipo 1
DM tipo 2 en caso de:
o Pacientes que no logran llegar a las metas de control metabólico a pesar de estar
recibiendo un tratamiento con antidiabéticos orales
o Pacientes con contraindicación para el uso de antidiabéticos orales (insuficiencia renal
crónica, acidosis láctica, insuficiencia hepática).
Ante complicaciones agudas
o Cetoacidosis diabética
o Coma hiperosmolar no cetósico
o Diabetes secundaria a enfermedad pancreática
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Transitorias:
Diabetes gestacional
DM tipo 2 en las siguientes situaciones: gestación o lactancia, infecciones, traumatismos
graves, procedimientos quirúrgicos, accidentes cerebrovasculares, IM, tratamiento esteroideo,
etc.
Bombas de Insulina: Son dispositivos externos que se programan para liberar insulina de
acción rápida de modo continuo durante las 24 horas, pudiéndose programar también bolos
rápidos para controlar las hiperglucemias postprandiales. Minimizan el riesgo de hipoglucemias.
Esquemas de tratamiento:
Existen muchos esquemas de tratamiento en el uso de las insulinas, la elección del mismo
dependerá del criterio médico y de cada paciente.
Interacciones farmacológicas:
Las más descritas son interacciones de tipo farmacodinámicas. Muchos medicamentos
pueden causar hipoglicemia o hiperglicemia, alterando la respuesta del paciente al régimen
terapéutico que está recibiendo. Fármacos con efecto hipoglicemiante: Salicilatos, beta
bloqueantes, etanol, clofibrato, teofilina, sulfonamidas, entre otros. Fármacos con efecto
hiperglicemiante: adrenalina, glucocorticoides, diuréticos, clonidina, bloqueadores H2, entre otros.
HIPOGLICEMIANTES ORALES
Dentro de este grupo de fármacos se encuentran las sulfonilureas y los análogos de las
Meglitidinas. Son secretagogos de insulina, es decir, actúan sobre la célula beta pancreática
estimulando la liberación de insulina, por lo que necesitan que exista cierto grado de
funcionabilidad de la célula pancreática para poder actuar, de allí que están indicados en pacientes
diabéticos tipo 2.
SULFONILUREAS (SU).
Las de primera generación son menos potentes que las de segunda generación (ver tablas
con características farmacológicas).
Farmacocinética: Se absorben bien por vía oral, los alimentos pueden reducir su absorción.
Se unen a proteínas plasmáticas como la albúmina (90-99%). Son predominantemente
metabolizadas en el hígado y eliminadas por riñón. Muchos metabolitos de la gliburida
(glibenclamida) son parcialmente activos, por el contrario glicazida y glimepirida son
transformados a metabolitos inactivos. (ver tablas)
Mecanismo de acción: similar a las sulfonilureas: cierre de los canales de K sensible a ATP,
despolarización de la membrana, apertura de canales de Ca y secreción de insulina. La diferencia
es que se une a un sitio diferente al receptor de sulfonilurea.
Farmacocinética: Rápida absorción por vía oral. Inicio de acción más rápido que las SU y
vida media más corta. La respuesta insulinosecretora es más rápida con la nateglinida pero
también más corta. Se deben tomar 10 minutos antes de las comidas. Metabolismo hepático por la
citocromo P450 hasta metabolitos inactivos. Repaglinida se elimina por bilis en un 90%,
Nateglinida se elimina en un 80% por orina.
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Efectos adversos: El principal efecto adverso es la hipoglicemia, pero es menor con
respecto a las SU. También producen: cefalea, bronquitis y rinitis (5%). Se ha descrito incremento
de enzimas hepáticas al iniciar su uso.
ANTIHIPERGLICEMIANTES
BIGUANIDAS (Metformina)
Utilizada sola o en combinación con otros antidiabéticos orales, como las sulfonilureas, o
incluso con insulina. Recomendada como terapia de primera línea en pacientes con DM tipo 2
obesos.
Mecanismo de acción: Los mecanismos por los cuales la metformina ejerce efectos
antihiperglicemiantes no son del todo claros. Su principal acción es que disminuye la producción
hepática de glucosa, principalmente por inhibición de la gluconeogénesis y en menor grado
inhibiendo la glucogenólisis. Incrementa la captación y utilización de glucosa por el músculo
esquelético y el tejido adiposo (potenciando los efectos de la insulina en los tejidos periféricos).
También se ha descrito que disminuye la absorción intestinal de glucosa.
Farmacocinética: Buena absorción oral (biodisponibilidad: 50-60%). Vida media: 2-3 horas.
No se une a proteínas plasmáticas. No es metabolizada. Rápidamente excretada, sin cambios, por
la orina.
Mecanismo de acción: Actúan como ligando del receptor PPARγ (receptor activado por el
proliferador de peroxisomas gamma), altamente expresado en el adipocito. Este receptor nuclear
juega un papel fundamental en la regulación de la expresión de una variedad de genes
involucrados en el metabolismo de los carbohidratos y lípidos. De esta manera mejora la
sensibilidad a la insulina en los tejidos periféricos. En el adipocito reduce la lipólisis reduciendo los
niveles circulantes de ácidos grasos libres. Estimulan captación periférica de glucosa, inhiben la
gluconeogénesis hepática e inducen la acumulación de glucógeno en el músculo. Incrementan
síntesis de GLUT4 y su traslocación a la membrana tanto en el adipocito como en el músculo.
Inhiben la liberación de leptina y TNF alfa por el adipocito atenuando el estado de
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insulinoresistencia. En modelos animales se ha demostrado que mejoran y preservan la función de
la célula beta pancreática (no demostrado en humanos).
Farmacocinética: Buena absorción por vía oral. Alta unión a proteínas. Metabolismo
hepático: rosiglitazona metabolitos inactivos, pioglitazona metabolitos activos. Eliminación renal y
biliar.
Efectos adversos: Los principales efectos adversos son: ganancia de peso, edema
periférico, anemia (se piensa que por hemodilución al favorecer retención de Na y agua, sin
aumento de TA); menos frecuentes pero más graves: edema pulmonar, insuficiencia cardíaca
congestiva, derrame pleural en pacientes predispuestos, hepatitis. Se recomienda hacer controles
de transaminasas a pesar de ser raro el efecto hepatotóxico.
Efectos adversos: Los principales efectos adversos de estos fármacos son gastrointestinales
como se mencionó anteriormente: meteorismo, dolor y distensión abdominal, diarrea y flatulencia
(20% de los casos), malabsorción, síntomas que pueden disminuir con el uso continuo. No
producen hipoglicemia cuando se usan en monoterapia.
INCRETINAS
El GLP-1 además de inducir la secreción de insulina tiene otros efectos favorables: inhibe la
secreción de glucagon; aumenta la secreción de somatostatina; retarda el vaciamiento gástrico
reduciendo la absorción de glucosa a nivel intestinal; actúa como mediador de la saciedad en el
SNC reduciendo el consumo de alimentos y, en modelos animales, se ha demostrado que estimula
la proliferación y neogénesis de las células beta, a partir de células de los conductos pancreáticos,
e inhibe su apoptosis; también se ha descrito que mejora la sensibilidad a la insulina. El GIP no
afecta el vaciamiento gástrico, la secreción de glucagon ni el consumo de alimentos.
En los pacientes diabéticos tipo 2 está reducido el efecto incretina, debido a una menor
concentración plasmática de GLP-1 observada en dichos pacientes (sin embargo los niveles de GIP
son normales).
Para el desarrollo de una terapia eficaz basada en las incretinas como blanco farmacológico
se han planteado dos estrategias:
– En primer lugar se pueden emplear análogos del GLP-1 (incretinomiméticos) de acción
prolongada, resistentes a la DDP-IV. Se utilizan como tratamiento inyectable subcutáneo:
EXENATIDE (Byetta®), LIRAGLUTIDE (Victoza®).
– En segundo lugar, se pueden emplear inhibidores selectivos de la enzima DPP-IV, lo que
produce elevación de las concentraciones de GLP-1 endógeno, activo biológicamente; estos
a diferencia de los incretinomiméticos son activos por vía oral: SITAGLIPTINA (Januvia®)
y VILDAGLIPTINA (Galvus®).
INCRETINOMIMETICOS.
Indicados en pacientes diabéticos tipo 2 que no alcanzan un buen control glicémico, a
pesar de ser tratados en monoterapia o con combinaciones de antidiabéticos orales. No deben
utilizarse en diabéticos tipo 1, o en casos de complicación aguda.
LIRAGLUTIDE: Vida media más larga que el exenatide (10 horas) por lo que se administra
una vez al día por vía SC. Efectos adversos: los casos de hipoglicemia son inusuales. Los efectos
adversos más frecuentes son de carácter intestinal (35%) entre los que destacan diarrea y
náuseas. No se han detectado anticuerpos contra liraglutide.
Cabe destacar que los análogos de GLP-1 nunca deben ser considerados como sustitutos
de la insulina, y no deben prescribirse en aquellos pacientes con indicación de insulina.
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INHIBIDORES DE LA DPP-IV o INCRETINOFACILITADORES.
Otra oportunidad para aprovechar las propiedades antidiabéticas del GLP-1 es evitar que
sea inactivada tan rápidamente por la DPP IV utilizando inhibidores de esta enzima. Cabe destacar
que aunque estos elevan los niveles plasmáticos del GLP-1, permitiendo que se acople con su
receptor para producir todos sus efectos mencionados anteriormente, los inhibidores de la DPP-IV
no tienen mayores efectos en el retraso del vaciamiento gástrico, ni en la disminución del peso.
Están indicados en el tratamiento de pacientes diabéticos tipo 2 que no alcanzan un buen control
metabólico con el uso de hipoglicemiantes o antihiperglicemiantes. Entre los fármacos inhibidores
de la DPP-IV tenemos:
AGONISTAS DE LA AMILINA
La amilina también llamada polipéptido amiloide del islote. Se almacena y cosecreta junto
con la insulina en las células beta pancreáticas. Su liberación es estimulada por la ingestión de
alimentos, glucagon, GLP-1 y agonistas colinérgicos, mientras que es inhibida por la somatostatina
y la insulina. Sus acciones son similares a las del GLP-1, con la diferencia que no potencia la
secreción de insulina. Efectos: inhibe la secreción de glucagon evitando la producción hepática de
glucosa, retarda el vaciamiento gástrico reduciendo la absorción de glucosa a nivel intestinal,
reduce la ingesta de alimentos promoviendo la saciedad.