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LA PROBLEMÁTICA DE LOS GRUPOS [SÍNTESIS]

En la Introducción se adelantó que la humanidad puede segmentarse en diferentes unidades


sociales. Antes de establecer tales unidades, más o menos significativas en nuestra
problemática, se tiene que explicitar algunos de los criterios de segmentación que
permitirían su construcción. El caso de México finalizará esta sesión.

Los criterios privilegiados serán los siguientes:


1) Nivel de abstracción de las categorías
Es importante poder diferenciar entre categorías concretas —sus criterios de verificación
son dados por la realidad empírica observada— y categorías abstracto-formales —sus
criterios de verificación son dados por la formación discursiva de donde provienen.
En este punto se puede remitir tanto a Althusser —en cuanto la diferencia que explicitó
entre las categorías de abstracto-formal, concreto de pensamiento y concreto-real permiten
disolver el falso dilema entre empiristas y formalistas— como a Keesing en cuanto permite
diferenciar claramente las categorías de ‘categoría social’ —“categoría de seres humanos
que se reagrupan conceptualmente a partir de rasgos socialmente relevantes que
comparten”— y de ‘grupo social’ —“seres actuales de carne y sangre, agregado de seres
humanos que interactúan recurrentemente en un conjunto interconectado de identidades
sociales»— permitiendo un primer acercamiento a la categoría de ‘comunidad imaginada.
2) Objeto de estudio considerado
Viejos debates durkheimianos problematizan la diferencia entre ‘individuo’ y ‘unidad
social’; el segundo término se puede enfocar, a su vez, desde diferentes aspectos:
a) Desde la diferencia entre lo subjetivo o lo objetivo, llevando a la diferencia entre dos
formas de unidades cualitativamente distintas, una ‘comunidad’ y una ‘sociedad’.
b) Desde el peso que tiene el primero —el individuo— en la dinámica de la segunda —la
unidad social—. Por un lado se llega a la teoría psicoanalítica de los grupos para diferenciar
entre grupos chicos y grupos medianos y grandes. Por otro, dejando lo que se podrían
considerar enfoques psicológicos y psicoanalíticos, se llega a la diferencia entre redes —con
fronteras siempre movedizas centradas sobre un ‘individuo’— y grupos corporados —que
pueden funcionar como unidades de análisis.
3) Tiempo
Cada una de las dos dimensiones sincrónica y diacrónica tiene una manera específica de
construir y articular diferentes unidades sociales:
a) Desde lo sincrónico, se privilegian las funciones que cualquier sociedad humana debe
cumplir para reproducirse, económica, política e ideológico, cada uno de estos niveles y/o
instancias pudiendo a su vez volver a segmentarse desde los mismos u otros criterios. Aquí 1

lo que importa es su articulación dentro de las diferentes unidades sociales construidas


privilegiando unidades abstracto- formales —en este caso como Modo de Producción— o
unidades empíricas —en este caso como Formación Social.
b) A nivel diacrónico, se busca dar cuenta de la ‘evolución’ de cada unidad social,
privilegiando las que tienen el mayor grado de autonomía. Si bien se podría trabajar a nivel
de modo de producción —y se hará en las sesiones que recaen sobre el fenómeno de clases
—, en la sesión siguiente, por la especificidad de esta materia se partirá de la categoría de
‘etnia’ tal como la plantea Leroi-Gourhan en el texto que se trabajará.
1 Entre estas criterios funcionales, el parentesco es particularmente importante para la etnología en cuanto se lo opone al territorio, tan al
nivel histórico cómo sincrónico.

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4) Sujeto de las categorías destacadas
Para nosotros, etnólogos, es fundamental diferenciar entre las categorías construidas por la
tradición occidental (etic) y las numerosas denominaciones emic con las que las sociedades
estudiadas se refieren, tanto a ellas como a las unidades sociales que generan y a otros
agrupamientos. Si bien las primeras categorías son herramientas de trabajo, las segundas
tendrán que ser explicadas desde las primeras.
5) Enfoque privilegiado
Una vez detectadas las unidades sociales específicas de reproducción, se las puede enfocar
tanto desde lo cultural como desde lo social, particularmente en cuanto un mismo tipo de
unidad social puede tener varias formas culturales. Será interesante ver que la formulación
inversa, ‘que una misma unidad cultural pueda tener varias formas sociales’ no tiene
sentido por lo que implica el término de ‘unidad cultural’: o se trata de una ‘área cultural’
—a lo que se refiere de hecho Leroi-Gourhan cuando habla de etnia—, o se trata de un
lenguaje. Sólo en el caso de esta última acepción se puede hablar de una unidad discreta. El
caso de la primera es mucho más problemático y cuando mucho se podría decir que ‘un
área cultural puede abarcar varias formas sociales’; en esta materia sólo se desarrollará ésta.

CASO DE MÉXICO
Partiendo ahora de la problemática de las áreas culturales, una nos interesa particularmente,
la que construyó Kirchhoff (1949) como Mesoamérica, vía de entrada al México
contemporáneo. En éste, hoy en día, abordar etnológicamente los “descendientes” de los
grupos prehispánicos, faceta del problema étnico en su vertiente ‘indígena’, pasa por el
fenómeno de la comunidad.
* Un enfoque histórico permite dar cuenta tanto del “nacimiento” de este fenómeno como
de su reproducción en cuanto, hoy en día, la comunidad es subsumida a un campo de
relaciones específicas no comunitarias que —según algunos estudiosos— la llevan a una
crisis creciente como unidad social cohesionada o cohesionadora.
* Un análisis etnológico, desde el texto de Saúl Millán, "Estructura social y comunidades
indígenas: un balance preliminar" (2003), permite mostrar su especificidad sobre otros tipos
de organización. Desde este enfoque, entre el grupo doméstico —considerado como una
unidad social económica anclada en el parentesco— y la comunidad —considerada como
una unidad social administrativa anclada en el territorio— existen unidades sociales
intermedias —que "se expresan en diferentes ámbitos que van de los linajes a los barrios,
del compadrazgo a los grupos de oratorio [criterios ceremoniales] y de las unidades
residenciales a los vínculos de carácter ritual"— que tienen por meta principal integrar los
primeros a la segunda.
Por fin, regresando al nivel nacional, junto con este aspecto étnico-cultural se tiene que
introducir el aspecto económico-político considerando a México en su relación con la
extracción de plusvalía. Este nuevo aspecto nos lleva a otra división, en clases ahora. El
trabajar conjuntamente ambos enfoques lleva a preguntarse en qué son complementarias o
no ambas particiones teniendo en cuenta que las clases son pluriétnicas [o no] y que los
grupos étnicos se dividen [o no] en clases y que si bien las clases tienen características
comunes en cualquier formación capitalista, los "grupos étnicos" son siempre peculiares a
cada formación social concreta; más todavía, podría decirse que si bien éstos se van
"transformando" a medida que va cambiando su contexto histórico —directa, pero sobre
todo indirectamente—, le dan su sesgo particular a la lucha de clases nacional.

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