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La cultura se forma a partir del carácter en la que la comunicación ocurra entre

los dependientes que la crean. Entonces se manifiesta todas las declaraciones


materiales e inmateriales de la comunicación que existe en la vida social al
haber una interacción entre los individuos que la conforman. Dicha interacción
se va formando más compleja al ser cada vez más compartida, que toma vida
propia y se crea la sociedad.

El pueblo necesita, para reforzarse como fuerza constructora de la cultura un


espacio y tiempo delimitado; un modo de representación de los intereses
individuales y grupales para que la política practicada en la sociedad sea la
voluntad de sus intereses.

Una de las formas de organización, de esta sociedad que suele tener una
característica predominante que reside en la titularidad del poder, la
Democracia, es aquí donde la participación política va unida a la democracia.
Para que esta sea legitima, necesariamente necesita de la participación
política, que es "la posibilidad que tienen los ciudadanos de incidir en el curso
de los acontecimientos políticos, es decir, son acciones que realizan los
ciudadanos para incidir en un bajo o alto grado en los asuntos de un Estado,
mediante los cuales las personas buscan aumentar su bienestar económico a
través del uso de los medios políticos (participan en los partidos políticos, en
cargos políticos, se convierten en servidores públicos, etc.). En la participación
de la política, se puede formar, por la necesidad psicológica de llenar
necesidades relacionadas con el prestigio, el poder, la dominación, la
competencia, el respeto y, en algunas ocasiones, el fracaso; también participan
para comprender su entorno y, de esta forma, aprehender más eficazmente la
realidad que los rodea.

Cuando la sociedad, evalúa sus objetivos, estos deben ir acorde a los intereses
compartidos del pueblo, cuando la democracia, toma una forma de gobierno,
de organización de la sociedad, se remiten a decisiones colectivas que son
adoptadas por el pueblo. En sentido amplio, democracia es una forma de
convivencia social en la que los miembros son libres e iguales y las relaciones
sociales se establecen de acuerdo a mecanismos contractuales.

La democracia puede definirse por Platón y Aristóteles, como aquel gobierno


de la multitud para Platón y "de los más", para Aristóteles, el concepto de
libertad, siempre a tenido muchas dificultades en la apreciación del concepto,
dice Simón Bolívar: “Sólo la democracia... es susceptible de una absoluta
libertad, libertad que se define como el poder que tiene cada hombre de hacer
cuanto no esté prohibido por la ley” ¿y la ley es libertad? La libertad de una
persona se limita o se acaba cundo empieza la libertad de los demás.

Ahora bien, si en un estado democrático, no se convive libertad, en términos


teóricos, se puede remitir a un tratado de justicia y paz, dado el concepto, la
Justicia no es el dar o repartir cosas a la humanidad, sino el saber decidir a
quien le pertenece esa cosa por derecho. La justicia es ética, equitativa y
honesta. Es la voluntad constante de dar a cada uno lo que es suyo. Es aquel
referente de rectitud que gobierna la conducta y nos constriñe a respetar los
derechos de los demás, entonces la justicia de alguna forma, siempre va a
estar evadiendo la teoría de la noción de libertad, siendo el derecho mas
vulnerado, en diferentes personalidades. Cuando la ética entra en la justicia el
hombre busca una relación de lo bueno y lo malo, y lo que considere una
persona, es desaprobado por la otra.

Analíticamente, entonces, “La Justicia, es una protección que puede florecer la


ciencia, y junto con la ciencia, la verdad y la sinceridad, la Justicia de la
libertad, la justicia de la paz, la justicia de la democracia, la justicia de la
tolerancia. Hans Kelsen. El concepto de justicia sobre la libertad, varia
dependiendo de la necesidad y según el merito. Una persona puede tener
necesidad pero otra persona tiene más méritos, un gran error criticado por
Marx que tomando la diferenciación de igualdades, con lo cual pudo sostener
un socialismo lejos del capitalismo.

Es tal el ejemplo, de la derrocación al presidente constitucional de Honduras,


Manuel Zelaya, en donde un régimen democrático no se es posible consultar al
soberano. La razón utilizada es bastarda. La propuesta, dicen los alzados, lleva
implícita una trampa: la intención oculta de Manuel Zelaya de perpetuarse en el
poder. En otros términos, las fuerzas armadas actúan para mantener el
equilibrio político y no desestabilizar el orden constitucional, anticipándose a
una dictadura presidencialista, inspirada en la reforma venezolana.

En democracia no se debe temer a los plebiscitos, sobre todo si se encuentran


bajo una legislación que les regula. Si son o no vinculantes es un tema
diferente. Nunca se puede negarse un derecho básico del manual democrático,
máxime si traen consigo reformas en el ejercicio del poder político, al tiempo
que afectan la vida cotidiana de los ciudadanos, su libertad, justicia y
participación política. Gobiernos de facto opuestos a este derecho republicano
reflejan su desprecio a su pueblo y muestran incapacidad para producir
democracia. Consultar al soberano es legítimo y refuerza el gobierno
democrático. “Mi ideal político es el democrático. Cada uno debe ser respetado
como persona y nadie debe ser divinizado.” Albert Einstein.

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