Mural de la iglesia de San Juan Bautista en el río Jordán que muestra el nacimiento de Jesucrist
CORREO
Vol. VIII, número 77, 15 de enero de 2011. CEDICULT Director: Leonel Durán Solís
En este número:
• Un poema épico de Indonesia: I La Galigo
• Finaliza la restauración de Santa Sofía en Estambul
• Balance de la Directora General de la UNESCO
• Manifestaciones racistas del presidente de Botswana
• Se instala cerebro en Nueva York
• En torno al uso de medios digitales en los museos
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Artes y patrimonio
L a verdad es que
desconocemos muchos
de los grandes poemas
épicos que han fijado la
leyenda y la historia de
antiguas civilizaciones.
Cuando llega la ocasión de
acercarnos a ellos, asombra
comprobar su calidad
poética, su imaginación y
también sus coincidencias
y homologaciones. Cuando
Peter Brook y Jean Claude
Carriere pusieron en pie
la versión escénica del
Mahabaratha, la actualidad de esta obra nacida de la tradición hindú se hizo visible
en la propia sociedad occidental. Ahora Rhoda Graver y Robert Wilson nos traen
un poema más insólito, el Sureq Galigo, procedente del sur de Sulawesi, Indonesia,
quizás el más largo que se ha escrito, más de 6,000 folios y que hoy parece que sigue
dando lugar a versiones orales que han modificado los textos originales. Es pues, un
hecho cultural vivo y no un objeto museístico, por lo que su presencia en España, aún
con pocas representaciones merece un comentario desde esta revista que se asoma al
folklore, tanto desde el punto de vista historicista y documental, como su proyección
cultural y social.
El espectáculo toma el título del personaje protagonista, tiene una duración de tres
horas ininterrumpidas y se asemeja a una ópera exótica, música y canto original en
directo, con poco texto hablado y una preponderancia de la danza, en una plasmación
imagénica brillantísima y una codificación gestual muy específica. Los intérpretes son
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todos indonesios y por ello no se da el mestizaje, el espléndido mestizaje actoral del
espectáculo de Brook, y la sensación de autenticidad es absoluta, aún tamizada por
la estética peculiar de Robert Wilson, que se integra o integra según quiera verse,
la forma de vida muy diferente de un país asiático prácticamente desconocido en el
terreno cultural. Cuatro años han transcurrido para poner en pie este poema épico y
darle sustancia teatral. En todo caso un empeño extraordinario digno de admiración.
El recibimiento de “I La Galigo” en España ha mostrado lo que tantas veces hemos
detectado, la imparable decadencia cultural que es incapaz de separar y distinguir
lo excepcional de lo simplemente aceptable e incluso francamente mediocre, en un
juicio que como Claude Magris apuntaba en “El País”, parece aceptar que todo es
intercambiable. Son curiosas las reflexiones que han escrito competentes críticos
sobre el aburrimiento o el cansancio que experimentaban ante estas tres horas de
ritmo lento y cadencioso, en una estética no dominada del todo por el espectador,
y mucho más preocupantes cuando crean un síndrome en el público al referirse a
la ausencia de descanso como medio para evitar la huída de los espectadores. Es
una forma de demostrar poco respeto a éstos tanto como a los artistas e incluso
al propio comentarista. La fascinación del espectáculo es total y no sólo desde el
puro esteticismo formal, sino también derivada de la historia que se cuenta y de la
dramaturgia que expresa una serie de conflictos que surgen de ella. Limitar “I La
Galigo” a la pura belleza es ignorar todo lo ancestral que se va creando con calor y
temperatura muy lejanas de la frialdad de la que se ha acusado al montaje. Creo que
esta visión escénica de la epopeya indonesia es uno de los trabajos más sentidos de
su director. Escenas tan geniales como la de los gemelos en el vientre de la madre
Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
alcanzan un grado de emoción que consigue eso tan difícil del soplo poético que
llega a los sentidos y al propio espíritu.
Como es lógico fue necesario hacer una selección entre las escenas del caudaloso
poema. En esta cosmología existen tres mundos, el superior y el subterráneo,
habitados por los dioses, y el mundo medio “Reino de los seres ordinarios y de la
realeza de sangre blanca descendientes de los dioses”. El espectáculo nos muestra
este mundo medio desde su inicio hasta el cambio, su decadencia, su caída, y su
renacimiento esta vez sin que los dioses intervengan. Un prólogo y un epílogo entre
los cuales se introducen diez escenas que muestran las vicisitudes de los gemelos,
Sawérigading y Wé Tenriabéng, nombres asaz difíciles. Se aman desde antes de nacer
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pero no podrán unirse, el incesto es un tabú, aunque sí lo harán sus hijos al final de
la saga. El desarrollo de estas escenas se hace muy comprensible porque existe una
vertiente de cómic exótico, como en el fondo lo son todas las leyendas, con episodios
fantásticos e imaginativos, que la puesta en escena clarifica de forma magistral.
Todas las sagas tienen connotaciones homologables, incluso las que han surgido
desde la imaginación de escritores como Tolkien. El Anillo, por ejemplo, como
representación del poder en sus aspectos positivos y mucho más en los negativos. La
tetralogía wagneriana tiene el nombre común de “El Anillo del Nibelungo”, y en esta
epopeya indonesia llega a poder resucitar a los muertos. Curiosa significación la de
este pequeño objeto que se mantiene a través de los siglos, incluso en la ritualidad
cotidiana, como signo de intercambio de amor y fidelidad que todos los cónyuges
occidentales asumen en el matrimonio religioso y en el civil.
El tema del incesto es asimismo recurrente. Wagner hace de los gemelos Sigmundo
y Siglinde los personajes más bellos de la tetralogía que culminan su pasión con todo
el conocimiento de su origen. El autor, muy a pesar suyo los castiga aunque de la
pareja nazca el joven héroe Sigfrido que caerá en la trampa preparada por el hijo
del Nibelungo. El incesto no puede ser aceptado, incluso en estas circunstancias. En
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Wagner se consuma y por ello tienen que desaparecer los infractores. Una de las
incógnitas fundamentales de esta epopeya que siempre está de actualidad.
En “I La Galigo” los gemelos no llegan a hacer el amor y buscan otras alternativas,
siendo tan importantes las del hombre como las de la mujer. Se producen otras
historias dramáticas dentro de la global y una guerra destruye a casi todos los
personajes aunque el anillo permite la resurrección y en cierta forma una especie de
redención que cumplirán los hijos. El sueño de los padres se hace diferente y más
humano y por ello los dioses tienen que partir y alejarse del futuro de éstos.
En la epopeya o el poema épico –como quiera llamarse– hay también muertes,
luchas sin cuartel, invenciones de todo tipo y la presencia de un árbol en el que se
deposita toda la sabiduría del mundo. Otra vez la naturaleza, coadyuvante en parte
pero sufriendo la agresión que supone abatirlo. El futuro, en todas las epopeyas no
puede admitir estos ataques contra la naturaleza y por ello el mundo existente tiene
que cambiar. La transformación del árbol en un barco, origina igualmente la del
mundo medio y la posterior conducta de los hombres.
Todo está contado en “I La Galigo” con una rica y paradójica sencillez. Desde
la fijación del texto y su estructura secuencial a la utilización de los signos de la
representación, los años de trabajo consiguen algo muy importante como es la
consecución de un continum armónico en el que se van intercalando los episodios
individuales y los colectivos en una especie de eterno retorno en lo que puede
considerarse la esencia de la humanidad. En Indonesia, en la India, en los países
nórdicos o en los latinos, en todo el mundo las grandes leyendas unen a su
componente mítico la percepción de un humanismo que puede llegar a la utopía.
Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
En el Mahabaratha de Brook, el final proyectaba una reconciliación de los antiguos
enemigos, en un estadio después de la muerte donde se encontraba el Dharma que
podríamos definir como la comprensión de lo irracional y la vuelta al estado primitivo
de comprender a los otros. Incluso la obra wagneriana concluye con la posible
redención por el amor que configuraría un mundo nuevo. El Sureq Galigo es, a este
respecto, mucho más abierto y generoso en su visión global de la humanidad.
El conocimiento de este poema épico en su versión escénica, potenciación de la
luz en esas imágenes que sólo su realizador es capaz de conseguir, armonía entre
el canto, la danza y el gesto, debería estimular la multiculturalidad, entendiendo
este concepto de forma muy diferente a la que muchos consideran como mezcla
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caprichosa que puede destruir las raíces de lo propio. Muy al contrario, su verdadero
sentido parte precisamente del respeto y enriquecimiento de lo autóctono, al
tiempo que se reconocen las virtudes de otras civilizaciones, encontrándose muchos
puntos en común en estéticas en principio dispares. Por esta razón, espectáculos
como el que comento o el último de Bartabás con sus caballos y monjes tibetanos
son fundamentales para comprender este fenómeno. El Forum de las Culturas de
Barcelona, finalizado entre la polémica, fijada en el número de visitantes o en las
posibles especulaciones inmobiliarias, no muy aclaradas por cierto, ha tenido su punto
más positivo en esta proyección de la diversidad de las culturas, de la necesidad del
desarrollo sostenible y el respeto a la naturaleza, de la superación de los cotos cerrados,
tanto en la política y la sociedad como en la cultura. El desprecio por lo diferente sigue
siendo difícil de superar, lo que no deja de ser absolutamente lamentable.
Algunos de los grandes creadores en las diversas artes escénicas, han incidido en
esta búsqueda de lo “exótico” de las claves técnicas y estéticas de otras culturas,
buscado su integración, de la que han surgido obras maestras de la escena, tanto en
el teatro dramático como en el ballet o la ópera. Incluso en la gastronomía, Ferrán
Adriá, el chef de moda desde su ya emblemático “El Bulli”, ha expresado más de
una vez su gran admiración por la cocina oriental y algunas de las exquisiteces que
forman sus menús tienen algo que agradecerle.
La cultura que se abre es rica, plural y potencia además lo propio, y al tiempo,
desde su autenticidad, se universaliza. A veces he puesto el ejemplo de un escritor,
castellano hasta la cepa, con sus historias datadas en espacio y tiempo, Miguel
Delibes que ha trascendido idiomas y civilizaciones muy diferentes.
Producir y estrenar, como así ha sido en la espléndida programación del Teatro
Español de Madrid, obras como “I La Galigo”, es una apuesta franca por una cultura
abierta en nada superficial o mimética que prescinde de posturas de superioridad
y que bebe humildemente en fuentes ajenas. La preparación de estos espectáculos
épicos no sólo supuso una labor larga de mesa y ensayos, sino que propició una serie
de viajes para que los integrantes artísticos, supieran de las otras civilizaciones. En
el montaje de Brook no se pretendió sustituir las raíces del teatro hindú sino ofrecer
una visión en cierto aspecto mestiza. En “I La Galigo” el talento y la creatividad de
sus responsables occidentales, asumió la dirección de una serie de actores, músicos
y danzantes indonesios que nos ofrecieron lo mejor de su arte. Así el espectáculo
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trascendió este concepto y puede configurarse en un paso decisivo para esta
interrelación folklórica y cultural que puede ayudar decisivamente a la comprensión
de los pueblos.
www.tempointeractive.com/hg/
“Me gusta trabajar con una epopeya de esta escala porque la memoria
de los héroes está todavía presente en la gente de la aldea. Es un mundo
surrealista pero, con todo, es verdadero. Los ojos y las manos de los
ejecutantes se convierten en una traducción concreta –con los colores, los
sonidos, los susurros, los perfumes– del misterio y los divinos. Es sensualidad
y belleza. Hay temas muy modernos en el mito pero el espectáculo está
principalmente sobre la explosión de la creatividad. Son imágenes, danza y
música. Las palabras son pocas: están en el canto del sacerdote de Bissu, la
persona que lleva a cabo los secretos de la tradición oral de Sureq Galigo,
y que dirije los acontecimientos entre el cielo y la tierra.”
Robert Wilson, director de escena.
Nota:
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Patrimonio
Fuente: hoyesarte.com
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Entrevista
–Al ser la primera mujer en ocupar el cargo, las expectativas serán seguramente altas,
como suele pasar en estos casos. El hecho de que proceda de un país del Este (de
Europa), me permite quizás abordar las reformas con más valor. Al fin y al cabo, en
el Este hemos vivido profundas reformas y de forma pacífica.
–La UNESCO se ha vuelto más visible. Hemos conseguido que por primera vez en
los documentos de la Asamblea General de la ONU se mencione la relación entre
cultura y desarrollo. La organización ha reaccionado más rápido a catástrofes como
las de Haití o Pakistán. Seguiré esforzándome para que la UNESCO esté in situ en
situaciones de crisis.
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–¿Cuáles son sus principales retos?
–Lo que vi en Haití y en Pakistán son de las peores escenas que he presenciado. La
UNESCO debe concentrarse más en los trabajos preventivos. Por ejemplo, por años
hemos trabajado para proteger las ruinas de Mohenjo-Daro, en Pakistán. Por eso
se pudieron salvar de las recientes inundaciones. Tras el terremoto de Haití hemos
comenzado a enseñar a laCultura
gente ibérica.
cómo se Finales S. III,de
construye inicios
formaS.más
II a.C.
segura.
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Racismo
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Más de 25,000 personas de todo el mundo han firmado la petición de Survival para
que Wilderness Safaris se lleve su alojamiento fuera de las tierras de los san.
Mientras los san han optado por la vía judicial para conseguir el acceso al pozo, el
gobierno se encuentra en negociaciones con Gem Diamonds para construir una mina
de diamantes en su territorio.
Khama ya se había referido a los san como “una fantasía arcaica”, una visión que
ha sido reproducida por miembros de su gabinete. El mes pasado, en una entrevista
con la BBC, el ministro de Medio Ambiente, Fauna y Flora y Turismo de Botswana
dijo que no se creía “que alguien elija ver a su propia familia viviendo en la Edad
Media en medio de la nada, cuando sabe que el mundo ha avanzado y se ha vuelto
tan tecnológico”. También se citó al vicepresidente cuestionándose por qué los san
debían “continuar viviendo con la flora y la fauna” cuando podían “disfrutar de las
cosas buenas de la vida, como conducir Cadillacs”.
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Ideas
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más frecuentemente de lo que pudiera pensarse, es difícil encontrar entre sus
programas alguno referido a la experimentación sistemática y multidisciplinaria
de los medios digitales, como si la estructura conceptual del museo fuera
inamovible, y su método para administrarlos, pétreo e inmejorable.
3. Desde un enfoque técnico, uno de los puntos de quiebre que sacude ese
tradicional conservadurismo es la opción de búsqueda dentro de las colecciones,
que ha mejorado –pero no lo suficiente– en los últimos años. ¡Imaginemos
qué estupendo sería que los investigadores y curadores de todos los museos
pudieran hacer búsquedas buleanas de objetos entre sus colecciones para
formar pequeñas o grandes muestras de sus mayores temáticas! Esto ya se
hace en algunos países: baste un ejemplo, la página del Museo Victoria y
Alberto del Reino Unido (collections.vam.ac.uk), permite buscar entre un
millón de objetos con la ayuda de una interfaz de usuario muy eficiente e
intuitiva. ¿Cuántos museos latinoamericanos han alcanzado ese nivel, aun
contando con colecciones incomparablemente más pequeñas?
4. Las innovaciones en la materia que nos ocupa no pueden ignorar las posibles
aportaciones de los curadores ni, lo subrayamos, las de los públicos asistentes.
Ya son varios los museos del mundo que invitan a sus visitantes a realizar la
curaduría de su propia yCultura ibérica.
personal Finales con
exposición S. III,
taninicios
sólo S. II a.C. un botón que
oprimir
dice “añadir a mi colección”, y desde luego los blogs y portales web se han
convertido en herramientas muy útiles para medir la efectividad comunicativa
de cualquier museo a escalas inalcanzables con anterioridad.
15
Museo de Indianápolis, vestíbulo
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una mayor transparencia administrativa en todas sus áreas. Ese nuevo tipo de
manejo es ya una realidad; un ejemplo, en la sección “Dashboard” (Tablero de
instrumentos), creada por el Museo de Arte de Indianápolis, que ha dado por
resultado una transparencia sin precedentes, proporcionando información en
tiempo real de todo lo relativo al museo, desde el número de visitantes diarios
al volumen y estado de las colecciones, manejo de sus presupuestos y recursos
humanos, pasando por el consumo diario de luz (dashboard.imamuseum.org).
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disfrutan de y comparten los contenidos de diversos medios digitales, tanto en
su casa como en la escuela, en el trabajo y, por supuesto, en sus visitas a los
museos. La utilidad de estas herramientas es indiscutible, sobre todo porque
facilitan el diálogo entre diferentes generaciones y un gran número de culturas.
De igual manera, propician la transición de la sociedad de la información a la
sociedad del conocimiento, algo que a veces escapa a los tecnólogos de hueso
colorado por su estrecha visión excesivamente utilitaria de las cosas.
10. El punto medular del asunto parece hallarse no tanto en la cantidad como
en la calidad de los contenidos que difunden los medios digitales. Los fierros,
los chips y los cables, junto con los satélites, rebasaron hace mucho nuestra
capacidad de procesar o asimilar siquiera todos los diferentes significados de
los objetos que se resguardan en los museos. Habrá que seguir reflexionando
sobre este fascinante y complejo tópico.
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definía al museo como “un edificio, una colección y un público”, para
añadir elementos tales como: nuestra situación en el cosmos, el territorio
en que el museo se desarrolla, el entorno natural, el patrimonio colectivo, el
pensamiento pero también los sentimientos y las emociones, los objetos pero
también los productos de la cultura inmaterial o intangible, el método pero
también la inspiración, la cultura pero también la natura. Una forma de realizar
esta ampliación (en tanto un concepto y una acción complementarios) estriba
en disolver la compartimentación de los contenidos humanísticos y científicos
para crear entidades multidisciplinarias, no sólo exposiciones sin contexto
ni actividades desligadas del discurso museográfico. En ello desempeña un
papel fundamental el uso de los medios digitales, mas no únicamente como
un apoyo instrumental esporádico, escaso y de continua obsolescencia, sino
como un verdadero programa de desarrollo institucional a mediano y largo
plazos, tan importante como la preservación del inmueble, las colecciones y la
organización del trabajo cotidiano de las instituciones museales. Finalmente,
conviene aquí recordar las ideas de Edgar Morin sobre las formas de aprender:
A los visitantes hay que ofrecerles respuestas precisas sobre cuatro nociones
básicas, de las que depende la pertinencia de los conocimientos emitidos:
• El contexto de las informaciones y los elementos expuestos.
• Lo global, entendido como un sistema que expresa al mundo reflejado
en los particulares y Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
viceversa.
• La multidimensionalidad, o sea, las diversas aristas del ser humano;
biológico, psíquico, afectivo, económico y social.
• Lo complejo de la condición humana en acción y pensamiento.
Un sistema de medios digitales bien planeado y mejor aplicado, asegura
a los museos en general (y a los museos de antropología en particular) su
desarrollo y permanencia. El museólogo español Luis Fernández afirma que
hoy en día “un museo es una institución llamada a ser el centro de la vida
cultural del mañana, a partir de la conservación de un patrimonio vuelto a ser
vivo y no enfermo en mausoleos inaccesibles para la mayoría”.
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Museos
Daniel Canogar, autor del cerebro que se ha convertido en una de las principales
atracciones del Museo de la Evolución Humana, ha creado una pieza similar
que ha sido instalada en el Museo de la Historia Natural de Nueva York.
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Muy feliz y próspero 2011
Directorio
DIRECTOR GENERAL
ALFONSO DE MARIA Y CAMPOS CASTELLÓ
SECRETARIO TÉCNICO
MIGUEL ÁNGEL ECHEGARAY
SECRETARIO ADMINISTRATIVO
EUGENIO REZA SOSA
EDITOR
MARIANO FLORES CASTRO
correodelasculturas@gmail.com
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