BISONANTE
Manuel Angulo compuso la obra Bisonante en el año 1983 por petición del catedrático de
saxofón de Real Conservatorio de Música de Madrid, Manuel Miján Novillo, y a quien fue
dedicada. Además de esta, Angulo tiene otra obra compuesta para varios instrumentos, en la
que también interviene el saxofón, llamada Pocket my shift.
Pero, ¿por qué Bisonante? ¿Cuál es el significado de este título? Tiene una razón muy
cuidada. La obra es doblemente bisonante. Por un lado, existen las dos sonoridades distintas
que van trabajando sobre los mismos y sobre diferentes temas simultáneamente, la del
saxofón y la del piano. Por otro lado, porque dentro de la obra hay dos estilos ciertamente
bisonantes. La obra se podría subdividir en tres partes bien diferenciadas que luego
comentaremos, pues bien, la primera y tercera se podrían considerar dentro de un lenguaje
atonal, la segunda, totalmente tonal.
La obra, tiene una gran importancia dentro del repertorio saxofonístico debido a que,
junto a Ámbitos de Román Alís y Amalgama de José María Laborda, es una de las primeras
obras contemporáneas escritas para saxofón de compositor español.
En cuanto a grabaciones de esta obra, existen cuatro, entre las que destacan las del
catedrático de saxofón del Real Conservatorio de Música de Madrid, Manuel Miján y la de ex
catedrático del mismo lugar, Francisco Martínez.
•Bisonante
Estos “racimos” están formados por un lenguaje que el mismo Angulo se ha inventado
para sí como una especie de esquema libre de composición que le da cierta coherencia a lo
que compone. Este esquema, que utiliza en varias de sus obras, es muy sencillo. Establece una
nota y su tercer mayor y menor y así con varias notas. Después hace una ordenación aleatoria
de ellas.
En los primeros cuatro compases vemos como se establece un esquema de notas (c.1),
que se alargan (c.2), se acortan (c.3, y se desarrollan (c.4). Es bastante difícil el encontrar la
relación de las notas en el producto final, pero el origen siempre es la tercera mayor y menor.
Lo que sí observamos es que la línea melódica que se crea sí que tiene un cierto parecido.
Después, y como puente hacia el Allegro, aparece el Aleatorio, para dar libertad a los
intérpretes. También es en estilo imitativo y en las notas que posibilita el autor para tocar, es
muy visible el juego tercera mayor-menor que vuelve a aparecer. Para Manuel Angulo, lo ideal
sería que esta parte fuese improvisada cada vez que se interpretase.
Esta cadencia comienza con el juego de dos sonidos en saxo y piano iguales a la misma
altura (fa sostenido-mi, si hablamos en Mib), de los que al final solamente queda uno (mi), en
el que se varía la figuración métrica, se incrementa el matiz de pp hasta ff. Y crea un ambiente
de ritardando a pasos agigantados gracias a la variación métrica con síncopas cada vez de más
largas. Justo cinco antes del Lentamente (expresivo), se produce una transición hacia la
segunda parte de la obra, con notas del primer acorde del Lentamente (sib y la, fundamental y
séptima de sib), con crescendos y diminuendos, como preparación para el espectador de lo
que va a venir a partir de ahora.
Con esta transición concluirá la primera parte atonal de la obra y dará paso a la segunda
parte, totalmente tonal, Lentamente (expresivo).
Comienza con una melodía espontánea en el saxofón buscando un diálogo que cubra
toda la extensión del instrumento, incluso en el registro sobreagudo. Tiene su punto cumbre a
los diez compases con el Si sobreagudo (en Mib). Según Angulo, “debemos fijarnos
atentamente en el auténtico hilo conductor de este lentamente, que son los cinco primeros
compases, que se repiten cíclicamente aunque variados de forma durante todo este tiempo”.
Esto es verdad, primero los observamos en disposición desplegada en forma de dos tresillos de
negra. Después, con igualmente desplegados pero con otra figuración. Luego de nuevo, otras
cinco veces en grupos de tresillos de negra y acompañados por el motivo de dos semicorcheas
ligadas en el saxofón.
De nuevo, la segunda parte termina con una cadencia que se desarrolla a partir de las
notas con las que había empezado (sib y la), de una forma aleatoria y en acelerando.
Vuelven las pinceladas del principio por parte de los dos instrumentistas. Después,
volvemos al tempo ostinato imitativo, aunque aquí habrá una variación con respecto al
principio, ya que será la mano derecha del piano la que comience, seguida del saxofón,
después vendrá la izquierda.
Otra cosa que debemos tener en cuenta en esta tercera parte es cómo el Tranquilo
(libremente) se intercala a veces con el Allegro para dar aún más contraste.
Aparece el allegro ampliado del ostinato tal como en la primera parte, que nos conducirá,
entrelazado con el Tranquilo (lentamente) hasta el final de la obra. Este Tranquilo, ocupa ocho
compases y actúa también a modo de cadencia. El material de esta cadencia final se basa en
los grupos de semicorcheas ligadas, con las notas fa sost-mi, en mib, del principio, en la que se
produce un ritardando escrito y ampliando el registro tanto en el saxofón como en el piano
hasta sus extremos, todo ello en crescendo desde el fuerte al fortísimo culminando en un Mi
sobreagudo por parte del saxofonista.