EN LA IGLESIA CENTRAL
INTRODUCCIÓN
Siendo que la música es uno de los elementos más importantes en los cultos de
nuestra Iglesia y debido al gran número de diversas filosofías sobre el uso de la
música en la Iglesia, el Comité de Música de la Iglesia Central (año 1979) ha
creído necesario establecer una serie de normas que expresen nuestra propia
filosofía y regulen el uso de la música en nuestra Iglesia en cuanto a: el propósito
de la misma, tipos de música aceptable y objetables, diversos estilos de ejecutar
dentro de la Iglesia, instrumentación, etc.
Es nuestro sentir que, tal como lo fue en las Escuelas de los Profetas, debemos
"emplear la música con un propósito santo, para elevar los pensamientos hacia
aquello que es puro, noble y enaltecedor, y para despertar en el alma la devoción
y la gratitud hacia Dios" (P y P 644).
EN CUANTO A LA LETRA
1. Los cantos deben tener una letra que esté de acuerdo con las enseñanzas
bíblicas.
4. La letra debe ser en lo posible, de alto valor literario, (Fam. 3:1) teniendo
mucho cuidado con traducciones que a veces desvirtúan el mensaje y pierden la
calidad original.
5. Revelar armonía entre el mensaje que encierran las palabras y la melodía, sin
combinar lo sagrado con lo profano (Fam. 2:4,8:2). Aquellos cantos que tienen
letras construidas a la manera de los cantos del mundo no se consideran
aceptables en nuestra Iglesia.
EN CUANTO A LA MÚSICA
3. La música debe ser de una calidad tal que apele no solamente a las fases
emocionales, sino también a las intelectuales. Sin olvidar tomar en cuenta el nivel
cultural de la congregación y del medio. La música debe apelar a todos los
miembros. La música de grandes maestros como Bach, Handel, Mendelssohn,
etc., así como los cantos de Lutero, Isaac Watts, Wesley, Crosby, F. E. Belden y
muchos más del pasado y del presente, seleccionada de acuerdo al medio y la
ocasión, es un medio eficaz para grabar la verdad en el corazón y expresar ideales
de alto valor.
5. "Se debe evitar música con uso exagerado de los acordes de 7a, 9a, lla, l3a.
Estas modificaciones si se usan moderadamente, causan un efecto agradable;
pero cuando se usan de un modo excesivo distraen del verdadero poder espiritual
del mensaje" (Fam. 5:6).
6. La música en nuestra Iglesia puede ser de tipo culto o evangélico, puede ser
elaborada o sencilla, teniendo en cuenta que por ningún motivo habremos de
"rebajar jamás los conceptos dignos de excelencia con el fin de alcanzar a la
gente donde se encuentra" (Test. Tomo 9 p. 143; Evangelismo p. 137).
REGLAMENTOS GENERALES
4. Todo Programa Musical que tome la mayor parte del tiempo entero de algún
servicio, deberá primero ser presentado o ejecutado, si así lo requiere, al Director
de música de la Iglesia, por lo menos con una semana de anticipación, quien a su
vez presentará el caso al comité, si lo considera necesario.
8. El tipo de canción "Gospel" actual, no posee los elementos concretos como los
ya mencionados y otros de carácter más abstracto, de los cantos e himnos de la
Tradición Cristiana desde la antigüedad hasta el presente, sino más bien se
asemeja a la forma y estilo de interpretación de la música del mundo de nuestros
días.
9. Su interpretación casi siempre va acompañada de ampliación exagerada.
Muchos micrófonos para diferentes voces, amplificadores potentes, bocinas
igualmente grandes, etc., que causan que se pierda la sencillez y la belleza de la
voz humana natural.
10. Muy a menudo su interpretación y el vestuario que se usa para ella, es muy
poco formal e imita la manera de pararse, de moverse, y las expresiones
exageradas de los grupos y cantantes populares.