Editorial Ágape
El viento es, sin duda, el elemento que más La fábrica abandonada está en alto. Al otro lado de la
representa a la libertad, por su capacidad de estación.
movimiento, pero también a las actitudes Asoma tras los trenes parados que se disponen a
caprichosas, voluntariosas y a la energía que mueve partir.
y da vida. Preside nuestras vidas. Transcurren claras a este
lado de la calle.
Viento que lo mismo juguetea y se divierte con un
La puerta oxidada, rotas todas las bombillas. Los
papalote que con una simple hoja de papel, llenando
cables arrancados.
de regocijo a las almas infantiles de los niños, y no
El Guinda rompió el último cristal.
tan niños, que sueltan figuras de papel, de vivos
colores, atadas a un pedazo de hilo de cáñamo y se Un pedazo cuelga aún de una ventana del techo,
llevan con ellas, mezcladas en una extraña amenazando vengarse de los niños que juegan a ser
combinación, las sonrisas y las penas. adultos.
Dentro, las paredes ennegrecidas por el humo de las
Que mueve veletas o molinos, unos para indicar su fogatas.
presencia, intensidad y sentido, como las almas de
Ya no queda nada de madera en la vieja serrería.
los muertos que piden, exigen, no ser olvidadas por
los que acá se queda, y los otros para generar
energía necesaria para la diaria faena. En verano echamos la siesta sobre los poyetes de
cemento.
Que da vida cuando encuentra a su paso la semilla Los pájaros de la tarde vienen a despertarnos.
que cae y la lleva a mejores destinos, a suelos más Reclamando
propicios para germinar y crecer y dar frutos. las migas de pan y bollos que robamos en casa
Viento de temperamento fuerte e intempestivo, que cuando nuestras madres duermen.
destruye y asesina cuando en un arrebato se Hay ratas. Permanecen ocultas. Acechan. En
arremolina, se huracana, y arrasa con todo lo que invierno, sobretodo.
encuentra a su paso, sin conmiseración ni piedad, sin En verano salen a recorrer las noches por nuestras
miramiento ni respeto, mostrando así, en un instante, calles.
la fragilidad de la condición humana.
Y es pues el viento, este de tan diferentes rostros, el Los días de viento, la fábrica respira, se despereza,
pretexto que hoy nos mueve a expresar sensaciones nos llama.
y sentimientos, en libertad plena, e igual nos llega de Nerviosos, aguantamos el tedio de Don Lorenzo,
frente, por la cara, juega con nuestros cabellos y se las piernas de la Señorita Carmen por debajo de la
despide de nosotros dejándonos atrás con esa mesa.
sensación de frescura en la piel, de vacío en las A mediodía se calma el viento. Con el bocadillo de las
manos y de calidez en el corazón. cinco en la mano
cruzamos el oscuro subterráneo que lleva a la
fábrica.
Dentro, el silencio hace que nos juntemos al abrigo
de algún rincón.
Nos miramos a los ojos. Limpiamos nuestras manos
sudorosas en los raídos jerseys. mate cocido con un trocito del único pan que les
Tumbados esperamos. Una ráfaga de aire fresco quedaba, comenzaron los hijos a preguntar por el
rompe el olor a humedad. padre.
El viento entra y sale por los huecos. Escuchamos Decidió inventar una historia para calmarlos.
sobrecogidos sus gritos, sus susurros.
-Papá no puede volver todavía porque está muy
A veces creemos oír las voces de los muertos.
enfermo. Lo mordió una víbora ponzoñosa y está en
el hospital de la ciudad. Pero cuando ya esté bien, se
vendrá con nosotros.
-Papá no nos quiere más y no volverá -lloriqueó la
más chiquita.
Historias casi verdaderas -No digas eso. Él los quiere a todos, mucho, pero
mucho, mucho y yo misma lo iré a buscar esta noche.
Pedro Ponce -¿No podemos ir todos a verlo? Y si ya está bien lo
traeremos- dijo el mayorcito, muy seguro de si
Edgardo Castillo "Zumm”
mismo.
-No puede ser, porque el hospital está muy lejos y yo
Al fin los chiquillos se durmieron, exhaustos de tanto deberé ir a la noche para caminar con la fresca ¿Me
correr y saltar para tratar de calmar el hambre. prometen que se van a portar bien, si los dejo solos,
La mujer se acercó al camastro donde dormían los mientras voy allá?
tres muy juntitos, para no tener tanto frío y los -Siii, mamita -contestaron a coro
acarició, pensativamente.
Esa noche, le pidió prestada la mula a su compadre
-¿Porqué te escapaste, Pedro Ponce?- susurró -Los Juan y luego lo buscó en todos los bares y fondas del
niños no te molestaban para nada y te querían tanto. pueblo sin resultado. En el hospital, no había nadie
Aunque no trabajaras todos los días, eso poco que que se llamara Pedro Ponce
ganabas, junto con lo que me pagaban por lavar ropa
En el cuartel de policía un viejo sargento lo conocía y
de otros, nos bastaba para vivir y comer. Yo me
le dio los datos para encontrarlo.
conformaba con que trataras bien a los chicos y no
me importaba trabajar todo el día. -Creo que está con la Zunilda. La he visto con él. Esa
no le hace asco a ninguno…
El mayor de sus hijos se movió intranquilo en la
cama. Abrió los ojos somnolientos y le preguntó a su Muy cerca de la madrugada, llegó la mujer a su casa,
madre: -¿Volvió papá? donde todavía dormían sus críos. Bajó de la mula el
tieso bulto que traía atravesado en su lomo y lo entró
Ella lo tranquilizó con unas palmaditas:-No, hijito,
al rancho.
todavía no terminó el trabajo que le encomendaron.
Pueda ser que mañana regrese… Al sentir movimientos en la cama, les habló a sus
hijos:
Unos sollozos reprimidos le indicaron cuanto sufría su
hijo por la ausencia del padre. -¡Sshh! No enciendan la vela. Papá llegó a casa.
-Maldito seas, Pedro Ponce, que sin motivo haces Una semana después, las cenizas de Pedro Ponce
sufrir a mis hijos. Te esperaré hasta mañana en la volaban al viento.
noche y si para ese entonces no has regresado, te
saldré a buscar y te traeré de vuelta. Si estás con otra
mujer, no me importa y te perdono, pero debes volver
por tus hijos.
A la hora del desayuno, que esta vez fue un tazón de
La almadraba
Poema XVIII
Nela Rio
Desde el otero
Cuando la palabra se inscribe
voluntariosamente Rosa al viento
con vocación de eternidad…
José Luis de la Fuente
Inmensos torbellinos
desparraman estas hojas Rosa se levantó violentamente de su asiento y
que yo escribo con sangre entre las sombras abandonó la estancia dando un portazo.
y mis brazos como alocadas gaviotas Mientras bajaba los escalones de dos en dos en
aletean dirección a la calle, pensó en como liberarse de la
sin poder retenerlas. angustia vital y de la rabia que atenazaban su alma y
sus sentidos.
Todo se pierde en los círculos de la orden y el Cuando desembocó en el bulevar como un torrente,
castigo. tenía decidido que gritar pudiera ser una buena
forma.
Viento
Comenzó a gritar cuando echó a andar a trancos
viento lleno de aullidos
entre la gente, que se apartaba sobresaltada a su
viento arrasador.
paso.
Lucho creando alambradas para detener
al encabritado invasor Siguió gritando mientras cruzaba la avenida repleta
lleno de condecoraciones inservibles para de vehículos, sin hacer caso del ruido de claxon, de
sostener las frenadas bruscas, de los improperios que salían
desde los automóviles.
lo que cuelga entre sus piernas como un péndulo
oscilando suspendido por la gravedad y la Gritó mientras una lluvia fina caía espesa y perezosa
impotencia desde un cielo gris plomizo que hacía que su pelo,
bufando resoplando largo y negro, se envolviera en su cuerpo, se pegara
tratando desaforadamente de erguirlo en erecta a su cara.
fetidez Gritó mientras corría hacia la arboleda cercana.
y vuelan mi vestido y mis cabellos Gritó hasta llegar a la pequeña loma que dominaba el
violados por el centauro cabalgando sobre huesos. parque.
Y gritó a la ventisca, que antes era brisa. Rosa levantó la vista y observo a su compañera
Mientras gritaba, el ventarrón exigió silencio, y durante unos segundos como si despertara en ese
desarboló su pelo y amenazó con arrojarla al suelo... momento de una pesadilla y tomara conciencia de
donde estaba.
Pero no podía parar de gritar.
- Sí. Un mal día. Pero ya estoy mejor. -contestó con
Y gritó hasta sentir como su garganta se desgarraba la voz rota.
y la boca le sabía a sangre.
Y gritó cuando la suave lluvia se convirtió en
aguacero y terminó de empapar su ropa.
Con los ojos cerrados, Rosa continuó gritando al
viento durante mucho tiempo, como jamás había
gritado, como nunca creía que pudiera gritar nadie...
Y de repente cesó de gritar. La casa en el ciruelo
Extenuada, se sentó en el suelo mojado intentando
respirar y recuperar el resuello. Poema 30
Escupió sangre. Sergio Manganelli
El viento cejó en su empeño.
Las campanas de la aurora
La lluvia volvió a caer con desidia.
sueltan a pastar al viento,
Todo quedó envuelto de nuevo en el silencio y Rosa que se desgrana silbando
se quedó escuchándolo durante largo tiempo. entre claveles inquietos.
Despacio, se levantó.
Intentó colocarse el vapuleado pelo. En los claveles que baten
sus alas de terciopelo,
Trató de secar, sin éxito, su ropa con un pañuelo. como pegasos en llamas,
Se dirigió a la salida del parque. como cangrejos sedientos.
Atravesó carreteras.
Como golondrinas rotas
Anduvo entre le gente.
heridas por el invierno.
Desanduvo lo andado.
Subió las escaleras. Como uvas del crepúsculo
Abrió la puerta. bajo la parra del cielo.
// I
Los cipreses son eclipses Se quiere meter el diablo, exclamó Matiana
del otro lado del médano. santiguándose mientras intentaba atrancar bien la
puerta para que no azotara con el ventarrón de los
Una araucaria golpea mil demonios que se soltó esa tarde de octubre.
su copa contra el lucero, Apenas lograron cruzar la puerta de la pequeña casa
mientras estallan jazmines de adobe cuando se dejó venir el terregal que
como marfiles perfectos. revolvió el viento por enésima vez filtrándose por
Y se estremece en un pino, rendijas, las ropas, la piel, la nariz. Tener que
la luna, como un gran péndulo. masticar –por más que te protegieras-, esas finas
piedritas que hacían rechinar los dientes y te dejaban
De golpe el mundo se inquieta, el gusto a resequedad, comezón y sed era lo que
menos importaba.
de pronto se muere el viento.
Esta tierra no deja. A estas alturas ya deberíamos
Desde la boca embriagada estar acostumbrados dijo Vicente mientras intentaba
de enamorados jilgueros sacudirle la tierra a la tapa del recipiente donde
guardaban el agua. Ya oíste al señor cura, polvo eres
se abre un nuevo canto,
y en polvo te convertirás, y sirviéndose un poco en el
amargo,
pocillo bebió intentando no pensar el sabor a tierra
tañir de badajos negros: del viento. A arena y fierro. Se asomó por la ventana.
El silbido del viento le removió la memoria y un
“-el hombre viene matando, escalofrío de tristeza y duda le recorrió el cuerpo,
con sus balas y sus perros, ¿Cómo hacerle? -Pensó. Ya qué. A resistir. Era esa
por su fuego y con sus sierras. hora de la tarde en la que el día no se quería ir y la
Con su soberbia y su estiércol” noche pretendía instalarse. Borrosos de tierra los ojos
y secos los labios se concentró ver los sahuaros que
Las campanas en la noche resistían estoicos el paso del ventarrón. Matiana
llaman al sepulturero. encendió la lámpara de petróleo gimiendo todavía y
diciendo quien sabe qué. Triste y lenta. El, ajeno;
/// observaba esos gigantes invulnerables al viento, de
gruesa corteza y humedad por dentro. Se le van a
El hombre viene matando,
volar las flores a la niña, la oyó decir. Déjalo mujer, la
el hombre viene muriendo.
niña ya no está ahí, se escuchó a sí mismo desde
lejos y llevándose la mano al rostro aspiro resto del
Los cisnes en el remanso aroma de los octubres que una hora antes llevaba en
con un balazo en el pecho. las manos y que seguramente a aún estarían siendo
llevados sin rumbo por aquel ventarrón. Polvo eres y
en polvo me he de convertir. Quiso llorar y no pudo,
¡ya qué! Si ahí afuera el sahuaro resistía el ventarrón
que todo se lo lleva ¿por qué no habría de resistir él?
Los abuelos nos ayudan, al fin que ellos ya llegaron a madrugada. Aún no he dormido y ya el cansancio se
la edad en que heredaron los problemas y se apodera de mí.
dedicaron al disfrute de los nietos, mientras los Uno de los estudiantes, desesperadamente alerta a la
adultos nos miran con un poco de nostalgia y un tripulación:
mucho envidia de correr cometas de papel.
- ¡Caballeros! ¡Miguelón ha caído al agua!
¡Ah!, la vida de los niños, vida de papel e hilo de
cáñamo a la que se amarran las penas y se lanzan al Surgen los comentarios, la incredulidad y las dudas:
viento. - ¿Estás seguro de lo que dices? - se cerciora el
patrón del barco que aún soñoliento se pone en pie.
- Sí, Miguelón estaba acostado aquí encima de esos
sacos, al lado mío y sentí cuando cayó al agua.
- ¡Carajo! ¡Ahora esto! ¿Qué estaban haciendo
ustedes ahí?
- En los camarotes hay demasiado calor.
Poesía desde el otro lado del estercolero
- ¿Hace mucho que lo viste caer?
El hijo único de la decepción - No, no, no. Fue ahora mismo. Debe estar cerca.
Carlampio Fresquet El patrón se pone las manos sobre la cabeza.
- ¡Utilicen los reflectores! ¡Continúen girando en la
Aunque el viento mece las ramas, misma trayectoria! ¡Preparen los salvavidas! - indica
las raíces muertas del árbol el patrón al timonel y a los tripulantes.
se aferran a la tierra yerma. Pronto el reflector alumbra una palizada. Todos
Las palabras me pudren por dentro llaman al muchacho.
agarradas en mi garganta amarga. - ¡Ahí está! ¡Miren! - señala un alumno.
Al vomitar el esputo
desde el hedor de mis entrañas Falsa alarma. Es solo una boya.
soy el hijo único de la decepción. - Hay que pasar un mensaje al otro barco y a puerto,
pero antes volvamos a buscar- ordena el patrón.
Todo es inútil, parece que en ese rumbo no daremos
con Miguelón. Está condenado a morir ahogado y
despedazado por los peces. En los camarotes no
queda nadie.
- ¡A babor se ve algo moviéndose!
Camagüebax La voz de alarma viene del piloto. El Patao comienza
a girar. El patrón toma el timón y detiene la máquina.
¡Muchacho al agua!
- ¡Caballeros! ¡Caballeros! ¡Aquí, aquí estoy! -
Lázaro David Najarro Pujol responde con su voz ronca y angustiada.
- Sí, allí está. ¡Aguanta! ¡Aguanta! ¡Allí está!
El tiempo transcurre lento. Se observan pocas El reflector se dirige al lugar de donde viene la voz
estrellas en el cielo. Se levanta un viento cansada. Ahí está Miguelón luchando contra las olas
imperturbable que hiela el cuerpo. Los huesos los y nadando desesperadamente. Lanzan salvavidas al
tengo adoloridos y calados por el frío de la mar y pronto Miguelón, un muchacho mulato y
amarras. Se despide con lágrimas en los ojos y me paraíso, con una ubicación que la protege de vientos
abraza otra vez. Aborda el barco que se despega del y oleajes. Nos llama la atención en esa hermosa
muelle. Se aleja. Quedo muy triste. playa la existencia de nidadas de quelonios, porque
- Coño -evoco el refrán- Cuando la felicidad llega, es el lugar elegido por centenares de careyes para
dice que se va. desovar sus huevos en las apacibles arenas.
Regreso al barco a recoger mis equipajes. Sobre la De la contemplación nos sustrae una voz:
mesa del patrón, en el puente de mando, está abierta - David, el sargento Geño quiere hablar con usted -
la Carta de Navegación. La brújula indica en este dice la profesora Mercedes.
preciso momento que Cayo Largo está ubicado a
veintiún grados y 40 minutos de latitud oeste.
¡No caben dudas! Este paisaje es el más hermoso de
los Canarreos. Un islote entre tanta belleza que se
puede contemplar en el extremo meridional de Cuba.
En el mapa se ve largo y estrecho.
Todos ocupamos las habitaciones. Inmediatamente
caminamos por las calles del pequeño poblado. En el
suroeste está un diminuto aeropuerto para aviones de
poco porte. Todo es fascinante aquí. El sitio está
rodeado por vegetación tupida, inmensos pinares y
extensas áreas de humedales.
Muy cerca de las cabañas, en la orilla de la playa,
emana un manantial de cristalinas aguas.
Me encamino, refunfuñando, hacia la cabaña del
Pudimos advertir que los fondos de algunas de sus sargento. «Para qué me habrá mando a buscar?»
playas cuentan con poblaciones de corales negros. Pienso mientras me aproximaba a la edificación.
Un viejo pescador nos explica: Toco la puerta.
- El islote está dotado de grandes barreras coralinas. - Permiso -Geño me responde con un ademán de
Los buzos han encontrado barcos hundidos. Se cabeza-. Me dijo la profesora que usted quería
afirma que entre los años 1563 y 1784 ocurrieron en verme.
la zona alrededor de 200 naufragios. - Sí. Tome asiento. En su expediente aparece que
Desde la cooperativa distingo atractivos paisajes. usted es un buen tirador -dice el sargento. En sus
Cayo Rico posee magníficas riberas. Todo esos manos tiene abierto mi expediente académico.
pequeños islote están hechos por la naturaleza a la Apunta hacia una metralleta.
perfección: Cayo Iguana, hábitat de esa especie de - No tan así. Solo con escopeta marca U. Eso es una
lagarto inofensivo que da nombre al sitio; Cayo Los cosa seria. Pero me gusta.
Pájaros, dominio escogido por las aves y Cayo
La tarde nos sorprende bajo un enjambre de
Rosario, con gran cantidad de peces. También
mosquitos y las indicaciones del militar. Mientras el
embelesan Cayo Cantiles y Cayo Sigua en los que se
sol se esconde, nos dedicamos, un grupito, a cazar
puede apreciar una mágica armonía de flora y fauna.
mosquitos; 525 ejemplares es el desempeño de mi
Todas estas maravillas naturales conforman, con la
cacería. Los guardo en un estuche de madera como
Isla de Pinos, el Archipiélago de los Canarreos
evidencia de mi hazaña.
Se destacan varias playas, entre ellas Sirena,
considerada como la más hermosa y de aguas
tranquilas y transparentes de color turquesa de este Del libro en preparación Vientos del sur.
Abandonó San Pedro sin hacer escándalo, sin de no ver nada más que el camino de regreso al auto.
lágrimas. Dejó su cama segura y el tierno amor de su Dio pasos firmes, sus manos ya no sudaban, estaban
tía y se lanzó a la aventura. Había violado el cajón de heladas. No volvería a San Pedro nunca.
la cómoda de Santa buscando la dirección de su
mamá. La anotó con dedos sudorosos. Tomó el
autobús al norte y no dejó nota tras sí. Luego, se
prometió, hablaría por teléfono a la que a la mañana
siguiente descubriría un cuarto revuelto y una vida
vacía… vaciada.
Mujer de aire
De vuelta en la realidad, el hombre que la llevaría a
esa casa horrible le hacía preguntas amables pero La casa del viento
aprovechaba cualquier oportunidad para rozarle la
pierna al manejar. Ella le había pedido dar una vuelta Mayde Molina
a la playa antes de que la llevara con la Señora.
Quería conocer el mar antes de… bueno, antes que
cualquier otra cosa. Se pusieron en marcha. La gente Se había levantado caminando de puntillas,
subía y bajaba de la vieja camionetita. Hasta la tarareando una musiquilla para si misma como
tercera vez no se dio cuenta que debía ser una cuando era niña. Tuvo la sensación de que
especie de taxi. empezaban a quedar atrás aquellos días de tristeza,
que habían estado atormentándola desde que él se
El océano surgió de pronto. Había poca gente y el había marchado de su lado.
mar estaba picado. Cuando el hombre bajó del
vehículo y abrió la puerta de su lado, ella se extrañó Volver a despertar en aquel lugar era como una
de la acción: nadie había tenido esas gentilezas liberación para el espíritu, una sensación de auténtica
antes. Caminó un poco alrededor. La playa estaba armonía al reencontrarse con los recuerdos de la
sucia. Había una pareja con una bebita tomando el infancia, con la quietud de la montaña, escapando de
sol, estaban separados por las rejas que dividen a los días grises que en la ciudad se solapaban
este país del sueño americano. Ella le daba de comer haciendo que todo pareciera siempre tan igual y
a la bebé y no sonreía. monótono.
Estaba nublado. El mar no era como lo imaginó. Todo Aquel fin de semana iba a ser diferente, había
parecía menos vivo que en sus sueños. Entonces el regresado después de mucho tiempo a la casita de la
hombre del taxi se le acercó y le puso un brazo en el montaña. El lugar donde sus padres veraneaban.
hombro. El “Reinita” esta vez le dio asco. Le encantaba conducir por aquellos caminos, se
Sin embargo, se encomendó a Dios y abrió los dedos sentía feliz y segura. Avanzaba veloz, con la ventana
al viento. El papel se le escapó y cayó al suelo, lo bajada sintiendo como el aire golpeaba su rostro.
había empapado de sudor y no volaba, sólo se Había aún rincones cubiertos por las últimas nieves y
arrastró. Ya era tarde para arrepentirse. Su madre la luz del sol penetraba a través de las sombras
era Santa, nadie más, pero su sangre hervía desde descubriendo aquel bosque que empezaba a
hace mucho tiempo y San Pedro era un desierto de despertar del largo letargo del invierno.
hielo que no iba a apagar su espíritu fogoso. En San Aquella mañana se respiraba un frescor diferente,
Pedro también había maquila y… casas de citas, por crecía un rumor a su alrededor y una brisa muy
supuesto, pero no había mar. suave, como de primavera, se enredaba entre las
Su imaginación siempre se había desbordado, así ramas casi desnudas de los árboles. Era como si
que quizá abrir las piernas a cualquiera no sería todo se preparara para recibirla y esa mañana de
tampoco tan horrible. febrero, se podía sentir su aroma ya flotando en el
aire.
Se enfrentó a la mirada lujuriosa del hombre y trató
Paró el coche en un claro soleado del bosque para
que sus hijos jugaran. Empezó a correr tras ellos furgoneta grande por el camino de tierra. Llevaba un
intentando atraparlos, pero se escabullían ala delta amarrada sobre el techo y se dirigía hacia el
retorciéndose entre risas porque ella nunca los montículo que quedaba frente a ellos. Uno de los
alcanzaba. Ya cansados de jugar, se sentaron en la chicos se levantó diciendo: “¡Vamos a ver lo que
hierba para desayunar. Después caminaron hacia un hacen!”. Y cogieron sus bicicletas y se pusieron en
mirador que quedaba allí cerca y recogieron piedras marcha pedaleando con fuerza.
pequeñas del suelo para tirarlas al vacío. Aún no imaginaban que iban a contemplar cómo
Aquel mirador era el lugar favorito de su infancia, el alguien se lanzaba al vacío con aquel gran pájaro de
escondite secreto donde con sus amigos pasaba las colores.
horas buscando fósiles, tirando piedras al vacío y Por fin llegaron sin aliento al montículo y allí se
gritando sus nombres contra el eco de las montañas. encontraron con unos hombres jóvenes desplegando
“La casa del viento”, así habían llamado a ese lugar el ala delta sobre el suelo, preparando todo para la
desde niños. Una casa abandonada, sin puertas ni gran hazaña. Tardaron más de una hora en montarla.
ventanas donde circulaba siempre el viento a su Había uno de ellos que caminaba con el brazo
antojo y la montaña se vertía inmensa y solitaria a extendido hacia arriba, mientras sostenía en su mano
sus pies. un extraño aparato. Cuando los muchachos le
Recordó el día en que habían encontrado allí mismo preguntaron que hacía, les dijo que estaba midiendo
un muerto tirado sobre la hierba; un ajuste de la velocidad del aire y aquel instrumento emitía unos
cuentas, un preso acuchillado que alguien había ruiditos agudos mientras él caminaba sosteniéndolo.
abandonado sin compasión en el mirador, a los pies Lucía y sus amigos miraban intrigados mientras
de la casa. seguían haciendo más preguntas al joven. Los demás
Desde entonces las gentes del lugar le llamaron “La parecían demasiado ocupados montando el gran
casa del hombre muerto”, pero para ellos siguió pájaro de colores. Eran gente agradable, procedente
siendo siempre la casa del viento y allí regresaban a de diferentes puntos de la comarca.
escondidas de sus padres que ya no les permitían Cuando todo estuvo listo, el joven se acercó a ellos y
volver como antes a aquel extraño lugar. les dijo: “Bueno muchachos, si os quedáis ahí bien
Lucía estaba sentada cerca del borde del mirador con quietitos podréis ver como me lanzo con mi ala delta
sus hijos, contándoles aquella historia, cuando de y vuelo bajo vuestros pies, pero sobre todo no os
repente, vio que subía un coche por la carretera. acerquéis demasiado al precipicio”.
Llevaba algo enorme de colores amarrado sobre el Estaban emocionados, aquello si era una aventura de
techo: era un ala delta. verdad.
Se emocionó al instante relacionando aquella visión El joven sonreía radiante, todo estaba preparado y su
con la aventura de un día de su infancia. Se levantó pequeño público lo esperaba lleno de ilusión. Se
rápidamente, cogió a los niños de la mano y se los acercó hasta sus compañeros y los abrazó, después
llevó hacia al coche mientras les decía: se situó en una especie de soporte que había en el
-Hoy es nuestro día de suerte chicos… ¡Vais a ver interior del ala y les guiñó un ojo a los chicos,
volar! mientras levantaba el dedo pulgar en señal de listos.
Ya muy cerca del borde del precipicio, inspiró
De niña, subía en bicicleta con sus amigos por profundamente mirando hacia el cielo.
aquellas carreteras, aunque por aquel entonces no
estaban aún bien asfaltadas. Solían inventar que eran Todos estaban paralizados esperando el momento de
los protagonistas de la pandilla de una famosa novela la caída cuando finalmente, hizo una pequeña carrera
juvenil. respirando de nuevo con ansias y se lanzó al vacío…
Un día, mientras estaban en la casa del viento Unos instantes después un grito salvaje inundaba el
planeando nuevas aventuras, vieron como subía una valle. Era un grito impresionante que rebotaba contra
siglo XX, hizo que su madre la trasladara a Bad perro flacucho, tan esquelético que su cuerpo
Wörishofen, en Baviera, con la intención de mantener parece "una caja sostenida por patas de palo",
su embarazo en secreto y “curar” su lesbianismo. En corre calle abajo. En cierto sentido, Katherine
Alemania sufre un aborto natural, decide establecerse Mansfield siente que el perro es la calle. Y en
en Londres, donde ya ha vivido antes, y no vuelve a todos estos fragmentos creemos hallarnos en
ver a su madre. medio de narraciones inacabadas; aquí
Su corta vida -muere a los 34 años- es un vaivén vislumbramos un principio, allá un fin. Sólo
entre amantes de ambos sexos, matrimonios fugaces necesitan un lazo de palabras para que
y relaciones difíciles. queden listas...”
una palabra. En el ajado y rojo taburete del piano - Siéntate en el rincón del sofá, damita -le dice a
entran dos personas. El señor Bullen se sienta junto a Marie.
ella.
- ¿Empiezo con las escalas? -pregunta ella, *
retorciéndose las manos-. También tenía unos
arpegios.
Pero él no responde. Ella cree que ni siquiera la ha El viento, el viento. Es aterrador estar aquí sola en su
oído... y entonces, de repente, su fresca mano, la que cuarto. La cama, el espejo, el jarro y la jofaina
tiene el anillo, se extiende y abre el tomo de blancos relucen como el cielo. La cama es lo más
Beethoven. aterrador. Allí está, profundamente dormida... ¿Acaso
mamá se imagina por un momento que ella zurcirá
- Vamos a hacer algo del viejo maestro -dice. todos esos zoquetes anudados sobre la colcha que
Pero por qué le habla con tanta amabilidad... con parecen serpientes? No lo hará. No, mamá. No veo
tantísima amabilidad... y como si se conocieran por qué debo hacerlo... ¡El viento... el viento! Hay un
desde muchísimo tiempo atrás, y lo supieran todo raro olor a hollín que se cuela por la chimenea
uno de otro. ¿Alguien le ha escrito poemas al viento...? “Traigo
Lentamente, él vuelve la página. Ella observa su flores frescas a las hojas y lluvia”... ¡Qué tontería!
mano... es una mano hermosa y siempre parece - ¿Eres tú, Bogey?
recién lavada. - Vamos a caminar por la explanada, Matilde. No
- Estamos aquí -dice el señor Bullen. aguanto más.
Oh, esa voz amable. Oh, ese movimiento: en tono - Ahora mismo. Me pondré el impermeable. ¡Qué día
menor. Aquí vienen los pequeños tambores... espantoso!
- ¿Hago la repetición? El impermeable de Bogey es igual al de ella.
- Sí, pequeña. Abrochándose el cuello, se mira en el espejo. Tiene
el rostro pálido, los dos tienen los mismos ojos
Su voz es demasiado, demasiado amable, las excitados y los labios calientes. ¡Ah, qué bien conoce
corcheas y los trinos bailan de arriba abajo en el a esos dos del espejo! Hasta luego, querido,
pentagrama como negritos sobre una cerca. Por qué regresaremos pronto.
es tan... Ella no llorará... no tiene por qué llorar...
- Esto es mejor, ¿no es cierto?
-¿Qué te pasa, pequeña?
- Agárrate de mi brazo -dice Bogey.
El señor Bullen le toma las manos. Su hombro está
justo junto a su cabeza. Se apoya un poquitito en él, No pueden caminar tan rápido como quisieran. Con
pone su mejilla contra la áspera tela. las cabezas gachas, apenas rozándose las piernas,
dan zancadas como una sola y ansiosa persona a
- La vida es tan horrible -murmura, pero no siente en través de la ciudad, por el asfalto que zigzaguea y
absoluto que sea horrible. Él dice algo acerca de junto al que crece salvaje el hinojo, hasta llegar a la
“esperar” y “marcar el tiempo” y “ese raro ser que es explanada. Oscurece... empieza a oscurecer. El
una mujer”, pero ella no lo escucha. Es tan cómodo viento es tan fuerte que tienen que esforzarse por
esto... para siempre... avanzar, tambaleándose como dos borrachos. Todas
De repente la puerta se abre y aparece Marie las pobres plantitas de pohutukawa de la explanada
Swanson que ha llegado horas antes de su clase. se doblan hasta el suelo.
- Toca el alegretto un poco más rápido -dice el señor - ¡Vamos! ¡Vamos! ¡Acerquémonos más!
Bullen, y se levanta y empieza a caminar de arriba El mar está muy alto por encima de la escollera. Se
abajo una vez más. quitan los sombreros y el pelo se les vuela hasta la
boca, con gusto a sal. El mar está tan revuelto que Letras al viento
las olas no rompen sino que golpean contra el áspero
muro de piedra, absorbiendo las algas de los Briefing de la colina
goteantes peldaños. Una fina llovizna de agua de mar
azota la explanada. Bogey y ella están cubiertos de Marina Loux
gotas, en la boca siente un sabor frío y húmedo.
A Bogey le está cambiando la voz. Cuando habla Contribución recibida por correo electrónico.
recorre todos los extremos de la escala. Es
divertido... hace reír... y de algún modo está de
acuerdo con el día. El viento se lleva sus voces... Lunes por la mañana, amanece nublado y con jirones
lejos vuelan sus frases como delgadas saetas. de sol entre las nubes. Un viento suave mueve las
hojas de los árboles. La hierba brilla, recién nacida.
- ¡Más rápido! ¡Más rápido!
Cuando llega la supervisora todas las operarias están
Ya está muy oscuro. En el puerto, las barcazas
ya reunidas en el centro de la zona de pastos. En la
carboneras tienen dos luces: una en el mástil y otra
parte superior de la colina, la jefe de grupo va dando
en la popa.
las pautas de comportamiento para la semana que
- Mira, Bogey. Mira allí. acaba de comenzar. Mira a la supervisora y
Un gran vapor negro que deja escapar una larga comienza:
columna de humo, con las escotillas iluminadas, con - Jimena: tu producción de leche ha descendido
luces en todas partes, está saliendo al mar. El viento considerablemente, te voy a asignar esta semana el
no lo detiene, corta las olas en dirección al paso que cuadrante siete. Aprovecha bien todos los cardos
se abre entre las rocas puntiagudas, en camino a... picudos. Y nada de tumbarte a rumiar tus
Es la luz lo que lo hace parecer tan bello y pensamientos. Te quiero espabilada todo el día. Al
misterioso... Ellos están a bordo, con los brazos final de la semana te mediré de nuevo el rendimiento
entrelazados y apoyados en la barandilla. y si no has aumentado la producción, serás
- ¿Quiénes son? amonestada.
- Son hermanos. - Lagartijana: Esta es la última semana que voy a
tolerar que aparezcas a las tantas de la noche por el
- Mira, Bogey, allí está la ciudad. ¿No parece establo. Por la noche se duerme y punto. A partir de
pequeña? Allí está el reloj del correo dando la hora esta noche dormirás al fondo, junto a la señora
por última vez. Allí está la explanada por la que Blanca, que controlará cuando entras y sales.
caminamos aquel día ventoso. ¿Te acuerdas? Aquel
día lloré en mi clase de música... ¡Cuántos años - Hortensia: Una vez más me han informado de que
atrás! Adiós, islita, adiós... anoche te escapaste de nuevo camino del establo de
los toros. Tu título de “Vaca del año” no te da derecho
Ahora la oscuridad extiende un manto sobre las a esa vida disipada que quieres llevar. No puedes
aguas revueltas. Ya no se ven las siluetas de esos preñarte sin que tu pareja te haya sido aprobada por
dos. Adiós, adiós. ¡No nos olviden!... Pero, ahora el la dirección. No vuelvas a salir del establo.
barco se ha ido.
- Esmeralda: Aunque tu producción de leche ha
El viento... el viento. aumentado considerablemente, tengo que llamarte la
atención, tus compañeras se me han quejado de tu
falta de solidaridad. Apareció en tu zona la hierba
lechera y te la comiste enterita, sin informar a la
dirección ni compartir con tus compañeras.
A todas en general: hemos detectado algunos
incidentes en la cola de ordeño automática. Ya saben
Carlos Alberto Olague Alcalá (México) Nació en Viña del Mar, hace ya mucho tiempo. Por
motivos que no vienen al caso, vivió muchos años en
un generoso país de Europa, donde quedó la mitad
Soy publicista, director general de una agencia BTL.
de su vida. Hace 17 años que vive en la Argentina, a
Nacido en la ciudad de México, pero radico en
la que considera su segunda patria, pero sin olvidar
Zacatecas. Soy candidato a portador de la vela
sus raíces. Trata de escribir siempre con humor, para
perpetua, aunque la vela perpetua no está muy de
no tener que pensar. Se declara ateo y considera que
acuerdo. También soy monero, y la mayor parte del
la amistad es lo más valioso de la vida. Ha escrito
tiempo no sé qué hago aquí además de ser el
una gran cantidad de libros entre los que destacan
responsable del diseño de portada. Se le puede
'Mujeres. Manual de uso y mantenimiento', 'Las
encontrar en En mi opinión
aventuras de Mirinda', 'Vida de ladrones y algo más...'
(http://carlosolague.blogspot.com).
y una serie de libros de cuentos, entre otros;
disponibles para descarga gratuita en su tienda en
Bubok (http://zumm.bubok.com/). Puede ser
encontrado en Todo cuento (http://todocuento-
mauri.blogspot.com).
Nació en la Ciudad de Buenos Aires el 5 de Las imágenes utilizadas para ilustrar las secciones, y
septiembre de 1953. En la actualidad se encuentra todos sus derechos son propiedad de sus respectivos
radicado en España, país en el que desempeña autores. Si el uso de imágenes obtenidas de sitios
labores de escritor y docente. públicos va en contra de algún derecho de uso, favor
Se dedica en especial a los cuentos, género literario de reportarlo a descensor@gmail.com.
que le apasiona.
Parte de su obra se encuentra en periódicos, revistas Portada, Windmill de Lars Sundström
literarias y otras publicaciones especializadas. (http://www.sxc.hu/profile/sundstrom).
Coordina talleres presenciales y virtuales, participa en
tertulias, foros, y encuentros de escritores. Ha Camagüebax, ¡¿Pero qué es esto?! y ¡No caben
presentado libros, prologado antologías, escrito dudas! Este paisaje es el más hermoso de los
reseñas y administrado un club de lectura. Canarreos, imágenes originales proporcionadas por
También ha programado y coordinado talleres de el autor.
escritura creativa, y de técnicas y recursos,
destinados a escritores noveles.
Memorias de una bruja… y loca, Imagen tomada
Colabora con las revistas electrónicas “Axolotl”, “Zona del blog Mujer de aire (http://www.mujerdeaire.com/).
Moebius”, “Fin” y “Literatuya”.
En 2006, se ha editado el libro Ritos, con varios
cuentos representativos de su trabajo literario. Mujer de aire, imagen original proporcionada por la
autora.
Puede ser encontrado en su blog personal
(http://marcelochoren.blogcindario.com).
Marina Loux