El encuentro, organizado por la Dirección Regional del PNUD y financiado por la Comisión
Europea y el Gobierno de Noruega, fue inaugurado, a través de videoconferencia, por el secretario
general iberoamericano, Enrique Iglesias, quien no pudo acudir por su asistencia a la Asamblea
General de la ONU en Nueva York.
Iglesias ensalzó la “creatividad” y la “tenacidad” de las mujeres de ascendencia “afro” y recordó que
a lo largo de sucesivas generaciones “han sido enfrentadas a una doble discriminación” en América
Latina: por ser “mujeres” y por ser “afrodescendientes”.
Iglesias subrayó que los colectivos de origen africano constituyen “entre un 20 y un 30 por ciento”
de la población latinoamericana y han realizado “aportaciones de mucho valor que hay que reconocer
y asumir como propias, porque nos pertenecen a todos”.
Asimismo, la tasa de mortalidad infantil es “entre un 40 y un 50 por ciento más alta entre los
afrodescendientes que en el resto de la población”, advirtió la directora regional del PNUD para
América Latina y El Caribe.
El desempleo, los niveles de escolaridad y el acceso a la salud son otros ámbitos en los que se pone
de manifiesto esa situación de desigualdad.
”Los datos demuestran que hay que superar la tiranía de los promedios, que esconden más de lo que
reflejan”, aseveró Grynspan, quien recalcó que “la desigualdad no es sólo resultado de la
discriminación del pasado”, sino de la que tiene lugar en la actualidad.
La experta recordó que “el desarrollo es incompleto mientras persistan formas de discriminación” y
resaltó que “el exceso de pobreza” en América Latina es “resultado de un exceso de desigualdad”.
Por ello, la lucha no sólo debe orientarse a erradicar la pobreza sino también a disminuir las
desigualdades de género, raciales y territoriales, opinó Grynspan.
”Ser pobre en América Latina es, sobre todo, la imposibilidad de ejercer plenamente la ciudadanía”,
aseveró la directora regional del PNUD.