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I. – OBJETO.
la deje sin efecto parcialmente por contrario imperio en su punto I que resuelve aplicar, una
multa de $2.000 (pesos dos mil) a cada uno de los actores en autos.
II. – FUNDAMENTOS.
más actores en autos, fui yo quien redactó y presentó los escritos de fs. 84/88 y 89/90, que
motivaron la sanción del Tribunal. Es más, ellos no los firmaron. Por ende, como profe-
sional asumo toda la responsabilidad que por esos escritos corresponda y pido que, en el
caso de resolver el tribunal que corresponde esta u otra sanción, se la imponga al verdadero
que ha llevado a cabo el mandatario por un exceso o una inconducta, ya que ello no le es
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imputable (cfr. art. 1905 y concordantes del Código Civil; CSJN, 1997/12/10, LL 1999-E-
52).1 Por esta razón, pido nuevamente que en el caso de resolver el tribunal que correspon-
de esta u otra sanción, se la imponga al verdadero responsable: a mí. No así a mis mandan-
A. Falta total y absoluta de intención: desde ya aclaro que nunca tuve intención
juventud (22 años) unida a mi notoria inexperiencia en esta maravillosa profesión (apenas 4
meses y diez días a la fecha de presentación de este escrito) y al afán de defender mis dere-
chos junto a los de mis mandantes me llevó a escribir con el frenesí y apasionamiento ca-
siones. Sin embargo nunca tuve intención de ofender, de agraviar ni de usar expresiones
incompatibles, ofensivas y contrarias con la conducta que exige el artículo 127 del CPCyC,
a los Sres. Camaristas y consideran que soy responsable por los escritos cuestionados, des-
de ya pido humildemente perdón por dichas expresiones, aclarando que no quise ofender,
ción amplia de esta retractación, en homenaje a las cordiales relaciones que deben reinar
entre magistrados o abogados.2 Sin embargo, bien se ha dicho que “errar es humano y per-
donar es divino” y por ende, entenderé a los Sres. Camaristas en caso que no acepten mi
pedido de perdón.
En caso que hasta aquí los Sres. Camaristas no se hayan convencido de que la san-
dencia en forma unánime y pacífica que las facultades disciplinarias que poseen los jueces
2 Cfr. Alvarado Velloso, El Juez, sus deberes y facultades, Ed. De Palma 1982, pág. 296.
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La Cámara Civil y Comercial Común también ha seguido esta línea:
“Si bien de acuerdo con lo establecido por el art.43 procesal los jueces tie-
nen facultades para cuidar el decoro y el orden en el proceso, el respeto a
su autoridad e investidura y el recíproco que se deben todos los que de
algún modo interviene en el mismo, pudiendo prevenir y sancionar cual-
quier acto contrario al deber de probidad y buena fe, así como los tendien-
tes a trabar el normal desarrollo del proceso, un aspecto delicado del ejer-
cicio de estas facultades se presenta cuando se pretende sancionar la in-
conducta de las partes y sus abogados. Al estar en juego el derecho de de-
fensa en juicio la valoración de la situación por el órgano judicial de-
be efectuarse de manera mesurada y prudente, y con criterio restric-
tivo. A la luz de pautas de razonable objetividad que configuren la con-
ciencia de la sin razón y la intención clara y visible de perturbar el proceso,
debe ser ponderada en estos supuestos la actuación de las partes (Fenoc-
chietto-Arazi, Cód. Proc. anotado, t.1, comentario art.45).”4
“El art. 43 del C.P.C.C. en concordancia con el art. 45 del C.P.C.C. de la Na-
ción, otorga a los jueces la facultad de aplicar sanciones cuando las partes y/o
terceros incurran en actos contrarios al de deber de probidad y buena fe o
tendientes a trabar el normal desarrollo del proceso. Según lo establece acer-
tadamente el Cód.Proc. C. y Com. comentado por Palacio-Alvarado Velloso,
el juzgamiento de tal conducta debe hacerse con criterio restrictivo
porque de lo contrario se puede arribar a soluciones inconciliables con la vi-
gencia de la garantía constitucional de la defensa en juicio (ob.cit. tomo se-
gundo, pág. 412), por lo que aún el caso de duda debe estarse por la no apli-
cación de la sanción, como lo resolviera la jurisprudencia citada por dichos
autores.”5
“A nuestro juicio, resulta importante recalcar –en todos los supuestos- la ne-
cesidad de respetar los argumentos de defensa, instituto que puede ser con-
culcado por una prejuiciosa o timorata interpretación judicial respecto de la
propiedad de uso de un término vertido en juicio; de ahí que por más que el
litigante se alce severa e indignadamente contra una resolución judi-
cial, si objetivamente no se afectan valores superiores como lo son el
decoro y orden de los juicios, no cabe sanción al respecto.”7
Por otra parte este criterio es el que propicia la Corte Suprema de Justicia de
la Nación, para evitar que pueda producirse una lesión al derecho de defensa.9
do en forma restrictiva la facultad conferida por el art. 43 del CPCC. Ejemplo de ello
6 Alvarado Velloso, El Juez, sus deberes y facultades, Ed. De Palma 1982, pág. 294.
7 Alvarado Velloso, El Juez, sus deberes y facultades, Ed. De Palma 1982, pág. 295.
ciones menos gravosas para evitar escritos como los que dieron lugar a la sanción de autos.
Las mismas son tan eficaces como la multa para lograr su cometido: el llamado de atención
10 Corte Suprema de Justicia de Tucumán, Sala Civil y Penal, Sentencia 877, 28/09/06.
Bien se ha dicho que la multa es una pena, no una advertencia. Por ello solo puede
Sin embargo, considero que la falta cometida, no es, ni remotamente, la peor de todas las
dente de la sala ha calificado así a mis dichos) en este expediente para ser san-
intimación judicial21.
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A mi humilde criterio, las conductas antes expuestas, todas basadas en casos
provinciales, son mucho más graves que la que han motivado la sanción en autos.
apreciado con excesivo rigor el presente caso y la entidad de la sanción resulta des-
Además, es a todas luces claro que la sanción resulta desmesurada, ya que su aplica-
ción va más allá de la finalidad de la disposición legal aunque haya sido inapropiada
posible pena aplicada en un proceso penal con todas las garantías imaginables por
delitos tales como: lesiones culposas (art. 94 del Código Penal), instigación a batirse
en duelo (art. 99 del CP), concertación de duelo a muerte (art. 103 del CP), omisión
de auxilio (art. 108 del CP), injuria (sobre un asunto que no sea de interés público,
art. 110 del CP), exhibiciones obscenas (art. 129 del CP), autorización de matrimonio
formalidades (art. 136 segundo y tercer párrafos del CP), publicación indebida de
correspondencia (art. 155 del CP), violación de secreto profesional (art. 156 del CP),
apropiación por error o caso fortuito (art. 175 del CP), tenencia de armas de fuego de
uso civil sin autorización (art. 189 bis del CP), violación de fueros (art. 242 del CP),
falsa denuncia (art. 245 del CP), usurpación de grados, títulos y honores (art. 247
segundo párrafo del CP), omisión de deberes del oficio (art. 249 del CP), abandono
de destino (art. 252 del CP), nombramientos ilegales y aceptación ilegal de cargos
(art. 253 del CP), violación de sellos culposa (art. 254 segundo párrafo del CP), viola-
ción de medios de prueba, registros o documentos culposa (art. 255 segundo párrafo
del CP), evasión por favorecimiento culposo (art. 281 segundo párrafo del CP), circu-
lación de moneda falsa recibida de buena fe (art. 284 del CP) y el uso y tráfico de
Sin pretender desmerecer el bien jurídico protegido por el art. 43 del CPCC,
debo decir que su importancia es notoriamente menor a cualquiera de los bienes jurí-
dicos protegidos por las disposiciones y tipos penales nombrados. He allí la irrazona-
bilidad de la sanción.
los escritos que dieron lugar a la sanción fueron fundamentales para el avance de este
qué habría pasado. Aunque ello tampoco justifica ningún exceso o falta de respeto.
creer que la ley, el derecho y la razón están de mi parte no es suficiente para perder la
III. – PETICIÓN.
JUSTICIA.
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