Las hojas son grandes, palmadas, alternas y se compactan en la parte terminal del tallo. El
pecíolo es largo, hueco, ligeramente curvo hacia arriba y de color verde o morado, según la
variedad. Las hojas se caen a medida que envejecen, dando paso a las inflorescencias y a
los frutos, dejando en el tronco cicatrices características.
El sistema radicular lo componen, unas pocas raíces grandes, poco profundas, con una
estructura semejante a la del tallo, pero de coloración blanca y provista de muchas raicillas
alimentadoras.
Las flores son grandes, blancas de 5 pétalos y 5 sépalos. Nacen en el tallo cerca de la
inserción de las hojas en el mismo. Pueden ser de sexo masculino, sin ovario desarrollado;
femenino, sin estambres; y hermafroditas, con estambres y ovarios. El sexo de las flores
determina el de las plantas y en consecuencia la producción y características de los frutos.
Los frutos son bayas de diferentes formas y tamaños, dependiendo del tipo de flor que los
origina, desde casi esféricos o redondeados, a cilíndricos o alargados y con pesos que
oscilan entre 200 gramos y 8 kilogramos. Están constituidos por una corteza de color verde
y rica en conductos de látex en los frutos jóvenes; y se tornan amarillos cuando alcanzan su
madurez. Su consistencia interna es comestible y es rica en azúcares, minerales y sustancias
colorantes. El color de la pulpa va de amarillo a rojizo, según el cultivar. Tiene un
contenido aproximado de 80 a 85 % de agua, sobre un 10 % de azúcar y el resto esta
representado por fibras, vitaminas y minerales y entre éstos principalmente el hierro y el
calcio. El contenido de caroteno o pro vitamina A, es uno de los más altos entre todas las
frutas. En el centro se encuentran las semillas, de color negro y ovaladas, recubiertas por
una sustancia algo gelatinosa. Sobrepasan el medio millar de semillas en un fruto de regular
tamaño.
El fruto de la papaya, tiene diferentes usos, tanto como fruta fresca, en jugos, en batidos, en
helados, como parte de las ensaladas, dulces diversos de elaboración casera o envasados
por la industria, tanto semi verdes como maduros. Algunos países de Asia, Africa y
Oceanía los destinan a la obtensión de látex. De este líquido lechoso que es abundante en
los frutos verdes, se extrae la papaina. La papaina se usa ampliamente como ablandador de
carnes y también en la clarificación de cervezas y otras bebidas. Es de gran utilidad para
suavizar las lanas, así como en el curtido de las pieles. Tiene gran aplicación en la
fabricación de caucho y además en la preparación de productos medicinales y de remedios
caseros, etc.
Existen diferentes variedades o cultivares de uso comercial. Entre las mejores figura la
variedad cubana conocida como Maradol, que fue obtenida por el esfuerzo combinado de
un matrimonio campesino, en la provincia de las Villas. La palabra maradol viene de los
nombres de María y de Adolfo, que vivían en la finca El Inglés, situada cerca del poblado
de Santo Domingo*
Otra de las variedades era la llamada criolla, que se sembraba en la región oriental de Cuba,
con rendimientos sobre las 40 toneladas por hectárea y generalmente sin mayores
problemas fitosanitarios y con gran adaptación por ser oriunda de esa zona. En Centro y
Suramérica, se conocían las variedades Maradol o mamey, también conocida como la
Cubana, la Criolla y la tipo Cartagena y la tipo Paraguanera. Existe una gran cultura en el
desarrollo de frutos pequeños o mini frutos de diferentes tipos, provenientes de la variedad
Solo.
Los 10 países que encabezan la lista de exportadores en el mundo son: Brasil, Méjico,
Indonesia, India, Zaire, Las Filipinas, China, Perú, Colombia y Mozambique. Además
tenemos a Hawai que forma parte del territorio americano, que es un enorme productor y
suple en parte la demanda de este país.
Como dato de interés, la libra de papaya en estos momentos en los principales
supermercados de la Florida oscila entre US $0.90 y US $1.20 en New York.
Como planta tropical al fin, se produce perfectamente en la zona comprendida entre las
latitudes 30 grados norte y 30 grados sur. Prospera mejor en áreas cálidas, desde el nivel del
mar hasta los 1,000 metros aproximadamente y con temperaturas entre los 25 y 30 grados
centígrados.
En sitios más elevados tienden los frutos a volverse insípidos. con menor contenido de
azúcares y con inferior calidad.
Las lluvias deben ser abundantes y bien distribuidas, desde 800 a 2,000 milímetros anuales.
La humedad ambiental también es un factor importante. Cuando es muy alta, favorece que
las plantas sean afectadas por hongos y cuando es muy baja, induce a las plantas a
transpirar en mayor cuantía, lo que tiende a desecarlas. El rango deseable es entre 70 a 85
por ciento.
Los vientos fuertes influyen desfavorablemente, porque pueden provocar las caídas de las
plantas, debido a que el sistema radicular de las mismas es superficial, así como a sus
grandes hojas y a sus pesados frutos. En ese caso deben emplearse cortinas rompevientos o
barreras. La luz debe ser abundante, ya que influye en el sabor y en el color de la pulpa.
Los suelos pueden ser diversos, los mejores para el cultivo son los sueltos, francos, con
adecuado contenido de materia orgánica, profundos y de buena retención de humedad.
Deben permitir un adecuado anclaje y poder extraer fácilmente los nutrientes y el agua, esto
significa un suelo profundo libre de rocas y de capas compactas, que impidan el desarrollo
de sus raíces.
Los suelos con buen drenaje ya que los excesos de humedad causan amarillamiento en las
hojas nuevas y la caída prematura de las inferiores y también favorece la pudrición de la
base del tallo y del sistema radicular. Estrechamente ligados al drenaje está la textura del
suelo, o sea la proporción de arena, limo y arcilla y de la estructura o cantidad, tamaño y
firmeza en que estas partículas se unen para formar terroncitos. En general los suelos
granulados y los arenosos tienen mejor drenaje que los pocos granulados y los arcillosos.
En síntesis, este cultivo es exigente en cuanto al exceso así como al defecto de la humedad,
tampoco debemos someterlos a suelos donde las raíces estén en contacto permanente con el
agua o permanezcan sin la humedad mínima requerida por periodos de tiempo que agilicen
la deshidratación de sus hojas y mucho menos en el proceso de floración.
En cuanto a la salinidad es bastante tolerante en comparación con la mayoría de los otros
cultivos, pero no es aconsejable plantarla en suelos con este tipo de problema.
La fertilidad del suelo es de menor significación que las características físicas, ya que
disponiendo de fertilizantes se puede obtener rendimientos atractivos, en suelos con bajo
nivel de elementos nutritivos
SEMILLAS
Para obtener semillas es necesario en primer lugar, seleccionar los frutos y preferiblemente
las flores de donde provienen, ya que esto determina en buen grado, el tipo de fruto que
dará la plantación, así como la producción y calidad de los mismos.
Las diferentes flores de la papaya varían desde flores masculinas, femeninas, hermafroditas
y aún entre ellas una gran variabilidad de sexos intermedios.
Las flores masculinas o de plantas machos, presentan un gran número de flores, dispuestas
en racimos colgantes. La flor es tubular al estar los pétalos unidos, tienen 10 estambres por
los que pueden fecundar tanto las flores femeninas como hermafroditas, pero por tener el
ovario atrofiado no pueden fructificar por si mismos y se les llaman machos constantes.
Puede ocurrir una fecundación raramente en los machos lábiles en los cuales el ovario se
desarrolle y puedan lograr un pequeño fruto, colgando de un solo pedúnculo, pero sin valor
comercial.
Los frutos provenientes de flores hermafroditas son grandes, carnosos, cilíndricos y con
lóbulos. Las semillas de éstos son las que tienen mayores probabilidades de originar plantas
productivas con frutos de características deseables. Presentan en la base una cicatriz más o
menos circular.
El sexo de las plantas se reconoce cuando se inicia la floración, entre los 5 y 6 meses
después del trasplante. Pero esto resulta tardío ya que en ese momento se corre el riesgo de
que un alto por ciento sean plantas machos. Para evitar que esto suceda, conviene
seleccionar las semillas de aquellos frutos redondeados con la cicatriz basal en forma de
pentágono, típico de plantas femeninas, o de frutos alargados o cilíndricos, que caracterizan
a las plantas hermafroditas.
Revisemos:
b) Si la semilla proviene del cruce de una flor hermafrodita con una femenina, la mitad de
las plantas serán hembras y la otra mitad hermafroditas. Todas capaces de fructificar.
c) Si la semilla proviene del cruce de una flor hermafrodita con otra hermafrodita, o hay
autofecundación, las dos terceras partes serán hermafroditas y una tercera parte serán
hembras.
Para que todas las plantas sean productivas, conviene que las semillas provengan de cruce
de flores hermafroditas por femeninas y/o hermafrodita por hermafrodita. Sin embargo, el
cruce de flores femeninas por hermafroditas es naturalmente poco probable. Con este
objetivo es recomendable hacer la autofecundación de las flores hermafroditas. o fecundar
las flores femeninas con polen de flores hermafroditas.
Otros factores a tomar en consideración. Conviene tomar la semilla de plantas sanas, de alta
producción y de floración y fructificación temprana, es decir que comiencen a dar frutos
alrededor de los seis meses después de sembradas. También frutos maduros, grandes
distribuidos uniformemente en el tallo, de sabor dulce, con superficie externa lisa, sin
lomos y surcos y con una cavidad interna pequeña.