De esta manera, podemos debatir acerca de dos posturas sobre el desarrollo y crecimiento de los
pueblos primigenios de América, dos escuelas de la antropología que son distintas pero que buscan
un soloobjetivo: el de conocer de manera más certera cómo acaeció el desarrollo del hombre
americano.
Por su parte, el difusionismo “sostiene que existen las civilizaciones y culturas que, dependiendo del
lugar y el momento, entraban en contacto y penetraban unas en otras; que a través del préstamo
mutuo se producía entre ellas un proceso de fusión y compenetración; que nunca se interrumpió el
dinámico proceso de comunicación, traducido en un diálogo fecundo y un intercambio tan vívido
como complejo”.2
Con estas dos vertientes de la antropología nos abocaremos a ver cuál es la postura de algunos
autores con respecto al desarrollo del hombre americano en sus diferentes áreas.
El profesor Luis Felipe Bate hace referencia a que las evidencias sobre el poblamiento temprano de
Américahasta hoy existentes, no “ofrecen la confiabilidad mínima necesaria como para aceptar la
pertenencia de supuestos pueblos culturalmente diferentes ni cronológicamente precedentes de los
demás pueblos de cazadores recolectores cuya existencia está bien documentada de que eran
capaces de producir puntas de proyectil bifacial desde el doceavo milenio A. P.”3
1
Kyszard Kapuscinski, Encuentro con el otro, México, Anagrama, 2009,págs.49 y 50.
2
Ibídem.
3
Luis Felipe Bate, “Sobre el poblamiento temprano de Sudamérica (resumen)”, en Unión internacional de
Ciencias Prehistóricas y Protohistóricas. X congreso. Actas, México, UISPP, 1982, pág. 423-427.
Para ello aduce a dos clases de evidencia:1) que los sitios en donde se han encontrado restos
arqueológicos “carecen absolutamente de confiabilidad como argumentos a favor de las
interpretaciones de que son objeto” y 2) que “el grueso de materiales atribuidos a estos supuestos
pueblos ‘primitivos’ proviene de colecciones de superficie y más específicamente de canteras o
talleres”.4Añade además 3) los criterios para dichas interpretaciones de la tipología, en el proceso de
trabajo y fases de elaboración de instrumentos que implica la talla de la piedra.
El profesor Luis Bate supone que cuando el hombre ingresó a América pudo haber traído ya una
industria de tipo Paleolítico medio. Ya que la evidencia disponible “muestra que hacia el 12.000 a. p.
había por lo menos tres grandes poblaciones diferenciables en sus manifestaciones culturales y
cubriendo ya casi todo el continente”.5
Para ello, el autor nos refiere que existen dos “horizontes” aceptados por la mayoría de los
arqueólogos que poseen puntas de proyectil distinguibles, pero Luis Felipe Bate propone un tercer
conjunto, que se refiere específicamente para la parte Sur de América.
El primer conjunto tiene como eje de dispersión la Cordillera de los Andes, cuyo utillaje lítico está
realizado exclusivamente del material encontrado a su disposición y su forma se adapta a la
explotación de distintos recursos. El segundo conjunto se enmarca en el período tóldense (de los más
antiguos de América del Sur); característico de éste son los proyectilestipo “cola de pescado”,esto es
hacia el 11.000 a. p. y se encuentran en el conjunto Cueva Fell, ante esa evidencia el profesor Luis
Felipe dice que “lo único que puede afirmarse es que no constituyen una derivación austral del
‘complejo el Llano’ en Clovis, cuyas flechas más tempranas son prácticamente contemporáneas a las
de la Patagonia”.6
En el tercer conjunto el autor menciona que hubo una “distribución geográfica en toda la parte
septentrional de Sudamérica, desde la costa hasta las tierra altas del interior, entre el extremo norte
del Perú por el Pacífico y por Minas Gerais por el Atlántico brasileño”. 7 Estas regiones estarían
representadas porlos sitios de Chorrillos y Talara en el Perú; el “complejo vegas” en Ecuador; El Abra,
Sueva-1, Tibitó en Colombia; Guayana en Venezuela; la zona de Lagoa Santa en Brasil.
El utillaje lítico localizado en esas zonas no es muy especializado pero sí suficiente para la
explotación de los más variados recursos de caza y recolección. Como lo eran cuchillos, raspadores,
perforadoresy puntas de proyectil. Además Luis F. Bate hace mención de que se hizo talla de
4
Ibíd. pág. 424.
5
Ibíd. pág. 425
6
Ibíd. pág. 426
7
Ibídem. 426
materiales que se encontraban más disponibles, o sea, que estaban cerca de la habitación, a lo cual
nos remite a que no es que estuvieran más atrasados tecnológicamente ni que tuvieran menos
eficiencia productiva.
Ante estos planteamientos profesados por el profesor Luis Bate, podemos deducir que él se vuelca a
que fueron respuestas culturaleslas que se expresaron en los primeros pobladores de América del
Sur. Las necesidades impuestas por el medio motivaron asimismo respuestas que pudieron haberse
extendido por el área como bien menciona Luis Felipe Bate refiriéndose a las puntas “cola de
pescado”: “es del todo claro que todas las demás manifestaciones de la presencia de los portadores
de estas puntas, de amplia dispersión en el área de llanuras orientales del Cono Sur, hayan
alcanzando buena parte del sur brasileño”.8
Con respecto al Centro y Norte de América podemos ver, según François Rodríguez-Loubet que
podría haberuna manera de establecer pruebas acerca de la asincronía de los fenómenos
paleoclimáticos de Europa y América,de los cuales se puede partir para la comprensión de los
períodos prehistóricos, sobre todo aquellos que hayan obligado a ciertos grupos de Asia a emigrar
hacia el Nuevo Continente.9
La forma de embudo que tiene la parte de América del Norte y Sur permitió un goteo de humanos de
la primera parte a la segunda, pero la datación de los restos encontrados tan discontinuo hace difícil
hacer una periodización que convenza a todos. Por ello, el autor propone una periodización con un
panorama más general a partir de los trabajos de Lorenzo, Mac Neish y NelkenTerner10
A partir de los trabajos de Ales Hrdlick se han dejado pocas esperanzas de situar al hombre en
América antes del pleistoceno. Así pues, la prehistoria de Mesoamérica comienza con el
descubrimiento del hombre de Tepexpan,aunque tampoco a partir de élpuede situarse una escala
cronológica exacta y única. Pero Mac Neish en sus investigaciones “pone en evidencia un maíz
primitivo, estableciendo nexos entre ciertos niveles de sus excavaciones y otros de suroeste de los
Estados Unidos”.11
Es así que el autor del artículo propone la clasificación siguiente para el estado actual de los
conocimientos:12