(Primera Parte)
Hoy vamos a empezar otra carpeta de las Siestas. Ya les conté que
las carpetas de la Siesta Inolvidable traen grandes acontecimientos y
transformaciones. Esta carpeta de hoy relaciona el siglo XX con el
siglo XVIII de una manera muy especial.
Bueno, les voy a contar una historia muy curiosa acerca de la sociedad que fue
transformada más profundamente en menos tiempo. En la segunda mitad del
siglo XVIII Inglaterra era todavía una sociedad aldeana y sus caminos eran
deplorables. Baches, lodazales, zanjas y hundimientos hacían que las rutas
fueran casi imposibles de transitar. Incluso, algunas de esas vías eran apenas
huellas.
Pero yo les prometí una historia curiosa y aquí va: al escocés le llovían los
trabajos públicos para hacer caminos con sus piedritas por toda Inglaterra, y el
hombre era muy estricto. Exigía todo el tiempo a los trabajadores que usaran
piedras pequeñas en la tarea, según lo indicaba su método. Ahora, para los
trabajadores era un dilema: ¿cómo darse cuenta si una piedra era lo
suficientemente pequeña? El escocés no era un tipo de explicar mucho y dijo
lo siguiente: si una piedra no cabe en la boca de un hombre, entonces no sirve
para este fin. Parecía que a todo el mundo le quedaba claro. Pero no.
Resulta que en una ocasión el escocés se las tomó con un obrero viejo
acusándolo de usar piedras demasiado grandes. Entonces, el obrero, con cara
de odio, se metió una piedra bien grandota en la boca – por supuesto que no
fue para bajarle un discurso -. Pero, ¿qué pasaba? El tipo no sólo tenía la boca
muy grande, sino que, además, se había quedado sin dientes. A partir de ahí,
parece que el escocés antes de tomar a un nuevo empleado le revisaba la boca
porque le podía salir un pavimento intransitable.
Bueno, pero lo cierto es que el invento de Mac Adam se tradujo en una red de
caminos que permitió la circulación fluida de personas, bienes e ideas por toda
Inglaterra.
¿Y qué tiene que ver esto con los caminos de Inglaterra del siglo XVIII?
Bueno, hoy les empiezo a contar sobre los tres o cuatro inventos que describe
Martin Hadis que fueron los que dispararon la Revolución Industrial, el
cambio de era. Y fue en ese ambiente de una sociedad que se transformaba a
toda velocidad y que permitía viajar mucho más, fui allí que creció aquel
antepasado de Borges, viajero y cosmopolita como él. Esta es una historia en
tres partes que concluye con los asombrosos parecidos entre aquel tatarabuelo
que vivió los albores de la Revolución Industrial y su descendiente, nuestro
autor de “Ficciones”.
Pero volvamos a lo que les había prometido: ¿Cuáles fueron los grandes
inventos que provocaron la Revolución Industrial?