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Título: El Ejemplo de una fe Genuina. Lugar: Iglesia Cristiana Neza


Pasaje: Santiago 2:25-26 (Josué 2:9-11) Fecha: 07 de Noviembre de 2010
Propósito: Confrontar, Auto examinar, Exhortar.
Idea Central: La Fe que salva es una Fe que actúa.

Santiago ha explicado muchas características de la fe falsa, el tipo de fe que


dice creer en Cristo, pero niega sus afirmaciones al no vivir de acuerdo al tipo de vida
que Cristo demanda de todos sus seguidores.

Por ejemplo, hemos estudiado que:


1. La falsa Fe tiene una confesión falsa (vana o inútil v.14)
2. La falsa Fe tiene una falsa compasión (v.15-16)
3. La falsa Fe no está depositada en Cristo (v.17)
4. La falsa Fe no tiene a Dios como el centro de su adoración (v.17)
5. La falsa Fe no obtiene su fortaleza y poder del Espíritu Santo (v.17)
6. La falsa Fe no se deja gobernar por la Autoridad de las Escrituras (v.17)
7. La falsa Fe tiene una Convicción del pecado Superficial (v.18-20)

Al mismo tiempo, hemos estudiado el ejemplo de Abraham. Un hombre


cuya fe fue probada por Dios, y al final fue madurada a través precisamente de las
pruebas. Cuando estudiamos sobre Abraham, aprendimos que la fe no es saber o
conocer algo acerca de Cristo, sino obedecer sus mandamientos; además vimos que
son necesarias las obras para todo creyente.

El día de hoy vamos a estudiar un ejemplo más de la fe que se manifiesta por


las obras de obediencia y confianza en Dios. El texto guía es Santiago 2:25-26, sin
embargo vamos a pasar la mayor parte de nuestro tiempo en Josué 2:9-11. El título de
esta predicación es Las Confesiones de una Fe Genuina. Hoy estudiaremos 3
confesiones de Rahab que nos muestran el tipo de obediencia que debes practicar
en tu vida.
La primera confesión está en el v.9 y es La Soberanía de Dios
En segundo lugar, en el v.10 confiesa El Poder de Jehová
En tercer lugar, en el v.11 confiesa La Supremacía de Jehová

1. Veamos primero la Confesión de la Soberanía de Jehová.


Josué 2:9 dice lo siguiente: “…y dijo a los hombres: Sé que el SEÑOR os ha dado la
tierra, y que el terror vuestro ha caído sobre nosotros, y que todos los habitantes
de la tierra se han acobardado ante vosotros.”
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Después de la muerte de Moisés al final de Deuteronomio, Dios llama a


Josué para que dirija al pueblo de Israel dentro de Canaán, para poseer la tierra que
Dios había jurado entregar a la descendencia de Abraham, Isaac y Jacob.

Una vez que Josué fue confirmado por Dios como el sucesor de Moisés, la
primera prueba que tiene Josué es la de introducir a los israelitas dentro de las
primeras ciudades para poder ganar terreno en contra de todos los habitantes de la
región de Canaán, y la primera ciudad con la que se encuentran es Jericó

Para evitar que el pueblo se volviera a rebelar (ya que lo habían hecho con
Moisés según el libro de los Números), Josué escoge a 2 hombres de confianza y los
manda en “secreto” para inspeccionar la tierra de Jericó.

Los manda en secreto por 2 razones: primero para evitar que se divulgara la
noticia y llegara a oídos del rey de Jericó; y la segunda razón es para que, si en un
momento determinado los espías entregaban malas noticias, el pueblo no se
entristeciera y se rebelara, así como lo hicieron con Moisés.

Llegan estos hombres a la casa de una prostituta llamada Rahab, y ella los
hospeda. Después de que las noticias corren por la ciudad y se da aviso al rey de los
espías, soldados de Jericó vienen a Rahab para pedirle que entregue a los espías. Ella
argumenta que no sabía quiénes eran y que después se fueron de su casa. En otras
palabras, miente para salvarlos de los soldados de Jericó.

En fin, hay más detalles de la historia que estudiaremos más adelante, pero
lo interesante es la confesión que Rahab hace a estos 2 espías acerca de Jehová,
acerca de Dios.

Esta mujer gentil, cuyo conocimiento y preparación seguramente estaban


muy limitados (recordemos que era una prostituta), realiza una confesión que deja
manifiesto el conocimiento que Dios le ha permitido tener de él mismo. No es una
frase que se le ocurrió en ese instante, sino que lo que está comunicando es una
comprensión del Dios al cuál se está refiriendo.

La palabra “sé” significa tener un conocimiento que se ha adquirido por


medio de la observación y la reflexión. Esto es, Rahab ha escuchado sobre las obras
maravillosas que Dios ha estado haciendo con el pueblo de Israel. Pero hay algo
particularmente interesante en esta palabra: este tipo de conocimiento solo puede
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crecer en un corazón dispuesto. En Éxodo 5:2 Faraón niega conocer a Dios porque
no hay una disposición en su corazón de conocer Quién y Cómo es Dios. Pero para
esta mujer, los hechos de Jehová han dejado en claro un conocimiento para ella:
esa tierra la entregará en manos de los israelitas.

Sin haber estado familiarizada con la historia de los patriarcas, ella reconoce
el cumplimiento de la promesa de Dios a Abraham, Isaac y Jacob: a tu descendencia
daré esta tierra.

Pero notemos además lo que dice a continuación Rahab: “Sé que el Señor…”
su confesión no se centra en el poder militar de los israelitas; tampoco se centra en
la capacidad estratégica de hombres como Josué o Caleb; y mucho menos se centra
en la aparente protección que puede proveerles las murallas de Jericó.

Ella se centra en una sola cosa: La Soberanía de Dios. Esta es la primera


confesión de Rahab que nos ejemplifica el tipo de obediencia que debemos
practicar en nuestra vida.

Pero observemos las siguientes declaraciones: habla sobre el terror de los


israelitas. ¿Este terror proviene de los israelitas realmente? No, el terror que emanan
proviene de Dios. Debido a que Dios es quien ha entregado la tierra al pueblo de
Israel, Él mismo es quien hace que los guerreros israelitas transmitan terror a las
naciones vecinas. Esa es la razón por la que la tierra de Jericó tiembla ante el pueblo
de Israel: Dios es su protector.

2. En segundo lugar está la Confesión del Poder de Jehová


El v.10 continúa: “Porque hemos oído cómo el SEÑOR secó el agua del mar Rojo
delante de vosotros cuando salisteis de Egipto, y de lo que hicisteis a los dos reyes
de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán, a Sehón y a Og, a quienes
destruisteis por completo.”

Observemos la segunda confesión de Rahab donde reconoce el Poder de


Jehová: hemos oído cómo el SEÑOR secó el agua del mar Rojo…” Rahab ha
reconocido la Soberanía de Dios al entregar por su propia voluntad la tierra de
Canaán a Israel, ahora reconoce el poder que de Dios ha escuchado.

La noticia que ha llegado a oídos de Rahab, solo puede producir 2


resultados: creer lo que ha escuchado; o rechazar la verdad. El hecho de que Rahab
haya reconocido la Soberanía de Dios, deja claro que ha creído en el poder de Dios.
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El diccionario Vine dice con respecto a la palabra oír “Tener un corazón que sabe
escuchar, significa tener entendimiento y discernimiento”.

Eso es exactamente los que está manifestando Rahab: no solo ha escuchado


de las maravillas de Dios, sino que las cree y de esta forma es una persona que
entiende Quién es Dios. Más adelante veremos esto con mayor claridad, pero cabe
señalar lo siguiente: ella entiende que no se trata de una deidad más que trata de
conquistar su territorio, ella entiende (y lo explica con los ejemplo que da) el poder
tremendo que sale de la mano de Dios con el objetivo de introducir a Israel a la
tierra de Canaán.

Observemos el temor que permea la atmosfera de Jericó: “hemos oído lo que


les hicieron a los reyes de Sehón y Og”; y observen la parte final del verso: “a
quienes destruiste por completo”.

Esa fue la orden de Dios a Moisés: destruye por completo a estos reyes.
Según el registro de Números 21:21-26, 33-35 (LEER). Dios es quien ha entregado
en las manos de Israel todas las cosas. Rahab comprendió mejor que muchos de los
israelitas este hecho, ya que ella sí reconoce el poder de Jehová.

Al hablar del poder de Dios, Rahab no solo se refiere a su poder sobre la


naturaleza (como lo indica la primera parte del versículo), sino también a su poder
sobre la fuerza que da a los guerreros de Israel. Números 21:34 es muy similar en su
estructura a la del 2:9: Jehová los ha entregado. Esto es asombroso. Solo Dios tiene
el control y gobierno total de todas las cosas, y es algo que está reconociendo Rahab.

3. Finalmente, está la Confesión de la Supremacía de Jehová


Finalmente, el v.11 apunta lo siguiente: “Y cuando lo oímos, se acobardó nuestro
corazón, no quedando ya valor en hombre alguno por causa de vosotros; porque
el SEÑOR vuestro Dios, El es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra.”

Al final, Rahab hace una confesión que deja claro que su confianza está
puesta totalmente en el Dios de Israel, y no en sus deidades. La primera parte de
este versículo es una repetición de la idea del v.9, donde ha transmitido el hecho de
que los habitantes de Jericó tienen terror de Israel por causa de Jehová, y que
literalmente están “derretidos” o son como el agua, no tiene fuerzas para ponerse en
pie ni valor para enfrentar al pueblo de Israel.
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Pero la confesión interesante está en la parte final del versículo: el Señor


vuestro Dios, Él es Dios… arriba en los cielos y abajo en la tierra. La confesión más
grande de una fe genuina en Dios, no solo reconociendo su soberanía y su poder,
sino su supremacía muy por encima de todas las deidades que ella había conocido
en Jericó.

Esta exclamación revela una convicción genuina de fe en Dios. Ninguna


persona puede hacer una confesión similar a menos que el Espíritu de Dios haya
obrado en su corazón para mostrarle la Majestad de Dios a través de los atributos
que hemos estudiado.

Presenta a Jehová como el incomparable soberano gobernante del universo


que no tiene quien le pueda igualar en poder, en autoridad, en majestad, en
nombre, etc. Esa es la razón por la que exclama: “Él es Dios”. No hay otro que
pueda igualarse a Él. Nadie es como Él.

Ahora, es necesario que le preguntemos al texto ¿Cómo pudo esta mujer


pagana, pecadora, gentil obtener un conocimiento tan preciso y profundo de Dios, al
grado que ahora le confiesa como el único soberano del universo? ¿De donde obtuvo
su conocimiento?

La respuesta está en el versículo 10. En ese verso nos explica cuál fue la
fuente del conocimiento por medio del cual ella supo de Dios, de Jehová. Leamos
nuevamente el v.10: “Porque hemos oído cómo el SEÑOR secó el agua del mar
Rojo delante de vosotros cuando salisteis de Egipto,” tan solo en esta primera parte
del verso podemos apreciar todo lo que necesitamos saber.

El Dr. MacArthur comenta lo siguiente: “Rahab no solo reconoció que el


Dios de Israel era el verdadero Señor, sino que es obvio que confiaba en Él. Aunque
sin duda no sabía nada de la salvación como la entienden los cristianos, o aun como
la entendían los israelitas de la antigüedad, su corazón era recto delante del Señor, y
Él por su gracia aceptó la fe de ella por justicia”. Fin de la cita.

Dios en Su soberanía permitió que al escuchar las maravillas que Él había


hecho, ella fuera salvada. Romanos 10:17-21 explican esto con más detalle,
particularmente el v.20

Pero es necesario hacer una pregunta: Hemos estudiado la forma en la que


Rahab confesó su fe en Dios. Al compararlo con Santiago 2:25 podríamos decir que
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hasta este punto solo ha afirmado tener fe, y la pregunta obligada es ¿Cómo
demuestra en sus acciones que en verdad tiene fe en Dios, el Único Dios?

Hemos estudiado que es fácil hablar de tener fe, pero lo importante no es


hablar o saber algo acerca de Dios, lo importante es demostrarlo con acciones
objetivas.

Observe las obras de Rahab:


a) v.1 Recibe a los espías y los hospeda. Hospedar significa proveer no
solo de un sitio para descansar, sino también una provisión de
alimento. Además de tener una disposición en el corazón de servir.
b) v.3 Desobedece a sus autoridades civiles con el objeto de guardar la
vida de los siervos de Dios
c) v. 4 Provee de un escondite seguro para los espías
d) v.4 Provee seguridad a costa de su propia vida
e) v.4 Finge ignorancia sobre el origen y las intenciones de los espías
(miente para salvarlos)
f) v.5 Engaña a los soldados de Jericó, dándoles falsas esperanzas de
encontrar a los espías si los persiguen
g) v.6 Coloca a los espías en el lugar más seguro para su escondite
h) v. 12 Trata con bondad a los espías…
i) v. 15 Les provee de instrucciones precisas para un escape seguro
(además de otros recursos)
j) v.16 Les instruye sobre el tiempo que deben pasar escondidos en las
montañas

Santiago habla de que Rahab realizó 2 obras concretas a favor de los espías:
primero, los hospeda en su casa. Pero al leer Josué 2:1-6 nos damos cuenta de que
cada una de las acciones en esta sección forma parte del hospedaje que brindó a los
espías. Ya conocía a Dios, temía Su Nombre, lo reconocía como el Único Dios
verdadero y probablemente oraba a Él, y esa es la razón por la que brinda ayuda a los
espías.

Y la segunda obra que realizó según Santiago, fue la de enviarlos por un


camino diferente. Pero el relato de Josué a partir de los vv.15-16 explican diferentes
acciones que hizo Rahab para que la huída de los espías fuera exitosa.

¿Por qué lo hizo? Porque su fe estaba en el Dios verdadero, el Dios de los


cielos y la tierra. Ella no solo hizo confesiones acerca de creer en Dios, manifestó con
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cada una de sus acciones el deseo que tenía de obedecer al Dios verdadero y
someterse a Él. Santiago termina este capítulo recordando lo que ya ha enseñado
anteriormente: la fe que no tiene obras está muerta en sí misma.

Al comienzo de este capítulo Santiago nos llama a obedecer la Ley Real o de


la Libertad. Esto significa que todos nosotros debemos obedecer una ley específica en
las Escrituras, pero ¿Cuál es esa Ley?

Cuando Dios le dio las leyes a Moisés en el Libro de Éxodo y Levítico, hace
una diferencia entre la ley. Éxodo 20 (ustedes lo recuerdan) nos habla de lo que es la
Ley Moral (los cuales son resumidos por Cristo en Mateo 22:36-40), donde se explica
la relación correcta que el hombre debe tener: en primer lugar con Dios
(mandamientos 1-3); en segundo lugar en la adoración hacia Dios (4° mandamiento);
y finalmente en su relación con el hombre (5-10 mandamientos).

El libro de Levítico habla casi exclusivamente de la Ley Ceremonial. Esto es,


cada uno de los rituales que el pueblo debía hacer para expiar su pecado, todos los
sacrificios que debían realizar los sacerdotes para limpiar la culpa y el pecado del
pueblo, para purificarse de la lepra, etc.

Y hay otro tipo de ley, que es la Ley Civil. Esta ley es una aplicación o
cumplimiento de la Ley Moral en la vida de las personas. Santiago ha estado haciendo
referencia a esta ley a medida que avanza en su escritura.

Así que ¿Qué diferencia hay entre la enseñanza de Pablo y Santiago? La


diferencia radica en lo siguiente:

Pablo habla de que el cristiano no puede vivir bajo la Ley Ceremonial.


Ninguno de nosotros debe realizar sacrificios para expiar sus pecados. Nadie debe
ofrecer ofrendas de cereal, animales, machos cabríos, etc. Esas son ceremonias que el
pueblo de Israel debía hacer para que Dios perdonara sus pecados.

Pero Santiago no está dando un énfasis en las ceremonias, sino en la


conducta moral y civil que la Biblia enseña. El resto del Nuevo Testamento apunta al
cumplimiento de la Ley Moral. Nadie está exento de cumplir los 10 mandamientos
(excepto el 4°). Así como es una responsabilidad de los judíos obedecer los 10
mandamientos, también es una responsabilidad de cada uno de nosotros obedecerlos.
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Cuando Santiago llega a la sección de la justificación por las obras (2:14-26) remarca
aún más su deseo de que su audiencia obedezca los mandatos morales de la ley de
Dios. En realidad Santiago está haciendo eco de la enseñanza de Cristo en el Sermón
del Monte.

Santiago quiere explicar lo siguiente: Todo cristiano verdadero, al ver los


mandatos en la Palabra de Dios, tiene un celo por obedecerlos y llevarlos a cabo.

Si escuchamos la Palabra de Dios pero no la obedecemos, entonces no tenemos


beneficios espirituales, y tenemos el mismo tipo de fe que los demonios.

1) Si la exposición de la Palabra de Dios no te redarguye de tu pecado, entonces no


estás siendo beneficiado de escuchar la Palabra de Dios.
2) Si la exposición de la Palabra de Dios no te causa dolor por tu pecado, entonces
no tienes un beneficio de escucharla.
3) Si la Palabra de Dios no te conduce a confesar tu pecado, entonces no tienes
beneficio de escucharla
4) Si la Palabra de Dios no te produce un profundo aborrecimiento por el pecado,
entonces no tienes beneficio de escucharla
5) Si la Palabra de Dios no te hace abandonar tu pecado, entonces no tienes
beneficio de escucharla
6) Si la Palabra de Dios no te fortalece contra el pecado, entonces no tienes
beneficio de escucharla
7) Si la Palabra de Dios no te aleja del pecado, entonces no tienes beneficios de
escucharla

Podrás escucharla, podrás decir que la entiendes, podrás creer que hay cambios en tu
vida, pero si no se confronta tu pecado, entonces no te sirve de nada escuchar la
Palabra de Dios; significa que tu corazón está tan endurecido como el de Faraón,
quien se negó a obedecer a Dios.

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