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La Junta de Andalucía, el escándalo de los ERE

La Junta de Andalucía, cargos del PSOE y sindicalistas están en el punto de mira de


varios escándalos de financiación irregular que aunque puedan parecer distintos, nos
llevan todos al mismo sitio, algunas personas, varias, se han financiado personalmente
con el dinero de todos, en particular el que estaba destinado a ayudar a los parados.

Se habla de varios casos, el Mercasevilla, el de Riotinto, el de Matsa, etc..

MERCASEVILLA y otros ERE

Un ERE es un procedimiento jurídico reglado que sólo puede conceder la


Administración Pública, que es la que cuenta con la potestad administrativa necesaria, y
en Andalucía, esa competencia es de la Junta de Andalucía a través de la Consejería de
Empleo. Dicha Consejería, normalmente a través de sus Delegaciones Provinciales
concede el ERE y fiscaliza la lista de personas que pasarían a la jubilación anticipada
con ayuda de fondos públicos, una vez estudiada la situación económica de la empresa
en cuestión. Estos fondos han alcanzado unos 700 millones de euros en los últimos
años.

Los informes policiales denuncian que las irregularidades detectadas consistían en falta
de fiscalización del dinero público ya que varios ERE se hacían a través de una empresa
pública llamada IFA (hoy se conoce como Agencia Idea) que al no pertenecer a la
Administración General de la junta gestionada por empleados públicos, carecía de los
controles jurídicos necesarios para ofrecer garantías de imparcialidad.

Llaman la atención casos como el de María José Rosa Aparicio, que fue contratada a
dos meses de cumplir 65 para aparecer como perceptora de una ERE ha cobrado 1,3
millones de Euros. La contrataron 2 meses antes de jubilarla, en pleno proceso de la
ERE.

Pero no solo hay contrataciones sospechosas. Hay beneficiarios de ERE de empresas en


las que ni siquiera han trabajado. Como por ejemplo Antonio Garrido Santoyo, el ex
dirigente del PSOE de Baeza, Jaén, que se coló en el 2007 en la regulación laboral de
Mercasevilla. Y también están saliendo “intermediarios”, como el ex sindicalista Juan
Lanzas y el comercial de Vitalia Francisco González, cuyo objetivo era “percibir ellos
mismos las cantidades previstas para los prejubilados”. Según el atestado policial.

Se han detectado 39 nuevos falsos prejubilados más.

La policía, en una investigación tutelada por la jueza Mercedes Alaya, sostiene que la
Junta de Andalucía destinó 647 millones de euros desde 2001 para ayudas
sociolaborales, saltándose de forma “total y absoluta” los procedimientos establecidos.

La Junta lleva años aprobando y financiando ERE en empresas privadas y una pública
(Mercasevilla). El atestado policial incide en que las empresas beneficiarias no
solicitaban la ayuda pública, sino que se les ofrecía. Es decir, en los expedientes no
consta ni una sola solicitud de ayuda por parte de las empresas beneficiarias,
simplemente se les ofrecía por “intermediarios o algún responsable de la Consejería de
Empleo”. La investigación sugiere la “anuencia” de algún alto cargo autonómico (aparte
del ex director de Trabajo) y que dicho alto cargo también puede haber cobrado
comisiones.

El pleno del Parlamento andaluz ha rechazado, con los votos del PSOE, una petición del
PP de Andalucía de la creación de una comisión de investigación en la Cámara sobre la
gestión por parte de la Consejería de Empleo y el Servicio Andaluz de empleo, en el
ámbito de sus competencias, de los expedientes de regulación de empleo autorizados a
Mercasevilla. Por lo visto no es ni “necesaria, ni conveniente”.

Empresas como DHUL de NUEVA RUMASA están investigando si hay casos de


“presuntos prejubilados” en sus procesos de ERE.

MIAS DE RIOTITO

Este caso ha supuesto más de 120 millones de euros a las administraciones. La gran
paradoja, destila ABC, es que probablemente hubiera bastado con un crédito puente de
unos seis millones de euros para garantizar la supervivencia de la empresa, ya que en
septiembre de 2003 los precios del cobre empezaron a remontar y pronto se situaron por
encima del coste operativo.

Aquí hablamos de una extinción de contratos pactados entre la Consejería de Trabajo de


la Junta y los sindicatos de las Minas de Riotinto. Las minas subterráneas habían
cerrado en 1987, pero en el expediente se consideró abierta la mina hasta el 2001.

El expediente fue acordado únicamente entre los sindicatos de la empresa y la


Consejería, ya que la empresa se negó a firmar, por las irregularidades contenidas.

Se certificó que todo el personal afectado- más de 400 trabajadores- había trabajado en
la mina el tiempo necesario exigido (hasta el 2001) y se certificó que el numeroso
personal había estado asignado a los puestos más insalubres, aquellos que aportan más
beneficios a la hora de calcular las asignaciones económicas. Por ello, el personal
administrativo, los trabajadores de la mina a cielo abierto y de la planta de procesado
aparecían como mineros subterráneos, es decir, la Junta abaló que las señoras de la
limpieza trabajaban en la mina, en puestos de riesgo.

Esta medida dio lugar a escenarios laborables absurdos como que en el expediente
aparecieran 80 personas trabajando de jumbistas, cuando solo había 3 jumbos
(maquinaria utilizada para la perforación de barrenos).

Pese a recibir diversas ayudas como un crédito del IFA (Instituto de Fomento de
Andalucía) de nueve millones de euros, y un ICO de 6 millones, la sociedad, controlada
accionarialmente por las centrales sindicales se vio obligada a vender la empresa en
septiembre del 2001 por valor de 1 euro a un grupo de profesionales que esperaban
reflotar el negocio ante una posible mejora en los precios del cobre. No obstante, por
varios problemas con los sindicatos, en el 2003 la empresa solicitó un expediente de
extinción de contratos que fue rechazado por la Junta de Andalucía, que si aceptó el
presentado por la representación laboral de la empresa. Y esto fue lo que acordaron.

De este modo fraudulento se logró que personas de 42 años, sin haber pisado la mina
subterránea en su vida, alcanzaran reducciones de diez años gracias a la aplicación de
coeficientes reductores falsos del 50 % a la totalidad de su vida laboral.

EL CASO MATSA

La Junta de Andalucía concedió una subvención de diez millones de euros a la empresa


minera Matsa (Minas de Aguas Teñidas) después de una larga tramitación
administrativa. La nota curiosa es que la hija del ex presidente de la Junta de Andalucía,
Manuel Chaves trabajaba allí, lo cual presenta un posible conflicto con la Ley andaluza
de Incompatibilidad de Altos Cargos.

Además, en LA GACETA han publicado que el ex ministro socialista Carlos Solchaga


recibió de dicha empresa 461.00 euros por mediar en el proceso de subvención.

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