No es una emisión de deuda: La titularización no afecta al pasivo del balance del Originador
por que se trata de la venta de un derecho sobre un flujo futuro, tal como si hubiese vendido
cualquier activo. A diferencia de los bonos, la titularización es un mecanismo de financiamiento
por el activo y no por el pasivo. Justamente por eso, una titularización mal estructurada se
convierte en una emisión de bonos.
No se vende gas natural: La titularización es una venta de un derecho sobre flujos futuros de
ingresos por la exportación de gas, no la venta del gas natural como tal. El gas natural sigue
siendo boliviano y comercializado de la misma manera que se lo hace hasta ahora.
No hay que rebajar el precio del gas: La titularización se realiza sobre flujos proyectados con
precios actuales. Los que asumen el riesgo de variabilidad de precios son los inversionistas que
compran los valores de la titularización.
No se titulariza todo el gas natural: La titularización compromete una parte del total de los
flujos futuros que se generen por la venta de gas (típicamente entre 8% y 20%). Esto debido a
que mientras mayor es el monto a titularizar, más es el riesgo que deben asumir los
inversionistas.
No es algo nuevo: La titularización fue inventada en los Estados Unidos durante la Gran
Depresión para ayudar a los bancos e industrias a salir de la crisis en la que se encontraban. Las
empresas por lo general no quiebran por insuficiencia patrimonial, sino por falta de liquidez. En
ese sentido la titularización es la salvación ya que genera recursos frescos contra flujos futuros
de la empresa, sin incrementar sus pasivos actuales y transfiriendo riesgo a inversionistas. Es
más, los recursos de la titularización se utilizan para generar mayor inversión y para pagar
deudas, al mismo tiempo de incrementar el margen de utilidad de las empresas.
¿Y no es eso lo que se debería hacer en medio de una crisis como en la que estamos?