A esa crisis político económica hay que agregar una crisis ideológica
aun anterior que se ha sugerido se extiende desde 1890 a 1930 y que
ha sido caracterizado como una “revolución contra el positivismo”
(Hughes, op. cit). Tanto los valores como las aproximaciones a la
sociedad y la política que formaban la base de la civilización
occidental fueron percibidas como superadas reliquias del
racionalismo proveniente de la ilustración. Específicamente tanto el
fascismo como los desarrollos intelectuales que lo antecedieron
buscaron transcender lo que se percibía como la decadencia del
occidente. (ver, por ejemplo: La decadencia de Occidente)
Pero los alemanes nunca invadieron Suiza y eso obligó a una política
tan delicada como caminar descalzo sobre vidrios. El país era un
banco y una embajada al mismo tiempo: hacía transacciones
financieras y muchos refugiados políticos se quedaban y no podían
ser extraditados. El dinero entraba en grandes cantidades en los
bancos suizos y eso no desagradaba a nadie, además de que Italia y
Alemania utilizaban su red ferroviaria (algo que no gustaba a los
aliados).
Antes de la Gran Guerra de 1914, hubo grandes dificultades económicas con
el consecuente desempleo. Luego de 1918, hubo una enorme devaluación, en
1920, seguida de la depresión de 1930. A los problemas económicos se
sumaron las dificultades políticas, los retos de la modernidad, los peligros de
la decadencia; los políticos buscaban chivos expiatorios y los encontraron en
los judíos. La asociación de judíos con la usura y el capitalismo, caldeaban
los ánimos de la izquierda y de la derecha. Se asociaba a los judíos franceses
con los judíos alemanes, tal vez porque el Yiddish suena un poco a alemán y
eso enrarecía el ambiente. A su vez, la hostilidad de los judíos franceses,
provocaba la reacción de los pacifistas. Se identificaba a los judíos con las
tendencias modernas, como el cine y las artes, por ejemplo, que evocaban la
corrupción de los grupos negro-judeo-sajón.
Se han escrito más de 8 mil libros y artículos sobre la vida en Francia durante
el período 1940-1945. En ellos se trata la ocupación, la colaboración, la
resistencia, la liberación, la persecución y la purga de los perseguidos por
haber colaborado con los alemanes desde 1940 hasta 1944. Los temas parece
que no estuvieran agotados y todavía se discuten. El tema también es
ampliamente utilizado en películas y series de televisión.
Después de la Primera Guerra Mundial, la política francesa se polarizó,
surgieron conflictos sociales y los círculos intelectuales se tornaron
virulentos. Militarmente, los mandos estaban estancados, siguieron
estudiando y usando las mismas tácticas empleadas en la Gran Guerra,
confiaron en exceso en el número de efectivos y en la imbatibilidad de la
Línea Maginot, que era más apropiada para una guerra de posiciones, que las
modernas tácticas de movimientos rápidos. Los generales eran todos
mayores de edad, reliquias de Verdum que no tenían ya la juventud y energía
necesarias para movilizarse en el frente de batalla, cosa que no hicieron
nunca, pues la Gran Guerra la pelearon desde la retaguardia, cómodamente
instalados, con buena comida y buena bebida