"La religión pura y sin mácula delante de nuestro Dios y Padre es ésta: visitar a
los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y guardarse sin mancha del
mundo."
Cuando permitimos que el objeto de nuestra adoración no sea Dios, sino que
sea cualquier otra cosa, entonces estamos practicando una falsa religión.
Por lo tanto, en la práctica, todo lo que nosotros hagamos debes ser hecho con
un corazón limpio, con una mente dispuesta a recibir la palabra de Dios, sin
poner objeciones, no dejando que el pecado nos aleje de la Verdad inmutable
de Dios.
Primero: “visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones”. Este primer
mandamiento tiene que ver con nuestro comportamiento hacia las demás
personas.
Es interesante señalar que la palabra que Santiago utiliza para “visitar” tiene
exactamente la misma raíz que la palabra “obispo” usada por Pablo en 1 Tim.
3:2 y Tito 1:7. Hechos 20:28 explica de una manera muy clara la actividad que
hacías los obispos en la iglesia primitiva. Allí leemos lo siguiente:
"Tened cuidado de vosotros y de toda la grey, en medio de la
cual el Espíritu Santo os ha hecho obispos para pastorear la
iglesia de Dios, la cual El compró con su propia sangre."
Era un mandato que Dios había dado a todo el pueblo de Israel. Ellos lo
debían cumplir porque era la Palabra de Dios, sin embargo los fariseos estaban
adaptando la Palabra de Dios a su propia conveniencia.
¿Recuerdan ustedes le viuda que hecho las 2 blancas en el arca del templo, en
Lucas 21:1-4? Allí leemos:
"Levantando Jesús la vista, vio a los ricos que echaban sus
ofrendas en el arca del tesoro. Y vio también a una viuda pobre
que echaba allí dos pequeñas monedas de cobre; y dijo: En
verdad os digo, que esta viuda tan pobre echó más que todos
ellos; porque todos ellos echaron en la ofrenda de lo que les
sobraba, pero ella, de su pobreza, echó todo lo que tenía para
vivir."
Esta viuda había sido engañada por la falsa piedad de los fariseos, se había
dejado cautivar por la hipocresía de estos hombres que disfrazaban sus rostros
y aparentar humildad ante los hombres. Y esto era algo común en los tiempos
de Santiago.
Es una realidad que estamos en el mundo, pero también es una realidad para
los cristianos que no “somos” del mundo. Vivimos en el mundo, pero no
amamos al mundo, ya que esto se opone a la Verdad bíblica.
Santiago 4:4 dice: "¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo
es enemistad hacia Dios? Por tanto, el que quiere ser amigo del mundo, se
constituye enemigo de Dios."
No podemos ser leales al mundo y a Dios. Solo tenemos una opción y les
ruego que tomen la mejor. Oremos.