Panoja de uvas y bananos

Por Isidoro Guerson

En sus manos, una panoja de uvas que iba comiendo de una en

una; en su mente los últimos datos de la Organización Mundial de
la Propiedad Intelectual. El Ministro de Cultura, Educación e
Investigación Científica de un país remoto; en su mesa otra panoja
de plátanos lo esperaba con ansia. En eso, se oye, Señor Ministro,
fue interrumpido por su ayudante, ya están todos los convocados
en su sala de juntas, usted ordena cuando comenzamos, le dijo. No
daba crédito a los datos que veía y pensar que la economía de su
país estaba entre las quince más importantes del mundo y su
moneda día a día ganaba puntos frente a la moneda más fuerte del
mundo, gracias a las altas tasas de interés que se ofrecían en su
país, y total, ¡Qué importaba que no fuera dinero productivo si
estaba garantizado por enormes reservas! Casi textual lo había
dicho el encargado del banco Central, a la moneda no le va a pasar
nada, tenemos muchas reservas, casi tantas como su humanidad
tiene para resistir los fríos de esta temporada invernal anunciada
como cruda.
El señor Ministro parecía preocupado, en su tensión imaginaba que
se le caía la posibilidad de llegar a ser Presidente. Datos tan
contundentes eran motivo de remoción, o al menos de una seria
reprimenda. Pero que decía la OMPI, como la conocían muchos.
Primero, mandaban a su país a un lugar nada cómodo en la
clasificación mundial en la moderna sociedad del conocimiento. Lo
colocaba entre el lugar 30 y el 40, abajo incluso que dos tres de la
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región a la que pertenecía, pero muy por debajo de la zona a la que
estaba integrado comercialmente, reflejando una vez más las
asimetrías y las apuestas riesgosas de la globalización mal
negociada, pues lo primero que significó fue el abandono de una
política industrial y lo segundo el abandono del campo, reduciendo
el concepto de soberanía alimentaria a la libertad de comprarle a
quien ellos quieran y no amarrar sus compras de alimentos a otros
productos. Vaya soberanía, pero difícil de creerlo es el concepto
que su secretario de Agricultura sacó de la chistera en su
comparecencia en la Cámara de Diputados hace la friolera de 26
años.
Pero porque pueden ser importantes las cifras de la OMPI, a efecto
de saber si podemos compartir las preocupaciones de los sectores
pensantes, las cifras que la OMPI da tienen que ver con las
patentes que los países han registrado, en otras palabras con la
posibilidad real, ¡Ay! Cómo extraño el Hegel aquél que dijo todo “lo
real es racional, y todo lo racional es real”, bueno pero al margen de
la Fenomenología del Espíritu, decía en otras palabras, las cifras de
la OMPI revelan la capacidad de un país de innovar en Ciencia y
Tecnología. Permítaseme una digresión que ayudará a clarificar,
dice Mario Bunge, un gran filósofo argentino, que la ciencia se
convierte en tecnología “en cuanto se la aplica al mejoramiento de
nuestro medio natural y artificial, a la invención y manufactura de
bienes materiales y culturales”. De ese tamaño es la importancia de
la innovación tecnológica: ayuda a mejorar el medio natural y el
artificial, la invención y la producción de bienes materiales y
culturales.
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Y, sin lugar a ninguna duda, una forma de medir la innovación
tecnológica de un país es la cantidad de patentes que obtiene en un
periodo de tiempo determinado, por ejemplo, un año, y resulta que
los datos para el país de nuestro Ministro de Cultura, Educación e
Investigación Científica no eran muy halagüeños, prometían cosas
poco favorables. La información que tenemos nos obliga a
reservarnos los datos de dicho país, mas podemos hablar de otros.
Por ejemplo, ¿ustedes saben cuál fue el país que más innovó
tecnológicamente el año pasado con relación a él mismo y a lo que
hizo en 2009?, pues si, acertaron, fue China el país que más innovó
con respecto a si mismo, ya que su solicitud de patentes aumentó
un 56.2 por ciento. Sin embargo el país que más patentes registró
en 2010 fue –como también es fácil suponer- Estados Unidos, que
envío 44 mil 885 solicitudes, pero la sorpresa enorme es que esta
enorme cifra significa un decrecimiento, una disminución de 1.7 en
2010, con relación a sus peticiones de registro de 2009. Estas
cifras, revelan un fuerte asimetría en ritmos de crecimiento de las
potencias que se están jugando el predominio económico mundial,
si bien China aun viene lejos de Estados Unidos, lo hace con un
paso firme y uniformemente acelerado, ya que el año pasado envío
para su registro 12 mil 337 solicitudes de patente, lo que lo coloca
en el cuarto lugar, solo debajo de Japón que realizó 32 mil 156
solicitudes y Alemania que solicitó 17 mil 171 de ellas.
El ranking mundial dice que a la cabeza de la sociedad del
conocimiento se encuentra Estados Unidos, seguido de Japón,
luego Alemania y después China; aunque el país de mayor
crecimiento haya sido China.
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Otra forma de ver las cosas, es saber qué tamaño del pastel
general le toca a cada país, el que se lleva la mayor tajada del
pastel es Estados Unidos pues le corresponde el 27.5 por ciento de
todas las patentes solicitadas por todos los países en 2010; en
cambio al país del Ministro que vimos comiendo uvas y que las
bananas lo esperaban con ansiedad no figura entre los primeros 15
países, a pesar de que su economía sí está por tamaño entre los
que figuran en dicho rango, ¿será un país de capitales
especulativos?, y para China -solo para no dejar cojo el comentario-
la rebanada de pastel es del orden del 7.6 por ciento mundial.
Prometimos no dar a conocer el nombre del país al que pertenece
el Ministro del que hablamos, pero si podemos decir cuáles son los
países que están entre 30 y 35avo lugar. Por ejemplo, México
ocupa el lugar número 34 con 144 solicitudes de patentes y no le
toca ni una milésima del pastel, ya que en total los países
registraron 162 mil 900 solicitudes.
Estas cifras son un llamado fuerte a cambiar la política educativa y
de incentivos a la Ciencia y Tecnología, un llamado a los rectores
de las Universidades y Politécnicos a que cobren conciencia, de
que las primeras cien instituciones en solicitar patentes son
empresas y no institutos de enseñanza superior, y que cada una de
ellas lo hizo en mayor número de las que solicitó México como país,
pues la que menos registros pidió fue la Peugeot que demandó
147. La empresa que más peticiones hizo fue una japonesa,
Panasonic, la segunda una China ZTE corporation y la tercera una
americana, Qualcomm.

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Regresando a nuestro país y sus polémicas, leí por ahí que la
presión que Francia podría hacer sobre nosotros equivalía al 4 por
ciento de la inversión extranjera en nuestro país, sin embargo, hay
otros rubros en los que pueden presionar, y lo saben, por ejemplo
ellos registraron 7 mil 193 patentes, casi 50 veces más que
nosotros y están en el lugar número 6 de esta lista de países en la
sociedad del conocimiento. Hay que recordar que los chinos tienen
que crear entre 100 y 200 millones de empleos por lo que deberá
desplazarse del crecimiento intensivo en elementos de producción
al crecimiento basado en el conocimiento, ampliar la apertura y
contar con una fuerza dominante en la economía global, señaló un
informe del Banco Mundial.

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