TDAH:
¿Qué es el TDAH?
Trastorno por déficit de atención e hiperactividad, TDAH (ADHD en inglés) es el nombre que se le da a un grupo de
comportamientos que presentan muchos niños y adultos.
Las personas con TDAH tienen dificultad para prestar atención en el colegio, en la casa o en el trabajo. Pueden ser
mucho más activos e impulsivos (o solamente uno de estos) de lo que es usual para su edad.
El TDAH es común y afecta de un 4 a un 12% de los niños en edad escolar. Es más común en los niños que en las niñas.
Usted puede estar más familiarizado con el término trastorno por déficit de atención, TDA (ADD en inglés). La Asociación
estadounidense de psiquiatría (American Psychiatric Association, APA) cambió el nombre de este trastorno en 1994.
•Tiene dificultad para mantener su atención fija en actividades de trabajo o de juego en el colegio y en la casa
•Parece desorganizado
El niño con TDAH que es hiperactivo e impulsivo o solamente uno de estos tendrá al menos seis (6) de los siguientes
síntomas:
•Es inquieto
•Habla demasiado
Su médico también le hará exámenes de la vista y de la audición si es que estos no se le han hecho recientemente.
Su médico le puede recomendar que ensaye un medicamento para ver si esto ayuda a controlar el comportamiento
hiperactivo de su niño. Una prueba con medicamento solamente no puede ser la base para diagnosticar el TDAH. Sin
embargo, puede ser una parte importante de la evaluación de su niño en caso de sospecharse el TDAH.
Puede ser difícil para su médico saber si su niño tiene TDAH. Muchos niños que tienen TDAH no son hiperactivos en el
consultorio del médico. Por este motivo, es posible que su médico quiera que usted vea a alguien que se especialice en
ayudar a niños con problemas de comportamiento, tal como un psicólogo.
•Demasiada azúcar
•Falta de vitaminas
•Luces fluorescentes
•Haga un horario. Fije horas específicas para levantarse, comer, jugar, hacer tarea, hacer quehaceres, mirar televisión o
jugar juegos de video, y para acostarse. Ponga el horario donde el niño siempre lo pueda ver. Explíquele cualquier
cambio en la rutina por adelantado.
•Simplifique las reglas de la casa. Es importante explicar lo que pasará cuando se cumplen las reglas y cuando se rompen
las mismas. Escriba las reglas y los resultados de no seguirlas.
•Asegúrese de que sus instrucciones son comprendidas. Haga que su niño le preste atención y háblele directamente a
los ojos. Luego dígale al niño con voz clara y calmada específicamente lo que usted desea. Mantenga las instrucciones
simples y cortas. Pídale al niño que le repita las instrucciones a usted.
•Premie el buen comportamiento. Felicite a su niño cuando él o ella completa cada paso de una tarea.
•Asegúrese de que su niño sea supervisado en todo momento. Puesto que son impulsivos, los niños que tienen TDAH
pueden necesitar más supervisión de los adultos que otros niños de la misma edad.
•Fíjese cuando su niño está alrededor de sus amigos o amigas. A veces resulta difícil para los niños que tienen TDAH
aprender habilidades en el comportamiento social. Premie el buen comportamiento durante el juego.
•Fije una rutina para hacer las tareas. Escoja un lugar fijo para hacer la tarea lejos de distracciones tales como otras
personas, televisión y juegos de video. Divida el tiempo para hacer tarea en sesiones cortas y permita descansos.
•Concéntrese en el esfuerzo y no en las calificaciones. Premie a su niño cuando él o ella trata de terminar la tarea no
solamente para sacar una buena calificación. Usted puede dar premios adicionales por obtener mejores calificaciones.
•Hable con los maestros de su niño. Trate de enterarse de cómo le está yendo a su niño en el colegio durante la clase,
durante el recreo y durante la hora de la comida del medio día. Pida que los maestros le den notas de progreso diario o
semanal.
TDAH es la abreviación de trastorno por déficit de atención e hiperactividad. Los niños con TDAH pueden tener un
comportamiento hiperactivo, falta de atención y dificultad para concentrarse. La mayoría de los niños con TDAH tienen
señas tanto de hiperactividad como de problemas de atención. Sin embargo, algunos niños tan solo pueden tener señas
de falta de atención. Este tipo de problema se solía llamar trastorno por déficit de atención, TDA. El TDA ahora se cree
que es una forma de TDAH.
•Hablar demasiado
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•Ser olvidadizos
Cuándo su niño se está comportando mal, ¿parece como si él o ella estuviera en "otro mundo"?
Los niños con TDAH no pueden controlar al menos algunos de sus comportamientos hiperactivos e impulsivos. Sospeche
de TDAH si su niño parece estar "en otro mundo" y no le responde cuando el se está trepando o se está portando mal de
algún modo. E cambio, los niños que se portan mal a propósito, con frecuencia miran a ver cómo están reaccionando los
adultos a su mal comportamiento.
Algunas veces es normal que los padres se enojen con sus niños, especialmente cuando se portan mal a propósito. La
hiperactividad de los niños con TDAH es irritante, pero los padres pueden sentir que su niño simplemente no —a
diferencia de que no quiere— se puede estar quieto o callado. Los padres se sienten más
Su médico también le hará exámenes de la vista y de la audición si es que estos no se le han hecho recientemente. Su
médico también puede tener formas o listas para chequear que usted y el maestro de su niño pueden completar. Esto le
ayudará a usted y a su médico a comparar el comportamiento de su niño con el de otros niños.
Puede ser difícil para su médico saber si su niño tiene TDAH. Por esta razón, es posible que su médico quiera que usted
vea a alguien, por ejemplo a un psicólogo que se especialice en ayudar a niños con problemas de comportamiento.
Muchos niños con TDAH no son hiperactivos en el consultorio del médico.
Su médico le puede recomendar ensayar con medicamento para ver si le ayuda a controlar el comportamiento
hiperactivo de su niño. Un ensayo con medicamento solamente no puede ser la base para diagnosticar un TDAH pero
puede ser una parte importante de evaluar a su niño si se sospecha un TDAH.
Algunos medicamentos que se usan para tratar el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, TDAH (ADHD en
inglés) se conocen como psicoestimulantes. Algunos de estos medicamentos son metilfenidato, dextroanfetamina y una
mezcla racémica de d-anfetamina y l-anfetamina. A pesar de que estos medicamentos tienen un efecto estimulante en
la mayoría de las personas, en los niños y adultos que tienen TDAH éstos tienen un efecto calmante.
Otros tipos de medicamentos algunas veces usados para tratar el TDAH incluyen la atomoxetina, clonidina, desipramina,
imipramina y bupropión.
•Use la menor dosis posible que sea capaz de controlar la hiperactividad. Su médico le indicará la dosis correcta.
•Planee tomar los fines de semana como días de descanso del medicamento. Esto significa que usted no toma los
medicamentos para el TDAH el sábado y el domingo. Hable con su médico antes de ensayar esto.
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•Los niños que bajan de peso mientras están tomando medicamento para el TDAH pueden tomar más bocados
pequeños extra nutritivos durante el día.
Es mejor tomar el medicamento entre 30 y 45 minutos antes de comer. Antes del desayuno y antes de la comida del
medio día son buenas horas para tomar este medicamento. A algunos niños es posible darles la dosis del medio día en el
colegio. Infórmele a su médico si su niño no puede tomarse este medicamento en el colegio. Es posible que su médico le
sugiera entonces tomar este medicamento en una forma de acción prolongada. La forma de acción prolongada de este
medicamento no debe ser machacada, partida ni chupada antes de tragarse. Las formas de acción prolongada se toman
solamente una vez al día: antes de desayunar.
También es importante saber que algunos de los medicamentos usados para tratar el TDAH se llaman medicamentos
"controlados". Existen reglas especiales con respecto a la manera como estos medicamentos pueden ser recetados
(prescritos). Las fórmulas de las recetas para medicamentos controlados tales como metilfenidato y dextroanfetamina
deben volver a llevarse a la farmacia cada mes. En algunos consultorios médicos estas recetas solamente se escriben un
día al mes.
Las personas que tienen TDAH deben hacerse chequeos regulares con sus médicos. Durante estos chequeos, el médico
querrá escuchar lo que los padres opinan al respecto del niño con TDAH. Su médico puede sugerir que su niño deje de
tomar sus medicamentos de vez en cuando para ver si el medicamento aún es necesario. Hable con su médico acerca de
la mejor época del año para hacer esto; durante las vacaciones escolares o las vacaciones de verano puede ser ideal. Los
comentarios del maestro acerca del niño también son importantes.
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Los docentes debemos estar muy atentos ante estas situaciones, solicitar la ayuda de profesionales y trabajar
mancomunadamente con la familia. Desde nuestro lugar podemos ayudar mucho teniendo en cuenta las siguientes
recomendaciones:
Comprender el problema del niño, hablar con los padres y hacer la derivación correspondiente.
Sentarlo en el lugar adecuado, con niños tranquilos, lejos de estímulos que lo distraigan, y cerca del docente.
Darle órdenes simples y cortas. Se debe desmenuzar la conducta a modificar en pequeños pasos e ir viendo que los
cumpla.
Alternar el trabajo en el banco con otras actividades que le permitan pararse y desplazarse.
Darle más tiempo en las actividades escritas, indicarle cuando se está equivocando.
En el transcurso de un día escolar, el maestro dice y hace centenares de cosas. Cada una de sus palabras, gestos y
acciones afecta a los alumnos con los que trabaja.
La lista siguiente de lo que no debe hacerse ha sido cuidadosamente preparada para que la consideren todos los
profesionales cuando trabajan con estos niños especiales.
No se debe suponer que el alumno es holgazán en el aula. Lo típico es que un niño con trastorno por déficit de
atención o discapacidad de aprendizaje no sea holgazán. Existen otras razones para su mal desempeño.
No hay que dejarse engañar por el desempeño errático o suponer que el alumno trabaja mal deliberadamente,
ya que se ha observado que a veces realiza la tarea que se le ha asignado. El desempeño inconsistente es
característico de este desorden. Los alumnos a veces pueden realizar el trabajo, y otras veces no.
No hay que renunciar nunca. Estos alumnos a menudo ponen a prueba la paciencia del maestro y pueden
desalentar a cualquiera. Por difícil o frustrante que resulte, estos niños necesitan que el maestro persista y crea
en su capacidad para tener éxito.
No hay que renunciar al empleo de técnicas para la modificación de la conducta. Los alumnos con TDA suelen no
responder bien a dichas técnicas ni al refuerzo positivo durante períodos prolongados. Es necesario reformar,
revisar y modificar a menudo el sistema de manejo de la conducta. El esfuerzo vale la pena. No hay que dejar de
hacer participar al personal de apoyo. Pida cooperación al equipo de consulta o de estudio de alumnos. Ellos lo
ayudarán a realizar observaciones, aportando estrategias de manejo de la conducta y de enseñanza en el aula,
asistiendo a las reuniones con los padres, proporcionando información y realizando las derivaciones necesarias.
El trabajo con los otros profesionales del establecimiento aligera la carga.
No hay que dejar de comprometer a los padres . Invítelos a visitar la escuela, a observar, al niño en el aula, y a
reunirse con usted para planificar estrategias conjuntas en beneficio del niño. Sea sensible a las frustraciones y
los temores de los padres. A ellos les resulta doloroso y les crea tensión tener un niño con problemas y
necesidades especiales. Hágales saber que su preocupación primordial es ayudar a ese niño a tener éxito y a
sentirse bien consigo mismo.
No hay que rodearse de colegas negativos que critican a los alumnos, que no son abiertos o receptivos a las
nuevas técnicas y estrategias, o que no han actualizado sus aptitudes.
No hay que escuchar a los maestros anteriores que sólo quieren referirse a los rasgos y características negativos
de los alumnos. Suponga lo mejor acerca del niño. Permita que cada alumno comience el año con un cuaderno
nuevo y limpio.
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No hay que olvidar a ese alumno tranquilo que se sienta al fondo y es muy fácil que pase el año inadvertido y
anónimo.
No hay que tener miedo de modificar, hacer excepciones y alterar las tareas asignadas, cuando sea necesario. La
meta es el éxito del alumno, crearle autoestima y conservarla. Con algunos niños, esto exige flexibilidad y
medidas especiales. Es bueno y justo hacer excepciones para ciertos alumnos con necesidades especiales.
Entre los factores más importantes para prevenir los problemas de conducta, en particular con niños que tienen
necesidades especiales (por ejemplo, TDA/TDAH, discapacidad de aprendizaje), se cuentan:
Estos niños tienen una especial necesidad de que el aula esté estructurada y no sea caótica. Necesitan sentirse seguros
dentro de los parámetros de su clase, y conocer exactamente lo que se espera de ellos en cuanto al estudio y la
conducta.
Ejemplo A:
Mantener bajo control las manos y los pies; no manosear los objetos.
Ejemplo B:
Prestar atención.
Las reglas, escritas o representadas con dibujos, deben ubicarse en por lo menos un lugar visible. Enseñe con ejemplos.
Muestre las reglas en acción, mediante el desempeño de roles (role playing). Esto es adecuado en todos los grados. Se
necesitan repaso y práctica frecuentes a lo largo de todo el año escolar.
Refuerzo positivo
El refuerzo positivo en el aula no puede reemplazarse por nada. Es la mejor estrategia de manejo de la conducta, y
genera autoestima y respeto. Detecte a los alumnos que hacen lo que usted quiere que hagan. Reconozca y elogie los
casos específicos.
Incentivos en el aula
Los incentivos en el aula son grandes motivadores. Hay dos que a muchos maestros les han resultado particularmente
útiles:
Los alumnos ganan vales o billetes de imitación con los que pueden participar en una rifa o remate semanal,
quincenal o mensual..Con los vales o billetes que hayan acumulado pueden comprar juguetes, distintos artículos
o privilegios autorizados por el maestro.
• El maestro va reuniendo fichas o bolitas en una jarra cuando observa que los alumnos están haciendo algo bien o se
comportan correctamente. Una vez llena la jarra, toda la clase gana una reunión especial (por ejemplo, con palomitas de
maíz, pizza, helados), alguna actividad o un paseo.
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Emplee técnicas diversas para hacer indicaciones a los alumnos: apagar las luces, hacerlas titilar, tocar el timbre,
levantar la mano (como señal de que también ellos deben levantar las manos y cerrar la boca hasta que todos
estén callados), tocar un compás en el piano o con la guitarra, etcétera.
Varíe su tono de voz: alto, bajo, susurrante. Dé una orden en voz alta: "¡Escuchen! ¡Listos! ¡Basta!". A
continuación permita unos segundos de silencio, y proceda a dar instrucciones en un tono de voz normal.
Contacto visual. El alumno debe mirarlo mientras usted habla, sobre todo si le está dando instrucciones. Cuando
los alumnos tienen escritorios dispuestos en varios grupos, el maestro debe disponer que todos giren sus sillas
de modo que queden frente a él cuando así lo indique.
Modele la excitación y el entusiasmo por la lección que se inicia.
Haga a la clase una pregunta sugerente, no muy fácil, capaz de generar discusión y despertar interés por la
lección que se inicia.
A veces es útil "payasear" un poco; un sombrero extravagante o música rara pueden ayudar a atraer la atención
de los alumnos.
Misterio. En una caja, una valija o una huida lleve un objeto relacionado con la lección que se inicia. Este es un
modo excelente de generar adivinanzas y puede conducir a discusiones o actividades escritas de muy buen nivel.
Antes de leer un relato o capítulo, emplee estrategias introductorias : mediante la discusión, con poemas,
ayudas visuales, etcétera, incorpore las experiencias pasadas de los alumnos.
Obtenga un ambiente tranquilo antes de empezar a enseñar.
pregunta a los varones con más frecuencia que a las niñas. Algunos maestros son proclives a interrogar a los
niños que tienen los conocimientos que el docente desea encontrar. Otros maestros llaman deliberadamente a
los alumnos que les parecen no preparados o ignorantes de la respuesta. Las estadísticas sobre las expectativas
y el desempeño escolar en relación con la etnia Y el género lo demuestran abrumadoramente
Los niños son muy astutos, muy pronto advierten los hábitos y el sistema del maestro, Y se dan cuenta de cuáles
son las probabilidades de que se los llame a hacer aportes en el aula. Los alumnos que perciben que se los hará
hablar frente a sus compañeros permanecen más atentos.
Escriba los nombres de los alumnos en paletas de helados, y extráigalas al azar.
Disponga una tarjeta en el escritorio de cada niño. Explíqueles que está tratando de ser justo y llamar a todos
equitativamente. Pídales que tracen una marca en la tarjeta cada vez que usted los llama. Esto puede hacerse a
lo largo de un día, de varios días, o de una semana. Los resultados son a veces muy revelado res para el maestro,
y por lo general a los niños les gusta cooperar. Por otro lado, ellos consideran que la elección al azar es justa.
Después de hacer una pregunta, concédale al alumno una pausa de por lo menos cinco segundos. Muchos niños
necesitan más tiempo para procesar el interrogante, reunir sus ideas y expresarlas. Trate de reformular, haga
preguntas de sondeo, a aguarde un poco más. A los alumnos que no logran responder, dígales que volverá a
ellos más tarde, y efectivamente hágalo.
Tome medidas especiales. Sea sensible con los alumnos que sus compañeros consideran malos estudiantes,
incapaces de responder. Establezca acuerdos privados con el niño que tiene este problema, para ayudarlo a
reforzar su autoestima. Le puede proponer que en adelante levante la mano cerrada cuando no desea que usted
lo llame, y la mano abierta en caso contrario.
Lo IMPORTANTE: los chicos con TDAH se mueven o hablan por su imposibilidad o dificultad para evitarlo y
no por falta de respeto o por disfrutarlo en forma deliberado. Si no se “quedan más quietos” o “no se callan”, es
porque NO PUEDEN HACERLO y no PORQUE QUIEREN.
Teniendo en cuenta lo mencionado al final del apartado anterior, la institución escolar PUEDE Y DEBE buscar en
sí misma aquellas causas que dificultan la integración del chico con TDAH, procurando dar solución a las
mismas.
Existen distintos factores que deben considerarse al iniciar una estrategia institucional o docente activa y
positiva, frente a un alumno con TDAH:
Lo primero y fundamental es CONOCER EL PROBLEMA: no puede iniciarse una metodología de trabajo seria y
efectiva, si se desconocen las características de este trastorno y la forma en la que el mismo afecta el
comportamiento y rendimiento de quien lo padece. Téngase en cuenta que si se desconoce este trastorno y los
padres no lo informan al colegio expresamente, el docente NO DETECTARA la situación por su cuenta, y la
consecuencia inevitable de este desconocimiento será el fracaso escolar del alumno.
A partir del punto anterior, cambiar el enfoque hacia el alumno involucrado, abordando su situación desde una
perspectiva profesional tendiente a un equilibrio que evite los extremos perjudiciales: no considerarlo un
“enfermo” o alguien “diferente” (en un sentido peyorativo o discriminador), es decir, alguien “anormal”; pero
tampoco debe asumirse que al tener necesidades distintas a las del resto, debe actuarse con él en forma
permisiva o tolerante, aceptando todo lo que haga o diga, por el sólo hecho de que “no puede evitarlo”.
En otras palabras, conociendo el trastorno, deben aceptarse las dificultades que implica, pero con una actitud
activa del docente, dirigida a colaborar en el proceso de mejoramiento del rendimiento escolar del alumno.
Por otra parte, es insuficiente que uno o dos profesores inicien una estrategia pedagógica con el alumno, si no
se suman los demás integrantes del plantel docente: el chico tal vez actuará de una manera con ese o esos
docentes (ya sea porque le dedican más atención, disminuyen las situaciones de conflicto o distracción, les
permiten canalizar positivamente su hiperactividad, etc.) pero no con el resto; lo cual sólo servirá para crear
“islas” dentro de la organización escolar, que probablemente incrementen la incomodidad o rechazo –
inconsciente o no- del alumno hacia las clases o asignaturas de aquellos docentes que no implementen ninguna
estrategia en relación a su problemática. Por lo tanto, se requiere un abordaje colectivo e integrado de los
docentes del curso con el/los alumnos con TDAH, a fin de generar estrategias de trabajo y de evaluación
homogéneas que faciliten la labor en clase y –en consecuencia- el mejor rendimiento del alumno.
Un aspecto realmente clave en toda estrategia institucional radica en llevar a cabo una labor mancomunada con
los padres del alumno. Sería deseable que éstos ya se hubieran informado adecuadamente sobre la situación de
su hijo y/o iniciado un tratamiento terapéutico al respecto, pero en caso de no ser así, se requiere un trabajo
integrado y participativo entre padres y escuela para obtener los mejores resultados posibles. En estos casos, la
intervención de algún profesional psicólogo y/o asesor pedagógico cumpliendo un rol de coordinación puede
resultar muy positiva para encaminar el proceso y evaluar sus resultados.
Tenga en cuenta que un alumno con TDAH, necesita un docente que...:
sea equilibrado, justo y ejecutivo en la resolución de problemas.
esté claramente a cargo del aula, pero siendo un líder democrático que promueva procesos de aprendizaje
activos y participativos.
genere un ambiente agradable, seguro y motivador, con un nivel de estímulos controlado.
le preste atención positiva y le brinde respeto y confianza.
fije objetivos y reglas claras y explícitas, y sea previsible, coherente y consistente en su accionar.
no lo prejuzgue, calificándolo de vago, desinteresado o “inquieto”, o interprete –erróneamente- que sus
inconductas son actos deliberados de desobediencia, rebeldía y o desafío.
no lo subestime y lo aliente a rendir acorde a su capacidad
no se concentre en sus aspectos negativos, ni lo ridiculice frente a sus compañeros.
forme un equipo de trabajo con sus padres, en lugar de aislarse de ellos.
comprenda que las formas “tradicionales” de resolver inconvenientes en el aula son –por lo general- de poca
utilidad en los casos de TDAH.
valore y fomente sus aspectos positivos: pensamiento rápido, originalidad, sentido del humor, intuición,
sinceridad, creatividad y gran expresividad afectiva, entre otros.
no crea que problema es del alumno y su familia: la escuela también es parte del problema.
tenga el amor y vocación por su profesión, que le proporcionen la tenacidad, la voluntad y el compromiso
necesarios para llevar a cabo estrategias de mediano a largo plazo en los casos de TDAH, y cuyos resultados no
son inmediatos y –muchas veces- pueden llegar a ser desalentadores, pese a lo cual se sobreponga a ellos y no
abandone el camino iniciado.
se de cuenta que el alumno y su familia lo necesitan, y que él puede hacer mucho por ellos.
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UN CASO TESTIGO
A través de un caso concreto y real, se detallará una estrategia implementada exitosamente, para abordar el
trabajo en clase de informática con un alumno con TDAH. Como nombre ficticio, lo llamaremos Leonardo (ya
que según investigaciones realizadas, Leonardo da Vinci padeció de TDAH).
Leonardo cursó durante el ciclo lectivo 2001 su 1º año de nivel secundario en un colegio público de la provincia
del Neuquén y el 2º año del ciclo en otro establecimiento de la misma localidad, en el 2002. Durante su 1º año,
tuvo un rendimiento irregular, con picos positivos y negativos, destacándose sus rasgos de hiperactividad y
déficit de atención, en razón de los cuales el equipo docente –que desconocía mayormente las características
del TDAH, a pesar de saber que Leonardo lo padecía- estaba preocupado en que su comportamiento afectara lo
menos posible al resto del curso. A fin de año, y gracias al apoyo de sus padres, logró recuperar las asignaturas
en las que tenía dificultades, y pasó al año posterior.
Ya en el nuevo colegio, encontró mayor comprensión y su desempeño mejoró respecto del año anterior Pese a
ello, había una asignatura en la cual Leonardo no encajaba: el Taller de Computación. Durante los 2 primeros
bimestres reprobó el mismo, dado que su desempeño no alcanzaba a las metas mínimas establecidas por el
docente. Pero el gran error de éste fue aplicar –involuntariamente- a Leonardo criterios de evaluación similares
a los del resto de los alumnos, y si bien detectaba que su capacidad intelectual era satisfactoria, creía que su
comportamiento en clase y sus distracciones permanentes eran los elementos perjudiciales que le impedían
aprobar las evaluaciones. Al preparar los informes de mitad de año, el docente se dio cuenta que salvo
comprender que el comportamiento de Leonardo era fruto del trastorno que padecía y –por ende- no era
intencional, no había hecho otra cosa por él, esto es, salvo “comprenderlo” no había implementado ninguna
estrategia pedagógica para intentar alguna mejora en su rendimiento. En su autocrítica, el profesor comprendió
que esa inacción era fruto de su desconocimiento de dicho trastorno, y en virtud de ello –durante el receso
invernal- comenzó a buscar bibliografía, consultó en Internet e interrogó a profesionales, descubriendo una
“nueva lupa” con la cual ver la realidad de Leonardo: todos los síntomas del TDAH que detallaban las fuentes
consultadas, describían casi a la perfección su comportamiento en clase.
El docente decidió hacer algo al respecto: investigó posibles estrategias, habló con la directora del
establecimiento y luego con los padres de Leonardo, para formularles un plan de acción. Si bien sabía que éstos
últimos, fundamentalmente su madre –también docente- habían trabajado muchísimo para apoyar a Leonardo y
contribuir a mejorar su rendimiento escolar, se sorprendió de su actitud: estaban visiblemente emocionados –
así lo expresaron- de que un docente se interesara por el TDAH y quisiera aportar su esfuerzo para ayudar a
Leonardo. No sólo se mostraron de acuerdo con el plan propuesto, sino que lo apoyaron con entusiasmo, hecho
esencial ya que el mismo incluía su activa participación.
El mismo consistió, sencillamente, en un contrato comportamental firmado el 01/08/02 entre Leonardo y el
docente (sin la presencia de sus padres –pero con la anuencia de éstos- a fin de comenzar a fomentar la
responsabilidad de Leonardo -quien “delegaba” habitualmente sus obligaciones en su madre, sabiendo que ésta
se ocupaba de recordárselas-). En este contrato, se comprometía a realizar sus trabajos completos –y corregirlos
en forma autónoma, sin que el docente se lo dijera-, a no charlar con sus compañeros hasta que concluyera su
labor y se lo autorizara, y a tomar apunte de las explicaciones del profesor, cuando éste se lo indicara. A su vez,
el éste asumía el compromiso contractual de atender los requerimientos de Leonardo indicándole sus aciertos y
errores durante la realización de los trabajos y a entregarle un informe semanal de su rendimiento (el mismo
incluía el detalle del cumplimiento por parte de Leonardo de cada una de las cláusulas durante esa semana, los
aspectos positivos y los problemas detectados en ese período y un resumen u opinión general. Sorprendió al
docente la seriedad con la que Leonardo se tomó este tema: guardó una copia del contrato y a la primer semana
parecía otra persona: parecía haber revertido todos los aspectos negativos de su comportamiento.
La familia recibía el informe y contribuía –en el hogar- apoyando a Leonardo en el repaso de los temas allí
indicados o en la realización de los trabajos exigidos. A la segunda semana, todo pareció derrumbarse: Leonardo
volvió a ser el de siempre. Pero una charla con él y su familia, y la demostración de que el contrato “seguía en
pie” e “iba en serio”, fueron suficientes para que retornara gradual y firmemente por el sendero de la
recuperación. Semana a semana Leonardo fue cumpliendo con los compromisos asumidos y el docente también,
y poco a poco, las conductas que Leonardo parecía ir reprimiendo –por su cuenta- en un comienzo (no hablar,
no pedir permiso para ir al baño, no distraerse y completar sus trabajos) se fueron haciendo cada vez más
naturales. Su comportamiento se revirtió notoriamente y su desempeño comenzó a ser muy satisfactorio.
Comenzó a controlar su impulsividad, sabiendo que debía aguardar a los días viernes para recibir su informe
semanal, alegrándose cuando éste reflejaba su buen desempeño de esa semana.
Sólo quedaba por solucionar el tema de las consignas: para ello, el docente comenzó a exigir a Leonardo que
luego de cumplir cada consigna, la fuera tachando en la lista de enunciados (y pidió a sus padres que en el
trabajo hogareño hicieran lo mismo, para ir creando el hábito). Luego de alrededor de un mes y medio de labor
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tenaz, Leonardo ya cumple con la totalidad de las consignas e incluso ha aplicado el sistema en otras
asignaturas, mejorando su rendimiento en ellas.
Como consecuencia del trabajo realizado, Leonardo ha aprobado –merecidamente- el 3º bimestre y la aplicación
del contrato continúa vigente. Este éxito se ha logrado gracias al apoyo de los padres, a la voluntad de Leonardo
y a la actitud del docente quien –partiendo de admitir su ignorancia en un tema específico como el TDAH-
comprendió que de los nuevos aprendizajes y de la vocación docente pueden surgir propuestas que cambien
positivamente la realidad escolar de un alumno. Precisamente, la satisfacción de ese docente por los resultados
logrados, ha generado en él la necesidad de compartirlo con sus colegas redactando este artículo.
CONCLUSION
El presente trabajo tiene la humilde intención de compendiar con un espíritu informativo las principales
características del TDAH, poniéndolo a disposición de todos los interesados en conocer este trastorno, poco
divulgado, pero cuya existencia en chicos en edad escolar es más que importante (3 a 5%). Además, se relata un
caso real, llevado a cabo con éxito durante este año, con un alumno que lo padece.
Si bien hay que ser optimista, no siempre cabe esperar resultados tan rápidos o satisfactorios: una vez iniciado
este proceso, se lo debe continuar con un horizonte de mediano a largo plazo, apoyando al niño/joven hasta
lograr los mejores resultados posibles. En este contexto, es fundamental el respaldo de su familia y de la
institución escolar.
Como cierre, rescato el valor de esta experiencia profesional y personal: muchas veces, los docentes no somos
plenamente conscientes del papel fundamental que podemos cumplir en el desarrollo evolutivo de un chico, y
las consecuencias positivas que pueden producir en su formación el diseño e implementación de estrategias
pedagógicas, a veces simples, pero efectivas, si a la capacidad y experiencia profesional le sumamos la vocación
por la docencia y el amor a nuestra labor.
Fuentes informativas
www.tdah.org.ar (site de la Fundación TDAH Argentina)
www.f-adana.org./home_cast.htm (site de la Fundación Adana – España)
www.chadd.org (Children and Adults with Attention Deficit / Hiperactivity Disorder)
Barkley, A. - “Niños Hiperactivos. Cómo comprender y atender sus necesidades especiales” -
Ed. Paidós (1999)