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María Fernanda Ramírez Arias

PROFETAS

Tarea No. 7: Oseas


Dios es amor fiel

Alumna: María Conchita Fernanda Ramírez Arias


IV Nivel - Profetas

1.) ¿Cuál fue la experiencia personal de Oseas?


Toda la predicación de Oseas está impregnada por una experiencia personal: Oseas tenía una esposa a
la que amaba con todo su corazón, pero que lo dejó para entregarse a otros amantes. El amor no
correspondido del profeta, sobrepasó el nivel de frustración personal, para ser una enorme fuerza del
anuncio de otra relación: de Dios siempre fiel y lleno de amor abandonado por su pueblo que prefirió
correr al encuentro de los ídolos.

2.) ¿Qué es la prostitución?


Según Oseas, no son solamente la adoración de imágenes de ídolos, sino inclusive de las alianzas
políticas con potencias extranjeras que provocan dependencias, explotación económica y opresión, Son
también los golpes de estado que preservan los interese de una minoría, la falsa confianza en el poder
militar

3.) ¿Qué es el conocimiento de Dios?


El conocimiento de Dios no es una actitud intelectual, sino una adhesión amorosa a través de una
práctica que corresponda al proyecto de Dios elaborado en el desierto en el desierto, con ocasión
del éxodo.

EXEGESIS
Marco Histórico:

Oseas profetizó durante los años de decadencia del reino del norte, en tiempos de Jeroboam
II. Su ministerio coincide con el de Amós, al principio, y con los de Isaías y Miqueas al final.
El reino del Norte conoce con Jeroboam II un periodo de gran prosperidad, acompañado sin
embargo de una profunda crisis social, se presentaron tiempos difíciles, en los cuales las
revueltas, golpes militares y asesinatos de reyes eran episodios comunes, a tal punto que se
cometieron cuatro regicidios en un término de quince años escasos. La anarquía cubrió el país,
mientras que el pueblo era víctima de la inseguridad, el robo, la violencia y otros males.

En quince años, cuatro reyes murieron asesinados. La realeza, dominada por las intrigas de los jefes
militares, se debatía en medio de crisis constantes, provocadas por la incontenible expansión de Asiria,
que conquistaba territorios, sometía a los pueblos, les imponía pesados tributos y les exigía una
sumisión incondicional. En el libro de Oseas hay numerosas alusiones a este período turbulento, pero
ningún indicio seguro nos permite saber si el profeta llegó a ver la caída de Samaría en el 722-721 a. C.

Este caos social, político y económico llevó también a la degradación moral y religiosa, a la que Oseas
alude en forma permanente: la piedad judía se desvía de la verdad, llegando a adorar a un becerro de
oro en lugar del Señor Yahvéh, vicios que se apoyaban en la prosperidad económica de los años previos.
Ante la tribulación presente, el profeta echa en cara a los judíos su impiedad pasada.

Contexto del texto:


El texto hebreo de este Libro no está muy bien conservado y muchos pasajes del mismo resultan poco
inteligibles. De ahí que la traducción sea con frecuencia conjetural. Como casi todos los libros
proféticos, también el de Oseas fue escrito en parte por el mismo profeta y en parte por sus discípulos.
Además, numerosos pasajes parecen ser más bien un resumen que una reproducción exacta de su
predicación oral. Las frases breves y la expresión extremadamente concisa, que dan tanta fuerza y
belleza al estilo de este profeta, lo hacen a veces oscuro y difícil.1

1
Tomado de Catholic. Net
María Fernanda Ramírez Arias

Oseas amaba intensamente a su mujer Gomer, pero tuvo que pasar por la amarga experiencia de la
infidelidad y no encuentra otra salida que la de seguir amando, a pesar de todo.

Teológicamente, sorprende que Oseas presente su propia y trágica historia matrimonial, símbolo de la
relación de Dios con su pueblo. Su experiencia se convierte en revelación de miseria y de grandeza. Por
una parte la miseria de los pecados culturales, sociales y políticos del pueblo-esposa (alianzas militares,
rechazo de la monarquía), caracterizados como idolatría e infidelidad y por otra la grandeza del amor
del Dios-esposo, más fuerte que la infidelidad.

Del texto.
1. La primera parte (cap. 1-3) comprende dos acciones simbólicas que se refieren a la infidelidad del
reino de Israel como esposa de Yahvé.
2. La segunda (cap. 4-14) es una colección de cinco vaticinios (caps. 4, 5, 6, 7-12; 12-14) en que se
anuncian los castigos contra el mismo reino y luego la purificación de la esposa adúltera, en la cual
se despierta la esperanza en el Mesías y su glorioso reinado.
3. Estructura del libro:
3.1. Familia de Oseas, y de Dios: Caps.1-3.
3.2.Corrupción de Israel: Caps.4-5.
3.3. El amor de Dios rechazado: Caps.6-8.
3.4.El castigo de Dios inevitable: 9-10.
3.5. Arrepentimiento todavía posible: 11-13.
3.6.¡La gran promesa!: Dios redimirá a todos los que le busquen: Cap.14.

En relación con el texto del subsidio, La identificación mujer-Israel, profeta-Dios es tan viva que en
algunos versículos es muy difícil encontrar cual es la intención primera. Desde el versículo 16 se
manifiesta el esposo, quien movido por su inmenso amor, inicia una nueva “seducción” para restaurar
la historia de amor.

De los personajes
1. Yahwéh
2. El profeta
3. Genealogía de reyes
4. Su esposa Gomer
5. El pueblo judío.

Del Profeta
1. Sufre martirio: Oseas transforma su martirio (la infidelidad de su esposa) en predicación a un
pueblo infiel.

2. Es conciencia moral: El mismo nombre de Oseas significa “salvación” y esa salvación es fruto del
“amor” Oseas enseña como la relación con Dios requiere justicia, comprensión, y ante todo
FIDELIDAD todo lo que el pueblo judío ha perdido entre la opulencia y la idolatría.

3. Sufre contradicción: Entre su dolor personal y el amor a Dios, el profeta genera una contradicción
que la va a permitir perdonar la infidelidad de su esposa, mientras enseña al pueblo el camino de
redención de su infidelidad

4. De su proclamación: la promesa del Señor contenida en el Cap. 14, 5-8 “Yo sanaré su infidelidad,
los amaré generosamente, porque mi ira se ha apartado de ellos. Seré como rocío para Israel: él
florecerá como el lirio, hundirá sus raíces como el bosque del Líbano; sus retoños se extenderán,
su esplendor será como el del olivo y su fragancia como la del Líbano. Volverán a sentarse a mi
sombra, harán revivir el trigo, florecerán como la viña, y su renombre será como el del vino del
Líbano.
María Fernanda Ramírez Arias

COMENTARIO PERSONAL (Hermenéutica)


El estudio de los libros de los profetas me está permitiendo sentir la presencia de Dios de una manera
mucho más profunda y sobretodo más consciente de su verdadero significado y propósito.

Que bello es poder hacer “conversión” de dolor entregado en absoluto abandono, en ese Padre
misericordioso que perdona una y otra vez mi infidelidad, leer en la historia de mi vida, todos esos
momentos en que me ha recogido como “esclava” de mis pecados para llevarme de nuevo a casa como
“señora”

Hay dos cosas sobre las que ya no tengo duda:


1. Cada vez que cedo a la tentación, el pecado me prostituye, elijo un dios de idolatría, en mis
egoísmos, mi altanería, mi soberbia otras veces en mi tibieza, mi pereza o mi sequedad.
2. Dios me sigue amando a pesar de todo eso, me compra, con el precio de su propia sangre, me
restablece en su propio hogar, en estado de Gracia junto a Él.

Ahora se que muchas veces ha sido necesario que Dios “devastara mi viña” y recuerdo el terrible
momento de nuestra quiebra económica, eran días aciagos; hoy veo ahí el amor de mi Padre, por que al
mirar esos días en la historia, veo que nunca nos abandonó, nuestro matrimonio se mantuvo estable,
los hijos lograron continuar sus estudios, hoy son profesionales, católicos y con una fe que cada día
madura más y renuncie a esa rendición de idolatría que tenía por el dinero y sobretodo por las
apariencias.

Y luego me anuncias: “Por eso la seduciré, la llevaré al desierto y le hablaré al corazón” y yo Señor
quiero responderte como el profeta Jeremías: Me sedujiste, Señor, y me deje seducir… por que no
encuentro mayor dicha que la de abandonarme en tu amor y misericordia, sentir la dulzura de tu amor
en el amor de mi esposo, de mis hijos de mis nietos… en el sol, en la lluvia, en el descanso de la noche y
la alegría de la mañana. Si cierro los ojos y recorro cada instante de mis días, ahí estás Señor mío,
amándome, ¿cómo podré serte infiel otra vez?

Ayúdame Señor, que tu mano me guie, que tu voz me conduzca, que tus ojos me miren, que tus labios
me llamen, que resuene en tu boca mi nombre… toda tuya quiero ser.

María Fernanda Ramírez.

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