DEONTOLOGÍA, LEGISLACIÓN Y PROFESIÓN

El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) son las

instituciones financieras internacionales más importantes del planeta, teniendo entre
sus propósitos fomentar el crecimiento sostenible, mejorar los niveles de vida, reducir
la pobreza, ayudar a la gente a ayudarse a sí misma y al medio ambiente que la rodea,
suministrando recursos, aportando conocimientos y apoyando la creación de
asociaciones en los sectores público y privado.
Evidentemente, los fines de estas dos gigantescas instituciones, como no podía
ser de otra manera, se basan en la ayuda y colaboración con aquellos países que no
pueden codearse con los grandes colosos internacionales. Pero, ¿cómo pueden estas
instituciones tener un punto de vista objetivo en cuanto al concierto económico
internacional estando dirigidas por políticos de los países más desarrollados?. Estas
instituciones, al igual que los demás organismos a nivel internacional son de alguna
manera como las religiones, el ciudadano de a pie necesita algo en lo que creer para
sentirse respaldado y confiado en que el mundo funciona.

En la crisis del sudeste asiático se puso de manifiesto el carácter “altruista” del

FMI. Los fines de esta institución financiera fueron puestos en evidencia en virtud de
las soluciones tomadas para paliar la crisis. Y es que, no solo no ayudaron a
resolverla, sino que en algunos casos, a lo que contribuyó fue a agravarla, debido a las
condiciones impuestas a los países necesitados.
En la sociedad actual en la que vivimos, a todos los niveles, en todos los
estamentos, tanto político, financiero, cultural, industrial, etc… no existe una
finalidad común que se caracterice por unos valores humanos que debieran gobernar
el mundo, sino que impera el “poderoso caballero es Don Dinero”. El FMI es una
marioneta de las grandes potencias mundiales y por lo tanto la objetividad en sus
decisiones está condicionada a los intereses de los más fuertes.

Por otra parte, el desarrollo tecnológico, sobre todo Internet, está creando
cambios significativos en la estructura económica y social del mundo en general, sin
dejar de hacer referencia al impacto creado en las relaciones sociales.
La increíble expansión de las redes informáticas ha hecho posible la
globalización de los intercambios y relaciones, al poner en comunicación a
ciudadanos residentes en espacios geográficos muy distantes entre sí. Las distancias,
tanto nacionales como internacionales se han evaporado por las tecnologías de la
información que no tienen fronteras: informaciones políticas, militares, económicas,
sociales, empresariales, etc. se intercambian y se transmiten cada día por todo el
mundo, de manera que nuestras vidas están condicionadas en cada momento por lo
que está sucediendo a miles de kilómetros de distancia. Cualquier acontecimiento
político o económico ocurrido en un país puede tener una repercusión importante en
la actividad económica de otras naciones. La subida de los tipos de interés en Estados
Unidos, por ejemplo, afecta al precio del dinero en Europa y, consiguientemente, a la
liquidez económica de los ciudadanos, y por tanto, a sus posibilidades de consumo y
bienestar.