Al mismo tiempo fue interesante ver el interés que tenían algunos hombres
presentes en la sala, en pedir a la mujer que se empodere. Esta demanda para
que la mujer supere lo que entienden como una carencia, es una forma más de
desvalorización. Poniendo su mirada en los logros que otras deben realizar, no
aciertan a ver su propio sometimiento y por tanto la necesidad de su
empoderamiento ante las demandas injustas de la cultura dominante en la que
todos/as vivimos.
El fin es una vida justa y plena para uno/a y los demás con el necesario
grado de desarrollo personal. Aprender a entendernos, saber lo que
queremos y hacemos y más responsabilidad de las decisiones que tomamos.
Que la sociedad aprenda a reflexionar y a tener objetivos maduros y
responsables. Una sociedad en la que su objetivo no esté centrado en
superar una barrera, sino en seguir hacia delante, hacia lo que ha decidido
hacer y proponer objetivos.
El fin es la justicia y el equilibrio entre las diferentes facetas de la vida de
mujeres y hombres.
El crecimiento personal que nos lleva al cambio social, no al cambio por el
cambio. Eso requiere eliminar la culpabilidad y tener felicidad.
Vivir en un mundo en el que haya conciliación, igualdad y
empoderamiento. El propósito es ser responsables para que estos conceptos
sean la forma de vivir. Es una manera de vivir que comienza con el nivel
personal y se extiende a lo social.
Equilibrio, igualdad, justicia, ser felices individualmente y como colectivo
humano.
La conjunción de los tres conceptos lleva a un cambio de mentalidad que
lleva a un cambio social que nos permite ser más libres, conscientes,
solidarias.
Satisfacción personal y colectiva: conscientes responsables y protagonistas
Equipo TTi
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