1) Sumario.
1
Juez Superior Titular de la Corte Superior de Justicia de Moquegua.
3) La deshumanización de las humanidades.- El Dr. Juan Carlos Valdivia
Cano, en sus siempre motivadoras clases de Metodología de la
Investigación en el Doctorado en Derecho de la Universidad Privada de
Tacna, señalaba que el abogado debería humanizarse más y para eso las
universidades deberían priorizar los cursos generales o las llamadas
materias sobre humanidades.
Cursos como literatura, historia, ética, sociología, filosofía, son “vistos por
encima del hombro” ante materias de carrera como Derecho Penal, Civil,
Laboral, etc. Ello implica que el abogado sepa mucho de normas legales
pero poco de conductas sociales; conozca más de resoluciones del Tribunal
Constitucional pero muy poco de principios éticos; sepa de precedentes
vinculantes y casi nada de historia del arte o literatura.
2
Prefiere que sus alumnos lo tuteen, cuando lo usual es que se “doctoree” a los profesores.
3
Valdivia Cano, Juan Carlos; “Extrapolaciones metodológicas en la investigación jurídica” Materiales
de lectura del Doctorado en Derecho de la Universidad Privada de Tacna. p. 39.
4) ¿Soy abogado porque me gusta leer? Las preguntas frecuentes a los
escolares que están por terminar quinto de secundaria, es: ¿Qué piensas
estudiar? ¿Eres mejor en letras o en números? Si eres mejor en lo primero
entonces estudia Derecho. Así, presumimos que los que disfrutan más de
las letras son mejores candidatos para estudiar Derecho. Entonces, ¿porqué
los abogados somos tan desapegados de la literatura?
4
Pérez, Carlos; “Derecho y Literatura” Instituto de Investigaciones Jurídicas UNAM, Isonomía N° 24,
abril 2006, P. 135.
5
Pérez, Carlos, Ob. Cit., p.137.
personajes y juega con la ambivalencia de las situaciones que ella misma
crea.6
Hecha la división con los doce camellos, el mayor de los hermanos se retira
con seis, el segundo recibe tres y el más joven recibe dos. Cada uno de
ellos queda satisfecho y le es devuelto su camello al juez. Si
matemáticamente este problema puede ser sencillamente explicado,
filosóficamente la explicación no es tan sencilla. ¿En qué consiste
exactamente el duodécimo camello? Por supuesto, se trata de una ficción;
uno actúa “como si” en realidad hubiera doce camellos para ser divididos en
6
Ost, Francois; “El reflejo del Derecho en la Literatura” DOXA, Cuadernos de Filosofía del Derecho,
29 (2006) P. 335.
lugar de once. Pero ¿qué es lo que este simbolismo oculta? ¿Qué expresa
este juez al “añadir algo de su propiedad”? ¿Qué hay detrás de este
complemento que reanima una negociación baldada? Se podría decir que se
trata de la mediación judicial: del arsenal de procedimientos, del artificio
conceptual, del montaje de reglas y principios, de todo el andamiaje
convencional para resolver litigios. Sin duda. Pero ¿hay algo más? Debemos
tener mucho cuidado de no cerrar la pregunta con una respuesta
apresurada; debemos permitirle al enigma literario que haga que esta
pregunta vibre hasta donde sea posible.7
Pues bien, para finalizar hagámonos la pregunta del título de este artículo.
¿A los abogados realmente nos gustan las letras? Me parece que no. Nos
hemos dejado llevar por la vorágine del trabajo y no disfrutamos del placer
de la lectura.
8) Bibliografía
7
Ost, Francois; Ob. Cit. P. 346-347.
c) Valdivia Cano, Juan Carlos; “Extrapolaciones metodológicas en la
investigación jurídica” Materiales de lectura del Doctorado en Derecho
de la Universidad Privada de Tacna. p. 39.