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Compilación del concepto de Objeto Transicional

de D. W. Winnicott

Marcela A. Aguirre

Objetos y Fenómenos Transicionales (1951)

Estudios de la Primera Posesión “no yo”: suele considerarse como primer objeto
“no yo” el pecho.
Dos grupos de fenómenos:
1) niños recién nacidos utilizan puños, dedos pulgares para estimular la zona
erógena oral, para satisfacer los instintos de dicha zona y lograr una tranquila
unión.
2) a los pocos meses los niños, de ambos sexos, juegan con muñecos que las
madres le dan o algún objeto especial en espera que se conviertan en adictos a tal
objeto. Winnicott hace referencia a los juguetes que los niños reciben de sus
madres en los primeros tiempos de su vida o a cualquier objeto que pueda servir a
ese medio y que está dedicado al niño, incluida su ropa de cama o aquella que se
le pone
Entre 1 y 2 hay una relación y un intervalo de tiempo que las separa.

Hay patrones que los bebés ponen de manifiesto en su utilización de la 1º


posesión “no yo”. Patrones que se pueden observar en forma directa cuando se
manifiestan.
Amplia variación en la secuencia de acontecimientos que se inicia con el acto de
llevarse el puño a la boca por el recién nacido y que culmina en la consecución de
un osito de trapo, muñeco o algún objeto particular.
No solo reviste importancia la excitación y satisfacción orales, pueden ser la base.
Si bien la oralidad se constituye en la primera vivencia de satisfacción y vía su
repetición en tanto búsqueda de aquello que no puede ser hallado a Winnicott le
interesa la constitución de objeto que en el intermedio entre el niño y la madre el
pequeño tendrá que crear sirviéndose de lo que tiene a la mano, o sea a aquellos
objetos que el otro materno le facilita en sus cuidados. Es por eso que a pesar de
la importancia que le otorga a la constitución del recorrido pulsional se detiene en
la constitución del objeto que lo sustenta y señala la importancia de estudiar:
1) la naturaleza del objeto.
2) La capacidad del pequeño para reconocer un “no yo” en el objeto.
3) La ubicación del objeto: dentro, fuera, en el límite.
4) La capacidad del pequeño para imaginar, crear, inventar, originar, producir
un objeto.
5) La iniciación de un tipo afectuoso objetal.

Los términos OBJETO TRANSICIONAL y FENÓMENO TRANSICIONAL designan


la ZONA INTERMEDIA de la experiencia, entre el pulgar y el osito de peluche,
entre el erotismo oral y la verdadera relación objetal, entre la actividad creadora
primaria y la proyección de lo que ha sido introyectado entre la inconsciencia
primaria de la deuda y el reconocimiento de la deuda.
Los balbuceos del niño o el repertorio de canciones que canta mientras se dispone
a acostarse, están en la zona intermedia en forma de fenómenos transicionales,
junto al uso que hace de los objetos que no son parte del cuerpo del pequeño,
todavía, y que no son reconocidos como pertenecientes a la realidad externa.
Cuando cada individuo haya alcanzado la fase en que es una unidad1 (con una
membrana limítrofe, con un interior y un exterior). En dicho individuo hay una
realidad interior que puede ser rica o pobre, en estado de paz o de guerra.
Hay una tercera zona en la vida del ser humano, una zona intermedia de
experimentación, a la que contribuye la realidad interior con la vida exterior. Existe
como lugar de descanso para el individuo metido en la perpetua tarea humana de
mantener separadas y, a la vez, interrelacionadas, la realidad interior y exterior.
Winnicott reclama la existencia de un estado intermedio, entre la incapacidad y la
capacidad creciente del pequeño para reconocer y aceptar la realidad, implicando

1
Hace referencia a la conformación del yo en tanto aquel nuevo acto psíquico, en tanto unidad y síntesis.
el estudio de la sustancia de la ILUSIÓN, permitida al niño y que en la vida adulta
es inherente al arte y la religión.

La experiencia ilusoria: podemos compartirla y formar grupo sobre la base de


las semejanzas de las mismas, hace referencia a la posibilidad del ordenamiento
de la realidad en tanto aquello que es posible de intercambiar con los otros por la
similitud en las experiencias vividas. Raíces naturales – punto de partida de los
rasgos culturales que ordenan la realidad - de los agrupamientos entre los seres
humanos.

Winnicott no está estudiando el primer objeto de las relaciones objetales, lo que le


interesa es la primera posesión – no yo - y la zona intermedia, que hay entre lo
subjetivo y lo que es percibido objetivamente.

Desarrollo de un Patrón Personal

El pequeño mezcla, durante su desarrollo, en su patrón personal objetos que no


son de él, objetos “no yo”; que hasta cierto punto representan el pecho.
El pulgar se mete en la boca mientras los dedos acarician el rostro, la boca es
activa en relación al pulgar pero no en relación a los dedos que acarician el labio
superior u otra parte, convirtiéndose en la actividad más importante que puede
encontrarse sólo, el niño descubre una actividad que hace solo sin apuntalamiento
de otro, es por eso que recorta la caricia que puede hacer y no el chupeteo del
pulgar, aquello que en primer término aparece como accesorio, lo ubica en primer
lugar.
La experiencia común sucede y complica la experiencia autoerótica como
chuparse el pulgar:
a) con la otra mano toma un objeto externo, sábana, manta, se los mete en
la boca junto con los dedos.
b) sostiene y chupa la tela, objetos usados de modo natural, incluyen
servilletas, pañuelos, lo que esté a su alcance.
c) desde los primeros meses el bebé empieza a arrancar lana (a habitar el
área intermedia o transicional): reunirla y utilizarla en la parte acariciadora.
d) profiere sonidos con la boca, balbuceos, ruidos anales, etc.
Pensamientos o fantasías se enlazan con estas experiencias funcionales. A todas
estas situaciones Winnicott las llama FENÓMENOS TRANSICIONALES. De esto
puede surgir algo que sea de vital importancia para el niño a la hora de acostarse
y que sea una defensa contra la angustia, la de tipo depresiva. Quizás el niño
encuentre y utilice algún objeto blando o el cobertor de la cuna, entonces éste
objeto se convierte en lo que llama OBJETO TRANSICIONAL, se lleva a todas
partes, se ensucia, huele mal, si se lo lava puede irrumpir en la continuidad de la
experiencia del niño, destruir el significado y el valor que tiene para él.

El patrón de los fenómenos transicionales se manifiesta inicialmente a los 4, 6, 8, y


12 meses. Pueden persistir en la niñez. El objeto puede ser necesario cuando el
niño se siente solo o ante un estado anímico depresivo ante la ausencia del otro
materno. Puede reaparecer a edad más avanzada.

La primera posesión es utilizada conjuntamente con técnicas especiales de la


primera infancia, puede incluir actividades autoeróticas directas o existir
independientemente de ellas.

No hay diferencia perceptible entre niñas y niños en lo que hace al empleo de su


posesión “no yo” originaria a la cual Winnicott denominó OBJETO TRANSICIONAL
Cuando el niño comienza a utilizar sonidos organizados, es posible, que una
palabra sea destinada al OBJETO TRANSICIONAL.

A veces, no hay objeto transicional, salvo la madre misma. Puede que el niño esté
turbado en su desarrollo emocional y no pueda disfrutar del estado de transición o
que se rompa la utilidad de los diversos objetos utilizados. La continuidad se
puede mantener oculta.

Cualidades especiales en la relación:


1- El niño afirma derechos sobre el objeto, nosotros acordamos. Presenta
abrogación, en tanto anula la omnipotencia.
2- El objeto es afectuosamente acunado, excitadamente amado y mutilado.
3- No debe cambiar, lo cambia el niño.
4- Debe sobrevivir al amor instintivo, al odio primitivo, a la agresión.
5- Al niño debe parecerle que da calor, se mueve, tiene textura, hace algo que
presenta vitalidad o realidad propia.
6- Para nosotros procede del exterior, no para el niño; tampoco de adentro, no
es una alucinación.
7- Su destino: gradualmente se descatectiza, queda olvidado, no queda
reprimido el sentimiento por él, ni se olvida, ni se lamenta su pérdida.
Pierde significado porque los fenómenos transicionales han sido de-
fundidos, esto implica que se han extendido por todo el territorio intermedio
entre la realidad psíquica interior y el mundo exterior tal como es percibido
por dos personas en común, esto es el campo cultural. Se amplía dando
cabida al tema de los juegos.

Relación del Objeto Transicional con el simbolismo.

El fragmento de nombre simboliza algún objeto parcial, por ejemplo: El pecho o a


la madre; pero el no serlo reviste tanta importancia como representarlo.
Al emplear el simbolismo, el niño, distingue entre fantasía y realidad, entre objetos
interiores y exteriores, entre creatividad primaria y percepción del objeto
transicional. Deja lugar para el proceso de hacerse capaz de aceptar la diferencia
y la semejanza.
La raíz de simbolismo en el tiempo y el objeto transicional es lo que vemos de este
recorrido que marcha hacia la experimentación.
El simbolismo solo puede estudiarse apropiadamente en el proceso de crecimiento
de un individuo y su significado es variable.

OBJETO TRANSICIONAL:
*Representa el pecho
*Objeto de la primera relación
*Antecedente a la instauración de la realidad
*En relación con el niño, éste pasa del control omnipotente al control por
manipulación
*Puede convertirse en fetiche, característico de la moda sexual adulta.
*Por sus características erótico – anales, puede representar las heces.

Relación con el Objeto Interior (referido a M. Klein)


El objeto interior es un concepto mental.
El objeto transicional no es un objeto interior, es una posesión; no es un objeto
exterior.
El objeto transicional es utilizado por el niño cuando el objeto interior está vivo,
real y es suficientemente bueno.
Las cualidades del objeto interior dependen del objeto externo –pecho, figura
materna, cuidados en general– si éste falla, el objeto interior deja de tener
significado para el niño y el objeto transicional pierde su sentido.
El objeto transicional no está sometido a control mágico como el objeto interior, y
no está fuera de control como el objeto exterior, la madre real.

Ilusión – desilusión
Un niño pequeño solo puede pasar del principio del placer al principio de realidad,
o sobrepasar una identificación primaria si existe una madre suficientemente
buena, es la madre del pequeño la que realiza una adaptación activa a las
necesidades del niño, disminuyendo gradualmente, en tanto crece la habilidad del
pequeño para explicarse el fracaso de la adaptación y para tolerar la frustración. El
cuidado del niño pequeño depende de la duración y no de la inteligencia. A causa
del fracaso de la madre se produce el desarrollo prematuro del yo con una
separación precoz del objeto bueno y malo. Winnicott le da fundamental
importancia a la disponibilidad de la que puede disponer la madre para los
cuidados del niño pequeño. En tanto tiempo dispensado y no de sus habilidades o
recursos inteligentes como señalo anteriormente. Si la madre no dispone de
tiempos para el niño, lo que le permitirá tolerar la frustración
El período de ilusión, Winnicott lo llama fase transicional; el niño se ve turbado,
pero también proporciona al individuo una fase de descanso. Es el tiempo en que
se funda para el pequeño la constitución de un objeto interior, sujeto a la fantasía
pero también es el tiempo en que el niño encuentra descanso porque es allí donde
se puede servir del objeto transicional para calmar su angustia, como señalo
anteriormente por ejemplo en el tiempo de irse a dormir.
En tanto el niño va creciendo presenta cierta habilidad para afrontar los fallos
maternos y los medios de que dispone son:
1) su experiencia repetida, hay un límite temporal para la frustración, primero debe
ser breve.
2) Sentimiento de proceso creciente.
3) Comienzo de la actividad mental.
4) Se activa el recuerdo, revive las fantasías, los sueños; comienza a producirse la
integración del presente, pasado, futuro.
El niño puede sacar provecho de la experiencia de frustración, la adaptación
incompleta a la necesidad hace que los objetos sean reales, lo que implica que
sean odiados igual que amados.
La primera adaptación es para que el niño pueda iniciar y desarrollar una
capacidad para experimentar relaciones con la realidad exterior, no para formarse
un concepto de dicha realidad.

La ilusión y el valor de la ilusión:

La madre, al principio, por la adaptación exacta provee al niño de la capacidad de


la ilusión, de que su pecho es parte suya. Tiempo de control mágico. La
omnipotencia es casi un hecho de la experiencia. La tarea materna será des-
ilusionar gradualmente al bebé, pero no tendrá buenos resultados si primero no
fue capaz de dar suficientes oportunidades para la ilusión.
El pecho es creado por el pequeño una y otra vez, partiendo de su capacidad de
amar o partiendo de su necesidad, es decir el desarrollo de un fenómeno objetivo,
el pecho de la madre incluye todo lo referente a la técnica materializadora. El
pecho es colocado en la boca del niño, lugar donde se halla dispuesto a crear.
Desde el nacimiento el ser humano se ocupa del problema de la relación entre lo
percibido objetivamente y lo que es concebido subjetivamente. Para solucionar
este problema no hay salud para el ser humano que no haya sido puesta en el
buen camino por la madre. Con esto Winnicott se está refiriendo a la zona
intermedia, zona permitida al pequeño, aquella que se crea originariamente entre
la madre y el niño y que no le pertenece a ninguno pero que favorece la presencia
del objeto transicional, primera posesión no yo, aun antes de que el yo se
constituya y que hace a su constitución, entre la creatividad primaria y la
percepción objetiva basada en la puesta a prueba de la realidad.
Los fenómenos transicionales representan las fases, los procesos del empleo de
la ilusión.
La ilusión pone en marcha para el ser humano el significado en la idea de una
relación con su objeto, que los demás perciben como exterior a dicho ser.

Al comienzo del desarrollo del ser humano, el niño dentro de cierto marco
aportado por la madre, es capaz de hacer concebir la idea de que algo satisface,
la creciente necesidad suscitada por el instinto. Al principio el pequeño no sabe lo
que tiene que ser creado, momento en que se presenta la madre, da el pecho y su
potencial necesidad de alimentar. Lo que conlleva la adaptación de la madre a las
necesidades del pequeño, cuando es suficientemente buena, da al pequeño la
ilusión de que existe una realidad exterior que corresponde a la necesidad de
crear del propio pequeño. Hay coincidencia entre lo que la madre aporta y lo que
el niño es capaz de concebir. El niño percibe el pecho en la medida en que puede
ser creado ahí mismo y en ese preciso instante. En éste sentido no hay
intercambio entre madre y niño. El niño se alimenta de un pecho que forma parte
de sí mismo, mientras que la madre da el pecho a un niño que forma parte de si
mima. El intercambio se basa en la ilusión. Da forma a una zona de la ilusión,
lugar donde se ubica la principal función del objeto y fenómenos transicionales,
que ponen en contacto a cada ser humano con aquello que será siempre
importante para él: una zona mental de experiencias que no serán disputadas.
El problema que preocupa al pequeño a causa de que la principal tarea de la
madre, luego de aportar una oportunidad para la ilusión, es la des- ilusión.
La des- ilusión ocupa lo preliminar al destete; va bien como proceso gradual,
abona el terreno para la serie de frustraciones que reunimos bajo el nombre de
destete, lo que implica disponer de la oportunidad para la ilusión y la gradual des-
ilusión. Si la relación ilusión – des-ilusión se descarría el niño no logra alcanzar el
destete, ya que la terminación del amamantamiento no lo constituye.
Sabemos que el proceso del destete – serie de frustraciones - puede tener lugar
en el niño porque el proceso ilusión – des-ilusión se está desarrollando bien.
La tarea de aceptación de la realidad nunca es completada, ningún ser humano
está libre de la tensión que ocasiona relacionar la realidad interior con la exterior y
que el alivio de tal tensión la aporta una zona intermedia de experiencias que no
es disputada, en continuidad directa con respecto a la zona de juego, donde el
niño pequeño se pierde al jugar. Zona necesaria en la infancia para la iniciación de
una relación entre el niño y el mundo, siendo posible por una buena maternización
en la fase crítica precoz. Pero lo esencial para esto es la continuidad en el tiempo
del medio emocional exterior, de los elementos específicos del medio físico,
objetos transicionales.

A modo de resumen:
• El aporte de las primeras experiencias del niño sano tal como se expresen
en relación con la primera posesión no yo. De cómo se constituya esa
primera posesión dependerá la constitución de la subjetividad,
disponibilidad del otro materno en tiempo y espacio y conformación del
objeto transicional
• El niño establece una relación temporal retroactiva entre la primera
posesión y los fenómenos autoeróticos. La primera posesión se relaciona
tanto con el objeto externo (pecho) como con el objeto interno (pecho
mágicamente introyectado); es diferente de ambos.
• Fenómenos y objetos transicionales pertenecen al terreno de la ilusión, que
se halla en la base de la iniciación de la experiencia, fase precoz del
desarrollo, es posible por la capacidad de la madre para adaptarse a las
necesidades del pequeño permitiéndole la ilusión de que las cosas que él
crea existen realmente.
• Zona intermedia de experiencia, indisputada respecto de su pertenencia
interna o externa. Constituye la mayor parte de la experiencia del pequeño
y es retenida durante toda la vida dentro de la experiencia del arte, la
religión o como labor científica creadora.
• La ilusión tiene un valor positivo.
• El objeto transicional va siendo descatectizado a medida que se desarrollan
los intereses culturales.

Bibliografía general

Winnicott, D. W.:
o Escritos de Psicoanálisis y Pediatría. 1952. Traducción Jordí Beltrán.
Primera edición de Barcelona 1979. Editorial Paidós.
o Clínica Psicoanalítica Infantil. Traducción Bernardo Gorsd. 2da.Edición
1993, Buenos Aires. Editorial Horme.
o El proceso de maduración en el niño y el Ambiente Facilitador .Estudios
para una Teoría del Desarrollo Emocional. Traducción Jorge Piatigorsky.
1993 Buenos Aires. Editorial Paidós
o Realidad y juego. Traducción Floreal Mazias. 2da reimpresión mayo 2000,
España. Editorial Gedisa.
o El Niño y el Mundo Externo. Traducción Noemí Rosemblat. 4ta Edición
1993. Editorial Horme.

Sumario

El siguiente texto reúne el recorrido del concepto de objeto transicional y


fenómeno transicional en la Obra de D.W. Winnicott, en la constitución del
psiquismo infantil y la posterior posición del sujeto frente al mundo e inmerso en la
cultura.
El material recorre exclusivamente los textos winnicotianos y trata de definir los
conceptos desde su propia lógica.

Curriculum Vitae
Prof. Lic. Marcela A. Aguirre. Licenciada en Psicología. Jefe de trabajos prácticos
del Departamento de Psicoanálisis de la Universidad Argentina J. F. Kennedy,
Asistente de Guardia Unidad Sanitaria Nº 18, Planta permanente, de la
Municipalidad de Avellaneda, Secretaría de Salud.

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