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VEGA TOSCANO: OCUPACIONES HUMANAS

Ocupaciones humanas en el Pleistoceno de la


Depresión de Guadix-Baza: elementos de discusión.

Luis Gerardo Vega Toscano


Departamento de Prehistoria. Facultad de Geografía e Historia. Universidad Complutense. 28040
MADRID.

ABSTRACT

Paleolithic settlements dating from the Middle Pleistocene exist in the Guadix-Baza basin.
Recent geological research in the Depression indicate that the chronostratigraphical position of the most
relevant sites is accurate. The provisional results discussed in this paper provide arguments for the inclusion
of these sites in the regional Paleolithic sequence.

KEYWORDS: Paleolithic, Pleistocene, Guadix-Baza Depression.

Introducción

El relleno Plio/Pleistoceno de la cuenca sedimentaria continental de Guadix-Baza-Huéscar


(Granada) ha despertado un interés en la investigación que se ha ido incrementando en los últimos
años con ritmo acelerado. Este interés se encuentra plenamente justifícado si se tiene en cuenta no
sólo la magnitud, tanto espacial como temporal, de los depósitos de dicha cuenca sino sobre todo
su origen sedimentario que ha favorecido la presencia de un nutrido grupo de yacimientos de
vertebrados en buen estado de conservación y susceptibles de ser estudiados con ciertas garantías
desde un punto de vista tafonómico. A pesar de estas notables características, los resultados
alcanzados hasta ahora en dichas investigaciones no pueden considerarse totalmente satisfactorios
puesto que presentan tres grandes bloques de problemas:

1. La neotectónica y los abundantes cambios de facies difícultan mucho el establecimiento de


las relaciones geométricas entre las distintas formaciones cartografiadas en la Depresión. Esto
equivale a decir que las reconstrucciones paleogeográfícas y la cronoestratigrafia detallada de
todo el sector tienen todavía numerosas incógnitas por despejar.

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LA CUENCA DE GUADIX - BAZA

2. Desde un punto de vista bioestratigráfíco se conoce con relativo detalle el intervalo


Rusciniense-Villafranquiense- Bihariense, que en principio parece datar la casi totalidad del
relleno postmioceno de la cuenca. En cambio, el Pleistoceno medio avanzado y sobre todo
el paso hacia el Pleistoceno superior están casi indocumentados y, pese a que existen
evidencias para plantear algunas hipótesis, puede considerarse que esta parte superior de la
secuencia potencial de la Depresión, con lo que implica a la hora de establccer la cronología
de los procesos representados en la colmatación de la cuenca, está todavía sin articular.

3. El gran número de yacimientos paleontológicos estudiados en este sector contrasta vi-


vamente con la parquedad de sitios en los que se hayan localizado trazas de actividad humana.
Hasta este momento solo se han publicado restos industriales bien situados estratigráficamente
en dos yacimientos, si excluimos los discutibles hallazgos de Venta Micena (cf. Gibert, 1986;
Vega Toscano, 1984): Cúllar de Baza I y la Solana del Zamborino. Esta pobreza cuantitativa
no se corresponde, sin embargo, con la importancia real de dichos yacimientos, puesto que
el primero constituye sin duda uno de los más antiguos de la Península y el segundo es el pilar
fundamental sobre el que reposa la datación del tramo fínal del relleno de la cuenca (Comas
& García Dueñas, 1986; Soria et al., 1987).

El objetivo del presente escrito es examinar con algún detalle el tercer grupo de problemas, de cara
a su coordinación cronoestratigráfica con las evidencias geológicas y paleontológicas, desde la
perspectiva de la situación actual del Paleolitico andaluz. Esta discusión permite asimismo
rcplantear los términos en los que se puede formular el segundo grupo de incógnitas anteriormente
citado y por lo tanto contribuye, desde una óptica distinta, a enunciar los objetivos de futuras
investigaciones en la Depresión.

El contexto de la Depresión de Guadix-Baza

La Depresión de Guadix-Baza es una de las fosas intramontañosas más importantes de las que
componen el Surco Intrabético. Tras algunos trabajos previos que suponen las primeras
descripciones de su relleno (Fallot et aL , 1967; Vera, 1968, 1969), más o menos parciales, se llega a
la primera síntesis estratigráfíca de toda la cuenca, propuesta por Vera (1970). Según este
investigador, los materiales que la rellenan pueden agruparse en dos grandes conjuntos: (i) depósitos
miocenos en la base, de origen esencialmente marino y afectados en mayor o menor medida por
movimientos tardiorogénicos; y (ii) materiales de ambiente sedimentario variado por encima de los
anteriores, subhorizontales y discordantes con respecto a ellos, atribuidos al Plioceno -a muro no
se descartan tramos del Mioceno superior- y al Cuaternario antiguo en el caso del nivel que sella la
Depresión. Para Vera (op. cit.), después de esta prolongada fase de sedimentación (durante el resto
del Cuaternario) se produciría un rápido ascenso del sector, causa del encajamiento de la red fluvial,
que continúa en la actualidad. Los distintos ambientes reflejados en el paquete estratigráfíco del
Plio-Pleistoceno se correspondían para este investigador con cuatro formaciones distintas
relacionadas como cambios de facies (Formaciones de Guadix, Gorafe-Huélago, Baza y Serón-
Caniles) y representaban respectivamente orígenes fluviales, lacustres, de albufera y marinos
costeros.
Estas cuatro formaciones, que como se ha dicho se consideraban prácticamente contemporáneas,
estaban sin embargo bastante mal datadas: se conocían algunas faunas anteriores a ellas,
procedentes de los materiales miocenos (Tortoniense, Aquitaniense), en puntos dispersos, y algunas

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VEGA TOSCANO: OCUPACIONES HUMANAS

localizaciones, ya en su interior, consideradas pliocenas. El argumento de más peso para atribuirlas


al Plioceno-Pleistoceno inicial era el Elephas meridionalis determinado por E. Aguirre (1963) en una
posición próxima al techo de la formación de Guadix. Esta unidad, por tanto, se habría depositado
entre el Mioceno superior o el Plioceno inicial y el Villafranquiense. La aparición de La Solana del
Zamborino pocos años después, también a techo de la misma formación y atribuida al Pleistoceno
superior inicial (Botella et al. , 1976), replanteó lógicamente las edades de todo el tramo postmioceno
y obligó a efectuar nuevas síntesis estratigráficas más detalladas. Estas han sido obra de Peña,
primero en el sector occidental (1975) y luego en el conjunto total de la Depresión (1979, 1985),
último trabajo de correlación completa que se ha efectuado en la cuenca granadina. Para Peña,
estos dcpósitos plio-cuaternarios constan de tres grupos de materiales diferentes: el de Guadix, en
el scctor occidental, el de Baza, en el oriental y el grupo de Huélago, en una posición intermedia.
Mantiene el origen más o menos fluvial para el primer grupo (formaciones detríticas a base de
conglomerados y arenas esencialmente), el ambiente lacustre para el tercero (margas y calizas) y
mixto (fluvial y lacustre) para el grupo de Baza. Algunas de las formaciones determinadas por Peña
son algo más antiguas que otras, pero en general se siguen manteniendo en su interpretación los
contactos por cambio de facies entre todas (indentaciones frecuentes, alternancias, cambios laterales,
lentejones...) y por tanto su relativa contemporaneidad. Paleogeográficamente la nueva
interpretación puede resumirse en los siguientes puntos:

1. La cuenca ha funcionado de un modo endorreico durante todo el periodo que va desde el


basculamiento del Mioceno hasta el depósito de los últimos niveles de colmatación. A partir
de este momento, aproximadamente coincidiendo con el actual encajamiento de la red fluvial,
empieza un ascenso del sector y la cuenca es capturada por el Guadiana Menor, pasando, de
desaguar en la vertiente mediterránea, a hacerlo ahora en la atlántica a través del Guadalquivir.
2. Todo este dominio ha estado condicionado por dos lagos, uno occidental y otro oriental,
más o menos someros y con grandes fluctuaciones en su extensión a lo largo del tiempo.
Alrededor de estos se depositaron materiales procedentes del desmantelamiento de las sierras
circundantes, arrastrados por corrientes de agua divagantes (canales anastomosados, abanicos
aluviales...). La mayor extensión de los sedimentos de origen fluvial y el desplazamiento de
las margas y calizas lacustres se interpretan como vinculados esencialmente con cambios
climáticos.
3. Dentro de esta dinámica, el sector oriental presenta algunas dificultades esenciales, sobre
todo en su distinción con el Mioceno basal, a causa de la falta de contactos netos y a la
presencia conjeturada de fauna miocena resedimentada en algunos niveles plio-pleistocenos.
Esto, junto a nuevas dataciones en la antigua formación Serón-Caniles de Vera, lleva a Peña
a postular un origen continental para este tramo. El ambiente salobre del lago podría justifícar
asimismo algunas faunas atribuidas anteriormente a un medio marino.
4. El . lago del sector occidental, representado por un cierto número de formaciones
compuestas por calizas y margas (Grupo de Gorafe-Huélago), sufrió una historia compleja
también, con fases casi de desecación seguidas de otras en las que ocupó una superfície
notable, aunque siempre menor que el oriental. Los avances y retrocesos de los depósitos
fluviales circundantes (Grupo de Guadix) acompañan a dichas oscilaciones. La última
extensión generalizada del lago está atestiguada por la denominada Formación de la Solana
del Zamborino, en cuyo tramo superior se localiza el yacimiento.

Aunque en los aspectos que interesa resaltar en este trabajo puede considerarse que la dinámica
general inferida por Peña tiene un amplio margen de validez, es de señalar que trabajos parciales
tanto en el sector occidental (Alonso, 1986; Alonso & Peña, 1987; Alonso et al. , 1988) como en el
oriental (Vera et al. ,1985; Soria et al. , 1987) y sobre todo las nuevas investigaciones bioestratigráficas

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LA CUENCA DE GUADIX - BAZA

(Agustí et , 1987 ; Alberdi et al. , 1988 a y b ) han proporcionado numerosos elementos que
permiten modifícar algunos puntos relevantes de la misma. Es de señalar sobre todo que las nuevas
evidencias ponen de relieve el decisivo papel de la tectónica en el funcionamiento general de la
Depresión, minimizando el factor climático como responsable de los avances y retrocesos de los
distintos medios sedimentarios citados anteriormente. Dichos trabajos permiten además reexaminar
las dataciones sugeridas por los yacimientos paleontológicos locali7ados en la Depresión.
Una dificultad esencial en este sentido es el mismo funcionamiento de la cuenca sedimentaria, que
presenta dichos contactos entre unidades litoestratigráfícas como cambios de facies y por
consiguiente, no hay una relación cronológica estricta entre ellas. Solo en la parte central de la
Depresión existe la posibilidad de situar algunas por encima de otras, gracias a la mayor potencia
de la serie en ese sector y a la alternancia de medios lacustres y aluviales que permite separar algunas
netamente. Atendiendo a esta limitación, se pueden agrupar los hallazgos paleontológicos de la
Depresión del siguiente modo:

1. Formaciones antiguas: según la sistemática de (Peña, 1979), estarían representadas en la


zona occidental por las "Calizas de Fonelas", "Margas de Bacaire" y "Arcillas de Negra-tila", al
menos en sus tramos inferiores, ya que los superiores pasan lateralmente a otras unidades que
poseen un desarrollo cronológico más amplio. En este grupo hay dataciones , en las "calizas
de Fonelas" y corresponden a una serie de yacimientos que permiten situar el techo de dicha
unidad en el Plioceno superior (yacimientos de Gorafe 1 y 2). En el Barranco de la Yedra
habría otra localización, más dudosa, que se considera Plioceno superior-Pleistoceno antiguo.
Recientemente se ha datado la base de esta formación con argumentos muy calibrados en el
Plioceno inferior (Ruiz-Bustos et al. , 1984: yacimiento de Gorafe-A). Algunos de sus
equivalentes en el sector oriental presentan el problema de un posible origen marino hasta
finales del Plioceno.
2. Formaciones intermedias: tanto en el sector occidental como en el oriental los yacimientos
de mamíferos estudiados hasta la fecha con garantías pertenecen íntegramente a dos edades
principales: el Villafranquiense y el Bihariense; esto equivale a decir que este tramo principal
del relleno de la Depresión corresponde a la interfase Plioceno/Pleistoceno y al Pleistoceno
inferior. Las únicas atribuciones que se han hecho al Pleistoceno medio -véase la recopilación
ofrecida en (Peña, 1979; 1985)- son bastante dudosas: algunas estimaciones efectuadas por J.
de Porta en la formación de "Arenas de Alamos Negros" -que podrían ser igualmente
Pleistoceno inferior final- y un proboscídeo encontrado en Solana III (formación "Arenas de
Alcudia-Esfíliana") inmediatamente debajo del yacimiento epónimo, que se clasificó como
Palaeoloxodon antiquus con muchas reservas. En el sector oriental la imagen sería la misma;
habría un cierto número de yacimientos encuadrables en el Pleistoceno inferior (Cúllar de
Baza II, Cortes de Baza I y II, Huéscar 1, Venta Micena, Orce 1 y 2...) muchos de los cuales
habían sido atribuidos anteriormente, aunque con reservas, al Pleistoceno medio. A techo
de estas formaciones aparecen sedimentos lacustres en sentido amplio en los que se engloban
los yacimientos paleolíticos discutidos a continuación.
3. Formaciones superiores: constituidas por depósitos aluviales, a veces de considerable
espesor, que forman el denominado "Nivel de colmatación" de toda la cuenca. Encima se
desarrolla un sistema de glacis, generalmente encostrados, previo al actual encajamiento de la
red fluvial que disecta los depósitos inferiores. Los últimos sedimentos cartografiados en la
depresión corresponden ya a terrazas y depósitos de ladera asociados a materiales holocenos.

De esta introducción geológica, forzosamente esquemática, se pueden extraer dos conclusiones


previas: (i) tanto Cúllar de Baza-l como La Solana del Zamborino se encuentran a techo de las aquí
denominadas Formaciones Intermedias y por tanto son inmediatamente anteriores al "Nivel de

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VEGA TOSCANO: OCUPACIONES HUMANAS

colmatación"; (ii) toda la Depresión, debido a su dinámica sedimentaria y a las condiciones


paleogeográficas a las que dicha dinámica responde, es un lugar extremadamente favorable para la
conservación de los yacimientos y, por tanto, para poder realizar en ella una secuencia en las
ocupaciones humanas similar a la que se está realizando con las faunas. Para centrar la discusión
de este aspecto será necesario, sin embargo, examinar con algún detalle la evidencia aportada por
cada uno de estos yacimientos y reevaluar las opiniones que sobre ellos se han vertido hasta la fecha.

Cúllar de Baza-1

Se trata del yacimiento más antiguo en el que se haya documentado presencia humana inequívoca
en la Depresión. Localizado a unos 2.5 km al SE de la población del mismo nombre, con una
altitud de 950 metros s.n.m., es un afloramiento fosilífero conocido desde comienzos de la pasada
década. Fué excavado de modo sistemático por Ruiz-Bustos en el verano de 1973, quién realizó
tres zanjas de 6 x 3 m 2 adaptadas a la ladera, en las que profundizó por niveles artifíciales de 10 cm.
Los resultados obtenidos en dicha campaña han sido objeto de varias publicaciones detalladas
(Ruiz-Bustos, 1976; 1984; Ruiz-Bustos & Michaux, 1976) que suponen la mejor documentación
disponible hasta ahora sobre el yacimiento. En 1975, al haberse comprobado la presencia de in-
dustria lítica, el Departamento de Prehistoria de la Universidad de Granada realizó otra campaña
con resultados poco satisfactorios que todavía permanecen inéditos. En 1987 un equipo de
paleontólogos del Museo Nacional de Ciencias Naturales volvió a excavar en el yacimiento -véase
informe en este mismo volúmen- para realizar nuevas observaciones tafonómicas. Según Ruiz-
Bustos, la estratigrafia del lugar consistía, de muro a techo, en los siguientes niveles:

-NIVEL A: de carácter detrítico, corresponde a una indentación a techo de la Formación de


Guadix. Dividido en tres subniveles compuestos por gravas, arenas y conglomerados.
-NIVEL B: de naturaleza arcillosa, con algún lentejón de limos. Dividido en tres subniveles,
el tercero presentaba ya fauna.
-NIVEL C: paquete arcilloso de color casi negro, con un elevado contenido en materia
orgánica. Es el más rico del yacimiento.
-NIVEL D: lentejón en el interior de C, de naturaleza margosa y alto contenido en
carbonatos. Presenta un tramo endurecido (D2) con aspecto travertínico y una fuerte
concentración de restos de moluscos.
-NIVEL E: de naturaleza similar al D, aunque dividido en tres subniveles. Para Ruiz-Bustos
es también un lentejón en el interior de C.
-NIVEL F: limos arenosos fínos, localmente cementados, que lateralmente pasan a gravillas.
-NIVEL H: bancos de areniscas calcáreas con lentejones arenosos sin cementar. Por encima
seguirían niveles detríticos que acaban con un tramo de conglomerados.

La formación del yacimiento ha sido interpretada por Ruiz-Bustos como un episodio transgr,esivo
del lago oriental de la Depresión, que daría lugar a un ambiente palustre en el que las variaciones
detectadas en los niveles C, D y E vendrían determinadas por la mayor o menor profundidad del
encharcamiento. Es de señalar además que no se han mencionado elementos que permitan
considerar la existencia de emersiones de la zona, aunque sean estacionales.
La fauna encontrada tanto por Ruiz-Bustos como por Alberdi y colaboradores permite situar
bioestratigráfícamente los niveles C, D y E a comienzos del Pleistoceno medio (c. 0.7 MA). Consiste
en caballos (Equus stenonis senezensis clasifícado como Equus altidens y Equus süssenbornensis du-
rante las investigaciones de 1987), rinocerontes (Dicerorhinus etruscus brachycephalus), cérvidos
(Cervus acoronatus, Praemegaceros verticornis), bisonte, jabalí, proboscídeos (Mammuthus

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LA CUENCA DE GUADIX - BAZA

trogontherii, clasifícado anteriormente como M. meridionalis), carnívoros (Canis etruscus, Vulpes


praeglacialis , Vulpes sp., Crocuta sp.), micromamíferos (Microtus brecciensis , Arvicola
mosbachensis , Apodemus aff. sylvaticus , Allocricetus bursae , Eliomys cf. quercinus , Lepus sp., Sorex
sp., Neomys sp., Crocidura sp.), reptiles y peces.
Los restos atribuídos a la intervención antrópica son escasos. En 1973 aparecieron dos cantos
trabajados de cuarcita y dolomía, junto a 5 manuports (algunos con fracturas) de peso ligeramente
superior a los l.000 gr. y de naturaleza calcárea. Su presencia en un paquete arcilloso sólo pudo
explicarse por medio del transporte antrópico ya que el medio no tenía energía suficiente para
justifícar su aparición junto a los restos óseos. En 1987 aparecieron muchos más manuports en
condiciones similares, junto a dos lascas de sílex excepcionalmente frescas (CU-87-A83 y
CU-87-B 175). Ambas presentan el talón liso y carecen de retoques, pero al ser productos de tercer
orden indican que proceden de la explotación de un núcleo y no del retoque de un instrumento
sobre nódulo. Es muy poco lo que se puede decir con tan pocas piezas, pero en principio su aspecto
arcaico entra dentro de lo que cabria esperar en una industria del Paleolítico inferior con una
cronología semejante. Ruiz Bustos (1984) ha señalado la existencia de dos esquirlas óseas
transformadas en instrumentos mediante fracturas intencionales. Se trata de dos piezas con una
manufactura muy discutible, aunque evidentemente esta prevención no sirve para refutar su
utilización como instrumentos ocasionales.

A 83

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Figura 1. Lascas encontradas durante
las excavaciones de 1987 en Cúllar de
Baza-1.

El análisis tafonómico publicado por Ruiz-Bustos aporta bastantes datos de interés: no existen
evidencias de fuego sobre ninguno de los huesos, ni hay ordenaciones especiales en su reparto o en
su orientación. Las piezas óseas que no tienen médula aparecen frecuentemente en conexión
anatómica y prácticamente enteras, mientras que las diálisis de los huesos largos están
mayoritariamente partidas. Estos elementos encajan relativamente bien con la interpretación global
que efectúa este investigador sobre la presencia humana en el yacimiento: se trataría de pequeños
grupos de homínidos que carroñearían los restos de animales aprovechables que se encontraran en
las riberas encharcadas del lago, al igual que las hienas -de las que han aparecido coprolitos en el
yacimiento- y otros carnívoros menores. Para descuartizar los restos mejor conservados y para
acceder a la médula utilizarían una industria poco elaborada, que luego abandonarían en el sitio,
cuyo encharcamiento, aunque somero, no permitiría un asentamiento prolongado. Es de señalar
que la baja densidad de útiles con relación a los restos óseos parece indicar una presencia humana
similar a la de los restantes carnívoros.

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VEGA TOSCANO: OCUPACIONES HUMANAS

La Solana del Zamborino

La Solana del Zamborino (Fonelas) es un afloramiento fosilífero descubierto en 1964 con motivo
de la construcción de una pista que lleva desde Hernán Valle hasta el cortijo de Guájar, en el escarpe
de un barranco adyacente a la rambla de Ovel. Se encuentra en una zona yerma y acarcavada, típica
del paisaje de la Depresión. Visitada en numerosas ocasiones por clandestinos de Guadix, algunos
de ellos, sin duda conscientes de la envergadura del sitio, pusieron en manos del Departamento de
Prehistoria de la Universidad de Granada un cierto número de materiales óseos y liticos. El
entonces director de dicho Departamenteo, Prof. Dr. Antonio Arribas, decidió emprender
excavaciones sistemáticas en el emplazamiento y encomendó la dirección arqueológica de estos
trabajos a Miguel Botella, antropólogo y colaborador de ese centro. En el equipo intervinieron los
Departamentos de Estratigrafia y Paleontología de las Universidades de Granada y Salamanca
respectivamente.
Las excavaciones comenzaron en 1972. Los resultados de esta campaña, provisionales, fueron
objeto de la única publicación algo pormenorizada que existe sobre el yacimiento (Botella et al. ,
1976), donde se incluye una primera síntesis estratigráfica (Casas et al. , 1976) y algunas generalidades
sobre la fauna recuperada (Porta, 1976). Después de la segunda campaña se presentó al XIII
Congreso Nacional de Arqueología una comunicación bastante breve (Botella, 1975), que repite
esencialmente las características descritas en la primera publicación. Posteriormente se han
estudiado los micromamíferos (García García, 1977; García & Rosino, 1983) y algunos herbívoros
(Martín Penela, 1976; 1987) del yacimiento, trabajos que, junto a nuevos estudios geológicos de la
Depresión (Peña, 1975; 1979), constituyen la única documentación disponible sobre estas
campañas.
Los trabajos de excavación completos se encuentran descritos por Martín Penela (1976, p. 8 y
ss.). Según este autor, en 1972 se abrieron tres zanjas diferentes (39 m 2) en el escarpe del barranco
y se comenzaron los estudios geológicos de la zona, lo que dió lugar a la publicación ya mencionada.
En 1973 se realizó la segunda campaña. Previamente se retiró con una pala mecánica el relleno
superior del yacimiento, considerado estéril. De este modo se despejó un área de 400 m 2, nivelada
a unos 60 cm sobre los niveles fosilíferos. En esta campaña se abrieron nuevas zanjas (un total de
56 m 2), en las que se excavó hasta terrenos estériles, con profundidades variables (hasta 7 m en el
rincón NE), referidas al suelo nivelado por la máquina. En 1975 se ampliaron algunas de las zanjas
existentes y se abrieron otras nuevas (27 m 2). La cuarta campaña, correspondiente a 1976, sigue esta
misma tónica. En total, el área excavada parece corresponder a unos 180 m 2 dentro de la superficie
acondicionada en 1973. El tramo fértil tenía unos 10 m de potencia media.
Según todos los indicios, la técnica de excavación que se empleó no fue especialmente sofísticada.
El primer año, por ejemplo, no se recogieron ni siquiera muestras para microfauna, ya que al
parecer los excavadores no se dieron cuenta de su presencia (Porta, 1976 p. 21; García García, 1977
p. 19). Los tramos fértiles se rebajaron por niveles artificiales de 10 cm y los planos de dispersión
de los restos se hicieron midiendo las distancias respecto a los perfíles de cada zanja. Teniendo en
cuenta las dimensiones de estas (6 x 2 o 5 x 3 m de media), los frecuentes cambios de facies en cada
nivel, el buzamiento de las capas y sus contactos complejos (Casas et al. , 1976) resulta difícil
determinar el contexto estratigráfíco de los hallazgos, aunque este problema tendría que matizarse
hasta que no se publique en detalle el sistema utilizado para reconstruir la posición estratigráfica
de cada pieza.
El yacimiento contaba con cuatro niveles fértiles esenciales, de los que el tercero era el más denso.
La industria, según Botella (comunicación oral), es un Achelense superior mediterráneo, de facies
no Levallois, con raederas, bifaces lanceolados y cordiformes, hendedores, cantos trabajados y
numerosos cantos rodados de cuarcita sin tallar, transportados por el hombre. El sitio, según este

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LA CUENCA DE GUADIX - BAZA

autor, tuvo que servir como cazadero, ya que a los numerosos restos de animales se unen motas
de carbón, varios hogares y una zanja artifícial que sirvió como trampa. La fecha propuesta para
estas ocupaciones es el Pleistoceno superior inicial (Riss/Würm). Esta datación, como se ha visto
anteriormente, afecta decisivamente a toda la cronoestratigrafía del relleno cuaternario de la
Depresión.
El yacimiento no ha vuelto a ser excavado con posterioridad a estos trabajos. El abundante
material obtenido por M. Botella, con la excepción de algunas piezas selectas depositadas en el
Museo Arqueológico de Granada y expuestas en vitrina, se encuentra aún en la Diputación
Provincial de Granada, teóricamente en estudio. En el terreno se puede observar con garantías el
tramo superior del yacimiento, especialmente en lo que hace referencia a las unidades situadas por
encima de los niveles fértiles, que son las representadas en los cortes dejados por la pala excavadora
y que no han sufrido derrumbes de importancia. La parte inferior es más dificil de observar, ya que
las paredes de las zanjas se han hundido. Por esta causa, la parte superior de los niveles fértiles solo
se encuentra representada en algunos puntos muy localizados y ha sufrido las rebuscas de los
inevitables clandestinos. La serie completa puede estudiarse, desde un punto de vista estratigráfíco,
siguiendo el corte del barranco desde la planicie de la torre de Guájar hasta el fondo de la rambla
de Ovel.
Siguiendo la última interpretación de Peña -que es diferente en nomenclatura a la publicada en
Casas et al. , (1976), la columna estratigráfica de la Solana se compone de tres formaciones distintas:

- Formación de base: "Arenas y conglomerados de Alcudia- Esfiliana", que corresponden al


"Miembro arenoso de la formación de Guadix" de (Peña, 1975) y son un tramo conglomerático de
la "Formación de Guadix" de (Vera, 1970). Hacia el borde de la cuenca, en dicha formación
dominan los conglomerados homométricos -cantos de materiales metamórfícos procedentes de las
Béticas- en matriz arenosa, mientras hacia el centro de la misma son más abundantes las arenas, con
alguna intercalación arcillosa. Son numerosas las estructuras de origen fluvial, como
megaestratificaciones cruzadas, buenos contactos erosivos en la base de los conglomerados y las
imbricaciones de cantos. Para Peña, todas estas características indican un medio subaéreo de alta
energía, del tipo de ríos anastomosados. A techo de dicha formación se localizarían los primeros
materiales arqueológicos del yacimiento (Nivel A de Martín Penela), en una serie de capas de arenas
y limos, con estratificación cruzada a techo, que conforme se desciende en la secuencia se irían
transformando gradualmente en conglomerados de matriz arenosa, localmente cementados (Martín
Penela, 1976). Se trataría de un nivel bastante pobre en restos, que fínalmente se haría estéril.
- Formación intermedia: "calizas de la Solana del Zamborino", unidad originalmente distinguida por
Peña (1975), sin equivalentes anteriores. Se trata de una formación constituida esencialmente por
calizas, con intercalaciones lutíticas grises, cuyo máximo desarrollo no se encuentra realmente en la
Solana, sino cerca de Huélago, más hacia el oeste. La serie condensada que se encuentra en el
yacimiento se corresponde con los niveles más fértiles, que los excavadores dividieron del siguiente
modo:

- NIVEL B (al principio, nivel A): Compuesto por limos y arenas fínas que gradualmente pasan al
Nivel A a muro. El tramo superior es más arcilloso. En algunos perfíles falta y entonces se pasa
directamente del nivel A al C (Martín Penela, 1976). En la parte excavada el primer año se
distinguieron 2 subniveles, compuestos por cambios de facies limosas, arcillosas y arenosas.
- NIVEL C (antiguo B): el más rico del yacimiento. El primer año se distinguieron en él tres
materiales que se relacionaban asimismo por cambio lateral de facies (Casas et al., 1976: p. 11): (i)
arcillas de grano muy fino, de color negro, con restos de raíces; (ii) limos arenosos grises; y (iii)
arcillas verdosas con estructuras poliédricas. En este nivel apareció una zanja de paredes verticales
que se interpretó como una trampa realizada por el hombre para atrapar animales. Había asimismo

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VEGA TOSCANO: OCUPACIONES HUMANAS

hogares y grandes acumulaciones de huesos, cantos de cuarcita y material lítico, sobre todo en la
parte central.
- NIVEL D (antiguo C): menos rico que el anterior. El primer año se distinguieron en él dos
términos cronológicos y 6 facies distintas (2 en el primer subnivel y 4 en el segundo). Sería un tramo
de arcillas verdes con estructura poliédrica, que cambian de modo irregular a margas arenosas o a
limos discontinuos. La separación entre los dos subniveles la constituye un horizonte de arcillas
negruzcas prismáticas, considerada un suelo "gley" (Casas et al. , 1976: p. 11).
- NIVEL E (Nivel D primitivo): banco de calizas blancas muy irregular y ligeramente discordante,
con una base algo más margosa. Es estéril y supone el límite superior del yacimiento.
- NIVEL F (Nivel E primitivo): estéril, situado por encima del banco de calizas. Constaría de tres
términos diferentes, dos de arcillas pardas, con huellas de alteración edáfíca, y uno de
microconglomerado poco cementado. Se trataría de una especie de transición hacia la unidad
superior, con una potencia variable, comprendida entre los 2-3 ní.

- Formación superior: "Nivel de colmatación de la cuenca", ya descrito anteriormente. Se trata de


una unidad potente que ocupó toda la Depresión antes de comenzar el encajamiento de la red
fluvial. Está compuesta por niveles arenosos y de conglomerados, formados en un ambiente aluvial
amplio (ríos meandriformes para Peña) que hacia los bordes de la cuenca pasan a abanicos aluviales.
Aprovechando el desmonte realizado en la Solana, se ha efectuado un corte de unos 8 m de potencia
(Peña, 1979 p. 112), en el que se aprecian 5 alteraciones edáficas de distinta intensidad. A techo,
esta formación presenta una costra calcárea bien desarrollada, relacionable con el glacis de erosión
que cierra el ciclo dinámico de la cuenca.

La interpretación de estos depósitos revela una historia compleja. A una fase inicial (nivel A) de
ambiente fluvial torrencial, formada por conglomerados y arenas, sigue una formación de origen
lacustre somero (palustre), representada por los limos y arcillas verdes de los niveles B, C y D. La
paleogeografia del lugar en este momento se puede reconstruir como la orilla de un lago poco
profundo, con alternancias frecuentes de encharcamientos y zonas emergidas en las que
bioturbaciones (antropogénicas incluidas), pequeños procesos erosivos, oscilaciones del nivel
freático y deformaciones de carga durante la diagénesis -que llegan a ser inyecciones de un material
en otro- son el origen de los complicados cambios de facies y los limites confusos entre niveles.
Las calizas superiores suponen la máxima transgresión del lago occidental (Peña, 1975; 1979), cuya
superfície abarcaría ahora zonas que anteriormente solo estaban encharcadas. Este tramo se dataría
íntegramente, según estos autores, en el Pleistoceno superior inicial (Riss/Würm superior) a causa
de la fauna y la industria encontrada en el yacimiento.
Posteriormente, todas las publicaciones citadas parecen atribuir a un cambio climático la
emersión del área y su progresiva desecación. Las alternancias de niveles de conglomerados y
alteraciones edáfícas que cierran la secuencia son datadas en el Würm I, Würm I/II y Würm II tanto
por los materiales hallados en el tramo inferior como por una industria musteriense encontrada
cerca de la estación de Gor por Botella (citado en Peña, 1979: p. 113), en una superfície equivalente
a la parte superior del nivel de colmatación. Tras el encajamiento de la red fluvial y las superfícies
de erosión consiguientes, se encostraría la parte superior de la Depresión y se producirían algunos
depósitos aluviales, todo ello ya en el Holoceno.

Los materiales encontrados en las excavaciones de Botella en la Solana del Zamborino han sido
estudiados parcialmente. Por lo que respecta a la fauna, a la somera descripción de Porta (1976)
han seguido los estudios de micro y macromamíferos efectuados por García García (1977) y Martín
Penela (1976; 1987). Según ellos, la fauna, aunque más abundante en el nivel C, era idéntica en

335
LA CUENCA DE GUADIX - BAZA

todos los niveles del yacimiento. La lista faunística ofrecida por los últimos trabajos citados es la
siguiente:
Orden Perisodactyla:

Equus caballus torralbae


Dicerorhinus hemitoechus

Orden Proboscídea:

Palaeoloxodon antiquus
Mammuthus trogontherii (solo en el Nivel A)

Orden Artiodactyla:

Cervus elaphus
Dama sp.
Capreolus capreolus
Bos primigenius
Bos ( Bison) priscus
Sus scropha
Hippopotamus sp.

Orden Carnivora:

Canis cf. lupus


Panthera (leo) spelaea
Lynx cf. pardina
Felis silvestris

Orden Primates:

Macaca sylvanus

Orden Rodentia:

Eliomys quercinus cf. quercinus


Eliomys quercinus cf. lusitanicus
Allocricetus bursae colombierensis
Arvicola sapidus
Microtus brecciensis
Apodemus cf. flavicollis

Orden Lagomorpha

Lepes sp.
Oryctolagus cf. cunniculus

Orden Insectivora:

Sorex sp.
Crocidura sp.

Reptilia:

Testudo sp.
Lacerta sp.

336
VEGA TOSCANO: OCUPACIONES HUMANAS

Anfibia:

- Restos de anuros indeterminados

Por especies, los restos más abundantes parecen ser los de caballo y bóvido, seguidos de lejos por
los cérvidos. Los demás mamíferos son escasos. Entre la microfauna los más abundantes son el
ratón leonado y el cricétido. El estudio de los micromamíferos realizado por García comprueba que
un gran número de dimensiones se acercan mucho a las poblaciones de Cúllar de Baza-1, datadas
como se ha visto a comienzos del Pleistoceno medio, aunque para dicha autora el conjunto de la
Solana puede situarse a fmales de dicha fase o a comienzos del Pleistoceno superior (García García,
1977, p. 74). Esta interpretación es modificada por Ruiz-Bustos (recogida en Ruiz-Bustos et
al. ,1982), investigador que examinó la colección paleontológica procedente del yacimiento. Para él
la datación del yacimiento correspondería a fmales del Mindel/Riss, dado que las dimensiones de
los micromamíferos se separan poco de las ofrecidas en Cúllar y en cambio son siempre muy
distintas de las conocidas en el Pleistoceno superior. Martín Penela, en cambio, considera que el
nivel A debe datar de fínales del Pleistoceno medio, mientras que los depósitos más fértiles
corresponden ya al Pleistoceno superior. Todos estos trabajos siguen considerando que el ambiente
de La Solana refleja una etapa interglacial.
De la disposición de los restos óseos no se conocen excesivas precisiones. Al parecer, en el
yacimiento los huesos aparecieron muy fragmentados, mezclados con piezas liticas y sin ningún tipo
de conexión anatómica. De los cérvidos y los bóvidos faltaban generalmente las cuernas, lo que se
interpretó como una clara intervención humana en el plano tafonómico. Sin embargo, también
abundan los huesos rodados y los que poseen marcas de roedores y de carnívoros (Martín Penela,
1987).
Sobre la industria lítica poco se puede añadir a la vaga descripción general proporcionada por
Botella en sus dos breves presentaciones del yacimiento. Como ya se ha dicho, la colección parece
constar de bifaces (cordiformes y lanceolados), cantos trabajados, raederas simples, dobles y
transversales, denticulados y muescas, así como numerosos manuports en forma de cantos rodados
de cuarcita. Es de señalar que según su excavador la serie de la Solana es muy poco Levallois.
Desgraciadamente no se dispone ni de conteos técnicos ni tipológicos por el método Bordes. Lo
único que se puede afirmar, según los dibujos reproducidos en las publicaciones, es que las
semitabletas están presentes entre los tipos de soportes retocados y que existcn varias piezas con
prcparación basal, previa a su extracción; estos dos elementos permiten conjeturar el empleo de una
talla centrípeta con preparación periférica durante la fase de lascado. Hay rasgos tecnotipológicos
suficientes para considerar esta serie como Paleolítico medio -en el sentido tecnotipológico de
Bosinski (1982) y Tuffreau (1979)-, aunque es necesario recurrir a la presencia de hendedores y
bifaces lanceolados (inéditos) para clasifícar a la Solana como Achelense avanzado y no como
Musteriense de Tradición Achelense, porque los elementos tipológicos que se han dado a conocer
no son suficientes por sí solos para zanjar dicha atribución, como ya he citado en otras ocasiones
(Vega Toscano, 1983a y b).

Balance interpretativo

Según los argumentos examinados hasta ahora, la integración de Cúllar de Baza-1 en una
secuencia bioestratigráfica regional (véase Alberdi et al. , 1988a y b) no presenta problcmas
especiales, en la misma medida en que sus trazas de actividad humana tampoco ofrecen importantes
anomalías dentro del marco de la evolución cultural del Pleistoceno europeo. El debate principal

337
LA CUENCA DE GUADIX - BAZA

que se plantea entonces acerca de las ocupaciones humanas en la Depresión parece por tanto que
debe centrarse en las contradicciones que presenta actualmente la interpretación de La Solana del
Zamborino dentro de dicho contexto. En los términos que aquí interesa evaluar, parece que la
discusión de la Solana pasa por el examen de cuatro puntos esenciales: el cronológico, el contextual,
el industrial y el paletnográfico. Desgraciadamente, debido a la defectuosa investigación que ha
sufrido el yacimiento, los argumentos que se pueden barajar en cada uno de estos problemas son
muy desiguales, cuando no inexistentes.
En primer lugar es preciso recordar que desde un punto de vista cronológico tienen poco interés
las determinaciones industriales cuando se están manejando series del Paleolítico inferior o medio.
La aparición, siempre en superfície, de colecciones de aspecto musteroide en el llano de la estación
de Huélago (Obermaier, 1934) o en el de la estación de Gor, no tiene más alcance que indicar su
posible posterioridad respecto al primer glacis de la Depresión, lo que es muy poco signifícativo
puesto que junto a estas piezas clasifícables como Paleolítico medio existen mezclados materiales
mucho más recientes.
Tampoco hay que olvidar que industrias semejantes aparecen desde el Riss convencional en
muchos puntos del continente. Hasta que no se encuentre una colección numerosa y signifícativa
in situ no se podrá considerar un criterio válido para conjeturar la cronología del "Nivel de
Colmatación". Por eso adquiere una cierta relevancia el yacimiento inédito de la Fuente Alta de
Huélago, descubierto por Peña (comunicación personal de A. Ruiz-Bustos) y en el que encontró
in situ industria de aspecto "musteriense" -traducible desde nuestra perspectiva por un Paleolítico
medio sin bifaces-, en un nivel que se puede considerar situado inmediatamente bajo las "Calizas
de la Solana" y por encima del yacimiento de Huélago.
Como todos estos elementos permiten centrar la discusión sobre la cronología de la Depresión,
es factible reevaluar la datación de la Solana del Zamborino, en términos más o menos verosímiles
a la altura actual de la investigación, ya que todas las dataciones paleontológicas parecen coincidir
en que el relleno postorogénico de la cuenca ocupa dos fases principales: una Pliocena y otra
Pleistoceno inferior- Pleistoceno medio inicial (tipo Cúllar de Baza-l). Estas dataciones presentan
algunas contradicciones puntuales, como por ejemplo la diferencia que hay entre las asociaciones
de Venta Micena y las de Cúllar, situadas ambas en una formación relativamente limitada en el
tiempo ("Calizas de Cuevas del Campo", según la síntesis de Peña), pero parece que hoy en día son
verosímiles. Como evidencia adicional en estas consideraciones se puede argüir que cada vez que
una datación provisional (casos de Huélago y Venta Micena) ha sido objeto de una investigación
más cuidadosa, ha dado lugar a su envejecimiento bioestratigráfíco. Teniendo en cuenta asimismo
que todavía no ha aparecido ningún yacimiento atribuído al Pleistoceno superior en la Depresión,
seria preciso optar por la conclusión obtenida tras los análisis morfométricos de Ruiz Bustos y
considerar que la fauna de La Solana del Zamborino es típica del Pleistoceno medio, y no
nccesariamente de una fase final. Sin embargo, si se admite íntegramente la hipótesis de Ruiz-
Bustos, que sitúa en el Mindel/Riss convencional a La Solana, se plantean entonces nuevos
problemas inesperados:
1. Es necesario volver a datar el "Nivel de Colmatación", el comienzo del encajamiento de la red
fluvial y la formación de los glacis. Esto implica replantearse la velocidad con la que se está ele-
vando la cuenca.
2. Si se acepta el origen climático de las oscilaciones en los niveles lacustres, la Solana se sitúa justo
antes del óptimo climático representado por la última transgresión del lago occidental. Sin embargo,
se pueden ofrecer dos objeciones a esta causalidad: el papel de la neotectónica en el comportamiento
endorreico de la Depresión y la no correspondencia entre un clima actual ( árido esencialmente) y
el medio ambiente necesario para la formación del lago (balance hídrico positivo: insufíciente
evaporación, humedad mayor que la actual, nivel freático muy elevado...). De hecho, los datos
isotópicos publicados en este mismo volúmen parecen indicar más bien que los episodios

338
VEGA TOSCANO: OCUPACIONES HUMANAS

transgresivos coinciden, al menos en el caso de las "Calizas de la Solana", con un enfriamiento del
clima.
3. La colección litica publicada de La Solana es excesivamente evolucionada, sobre todo en lo que
respecta a los instrumentos sobre lasca, para tener una fecha tan antigua. En el Mindel/Riss
convencional se desarrollan normalmente industrias consideradas todo lo más como Achelense
medio, de espectro tipológico menos estandarizado que el que presenta La Solana, bastante bien
clasifícable como Achelense superior. Tecnológicamente, pese a los pocos datos disponibles, se
podría plantear este problema del mismo modo en el yacimiento de la Fuente Alta, que debería
corresponder entonces a un Mindel fínal (siempre en sentido cronoestratigráfico convencional), y
presenta, según los materiales que he podido examinar personalmente, unos núcleos discoides
también demasiado evolucionados.
No existen, por el momento, otras evidencias que contribuyan a dar una respuesta satisfactoria
a estos enigmas. Si consideramos que el tramo arqueológicamente fértil del yacimiento cubre dos
unidades distintas (los conglomerados y arenas del Nivel A y los limos de los niveles B, C y D),
hubiese sido necesario conocer en detalle las diferencias tecnotipológicas que presentan ambos
conjuntos para matizar la incidencia del problema (3) en la Solana, puesto que siempre cabe la
posibilidad de que los materiales más evolucionados sólo provengan del tramo superior, mientras
los que se encontraron en el inferior sean más arcaicos. Ante semejantes indeterminaciones solo se
puede situar el yacimiento en un Pleistoceno medio avanzado, en sentido amplio, y optar
provisionalmente por una datación algo más reciente que la que propone Ruiz-Bustos, o sea dentro
del Riss convencional. Esto permite considerar la colmatación de la cuenca como Pleistoceno me-
dio final o incluso inicios del superior, lo que resulta bastante compatible con los datos conocidos
y solo exige modifícar ligeramente los marcos cronológicos aceptados hasta ahora. En cualquier
caso, existe la discrepancia entre la industria, mal estudiada, y los restos paleontológicos, más fíables
en este sentido, y que parecen confírmar la relativa proximidad cronológica entre Cúllar de Baza-1
y La Solana, proximidad que podía sospecharse incluso solo en base a argumentos estratigráfícos.
De los restantes puntos de interés del yacimiento se puede decir aún menos. El tipo de registro
representado, por ejemplo, presenta un cierto número de incógnitas que no son fáciles de despejar.
Si tenemos en cuenta la estratigrafia del sitio, parece evidente que la Solana es un yacimiento
complejo que todavía no ha sido evaluado en profundidad, por lo que no hay manera de saber si
los restos aparecidos en el nivel A son alóctonos, total o parcialmente, o si en los niveles superiores
hay verdaderos suelos de habitación o, por el contrario, se trata de registros condensados o
palimpsestos en los que se superponen las acumulaciones debidas a dinámicas geológicas, biológicas
y humanas. En este tramo (niveles B, C y D) los excavadores han interpretado como aportado por
el hombre todo resto de tamaño superior a la fracción arena, pero no se ha hecho un verdadero
estudio paleogeográfico para determinar si algún nivel ha estado permanentemente encharcado y,
de ser así, si tenía aportes estacionales de tipo aluvial en sentido amplio que justifíquen las
acumulaciones de huesos. Las deformaciones de los contactos entre niveles, causadas por
fenómenos de carga y bioturbaciones, han debido favorecer el telescopage de los autores franceses
y han podido producir mezclas y dislocaciones en el reparto de los instrumentos, tanto en la vertical
como en el plano horizontal. En este contexto no deja de ser sorprendente que las paredes de la
supuesta 'trampa' identifícada durante la excavación no se hayan deformado y plantean más
interrogantes que deben quedar en suspenso hasta que no se publique adecuadamente toda la
documentación obtenida durante las investigaciones de campo. Con este condicionante de partida,
es imposible estar de acuerdo en la califícación global de "cazadero" que se ha pretendido defender
para la Solana, lo que equivale a imposibilitar, por el momento, una interpretación paletnográfica
de cada uno de los niveles que componen este importante yacimiento.

339
LA CUENCA DE GUADIX - BAZA

Discusión desde una perspectiva regional

Al integrar en un esquema regional los resultados ofrecidos en las páginas anteriores es donde
adquieren su verdadera dimensión los yacimientos de la Depresión de Guadix-Baza, puesto que,
como he argumentado en otro lugar (Vega Toscano, 1988), suponen la mejor documentación
disponible hasta el momento acerca del poblamiento humano del tercio meridional de la Península
Ibérica durante el Pleistoceno medio.
Esto es especialmente relevante en lo que afecta a la aparición de las primeras industrias en la
región, puesto que aunque existen muchas localidades, tanto en las Béticas como en el valle del
Guadalquivir, en las que se han encontrado instrumentos de aspecto primitivo -véase la recopilación
ofrecida por (Vallespi, 1985; 1986)-, dichos hallazgos carecen siempre de contexto estratigráfíco y
fauna asociada que permita localizarlos cronológicamente. La clasifícación de estos conjuntos
dcntro del Paleolitico inferior suele reposar más en la ausencia de piezas signifícativas o en la
parquedad de restos que en criterios de otra índole. La fragilidad de dichas atribuciones la
demuestra el hecho de que en las pocas series numerosas recogidas con alguna garantía existen
elementos inquietantes (núcleos discoides, lascas Levallois, algún instrumento sobre lasca
estandarizado...) que podría indicar que se trata, como ya ha apuntado Vallespí, de variedades
achelenses o musterienses de aspecto sorprendentemente arcaico a causa del contexto del yacimiento
o de las disponibilidades de materia prima. A este respecto hay que recordar que el Aculadero, en
el Puerto de Santa María (Cádiz), considerado yacimiento paradigmático de industria andaluza
primitiva, presentaba estos elementos inquietantes (Querol & Santonja, 1983) y las últimas
investigaciones cronoestratigráfícas sugieren que tendría que datarse en un momento tal vez
avanzado del Pleistoceno medio (Zazo et al. , 1985). En semejante contexto el yacimiento de Cúllar
de Baza-1 presenta la industria más antigua que se conoce hasta la fecha en la parte meridional de
la Península y posiblemente se trata del único sitio que puede atribuirse con certeza al Paleolítico
inferior en dicho ámbito.
En lo que respecta al Paleolítico medio el panorama es sensiblemente distinto. La reciente
sistematización de dicha etapa (Vega Toscano, 1988), basada sobre todo en la evidencia aportada
por los yacimientos en cueva o abrigo con estrativafias susceptibles de una interpretación
diacrónica, permite añadir algunos argumentos suplementarios que inciden decisivamente en el
problema de la cronología de la colmatación de la Depresión y por tanto en la localización
diacrónica de la Solana. Según los análisis realizados en la cueva de la Carihuela (Vega Toscano
et al., en prensa), yacimiento cuya estratigrafía lleva desde tiempos históricos hasta una etapa que
provisionalmente se considera equivalente a los comienzos de la fase 5 de Emilini, tanto los datos
industriales como los ecológicos y paleontológicos revelan que los niveles basales de dicho
yacimiento, pertenecientes a un momento temprano del Pleistoceno superior, son posteriores a La
Solana.

Tabla 1. Cronoestratigrafia de los principales yacimientos con industrias atribuibles al Paleolítico inferior y
medio en Andalucía.

340
í 1 1
800 700 600 500 400 ANOS B.P.
300 200 100 x 1000
FASES
10 9 7 6 5 4 3 2 1 EMILIRNI
PLEISTOCENO INF
PLEISTOCENO MEDIO PLEIST SUP,

°LLAR LA SOLFM
•I•111
IMMI111"1■11■11.

o
111.1■111111 MI MI=

CAPIHUELA

CUEVA HORA
MIN

LRS GRRJRS
.azzi i■m MON.

ZWARRAVA
N
GORHRM
T
DEVIL'S TOWEP o
.111=111111M•1•••••■•
LA CUENCA DE GUADIX - BAZA

Hay que tener en cuenta que otras secuencias similares (Zafarraya, Devil's Tower, Gorham's Cave)
corroboran los modelos propuestos en Carihuela para el poblamiento humano y las secuencias
faunísticas del Pleistoceno superior.
La conexión entre esta parte final del Pleistoceno y el intervalo Plioceno-Pleistoceno medio
representado en la Depresión parece que podría obtenerse en Cueva Horá, yacimiento cuyo relleno
es un depósito coluvionar que enlaza con el glacis superior de Huélago. Según los inconexos datos
publicados hasta ahora (Botella & Martínez, 1979; Botella et al., 1985, 1986; Martín Penela, 1986;
Soria & Duran, 1988; García, 1979; Rodriguez & Martín, 1979), interpretados en (Vega Toscano,
1988), la estratigrafia de este yacimiento puede compararse con la de Carihuela en el tramo superior
(industria perteneciente al Complejo Musteriense, fauna típica del Pleistoceno superior), mientras
que los niveles más bajos alcanzados por las nuevas excavaciones presentan una industria semejante
a la Solana (Achelense superior) y encuadrable dentro de la primera fase del Paleolítico medio
regional. Desgraciadamente faltan estudios diacrónicos y una publicación adecuada de toda la
estratigrafia (más de 14 m de potencia) descubierta en estos trabajos para poder precisar más estas
relaciones cronológicas, pero por el momento se puede afirmar que una parte importante del relleno
de Cueva Horá se corresponde incluso geométricamente con el denominado "Nivel de colmatación"
de la Depresión.

Conclusiones

En estos momentos, gracias a las investigaciones desarrolladas tanto en la Depresión de Guadix-


Baza como en los yacimientos kársticos de las Béticas, es factible proponer una escala de valor
regional que refleje las líneas principales de evolución faunística y cultural. Dicha secuencia cuenta
con dos segmentos relativamente bien precisados, al menos a nivel de eventos principales: uno, que
abarca el lapso Plioceno-Pleistoceno medio, obtenido en el relleno de la Depresión, y otro, que
ocuparía desde un momento inicial del Pleistoceno superior hasta el Holoceno, determinado en los
yacimientos kársticos de la región. Coordinar ambas secuencias con precisión involucra problemas
paleontológicos, geológicos y culturales que afectan decisivamente a la interfase Pleistoceno
medio-superior.
Desde el punto de vista de las ocupaciones humanas. hoy en día no contamos con evidencias que
permitan afirmar una colonización en Andalucía anterior al tránsito Pleistoceno inferior-mcdio.
Aparte de esto, los detalles de la evolución cultural que media entre el Paleolítico inferior
representado en Cúllar de Baza-1 y el Paleolitico medio inicial de La Solana están aún por dilucidar,
pero la discusión mantenida en páginas anteriores permite suponer que una minuciosa prospección
de los niveles superiores de la cuenca granadina, atendiendo a los condicionantes paleogeográficos,
puede proporcionar datos sufícientes para modificar este panorama carencial. A falta de detalles
complementarios que permitan articular los momentos fínales del Pleistoceno medio con los datos
conocidos acerca del Pleistoceno superior, todo parece indicar que, al menos en Andalucía, existe
un fuerte componente cronológico en las modificaciones instrumentales que se detectan entre el
Achelense superior y el Complejo Musteriense. Parece lógico suponer que resolver estas incógnitas
sea uno de los objetivos prioritarios de futuras investigaciones.

342
VEGA TOSCANO: OCUPACIONES HUMANAS

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