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ANIMACIÓN E INTERVENCIÓN CULTURAL

Carles Monclús i Garriga, Pedagogo, profesor de Formación Profesional de


Intervención Sociocomunitaria en el IES Jordi de Sant Jordi de Valencia

La presente comunicación pretende señalar la necesidad de que el


discurso ético e ideológico de la animación sociocultural ocupe de
nuevo el área de la acción cultural. Desde nuestro punto de vista no
podemos hablar de la transformación en la cultura, de política cultural
progresista y de mejora en la calidad de vida de las personas a través
de la cultura sin la animación sociocultural.
Creemos que en esta nueva crisis del capitalismo se nos están
desvelando algunas de las mentiras que ha ido construyendo el
neoliberalismo, tras la caida del muro de Berlín: solo hay un
pensamiento único posible, la técnica és la panacea y la solución y,
por último, las reflexiones ideológicas són innecesarias, aburridas y
trasnochadas. Creemos firmemente que “otro mundo es posible” y
que para ello debemos rearmarnos ideológicamente, y el discurso
teórico de la animación nos da herramientas para trabajar y avanzar
hacia un mundo más justo, en el que las personas vivan más felices y
con una vida más plena“compartiendo” y “participando” junto a otros
y otras.

En primer lugar comentaremos algunas cuestiones previas que desde


mi punto de vista normalmente se dejan de lado y se evitan.

1. Unas cuestiones previas


“Quítate la venda, quítate la venda, ya….” Los Aslánticos”

AUNQUE EN EL TÍTULO HABLO DE INTERVENCIÓN CULTURAL ME


GUSTA MÁS EL DE ACCIÓN CULTURAL
Utilizo el concepto intervención cultural porque se usa más
habitualmente para designar las prácticas sociales profesionales. Pero
des de mi punto de vista la palabra intervención nos situa fuera del
colectivo para actuar sobre él. Y entiendo que la animación
sociocultural trabaja, aunque sea a nivel profesional, siempre desde
dentro del colectivo con el que está actuando.

LAS PALABRAS CONFIEREN SIGNIFICADO AL DISCURSO


Una pequeña reflexión. Desde los años 80 en España ha ido
hegemonizando el discurso sobre la intervención en cultura el
concepto GESTIÓN cultural frente al discurso anterior que hablaba de
ANIMACIÓN cultural. Este cambio en el lenguaje para mi es paralelo a
la irrupción del neoliberalismo en la escena ideológica, a partir de la
crisis del petróleo de los años 70. La palabra gestión definida en el
Diccionario de la Real Academia Española como “Acción o efecto de
administrar”, no es neutra. Aunque aparentemente no tenga carga
ideológica genera un discurso en el que priman los aspectos tècnicos
sobre los ideològicos o éticos. En el ámbito de la cultura, para los que
consideramos que toda acción desde lo público tiene como objetivo
compensar desigualdades, no se trata de administrar o de gestionar,
se trata de actuar o intervenir. La mejora de los aspectos técnicos de
la profesión sin duda es necesaria, pero eso no nos puede hacer
olvidar que el compromiso ético es más importante.

LA CULTURA ÉS PORTADORA DE CONTENIDOS SIMBÓLICOS Y POR


TANTO NO ES NEUTRA
Siguiendo el tema anterior, parece que hemos olvidado qué es la
cultura. La cultura és aquel universo simbólico, costumbres, formas
de ser y de estar en el mundo que compartimos con otros seres
humanos. Las actividades culturales nacen en el marco de
deteminada cultura pero también son un elemento importante en la
evolución y transformación de ésta. Por tanto, no se trata de
simplemente “gestionar” o “administrar” actividades culturales como
si fueran cualquier otro producto de mercado para llenar las salas y
generar puestos de trabajo. Las actividades culturales son portadoras
de contenidos simbólicos y valores, y, por tanto pueden generar
liberación o alienación. Por tanto en la acción cultural hay siempre un
compromiso ético, una posición frente al mundo.

LA CULTURA ES CAMBIANTE Y RECONCEPTUALIZABLE


La cultura como muy bien plantea Ezequiel Ander-Egg no es
simplemente algo heredado de nuestros ancestros que es necesario
conservar. La cultura es algo a construir día a día para proyectarlo
hacia el futuro. Es lo que Ezequiel llama “cultura constructiva”. Pero
esa reconstrucción y reconceptualización se ha de hacer con la
participación de las personas. Reconstruir los valores, reconstruir
nuestra manera de entender el mundo, reconstruir la relaciones de
género, reconstruir nuestra visión del otro, del diferente,…. Ese es sin
duda una de las razones fundamentales de la intervención o acción
cultural.

EL DISCURSO DE LA ANIMACIÓN HA SIDO ARRINCONADO O


CARICATURIZADO PORQUE NO ES NEUTRO Y MOLESTA
Ya sé que hablar de animación cultural no garantiza que las prácticas
sean transformadoras. Pero lo que sí que es cierto es que el discurso
de la animación sociocultural y cultural, nace a finales de los 60 muy
ligado al concepto de DEMOCRACIA CULTURAL. Y este concepto que
plantea la necesidad de promover la participación activa de las
personas junto a otras en las actividades culturales, “molesta” porque
es un discurso que genera comunidad, que genera poder en los
ciudadanos. Al mercado y en definitiva al capitalismo no les interesa
que las personas se junten con otras para construir, al capitalismo en
el sector de la cultura le interesa más promover el consumo pasivo, y
cada vez más individual. Y si es posible asociado al ocio
fundamentalmente, es decir como simple distracción.
Se ha intentado asociar la idea de animación a algo poco serio, a algo
simplemente ligado al ocio y se ha caricaturizado, en aras de un
discurso, más serio, más profesional pero con mucha menos carga
ideológica.
2. Qué entendemos por cultura?

Muchas son las definiciones de cultura según el acercamiento que


hacemos al concepto desde las diferentes disciplinas, y también
desde las diferentes maneras de abordar el concepto.

La animación sociocultural ha partido siempre del concepto de cultura


que plantea la antropología. Es decir, como por ejemplo afirmaba, ya
en el siglo XIX, Taylor (1871) “Cultura es aquella totalidad compleja
que incluye conocimientos, creencias, arte, moral, derecho,
costumbres y todas las demás capacidades y hábitos que el hombre
adquiere como miembro de la sociedad” . Esta manera de entender el
concepto de cultura es el que ha asumido la UNESCO cuando afirma
en sus documentos “ la cultura es todo el complejo de rasgos
espirituales, materiales, intelectuales y emocionales distintivos que
caracterizan una sociedad o un grupo social. No solo incluye el arte y
las letras, sinó tambíen los sistemas de vida, los derechos
fundamentalse del ser humano, los sistemas de valores, las
tradiciones y las creencias " ( Declaración final de la Conferencia
Mundial sobre Políticas Culturales, aprobada en México el 6 de agosto
de 1982).

¿Que matización le hace históricamente la animación sociocultural a


esa definición?. Ezequiel Ander-Egg, referente que ha constituido una
parte importante del corpus teórico de la animación, afirma frente a
los que plantean que esa cultura es algo heredado y a conservar, lo
que él llama “cultura cultural”, que la cultura hay que proyectarla
hacia el futuro, reconstruirla y reconceptualizarla con la participación
de la comunidad. Es decir, la cultura no es algo estático, una losa que
impide la evolución y la transformación de la sociedad hacia valores
más justos, sinó algo dinámico y en constante evolución que nos debe
servir para cuestionar el presente. Es lo que él llama la “cultura
constructiva”, un proyecto de futuro que entre todos vamos creando,
la creación de nuevos modos de ser en el mundo.

De manera paralela, cuando hablamos de la cultura habitualmente,


hablamos de algo mucho más restringido, las actividades culturales.
Las actividades culturales, entendidas como aquel conjunto de
actividades que se caracterizan por el uso y manipulación de
símbolos, es decir fundamentamente las artes. Un conjunto de
actividades que tienen evidentemente una relación dialèctica con la
propia cultura. Los creadores cuando las realizan las hacen desde sus
propios rasgos culturales, desde su repertorio de símbolos adquirido
como miembros de esa sociedad, pero al mismo tiempo esas
creaciones modifican la cultura colectiva, la transforman, nos hacen
entender el mundo con otros matices. Especialmente lo vemos en
aquellas artes con una mayor difusión, como actualmente el cine o la
música que transforman nuestras percepciones y nuestras maneras
de entender el mundo. Nos muestran otras realidades posibles y nos
hacen cuestionarnos nuestras propias tradiciones, o nos transmiten
els discurso ideológico dominante. Por poner un ejemplo concreto, si
analizamos las canciones de amor que escuchamos, no todas
transmiten el mismo modelo de relaciones de género y por tanto no
transmiten los mismos valores.

Por tanto, concluyendo, la cultura es para nosotros es “un conjunto de


elementos simbólicos, significados y comportamientos compartidos
por una comunidad o un grupo humano y, también un campo o
sector de la actividad humana centrado específicamente en la
manipulación y uso de símbolos que se nutre de este universo
simbólico y lo transforma.”

Esa doble vertiente de la cultura es para nosotros esencial, pues


cuando intervenimos en cultura, hacemos una actuación tanto en la
cultura como sector, como en la cultura entendida como universo
simbólico compartido con otros. Porque, como hemos dicho, la cultura
y las actividades culturales tienen contenido, no són algo neutro,
transmiten valores, maneras de entender el mundo y nuestra
sociedad, y transmiten una idea de cual es nuestra identidad cultural.

3. La história de la acción pública en cultura

Podemos buscar el origen de las políticas culturales en la monarquía


ilustrada, que
comenzaba a actuar con vocación pública en aspectos culturales y
artísticos, y en
las actuaciones del Estado durante el siglo XIX y principios del XX en
cuanto a
protección y divulgación del patrimonio cultural, así como a la
enseñanza de las artes, pero las ideas fuerza que realmente nos
están influyendo en la política
cultural en la actualidad tienen su origen en la posguerra de la
Segunda Guerra
Mundial en Europa.

En el contexto de la posguerra se comenzaron a desarrollar políticas


que garantizaran la cohesión social para evitar las convulsiones
sociales que se habían producido desde finales del siglo XIX. Se
comenzó a hablar de Estado del Bienestar y de la obligación de éste
de garantizar unos mínimos a los ciudadanos en cuanto a
prestaciones sanitarias, asistencia social, educación, prestaciones
económicas de paro y de jubilación, etc.

En este contexto nace el concepto de democratización de la cultura


como la idea
de facilitar el acceso a la cultura (evidentemente a las actividades
culturales,
porque a la cultura en sentido antropológico accedemos todos los
seres humanos a
partir de que nacemos en determinada cultura y nos socializamos en
ella).
Esta idea de facilitar el acceso nace en primer lugar de la
constatación de que no
todos los ciudadanos tienen las mismas posibilidades de acceso, en
segundo lugar porque los costes de producción de muchas
actividades culturales y artísticas son
cada vez más elevados y sin la subvención de las instituciones
públicas tienen dificultades para mantenerse (es impensable por
ejemplo que determinadas producciones en ópera, teatro o música
clásica puedan garantizar su financiación
simplemente con la venta de entradas) y, por último, en el
convencimiento de que
la sociedad precisa mantener en funcionamiento determinadas
actividades culturales porque estas enriquecen a la sociedad y la
hacen más “culta”, como por ejemplo la música clásica, la ópera, los
museos, el patrimonio arquitectónico, etc.
Esta idea última es, sin ninguna duda, heredera de la Ilustración.

A finales de los años 60 y en el contexto de las convulsiones


producidas por la
aparición de nuevos productos culturales como el rock o el cómic, que
llegan a
mucha población y en especial a la juventud, del surgimiento del
concepto de
contracultura como rechazo a la alta cultura o cultura oficial, la
participación en las
actividades culturales de grupos habitualmente alejados de ella, las
ideas puestas
a debate en el mayo del 68, la reclamación de participación de los
jóvenes, aparece
el concepto de democracia cultural. Un concepto que pone énfasis no
en el acceso
sino en la participación activa en la vida cultural de todos los
ciudadanos y ciudadanas.

La política cultural desde la perspectiva de la democracia cultural se


debe basar en el fomento de la participación activa en las actividades
culturales, y en esta participación como un derecho de los ciudadanos
y ciudadanas. La ciudadanía debe ser un elemento activo y creador, y
no sólo un elemento pasivo y receptor.
En el Informe final de la Conferencia Regional de la UNESCO de
Helsinki (1972) se
dice “se trata menos de ampliar el acceso a un tipo de cultura
ofrecido por grupos
privilegiados que de promover una diversidad de expansión fundada
en el pluralismosocial y permitir a la mayoría una participación
directa y activa en la vidacultural. En una época en la que un número
cada vez mayor de jóvenes rechaza una cultura establecida en la que
no reconocen ni el objeto ni la fuente de sus aspiraciones, la cultura
debe ser más que nunca el fruto de la libertad. No sólo no debe estar
al servicio de la propaganda política, sino que es preciso que, en bien
de
todos, se nutra de todas las corrientes del pensamiento”.
Alrededor del concepto de democracia cultural nace la animación
sociocultural
como un modelo de acción que tiene como finalidad estimular la
iniciativa y la participación de las comunidades en el proceso de su
propio desarrollo.

La idea de la democracia cultural hace que se empiece a pensar en


políticas integrales en las artes que no se centren solo en la
exhibición. Una política integral, por ejemplo en teatro, exige
acciones de programación de teatro, pero también exige formación,
talleres como herramienta de crecimiento personal, fomento de los
grupos amateurs, apoyo a los grupos profesionales que comienzan,
etc. Por otra parte, es cierto que la idea de democracia cultural es
siempre complementaria a la de democratización de la cultura, ya
que es impensable promover la participación activa de los ciudadanos
si antes estos no han tenido acceso a actividades culturales de
calidad. Desde nuestro punto de vista para que alguien se motive a
hacer teatro, música amateur o pintar (no necesariamente como
camino hacia la profesionalización, sino como enriquecimiento
personal y mejora de la calidad de vida) es necesario que antes o
paralelamente haya asistido a obras de teatro, a conciertos o a
exposiciones de pintura diversas y de calidad.

Durante los años 80, después de la crisis económica, y en el Estado


español especialmente porque durante la transición democrática
había aumentado de manera importante el gasto en cultura, se
comienza a cuestionar que este gasto pueda seguir aumentando
indefinidamente. Se da importancia a la necesidad de gestionar los
recursos con eficacia y eficiencia y de analizar el impacto económico
de las actividades culturales. Nace el concepto de gestión cultural. Al
mismo tiempo se critica el énfasis en lo que se llama tallerismo, que
se había propiciado desde la idea de democracia cultural. Comienza a
aparecer el marketing en cultura y, en general, se avanza y se
tecnifica mucho la profesión de los técnicos de cultura.
Esto que ha tenido aspectos sin duda positivos, en cuanto al avance
en aspectos técnicos de la difusión cultural, pero también ha olvidado
muchas veces el porqué último del gasto en cultura. La organización
de actividades tiene finalidades que van mucho más allá de la propia
realización de las actividades, educar, reflexionar sobre la propia
existencia y mejorar la calidad de vida de las personas.

En estos últimos años, ¿qué ha ocurrido?. Europa se ha convertido en


un espacio multicultural y con una necesidad imperiosa de políticas
que garanticen cohesión social. Se empiezan a oir voces que
reclaman la necesidad de desarrollar políticas que potencien esa
cohesión. Y precisamente las políticas culturales son un elemento
idóneo. Pero para que las políticas culturales favorezcan esa cohesión
social han de partir de la prespectiva de la democracia cultural, es
decir partir del fomento de la participación. Sin duda favorece mucho
más la cohesión social participar en un grupo de teatro aficionado que
asistir como espectador a una obra de teatro. Para favorecer esa
cohesión social tenemos que realizar actividades “con” otros y no ser
simplemente receptores de actividades que hacen otros.

Esta es la linea de intervención que ha defendido siempre la


animación sociocultural. Pero incluso desde el ámbito de la gestión
cultural se ha modificado el discurso y empiezan a recuperarse
muchos de los planteamientos clásicos de la animación sociocultural.
Un ejemplo concreto de este cambio de perspectiva y planteamiento
es la “Agenda 21 de la cultura” (www.agenda21culture.net) que
entiende la cultura como un factor de desarrollo económico, territorial
y también social y entiende que la participación ciudadana es un eje
fundamental.

4. Por qué el enfoque de la animación sociocultural es


imprescindible en la acción/intervención cultural

a) En primer lugar porque la animación le ha dado siempre el


enfoque sociocultural.

No ha tratado la intervención cultural como algo aislado del resto de


la intervención pública. Desgraciadamente muchos de los
planteamientos en la intervención cultural en los últimos tiempos han
tratado la cultura como un simple mercado de oferta y demanda de
unos productos culturales. Una oferta en general destinada a las
capas medias y altas de la sociedad.
La justificación que se ha defendido, desde ese punto de vista, de ese
modelo de intervención desde lo público, es que es una oferta
generadora de empleo y con gran repercusión económica en otros
sectores como el turismo y la hostelería. Pero en general se ha
olvidado el “porqué” de ese gasto público en cultura. Nos hemos
contentado con tener la sala llena de asiduos y no nos hemos
cuestionado si estábamos gastando el dinero público en satisfacer
simplemente a una pequeña porción de la población.

Desde la animación sociocultural la intervención cultural sólo tiene


sentido si mejora la calidad de vida de los ciudadanos y en especial
de aquellos que viven en una situación más desfavorecida. Una
acción en la cultura desde lo público no puede ir dirigida a un
restringido número de ciudadanos y ciudadanas iniciados o
aficionados. La acción en la cultura pública ha de ser compensadora
de la desigualdad y no responder a los intereses de un reducido
número de ciudadanos.

Frente a esta planteamiento se nos suelen hacer varias


observaciones: la primera es que las actividades culturales se ofrecen
a todos los ciudadanos pero va quién quiere, pues algunos prefieren
ver actividades deportivas, por ejemplo, y desde lo público solo
podemos ofertar, no podemos obligar a la gente a asistir. En
respuesta a esto, la animación plantea que hay que buscar
estrategias para hacer llegar las propuestas a toda la población y que
ése ha de ser el eje y una preocupación fundamental de la actividad
cultural pública. Y las propuestas han de ser creativas y utilizando
herramientas del márqueting de servicios y no simple publicidad o
difusión de nuestras actividades.

La segunda observación que se nos suele hacer es que si queremos


que a las actividades asista todo tipo de población hemos de rebajar
planteamientos, hacer una propuesta de actividades más populista.
Este planteamiento tendría dos consecuencias negativas,
olvidaríamos los gustos de las minorías activas culturalmente y
sufririamos una merma de calidad, pues las propuestas populistas
suelen en general tenerla menor. Frente a esta observación, la
animación plantea que hay que ofrecer diversidad de propuestas y
trabajar para que toda la ciudadanía disfrute de ellas. Y en las
propuestas, sin duda, hemos de tener en cuenta la calidad y la
innovación, pero no olvidar que nuestro objetivo es que toda la
ciudadanía disfrute de ellas, y no solo “los entendidos”. Por tanto, si
paralelamente hay que montar talleres u otras actividades para
facilitar la interacción del público con la obra hay que hacerlo.

b) En segundo lugar porque la animación sociocultural pone


encima del tapete como cuestión fundamental: la
participación.

La necesidad que los ciudadanos dejen de ser simples espectadores y


pasen a ser elementos activos en las actividades culturales. Esto que
en algunos momentos ha estado incluso mal visto por aquellos que
entendían que el papel activo lo tenían que tener sólo los “artistas”.
Crear y participar en creaciones es una actividad enriquecedora y
educativa para el ser humano y no puede sólo estar permitido a
aquellos que lo tienen como actividad profesional. Los artistas
profesionales son necesarios porque nos generan emociones con sus
creaciones y nos animan a participar nosotros también creando, pero
la creación no sólo puede pasar por los artistas profesionales. La
creación es algo intrínsecamente enriquecedor para la persona y
todos los ciudadanos tienen derecho a participar de esa experiencia.

Pero además de ser elementos activos los ciudadanos y ciudadanas,


la participación implica hacer cosas “con” otros y otras. Esa actividad
“con” otros y otras genera comunidad y mejora el poder de la
comunidad, su capacidad para responder y generar autoorganización.

d) En tercer lugar porque la animación parte de un


planteamiento educativo.

La intervención cultural ha de educar. Educar tanto en el sentido de


educare , alimentar de emociones y sensaciones, pero también en el
sentido de educere de sacar de dentro de la persona y enriquecerla
personalmente.

Hay una frase de Charles Darwin, el autor de la teoría de la evolución,


que me hace reflexionar en esa linea. “Si pudiese regresar a vivir mi
vida, me impondría la norma de leer poesía y de escuchar música
como mínimo una vez a la semana. Así, quizá las partes de mi
cerebro que ahora están atrofiadas habrían permanecido activas
gracias al uso. La pérdida de estos gustos es la pérdida de la felicidad
y puede ser perjudicial para el intelecto, o más probablemente, al
carácter moral, ya que debilita las partes emocionales de nuestra
naturaleza”.

Si admitimos que esta afirmación tiene algo de verdad, y el contacto


con diferentes códigos estéticos y expresivos enriquece el cerebro y
en definitiva la inteligencia, y constatamos que no todos los
ciudadanos y ciudadanas tienen las mismas posibilidades de acceder
a esa diversidad de códigos estéticos, se hace necesaria la acción de
los organismos públicos y desde la ciudadanía organizada. Hoy en día
se habla mucho de la inteligencia múltiple, y yo creo que la
sensibilidad que nos proporciona el contacto con diferentes formas de
expresarse que tiene el ser humano contribuye de manera importante
a desarrollar diferentes aspectos de esta inteligencia, que provee de
recursos personales para acceder a un tipo de relaciones sociales y
de herramientas para insertarse en la sociedad y en el mercado
laboral.

Y no todos los ciudadanos tienen las puertas abiertas de la misma


manera a determinadas actividades culturales, ya sea por ubicación
geográfica, ya por barreras psicológicas, muy ligadas a procesos de
socialización y aculturación en determinado ambiente social, que los
hacen sentirse excluidos de determinadas manifestaciones artísticas
y culturales porque no son propias de su clase social o ambiente
cultural.

Posiblemente, esta sea una de las mayores desigualdades entre las


clases sociales en nuestra sociedad, y actuar con la finalidad de
promover el acceso y la participación en las actividades culturales por
parte de todos los ciudadanos tiene unos efectos de compensación
educativa y social a largo plazo más grandes posiblemente de los que
puede lograr el sistema educativo (que por su propia estructura es
mucho menos flexible). Seguramente esta afirmación es
excesivamente atrevida, pero una de las razones por las que el
sistema educativo está en crisis es porque ofrece un modelo cultural
acotado muy lejano para muchas capas de la sociedad. Y también
constato, a nivel personal, que muchas de las cosas que realmente
me han sido útiles en la vida y que me han enriquecido como persona
las he aprendido fuera de la educación formal y participando junto a
otros y otras en actividades culturales.

d) En cuarto lugar porque afortunadamente están surgiendo


muchas propuestas que van por ese camino.

En nuestra sociedad están apareciendo propuestas interesantíssimas


desde el ámbito social que muestran experiencias en las que
colectivos de ciudadanos deciden ser un elemento activo en la
cultura. Experiencias de hace años del movimiento vecinal como el
Ateneu de 9 barris de Barcelona http://www.ateneu9b.net/pero
también actuales como La casa invisible de Málaga
http://www.lainvisible.net/la Tabacalera de Lavapiés
(http://latabacalera.net/?page_id=74) , o también en experiencias
como Migrarte, una iniciativa muy interesante en Valencia en la que
personas migrantes y autóctonas se han unido para compartir
propuestas artísticas y para defender los derechos de las personas
migrantes. Unas propuestas que parten de los planteamientos
teóricos que la animación sociocultural puso en vigencia ya hace
años.

También desde la propia gestión cultural se están cambiando


planteamientos y estamos viendo que se están poniendo encima del
tapete muchas de las líneas de trabajo planteadas por la animación
sociocultural. Las jornadas Interacció organizadas por la Diputación
de Barcelona, que son un referente teórico de la gestión cultural han
tenido este año 2010 de lema “Democracia cultural y transformación
social” un lema muy propio de la animación sociocultural.

5. Y, por último cuáles serían desde el punto de vista de la


animación las finalidades de la intervención o acción cultural

a) Facilitar el acceso a las actividades culturales a todos los


ciudadanos y ciudadanas. Hoy en dia sigue habiendo un
porcentaje muy elevado de la población que no asiste a determinadas
artes. Podríamos decir que sólo la música y el cine son artes que
llegan a la mayoría de la población. El teatro sigue siendo sólo
teniendo un 15 % de la población que asiste y la danza mucho
menos.La democratización de la cultura sigue siendo un objetivo
pendiente de la intervención cultural Las maneras de distribuirse los
productos culturales, los hábitos de consumo, favorecen que muchos
ciudadanos y ciudadanas se sientan excluidos de determinadas
manifestaciones artísticas. Tenemos que romper la barreras que
impiden que el arte llegue a totos y todas las ciudadanas.

b) Facilitar el acceso a códigos y modelos estéticos diversos.


Pero ese objetivo que hemos planteado en el punto anterior se queda
incompleto si además no nos planteamos hacer llegar diversidad de
códigos, expresiones y modelos estéticos. El enriquecimiento
personal que supone el contacto con las manifestaciones artísticas se
debe fundamentalmente a estar en contacto con diferentes maneras
de expresar, interpretar y reconstruir la realidad. Desgraciadamente a
la mayor parte de los ciudadanos y ciudadanas sólo les llegan las
manifestaciones artísticas de distribución masiva, y en general con
muy poca variedad estética, y que invitan poco a la reflexión sobre la
realidad. Aquellas que estan presentes en los medios de
comunicación de masas.

Pero estas dos finalidades propias de la democratización de la cultura


son absolutamente necesarias pero insuficientes. Desde nuestro
punto de vista, para la animación sociocultural o cultural son mucho
más importantes la siguientes finalidades

c) Potenciar la creación y la participación activa en


actividades culturales como enriquecimiento personal. La
actividad cultural es mucho más enriquecedora para la persona
cuando supone participación y creación. Sin duda hacer teatro
potencia mucho más a la persona que asistir a una representación de
teatro. Pintar y expresarse mucho más que ver o leer obras, por
magníficas que sean. Las posibilidades de crecimiento personal y de
aumento de la autoestima que se generan al compartir experiencias
creativas junto a otras personas son fabulosas. Crear y compartir esto
junto a otras personas mejora sin duda la calidad de vida.

d) Potenciar la creación artística como un elemento de crítica


y transformación social. Y esa creación que planteamos debe
servir a los ciudadanos y ciudadanas para cuestionar este mundo en
el que vivimos. Propuestas como el Teatro del Oprimido de Augusto
Boal, o propuestas artísticas colectivas que sirven para reclamar
derechos o hacer tambalear nuestra realidad social, para construir un
mundo más justo. Para que esto se produzca es mucho más
productivo que esa creación no sea individual, sinó junto a otros y
otras. La animación sociocultural ha de fomentar y potenciar la
creación colectiva y cooperativa que haga replantearnos la propia
existencia y la propia realidad social. Y también que haga avanzar en
el camino de transformarla. “El arte es una arma cargada de futuro”

d) Recuperar la identidad cultural de la comunidad. Una


identidad en la que tienen un papel fundamental las lenguas. Por
tanto la recuperación del uso de las lenguas minorizadas o
minoritarias es una tarea fundamental. Porque la lengua es la
herramienta que nos permite aprehender el mundo, relacionarnos con
el y construir el pensamiento. La aniquilación de las lenguas
minorizadas es la aniquilación de una manera de relacionarnos con el
mundo. Garantizar la diversidad de lenguas es garantizar la
diversidad de maneras que ha tenido el ser humano de categorizar y
el mundo y enfrentarse a él. Los que somos hablantes bilingües o
multilingües sabemos que las lenguas no sólo comunican información
también transmiten emociones y sentimientos dificilmente
traducibles.
Pero no sólo las lenguas, el imaginario simbólico colectivo, las fiestas
populares, las tradiciones son elementos a recuperar. Aunque
también hay que decir que son elementos a cuestionar y replantearse
en función de los valores actuales. No podemos olvidar que muchas
de nuestras tradiciones y fiestas contienen elementos que plasman
valores de discriminación de género, de maltrato a los animales, o de
falta de respeto al medio ambiente propios de otras épocas que
hemos de cuestionar.

e) Reconstruir la propia cultura y proyectarla hacia el futuro.


La cultura no es algo estático y que no haya que someter a crítica. La
cultura es algo que debemos reconstruir y reconceptualizar. Trabajar
para que cada día valores más solidarios y justos impregnen nuestra
cultura. Para erradicar cualquier resquicio de discriminación, construir
una cultura que nos incluya a todos y todas desde el respeto a la
diversidad. Y las actividades culturales son una buenisima
herramienta para esa reconceptualización de la cultura, para
reflexionar sobre los valores que impregnan nuestra sociedad.

e) Fomentar el emponderamiento de la comunidad. Y sin duda


este trabajo de reconstrucción de la propia cultura, de crear junto a
otros tiene una finalidad que va más allá, el aumento de poder de la
comunidad. En una sociedad capitalista como la actual que fomenta
el individualismo y el vivir en esferas parceladas, que nos convierte
en meros espectadores pasivos de la realidad, en consumidores
compulsivos de ocio, todas aquellas experiencias culturales creativas
y comunitarias favorecen la construcción de la comunidad y en
definitiva una sociedad más democrática en la que los ciudadanos y
ciudadanas tienen más capacidad de expresión y de reflexionar sobre
la propia realidad y transformarla.

A modo de conclusión, volvemos al principio. La intervención cultural


precisa tener en cuenta a la animación socicultural como referente y
la animación sociocultural no puede olvidar al ámbito de la cultura
como uno de sus ámbitos fundamentales de trabajo.

Bibliografia

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