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CECILIA GIRIERSON Y LA COLONIA ESCOCESA
GAUCHOS OF THE PAMPAS
Por Guillermo
Daniel Ñáñez
viacuco@gmail.com
Existe un libro casi desconoci-
do de Cecilia Grierson sobre la
Colonia de Monte Grande. La pri-
mera médica argentina lo escribe
en 1925, pero desaparece de cir-
culación. Ese libro encierra los
primeros pasos de los campesinos
escoceses que en poco tiempo
devienen en terratenientes de
Quilmes, Varela, Berazategui,
Chascomús, Brandsen, Ensenada
o Lomas de Zamora. Estos
presbiterianos, con sus costum-
bres fueron pioneros. Crearon un
núcleo angloparlante donde con-
fluyeron los Davidson, Clark,
Hudson y un sinnúmero de apelli-
dos que hasta hoy se cruzan en
nuestro camino.
LOS ROBERTSON: LAZOS
DE FAMILIA
En el número 532 de InfoSur hice
referencia a la Colonia de Monte
Grande (hoy es parte de la Universi-
dad Nacional de Lomas de Zamora)
que trajo a 220 escoceses en el bar-
co Symmetry. Allí mencionaba a los
hermanos Robertson, vinculados a
la casa Baring Brothers.
Junto a los Baring se destaca en
las operaciones bancarias, un jo-
ven hamburgués llamado David
Parish, quien se suicida en 1820 al
fracasar tras dudosas especulacio-
nes. Son descendientes suyos, los
hermanos John y William Parish .
Robertson, junto con Woodbine
Parish los que se encargan de eje-
cutar la penetración financiera de
Baring Brothers en las Provincias
Unidas del Río de la Plata.
Dicen Ortega Peña y Duhalde:
“Pero los lazos de familia, para los
funcionarios británicos, no lo son
todo. La influencia y actuaciones
personales irán perdiendo paulati-
namente significación, al ser susti-
tuidas por un complejo sistema de
relaciones, en lo cual lo humano co-
mienza a ser accesorio, para ser re-
emplazado por mecanismos políticos
de dominación y penetración”.
El empréstito –La deuda exter-
na– y el tratado no hubieran sido
posibles de concretar para Ingla-
terra, si no hubiese existido en
Buenos Aires un grupo de aven-
tureros, que luego se irá afirman-
do como clase social, y que se en-
Dra Cecilia Grierson (1894) y su libro sobre los
escoceces (1925)
carga de promover internamente
los intereses británicos.
Este grupo estaba dirigido fun-
damentalmente por Juan y Guiller-
mo Parish Robertson, los descen-
dientes de David Parish. Ambos
hermanos, a los cuales Scalabrini
Ortiz calificó acertadamente de
«agentes internacionales», habían
llegado al Río de la Plata a princi-
pios de siglo y se dedicaron, des-
de entonces, a cuanta especula-
ción comercial pudiera imaginar-
se. Estos estafadores financieros
han pasado a ser, en la imagen de
la historiografía liberal, dos «via-
jeros», a raíz de las obras, litera-
rias escritas acerca de nuestras
tierras, en las que, por supuesto,
INFORME ESPECIAL
eluden cuidadosamente describir
sus negociados.
CECILIA GRIERSON: LA
DOCTORA
La Doctora Cecilia Grierson, a los
66 años publica su libro “Primera y
única colonia formada por escoce-
ses en la Argentina” en la editorial
de la Casa Jacobo Peuser, año 1925.
Quería rendir un homenaje a aque-
llos “farmers” o campesinos que lle-
garon a estas costas de la mano de
los Robertson.
Grierson no se transforma en his-
toriadora. Revive el pasado de su
comunidad. Las fuentes que utiliza
son documentos publicados y el
aporte de algunos cronistas, a los
que suma su propio conocimiento
sobre el tema. Es una escritura de
aficionada pero con el intento de
dejar testimonio de un tema que ac-
tualmente lleva interés. Esta obra,
más que un testimonio histórico, pre-
tende dar a conocer algunos aspec-
tos de los actores.
Cecilia Grierson, fue la primera
mujer graduada de médico en nues-
tro país, y se pasa por alto un análi-
sis más o menos pormenorizado de
su fructífera actuación. Nació en
Buenos Aires en 1859, de padre es-
cocés y madre irlandesa; treinta años
más tarde se gradúa de médica en la
Facultad de Medicina de esta ciu-
dad. Fue docente (maestra rural, pro-
fesora de la Escuela de Enfermeras,
de la de Obstetricia y de la Nacional
de Bellas Artes, y de la Facultad de
Medicina en los cursos de
Kinesioterapia y Gimnasia Médica);
fundadora y organizadora de diver-
sas instituciones vinculadas al ám-
bito universitario. Es propulsora de
diversas campañas feministas y tie-
ne tiempo para escribir más de un
libro. Todo esto lo hacía al compás
del ejercicio de la profesión.
Pertenece a la generación de 1880,
con la que se desarrolla el positivismo
en la Argentina. Las contribuciones
de Saint-Simon, de Comte y Spencer,
ingresan en la universidad, también el
positivismo naturalista, el evolucionis-
mo biologista, se difunden en los cír-
culos de la Facultad de Medicina, don-
de los nombres de Lamarck, Darwin y
Haeckel son citados frecuentemente.
Éstas que pueden encontrarse con
claridad en la producción escrita y en
el programa de acción de Cecilia
Grierson. Falleció en su ciudad natal,
el 10 de abril de 1934.
EL LIBRO
¿Por qué razón Cecilia se impu-
so la tarea de redactar este breve
libro? Lo elabora hacia 1925, cuan-
do ya ha dejado la docencia y por
ende debe haber disminuido su tra-
bajo cotidiano.
Dice Cecilia Grierson: “En 1910
deseaba publicar, en homenaje al
Centenario de nuestra Independen-
cia, una reseña como la que ahora
hago... no pude realizar el proyecto
por una decidida oposición y ahora
trataré de evitar herir la voluntad de
muchos, englobando los nombres de
una masa informe”.
Por un lado, vemos que Grierson
quiere brindar un homenaje por el
centenario argentino pese a su ori-
gen recientemente inmigratorio. Por
otro, es un intento de buscar una
explicación de aquellos inmigrantes
escoceces: su mentalidad. Pero la
comunidad se opone a la elabora-
ción de este informe. Una mujer que
se enfrentó al ghetto de la universi-
dad. Que logra vencer a aquellos que
se oponían a su ingreso en la Facul-
tad de Medicina, supo dar paso al y
teminó publicando su libro de 68
páginas.
INFORME ESPECIAL
Cecilia Grierson puede hablar, por-
que estuvo vinculada de manera di-
recta a los colonos de Monte Gran-
de; su abuelo había sido encargado
de los Robertson, para proveer de
herramientas y demás enseres a los
que vinieron en un primer contin-
gente de la “administración”, por lo
menos hasta la llegada de los viaje-
ros a destino. Al poco tiempo nació
su padre John Parish Robertson
Grierson quien con el tiempo se de-
dicó a los trabajos de estancia y a la
cría de caballos de carrera.
Juana Grierson de Methven y
Mariana Grierson colaboraron con
James Dodds, en 1878, para elabo-
rar “Records of the Scottish
Settlers in the River Plate” brinda-
ron datos sobre los inicios de los
escoceses en el país.
Para Cecilia Grierson, este libro
ofrece testimonios incompletos que
se deben ampliar. Su escrito resulta
hoy una fuente de información para
conocer el desenvolvimiento de los
primeros colonos escoceses, emi-
grados con una empresa planifica-
da y con objetivos delineados antes
de la partida. Aporte que debe ser
valorado por los historiadores so-
ciales, por la calidad de datos que
plantea el escrito.
LAS FUENTES
Cecilia no sólo se valió de los re-
cuerdos de familia. Utilizó publica-
ciones tales como The British Packet
Cecilia Grierson en una mesa de exámen de la Universidad, siendo la primer médica en Argentina
La casa de los hermanos Robertson en Santa Catalina en 1874
and Argentine News. (Posiblemen-
te) el primer semanario inglés publi-
cado en el país (1826-1858), y que
tuvo a su cargo durante mucho tiem-
po Thomas George Love y del que
la autora reconoce haber tomado
“una serie de datos interesantes”.
No menciona haber utilizado el libro
que se le atribuye a Love, A five
years Residence in Buenos Aires
during the years 1820 to 1825. By an
Englishman –conocido como “Un
Inglés”–; sin embargo, comparando
algunos párrafos de los dos textos,
nos parece advertir que la Grierson
lo tuvo presente, aunque le fue sufi-
ciente con citar sólo al semanario.
Consultó además las Guías
Bondell, aparecida entre 1826 y 1834,
con aportes de valor en lo que hace
al rubro comercio, y los libros de los
hermanos Juan Parish y Guillermo
Jueves 7 de Septiembre de 2006
Parish Robertson, escritos en Ingla-
terra después de haber recorrido
nuestras tierras: “Letters on Para-
guay” (1838), “Francia’s Reign of
Terror” (1839) y “Letters on South
America: comprising travels on the
banks of the Parara and Rio de la
Plata” (1843). Los de M.G. y E.T.
Mulhall, “The English in South
America y Hand Book of the River
Plate”, y la publicación “The Stan-
dard”. La obra de James Dodds,
“Records of the Scottish Settlers in
the River Plate and their Churches”
(1878), que centra su atención en la
temática de las iglesias protestantes,
la de Woodbine Parish, “Buenos Ayres
and the Provinces of the Rio de la Pla-
ta”, etc. aparecido en Londres en 1852
(aunque existe una primera edición de
1838 en la que no figura la parte colo-
nial). Y, de José Antonio Wilde, “Bue-
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Plano de Santa Catalina, La Laguna y Monte Grande donde vivieron
los colonos escoceses
nos Aires desde setenta años atrás”
(1881), médico de origen inglés, con
intereses intelectuales con amplia par-
ticipación en Quilmes, director del pri-
mer periódico de la zona (ver nota
InfoSur N° 524)
LA EMPRESA PRIVADA
Recordemos que José A. Wilde
es hijo de Santiago Wilde, en su li-
bro “Buenos Aires desde 70 años
atrás” que utiliza como fuente
Grierson, dice: “En 1823, según los
señores Mulhall en su reciente obra
The English in South America, el
número de residentes británicos era
de 3.500, habiendo, según Love a
quien cita, 40 casas de comercio
establecidas; calculábase el núme-
ro total de habitantes de la Provin-
cia, en 1824, en 200.000”.
H.S. Fems, ofrece cifras muy dife-
rentes y con mayor rigor informati-
vo. Plantea que las relaciones
angloargentinas comienzan “el 8 de
junio de 1806, cuando una flota bri-
tánica de barcos de guerra y trans-
porte de tropas apareció en el Río de
la Plata” y la posterior derrota –de
setiembre de 1807–no fue más que
un nuevo punto de partida y, sobre
la base económica, se desarrolló en
Buenos Aires una comunidad britá-
nica. “Se creía que en vísperas de la
Revolución, había en el Virreinato
124 súbditos británicos [...] Circuns-
tancias de alta política impidieron el
establecimiento de relaciones políti-
cas formales por más de una déca-
da; pero ello no afectó el desarrollo
de la comunidad británica en la Ar-
gentina. En el momento en que el
cónsul general hizo por primera vez
el registro de los súbditos británi-
cos en enero de 1824, la pequeña
comunidad del año 1809 se había ele-
vado a 1355 personas. En 1831 ese
número se había elevado a 4072”.
Cecilia Grierson adhiere a esta pos-
tura y nos dice: “Entre los años 1824
y 1825 había en toda Europa y espe-
cialmente en Inglaterra entusiasmo
por hacer empréstitos, formar com-
pañías y asociaciones, principal-
mente comerciales y de emigración
hacia Sudamérica”, y agrega: “Tam-
bién especulativa y comercial fue la
empresa de los Robertson, «pero
más limitada y puramente coloniza-
dora, tomando especial cuidado en
seleccionar la gente para la colonia,
llegando a entusiasmar a parientes
y amigos para que formaran parte en
la aventura, y preocupándose al es-
tablecerlos de que tuvieran facilida-
des de vida, tanto en lo moral, como
en lo material, como se verá [...] al
elegir el terreno cerca del punto de
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mayor población entonces, que era la empresa”.

la ciudad de Buenos Aires”
El historiador Ferns nos dice: “Di-
rigida por hombres que conocían el
país y eran capaces de adoptar rápi-
das decisiones, la colonia de los
Robertson obtuvo cierto éxito.
Grierson nos advierte que: “Sobre la
Colonia de Monte Grande, poco o
nada mencionan los Robertson en
sus obras, por haber sido el mayor
fracaso y decepción que sufrieron
aquellos “pioneers” de la civiliza-
ción. Pues esta empresa los dejó
sumidos en la mayor pobreza”. Ve-
rán que Grierson supone que la civi-
lización en solamente posible con
sus ancestros.
LA FUNDACIÓN
Lo cierto es que por medio de un
acuerdo entre el ministro Bernardi-
no Rivadavia y los Robertson se fir-
ma el contrato del 11 de marzo de
1824 con el cual se funda la colonia
de Monte Grande. Dice: “Convenci-
dos de los beneficios efectos que
produce en todo país nuevo estimu-
lar la inmigración, siempre que se
introduzcan de un modo sistemáti-
co y prudente, nos ha inducido a mí
y a mi hermano Juan Parish
Robertson (que ha vivido muchos
años en este país y ahora está en
Londres) a proponer un proyecto
para introducir en la Provincia una
colonia de súbditos británicos,
siempre que el Ejecutivo esté dis-
puesto a proteger y ayudarnos en
Para Cecilia Grierson “La funda-
ción de la Colonia de Monte Grande
ha dado lugar a una de las gestiones
más trascendentales del Gobierno
de Rivadavia […]; es el hecho de
que el contrato de colonización […]
fue la primera declaración oficial de
la libertad de cultos en nuestro país”.
LA DISOLUCIÓN
Recordemos que Inglaterra seguía
con su Revolución Industrial, al res-
pecto dice T.S. Ashton: “La migra-
ción de artesanos había sido prohi-
bida por una serie de posiciones
gubernamentales para evitar que
posible competidores, en Europa o
América, adquirieran nociones so-
bre los procedimientos de la indus-
tria inglesa... Sin embargo, el temor a
la competencia extranjera casi des-
apareció hacia 1815, y los legislado-
res vieron un peligro no ya en la fal-
ta de trabajo, sino en el exceso de
obreros, tanto especializados como
no especializados. Por consiguien-
te, abolieron para 1824 las leyes que
prohibían la emigración de trabaja-
dores y la exportación de maquina-
rias, y la mano de obra británica, a la
vez que el capital inglés, estuvieron
en libertad de aposentarse en cual-
quier país deseoso de recibirlos”.
Cecilia Grierson concluye que:
“Muchos influyeron en la disolución
de la Colonia [...] los prejuicios so-
ciales de la minoría dirigente, que se
consideraba superior al resto, a quie-
nes trataban con marcado orgullo.
Entre los escoceses reinaban ideas
medioevales y sólo consideraban
noble la carrera eclesiástica, la mili-
tar y las faenas agrícolas; pues mira-
ban despectivamente a los que ejer-
cían algún oficio manual o al comer-
cio minorista y hasta los ocupados
en el alto comercio eran considera-
dos inferiores […] los Robertson
eran tratados de squire, otros de
misters y los demás sólo eran lla-
mados por el nombre y apellido, lo
que implicaba que carecían de todo
distintivo de tipo «nobiliario […]
También el alcoholismo hizo estra-
gos entre los colonos y sus des-
cendientes; marcadamente
prejuicioso, según Grierson, al ex-
tremo que los hijos de los pionners
que con el tiempo alcanzaron en-
cumbradas posiciones, siempre
trataron de ocultar el origen humil-
de. Trabajadores incansables (ver
nota en The British Packet), en poco
tiempo tuvieron sus estancias, su
descendencia llega a nuestro días.
23 de agosto de 1828
LA COLONIA DE MONTE GRANDE
En nuestro último número ofre-
cimos una descripción de los
comienzos y desarrollo de la
colonia de Monte Grande, mos-
trando, en general, el próspero
y rápido progreso que esta so-
ciedad naciente y promisora
hizo durante los tres años trans-
curridos desde su estableci-
miento con todas las dificulta-
des de un primer afincamiento
en país extraño. En verdad, sólo
aquellos que han vivido en Su-
damérica y que han experi-
mentado, por lo tanto, prácti-
camente toda la innumerable
aunque intangible cantidad de
insignificantes obstáculos que
los obligan a periódicos o im-
previstos cambios, pueden
apreciar bien el estado de
adelanto en que se encuentra
ahora la colonia escocesa.
Para que este adelanto pue-
da ser apreciado rápidamente
por nuestros lectores,
extractamos los siguientes da-
tos de un informe estadístico,
hecho hace tres meses y pre-
sentado al gobierno, y que pue-
de considerarse exacto.
Consta que la colonia contie-
ne: 241 habitantes escoceses
adultos, 85 habitantes escoce-
ses niños, 158 habitantes nati-
vos adultos, 30 habitantes nati-
vos niños, un total de 514 almas.
31 casas de ladrillos, que tienen
en total alrededor de 145 habi-
taciones. 47 ranchos, que tienen
alrededor de 70 habitaciones.
420 hectáreas de terreno con
durazneros y otras plantaciones,
870 hectáreas de terreno culti-
vado y cercados. 5.185 hectá-
reas de terreno con pasto y cul-
tivable no cercados que dan un
total de 6.475 hectáreas. 2.757
cabezas de ganado, principal-
mente vacas domesticadas
y bueyes 11.600 fanegas de
cosecha este año (principal-
mente maíz) y 990 cabezas ove-
Publicación de la llegada del Symmetry en 1825 que partió del puerto de Leith en las cercanías de Edimburgo
jas pampas e inglesas
A estos aspectos principales,
podemos agregar unos pocos
más: todos los ladrillos y la mayor
parte del adobe usado en la cons-
trucción de las casas se fabricaron
en la misma colonia; las casas de
los chacareros son generalmente
limpias y sólidas, de 6 a 7 habita-
ciones cada una, y la ubicación de
cada casa está bien elegida, do-
minando una linda y también inte-
rrumpida perspectiva sobre la
pampa circundante. Tal vez sería
difícil encontrar alguna parte del
campo tan bien adaptada para la
colonia como el lugar donde feliz-
mente ésta se ha establecido.
La laboriosidad y actividad que
prevalece en toda la colonia es ver-
daderamente loable y agrada ver a
los miembros de una pequeña co-
munidad como ésta, a tanta dis-
tancia de su lugar de origen, con-
servar toda la moderación y hábi-
tos morales adquiridos en su pro-
pio país. Si la inmigración organi-
zada como lo ha sido en esta colo-
nia escocesa se generalizara en
esta región, ¿quién podría calcular
los beneficiosos efectos de tan
gran ejemplo sobre los agriculto-
res del país?
Productos del trabajo de nues-
tros amigos de Monte Grande son
bien conocidos en la ciudad; nos
referimos a la manteca y al queso.
De hecho, la colonia surte casi ex-
clusivamente el mercado con es-
tos artículos de uso diario y como
consecuencia de las grandes co-
sechas de maíz obtenidas allí, el
precio de esa mercancía ha per-
manecido estacionario y bajo,
mientras que el de casi todos los
demás productos ha subido tres o
cuatro veces su valor.
Entre los grandes adelantos in-
troducidos por los chacareros de
Monte Grande el cerco de tala es
tal vez el más importante. Antes no
se empleaba más que uña simple
zanja en las chacras, lo que era
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tan costoso como inseguro. El
tala es una planta espinosa que
ningún animal destruye y que en
tres años forma un impenetra-
ble cerco; así, combina perma-
nencia, poco costo, utilidad y be-
lleza.
Para limpiar la tierra de car-
dos Mr. Tweedie, el jardinero
jefe de Santa Catalina, inventó
una ingeniosa máquina; tan
perseguido ha sido el emblema
de Escocia en Monte Grande
que-es casi seguro que pronto
será conocido allí como algo
exótico. El molino erigido en el
incipiente pueblo promete mu-
chos adelantos a la colonia,
dado que, produce en abundan-
cia una harina de maíz que
muchos de nuestros lectores de
la ciudad no distinguirán de la
harina de trigo.
Hemos aludido ya a la ex-
celencia moral de los colonos
y agregaremos solamente
que han vivido en ininterrum-
pida armonía entre ellos y en
los mejores términos con sus
vecinos, nativos del país. Los
propietarios de la colonia han
encontrado una invariable
buena disposición en los co-
lonos y los jefes del estableci-
miento y chacareros expresan
su creciente confianza en un
pleno éxito.
En general, no podemos sino
sentir satisfacción al contemplar
los actuales resultados produ-
cidos por el esfuerzo que hicie-
ron los señores Robertson. Pen-
samos que esto prueba, más
allá de toda discusión, que con
buenos conductores y apoyo del
gobierno, la emigración de
nuestro país a éste puede lle-
varse a cabo con múltiples ven-
tajas para ambos, y con este
sentimiento expresamos nues-
tros mejores deseos de éxito a
la compañía proyectada por los
propietarios de Monte Grande.

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