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Regla de la Orden Franciscana Seglar Comentada

Capítulo I
Artículo 3
Esta Regla, después del "Memoriale propositi" (1221) y de las Reglas aprobadas por
los Sumos Pontífices Nicolás IV y León XIII, adapta la Orden Franciscana Seglar a las
exigencias y a las esperanzas de la santa Iglesia, en las nuevas condiciones de
los tiempos. Su interpretación corresponde a la Santa Sede, más la aplicación será hech
a por las Constituciones Generales y por los Estatutos particulares.
COMENTARIOS:
Este artículo de la Regla de la OFS reconoce como antecedentes de la misma, al pr
imer documento considerado como "regla", el llamado "Memorial", que no tenía una b
ula que la aprobara como tal, pero que se atribuye su redacción al cardenal Hugoli
no, obispo de Ostia y quien sería posteriormente el Papa Gregorio IX. Luego, las r
eglas de 1289 y 1883, respectivamente de los Papas Nicolás IV y León XIII hasta lleg
ar a la actual, de 1978.
Es entendible este artículo: entre el memorial y la primera regla bulada hubo un
espacio de 68 años. Entre la primera regla bulada y la segunda, un espacio de 594
años y el lapso entre la segunda regla y la actual fue de 95 años. Cuántos acontecimie
ntos y transformaciones no se generaron en el mundo, que llevaron en tan largos
espacios de tiempo a realizar modificaciones y actualizaciones a la Regla de la
OFS y más aún en el tránsito del siglo XIX y el siglo XX con toda la tecnología, cambios
, guerras y realidades, además del Concilio Vaticano II con toda la serie de adecu
aciones que los tiempos exigían.
Es sobreentendido que es y debe ser La Santa Sede quien realice la interpretación
de la Regla, por ser la autoridad del Papa quien encabeza y lo plasmado por el
mismo Derecho Canónico que reitera que es la Santa Sede quien aprueba este tipo de
documentos.
Las Constituciones Generales de la actual Regla, que son las que definen cómo hab
rá de aplicarse la Regla fueron aprobadas por el Decreto Prot. n.T. 144-1/2000 de
la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostóli
ca, el 8 de diciembre del año 2000, siendo Prefecto de la misma el Cardenal Ernest
o Martínez Somalo y secretario Mons. Piergiorgio Silvano Nesti.
Estas Constituciones Generales, divididas en 8 títulos, constan de 103 artículos qu
e van dirigidos precisamente a la aplicación de los 26 artículos de la actual Regla
de la OFS.
Cada País y región de la OFS cuenta con sus respectivos Estatutos, acordes a las re
alidades y esquemas locales, enteniendo que las Constituciones y los estatutos j
amás estarán por encima de la Regla.
Como un documento histórico, para estudio y consulta además de destacarse que en su
esquema se reflejan los orígenes de nuestra Orden así como las bases de nuestra actu
al regla, citamos el texto del memoriale Propositi:
Memoriale propositum
Comienza la Regla y Vida de los Hermanos y Hermanas de la Penitencia.
En el nombre del Padre, el Hijo y del Espíritu Santo.
MEMORIAL DEL PROPÓSITO De los hermanos y hermanas de la Penitencia que viven en su
s propias casas. Inicios del año del Señor 1221.
1. Los hombres pertenecientes a esta fraternidad se vestirán de paño humilde, sin co
lor, cuyo precio no exceda los seis sueldos de Ravena el brazo, a no ser que en
determinado tiempo los dispense alguna causa evidente y necesaria. La longitud y
estrechez del paño será establecida según precio mencionado.
2. Tengan capas y pieles de invierno; sin cuello, fijas y enterizas; cerradas, n
o abiertas como llevan los seglares; las mangas sean también cerradas.
3. Las Hermanas se vestirán con una túnica y capa del mismo color y humildad. Con la
capa pueden usar una capucha o velo, tanto blanco como negro. O bien un pañuelo d
e lino, ancho y sin volados, cuyo precio no exceda los 12 sueldos de Ravena al b
razo.
3.2 El ecónomo podrá pagar el precio de tales vestidos y el de las pieles de abrigo,
según la condición de la mujer y la costumbre del lugar.
4. No usen cintas o hebillas de seda o coloridas. Tanto los hermanos como las he
rmanas usen solamente pieles de oveja, bolsas de cuero y correas simples, sin bo
rdados de seda. No podrán usar especie alguna de adornos vanos. Estarán obligados a
deshacerse de cualquier adorno vano, a juicio del visitador.
5. No deben participar en banquetes deshonestos ni asistan a espectáculos o coros.
5.2 No harán donativos a los cómicos y prohibirán hacerlo a sus familiares.
6. Todos se abstendrán de comer carne, salvo los domingos, martes y jueves. Except
o en caso de enfermedad, debilidad, y al tercer día de la sangría; cuando se está de v
iaje o cuando se celebra alguna solemnidad mayor a saber: 3 días por navidad, año nu
evo, Epifanía, 3 días por pascua de resurrección, los apóstoles Pedro y Pablo, la nativi
dad de San Juan Bautista, la Asunción de la gloriosa Virgen María, la festividad de
Todos los Santos y la de San Martín.
6.2 En los demás días que no son de ayuno, podrán comer quesos y huevos.
En las casas conventuales de los religiosos podrán comer de lo que les pongan dela
nte.
6.3 Se contentarán con almuerzo y cena, con excepción de los débiles, enfermos y viaje
ros.
6.4 Para los sanos la comida y la bebida será moderada.
7. Antes del almuerzo y cena se recitará una sola vez el padrenuestro y del mismo
modo al terminar la comida, y den gracias al Señor. O bien digan tres padrenuestro
s.
8. Desde la Pascua de Resurrección hasta la fiesta de Todos los Santos ayunarán los
viernes. Desde la fiesta de Todos los Santos hasta la Pascua, ayunarán los miércoles
y los viernes, sin dejar de observar los demás ayunos que la Iglesia prescribe pa
ra todos los fieles.
Con excepción de los débiles, enfermos y viajeros
9. Propósito de los Pobres Católicos, App II #16; Regla de los Trinitario (PL 214, 2
45-246): "Ayunen desde los idus de setiembre hasta pascua, los lunes, miércoles y
sábados, a no ser que interfiera una fiesta mayor. Desde el adviento hasta la Navi
dad del Señor y desde la cuaresma hasta la Pascua, exceptos los días domingos, ayune
n con comida de cuaresma. Observen los demás ayunos similares que la iglesia suele
practicar'.
11. A los que realizan trabajos pesados, desde pascua de Resurrección hasta la ded
icación de S. Miguel podrán comer tres veces al día.
11.2 Cuando los demás trabajan les será lícito comer de todo lo que pusieren delante,
con excepción de los vienes y de los ayunos prescritos por la Iglesia para todos l
os fieles en general.
12. Todo digan cotidianamente las 7 horas canónicas, a saber: maitines, primera te
rcia sexta, nona, vísperas y completas.
12.2 Los clérigos lo recitarán según el orden de los clérigos así como aquellos que saben
el salterio. Para prima "Deus in nomine tuo" y "Beati inmaculati , hasta "Legem po
ne" y los demás de las horas, con el Gloriapatri.
12.3 Cuando no van a la iglesia digan por maitines los salmos que recita la igle
sia u otros cualesquiera 18 salmos. O al menos padrenuestros, como los iletrados
lo hacen en todas las Horas.
12.4 Digan 12 padrenuestro por maitines, 7 para cada una de las demás horas, con e
l Gloria Patri después de cada uno, y los que lo saben dirán por prima y completas e
l Credo in Deum y el Miserere me Deus.
12.5 Si no dijeren las horas establecidas digan 3 padrenuestros
13. Los enfermos no digan las horas, a no ser que así lo quisieren.
14. Vayan todos a maitines en la cuaresma de San Martín y en la cuaresma mayor, a
no ser por grave incomodidad de personas o cosas.
15. Hagan la confesión de los pecados tres veces al año. Reciban la comunión en la nav
idad del Señor, Pascua de Resurrección y Pentecostés.
Tres veces al año
15.2 Reconcíliese con los prójimos y restituyen las cosas ajenas.
15.3 Satisfagan los diezmos pasados y paguen los futuros.
16. No reciban armas mortales para levantarlas contra terceros ni las lleven con
sigo.
17. Todos se abstengan de los juramentos solemnes, a no ser que se vean obligado
s por necesidad en aquellos casos exceptuados por el sumo Pontífice en su indulgen
cia, a saber, en casos de paz, fe calumnia, y testimonio.
18. En cuanto posible, evitarán los juramentos ordinarios en el lenguaje vulgar. Q
uien jurare inadvertidamente por un lapsus linguae, como sucede a los charlatane
s, el mismo día, al atardecer, a la hora de examinar los hechos días, diga 3 padrenu
estros por tales juramentos.
18. Cada uno deberá estimular a su familia en el servicio de Dios.
19. Todos los hermanos y hermanas, en cualquier ciudad o lugar donde vivan, todo
s los meses año, en presencia de los ministros, se reunirán en la iglesia que notifi
que el ministro y allí oirán la palabra de Dios.
20. Cada uno de un denario de la moneda corriente al tesorero. El tesorero los r
ecogerá y distribuirá entre los hermanos y hermanas pobres, con el consejo del Minis
tro. Especialmente a los enfermos y a quienes no tuvieren exequias fúnebres. Luego
lo distribuirán entre los demás pobres. Del mismo dinero se hagan ofrendas a la Igl
esia.
21. Si pueden hacerlo cómodamente, cuenten con el consejo de un varón religioso, int
ruido en la palabra de Dios, que los amoneste y reconforte en la perseverancia d
e la penitencia y en hacer obras de misericordia.
21. Con excepción de los celebrantes, los demás permanecerán en silencio en la misa y
en la predicación, durante el oficio, la oración y la predicación.
22. Si algún hermano o hermana cayere enfermo, una vez que el enfermo se lo hubier
e comunicado, los ministros, por sí o por otros, visiten semanalmente al enfermo y
lo mueva a penitencia. Según vieren conveniente tomen de los bienes materiales de
l común para darlos a quiénes los necesiten.
23. Si el enfermo abandonare la luz de este mundo, sea comunicado a los hermanos
y hermanas que estuvieren en la ciudad o en el lugar para que asistan al sepeli
o. No se alejarán hasta que haya sido celebrada la misa y en cuerpo enterrado en l
a sepulcro.
23.2 Dentro de los ocho días de la muerte, se ofrecerán los siguientes sufragios: el
presbítero diga una misa; el que sabe el salterio, 10 salmos; los demás 10 padrenue
stros con un requiem al final de cada uno de ellos.
24. Además, a lo largo del año se pedirá por la salud del alma de los hermanos vivos y
difuntos: cada presbítero diga tres misas; el que sabe el salterio, recite el sal
terio; los demás 100 padrenuestros con requiem al final de cada uno. Si no dicen e
l requiem, dupliquen el número de padrenuestros.
25. Todos los que puedan hacerlo según el derecho, hagan testamento y dispongan de
sus bienes tres meses después de hecha la promesa (profesión), no sea que alguien m
uera intestado.
26. Los Ministros determinarán el modo de restablecer la paz entre los hermanos o
con extraños, habido, si fuere necesario, el consejo del Señor Obispo.
27. Si los hermanos o hermanas obraren en contra del derecho o privilegio de los
podestás o gobernantes de los lugares donde viven, los ministros del lugar obrarán
como vieren conveniente con el consejo del Señor Obispo.
28. Todos han de aceptar el Ministerio o los oficios que les fueren impuestos, p
ero, pasado una año, todos puede vacar el oficio.
29. Cuando alguien pidiere entrar en esta fraternidad, los ministros diligenteme
nte investiguen su condición y oficio y expongan las exigencias de la fraternidad,
especialmente la restitución de los bienes ajenos.
29.2 Entonces, si fuere admitido, sea vestido del modo arriba indicado.
29.3 Satisfaga los préstamos adeudados, pagando en dinero numerado, de acuerdo a l
a fianza dejada en prenda, se reconcilie con los prójimo y abone los diezmos.
30. Cumplidos estos requisitos, pasado un año, con el consejo de algunos discretos
de entre los hermanos, si pareciere idóneo, será recibido del modo siguiente: prome
ta observar, todo el tiempo de su vida, todas las cosas que aquí están escritas, las
que serán posteriormente quitadas o añadidas según el consejo de los hermanos, a no s
er que alguna vez fueren dispensados por los ministros. Si alguno obrare en cont
rario y fuere amonestado por el ministro, satisfará según el dictamen del visitador.
30.1 Dicha promesa será redactada por escrito y certificada por notario público. nad
ie sea recibido de modo diferente y sin ser juzgado idóneo, vista la condición y la
constancia de cada individuo.
31. Nadie podrá salir de esta Fraternidad y dejar de observar lo que aquí está escrito
, a no se que entrare en Religión.
32. No será recibido ningún hereje o acusado de herejía. Si fuere simplemente sospecho
so, justificado delante del obispo, si cumpliere con los demás requisitos, puede s
er admitido.
33. Las mujeres casadas no sean recibidas sin el consentimiento de sus maridos.
34. Los hermanos y hermanas incorregibles sean expulsados de la fraternidad y no
sean recibidos nuevamente a no ser que lo apruebe la parte más sana de los herman
os.
35. Los ministros de cualquier ciudad y lugar denuncien al visitar las culpas ma
nifiestas de los hermanos y hermanas, a fin de que sean castigadas y corregidas.
35. Si alguno fuere incorregible, el visitador, con consejo de algunos discretos
de entre los hermanos, lo amonestarán y luego lo expulsarán de la fraternidad, hech
o que será oportunamente publicado en asamblea.
36. Si alguien supiere de hermanos o hermanas que producen algún tipo de escándalo,
comuníquelo al Ministro y éste lo notificará al visitador. Que el marido y la mujer no
tengan relaciones.
37. El visitador tiene poder para dispensar según le pareciere oportuno, en todos
los casos mencionados y a todos los hermanos y hermanas. ii
Entre los comportamiento escandalosos se contaba él frecuentar tabernas y juegos d
e azar.
38. Los Ministros elijan cada año, con el consejo de los hermanos, dos otros minis
tros y un ecónomo honrado, lo cuales se encargarán de proveer a la necesidad de los
hermanos y hermanas y a la de los demás pobres y de comunicar a la fraternidad sus
mensajes y disposiciones.
39. En las cosas mencionadas nadie esté obligado bajo pecado, sino solo en cuanto
a la pena. Luego de una pena impuesta o a imponer por el visitador, si no quisie
re corregirse después de dos amonestaciones del ministro, entonces sea obligado ba
jo pecado.

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