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UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL NORTE

ESCUELA DE DERECHO
ANTOFAGASTA

INSTRUCCIONES A LOS JUECES EN LAS


SENTENCIAS DE INAPLICABILIDAD:
MODALIDADES Y EFECTOS
Tesis conducente al grado de Licenciado en Ciencias Jurídicas

Pedro Medina Alfaro


Profesor Guía: Dr. Manuel Núñez Poblete
Antofagasta, Noviembre, 2009
Agradecimientos

A mis padres, gracias por enseñarm e valores y principios,


que m e han llevado a terminar cada una de l as tareas que me he
propuesto.

A mi familia, por creer en mí y apoyarm e cuando lo he


necesitado.

A mi profesor guía, por confiar en mis capaci dades, y estar


siempre presto a enseñar y aclarar las dudas y dificultades de este
proyecto.

A mis amigos… gracias por estar siempre ahí.


ÍNDICE
PÁG.

INTRODUCCIÓN…………………………………………………………….... 3

1. LA ACCIÓN DE INAPLICABILIDAD. ………………………………………. 6


1.1. Concepto………………………………………………………..... 6
1.2. Características……………………………………………………. 7
1.2.1. Es una acción procesal…………………………………… 7
1.2.2. Contiene una pretensión…………………………………. 9
1.2.3. Debe existir una gestión legal pendiente……………..… 9
1.2.4. El precepto legal debe ser decisivo en la
solución del conflicto……………………………………… 10
1.3. Reforma Constitucional, ley 20.050: del control
abstracto al control concreto………………………………….... 11
1.4. Planteamiento del Problema……………………………………. 14
1.5. Modalidades de las sentencias de inaplicabilidad:
las "sentencias atípicas o interpretativas"…………………….. 15

2. CLASIFICACIONES DE LAS SENTENCIAS CON INSTRUCCIONES…………. 18


2.1. Sentencias exhortativas "negativas"…………………………… 20
2.1.1. STC Rol 1130-08, Art. 387 inc. 2º Código
Procesal Penal………………………………………………. 21
2.1.2. SCT Rol 815-08. Art. 230 Código Procesal
Penal. Oportunidad de Formalización……………………. 25
2.2. Sentencias con disminución del contenido
normativo: la modalidad "sólo en cuanto"……………………… 29
2.2.1. STC Rol 755-08. Art. 595 Código
Orgánico de Tribunales. Abogado del Turno…………….. 29
2.2.2. STC Rol 944-07. Caja Nacional de Ahorros
y Préstamos………………………………………………….. 38

1
2.2.3. STC Rol 976-08. Caso "Isapres"………………………… 40
2.2.4. STC Rol 736-07. Desafuero Diputada
María Amelia Herrera Silva…………………………………. 43
2.2.5. STC Rol 806-07. Desafuero Diputado
Ramón Farías Ponce……………………………………….. 46
2.3. Sentencias "Aditivas" o "Integradoras"……………………….… 48
2.3.1. STC Rol 993-08. Caso Morrison Cristi.
Aplicación del Art. 4º Ley de tráfico de drogas………..… 49

3. EFECTOS DE LA SENTENCIA DE INAPLICABILIDAD………………………. 53


3.1. La cosa juzgada que produce la sentencia……………………. 55
3.2. El control preventivo no impide una
declaración de inaplicabilidad en concreto…………………….. 58
3.3. Fuerza obligatoria de la sentencia:
¿Obliga sólo al juez que actualmente conoce el asunto?....… 59

ANEXO 1. EXHORTACIONES A LOS ÓRGANOS COLEGISLADORES:


UNA ALTERNATIVA ÚTIL, PERO NO EXENTA DE POLÉMICAS…………………. 61

CONCLUSIONES……………………………………………………………... 72

BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………….. 76

2
INTRODUCCIÓN

La principal labor de todo Tribunal Constitucional es esencialmente hacer


que la Constitución sea respetada por las normas de jerarquía inferior1,
erigiéndose como el “supremo guardián de la Constitución2”. Así, la jurisdicción
constitucional es el método de garantía a la plena vigencia normativa de nuestra
Carta Fundamental. De su aplicación depende la correcta resolución de
conflictos en que el objeto debatido no es menor: el ejercicio de determinada
facultad, la aplicación de una institución jurídica, determinar en qué casos
concretos se ve afectado un derecho fundamental, etc., considerando que en
definitiva, el resultado podrá ser o no ser contrario a la Constitución.

En el caso específico de la inaplicabilidad, lo anterior resulta especialmente


significativo, ya que muchas veces no es fácil lograr una resolución que
satisfaga los intereses de ambas partes, debiendo el Tribunal esforzarse en
aunar criterios que logren una solución justa y racional. Sin embargo, y dado el
1
BULNES ALDUNATE, Luz (2005): “Efectos de las sentencias de la jurisdicción constitucional en la
judicatura ordinaria”, en Revista Semestral del Centro de Estudios Constitucionales de Chile,
Año 3 Nº 1. Universidad de Talca, pp. 55-56. La autora realiza ciertas precisiones entre los
conceptos y funciones de la jurisdicción constitucional y la jurisdicción ordinaria, señalando:
“El control que realiza la jurisdicción constitucional es un juicio de compatibilidad entre dos
normas de distinta jerarquía, de manera que la labor de los tribunales constitucionales es
esencialmente que la Constitución sea respetada por las normas de inferior jerarquía,
independiente de cómo haya sido aplicada o quienes sean sus destinatarios.
Esta labor se diferencia sustancialmente de la que realizan los jueces de la judicatura ordinaria
cuya competencia clásica es fijar los hechos probados e interpretar las leyes para aplicarlos a
éstos, más bien dicho aplicar la ley a los casos concretos.
Ambas jurisdicciones si bien son independientes y autónomas deben complementarse. El fin
último de la jurisdicción constitucional, que es hacer respetar la Constitución, ha obligado a
establecer normas que permitan la unificación de la jurisprudencia constitucional, de manera
que las sentencias de los Tribunales Constitucionales vinculen a los distintos órganos del
Estado, entre los que se encuentran los que pertenecen a la judicatura ordinaria”.
2
Así lo ha señalado el TC en STC Rol Nº 1191-08, en su considerando séptimo:
“[…] SÉPTIMO. Que uno de los fundamentos para traspasar la acción de inaplicabilidad de la H.
Corte Suprema a este Tribunal, supremo guardián de la Constitución y no perteneciente al
Poder Judicial, fue concentrar en este especialísimo órgano el control de constitucionalidad,
ampliando su ámbito de competencia y permitiendo, además, que la cuestión pudiera ser
formulada tanto por las partes como por el juez que conoce el asunto. A ello se unió, también, a
manera de ejemplo, la nueva facultad de resolver, en virtud del artículo 93, N.° 7°, de la Carta
Fundamental, la inconstitucionalidad de un precepto legal declarado inaplicable” (cursivas
añadidas).

3
carácter concreto de la acción de inaplicabilidad, esto muchas veces se
relativiza. Es en este momento en que el Tribunal, a efectos de salvar una
inconstitucionalidad, puede recurrir a una solución intermedia, en este caso,
declarar aplicable o inaplicable determinado precepto legal, “en el entendido
que”, o “sólo en cuanto”.

La situación descrita en el párrafo anterior es el objeto de nuestro estudio.


Lo que la doctrina suele llamar “sentencias interpretativas”, una técnica que se
viene dando –tanto en el derecho nacional como en el extranjero- desde hace
ya muchos años, y que busca integrar una situación compleja, apercibiendo a
los tribunales inferiores de las perniciosas consecuencias constitucionales de no
interpretar las normas conforme a los parámetros señalados como
“constitucionalmente aceptables”. Todo esto, concretizado por medio de una
“instrucción”, una orden emanada hacia los jueces –ordinarios o especiales- de
interpretar como el Tribunal lo estima constitucional, desechar una determinada
interpretación, exhortar a los órganos colegisladores de las insuficiencias
constitucionales en determinadas materias, u otras que en su momento
veremos.

Esto sin embargo trae un efecto secundario, por cuanto necesariamente los
jueces del fondo deben aplicar e interpretar las normas pertinentes al caso
sometido a su jurisdicción. Por lo tanto, su plena competencia se ve –en ciertos
casos- afectada por las decisiones del Tribunal Constitucional. Como señala
ALDUNATE, al acoger un requerimiento “sólo en cuanto”, o bien rechazarlo “en el
entendido que”, el efecto “normal” –exclusivamente negativo, o de plena libertad
para el juez- se relativiza, pues el juez queda vinculado por el correspondiente
pronunciamiento acerca de cómo debería ser interpretado el precepto para
alcanzar parámetros constitucionalmente aceptables3.

3
ALDUNATE LIZANA, Eduardo (2008): Jurisprudencia Constitucional 2006-2008. Estudio
Selectivo. Santiago, Chile: Editorial Legal Publishing, p. 46.

4
Es por ello que nos embarcamos en el estudio de las instrucciones
emanadas en estas sentencias a los jueces del fondo, y a analizar cómo –al
menos en la jurisprudencia seleccionada-, la naturaleza jurídica de “acción
contra la ley” que tiene la inaplicabilidad, se torna más bien en la de un recurso
procesal ordinario. Como sabemos, en derecho “las cosas son lo que son, no lo
que parecen ser”. Es en virtud de este adagio que nos hemos encomendado a
la tarea de dilucidad la verdadera naturaleza jurídica de la acción de
inaplicabilidad, relativizada por la práctica de las “sentencias interpretativas”.
Éstas, como diremos, incluyen instrucciones o exhortaciones, algunas veces a
la judicatura ordinaria, otras, a los legisladores, en el sentido de aplicar o
interpretar una norma de una manera u otra, so pretexto de mantener la
constitucionalidad de las mismas. En el caso del Legislador, de salvaguardar la
constitucionalidad de algún conjunto de normas relativas a alguna situación
particular, mediante pequeñas modificaciones, o recomendar derechamente el
replanteamiento del institución jurídica en cuestión.

Lo anterior, como vemos, iría en contra del carácter de “acción contra la


ley” mencionado anteriormente, que en un sentido purista, debería tener el
instituto de la inaplicabilidad. Devendría, como dijimos, en un “recurso
procesal”, en virtud del cual los jueces de inaplicabilidad, al declarar uno u otro
sentido de interpretación, restringen a los jueces ordinarios, vedándoles
interpretar de otra forma.

Para realizar tal tarea debemos entonces identificar la jurisprudencia que


contiene instrucciones, prevenciones y/o modalidades –más allá de su
acogimiento o rechazo-, y clasificarlas según estos criterios, explicando en qué
consiste cada una, con los correspondientes ejemplos jurisprudenciales. Las
características de estas sentencias, sus principales clasificaciones doctrinarias,
y –eventualmente- sus efectos, serán tratados en las siguientes páginas,
iluminándonos para tal finalidad en la jurisprudencia emanada del Tribunal
Constitucional, ya a 4 años de la reforma, ley 20.050.

5
1. LA ACCIÓN DE INAPLICABILIDAD.

La acción de inaplicabilidad por inconstitucionalidad como facultad


privativa del Tribunal Constitucional (en adelante TC) es relativamente reciente,
ya que la competencia para conocer los recursos de inaplicabilidad por
inconstitucionalidad fue suprimida de la Corte Suprema y otorgada a este
órgano por la Ley 20.050, que se publicó en el D.O. con fecha 26 de Agosto de
2005, entrando en vigencia en Febrero de 2006.

1.1. CONCEPTO4.

Como sabemos, la inaplicabilidad es la facultad que la Constitución


otorga al TC para declarar contraria a la Constitución la aplicación de un
precepto legal en cualquier gestión que se siga ante un órgano jurisdiccional, el
que, como su efecto natural, no puede ser aplicado en el proceso por el tribunal
que está conociendo del asunto en el que se invoca como norma de aplicación
decisiva. Así lo precisa el texto constitucional en su artículo 93 Nº 6, al disponer
que “son atribuciones del Tribunal Constitucional: […]6° Resolver, por la
mayoría de sus miembros en ejercicio, la inaplicabilidad de un precepto legal
cuya aplicación en cualquier gestión que se siga ante un tribunal ordinario o
especial, resulte contraria a la Constitución”.

Es un tipo de control de constitucionalidad concreto –como explicaremos


más adelante-, represivo y facultativo; es decir, control concreto, ya que tiene
como presupuesto material una gestión respecto de la cual se construye el
juicio de legitimidad constitucional de la norma legal impugnada; control
represivo, puesto que recae en normas legales (leyes, legislación delegada y
legislación irregular) del ordenamiento jurídico, y control facultativo, en la

4
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE (2008). Memoria de Gestión 2007-2008. Santiago, Chile:
Editorial Producciones gráficas Ltda., pp. 20-21.

6
medida que se incoa el proceso ante el TC mediante el ejercicio de una acción:
la acción de inaplicabilidad por inconstitucionalidad5.

1.2. CARACTERÍSTICAS

Las principales características que la doctrina y la jurisprudencia


procesal han dado a la acción de inaplicabilidad son las siguientes: Es –
generalmente- una acción procesal, contiene una pretensión; necesita de un
proceso o gestión pendiente para existir; y el precepto impugnado debe resultar
decisivo para el caso que motiva el requerimiento. A continuación explicaremos
brevemente estos caracteres.

1.2.1. ES UNA ACCIÓN PROCESAL

Esto, toda vez que es el derecho que la Constitución otorga a los sujetos
legitimados para abrir un proceso ante el Tribunal Constitucional a fin de que
éste decida si la norma cuestionada es o no constitucional. No es un recurso,
puesto que éste por definición ataca resoluciones judiciales y aquí lo que se
pretende es la apertura de un proceso nuevo y diferente, de control de
constitucionalidad de la ley.

Respecto a este punto, se plantea la siguiente duda: ¿cuál sería la


naturaleza jurídica del requerimiento de inaplicabilidad planteado por el juez?

El TC en este sentido argumenta que la Constitución no distingue entre


los sujetos legitimados para deducir la acción de inaplicabilidad. En
consecuencia, tanto partes como el propio juez que conoce del asunto estarían
en situación de igualdad. No obstante, sí reconoce que el interés que sustenta

5
Vega, Francisco, Zúñiga, Francisco (2006): “El nuevo recurso de inaplicabilidad por
inconstitucionalidad ante el tribunal constitucional. Teoría y práctica”, en Revista Semestral del
Centro de Estudios Constitucionales de Chile, año 4, Nº 2. Universidad de Talca, p. 146.

7
las actuaciones de uno y otro no es el mismo. Así se señala, por ejemplo, en la
STC Rol Nº 1029, en su considerando sexto6:

“[…] SEXTO: Que la aludida cuestión de inaplicabilidad se


encuentra sometida a requisitos comunes, sea el juez o las partes
quienes la formulen, ya que la disposición constitucional no hace
distinción alguna.
No obstante lo anterior, no puede desatenderse que el
interés legítimo que sustenta la acción no es exactamente el
mismo en ambos casos. Las partes del juicio procuran la tutela de
un derecho subjetivo o de un interés protegido; el juez, por su
lado, vela por la supremacía constitucional, dando cumplimiento al
mandato del artículo 6º de la Carta Fundamental, pues su función
propia es resolver una controversia entre partes, decidiendo
imparcialmente el asunto concreto sometido a su conocimiento, de
acuerdo a la Constitución y a las leyes;”7.

Podemos concluir que las expresiones utilizadas en cuanto a la


descripción del “interés legítimo” por parte del TC, nos dan lineamientos
conceptuales en relación a la naturaleza jurídica que intentamos dilucidar. Así,
cuando habla de las partes, se refiere a “la tutela de un derecho subjetivo o de
un interés protegido”, concepto que claramente podemos ligar al de “acción”,
refrendando lo que vinimos en señalar al referirnos a las características de la
inaplicabilidad (véase el principio de esta sub sección).

Sin embargo, cuando describe el interés que presenta el juez al solicitar


la inaplicabilidad de un precepto, señala que el juez “vela por la supremacía
constitucional”. Así, el juez estaría cumpliendo con el mandato del artículo 6º de
la Constitución, es decir, haciendo eco de la fuerza normativa hacia todos los
órganos del Estado que tiene la constitución. En virtud de estas
consideraciones, es que podemos señalar que el juez no ejerce una acción,
sino que cumple con un deber constitucional.

6
ALDUNATE LIZANA, Eduardo (2008): Jurisprudencia…” p. 44.
7
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 1029-08 (24 de noviembre de 2008), cons.
6º.

8
Este deber se cumple generalmente mediante un “auto motivado”, para
recurrir al TC a efectos de que decida previamente algún conflicto de
constitucionalidad suscitado en el caso concreto sometido a su jurisdicción.
Esto reafirma la idea del control concentrado de constitucionalidad, efectuado
actualmente por el TC, en ejercicio de sus funciones privativas consagradas en
el art. 93 del Código Político.

1.2.2. CONTIENE UNA PRETENSIÓN

Toda acción, entendida como la facultad de poner en funcionamiento la


actividad jurisdiccional del Estado, contiene una pretensión procesal. En el caso
de la acción de inaplicabilidad por inconstitucionalidad, ésta consiste en obtener
la declaración de inaplicabilidad de un precepto legal por estimarse que su
aplicación en el caso concreto resultaría contraria a la Constitución.

1.2.3. DEBE EXISTIR UNA GESTIÓN PENDIENTE

Este proceso debe estar siendo tramitado ante otro tribunal, en el que
cualquiera de sus partes haya invocado como fundamento de derecho una ley
que de ser aplicada, podría producir en el caso efectos contrarios a la
Constitución.

La Carta Fundamental, en su art. 93 Nº 6 se refiere a esto como “gestión


que se siga ante un tribunal ordinario o especial”. Respecto a la calificación de
gestión “pendiente”, se pronuncia en la fase de admisibilidad alguna de las
Salas del Tribunal. Cabe observar que el criterio de admisibilidad incluye, entre
otras exigencias, que se acredite no sólo la existencia de la gestión pendiente,
sino también su vigencia y naturaleza, declarando el TC inadmisible el
requerimiento si no se verifica esta exigencia8.

8
La STC rol núm. 1189-08, cons. 6º, fundamentando la inadmisibilidad, declara lo siguiente:
“[…]6º. Que, el libelo de autos no cumple, desde luego, con la exigencia de determinar ni menos
la de acreditar la existencia de gestión pendiente ante un tribunal ordinario o especial, en la que

9
1.2.4. EL PRECEPTO LEGAL DEBE SER DECISIVO EN LA SOLUCIÓN DEL

CONFLICTO

La Constitución precisa, además, que el precepto legal invocado en el


proceso pendiente de que hablamos, debe resultar “decisivo” en la solución del
conflicto. Dicho en otras palabras, el precepto debe tener una influencia directa
en la parte dispositiva de la sentencia. La Carta Fundamental refrenda esta
idea, en cuanto señala que el requerimiento debe señalar la situación de que el
precepto impugnado “pueda resultar decisivo en la resolución del asunto”.

El TC ha tenido cierta evolución en la interpretación de este punto, que


en un principio se entendía como la necesidad de que el juez ineludiblemente
hubiese de llegar a considerar el precepto impugnado9. Actualmente, la
interpretación ha tomado una postura menos estricta, requiriendo solamente la
posibilidad de que la norma impugnada sea considerada por el juez del fondo al
momento de dictar sentencia en la causa que motivó la impugnación10.

se demuestre que los preceptos legales puedan resultar decisivos en la resolución de un


asunto.
La requirente afirma ser “recurrente en autos sobre Recurso de Protección Roles Nos
2065-2008, 2238-2008 seguidos ante la Corte de Apelaciones de Santiago, autos sobre
Recurso de Amparo Económico Rol No. 2239-2008, seguidos ante la Corte de Apelaciones de
Santiago y causa por aplicación de Derecho Internacional seguida ante S. Excma. Presidente
de la Corte Suprema (2223-2008) en razón de lo establecido en el Código Orgánico de
Tribunales, y los procedimientos ordinarios laborales Rol No. L-168- 2008 del 5to Juzgado
Laboral de Santiago y L-532-2008 del 6to Juzgado Laboral de Santiago.” Sin embargo, el libelo
no acredita la naturaleza de las gestiones y la circunstancia de que si éstas se encuentran
vigentes, no las explica ni justifica cómo y porqué los preceptos legales que impugnan podrían
aplicarse para resolver un asunto determinado en ellas, con lo cual queda de manifiesto el
incumplimiento de la exigencia antedicha”.
9
La STC rol núm. 688-06, cons. 7º, señala al respecto que para verificar si la norma impugnada
resulta o no decisiva en el caso, se debe realizar “un análisis para determinar si de los
antecedentes allegados al requerimiento puede concluirse que el juez necesariamente ha de
tener en cuenta la aplicación de la norma legal que se impugna, para decidir la gestión”. Igual
criterio ha expresado en las STC roles núm. 472-07, cons. 11º; 668-06, cons. 7º; 809-07, cons.
6º y 7º; 976-07 (en voto disidente, redactado por el Ministro Navarro), entre las consultadas por
el suscrito.
10
La STC rol núm. 943-07, cons. 10º, señala respecto a este punto que “[…]es suficiente que la
aplicación del precepto legal impugnado pueda resultar decisivo en la resolución de un asunto,

10
1.3. REFORMA CONSTITUCIONAL, LEY 20.050: DEL CONTROL ABSTRACTO AL

CONTROL CONCRETO

Complementariamente con lo anterior, el cambio más sensible


experimentado por la acción de inaplicabilidad, y que ha sido recogido tanto por
la doctrina como por toda la jurisprudencia del TC, es que la competencia
constitucional, contenida en el art. 93 Nº 6, le impone un deber de realizar un
control de carácter concreto. Esto en contraposición del antiguo (y mal llamado)
recurso de inaplicabilidad, que era de carácter abstracto11. Con la reforma
constitucional de 2005, la acción de inaplicabilidad formalista, abstracta y de
aplicación restringida solamente a asuntos de derecho dio paso a un control
concreto de constitucionalidad12 13.

correspondiendo al Tribunal únicamente verificar la posibilidad de que el precepto legal sea


aplicado a un caso, para quedar obligada a pronunciarse sobre la acción deducida, y que la
acción de inaplicabilidad es un medio de accionar en contra de la aplicación de normas legales
determinadas contenidas en una gestión judicial y que puedan resultar derecho aplicable”. En el
mismo sentido están las STC roles núm. 501-06, cons. 4º; 505-06, cons. 11º; y 790-06, cons.
7º.
11
ALDUNATE LIZANA, Eduardo (2008): Jurisprudencia…” p. 7.
12
Sobre el sentido abstracto de la antigua acción de inaplicabilidad: ZÚÑIGA, Francisco y
PERRAMONT, Alfonso (2003): Acciones Constitucionales. Santiago, Chile: Editorial Lexis Nexis.
En el mismo sentido SAENGER, Fernando y BRUNA, Guillermo (2006): Inaplicabilidad por
inconstitucionalidad. Jurisprudencia 1980-2005. Santiago, Chile: Editorial Jurídica. El autor cita
pertinentemente el siguiente considerando de sentencia de inaplicabilidad de 28 de Agosto de
1998: “Del tenor literal del artículo 80 de la carta fundamental resulta que la declaración de
inaplicabilidad procede cuando el precepto a que ella se refiere es contrario a la Constitución,
es decir, que la norma cuya inaplicabilidad se pretende en un caso particular, considerada en
abstracto, pugna con las disposiciones de superior jerarquía contenidas en ellas. La
inaplicabilidad que la Constitución establece como medio para imponer su supremacía significa
reconocer la incompatibilidad de un precepto legal específico en sí mismo, con una o más
disposiciones de aquélla, siendo ajena a este arbitrio procesal la forma determinada en que
dicho precepto pretende aplicarse en un caso concreto” (En Revista de Derecho y
Jurisprudencia: Tomo XCII, 2ª parte, sección 5ª, 1995, pp. 83-105).
13
Sobre el sentido concreto de la acción de inaplicabilidad luego de la reforma de 2005, NÚÑEZ
POBLETE, Manuel: “El control de la igualdad en la aplicación de la ley como factor de expansión
del control concreto de constitucionalidad de las leyes”, en FERMANDOIS, A. (2008) Sentencias
destacadas 2007. Una mirada desde la perspectiva de las políticas públicas, Libertad y

11
Así las cosas, podemos imaginar un precepto abstractamente válido y
constitucional, que en la aplicación sub lite pudiere provocar resultados
contrarios a la Constitución. Si se suscitara una cuestión de constitucionalidad,
no obstaría a la declaración de inaplicabilidad la constitucionalidad en abstracto
de la norma. Así lo ha señalado el TC: “en sede de inaplicabilidad, no le
corresponde a esta Magistratura decidir de manera abstracta la
constitucionalidad de un precepto legal enfrente de la Carta Fundamental”14.
Como señala RÍOS ÁLVAREZ:

“[L]a inaplicabilidad cumple la función de impedir que la


parte que la invoca en el caso concreto del que conoce un tribunal,
se vea afectada por un precepto legal cuya aplicación a ese caso
particular resulte evidentemente contraria a la Constitución y,
especialmente, a los fines perseguidos por ésta. De allí que en
este instituto procesal –además del juez y de las partes-
comparecen tres elementos de cotejo necesarios para su decisión,

Desarrollo, Santiago de Chile, pp. 123-161. En el mismo sentido, RÍOS ÁLVAREZ, Lautaro: “El
nuevo Tribunal Constitucional”, en ZÚNIGA, F. (Coordinador), Reforma constitucional. Santiago,
Chile: Editorial Lexis Nexis. También PEÑA TORRES, Marisol (2008): Inaplicabilidad por
inconstitucionalidad: Reciente jurisprudencia del Tribunal Constitucional chileno. En NOGUEIRA
(coordinador), La ciencia del derecho procesal constitucional. Estudios en homenaje a Héctor
Fix-Zamudio en sus cincuenta años como investigador del derecho. 2009. Editorial Librotecnia,
p. 410. La autora cita pertinentemente el siguiente considerando: “[…] de la simple comparación
entre del texto de la norma actual con el antiguo artículo 80 de la carta fundamental, que
entregaba esta facultad a la Corte Suprema, se desprende que mientras antes se trataba de
una confrontación directa entre la norma legal y la disposición constitucional, ahora se está en
presencia de una situación diferente, por cuanto lo que podrá ser declarado inconstitucional, por
motivos de forma o de fondo es la aplicación del precepto legal impugnado a un caso concreto,
lo que relativiza el examen abstracto de constitucionalidad, marcando así una clara diferencia
con la regulación prevista por el texto constitucional anterior. […]Lo dicho deja de manifiesto
que las características y circunstancias del caso concreto de que se trate, han adquirido en la
actualidad una relevancia mayor de la que debía atribuírseles antes del 2005, pues, ahora, la
decisión jurisdiccional de esta magistratura ha de recaer en la conformidad o contrariedad con
la Constitución que la aplicación del precepto impugnado pueda tener en cada caso concreto
sub lite, lo que no implica, necesariamente, una contradicción abstracta y universal con la
preceptiva constitucional”. STC rol núm. 473, del 8 de mayo de 2007, considerando 9º. A mayor
abundamiento, lo señalado en STC rol núm. 480-06, de 27 de julio de 2006, cons. 26º: “[…] en
sede de inaplicabilidad, el Tribunal está llamado a determinar si la aplicación del precepto en la
gestión específica resulta contraria a la Constitución. Lo que el Tribunal debe practicar es un
examen concreto de si el precepto legal, invocado en una gestión judicial pendiente y
correctamente interpretado producirá efectos o resultados contrarios a la Constitución.”
14
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 806-07 (11 de diciembre de 2007), cons.
26°.

12
a saber: la norma constitucional, el precepto legal cuya
inaplicación se solicita y -lo más específicamente decisivo- el
examen particular acerca de si, en ese caso, la aplicación del
precepto cuestionado pudiera generar efectos opuestos a la
finalidad implícita de aquella15”

Por ende, el examen se realiza, “entre el contenido de la Constitución y el


precepto legal, a la luz de los antecedentes que derivan de la situación de
hecho concreta de que se trata”16.

Tenemos entonces que el juicio de inaplicabilidad, como control concreto


de constitucionalidad, inevitablemente causará efectos en la parte decisoria de
la causa pendiente que originó la pugna. Estos efectos podrán ser inhibitorios
para el juez, en cuanto el TC ordene que se dicte sentencia sin aplicar
determinadas normas, o bien, por el contrario, determine que la norma
impugnada es constitucional, y por ende puede ser utilizada para razonar el
fallo. Es en este preciso instante en el que se nos plantea el problema que
pasaremos a explicar en las siguientes líneas.

1.4. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA.

La ley, en cuanto norma jurídica, es una natural delimitadora del libre


albedrío de las personas dentro de la sociedad, que busca dirigir y controlar las
conductas humanas. Como tal, debe ser abstracta, fácilmente interpretable y de
aplicación general. Para cumplir con tal cometido, es que se crean parámetros
de interpretación, tendiendo siempre a evitar que el sentido plasmado por el
legislador se desvirtúe en la aplicación concreta, al determinar cuál es su

15
RÍOS ÁLVAREZ, Lautaro (2005): “Trascendencia de la reforma constitucional en la fisonomía y
las atribuciones del Tribunal Constitucional”, en Revista Estudios Constitucionales, año 3, Nº 1.
Universidad de Chile, p. 77.
16
SILVA BASCUÑÁN, Alejandro (2007): “Las nuevas atribuciones del Tribunal Constitucional”, en
Revista de Derecho Público. Nº 69, Tomo I, p. 370.

13
alcance y significado. No obstante lo anterior, y más allá de las intenciones que
pudiera tener el legislador al momento de crear leyes claras y unívocas, muchas
normas jurídicas admiten más de una interpretación lógica. Estos problemas se
solucionan a través de la actividad jurisdiccional, cuyo objetivo –generalmente-
es llegar a una sentencia definitiva. Normalmente el propósito de éstas es
resolver la incertidumbre generada por varias formas de interpretación distintas,
o por la ley aplicable a un caso, a través de la emisión de una respuesta jurídica
que ponga fin al proceso y dé una solución al conflicto sometido a la jurisdicción
de los tribunales de justicia.

Ahora bien, en el caso del TC, el Art. 93. Nº 6 de la Constitución Política


de la República, le otorga la atribución de “resolver, por la mayoría de sus
miembros en ejercicio, la inaplicabilidad de un precepto legal cuya aplicación en
cualquier gestión que se siga ante un tribunal ordinario o especial, resulte
contraria a la Constitución”. La competencia de inaplicabilidad, entonces,
debería estar circunscrita a determinar si en el caso concreto, la aplicación de
una norma en una gestión seguida ante un tribunal ordinario o especial resulta
contraria o no a la Constitución. Como vemos, esa decisión es indivisible,
absoluta. Las posibilidades son diametralmente opuestas: la norma se aplica, o
no se aplica.

Sin embargo, existen casos en los cuales el TC se encuentra frente a


normas que toleran una gama de lecturas posibles, algunas más conforme a la
Carta Fundamental, otras no tanto, u otras que derechamente producirían un
resultado contrario a la Constitución, en caso de ser utilizadas. Frente a estos
casos, la simple inaplicabilidad de una norma, o por el contrario su aplicación,
podría generar perjuicios mayores de los que se busca evitar impetrando la
acción del TC. Entonces, en estos casos aparece la figura de la “sentencia
interpretativa”, como intermedio que busca solucionar la disyuntiva entre

14
declarar aplicable o inaplicable una determinada norma jurídica17, a través de
instrucciones a los jueces del caso. Profundizaremos esta idea en la sección
siguiente.

1.5. MODALIDADES DE LAS SENTENCIAS DE INAPLICABILIDAD: LAS “SENTENCIAS


ATÍPICAS O INTERPRETATIVAS”.

Directamente relacionado con el problema planteado anteriormente, es


que surge esta especie de válvula: las sentencias “atípicas, manipulativas o
interpretativas”, como las ha llamado la doctrina, en las cuales, además de
resolver la inaplicabilidad, se envía una “instrucción”, clasificable en distintas
categorías, según veremos más adelante. Si bien estas sentencias no tienen un
fundamento legal ni constitucional –ver introducción, página 1-, basan su
justificación en mantener, siempre que sea posible, la vigencia de aquellas
normas “infraconstitucionales”, sea por aplicación del principio de “cortesía
constitucional” o de “deferencia razonada”18, sea por razones prácticas. En el

17
SALDAÑA BARRERA, Eloy (2006): “Sentencias interpretativas: sus alcances y algunas
reflexiones sobre su uso a la luz de la primera experiencia peruana”, en Revista Semestral del
Centro de Estudios Constitucionales de Chile, noviembre, año 4, Nº 2. Centro de Estudios
Constitucionales, Santiago, Chile, pp. 203 – 220. El autor plantea lo siguiente: “En rigor
conceptual, como bien en Italia han anotado autores como CRISAFULLI, SILVESTRE o MONTELLA,
toda sentencia implica una labor interpretativa. Sin embargo, y luego de plantearse la
pertinencia de una eventual distinción entre conceptos como los de disposición y norma, se
habla de “sentencias interpretativas” al referirse a aquellos pronunciamientos donde, a propósito
de rescatar la constitucionalidad de una norma (o especificar en qué aspectos dicha norma
sería inconstitucional) el juzgador constitucional proporciona tanto a los jueces ordinarios como
a cualquier otra autoridad o ciudadano los parámetros para comprender la norma en cuestión o
en el mismo sentido planteado por ellos, acabando así con cualquier incoherencia o confusión
previamente existente, o por lo menos, comprometiendo al legislador con la subsanación de
estas deficiencias.
Frente a los nuevos retos que plantean los diferentes tipos de sentencias interpretativas, resulta
interesante apreciar cómo éstas se han venido dando en un contexto determinado como el
peruano para luego señalar cómo en nuestra opinión debe entenderse un tema de relevancia
capital para el derecho procesal constitucional: el margen de acción de aquellas instancias que,
de acuerdo con la postura asumida al respecto, se les denomina órganos o magistraturas
constitucionales”.
18
Existe un principio hermenéutico relativo a la interacción entre los distintos estamentos que
intervienen en la factura y el control de las normas jurídicas, conocido como la “Teoría de la
Deferencia Razonada”. Según este postulado, los órganos implicados en esta tarea, -poderes
públicos- se deben una actitud permanente y recíproca de respeto y cortesía, demandando de

15
caso objeto de nuestro estudio (acción de inaplicabilidad), para evitar vacíos
normativos que serían muy graves, tanto para la sociedad como para el tráfico
jurídico, si se inaplica una determinada norma jurídica en el caso concreto, por
su contrariedad al Código Político. Este fenómeno se acrecienta cuando la
sentencia es de inconstitucionalidad (art. 93 Nº 7, que sin ser objeto de este
estudio, sirve para graficar el asunto), produciendo efectos erga omnes. El
derecho procesal constitucional, rama del derecho constitucional en creciente
desarrollo, ha encontrado en las sentencias “atípicas” la respuesta a este
problema1920.

Este tipo de sentencias tienen un origen anterior a la reforma


constitucional de 2005, apareciendo por primera vez en el año 1985, a través de
lo que se llamó “prevenciones”, evacuadas en controles preventivos. Algunos
fallos en que el TC ha acudido a esta técnica son: “Partidos Políticos”, 21 de
diciembre de 1987, Rol 46; “Municipalidades (I)”, 29 de febrero de 1988, Rol
50; “Congreso Nacional”, 18 de enero de 1990, Rol 91; “Fuegos Artificiales”,
25 de abril de 2000, Rol 306, entre otras. La fuente dogmática en virtud de la
cual el TC ha utilizado esta técnica, es la de la “interpretación conforme a la
constitución”, con la finalidad de rescatar –en la medida de lo posible- la validez
de las normas subconstitucionales, a través de “recetas interpretativas” que
tiendan a la constitucionalidad.

cada órgano del Estado el reconocimiento de las esferas competenciales en que los anteriores
tienen derecho a tomar decisiones con relativa autonomía. Todo esto entendiendo que
participan, entre todos, en una misma misión institucional, cual es dar plena vigencia al principio
de Supremacía Constitucional. La deferencia razonada tiene dos elementos constitutivos: i)
respeto de la autonomía del legislador; y ii) la presunción de constitucionalidad de los actos del
legislador y de la administración (cursivas en el original). ZAPATA LARRAÍN, Patricio (2008):
“Justicia Constitucional. Teoría y práctica en el Derecho Chileno y Comparado. Santiago:
Editorial Jurídica de Chile, p. 227.
19
SAGÜÉS, Néstor Pedro (2006): “Las sentencias constitucionales exhortativas”, en Revista
Semestral del Centro de Estudios Constitucionales de Chile, Año 4, Nº 2. Universidad de Talca,
p. 190.
20
NOGUEIRA ALCALÁ, Humberto (2004): “Consideraciones sobre las sentencias de los Tribunales
Constitucionales y sus efectos en la América del Sur”, en Revista Iberoamericana de Derecho
Procesal Constitucional, Nº 2. Editorial Porrúa, México, p. 87.

16
La técnica de interpretación constitucional en que se basan las
instrucciones a los jueces, ha variado en su uso: así, las instrucciones o
“sentencias interpretativas” que inicialmente se expresaban, justificaban su
existencia en el proceso legislativo mismo –control a priori-, facultad
consagrada en el antiguo artículo 82 Nº 2 de la Carta Fundamental –sin
variaciones literales, actual 93 Nº 3-, que disponía “Son atribuciones del
Tribunal Constitucional: […] 2º. Resolver las cuestiones sobre constitucionalidad
que se susciten durante la tramitación de los proyectos de ley o de reforma
constitucional y de los tratados sometidos a la aprobación del Congreso”.
Actualmente no solamente se utilizan como “exhortaciones a los órganos
colegisladores”, sino por el contrario, como elemento de consejo y remedio
preventivo a los jueces. Entonces, luego de la reforma que, como explicamos
(ver notas Nº 12 y 13), cambió radicalmente el sentido de la inaplicabilidad, el
TC recurre a las sentencias atípicas o interpretativas cuando los preceptos
legales sometidos a su conocimiento, en el supuesto de ser o no interpretados
de una determinada forma, son susceptibles de provocar en el caso concreto un
resultado inconstitucional. Es en este momento que aparece la figura que
venimos en llamar “instrucción”.

Podemos claramente suponer que los efectos de una y otra atribución


son sustancialmente distintos. Es así como la sentencia interpretativa inicial,
que tenía como destinatarios a los órganos colegisladores, producía
básicamente el efecto de obligarlos a realizar las modificaciones pertinentes
para reenviar el proyecto de ley a parámetros constitucionalmente aceptables.
En cambio, en las instrucciones que venimos en analizar, el efecto es distinto:
se veda al juez del caso una determinada interpretación, o se le señala por el
contrario una hermenéutica determinada. Todo ello, con el objeto de señalar
directrices a los operadores jurídicos, en cuanto al sentido constitucional en que
siempre deben interpretarse las normas –“interpretación conforme a la
constitución”-, lo cual previene un ejercicio inconstitucional de la Jurisdicción.

17
2. CLASIFICACIONES DE LAS SENTENCIAS CON INSTRUCCIONES.

Diversos autores han intentado clasificar estas sentencias, considerando


el tipo de instrucción que contienen21.

Se plantea una serie de dudas al respecto. ¿Cuál es el valor vinculante de


una prevención? Entendemos por tal, la opinión de uno o más ministros, que sin
ser parte de la ratio decidendi de la sentencia, forma parte de ésta, y tiene por
objetivo plantear argumentos individuales, en virtud de los cuales se advierte a
los jueces de posibles efectos inconstitucionales de una determinada forma de
interpretar el precepto sometido a examen de constitucionalidad. Como
veremos, algunos casos pueden ser resueltos por los tribunales ordinarios en
función de esta figura, inclusive cuando el precepto se ha declarado aplicable, y
por ende, se ha rechazado la acción.

Por otro lado, ¿Cuál es el efecto de los votos disidentes? El inciso segundo
del art. 31 de la Ley Orgánica del TC, dispone que “los Ministros que discrepen
de la opinión mayoritaria del Tribunal deberán hacer constar en el fallo su

21
Las “sentencias interpretativas” son un tema que desde ya mucho tiempo se viene
comentando en la doctrina. Algunos de los consultados, en doctrina nacional, tenemos a
ALDUNATE LIZANA, Eduardo (2008): Jurisprudencia Constitucional 2006-2008. Estudio selectivo.
Santiago, Chile: Editorial Legal Publishing; BORDALÍ SALAMANCA, Andrés (2008): Jueces
constitucionales. Un poder incómodo. En Nogueira (coordinador), La ciencia del derecho
procesal constitucional. Estudios en homenaje a Héctor Fix-Zamudio en sus cincuenta años
como investigador del derecho. Santiago, Chile: Editorial Librotecnia; ZAPATA LARRAÍN, Patricio
(2006): “Las sentencias atípicas en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional de Chile, en
Revista Semestral del Centro de Estudios Constitucionales de Chile, año 4 Nº 2, Universidad de
Talca. En doctrina extranjera, destacan los peruanos SALDAÑA BARRERA, Eloy (2006):
“Sentencias interpretativas: sus alcances y algunas reflexiones sobre su uso a la luz de la
primera experiencia peruana”, en Revista Semestral del Centro de Estudios Constitucionales de
Chile, noviembre, año 4, Nº 2. Santiago, Chile: Centro de Estudios Constitucionales; CARPIO
MARCOS, Edgar. Interpretación conforme con la constitución y las sentencias interpretativas (con
especial referencia a la experiencia alemana) [en línea]. 2003 [fecha de consulta: 20 de Junio
de 2009]. Disponible en: <http://www.bibliojuridica.org/libros/6/2560/10.pdf>; LANDA ARROYO,
César, Tribunal Constitucional y Estado democrático, Lima, Palestra, 2° edición, 2003, pp. 260 y
285 [en línea]. 2003 [fecha de consulta: 20 de Junio de 2009]. Disponible en:
<http://www.unifr.ch/ddp1/derechopenal/tribuna/tr_20080616_52.pdf>; y el argentino SAGÜÉS
Néstor Pedro (2006): “Las sentencias constitucionales exhortativas”, en Revista Semestral del
Centro de Estudios Constitucionales de Chile, año 4, Nº 2. Universidad de Talca.

18
disidencia”. Esto es lo que en doctrina se conoce como “votos particulares
disidentes”. La utilidad práctica que tienen es posibilitar a los jueces o
magistrados constitucionales expresar públicamente sus desacuerdos sobre el
contenido y la argumentación de la sentencia sostenida por el voto mayoritario,
y los votos concurrentes las diferencias de razonamiento o argumentación en el
sostenimiento de la sentencia compartida.

La doctrina se encuentra dividida a este respecto. Los autores que se


oponen a los votos de minoría basan su argumentación en señalar que esta
práctica “debilita la sentencia”, que conjugaría razonamientos jurídicos con un
simple ejercicio matemático. Dicho en otras palabras, se declararía aplicable o
inaplicable un precepto sólo porque se ha alcanzado la mayoría, y no por existir
la certeza de constitucionalidad o inconstitucionalidad en el caso concreto. Esto
–según razonan- sería inconveniente, y además, le restaría autoridad al fallo.

Por otro lado, quienes defienden esta práctica argumentan que los votos de
minoría se erigen como un elemento de análisis a la correcta fundamentación
de las sentencias, fomentando el análisis crítico de los fallos del TC. Como
señala MARTÍNEZ ESTAY:

[…] “Su existencia incentiva a los magistrados a encontrar


puntos de consenso, como asimismo posibilita que los
magistrados hagan un esfuerzo adicional de argumentación
jurídica para convencer de la corrección de sus posiciones, lo que,
además, produce un efecto pedagógico sobre la ciudadanía. Nos
manifestamos claramente partidarios de la existencia de votos de
minoría, lo que posibilita también comprender que la sentencia se
construye en la confrontación de razones jurídicas y su debate,
posibilitando además el control ciudadano y la crítica de la
comunidad jurídica”22.

22
NOGUEIRA ALCALÁ, Humberto (2005) “La integración y el estatuto jurídico del Tribunal
Constitucional después de la reforma constitucional de 2005” en NOGUEIRA, Humberto
(coordinador), La Constitución reformada de 2005. Santiago, Chile: Editorial Librotecnia, pp. 419
y 420.

19
Así, no obstante no tener un valor vinculante, esta práctica contribuye al
desarrollo de la ciencia jurídica y al debate ciudadano en torno a las diversas
normas e instituciones jurídicas cuya constitucionalidad se ha impugnado.

2.1. SENTENCIAS EXHORTATIVAS “NEGATIVAS”.

Este tipo de sentencias contiene instrucciones que señalan que, de todos


los sentidos en que una norma se pueda aplicar, uno de ellos podría provocar
consecuencias contrarias a lo que dispone nuestra Carta Fundamental,
ordenando por ello a los tribunales ordinarios de justicia que se evite tal
interpretación: es lo que se conoce en doctrina como “sentencia exhortativa
negativa”23. Estas sentencias reputan constitucionales ciertas exégesis
concretas de una norma, que consagran como “conforme a la constitución”, lo
que deja entonces abierta la posibilidad de declarar inconstitucional la
interpretación cuya aplicación ha ordenado el TC evitar.

También puede contener “advertencias”, en las cuales se señala a los


tribunales –ordinarios o especiales- de justicia, que una norma podría, de seguir
siendo interpretada de una determinada forma, producir en lo sucesivo efectos
inconstitucionales24.

23
ZAPATA LARRAÍN, Patricio (2006): “Las sentencias atípicas en la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional de Chile, en Revista Semestral del Centro de Estudios Constitucionales de Chile,
Año 4 Nº 2, Universidad de Talca, p. 179.
24
SALDAÑA BARRERA, Eloy (2006): “Sentencias interpretativas…”, pp. 203 – 220. El autor realiza
las siguientes precisiones conceptuales: “En las sentencias interpretativas propiamente dichas,
lo que se declara inconstitucional es aquella interpretación reputada errónea o indebida de una
norma en particular (o al menos, de alguno de sus preceptos), equivocación mediante la cual se
le ha dado un contenido y un significado distintos a aquellos que en puridad le corresponden.
Las sentencias interpretativas-manipulativas implicarán en cambio que el juzgador competente
encuentra y determina un contenido normativo inconstitucional dentro de una ley o norma con
rango de ley, subdividiéndose por ello a su vez en sentencias reductoras, aditivas, sustitutivas y
exhortativas.
Entrando un poco más en el detalle de esta última subdivisión, sentencias reductoras
son aquellas en las cuales se anota que parte de un texto cuestionado es inconstitucional,

20
2.1.1. STC ROL 1130-08, ART. 387 INC. 2º CÓDIGO PROCESAL PENAL.

El caso para el que se requería la inaplicabilidad de la mencionada


norma era un cuasidelito de homicidio sometido a las reglas del procedimiento
simplificado, se seguía ante el Juzgado de Garantía de Talcahuano. Este último
Tribunal, con fecha 4 de diciembre de 2007, dictó sentencia condenatoria
imponiendo a la requerida la pena de cien días de presidio menor en grado
mínimo, aplicando a favor de la sentenciada el antiguo texto del artículo 398 del
Código Procesal Penal. La validez de la sentencia fue impugnada por medio de
un recurso de nulidad de la defensa que, en definitiva, fue acogido por la Iltma.
Corte de Apelaciones de la ciudad de Concepción, que dispuso la realización de
un nuevo juicio oral simplificado ante Tribunal no inhabilitado. Antes de
desarrollarse el nuevo juicio, el procedimiento fue suspendido por decisión del
Excmo. Tribunal Constitucional, en virtud de lo dispuesto en el inciso undécimo
del artículo 93 de la Carta Política.

Así, la sentencia analizada se pronuncia acerca de la inaplicabilidad del


art. 387 inciso segundo. La norma en cuestión dispone que “[…] Tampoco será
susceptible de recurso alguno la sentencia que se dictare en el nuevo juicio que
se realizare como consecuencia de la resolución que hubiere acogido el recurso
de nulidad. No obstante, si la sentencia fuere condenatoria y la que se hubiere
anulado hubiese sido absolutoria, procederá el recurso de nulidad en favor del
acusado, conforme a las reglas generales”.

inconstitucionalidad que buscará revertirse recortando su contenido normativo, y por ende,


circunscribiendo su aplicación a casos concretos en sede administrativa o judicial. Sentencias
aditivas serían las que pasan por la determinación de una inconstitucionalidad por omisión
legislativa e implican añadir algo a lo hasta entonces vigente para así alcanzar su
constitucionalidad. Sentencias sustitutivas es la denominación que reciben aquéllas donde
simultáneamente se declara la inconstitucionalidad parcial de una ley y se incorpora una
modificación del aspecto de la norma que acaba de señalarse como inconstitucional,
produciendo así un cambio o alteración de parte de la literalidad de una ley”.

21
Los reproches de constitucionalidad en contra del citado precepto
básicamente se refieren a que éste infringiría la garantía del “procedimiento
justo y racional”, contenida en el inciso quinto del artículo 19 Nº 3,
específicamente, al derecho al recurso.

El TC se refiere en esta sentencia –considerando séptimo- a la garantía


del debido proceso, definiéndolo como “[…] aquel que cumple integralmente la
función constitucional de resolver conflictos de intereses de relevancia jurídica
con efecto de cosa juzgada, protegiendo y resguardando, como su natural
consecuencia, la organización del Estado, las garantías constitucionales y, en
definitiva, la plena eficacia del Estado de Derecho”. Relacionado con lo anterior,
agrega que “[…] desde una perspectiva constitucional, y de derechos
fundamentales, el debido proceso se traduce no sólo en las garantías del
imputado, sino también en el derecho a acceder a la justicia de la víctima para
perseguir la reparación del mal causado y el castigo a los culpables, a través de
los medios establecidos en la ley procesal y traducidos en el proceso en contra
del imputado”. En este mismo sentido, la sentencia ordena a la judicatura
ordinaria abstenerse de toda interpretación que –pretendiendo salvaguardar las
garantías del imputado- amenace el derecho de la víctima y de los órganos
legitimados para exigir la sanción prevista por la ley, y consecuencialmente, la
reparación íntegra del mal causado. Esto se ve claramente en el considerando
octavo de la aludida sentencia. Según señala el TC:

“[…] OCTAVO.- Que, de otra parte, debe tenerse en


consideración que los órganos colegisladores fueron quienes
tomaron, en ese momento, la decisión acerca de que el mejor
sistema para contar con un debido proceso penal fue el de
establecer un juicio oral en única instancia, el que cumpliría así, a
juicio del legislador, con los presupuestos necesarios para ser
calificado de debido.
Desde una perspectiva constitucional, y de derechos
fundamentales, el debido proceso se traduce no sólo en las
garantías del imputado, sino también en el derecho a acceder a la

22
justicia de la víctima para perseguir la reparación del mal causado
y el castigo a los culpables, a través de los medios establecidos en
la ley procesal y traducidos en el proceso en contra del imputado.
Por ende, deben descartarse todas las interpretaciones que, a
pretexto de las garantías del imputado, lesionen el derecho de la
víctima y de los organismos encargados de protegerla para buscar
la aplicación de la sanción prevista por la ley y la reparación del
mal causado;” (cursivas añadidas)25.

Se argumenta también en la sentencia respecto al necesario fin de todo


proceso judicial, y el cumplimiento de su función constitucional. Señala el TC:

“[…] DECIMOSEPTIMO.- Que debe reiterarse que las


necesidades de certeza y seguridad jurídica son inherentes a la
resolución de conflictos por medio del proceso, en lo que se basa
la preclusión de la impugnabilidad de las sentencias, frente a lo
cual se está en la especie. En este sentido cabe señalar que,
desde la perspectiva ya analizada, toda sentencia, en algún
momento, es agraviante para una de las partes, específicamente
para la parte vencida, y si el agravio implicara que siempre debe
haber un recurso que lo remedie, el proceso nunca podría tener
fin.
Hace fuerza a esta argumentación que la propia Carta
Fundamental, en su artículo 76, prohíbe “hacer revivir procesos
fenecidos”, con lo cual resulta obvio concluir que la Constitución
Política ha estructurado el ejercicio de la jurisdicción reconociendo
expresamente la fundamental premisa de la necesidad del fin del
proceso como forma de solución real y definitiva de los conflictos.
Sin la aplicación del efecto de cosa juzgada, el conflicto no queda
resuelto, con lo cual el proceso no cumple su función,
reconociéndose como única excepción a ello la acción de revisión
de sentencias firmes, contemplada expresamente en la legislación
procesal civil y penal;” (cursivas añadidas)26.

Podemos ver cómo no obstante el TC haber rechazado la acción de


inaplicabilidad, establece una instrucción a los jueces en su considerando
octavo. Esta orden básicamente consiste en comprender el debido proceso, y
25
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 1130-08 (07 de octubre de 2008), cons. 8º.
26
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 1130-08 (07 de octubre de 2008), cons.
17º.

23
entenderlo como un concepto que se debe aplicar tanto a las víctimas como a
los imputados. Es por ello que señala “deben descartarse todas las
interpretaciones que, a pretexto de las garantías del imputado, lesionen el
derecho de la víctima y de los organismos encargados de protegerla para
buscar la aplicación de la sanción prevista por la ley y la reparación del mal
causado”: por cuanto está instando a los tribunales, siempre que tengan una
disyuntiva interpretativa, a no inclinarse excesivamente en pro de las garantías
de los imputados, cuando de ello se siga una lesión al derecho de la víctima y
los órganos legitimados para ejercer la acción penal, sea esta pública o privada.

Igual instrucción se verificaba también en la STC rol 986-2007, en el


conocido caso “Aarón Vásquez”. Así, el TC señaló:

“[…] DECIMOSÉPTIMO: Que sostiene el libelo que el


precepto impugnado, al limitar la interposición de un segundo
recurso de nulidad, violenta uno de los presupuestos básicos del
debido proceso, cual es la imposibilidad que tendría el condenado
por una segunda sentencia de solicitar la revisión de la misma por
un tribunal superior.
Para entrar al análisis de esta infracción, cabe iniciar el
presente capítulo con un concepto del debido proceso, en
concordancia con las consideraciones anteriormente efectuadas
en esta sentencia. A este respecto, por debido proceso se
entiende aquel que cumple integralmente la función constitucional
de resolver conflictos de intereses de relevancia jurídica con efecto
de cosa juzgada, protegiendo y resguardando, como su natural
consecuencia, la organización del Estado, las garantías
constitucionales y, en definitiva, la plena eficacia del Estado de
Derecho. A este respecto, el debido proceso cumple una función
dentro del sistema, en cuanto garantía del orden jurídico,
manifestado a través de los derechos fundamentales que la
Constitución le asegura a las personas. Desde esta perspectiva el
imperio del derecho y la resolución de conflictos mediante el
proceso son una garantía de respeto por el derecho ajeno y la paz
social. En síntesis, el debido proceso, más allá de consagrar los
derechos de los litigantes, y el poder-deber del juez en la forma
que el constituyente ha establecido para eliminar la fuerza en la
solución de los conflictos, genera un medio idóneo para que cada

24
cual pueda obtener la solución de sus conflictos a través de su
desenvolvimiento.
En el caso en que incide la aplicación de la norma sometida
a examen, la hipótesis constitucional y legal se transformó en
realidad cuando el requirente entró en conflicto con la víctima de
acuerdo a los hechos que constan en el proceso traído a la vista,
con los resultados de todos conocidos.
Para decidirlo, se efectuó la investigación previa por parte
del Ministerio Público, traspasándose luego al juez de garantía y
de ahí al juicio oral, habiéndose dado así cumplimiento, en esta
forma, a todos los trámites ordenados por la ley de procedimiento.
De otra parte, debe tenerse en consideración que los órganos
colegisladores fueron quienes tomaron, en ese momento, la
decisión acerca de que el mejor sistema para contar con un debido
proceso penal fue el de establecer un juicio oral en única instancia.
En tales circunstancias, se cumplió con los presupuestos
necesarios del debido proceso.
Desde una perspectiva constitucional, y de derechos
fundamentales, el debido proceso se traduce no sólo en las
garantías del imputado, sino también en el derecho a acceder a la
justicia de la víctima para perseguir la reparación del mal causado
y el castigo a los culpables, a través de los medios establecidos en
la ley procesal y traducidos en el proceso en contra del imputado.
Por ende, deben descartarse todas las interpretaciones que, a
pretexto de las garantías del imputado, lesionen el derecho de la
víctima y de los organismos encargados de protegerla para buscar
la aplicación de la sanción prevista por la ley y la reparación del
mal causado;” (cursivas añadidas)27.

2.1.2. STC ROL 815-08. ART. 230 CÓDIGO PROCESAL PENAL.


OPORTUNIDAD DE FORMALIZACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN.

En igual sentido razona el TC respecto de la facultad de formalizar la


investigación de los Fiscales, contenida en el artículo 230 del Código Procesal
Penal, reprochada en la sentencia Rol Nº Rol 815-08. La norma dispone:

“Artículo 230.- Oportunidad de la formalización de la


investigación. El fiscal podrá formalizar la investigación cuando
considerare oportuno formalizar el procedimiento por medio de la
intervención judicial.

27
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 986-07 (30 de enero de 2008), cons. 17º.

25
Cuando el fiscal debiere requerir la intervención judicial
para la práctica de determinadas diligencias de investigación, la
recepción anticipada de prueba o la resolución sobre medidas
cautelares, estará obligado a formalizar la investigación, a menos
que lo hubiere realizado previamente. Exceptúanse los casos
expresamente señalados en la ley”.

Esta norma señala cuándo el fiscal debe formalizar la investigación de un


hecho que revista caracteres de delito, estableciendo dos hipótesis: cuando –el
fiscal- lo considere oportuno; y cuando resulta jurídicamente necesario, sea
porque necesita practicar determinadas diligencias de investigación, de prueba
o quiere solicitar medidas cautelares. Así, podemos ver que si el fiscal no
considera necesarias las diligencias señaladas, puede perfectamente no
formalizar.

Los reproches de constitucionalidad realizados a esta norma están dados


por que iría en contra de texto expreso de la Constitución, en cuanto al ejercicio
de la acción penal. Como señala el requirente, “puesto que da a entender que la
facultad de formalizar sería discrecional del fiscal, porque supone que dicha
atribución de formalizar (sic) es exclusiva y excluyente. De esta forma, el
Ministerio Público entendería que sólo él puede formalizar, cuando lo estime
oportuno y a su mero arbitrio.”

El Ministerio Público contra argumentó señalando que –respecto del


ejercicio de la acción penal-, “debe entenderse, en primer lugar, que dicho
ejercicio implica acusar, lo que encuentra su apoyo en el artículo 83 de la
Constitución, disposición que distingue entre la investigación, entregada
exclusivamente al Ministerio Público, y el ejercicio de la acción penal pública,
que se hará ‘en su caso’ por ese organismo. Además, sostiene que debe
entenderse también incluida la facultad de promover la persecución o de dar
inicio al proceso penal”.

26
Finalmente, el TC entiende esta facultad de otra forma: no es
constitucionalmente aceptable la ausencia de alternativas de la víctima si el
fiscal decide no formalizar la investigación, por cuanto esto implicaría una
conducta por parte de un órgano estatal que vulneraría el derecho a tutela
judicial efectiva de los derechos penales del ofendido, la privación del derecho a
la investigación, y finalmente, privación del derecho de acceso a la justicia,
consagrado en el numeral tercero del artículo 19 de nuestra Carta Fundamental.

En este supuesto, es que el TC recurre a la instrucción que pasaremos a


reproducir, en el sentido de descartar interpretaciones que –bajo pretexto de
resguardar las garantías del imputado- pongan en riesgo el derecho de las
víctimas y los órganos legitimados para ejercer la acción penal, y obtener tanto
la aplicación de una sanción punitiva como la reparación del mal causado.

Como vemos:

“[…] DECIMOSEGUNDO.- Que en el sentido antes


expuesto, entender la facultad del Ministerio Público de
formalizar la investigación como una alternativa
discrecional, en la cual no se puede interferir y de la que
pueda derivar la decisión de no investigar y eventualmente
archivar, aun cuando el afectado por el delito ha
manifestado su voluntad de proseguir la persecución penal
mediante la interposición de una querella, como ocurre en
el caso sub lite, implica un acto de un órgano del Estado
que produce como resultado evidente la negación de la
tutela de los intereses penales de la víctima, la privación del
derecho a la investigación del hecho delictivo y la
imposibilidad de acceder a la jurisdicción, para que ésta
resuelva el conflicto penal que la afecta, como lo ordena el
artículo 7º de la Constitución (cursivas añadidas). De lo
anterior se desprende que al ser la tutela judicial efectiva un
derecho fundamental, es la persona titular de dicho derecho
violentado, la que debe disponer del mismo a la hora de
resolver si acude o no a la justicia, teniendo presente que el
ejercicio y la titularidad de sus derechos se encuentran
dentro de la órbita de decisión del ser humano, coto vedado
al poder público al estar dentro del marco de lo íntimo e

27
individual, sin que el Estado pueda realizar injerencias
dentro de dichos ámbitos. Es por ello que cualquier
concepción que prescinda del interés de la víctima, como
parte primordial del proceso penal, debe considerarse
incompatible con la Constitución, principio que surge
nítidamente a la luz de la historia fidedigna de la Ley Nº
19.519 de 1997, que sin lugar a dudas de ninguna especie
buscó dejar a salvo el rol y los derechos del ofendido,
fortaleciendo justamente las garantías resultantes de la
tutela judicial efectiva por la vía de salvar expresamente el
derecho a la querella y a la investigación racional y justa
(cursivas añadidas). En efecto, como lo señalara esta
Magistratura en su reciente sentencia Rol Nº 986, “…Desde
una perspectiva constitucional, y de derechos
fundamentales, el debido proceso se traduce no sólo en las
garantías del imputado, sino también en el derecho a
acceder a la justicia de la víctima para perseguir la
reparación del mal causado y el castigo a los culpables, a
través de los medios establecidos en la ley procesal y
traducidos en el proceso en contra del imputado. Por ende,
deben descartarse todas las interpretaciones que, a
pretexto de las garantías del imputado, lesionen el derecho
de la víctima y de los organismos encargados de protegerla
para buscar la aplicación de la sanción prevista por la ley y
la reparación del mal causado” (cursivas en el original)28.

Así, resolvió que la facultad consagrada en la norma impugnada no


puede ser interpretada como discrecional del Fiscal, menos aún si no ha habido
–por parte del Ministerio Público- ejercicio de la acción penal, existiendo
ejercicio privado de la misma, como vemos:

“[…] Y VISTOS, Lo prescrito en los artículos 19, Nº 3, 83 y


93, inciso primero, Nº 6, e inciso décimo primero, de la 52
Constitución Política de la República, así como en las
disposiciones pertinentes de la Ley Nº 17.997, Orgánica
Constitucional de este Tribunal Constitucional,
SE RESUELVE, Que se acoge el requerimiento de fojas 1
sólo en cuanto se decide que una aplicación de lo dispuesto en el
inciso primero del artículo 230 del Código Procesal Penal en el
sentido que haga equivalente el poder de los fiscales para

28
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 815-08 (19 de agosto de 2008), cons. 12º.

28
formalizar la investigación a ejercer dicha facultad de manera
discrecional en términos de no practicarla y, por otra parte, no
ponerle término por alguno de los medios legales, hasta la fecha
de prescripción del delito, existiendo ejercicio de la acción penal
por parte del querellante, produce efectos contrarios a la
Constitución. En consecuencia, el precepto legal no puede
aplicarse con ese alcance en el caso en que incide el presente
requerimiento (cursivas añadidas)29.”

2.2. SENTENCIAS CON DISMINUCIÓN DEL CONTENIDO NORMATIVO: LA MODALIDAD

“SÓLO EN CUANTO”.

El TC además puede recurrir a una “disminución del contenido


normativo”, en el cual, so pretexto de salvar una interpretación constitucional,
no declara inaplicable la totalidad de la norma cuya constitucionalidad se
impugna, sino que prescinde solamente de alguna palabra o párrafo su tenor
literal.

Esta clasificación se aprecia en la práctica de aceptar o rechazar


requerimientos de inaplicabilidad con la modalidad “sólo en cuanto”, en virtud
de la cual se intenta mantener la constitucionalidad de la norma, en base a la
disminución de su contenido normativo. Podemos ver claros ejemplos de estas
instrucciones en materias tales como la gratuidad de la institución del “Abogado
del turno”, en defensa del derecho de propiedad -expropiación-, en la defensa
del derecho al acceso a la salud, y en materia procesal penal, relacionado con
el procedimiento de desafuero. Revisemos los citados ejemplos.

2.2.1. STC ROL 755-08. ART. 595 CÓDIGO ORGÁNICO DE TRIBUNALES.


ABOGADO DEL TURNO.
Esta sentencia fue dictada con fecha 31 de Marzo de 2008, solicitada por
el abogado Sergio Toloza Rodríguez y el Presidente del Colegio de Abogados

29
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 815-08 (19 de agosto de 2008), parte
resolutiva.

29
de Chile A.G., don Sergio Urrejola Monckeberg, en juicio de Inaplicabilidad de
Precepto legal, en conformidad al Art. 93 Nº 6º de la Constitución Política de la
República.

La sentencia hace un análisis a una serie de garantías constitucionales:


igualdad ante las cargas públicas (art. 19 Nº 20), igualdad ante la ley (Art. 19 Nº
2), libertad para desarrollar actividades económicas lícitas (19 Nº 21), y libertad
de trabajo (19 Nº 16), a la luz de la institución conocida como “abogado del
turno”. Esta figura encuentra su fuente legal en el inciso primero del art. 595 del
Código Orgánico de Tribunales, el cual dispone “Corresponde a los jueces de
letras designar cada mes y por turno, entre los no exentos, un abogado que
defienda gratuitamente las causas civiles y otro que defienda las causas del
trabajo de las personas que hubieren obtenido o debieran gozar del
mencionado privilegio. […]”.

El peticionario argumenta que la citada norma violaría la garantía de


igualdad ante las cargas públicas. El Artículo 19 Nº 20 dispone en su parte
pertinente, “La Constitución asegura a todas las personas: […] 20º.- La igual
repartición de los tributos […], y la igual repartición de las demás cargas
públicas”. Señala que la gratuidad en su nombramiento conculcaría –en
consecuencia- esta norma constitucional.

El afectado expone los argumentos del juicio discriminatorio no


arbitrario30, como lo son la ausencia de vínculo esencial. Los individuos a

30
Como sabemos, el TC a lo largo de su existencia, ha ido delineando ciertos criterios en
materia de igualdad ante la ley –algunos propios, otros tomados del derecho comparado-. Así lo
ha declarado –por ejemplo-, en la STC rol Nº 986: “[…] la garantía jurídica de la igualdad
supone, entonces, la diferenciación razonable entre quienes no se encuentren en la misma
condición; pues no se impide que la legislación contemple en forma distinta situaciones
diferentes, siempre que la discriminación no sea arbitraria ni responda a un propósito de
hostilidad contra determinada persona o grupo de personas, o importe indebido favor o
privilegio personal o de grupo, debiendo quedar suficientemente claro que el legislador, en
ejercicio de sus potestades, puede establecer regímenes especiales, diferenciados y desiguales
siempre que ello no revista el carácter de arbitrario”.

30
quienes afecte la carga pública no se encuentran relacionados por un vínculo
esencial, de tal forma que no configuran una misma categoría de personas.
Esto por cuanto si la obligación de prestar un servicio personal profesional
gratuitamente no fuera discriminatoria, se le podría exigir no sólo a los
Abogados (entendidos como “grupo” dentro de un conjunto mayor, los
“profesionales”), sino a todos los que tengan un título profesional.

Además, alega en el mismo sentido, el medio legislativo no es adecuado


al fin que se persigue. Argumenta el afectado que la institución del Abogado del
turno claramente ha demostrado durante un largo tiempo no ser adecuada ni
suficiente para la satisfacción de la necesidad de asesoría jurídica que
garantice el derecho consagrado en el Art. 19 Nº 3, esto es, que “toda persona
tiene derecho a defensa jurídica […]”. Expone como ejemplo la creación de la
Defensoría Penal Pública, lo que demostraría que en áreas como el derecho
procesal penal, se ha tenido que conformar nuevos órganos que aseguren la
citada obligación estatal.

Por último, estima que la intensidad del gravamen impuesto no es


proporcional a la categorización efectuada. Esto pues como señala el
peticionario, “la proporcionalidad obliga a que mientras más intensa es la carga,
más amplio sea el número de afectados, en circunstancias que la carga de
trabajar gratis para el Estado sólo se reduce a los abogados, un grupo
específico de profesionales.

Respecto a estos argumentos, el TC señala en los considerandos 53º,


54º y 55º de la sentencia:

“[…] QUINCUAGÉSIMOTERCERO: Que, en efecto, la


licitud de los fines perseguidos por el legislador no puede permitir

Conviene destacar en este sentido también un considerando del TC Español: “no toda
desigualdad de trato resulta contraria al principio de igualdad, sino aquella que se funda en una
diferencia de supuestos de hecho injustificados de acuerdo con criterios o juicios de valor
generalmente aceptados” (STC 128/1987).

31
el empleo de medios gravosos y que impongan una afectación al
patrimonio de los abogados convocados al turno, todos los cuales
tienen ciertamente el derecho a una justa retribución por su
servicio profesional;

QUINCUAGESIMOCUARTO: Que no escapa a esta


Magistratura la circunstancia de que incluso en deberes de
carácter cívico, como son el servicio militar y la integración de
vocales de mesas electorales, el legislador (Leyes Nº 20.045 y
20.092, ambas de 2005) ha establecido mecanismos de
compensación pecuniaria –bajo la forma de asignación o bono-
que permitan, en parte, hacerse cargo de los gastos en que se
debe incurrir para poder ejecutar las mismas de manera eficiente;

QUINCUAGÉSIMOQUINTO: Que, de este modo, la carga


del turno que se impone excepcionalmente a los abogados debe
ser debidamente retribuida, derecho fundamental que nuestra
Carta Suprema prevé incluso en estados de excepción
constitucional, al reconocer el derecho a ser indemnizado respecto
de las limitaciones que se impongan al derecho de propiedad
(artículo 45). El Estado puede cumplir sus obligaciones a través de
los particulares, en conformidad al principio de subsidiariedad o
supletoriedad, pero sin que ello importe un detrimento
patrimonial;”31.

Además de la argumentada infracción a la igualdad ante las cargas


públicas, el peticionario alega que la institución del abogado del turno
constituiría una infracción a la igualdad ante la ley, consagrada en el art. 19 Nº
2º de la Carta Fundamental. Expone que los abogados se encuentran en una
situación desigual respecto de una serie de instituciones similares –cargas
públicas-, tales como la obligación de realizar el servicio militar, o el actuar
como vocal de mesa en los procesos electorales. Lo anterior, considerando que
los ejemplos citados tienen efectivamente una contraprestación pecuniaria por
parte del Fisco.

El TC señala al respecto, en el considerando 46º, lo siguiente:

31
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 755-08 (de 31 de marzo de 2008), cons.
53º al 55º.

32
“[…] CUADRAGÉSIMOSEXTO: Que, como puede
apreciarse, el fin perseguido por el legislador de dar asistencia
jurídica gratuita no sólo resulta constitucionalmente lícito sino
también debido. Por su parte, el instrumento, consistente en
imponer una carga, es idóneo para cumplir dichos fines. Sin
embargo, si se impone gratuitamente, se transforma en medio
desproporcionadamente gravoso, desde el momento que el fin
perseguido no exige ni impone que el abogado deba
desempeñarse sin retribución alguna. Y ello, porque la obligación
se radica en el Estado y no en los abogados. El Estado, entonces,
puede satisfacerla transfiriéndola a los abogados (bajo el sistema
de defensorios e incluso del turno, como en la especie), pero no es
necesario ni lícito desde un punto de vista constitucional que se
les imponga sin retribución, tal como lo señala el inciso primero del
artículo 595 del Código Orgánico de Tribunales;”32.

Se alega además infracción a la libertad para desarrollar actividades


económicas lícitas. Argumenta el peticionario que la profesión de Abogado es
una actividad económica privada, y no una función pública. En este entendido,
la institución del abogado del turno conculcaría su libertad para desarrollar
actividades económicas lícitas, consagrada en el Art. 19 Nº 21 de la Carta
Fundamental. En virtud de esta libertad, nadie puede ser compelido a prestar
sus servicios sin una correspondiente contraprestación pecuniaria. La
regulación del Código Orgánico de Tribunales además atentaría contra la
esencia de este derecho, en conformidad con el Art. 19 Nº 26.

Finalmente, se esgrime una infracción de la norma legal a la libertad de


trabajo. Entendiendo el trabajo como una actividad económica, se puede
también suponer que obligar a una persona a trabajar sin recibir a cambio una
contraprestación monetaria, sería contrario a la garantía consagrada en el
inciso segundo del Art. 19 Nº 16. Esta norma dispone que “[…] Toda persona
tiene derecho a la libre contratación y a la libre elección del trabajo con una

32
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 755-08 (de 31 de marzo de 2008), cons.
46º.

33
justa retribución”. El turno entonces, sería una práctica forzada de un trabajo o
actividad económica, en cuanto siga siendo una actividad sin retribución alguna
por parte del beneficiario, el Estado.

El TC se pronunció respecto a este punto en el considerando 63º, como


sigue:

“[…] SEXAGÉSIMOTERCERO: Que, además, como lo ha


señalado recientemente esta Magistratura (Rol N° 80 4), poder
ejercer libremente una profesión implica, en los hechos, desplegar
o practicar los conocimientos de la respectiva carrera, ciencia o
arte y ofrecérselos a terceros, sin más limitaciones que las
establecidas en la propia Carta Fundamental, debiendo el
legislador regular su ejercicio -como en este caso con la carga
excepcional del turno gratuito- sin afectar los derechos en su
esencia, en los términos que señala el artículo 19, N° 26, de la
misma. En este caso, el trabajo se produce como consecuencia de
la imposición de una carga legal, la que sin embargo no resulta
compatible con nuestro sistema constitucional si no va
acompañada de una justa retribución pecuniaria;”33.

En virtud de los considerandos anteriormente señalados, el TC determinó


declarar inaplicable el precepto legal impugnado, sólo en cuanto a la expresión
“gratuitamente”34.

Comentando la sentencia, podemos primeramente observar que la


declaración contiene una “disminución del contenido normativo”. Esto es, una
modalidad en la cual el TC, a efectos de reenviar una norma al parámetro
constitucionalmente aceptable, ordena a los jueces ordinarios aplicarla
prescindiendo de una frase, palabra o expresión determinada. El fundamento de
ello es que la mera declaración de inaplicabilidad muchas veces podría producir
un resultado más lesivo a la Constitución que su aplicación. En este caso –por

33
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 755-08 (de 31 de marzo de 2008), cons.
63º.
34
La sentencia comentada es la primera de una serie de sentencias pronunciadas en el mismo
sentido. Entre las consultadas, podemos citar los roles número 800-07, 1138-08 y 1140-08.

34
ejemplo- declarar inaplicable completamente el Art. 595 implicaría privar a las
personas que han justificadamente obtenido el “privilegio de pobreza” de su
derecho a acceder a la justicia, consagrado en el Art. 19 Nº 3.

ORELLANA critica este fallo, por cuanto argumenta que el TC no ha


interpretado correctamente el precepto legal sometido a su análisis. El tenor
literal de la norma es el siguiente: “Art. 595. (inciso 1º, primera parte)
Corresponde a los jueces de letras designar cada mes y por turno, entre los no
exentos, un abogado que defienda gratuitamente las causas civiles y otro que
defienda las causas del trabajo de las personas que hubieren obtenido o
debieran gozar del mencionado privilegio […]”. Señala al respecto:

“Este comentarista entiende que en el pronunciamiento del


Tribunal Constitucional se ha cometido un error de interpretación
que lo ha llevado declarar inaplicable algo que es jurídicamente
constitucional. En efecto, el Tribunal Constitucional declara
inaplicable el vocablo "gratuitamente", expresión del artículo 595
del Código Orgánico de Tribunales (que de acuerdo a la
disposición transitoria cuarta tiene el rango de ley orgánica), según
veremos a continuación, es constitucional y está conforme con la
igualdad ante la ley.

Los abogados de turno son aquellos profesionales que


deben atender y representar, en los procesos que se les ordene, a
las personas que no tienen los medios económicos para hacerlo.
El abogado de turno, por lo tanto, no es una institución aislada en
nuestro ordenamiento jurídico procesal. Va de la mano con la
"asistencia jurídica gratuita" o también conocida como "privilegio o
beneficio de pobreza". Y es eso lo que expresa el artículo 595. Si
leemos bien esta norma nos fijamos que la gratuidad a que hace
referencia no dice relación con la gratuidad de la labor profesional
del abogado, sino que más bien se refiere a la imposibilidad de
cobrar honorarios, el abogado nombrado, a su representado, ¿y
por qué no le puede cobrar honorarios?. Porque la norma expresa
que dicha persona goza o debiera gozar del privilegio. Me explico,
el artículo, luego de mencionar la expresión gratuitamente,
expresamente dice:... de las personas que hubieren gozado o
debieran gozar del mencionado privilegio. Al señalar que gozan o
debieran gozar del mencionado privilegio se está refiriendo a la
palabra gratuitamente. Por eso señalamos que esta expresión no

35
se vincula con que la actividad lucrativa del abogado (honorarios)
no merezca una contribución en dinero, sino con la imposibilidad
de cobrarle honorarios al representado, porque goza de la
asistencia jurídica gratuita o privilegio de pobreza. Esta norma,
que tiene rango constitucional, está en plena armonía con el
artículo 19 N°2 de la CPR que regula entre otras ma terias la
igualdad ante la ley. No veo una carga al abogado que
"gratuitamente debe atender" a quien goce del privilegio de
pobreza. El abogado atiende gratuitamente a la persona
beneficiada. La gratuidad no dice relación con la persona del
abogado, sino más bien con el beneficiario de la asistencia
gratuita.

Cuando el COT señala que el abogado debe defender


gratuitamente en las causas judiciales, no dice que el abogado no
tenga derecho a alguna retribución por parte del Estado, está
diciendo simplemente que el abogado no puede exigirle un
honorario o remuneración al beneficiado con el privilegio de
pobreza. Por eso, a nuestro juicio el Tribunal Constitucional,
comete un error jurídico de importancia al declarar inaplicable el
vocablo "gratuitamente" que utiliza el artículo 595 del COT en su
sentencia de fecha 31 de marzo de 2008”35.

Según lo citado, el precepto legal –razonablemente interpretado-, nos


haría necesariamente llegar a la misma conclusión que llegó el TC, esto es, que
la gratuidad es para con la persona que ha obtenido el privilegio de pobreza, y
no para con el Abogado, al cual el Estado (a fin de salvaguardar las garantías
contenidas en los numerales 2º, 16º, 20º, 21º y 26º del Art. 19 de la CPR) tiene
la obligación de indemnizar por los servicios prestados. Sin embargo, en la
resolución se declara inaplicable la palabra “gratuitamente”, cuando lo más
razonable habría sido declarar íntegramente aplicable el precepto, pero “en el
entendido de que la gratuidad es para con el beneficiario, y no para con el
abogado”, como señalamos anteriormente.

Finalmente, con fecha 29 de julio del presente año, el TC en la STC rol


Nº 1254-08, decide declarar inconstitucional la expresión “gratuitamente” del

35
ORELLANA TORRES, Fernando (2008): “Comentario de la STC que declaró la inaplicabilidad de
la expresión ‘gratuitamente’ del Artículo 595, inc. 1º del Código Orgánico de Tribunales”, en
Revista Ius et Praxis, año 14, Nº 1, p. 394.

36
artículo 595 del Código Orgánico de Tribunales. Para tal cometido, mantuvo el
grueso de los considerandos referidos a la materia en las sentencias roles 755,
800, 1138 y 1140. Agregó además consideraciones interpretativas, en el sentido
de que la supresión del término “gratuitamente” mantenía a salvo el “derecho a
defensa jurídica” de las personas, consagrado en el art. 19 Nº 3º de la Carta
Fundamental, pero facultaba a los letrados para exigir del Estado una justa
remuneración de sus servicios.

La crítica hecha por ORELLANA a este fallo nos hace pensar ciertamente
que la forma de interpretar el precepto –y su consecuencial modificación por
parte del TC- no fue, considerando la tendencia jurisprudencial, la más correcta.
Parecería ser que en este caso habría sido más coherente con la integridad del
precepto legal –y ciertamente, del derecho a defensa jurídica de las personas-
declarar el correcto sentido de interpretación de la norma, quedando claramente
establecida la gratuidad del servicio para la persona beneficiada, pero no para
el Estado.

Considerando la idea anterior es que nos preguntamos al respecto de las


modalidades interpretativas, ¿demuestra el TC, al finalmente derogar el vocablo
"gratuitamente" del inciso primero del artículo 595 del COT, que de una u otra
manera entiende que las sentencias con modalidades interpretativas no
generan certeza jurídica? O que por lo menos, razona que la solución no está
en ellas, utilizando en el caso la vía de la declaración de inconstitucionalidad36.

36
Además de la declaratoria de inconstitucionalidad, el TC emite una exhortación al legislador,
en los siguientes términos: “[…] NONAGESIMOSEXTO: Que, sin perjuicio de lo señalado,
parece conveniente instar al legislador a resolver esta situación que se ha producido, como
consecuencia de la subsistencia del turno gratuito de los abogados, estableciendo un
mecanismo de asesoría similar al que ya existe en otras materias, como por ejemplo en materia
penal y, más recientemente, en el ámbito laboral;”. STC rol Nº 1254-08, 29 de julio de 2009,
cons. 96º.

37
2.2.2. STC ROL 944-0737. CAJA NACIONAL DE AHORROS Y PRÉSTAMOS.

Misma solución que la señalada anteriormente es la que el TC adoptó en


la sentencia Rol Nº 944-2007, que impugna el artículo 5º de la Ley 18.900, el
cual pone fin a la existencia legal de la Caja Central de Ahorros y Préstamos38.

Los reproches de constitucionalidad están dados por la infracción que


esta norma produciría al artículo 19 Nº 24 de nuestra Carta Fundamental, que
consagra “El derecho de propiedad en sus diversas especies sobre toda clase
de bienes corporales o incorporales […]”. La norma impugnada dispone que
“Para todos los efectos legales, a contar de la fecha de publicación del decreto
supremo aprobatorio de la cuenta, serán de cargo fiscal las obligaciones de la
Caja y de la Asociación que no alcanzaren a quedar cubiertas por el producido
de las liquidaciones, debiendo consultarse los fondos necesarios en el
presupuesto de la Nación, en conformidad a lo dispuesto en el artículo 21, del
decreto ley 1.263, de 1975.” Es decir, que una vez terminada la existencia de la
Caja, y habiéndose liquidado las cuentas, todas las obligaciones que aún
subsistieran para con los titulares de cuentas serían de cargo fiscal. Sin
embargo, la restitución de los depósitos efectuados en la comentada institución
se ve condicionada a la publicación del referido decreto supremo.

No obstante lo anterior, es claro que no es la norma completa la que


produce en la especie resultados contrarios a la Carta Fundamental, sino

37
Con fecha 12 de septiembre de 2007, Eduardo Barrera dedujo acción de inaplicabilidad en
contra del artículo 5º de la Ley Nº 18.900, que pone fin a la existencia legal de la Caja Central
de Ahorro y Préstamos.
38
Por Decreto con Fuerza de Ley de 26 de marzo de 1960, publicado en el Diario Oficial N°
24.612, de 5 de abril de 1960, se creó un organismo autónomo, con personalidad jurídica,
denominada Caja Central de Ahorros y Préstamos. La finalidad de este organismo era cumplir
con un acuerdo suscrito por varios países latinoamericanos –entre ellos Chile-, en el sentido de
impulsar la satisfacción de las necesidades de vivienda de cada región. Esto mediante el
otorgamiento de ayuda financiera por créditos directos, además de servir de aseguradora de
depósitos de ahorro y de préstamos hipotecarios. Fuente: [http://www.sbif.cl] (fecha de visita: 13
de octubre de 2009).

38
solamente las modalidades o condiciones que embarazan el cumplimiento de la
obligación, verbigracia, la aprobación de la cuenta por Decreto Supremo. Así lo
estima el TC en el considerando que reproducimos:

“[…] DECIMOSEPTIMO. Que, habiéndose determinado que


la aplicación del artículo 5º de la Ley Nº 18.900 producirá, en caso
de aplicarse en el juicio pendiente, un efecto contrario a la
Constitución, por privar al requirente de su derecho de propiedad
de un modo no autorizado por el artículo 19, número 24º, de la Ley
Fundamental, debe ahora precisarse que lo que produciría tal
efecto no es todo el contenido normativo del artículo en cuestión,
sino sólo aquella parte del mismo que condiciona la obligación
fiscal de cumplir con las obligaciones subsistentes de la Caja y de
la Asociación. En efecto, y como ha quedado demostrado en los
razonamientos anteriores, no podría estimarse contrario a la
Constitución, sino acorde a ella y a elementales nociones de
justicia, que el Fisco asuma para sí las deudas de una entidad de
cuyos bienes se apropia y que, por decisión legislativa, extingue
para sus acreedores. Lo que resulta contrario a la Carta
Fundamental es que el Fisco condicione el pago de obligaciones
de un deudor que la ley misma ha extinguido y de cuyos bienes
aquél se ha adueñado, a un acto propio y voluntario que luego
decide no cumplir por ya más de 18 años. En consecuencia, lo que
produciría efectos contrarios a la Carta Fundamental en caso de
aplicarse es tan sólo que la norma sujete el traspaso de las
obligaciones al Fisco a la condición de publicar un decreto
supremo, y así se declarará” (cursivas añadidas)39.

Así, finalmente el TC falló:


“[…] Y VISTO lo dispuesto en los artículos 19 Nº 24º y 93
de la Constitución Política, así como en las disposiciones
pertinentes de la Ley Nº 17.997, Orgánica Constitucional del
Tribunal Constitucional,
Se resuelve: Que se acoge el requerimiento de
inaplicabilidad deducido a fojas 1, sólo en cuanto se declara
inaplicables, en la causa caratulada “Barrera Barrera, José, con
Fisco de Chile”, Rol 4877-2007, que se sigue actualmente ante la
Corte Suprema, las expresiones “a contar de la fecha de

39
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 944-08 (13 de mayo de 2008), cons. 17º.

39
publicación del decreto aprobatorio de la cuenta”, contenidas en el
artículo 5º de la Ley Nº 18.900”40.

2.2.3. STC ROL 976-08. CASO “ISAPRES”41.

Similar técnica jurisprudencial se ha utilizado respecto del resguardo del


derecho al acceso a la salud, en relación a la vulneración de la igualdad de
acceso al régimen escogido por el beneficiario, consagrada en el artículo 19 Nº
9 inciso final de nuestro Código Supremo.

El caso en cuestión es una acción de inaplicabilidad deducida en contra


del artículo 38 ter de la Ley Nº 18.933 “de Isapres” –actual artículo 199 del DFL
Nº 1/2005, del Ministerio de Salud-, que dispone criterios determinación y
reajuste del precio de los planes de salud que las Isapres ofrecen a sus
afiliados, tales como la edad y sexo de los beneficiarios42.

40
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 944-08 (13 de mayo de 2008), parte
resolutiva.
41
Requerimiento de inaplicabilidad por inconstitucionalidad deducido con fecha dos de octubre
de dos mil siete, por doña Silvia Peña Wasaff, en contra del artículo 38 ter de la Ley Nº 18.933,
conocida como Ley de Isapres, en el recurso de protección contra la Isapre ING Salud S.A., rol
4972-2007, de la Iltma. Corte de Apelaciones de Santiago.
42
La norma citada dispone:
“Artículo 199.- Para determinar el precio que el afiliado deberá pagar a la Institución de Salud
Previsional por el plan de salud, la Institución deberá aplicar a los precios base que resulten de
lo dispuesto en el artículo precedente, el o los factores que correspondan a cada beneficiario,
de acuerdo a la respectiva tabla de factores.
La Superintendencia fijará, mediante instrucciones de general aplicación, la estructura de las
tablas de factores, estableciendo los tipos de beneficiarios, según sexo y condición de cotizante
o carga, y los rangos de edad que se deban utilizar.
Cada rango de edad que fije la Superintendencia en las instrucciones señaladas en el inciso
precedente se sujetará a las siguientes reglas:
1.- El primer tramo comenzará desde el nacimiento y se extenderá hasta menos de dos años de
edad;
2.- Los siguientes tramos, desde los dos años de edad y hasta menos de ochenta años de
edad, comprenderán un mínimo de tres años y un máximo de cinco años;
3.- La Superintendencia fijará, desde los ochenta años de edad, el o los tramos que
correspondan;
4.- La Superintendencia deberá fijar, cada diez años, la relación máxima entre el factor más
bajo y el más alto de cada tabla, diferenciada por sexo, y
5.- En cada tramo, el factor que corresponda a una carga no podrá ser superior al factor que
corresponda a un cotizante del mismo sexo.

40
Los reproches de constitucionalidad están dados primeramente, por la
parte del precepto que faculta a las Isapres fijar un nuevo precio al plan de
salud, en base a la aplicación de un factor. Éste se multiplica con un máximo
autorizado por la Superintendencia en la tabla que ésta fija, en instrucciones de
carácter general, conforme a los factores mencionados, es decir, género y
edad. Señala la requirente que tales distinciones no son constitucionalmente
aceptables.

La segunda duda de constitucionalidad se da por aquella parte del


precepto legal que autoriza a las Isapres para determinar libremente los
factores de la tabla, con la sola limitación del inciso tercero –ver nota 42-. El
ejercicio de esta facultad por parte de la Isapre, que incide directamente en el
precio del plan suscrito, ha implicado una diferencia sustantiva en cuanto al
factor menor y mayor en la tabla incorporada al contrato. A consecuencia de
esto, se le aplicó a la requirente, al cumplir 60 años, la regla de tramos indicada,
lo que derivó en una alza desproporcionada de su plan de salud, que no se
condice con ninguna modificación o mejora en las prestaciones del mismo. El
efecto final de todo esto, atendida la disminución de las facultades económicas
de la afectada, fue que la recurrente ya no pudo seguir pagando su plan de

En el marco de lo señalado en el inciso precedente, las Instituciones de Salud Previsional serán


libres para determinar los factores de cada tabla que empleen. En todo caso, la tabla de un
determinado plan de salud no podrá variar para los beneficiarios mientras se encuentren
adscritos al mismo, ni podrá alterarse para quienes se incorporen a él, a menos que la
modificación consista en disminuir de forma permanente los factores, total o parcialmente, lo
que requerirá autorización previa de la Superintendencia; dicha disminución se hará aplicable a
todos los planes de salud que utilicen esa tabla.
Cada plan de salud sólo podrá tener incorporada una tabla de factores. Las Instituciones de
Salud Previsional no podrán establecer más de dos tablas de factores para la totalidad de los
planes de salud que se encuentren en comercialización.
Sin perjuicio de lo dispuesto en el inciso precedente, las Instituciones de Salud Previsional
podrán establecer nuevas tablas cada cinco años, contados desde las últimas informadas a la
Superintendencia, manteniéndose vigentes las anteriores en los planes de salud que las hayan
incorporado.
Las Instituciones de Salud Previsional estarán obligadas a aplicar, desde el mes en que se
cumpla la anualidad y de conformidad con la respectiva tabla, el aumento o la reducción de
factor que corresponda a un beneficiario en razón de su edad, y a informar al cotizante
respectivo mediante carta certificada expedida en la misma oportunidad a que se refiere el
inciso tercero del artículo 197”.

41
salud, y con ello, se vio afectado su derecho a la libre elección del sistema de
salud, garantizado en el artículo 19 Nº 9, inciso quinto de la Carta Fundamental.
La citada norma dispone que “Cada persona tendrá el derecho a elegir el
sistema de salud al que desee acogerse, sea éste estatal o privado […]”.

El TC señala que “la finalidad suprema y última de la norma


constitucional es la protección y la garantía de la libertad y dignidad del hombre.
Por consecuencia, la interpretación de la Ley Fundamental debe orientarse
siempre a aquella meta suprema”43. En ese sentido, refrenda lo dicho y razona
de la siguiente manera:

“[…] TRIGESIMOCUARTO. Que, aplicando dicho criterio de


hermenéutica constitucional y siendo la Carta Fundamental un
sistema orgánico y coherente de valores, principios y normas,
todos los cuales guardan entre sí correspondencia y armonía,
excluyendo cualquiera interpretación que anule o prive de eficacia
a algún precepto de ella, cabe insistir en que no sólo los órganos
del Estado deben respetar y promover los derechos
consustanciales a la dignidad de la persona humana, sino que esa
obligación recae también en los particulares, aunque sea
subsidiariamente, puesto que el Código Supremo asegura la
intangibilidad de tales atributos en toda circunstancia, cualesquiera
sean los sujetos que se hallen en la necesidad de infundir vigencia
efectiva a lo proclamado en sus preceptos;” (cursivas añadidas)44.

Así, finalmente resuelve aplicando una de las modalidades objeto de


nuestro estudio, declarando inaplicable la norma objetada “sólo en cuanto”.
Como podemos ver:

“[…] Y VISTO lo prescrito en los artículos 19, Nº 2, Nº 9, Nº


24 y Nº 26, 93, inciso primero, Nº 6, e inciso undécimo, de la
Constitución; y en los artículos 2º, 38 y 38 ter de la Ley Nº 18.933,
así como en los artículos 30 y 31 de la Ley Nº 17.997, Orgánica
Constitucional de esta Magistratura, SE DECLARA:
QUE SE ACOGE EL REQUERIMIENTO DE FOJAS 1 Y
SIGUIENTES SÓLO EN CUANTO LA TABLA DE FACTORES

43
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 976-07 (26 de junio de 2008), cons. 33º.
44
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 976-07 (26 de junio de 2008), cons. 34º

42
CONTEMPLADA EN EL ARTÍCULO 38 TER DE LA LEY Nº
18.933, INCORPORADA AL CONTRATO DE SALUD DE LA
REQUIRENTE CELEBRADO POR ELLA Y LA ISAPRE ING
SALUD S.A., PARA DETERMINAR EL COSTO DE SU PLAN DE
SALUD, ES INAPLICABLE EN LA CAUSA ROL DE INGRESO
Nº 4972-2007, DE LA QUE CONOCE ACTUALMENTE LA
CORTE DE APELACIONES DE SANTIAGO, POR SER
CONTRARIA A CUANTO LE ASEGURA EL ARTÍCULO 19, Nº 9,
DE LA CONSTITUCIÓN[…]” (negrillas en el original)45.

El TC se pronunció luego, y en base a similares consideraciones, en


igual sentido, en el requerimiento de inaplicabilidad por inconstitucionalidad
deducido por doña María Ximena Osorio Sagredo, Rol Nº 1218-08, en contra
del artículo 38 ter de la Ley Nº 18.933 -introducido por la Ley Nº 20.015-,
actualmente correspondiente al artículo 199 del D.F.L. (Ministerio de Salud) Nº
1, de 2005. La gestión pendiente era la causa Rol Nº 10.913-2008, de juicio
arbitral, conocida en calidad de arbitrador, por el Intendente de Fondos y
Seguros de Salud.

2.2.4. STC ROL 736-07. DESAFUERO DIPUTADA MARÍA AMELIA HERRERA


SILVA.

En febrero de 2007, la diputada María Herrera Silva dedujo acción de


inaplicabilidad por inconstitucionalidad respecto del artículo 231 del Código
Procesal Penal, en la causa RIT N° 4742005, del Tri bunal de Garantía de
Quilpué. La norma dispone:

“Artículo 231. Solicitud de audiencia para la formalización


de la investigación. Si el fiscal deseare formalizar la investigación
respecto de un imputado que no se encontrare en el caso previsto
en el artículo 132, solicitará al juez de garantía la realización de
una audiencia en fecha próxima, mencionando la individualización
del imputado, la indicación del delito que se le atribuyere, la fecha

45
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 976-07 (26 de junio de 2008), parte
resolutiva.

43
y lugar de su comisión y el grado de participación del imputado en
el mismo.
A esta audiencia se citará al imputado, a su defensor y a los
demás intervinientes en el procedimiento.”

Los reproches de constitucionalidad están dados por cuanto la requirente


señala que en la causa se ha solicitado su citación, ordenándola el Tribunal
bajo apercibimiento del artículo 33 del Código Procesal Penal. Esta norma, que
señala la forma de practicar las citaciones judiciales, dispone en la parte
pertinente que “[…] la no comparecencia injustificada dará lugar a que sean
conducidos por medio de la fuerza pública, que quedarán obligados al pago de
las costas que causaren y que pueden imponérseles sanciones […].

La requirente señala que, habida consideración de su condición de


parlamentaria, se infringiría lo dispuesto en el artículo 61 de la Constitución, por
no haber sido desaforada previamente a ser citada a audiencia de
formalización. Además, la disposición requerida implica amenaza contra la
libertad protegida por el fuero parlamentario, puesto que se podría decretar una
detención o prisión preventiva en su contra, en caso de que no compareciere
sin justificación.

Por su parte, el Ministerio Público señala que la referida audiencia a la


cual se ha citado a la requirente se ha intentado practicar sin solicitar medidas
cautelares, apremios ni apercibimiento de arresto, por lo que no procedería el
desafuero. Señala además que éste sólo procede en los dos casos señalados
expresamente en la norma constitucional, a saber acusar y/o privar de libertad,
diligencias que no han sido solicitadas, una por no ser procedente en esta etapa
del proceso –la acusación-; y la otra, por no considerarla necesaria.

No obstante el TC concuerda con la alegación del Ministerio Público, en


el sentido de que lo que la Constitución prohíbe no es cualquier actividad
realizada en contra de un parlamentario, sino solamente “privarlo de libertad o

44
acusarlo”, sí estima contrario a la Carta Fundamental citarlo con apercibimiento
de una medida coercitiva en caso de no comparecer. Así, señala:

“[…] DECIMOSÉPTIMO. Que sin perjuicio de lo aseverado


en los considerandos que preceden, estos sentenciadores
entienden que un parlamentario, como la requirente en estos
autos, no puede ser constreñido a comparecer a la audiencia de
formalización mediante el empleo de un medio coercitivo como el
que contemplan los incisos segundo y tercero del artículo 33 del
mencionado Código, desde que en tal supuesto efectivamente se
estaría afectando su libertad personal, lo que no puede hacerse
sin previo desafuero del imputado;”46.

Finalmente, esta consideración lleva al TC a acoger el requerimiento de


inaplicabilidad, aunque con una instrucción interpretativa: se accede a la acción
de inaplicabilidad, pero sólo en cuanto el Juzgado de Garantía donde se conoce
el asunto no podrá apercibir a la Diputada requirente con las medidas de
apremio establecidas por el artículo 33 del Código Procesal Penal.

Así lo vemos en la parte resolutiva del fallo:

“[…] Y VISTO lo prescrito en los artículos 61, inciso


segundo, 83, 93, inciso primero, Nº 6, e inciso décimo primero, de
la Constitución Política de la República, así como en las
disposiciones pertinentes de la Ley Nº 17.997, Orgánica
Constitucional de este Tribunal Constitucional,
SE RESUELVE: que se acoge el requerimiento de
inaplicabilidad deducido a fojas 1, sólo en cuanto el tribunal
de garantía de Quilpué no podrá apercibir a la requirente con
las medidas de apremio establecidas por el artículo 33 del
código procesal penal, al citarla para la audiencia de
formalización de la investigación penal en su contra,
solicitada por el ministerio público, sin que previamente la
corte de apelaciones de la jurisdicción respectiva, mediante
resolución firme, haya declarado haber lugar a la formación
de causa por alguno de los hechos punibles que se le

46
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 736-07 (29 de noviembre de 2007), cons.
17º.

45
imputan. Déjase sin efecto la suspensión del procedimiento
decretada en estos autos” (negrillas en el original)47.

Es destacable la observación que realiza ALDUNATE48 en la resolución de


este conflicto. Señala que “en rigor, la acción pudo haberse deducido contra el
dicho artículo 33 para impugnar su aplicación en este caso (y de acuerdo a la
doctrina sentada en el caso rol Nº 468-06, la acción debió rechazarse por no
referirse a la disposición que efectivamente podría causar efectos
49
inconstitucionales)” . La contraposición de fallos nos deja –por un lado- con
una resolución que desestimó la inaplicabilidad de una norma que no se
impugnó, no obstante poder producir efectos inconstitucionales en su
aplicación; y con otra –la sentencia en análisis- que aceptó la inaplicabilidad,
pero no pronunciándose sobre la inconstitucionalidad de la aplicación del
artículo 231 del Código Procesal Penal, sino que sobre la del artículo 33, que no
fue impugnado.

2.2.5. STC ROL 806-07. DESAFUERO DIPUTADO RAMÓN FARÍAS PONCE.

Aunque respecto de un tema un tanto diferente, otro caso de desafuero


fue resuelto por medio de una instrucción interpretativa. Así, en junio de 2007,
se presentó un requerimiento de inaplicabilidad por inconstitucionalidad en

47
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 736-07 (29 de noviembre de 2007), parte
resolutiva.
48
ALDUNATE LIZANA, Eduardo (2008): “Jurisprudencia Constitucional…” p. 18.
49
Así se razonó en la citada sentencia, que señala el considerando decimosegundo: “[…]
DECIMOSEGUNDO.- Que la acción de inaplicabilidad de autos se ha deducido en los
siguientes términos: ‘En definitiva pido se declare que el referido precepto legal del artículo 299
Nº 3 del C. de Justicia Militar no me es aplicable en los autos Rol 310-2005, del Tercer Juzgado
Militar de Valdivia y del Rol 110-2006 de la I. Corte Marcial de Santiago. Los tribunales deberán
prescindir de su aplicación en este proceso’. Como se observa, no se ha solicitado la
inaplicabilidad del precepto referido en relación con el artículo 433 del mismo cuerpo legal,
como se sustenta la sentencia ya señalada, y, en consecuencia, no resulta relevante para la
calificación de juridicidad en la especie del artículo 299, Nº3, del Código de Justicia Militar”
(cursivas añadidas).

46
contra del inciso tercero del artículo 416 del Código Procesal Penal, por parte
de Cristián Barahona Flores, por sí y en representación, conjuntamente con don
Francisco Ignacio Pérez Vargas, de “Inmobiliaria PY S.A.”. La gestión pendiente
es una querella en contra del diputado Ramón Farías Ponce por injurias graves
cometidas a través de un medio de comunicación social, interpuesta ante el 8º
Juzgado de Garantía de Santiago (RIT N° 30932007, R UC N° 07100094147), y
una solicitud de desafuero en contra del mismo diputado, presentada ante la
Corte de Apelaciones de Santiago (Causa Rol Nº 36432007).

La norma dispone:

“Artículo 416.- Solicitud de desafuero. Una vez cerrada la


investigación, si el fiscal estimare que procediere formular
acusación por crimen o simple delito en contra de una persona
que tenga el fuero a que se refieren los incisos segundo a cuarto
del artículo 58 de la Constitución Política, remitirá los
antecedentes a la Corte de Apelaciones correspondiente, a fin de
que, si hallare mérito, declare que ha lugar a formación de causa.
Igual declaración requerirá si, durante la investigación, el
fiscal quisiere solicitar al juez de garantía la prisión preventiva del
aforado u otra medida cautelar en su contra.
Si se tratare de un delito de acción privada, el querellante
deberá ocurrir ante la Corte de Apelaciones solicitando igual
declaración, antes de que se admitiere a tramitación su querella
por el juez de garantía” (énfasis añadido).

Argumenta el requirente que si la norma se interpreta en el sentido de


que en los delitos de acción privada, la Corte de Alzada debe pronunciarse con
el sólo mérito de la querella, se estaría vulnerando la garantía del procedimiento
justo y racional, consagrado en inciso quinto del numeral 19 de nuestra
Constitución. Esto, fundamentalmente en cuanto no se admitan diligencias
probatorias para aportar antecedentes que proporcionen mérito suficiente para
fallar el desafuero.

47
El TC estima esta petición en el considerando trigésimo tercero,
señalando al respecto:

“[…] TRIGESIMOTERCERO. Que, conforme a todo lo


razonado, debe entenderse que lo dispuesto en el inciso tercero
del artículo 416 del Código Procesal Penal podría producir efectos
contrarios a la garantía de un justo y racional procedimiento
establecida en la Constitución, sólo si se le aplica en el proceso de
desafuero entendiendo que el precepto impide producir, decretar o
recibir prueba pertinente, aunque ha ya asuntos sustanciales y
controvertidos para declarar si ha o no lugar a la formación de
causa en contra del diputado señor Ramón Farías Ponce y sólo en
ese sentido se declarará que el precepto es inaplicable;”50.

Finalmente, acoge el requerimiento, sólo en cuanto la respectiva Corte


de Apelaciones no podrá aplicar lo dispuesto en la norma impugnada en lo que
ésta impida decretar pruebas. Así, el TC falló:

“[…] Y VISTO lo dispuesto en los artículos 19 Nº 3, 61, 76 y


93 Nº 6 de la Constitución Política de la República y en la Ley Nº
17.997, Orgánica Constitucional del Tribunal Constitucional,
SE DECLARA que se acoge el requerimiento de
inaplicabilidad de fojas 1 sólo en cuanto la Corte de Apelaciones
de Santiago no podrá aplicar lo dispuesto en el inciso tercero del
artículo 416 del Código Procesal Penal en lo que éste le pueda
impedir decretar prueba en caso de que, a su juicio, ella resulte
necesaria. Déjese sin efecto la suspensión decretada en autos”
(énfasis añadido)51.

2.3. SENTENCIAS “ADITIVAS” O “INTEGRADORAS”.

A la inversa de la clasificación analizada anteriormente, en ciertas


ocasiones, existen normas que se acercan a la constitucionalidad, pero carecen
de algún elemento para lograr el resultado positivo. En estos casos, las

50
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 806-07 (11 de diciembre de 2007), cons.
33º.
51
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 806-07 (11 de diciembre de 2007), parte
resolutiva.

48
sentencias atípicas agregan este elemento para así lograr la constitucionalidad
de la norma. Se “añade” algo a un texto legal, para tornarlo compatible con la
Constitución. En algunos casos, se cubre un vacío legal; en otros, que venimos
en llamar “sentencias integradoras”, se incluye a alguien inconstitucionalmente
excluido de un beneficio o situación legal.

2.3.1. STC ROL 993-08. CASO “MORRISON CRISTI”. APLICACIÓN DEL ART. 4º
LEY DE TRÁFICO ILÍCITO DE ESTUPEFACIENTES, Nº 20.000.

La ley 20.000 –de tráfico ilícito de estupefacientes- creó el delito de


“microtráfico”, en su artículo 4º. Esta norma sanciona con presidio menor en sus
grados medio a máximo, al que “sin la competente autorización posea,
transporte, guarde o porte consigo pequeñas cantidades de sustancias o drogas
estupefacientes o psicotrópicas, productoras de dependencia física o síquica, o
de materias primas que sirvan para obtenerlas, sea que se trate de las
indicadas en los incisos primero o segundo del artículo Io 1º [...] a menos que
justifique que están destinadas a la atención de un tratamiento médico o a su
uso o consumo personal exclusivo y próximo en el tiempo".

Las cosas importantes que plantea la acción de inaplicabilidad son


básicamente la interpretación del art. 4º de la ley 20.000, en cuanto presumiría
–a juicio del recurrente- la responsabilidad penal, invirtiendo la carga probatoria;
y la vulneración a la garantía de presunción de inocencia.

Este comentado caso ha sido uno de los más significativos en la materia


objeto de estudio. Su gran particularidad se da por cuanto la acción de
inaplicabilidad fue rechazada, y no obstante aquello, finalmente el recurrente
(Paul Morrison Cristi) fue sobreseído en la causa por tráfico ilícito de
estupefacientes. Esto –como argumentamos-, en base a la prevención realizada
por el Ministro Hernán Vodanovic, que advierte cómo uno de los razonamientos
realizados por la Corte de Apelaciones de Temuco, conociendo del recurso de

49
nulidad interpuesto contra la sentencia de primera instancia que absolvió a Paul
Morrison, podría en lo sucesivo producir resultados contrarios a la Constitución.

La Corte de Apelaciones acogió el recurso de nulidad, por infracción a


derecho que influye sustancialmente en lo dispositivo del fallo. Esto
considerando que, al no señalarlo expresamente el art. 4º, de la ley 20.000, no
se exige acreditar la voluntariedad de la acción típica, y que requerirlo sería
agregar un requisito no contemplado en la norma. Por lo tanto, el Tribunal Oral
en lo Penal de Temuco incurrió en tal contravención al declarar la insuficiencia
de las pruebas presentadas por la fiscalía, y por consiguiente, absolver al
imputado.

La diferencia de criterio radica en que el TC considera que la


voluntariedad de la acción es un requisito que jamás se debe omitir en un
proceso de imputación de responsabilidad penal. Hacer esto podría
potencialmente producir resultados contrarios a la Carta Fundamental. La
advertencia de esta situación se ve claramente en la prevención realizada por el
Ministro Hernán Vodanovic, en sus razonamientos 5, 6 y 7.

En palabras del Ministro:

[…] “5. Que, habiéndose establecido que la aplicación del


precepto impugnado no produce un efecto contrario a la Carta
Fundamental, estos disidentes no pueden desconocer que la Iltma.
Corte de Apelaciones de Temuco, al acoger el recurso de nulidad
deducido por el Ministerio Público en contra de la sentencia del
Tribunal del Juicio Oral en lo Penal de Temuco en la que se
absolvió al acusado, razonó, en el considerando 10 del siguiente
modo:

‘10. Que, además, tal y como ha señalado la recurrente,


constituye también una infracción al derecho, la afirmación de la
sentencia contenida en el considerando décimo octavo, de que el
Ministerio Público no acreditó que el acusado “estaba en
conocimiento que transportaba la droga hallada en el
automóvil o que conociendo su existencia, aceptara transportarla,
al menos que pretendiera distribuirla” ya que ello implica

50
incorporar una exigencia no contemplado (sic) por el tipo penal del
artículo 4º de la ley Nº 20.000, esto es “el ánimo de distribución”,
unido al hecho que el conocimiento del imputado se presume al
tenor de lo previsto en la norma citada, afirmación que
evidentemente ha influido sustancialmente en lo dispositivo del
fallo, cuando se observa que la misma es la argumentación basal
para estimar insuficiente la prueba rendida por el Ministerio
Público, para desvirtuar, a juicio del Tribunal, la presunción de
inocencia que asiste a todo imputado.’.(cursivas añadidas).

De lo transcrito queda de manifiesto que la Corte referida


consideró que infraccionaba al derecho la afirmación de la
sentencia de que el Ministerio Público no acreditó que el acusado
estaba en conocimiento que transportaba la droga hallada en el
automóvil.

6 Que, al razonar de ese modo, la Corte de Apelaciones


considera una infracción de derecho que se exija acreditar que el
responsable tuvo conocimiento del transporte de la droga que se
encontró en su vehículo. Tal consideración vulnera el derecho del
imputado a un justo y racional procedimiento en el juicio, pues
exime a la condena de acreditar un elemento indispensable a la
voluntariedad de la conducta delictual, como es el conocimiento
siquiera de estarse realizando la conducta típica de transportar.
¿Cómo podría considerarse que el transporte se realiza con dolo
si no se acredita al menos que se conocía el acto de transportar
droga en el automóvil que se conduce? Es posible, como se ha
dicho, que la voluntariedad en el transporte se presuma
legalmente a partir de la conducta, pero otra cosa muy diversa y
ciertamente contraria a un justo y racional procedimiento es que
no se exija acreditarla por los medios legales (que incluyen la
presunción).

7. Que, debe concluirse entonces, a juicio de estos


previnientes, que no es el precepto legal, razonablemente
interpretado, el que produce, en la especie, un resultado contrario
a la Constitución, requisito necesario para acoger la acción de
inaplicabilidad impetrada y, por ende, concurren en lo resolutivo a
su rechazo. Sin embargo, estiman su deber advertir que uno de
los razonamientos hechos por el fallo de la Corte de Apelaciones
de Temuco podría, en caso de seguirse por el Tribunal llamado a
juzgar, producir un resultado contrario a la Carta Fundamental,
como lo sería omitir, en una condena penal, la exigencia de que se
acredite la voluntariedad de la acción típica. Este riesgo no está
llamado a ser corregido por esta Magistratura por la vía de la

51
acción de inaplicabilidad, sino por los tribunales ordinarios en su
labor de interpretar las leyes de un modo acorde a la Carta
Fundamental52” (cursivas añadidas).

Por lo tanto, y no obstante que el tenor literal del artículo 4º de la ley


20.000 no señala expresamente a la voluntariedad de la acción típica como
elemento necesario del juicio de imputación de responsabilidad penal, el TC sí
lo considera, instruyendo a los jueces del fondo para que también lo hagan. Así,
agrega un elemento que, sin estar expresamente dispuesto en el texto legal, es
necesario para alcanzar resultados constitucionalmente aceptables.

A este respecto nos preguntamos ¿qué es lo realmente declarado


inconstitucional en una sentencia aditiva? Sostenemos que la norma misma
sería lo declarado inconstitucional, en la medida que no se cumple con los
requisitos –en este caso, la falta de exigencia de la voluntariedad de la acción
típica- necesarios para que ella alcance parámetros constitucionalmente
aceptables. Por ello el Ministro señala que uno de los considerandos de la Corte
de Apelaciones de Temuco podría, en caso de seguir el razonamiento, producir
efectos contrarios a la Carta Fundamental.

52
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 993-07 (13 de mayo de 2008), prevención
Ministro Vodanovic.

52
3. EFECTOS DE LA SENTENCIA DE INAPLICABILIDAD.

El TC ha sentado la doctrina de que la declaración de inaplicabilidad –


sentencia estimatoria- “produce efectos exclusivamente negativos”. En virtud de
ello, queda vedada la aplicación de la norma al tribunal que conoce de la
gestión pendiente que motivó el requerimiento. Por el contrario, la sentencia
desestimatoria produce el efecto inverso: el juez queda en libertad para aplicar
o no aplicar el precepto impugnado.

En palabras del TC:

[..] “Sin perjuicio de las características ya referidas en la


jurisprudencia anterior de este Tribunal acerca de la acción de
inaplicabilidad, conviene añadir en esta ocasión otra, cual es el
efecto exclusivamente negativo de la declaración de
inaplicabilidad, que se traduce en que, declarado por esta
Magistratura que un precepto legal preciso es inaplicable en la
gestión respectiva, queda prohibido al tribunal ordinario o especial
que conoce de ella aplicarlo. Sin embargo, en caso de desecharse
por este Tribunal Constitucional la acción de inaplicabilidad
intentada, el juez de la instancia recupera en plenitud su facultad
para determinar la norma que aplicará a la resolución del conflicto
del que conoce, sin que necesariamente deba ella ser la misma
cuya constitucionalidad fue cuestionada sin éxito53” (cursivas
añadidas).

No obstante lo anteriormente señalado, debemos agregar los efectos que


producen las instrucciones objeto de estudio en la judicatura ordinaria, al
“relativizar” las decisiones, como cuando se acepta “solo en cuanto”, o se
rechaza “en el entendido”. El tema claramente es complejo, ya que además de
ser relativamente reciente, no existe mayor argumento para que el de la
“deferencia razonada”.

53
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 473-06 (08 de mayo de 2007), cons. 9°.

53
En estos casos los efectos exclusivamente negativos, o –por el contrario-
la plena libertad en caso de una sentencia desestimatoria ya no serían tales, ya
que se restringe la plena libertad que tiene el juez del fondo en aplicar las leyes
conforme a su criterio de interpretación. Sea porque se le permite aplicar sólo
en un determinado sentido, sea porque la sentencia, no obstante rechazar el
recurso, señala la manera correcta de interpretar la norma y evitar que
produzca efectos contrarios a la Carta Fundamental”54.

En cuanto al valor de la jurisprudencia del TC, y su carácter vinculante


para los demás órganos estatales55, podemos señalar que “el efecto de la
sentencia constitucional, más allá de lo determinado en la parte resolutiva del
fallo para el conflicto específico, se comprende si se asume que la función de
un Tribunal Constitucional es determinar la norma que emana del enunciado
constitucional para hipótesis específicas y su utilización uniforme por los
diferentes órganos y personas, evitando que comportamientos declarados
inconstitucionales vuelvan a repetirse o que se interpreten normas de una
manera diferente a la declarada por el Tribunal Constitucional, otorgando cierta
seguridad jurídica de los caminos por los cuales los órganos y personas pueden
transitar en el marco de la Carta Fundamental.

Una sentencia de un Tribunal Constitucional tiene un alcance más pleno


cuando de ella se deriva, además de su carácter declarativo que permite
eliminar el vicio de constitucionalidad en el caso específico, la fuerza vinculante
que establece el deber de los demás órganos estatales de seguir, de buena fe,
en casos idénticos o de la misma clase los principios determinados por el
Tribunal Constitucional. Tales principios se encuentran en la parte considerativa

54
ALDUNATE LIZANA, Eduardo (2008): “Jurisprudencia Constitucional…” p. 46.
55
Ver nota al pie de página Nº 18.

54
o motiva del fallo constitucional, estableciendo la ratio decidendi del mismo,
pasando a tener una fuerza jurídica similar a la norma jurídica interpretada”56.

A mayor abundamiento sobre el mismo punto, el artículo 31 del proyecto


de Ley Orgánica Constitucional del TC, en su etapa de debate parlamentario –
en abril de 2006- señalaba en uno de sus incisos que “los órganos del Estado
están obligados al cumplimiento de lo que el tribunal resuelva”. Esta disposición
fue suprimida del proyecto, pues el parlamento consideró que incluirla
“resultaba redundante respecto de los principios en que se sustenta el derecho
público chileno”. La decisión de la Cámara de Diputados parecería errónea, ya
que en consideración a la seguridad jurídica y a nuestro sistema legalista se
debería haber mantenido la redacción original.

3.1. LA COSA JUZGADA QUE PRODUCE LA SENTENCIA.

La sentencia que pronuncia el TC conociendo del recurso de


inaplicabilidad produce efectos relativos, limitados a la gestión pendiente en la
que se suscitó la cuestión de constitucionalidad, y respecto de aquellos
considerados partes57 de dicha gestión.

56
NOGUEIRA ALCALÁ, Humberto (2006): “La sentencia constitucional en Chile: aspectos
fundamentales sobre su fuerza vinculante” en Revista Semestral del Centro de Estudios
Constitucionales de Chile, Año 4 Nº 1. Universidad de Talca, pp. 97 – 124.
57
Sin ser el objetivo fundamental de este estudio, consideramos pertinente hacer una mención
al asunto de las partes en el proceso de inaplicabilidad. A este respecto, el propio tribunal ha
realizado precisiones conceptuales:
“a) Las partes
Puede accionar de inaplicabilidad por inconstitucionalidad cualquiera de las partes del
proceso en que se aplicaría la norma supuestamente inconstitucional. El concepto de partes
está establecido por los Códigos procesales y, por ende, a ellas les corresponderá
exclusivamente el ejercicio de esta acción. En materia civil y en materia penal, en los procesos
que se rigen por el Código de Procedimiento Penal, la situación es la siguiente:
En materia civil, puede existir una parte, o pluralidad de partes, activas o pasivas, y a
ellas se les pueden sumar los que actúan como terceros, coadyuvantes, excluyentes o
independientes, que son las llamadas partes tardías.
En el Código de Procedimiento Penal, son partes el o los querellantes y el o los
procesados, como igualmente en cuanto a las pretensiones civiles pueden serlo el actor civil y
los terceros civilmente responsables.

55
Como señalan VEGA y ZÚÑIGA:

[…] “si prospera la acción de inaplicabilidad, siendo


declarada inaplicable una norma legal a una gestión determinada,
en razón de que su aplicación resulte contraria a la Constitución,
esa sentencia dictada por el Juez constitucional producirá cosa
juzgada en la gestión judicial concernida, quedándole al Juez de la
causa vedado jurídicamente la posibilidad de aplicarla,
circunstancia que lo obligará a resolver el asunto con cargo a otra
norma legal o, en su defecto, tratándose de un asunto de
naturaleza contenciosa civil, con cargo a los principios de equidad
aplicables, toda vez que se encuentra vinculado por el principio de
la inexcusabilidad que predican los artículos 76 inciso 2º de la
Carta Fundamental, 10 inciso segundo del Código Orgánico de
Tribunales y artículo 170 Nº 5 del Código de Procedimiento Civil.
En este sentido, se puede afirmar que, si la norma legal declarada
inaplicable por el Tribunal Constitucional no puede ser aplicada
por el tribunal ordinario o especial encargado de resolver la

La situación se complica a raíz de la terminología del Código Procesal Penal, que habla
de “sujetos procesales” y de “intervinientes”, y por lo tanto es cuestión a dilucidar si deben
asimilarse unos y otros a la exigencia de “ser parte” señalada en la Constitución.
Este tema deberá ser resuelto caso a caso por el Tribunal Constitucional,
especialmente si el requerimiento es planteado por algún representante del Ministerio Público,
como asimismo decidir si el imputado o sólo el formalizado se asimilan a la figura prescrita por
la Constitución.

b) El Juez que conoce del asunto

Nuestro sistema orgánico ocupa indistinta e indiscriminadamente los términos “tribunal”


o “juez”, en circunstancia de que en el ámbito procesal uno y otro término corresponden a
conceptos perfectamente diferenciados. En efecto, el tribunal es el órgano público al que la ley
otorga competencia para conocer de determinados conflictos, y el o los jueces son las personas
naturales que actúan en su representación.
Si el tribunal es unipersonal, se produce una coincidencia; en cambio, si es colegiado, el tribunal
tiene siempre más de un juez”. TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE (2008). “Memoria de Gestión
2007-2008…”, p. 23.
ALDUNATE también ha realizado ciertas precisiones conceptuales respecto de qué se
entiende por partes en el proceso de inaplicabilidad, específicamente de los terceros. Como
señala el autor: “El Tribunal ha manejado de manera relativamente generosa la participación en
el proceso de inaplicabilidad. Por lo pronto, no aplica un requisito de patrocinio de abogado ni
de ius postulandi, como queda en evidencia en el rol Nº 1195-08, en que se admite a
tramitación la presentación hecha por quien se identifica como ‘consultor tributario’. La
participación del amicus curiae, como un tercero que no es parte y que concurre al proceso en
su afán de justicia, ha sido admitida, sin esa denominación, de manera muy amplia […].
Respecto de la posibilidad de deducir la acción de inaplicabilidad, el Tribunal parte de la base
de la sustancial igualdad en que se encuentran las partes y el juez de la causa, aun cuando
señala que el interés que sustentan puede ser diferenciado”. ALDUNATE LIZANA, Eduardo (2008):
“Jurisprudencia Constitucional…” p. 44.

56
gestión en la cual incide, entonces ella pierde vigencia –fuerza
normativa– en dicho asunto, produciéndose un efecto
materialmente asimilable a una derogación con efectos
particulares, circunscritos a dicho proceso jurisdiccional58”.

Podemos entonces plantearnos la duda de si realmente existe una cosa


juzgada en el proceso de inaplicabilidad, llegando a la conclusión de que,
considerando el carácter concreto de la acción, y la amplitud con que el mismo
TC ha interpretado esta idea, probablemente sólo haya cosa juzgada respecto
del mismo caso, las mismas alegaciones, y las mismas partes. Inclusive en este
supuesto, si las alegaciones fueren diversas, quizás esta apreciación perdería
validez.

Por otro lado, el TC se ha pronunciado acerca de la cosa juzgada que


produciría una sentencia de inaplicabilidad evacuada por la Corte Suprema,
señalando que su fuerza obligatoria no le impediría conocer del asunto.

“[…] DÉCIMO: Que, en este orden de consideraciones, es


preciso consignar que de acuerdo con lo dispuesto en la
disposición transitoria decimoquinta de la Constitución, “los
procesos incoados de oficio o a petición de parte, o que se
iniciaren en la Corte Suprema para declarar la inaplicabilidad de
un precepto legal por ser contrario a la Constitución, con
anterioridad a la aplicación de las reformas al Capítulo VIII,
seguirán siendo de conocimiento y resolución de esa Corte hasta
su completo término”.
Como es fácil observar, la aludida norma constitucional
no tiene aplicación en la especie, toda vez que el Instituto de
Normalización Previsional ha hecho referencia a una
sentencia de término, dictada por la Excma. Corte Suprema,
con fecha 20 de septiembre de 1999, que puso fin a un
proceso de inaplicabilidad por inconstitucionalidad deducido
ante ella. De ello se colige que es este Tribunal Constitucional
el único facultado por la Carta Fundamental para conocer de
la acción deducida a fojas 1;

58
VEGA, Francisco, ZÚÑIGA, Francisco (2006): “El nuevo recurso…”, p. 155.

57
[…]

DECIMOSEGUNDO: Que a mayor abundamiento, el


análisis destinado a decidir si existe cosa juzgada respecto de una
acción de inaplicabilidad debe ser particularmente estricto, porque,
tal como ha precisado este Tribunal, en anteriores
pronunciamientos (Roles Nºs. 478, 546, Capítulo I, 473, 517, 535,
596 y 767), las características y circunstancias del conflicto que
ella envuelve han adquirido, en la actualidad, una relevancia
mayor de la que debía atribuírseles antes de 2005. En efecto, hoy
la decisión jurisdiccional de esta Magistratura ha de recaer en la
conformidad o contrariedad con la Constitución que la aplicación
del precepto impugnado pueda tener en el caso concreto sub lite,
lo que refuerza el carácter concreto de esta acción, descartando
también, desde esta perspectiva, la alegación planteada por el
Instituto de Normalización Previsional;”59 (cursivas añadidas).

3.2. EL CONTROL PREVENTIVO NO IMPIDE UNA DECLARACIÓN DE INAPLICABILIDAD


EN CONCRETO.

Como sabemos, las leyes interpretativas de la Constitución, las orgánicas


constitucionales, las normas de un tratado que versen sobre materias de ley
orgánica constitucional, y los proyectos de ley y reforma constitucional cuya
constitucionalidad sea objetada por un determinado número de parlamentarios,
están sujetas a control preventivo por parte del TC. Así, estas normas nacen al
ordenamiento jurídico con una especie de “garantía de constitucionalidad”, dada
por el control previo y abstracto. Sin embargo, como hemos advertido a lo largo
de este estudio, los medios de análisis y la finalidad perseguida por el control
abstracto y el control concreto son diametralmente opuestos. Es por ello que el
TC ha declarado que aun habiendo declarado que un proyecto de ley se ajusta
a la Constitución, puede ser objeto de requerimiento de inaplicabilidad. Este
punto se trata en la sentencia Rol 541-06. El TC señala en el considerando 2º
de la sentencia:

59
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 944-08 (08 de mayo de 2007), cons. 9°.

58
“[…] SEGUNDO. Que la disposición cuestionada fue objeto
de control preventivo de constitucionalidad, según consta en
sentencia rol Nº 236 de este Tribunal, de 11 de julio de 1996, que
al efecto dispuso en su parte declarativa lo siguiente: “2º. Que las
disposiciones comprendidas en los artículos 35 –salvo su inciso
tercero-, 41 (actual 42) y 42, inciso final, contemplados en los
numerales 10 y 15 del artículo 1º del proyecto de ley que modifica
el Decreto con Fuerza de Ley Nº 164, de 1991, del Ministerio de
Obras Públicas, en lo relativo al régimen legal de las concesiones
de obras públicas, y las normas tributarias que le son aplicables,
son constitucionales”.
Dicha decisión se pronuncia acerca de la legitimidad
constitucional de la disposición observada, sobre la base de un
cotejo abstracto de dos normas jurídicas de diverso rango; en
tanto que la resolución del presente conflicto –de carácter
eminentemente jurisdiccional- versa sobre la inaplicabilidad, en un
caso particular, de un precepto legal cuya aplicación en el mismo
resulte contraria a la Constitución.
Sin perjuicio de su mérito intrínseco y de los efectos
generales que provoca en el ordenamiento jurídico, la declaración
sobre conformidad constitucional expedida en el control previo no
produce cosa juzgada en este proceso, porque tiene un objeto
distinto y los institutos en juego –compulsa obligatoria de
constitucionalidad e inaplicabilidad en gestión ante un tribunal
ordinario o especial- responden a finalidades disímiles”60 (cursivas
añadidas).

3.3. FUERZA OBLIGATORIADE LA SENTENCIA: ¿OBLIGA SÓLO AL JUEZ QUE


ACTUALMENTE CONOCE EL ASUNTO?

Como dijimos, la sentencia de inaplicabilidad puede producir tanto efectos


exclusivamente negativos, como la plena libertad del juez del fondo, limitados a
la gestión pendiente en la que se suscitó la cuestión de constitucionalidad, y
respecto de aquellos considerados partes de dicha gestión.
¿Sin embargo, cuál es el alcance de estos efectos? Supongamos el caso de
una sentencia de inaplicabilidad dictada en gestión pendiente ante un juez de
los tribunales inferiores de justicia. La sentencia de inaplicabilidad produce sus
efectos, y el juez en consecuencia deja de aplicar la norma o conjunto de

60
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 541-06 (26 de diciembre de 2006), cons.
2º.

59
normas declaradas inaplicables, dictando igualmente sentencia –en virtud de la
inexcusabilidad-, la cual es apelada ante algún tribunal superior. ¿Puede este
tribunal aplicar la ley declarada inaplicable en el caso seguido ante el tribunal
inferior?
Creemos que lo anteriormente planteado no es posible. Esto, precisamente
por los caracteres de la cosa juzgada, que seguirá produciendo efectos en la
gestión pendiente, y respecto de las partes en debate. Además, debemos
entender la cosa juzgada constitucional como consecuencia de la supremacía
normativa de nuestra Carta Fundamental. Éste es el fundamento último de la
fuerza obligatoria de las sentencias constitucionales, y por lo mismo, asumir una
postura contraria implicaría restarle valor a la competencia específica otorgada
al Tribunal Constitucional, en el artículo 93 de nuestro Código Político.
Considerando lo anterior, y siguiendo a VEGA y ZÚÑIGA, es que sostenemos
que si el juez que conoce la causa –sea de un tribunal inferior o superior- dicta
sentencia desconociendo la sentencia de inaplicabilidad, su resolución incurriría
en infracción de ley que influye sustancialmente en lo resolutivo de ella. La
infracción de ley estaría dada por aplicar en el caso una disposición que había
sido declarada inaplicable por el TC. Por lo tanto, sería susceptible de
impugnación –apelación si es dictada en primera instancia, casación en el fondo
si lo es en segunda-. Incluso, si la sentencia es dictada en Casación, se podría
intentar un recurso de queja, ya que sería una falta o abuso grave en contra de
una de las partes61.

61
VEGA, Francisco, ZÚÑIGA, Francisco (2006): “El nuevo recurso…”, p. 156.

60
ANEXO 1. EXHORTACIONES A LOS ÓRGANOS COLEGISLADORES: UNA ALTERNATIVA

ÚTIL, PERO NO EXENTA DE POLÉMICAS.

El análisis de las exhortaciones que puede contener una sentencia,


según lo hemos realizado, ha dado como resultado también ciertas sentencias
que contienen “advertencias”, o “llamados” no sólo a los jueces, sino también a
los distintos órganos colegisladores –Poder Ejecutivo y Legislativo-. No
obstante que estas instrucciones no son el objeto específico de nuestra
investigación, si es útil, para obtener una visión amplia del asunto, analizarlas y
determinar cuál es su carácter, en directa relación con la supremacía
constitucional y el principio de la deferencia razonada.

Así, son sentencias con exhortación a los órganos colegisladores,


aquellas en el TC –conociendo del control de constitucionalidad de una ley o de
un requerimiento de inaplicabilidad- no declara la inconstitucionalidad ni la
inaplicabilidad, sino que “exhorta”, sea al legislador, sea al ejecutivo, a fin de
que regule el asunto mediante los mecanismos que el ordenamiento jurídico le
entrega: una ley, o alguna norma inferior (tratándose del Ejecutivo, Decretos
Supremos, por ejemplo.).

Este tipo de sentencias plantea instrucciones de un carácter distinto: se


trata de “consejos”, o llamados a los distintos órganos encargados mantener
siempre vigente el principio de la “supremacía constitucional”62, a efectos de

62
MARTÍNEZ ESTAY aborda aspectos bastante pertinentes respecto al concepto de “supremacía
constitucional”, que como sabemos, sería el fundamento básico del control de constitucionalidad
de las leyes, considerando todos los órganos involucrados en este proceso. En palabras del
autor:
“El control de constitucionalidad de las normas inferiores a la Constitución, y en especial de la
ley, es una consecuencia directa de una de las cualidades esenciales de la Constitución, a
saber, su supremacía, concepto que tiene al menos dos significados. El primero se relaciona
directamente con la naturaleza de la Constitución, es decir, con su carácter de instrumento de
limitación del poder por medio del Derecho. En tal sentido la Constitución supone el Imperio del
Derecho, esto es, la idea de que el Derecho está por sobre el poder. Ello trae aparejado como
consecuencia lógica y necesaria que la Constitución esté por sobre el poder, y que por ende
éste deba someterse a aquélla. Ello significa que por ejemplo en Chile tanto el Ejecutivo, como
el Legislativo y el Judicial están sometidos a ella, y en sus actuaciones deben ajustarse a sus

61
que utilicen los mecanismos constitucionalmente válidos, para dictar en lo
sucesivo, normas que se ajusten a la Constitución. Esto cuando, a juicio del TC,
existe una situación de potencial inconstitucionalidad. Diversos autores
reconocen este tipo de sentencias, agregando además elementos como un
determinado plazo para cumplir con la exigencia.

La recomendación se puede dirigir también al Poder Legislativo, en


cuanto aconseja la dictación de normas que modifiquen las que han sido
detectadas como potencialmente inconstitucionales.

Como podemos notar, esta práctica se encuentra en el límite del principio


de “deferencia razonada”, en virtud de la cual, como ya dijimos, los órganos
encargados del control constitucional de las leyes, deben respetar la esfera de
sus competencias, y propender siempre a la protección de la supremacía
constitucional. Sin embargo, la fundamentación dogmática de este tipo de fallos
es precisamente el respeto a este principio, ya que en este ejercicio
jurisprudencial no se invaden competencias –ni del Poder Ejecutivo, ni del
Legislativo, por ejemplo-, y además, evitar problemas de constitucionalidad
susceptibles de provocarse en lo futuro, de seguir aplicándose el texto legal en
cuestión.

Otro fundamento a estas sentencias lo esgrime VALENZUELA SOMARRIVA,


que señala:

preceptos. Nuestra Constitución recoge este significado de la expresión supremacía en su


artículo 6 inciso 1º, al señalar que “los órganos del Estado deben someter su acción a la
Constitución y a las normas dictadas conforme a ella”.
Por su parte, el segundo significado de la expresión supremacía de la Constitución dice relación
con el carácter de norma jurídica que tiene este instrumento de freno al poder. La Constitución
es una norma de naturaleza política y jurídica, y en lo que tiene de jurídico es la norma jurídica
más importante de un país. Y así por ejemplo, en Chile la Constitución de 1980 está por sobre
el resto de las normas jurídicas, o sea, por sobre las leyes, los decretos con fuerza de ley, los
reglamentos, decretos, instrucciones, ordenanzas y demás normas. Todas éstas deben
ajustarse a la Constitución, y las que no lo hagan son nulas y sin ningún valor, por ser
inconstitucionales”. MARTÍNEZ ESTAY, José (2005): “Recurso de inaplicabilidad, Tribunal
Constitucional y juez ordinario en la reforma constitucional”, en NOGUEIRA, H. (Coordinador),
La Constitución reformada de 2005. Santiago, Chile: Editorial Librotecnia, pp. 457-472.

62
“Se presumen válidas y legítimas las normas aprobadas por
los poderes del Estado, y sólo resulta prudente y aconsejable
declarar su inconstitucionalidad cuando los sentenciadores llegan
a la íntima convicción que la pugna entre la disposición del
proyecto de ley y la Constitución es clara, resultando imposible
armonizarla con ella”63.

Según este razonamiento, el TC realiza un ejercicio de “interpretación


razonable y prudente”, a fin de evitar interpretaciones extrañas, o evitar la
declaración de inconstitucionalidad, cuando de ella se siguieran efectos más
graves que los que se desea evitar. Como veremos más adelante, este criterio
es clave para la declaración de constitucionalidad del proyecto de Ley sobre la
CONAF, en la sentencia Rol 1024-08.

No obstante los fundamentos teóricos que podamos esgrimir, el tema es


intrínsecamente polémico. A favor de las instrucciones exhortativas, se ha dicho
que no invaden necesariamente las competencias de los órganos que participan
en el proceso de formación de la ley, por cuanto sólo contienen sugerencias,
indicaciones o propuestas para ellos. Sin embargo, se puede identificar a lo
menos un par de sentencias que quizás “van más allá” del límite de lo permitido.
Nos referimos a sentencias que, intentando salvaguardar inconstitucionalidades
futuras, integran directrices mucho más marcadas, como principios básicos de
la ley que solicitan se promulgue.

Podemos identificar ciertas subclasificaciones dentro de las mismas


sentencias que contienen instrucciones de tipo exhortativa. SAGÜÉS indica al
efecto:

“[…] Sentencia exhortativa “de delegación”. Declara


inconstitucional una norma, y advierte al Poder Legislativo qué
pautas debería satisfacer una nueva ley compatible con la

63
VALENZUELA SOMARRIVA, Eugenio (2006): Criterios de Hermenéutica Constitucional aplicados
por el Tribunal Constitucional. Santiago, Chile: Ediciones Tribunal Constitucional, p. 36.

63
Constitución. Al decir de Predieri, se asemeja a una ley de
delegación legislativa (ley de bases) esta última a favor del Poder
Ejecutivo, cuando enuncia las directrices a que debe someterse
éste al emitir la ley delegada. En el caso de la sentencia
exhortativa, ella operaría como una especie de “norma de base”
de la legislación que tendrá que sancionar el Poder Legislativo.

Sentencia exhortativa de “inconstitucionalidad simple”. En


esta variable, el Tribunal Constitucional constata que una norma
es inconstitucional, pero no la invalida (por los efectos desastrosos
que podría producir esa nulificación), pero impone al Poder
Legislativo el deber de suprimir la situación de
inconstitucionalidad, por lo que deberá modificar el régimen legal
vigente para amoldarlo a la Constitución. La ley reputada
inconstitucional se continúa aplicando hasta que se apruebe la
nueva norma que esté conforme a la Constitución.

Sentencia exhortativa de por constitucionalidad precaria.


Aquí la jurisdicción constitucional estima que una norma es
“todavía” constitucional, pero que puede pronto dejar de serlo; o
que no resulta del todo satisfactoriamente constitucional, por lo
que insta al legislador a que produzca una nueva regulación
plenamente constitucional, para lo cual puede darle también
pautas de contenido. Se trataría de situaciones que denominamos
de constitucionalidad endeble o precaria”64.

Analizaremos en lo sucesivo algunas sentencias que coinciden con esta


modalidad.

INAPLICABILIDAD ROL 1191-09. SOBRE HURTO DE ENERGÍA ELÉCTRICA65.

La acción de inaplicabilidad se sustenta básicamente en los reproches de


constitucionalidad al artículo 215 del DFL Nº 4/2006, del Ministerio de

64
SAGÜÉS, Néstor Pedro (2006): “Las sentencias constitucionales exhortativas…”.
65
Requerimiento de inaplicabilidad originado en la Primera Sala del Tribunal de Juicio Oral en lo
Penal de Valparaíso, en relación con el artículo 137 del Decreto con Fuerza de Ley Nº 1, de 22
de junio de 1982, del Ministerio de Minería, la denominada “Ley General de Servicios
Eléctricos”. Actualmente, dicho precepto corresponde al artículo 215 del DFL Nº 4/2006, del
Ministerio de Economía, Fomento y Reconstrucción. La norma objeto de análisis señala que “el
que sustrajere energía eléctrica, directa o indirectamente mediante conexiones clandestinas o
fraudulentas, incurrirá en las penas señaladas en el artículo 446 del Código Penal. En los casos
de reiteración, se procederá en conformidad a lo prevenido en el artículo 451 del Código.”

64
Economía, Fomento y Reconstrucción, que tipifica el delito de “hurto de energía
eléctrica”, señalando el núcleo de la conducta punible y además las penas a las
que se exponen quienes la cometan.

Como sabemos, el principio de reserva legal en materia penal implica


una doble exigencia al legislador. Siguiendo a CURY, “la tradicional fórmula
acuñada por FEUERBACH, nullum crimen nulla poena sine lege, incluye dos
fórmulas diferentes en un solo enunciado, el que desde el punto de vista de sus
consecuencias dispone dos sentidos. Ni el hecho puede ser considerado delito
si no existe una ley que le confiera tal carácter, ni una pena puede serle
impuesta si no existe una ley que se la atribuya.”66 En ese sentido, al regular un
Decreto con Fuerza de Ley un delito y una pena, se estaría infringiendo el
principio antes enunciado, consagrado en el art. 19 Nº 3, incisos cuarto, quinto,
sexto, séptimo y octavo de la Carta Fundamental.

La acción de inaplicabilidad fue rechazada. Entre los argumentos


esgrimidos por el TC para llegar a esta resolución, podemos destacar los que
siguen:

“[…] DECIMONOVENO. Que toda interpretación


constitucional debe tender, por una parte, al máximo respeto y
promoción de los derechos y libertades fundamentales, en
consideración al principio favor libertatis, derivado de que éstos
son anteriores al Estado, pero igualmente garantizar el adecuado
funcionamiento del Estado democrático de Derecho, constituido
precisamente para su resguardo y legítimo ejercicio.

VIGESIMO. Que este Tribunal, considerando la larga


tradición histórica de los decretos con fuerza de ley dictados
durante la vigencia de la Constitución de 1925, antes de su
constitucionalización en la Ley Nº 17.398, de Reforma
Constitucional de 9 de enero de 1971, sostiene que las
disposiciones contempladas en dichos cuerpos normativos
dictados con anterioridad a la Constitución de 1980 no contradicen
necesariamente la misma y siguen vigentes, no obstante

66
CURY, Enrique (1988): La ley penal en blanco. Bogotá, Colombia: Editorial Temis, pág. 7.

65
comprender materias que de acuerdo al nuevo texto fundamental
no pueden ser reguladas sino mediante normas legales, mientras
no lesionen los derechos y libertades fundamentales que ésta
reconoce en sus aspectos materiales o concretos. Ello, pues
aceptar una tesis contraria conllevaría indudables perjuicios al
sistema jurídico y consecuentemente a la paz social, al
cuestionarse per se relevantes materias reguladas en el pasado
mediante decretos con fuerza de ley, otorgándole en materias
formales o sustantivas a la actual Constitución un carácter
retroactivo.
[…]
VIGESIMOSEGUNDO. Que una simple comparación entre
el artículo 215 del Decreto con Fuerza de Ley Nº 4, del año 2006,
del Ministerio de Economía, Fomento y Reconstrucción, con el
artículo 168 del Decreto con Fuerza de Ley N.° 4, d el Ministerio
del Interior, de 1959, Ley General de Servicios Eléctricos, permite
establecer que entre ambas normas no existen diferencias
relevantes en cuanto al tipo penal y que, en lo esencial, ambas
describen la misma conducta ilícita. La única modificación consiste
en que el artículo 215 del decreto con fuerza de ley recién citado
eliminó la referencia a que la sustracción podía ser no sólo de
energía, sino que igualmente de “corriente eléctrica”, toda vez que
ello está comprendido igualmente en el concepto “energía”. En
otras palabras, la norma en cuestión, salvo esta precisión
semántica, en lo fundamental tiene su origen en una norma del
año 1931, modificada en el año 1959, la cual ha producido
innumerables efectos jurídicos, está incorporada en la conciencia
jurídica del pueblo como asimismo validada por notables
profesores y por la jurisprudencia (Cfr. Alfredo Etcheberry,
Derecho Penal, Parte General, Editorial Jurídica de Chile,
Santiago, 1998, Tomo I, pág. 81).67”

No obstante el rechazo al requerimiento, el TC emana una exhortación a


los órganos colegisladores, en el sentido de regular la situación antes descrita,
a efectos de optimizar la constitucionalidad de la institución, en el considerando
vigesimosexto:

67
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 1191-08 (19 de mayo de 2009), cons. 19º,
20º y 22º.

66
“[…] VIGESIMOSEXTO. Con todo, este Tribunal no puede
sino prevenir a los órganos colegisladores de la imperiosa
necesidad de revisar la legislación delegada existente y de
adoptar los máximos y prontos resguardos para que, en pos de
una mayor exigencia de seguridad jurídica, se revisen eventuales
intervenciones o modificaciones en los decretos con fuerza de ley
preconstitucionales efectuadas con posterioridad a la entrada en
vigencia de la actual Constitución, que puedan quedar al margen
del límite máximo de una interpretación constitucional razonable y
prudente, por afectarse derechos y libertades fundamentales
(cursivas añadidas)”68.

PROYECTO DE LEY CONAF. ROL 102469.

La distinción conceptual de sentencias exhortativas nos lleva


inevitablemente al análisis de este proyecto de ley, en cuanto el TC realizó una
notable exhortación, tanto al Legislador como al Ejecutivo, en el sentido de
dictar prontamente normas que rescaten la constitucionalidad del
funcionamiento de la CONAF, en directa relación con su naturaleza jurídica.

Así, el considerando octavo de la sentencia en análisis expuso el


problema de la siguiente forma:

“[…] OCTAVO. Que la Corporación Nacional Forestal,


CONAF, fue constituida en 1970 con el nombre de
CORPORACIÓN DE REFORESTACIÓN, COREF, por el Servicio
Agrícola y Ganadero y el Instituto de Desarrollo Agropecuario, al
amparo de las disposiciones del Título XXXIII, del Libro I, del
Código Civil. En 1972, mediante la correspondiente reforma de
estatutos, se incorporaron a la entidad la Corporación de Fomento
a la Producción, CORFO, y la ex-Corporación de Reforma

68
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 1191-08 (19 de mayo de 2009), cons. 26º.
69
Por oficio Nº 7213, de 3 de enero de 2008, la Cámara de Diputados envió el proyecto de ley
aprobado por el Congreso Nacional, “sobre recuperación del bosque nativo y fomento forestal”,
a fin de que el TC, en conformidad con lo dispuesto en el Nº 1 del inciso primero del artículo 93
de la Constitución Política, ejerza el control de constitucionalidad de los artículos que señala.
Posteriormente, con fecha 10 de abril de 2008, la Cámara remitió el oficio Nº 7384, por el cual
corrigió el anterior, señalando que los artículos sometidos a control preventivo de
constitucionalidad son : 4º, 5º, 8º, 9º, 10, 11, 12, 13, 17, 19, 20, 22, 27, 31, 33, 34, 37, 38, 41,
44, 45, 46, 47, 49, 50, 51, 52, 57, 58, 59, 60 y 64 permanentes y 4°, 7° y 8° transitorios del
mismo.

67
Agraria, CORA, pasando a denominarse CORPORACIÓN
NACIONAL FORESTAL.
La Ley Nº 18.348, publicada en el Diario Oficial de 19 de
octubre de 1984, que crea la Corporación Nacional Forestal y de
Protección de Recursos Naturales Renovables, modificó el
estatuto jurídico de CONAF, en concordancia con lo establecido
en los artículos 6º, 7º, 38 y 65 de la Carta Fundamental, indicando
en su artículo 1º que “será una institución autónoma del Estado,
con personalidad jurídica y patrimonio propio, de duración
indefinida y que se relacionará con el Gobierno a través del
Ministerio de Agricultura.”. Sin embargo, tal normativa no ha
entrado en vigencia puesto que la misma ley dispuso en su
artículo 19 que “la presente ley, (…), entrará en vigencia el día en
que se publique en el Diario Oficial el decreto en cuya virtud el
Presidente de la República disuelva la corporación de derecho
privado denominada Corporación Nacional Forestal a que se
refiere la letra i) del artículo 4° o aquel mediant e el cual apruebe
su disolución.”, lo que a la fecha no ha sucedido; (cursivas en el
original)”70.

No obstante haber el Legislador intentado solucionar el problema


(dictando al efecto la ley 18.348), esto no se logra, porque en su artículo 19
dispone que la ley entrará en vigencia sólo cuando se publique en el D.O., el
decreto con que el Presidente disuelva la corporación. Como podemos apreciar,
tal condición no se ha verificado.

La problemática se suscita entonces por la contravención a la Carta


Fundamental, en sus artículos 6º, 7º, 38 y 65, relativos a una serie de funciones
propias de un organismo perteneciente a la Administración del Estado. Estas
permiten a la CONAF, aún siendo una corporación de derecho privado, tener
atribuciones sobre planes de manejo, permisos y sanciones; facultad de dictar
normas de tipo general (art. 11 del proyecto); de sancionar por infracción a sus
reglamentos (artículo 46); sus funcionarios tienen la calidad de ministros de fe, y
tienen capacidad de pedir el auxilio de la fuerza pública para el cumplimiento de
sus funciones.

70
STC Rol Nº 1024-08 (1º de julio de 2008), cons. 8º.

68
Como mencionamos anteriormente, el principal argumento del TC para
declarar constitucional el proyecto de ley fue la “interpretación razonable”. Esto
porque de haber declarado inconstitucional algunas facultades esenciales de la
CONAF, se habría producido lo que se conoce en doctrina como la
“inconstitucionalidad derivada”, y con ello, resultados aún más gravosos que la
propia inconstitucionalidad que se intenta evitar. En palabras de VALENZUELA
SOMARRIVA:

“[…] declarado por el Tribunal que un determinado artículo


de un proyecto es inconstitucional, igualmente lo son aquellas
normas del mismo que se encuentran tan ligadas con aquel, que
por sí solas carezcan de sentido, se tornen inoperantes o, dada la
íntima conexión entre sí, se pueda presumir razonablemente que
los órganos colegisladores no las hubieren aprobado”71.

Más adelante, el TC señala en consecuencia:

“[…] DECIMONOVENO. Que, no obstante que el


funcionamiento de las corporaciones de educación municipal
creadas con anterioridad a la entrada en vigor de la actual Carta
Fundamental representa una anomalía dentro de la organización
del Estado, la continuidad de su funcionamiento ha sido
expresamente reconocida por esta Magistratura, por ejemplo, en
sentencia de 29 de agosto de 1995 (Rol 222), al señalar: “...este
Tribunal hace presente y previene que las disposiciones indicadas
en el considerando anterior son constitucionales en el entendido
que las instituciones que, en conformidad al artículo 19 de la Ley
N° 19.070, Estatuto de los Profesionales de la Educ ación, forman
parte del sector público, desarrollan funciones de carácter público
propias de las Municipalidades, de acuerdo a lo dispuesto en el
artículo 4° de la Ley N° 18.695, Orgánica Constituc ional de
Municipalidades. Dichas funciones, en consecuencia, no pueden
ser trasladadas o transferidas a entidades con personalidad
jurídica distinta de ellas, como son las fundaciones o
corporaciones de derecho privado que existan en la
actualidad y no desarrollen dichas funciones o que puedan
eventualmente crearse en el futuro; ni menos compartirlas con
dichas instituciones, por cuanto el artículo 107 de la Constitución
Política, en su inciso cuarto, las prevé y autoriza sólo cuando
tienen por finalidad la promoción y difusión del arte y la cultura”
71
VALENZUELA SOMARRIVA, Eugenio (2006): “Criterios de Hermenéutica…”, p. 78.

69
(Cursivas y destacado en el original) (considerando 11º). Como es
sabido, el artículo 19 del Estatuto Docente considera que forman
parte del “sector municipal” los establecimientos que dependen de
las corporaciones a que nos referimos (negrillas y cursivas en
original);

VIGÉSIMO. Que en la presente oportunidad nos


encontramos en una situación que guarda similitud con el caso de
las corporaciones creadas por las municipalidades aludidas, pues
se otorgan nuevas facultades a una corporación preconstitucional
que, en forma anómala, desde hace décadas viene desarrollando
funciones que implican el ejercicio de potestades públicas que,
durante dicho lapso, le han sido otorgadas por sucesivos cuerpos
normativos;”72.

La solución que toma el TC entonces, se basa en una exhortación al


Ejecutivo:

“[…] VIGESIMOCUARTO. Que, sin embargo, esta


declaración exige a esta Magistratura hacer presente a los
Poderes Colegisladores la inconveniencia de la mantención de
situaciones constitucionalmente anómalas como las aludidas y,
especialmente en el presente caso, exhortar a S.E. la Presidenta
de la República para que regularice la naturaleza jurídica de la
CONAF, procediendo a la dictación del Decreto Supremo a que se
refiere el artículo 19 de la Ley Nº 18.348, publicada el año 1984, o
empleando otro medio constitucionalmente idóneo que el
Gobierno estime adecuado;” (cursivas añadidas)73.

Lo cual se refrenda en la parte resolutiva de la sentencia, como veremos:

“[…] Y VISTO lo dispuesto en los artículos 38, inciso


primero, 66, inciso segundo, 77, incisos primero y segundo, y 93,
inciso primero, Nº 1º, e inciso segundo, de la Constitución Política
de la República y lo prescrito en los artículos 34 al 37 de la Ley Nº
17.997, Orgánica Constitucional de este Tribunal, de 19 de mayo
de 1981,
SE DECLARA:
[…]

72
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 1024-08 (1º de julio de 2008), cons. 19º y
20º.
73
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 1024-08 (1º de julio de 2008), cons. 24º.

70
5. Que, conforme a lo indicado en el considerando 24º de
esta sentencia, esta Magistratura hace presente a los Poderes
Colegisladores la inconveniencia de la mantención de situaciones
constitucionalmente anómalas como las aludidas y, especialmente
en el presente caso, exhorta a S.E. la Presidenta de la República
para que regularice la naturaleza jurídica de la CONAF,
procediendo a la dictación del Decreto Supremo a que se refiere el
artículo 19 de la Ley Nº 18.348, publicada el año 1984, o
empleando otro medio constitucionalmente idóneo que el
Gobierno estime adecuado” (cursivas añadidas)74.

74
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 1024-08 (1º de julio de 2008), parte
resolutiva.

71
CONCLUSIONES

Como pudimos apreciar, el sentido procesal que se le ha dado a la


institución de la inaplicabilidad ha ido variando poco a poco, acomodándose a
las distintas situaciones que se han podido ir verificando en estos años de
vigencia de la reforma. Así, situaciones complejas como las que hemos
analizado en este estudio, han tenido también resoluciones complejas. Las
sentencias interpretativas, como contenedoras de ciertas instrucciones a los
jueces, parecen ser una alternativa límite entre las esferas de competencias
constitucionales entregadas al TC, en virtud de la cual se intenta mantener a
todos los operadores jurídicos atentos, para evitar que la supremacía
constitucional sea vulnerada.

Preliminarmente, respecto al concepto de acción que debería tener la


inaplicabilidad, realizamos una observación pertinente. Así, el requerimiento de
inaplicabilidad puede a veces ser intentado no como acción, como cuando el
requerimiento se intenta por el juez. En este caso, como vimos, el “auto
motivado”, tiene carácter de cumplimiento del mandato constitucional contenido
en el artículo 6º de nuestra Carta Fundamental, es decir, dar plena vigencia a la
supremacía constitucional, como orden imperativa para todos los órganos del
Estado, entre ellos, los Jueces de la República.

Además, luego de este estudio, concluimos que las instrucciones


efectivamente limitan la competencia del juez del caso sub lite, en cuanto le
encomiendan aplicar –o inaplicar- un determinado precepto legal sólo en
cuanto, o en el entendido que. Sin embargo, generalmente esto se ve
justificado, por los perniciosos efectos que produciría una interpretación distinta
de las normas cuya inconstitucionalidad se alega. Esto además de la
inconveniencia que –como señalamos- produciría una declaración completa de
inaplicabilidad de un precepto legal, que muchas veces puede ser sustancial
para la correcta resolución de un conflicto jurídico.

72
Así por ejemplo, en sede procesal penal, la instrucción de “descartar
interpretaciones que –a pretexto de resguardar las garantías del imputado-,
priven tanto a la víctima como a los órganos estatales del ejercicio de la acción
penal, y finalmente, de la reparación del mal causado”, soluciona de manera
integral un asunto: se ilumina la tarea interpretativa de los jueces, con una
exhortación clara, y evitando el uso del tremendo poder que significa ser el
“legislador negativo.

En el mismo sentido planteado anteriormente, evitar que los derechos


fundamentales queden restringidos en su esencia –como el derecho a un justo
y racional procedimiento, o la libertad ambulatoria- es una finalidad que amerita
ciertas instrucciones, tales como la no interpretar un precepto –el artículo 416
del Código Procesal Penal- en el sentido que impida al tribunal de Alzada
decretar pruebas, en caso que –a su juicio- esto resulte necesario. En cuanto a
la libertad ambulatoria, y respecto al artículo 231 del mismo código –citación a
audiencia de formalización-, es constitucionalmente correcto impedir a los
tribunales que interpreten esta norma en el sentido que se pudiere citar a un
parlamentario bajo apercibimiento de fuerza pública en caso de no comparecer,
sin que previamente éste haya sido desaforado.

En materia penal, por otra parte, la prevención que realizó el Ministro


Hernán Vodanovic en la sentencia “Morrison Cristi” –Rol 993-08, no obstante
carecer –como vimos- formalmente de fuerza vinculante, ciertamente que
reenvía al artículo 4º de la Ley 20.000 a parámetros constitucionalmente
aceptables. De lo contrario, asumir que la voluntariedad de la acción típica no
es un requisito en un juicio de imputación penal, estaríamos contraviniendo la
garantía del justo y racional procedimiento, consagrada en el numeral 3º del
artículo 19 de nuestra Constitución.

Por otro lado, existen ciertas situaciones que el propio TC ha


considerado no apropiado resolver mediante instrucciones, sino derechamente

73
mediante declaración de inconstitucionalidad, como en la STC Rol 1254-08, que
declaró derogado el vocablo “gratuitamente”, del inciso primero del artículo 595
del Código Orgánico de Tribunales . Esto nos parece acertado, ya que –de lo
contrario- podríamos producir efectos de inseguridad jurídica, que no se
condicen con los fines de la jurisdicción constitucional.

Respecto a los efectos, concluimos que el hecho de haber declarado


constitucional –en control preventivo abstracto- un precepto legal, no es
fundamento para evitar su posterior control represivo vía inaplicabilidad, porque
ambas instituciones tienen un objeto distinto, y responden además a finalidades
distintas. Por otro lado, la sentencia de inaplicabilidad no sólo obliga al tribunal
que actualmente conoce el asunto, sino también a los que por grado o jerarquía
deban conocer el asunto en segunda instancia, o en sede de casación.

En cuanto a la limitación de la competencia de los jueces del fondo en las


sentencias de inaplicabilidad analizadas, podemos concluir que efectivamente
dan un matiz a los efectos clásicos analizados –efecto exclusivamente negativo
o plena libertad para el juez-, ya que se condiciona la aplicación de una norma a
un determinado supuesto, restando su campo de aplicación, ampliándolo,
determinando que es necesario algún requisito no contemplado en el tenor
literal de la norma, o señalando que en un precepto solamente produce efectos
inconstitucionales una determinada palabra, frase o expresión. Esto, como
vemos, se ve permitido como efecto de las características del nuevo recurso de
inaplicabilidad, concreto, en el cual los jueces del TC pueden acudir, como se
demostró, a soluciones “alternativas” a la mera declaración de inaplicabilidad.
Opinamos a este último respecto, que en la medida que la finalidad sea
mantener la supremacía constitucional, y también mientras no se vulnere
sustancialmente la competencia de los jueces del fondo, es una alternativa que
le ha dado a la institución de la inaplicabilidad una utilidad muchísimo mayor
que la que tenía antes de la reforma constitucional. Así, la facultad de recurrir al
TC como mecanismo concreto de defensa de los efectos inconstitucionales de

74
determinadas normas, en un Estado democrático como lo es Chile, siempre es
positivo. Sin embargo, se debe tener precaución del poder que un órgano de tal
magnitud posee, para no pasar a llevar nuestro ordenamiento jurídico, y
siempre teniendo en cuenta que la solución debe ser muchísimo más
satisfactoria que el problema sujeto a resolución.

Finalmente, estimamos no es arriesgado hablar de una similitud entre la


inaplicabilidad y la casación en el fondo. Siguiendo a VEGA y ZÚÑIGA:

“[L]a sentencia estimatoria de inaplicabilidad puede tener un


alcance revocatorio o en su caso, casatorio, en el evento que en
dicha gestión se haya dictado sentencia definitiva o interlocutoria
fundada en el precepto legal declarado inaplicable ex post. Ello
porque la sentencia que declara la inaplicabilidad conlleva un
mandato para los jueces que se encuentren actualmente
conociendo de tal gestión, en sede de recursos de apelación o
casación, de tal modo que dichos jueces deberán necesariamente
revocar o casar en el fondo, incluso de oficio, dicha sentencia. En
este sentido, el Tribunal Constitucional se erige en un tribunal de
súper casación; y funcionalmente hablando, supraordenando al
Poder Judicial y a la Justicia Electoral, en el sentido que, en lo que
respecta al control de constitucionalidad de una norma legal, la
única y última palabra la tiene el Tribunal Constitucional”75.

75
VEGA, Francisco, ZÚÑIGA, Francisco (2006): “El nuevo recurso…”, p. 157

75
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Sentencias.

- TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 473-06.


REQUERIMIENTO DE INAPLICABILIDAD PRESENTADO POR JUAN VENEGAS NAVARRO
RESPECTO DEL INCISO TERCERO DEL ARTÍCULO 96 DEL CÓDIGO DE MINERÍA, EN LA

CAUSA CARATULADA "SOCIEDAD LEGAL MINERA SAN ARMANDO UNO DE SIERRA


GORDA CON VENEGAS NAVARRO, JUAN”, ROL Nº 1555-2005, SEGUIDA ANTE EL

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http://www.tribunalconstitucional.cl/sentencias]

- TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 541-06.


REQUERIMIENTO DE INAPLICABILIDAD PRESENTADO POR LA CORTE DE APELACIONES DE
SANTIAGO RESPECTO DEL INCISO PRIMERO DEL ARTÍCULO 42 DEL DFL N° 164, DE

1991(LEY DE CONCESIONES), EN RELACIÓN A LA CAUSA CARATULADA “AUTOPISTA


CENTRAL S.A. CON SERVICIO DE MECÁNICA MANTENCIÓN TRACK S.A.”, ROL N° 2097-
2006, SEGUIDA ANTE LA CORTE DE APELACIONES DE SANTIAGO. [Disponible en
http://www.tribunalconstitucional.cl/sentencias]

- TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 736-07.


REQUERIMIENTO DE INAPLICABILIDAD POR INCONSTITUCIONALIDAD PRESENTADO POR

LA DIPUTADA MARÍA AMELIA HERRERA SILVA, RESPECTO DEL ARTÍCULO 231 DEL

CÓDIGO PROCESAL PENAL, EN LA CAUSA RIT N° 474-2005 SEGUIDA ANTE EL

TRIBUNAL DE GARANTÍA DE QUILPUÉ. [Disponible en


http://www.tribunalconstitucional.cl/sentencias].

- TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 755-08. REQUERIMIENTO


DE INAPLICABILIDAD PRESENTADO POR EL ABOGADO SERGIO TOLOZA RODRÍGUEZ Y EL
PRESIDENTE DEL COLEGIO DE ABOGADOS DE CHILE A.G., DON SERGIO URREJOLA
MONCKEBERG, EN SU REPRESENTACIÓN, RESPECTO DEL ARTÍCULO 595 DEL CÓDIGO
ORGÁNICO DE TRIBUNALES, EN CAUSA ROL Nº 6626-2006, CARATULADA “SERGIO

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TOLOZA RODRÍGUEZ CON JUEZ DE FAMILIA DE OSORNO”, EN LA CORTE SUPREMA.
[Disponible en http://www.tribunalconstitucional.cl/sentencias].

- TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 806-07.


REQUERIMIENTO DE INAPLICABILIDAD PRESENTADO POR INMOBILIARIA PY S.A.
RESPECTO DEL ARTÍCULO 416, INCISO TERCERO, DEL CÓDIGO PROCESAL PENAL, EN LA
CAUSA SOBRE QUERELLA EN CONTRA DEL DIPUTADO RAMÓN FARÍAS PONCE,
INTERPUESTA ANTE EL 8º JUZGADO DE GARANTÍA DE SANTIAGO, RIT N° 3093-2007,
RUC N° 0710009414-7, Y EN LA SOLICITUD DE DESAFUERO EN SU CONTRA,

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[Disponible en http://www.tribunalconstitucional.cl/sentencias].

- TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 815-08.


REQUERIMIENTO DE INAPLICABILIDAD PRESENTADO POR PATRICIO RODRIGO MENESES
FARÍAS RESPECTO DEL ARTÍCULO 230, INCISO PRIMERO, DEL CÓDIGO PROCESAL
PENAL, EN LA CAUSA RIT N° 179-2005, RUC N° 0510001570-08, DEL JUZGADO DE
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http://www.tribunalconstitucional.cl/sentencias].

- TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 943-08.


REQUERIMIENTO DE INAPLICABILIDAD POR INCONSTITUCIONALIDAD PRESENTADO POR

LUIS CARLOS VALDÉS CORREA EN RELACIÓN AL ARTÍCULO 2.331 DEL CÓDIGO CIVIL,
EN CAUSA ROL Nº 2429-2007 CARATULADA “VALDÉS CON JAIME IRARRÁZABAL
COVARRUBIAS Y OTROS”, DEL DÉCIMO OCTAVO JUZGADO CIVIL DE SANTIAGO.
[Disponible en http://www.tribunalconstitucional.cl/sentencias].

- TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 944-08. REQUERIMIENTO


DE INAPLICABILIDAD PRESENTADO POR EDUARDO BARRERA BARRERA, RESPECTO DEL

ARTÍCULO 5º DE LA LEY Nº 18.900, EN LA CAUSA ROL 4877-2007 DE LA CORTE


SUPREMA. [Disponible en http://www.tribunalconstitucional.cl/sentencias].

81
- TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 976-07.
REQUERIMIENTO DE INAPLICABILIDAD DEDUCIDO POR SILVIA PEÑA W ASAFF RESPECTO
DEL ARTÍCULO 38 TER DE LA LEY Nº 18.933, CONOCIDA COMO LEY DE ISAPRES, EN

RECURSO DE PROTECCIÓN CONTRA ISAPRE ING SALUD S.A., ROL DE INGRESO Nº


4972-2007, DE LA CORTE DE APELACIONES DE SANTIAGO. [Disponible en
http://www.tribunalconstitucional.cl/sentencias].

- TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 986-07.


REQUERIMIENTO DE INAPLICABILIDAD PRESENTADO POR AARÓN DAVID VÁSQUEZ
MUÑOZ, RESPECTO DEL ARTÍCULO 387, INCISO SEGUNDO, DEL CÓDIGO PROCESAL
PENAL, EN CAUSA RUC N° 0600764824-1, DEL 8° JUZGADO DE GARANTÍA DE

SANTIAGO. [Disponible en http://www.tribunalconstitucional.cl/sentencias].

- TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 993-07.


REQUERIMIENTO DE INAPLICABILIDAD PRESENTADO POR PAUL MORRISON CRISTI,
RESPECTO DEL ARTÍCULO 4° DE LA LEY N° 20.000, EN LA CAUSA RIT Nº 073/2007
RUC 070000159-4, DEL TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL DE TEMUCO.
[Disponible en http://www.tribunalconstitucional.cl/sentencias].

- TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 1024-08. CONTROL DE


CONSTITUCIONALIDAD DEL PROYECTO DE LEY APROBADO POR EL CONGRESO
NACIONAL, SOBRE RECUPERACIÓN DEL BOSQUE NATIVO Y FOMENTO FORESTAL.

[Disponible en http://www.tribunalconstitucional.cl/sentencias]

- TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 1029-08.


REQUERIMIENTO DEL JUEZ DEL SÉPTIMO JUZGADO DE GARANTÍA DE SANTIAGO
DEDUCIENDO UNA ACCIÓN DE INAPLICABILIDAD POR INCONSTITUCIONALIDAD RESPECTO

DE DIVERSOS ARTÍCULOS DEL CÓDIGO DE JUSTICIA MILITAR, EN CAUSA RIT 8368-2008

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DE ESE JUZGADO DE GARANTÍA. [Disponible en
http://www.tribunalconstitucional.cl/sentencias]

- TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 1130-08.


REQUERIMIENTO DE INAPLICABILIDAD DEDUCIDO POR CAROLINA GAJARDO SALAZAR
RESPECTO DEL INCISO SEGUNDO DEL ARTÍCULO 387 DEL CÓDIGO PROCESAL PENAL,
EN LA CAUSA RIT N° 2015-2005, SEGUIDA ANTE EL JUZGADO DE GARANTÍA DE

TALCAHUANO, POR CUASIDELITO DE HOMICIDIO. [Disponible en


http://www.tribunalconstitucional.cl/sentencias].

- TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 1189-08.


REQUERIMIENTO DE INAPLICABILIDAD DE JOSÉ SANTIAGO ARAYA MASSRY RESPECTO

DE LOS ARTÍCULOS 1 Y SIGUIENTES DEL DECRETO CON FUERZA DE LEY NO. 2 DE LA

DIRECCIÓN DEL TRABAJO DE 1967. [Disponible en


http://www.tribunalconstitucional.cl/sentencias].

- TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 1191-08,


REQUERIMIENTO DE INAPLICABILIDAD DE LA PRIMERA SALA DEL TRIBUNAL DE JUICIO

ORAL EN LO PENAL DE VALPARAÍSO EN LA CAUSA RUC 0700364853-7, RIT 186-08 EN


CONTRA DE FRANCO MARIANO ARANCIBIA TOGNIA, EN RELACIÓN CON LA APLICACIÓN

DEL ARTÍCULO 137 DEL DFL N.° 1, DE 22 DE JUNIO DE 1982, DEL MINISTERIO DE

MINERÍA, LEY GENERAL DE SERVICIOS ELÉCTRICOS. [Disponible en


http://www.tribunalconstitucional.cl/sentencias].

- TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE CHILE. Sentencia Rol 1198-08.


REQUERIMIENTO DE INAPLICABILIDAD PRESENTADO POR FERNANDO OPAZO LARRAÍN

RESPECTO DEL ARTÍCULO 332, Nº 3 DEL CÓDIGO ORGÁNICO DE TRIBUNALES EN

RELACIÓN CON EL ARTÍCULO 494 DEL MISMO CÓDIGO, EN CAUSA ROL Nº 6935-2007,

83
CARATULADA “OPAZO CON FISCO”, DE LA CORTE SUPREMA. [Disponible en
http://www.tribunalconstitucional.cl/sentencias].

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