• Dejemos de exigir que las cosas sean como nos las hemos imaginado.
La fantasía es una cosa y la realidad es otra. Ambos deben lograr
acuerdos para que las cosas fluyan en un ambiente donde los dos se sientan satisfechos. De esta manera estaremos respetando nuestra relación, a nuestra pareja y evitamos buscar en otros "lo que no conseguimos en nuestra pareja". Al final, tampoco estamos seguros de que otros nos puedan dar lo que imaginariamente estamos necesitando. Démosle sentido a la comunicación, el respeto mutuo y el amor. • ‘Inseguro’. ¿De qué puedo estar inseguro? ¿De que tal vez no esté en lo cierto? Pero yo creo estarlo. ¿De que quizá él no me comprenda? ¿Tal vez mi enojo le haya apartado? ¿Existe acaso otra manera de explicarle? • Cada vez que tiene una reacción exagerada -cuando la intensidad de la reacción está en desproporción con el estímulo-, piense qué hay detrás de todo ello algo más profundo o de mayor significado. Intente hacer una pausa y decir: ‘Un momento, ¿qué está pasando REALMENTE aquí? ¿Por qué estoy derramando lágrimas REALES por un asunto casi trivial? • ¿Son estas emociones las apropiadas para el adulto que quiero ser? • Puede llegar a tomar contacto con sus sentimientos más profundos considerando la emoción opuesta o, al menos, una emoción que sea completamente diferente a la que está manifestando exteriormente. En el caso de que estuviera diciendo: ‘¡Estoy furioso!’, pruebe: ‘¡Estoy herido!’ Si usted está llorando y se siente herido, intente los sentimientos ira u odio. Trate de refrenar las lágrimas, que bien pueden no ser de pena sino de rabia. • El ciclo de conflicto es como un partido de tenis. Se necesitan dos personas para que el ciclo del conflicto vaya y venga. Lo único que se necesita es la decisión de acabar con él. Cuando una persona deja de jugar el juego, el ciclo ha terminado. Usted deja de jugar el juego cuando da aceptación, comprensión y apreciación, en lugar de resentimiento y crítica. Para hacer el cambio de la agresión a la aceptación, usted necesita sanar los problemas en usted, limpiar lo que crea en usted resistencia y le impide respetar y aceptar. • La persona es de la manera que él o ella son. Esto es verdad si le gusta o no. Cuando usted lucha la manera que alguien es, usted actúa recíprocamente, en cierto modo eso hace su situación peor. Cuando usted muestra paz con la manera en que esa persona es, usted ve su situación claramente y usted puede ver lo que usted necesita hacer. • Cuando usted nota a alguien, una parte grande de usted cierra. Usted se pone amargo y pierde su habilidad de amar. Usted también actúa recíprocamente en cierto modo, que automáticamente crea oposición y resistencia contra usted. El perdón no es para la otra persona, el perdón es para usted. • Sanar la relación y la herida. Se libra el conflicto y el sufrimiento. • Diferencias en objetivo, en intereses y en los hábitos cotidianos que, día a día, van generando una serie sucesiva de conflictos pequeños los cuales provocan, en un sinnúmero de casos, el desamor. Estas diferencias tienen mucho que ver con la relación de competencia y poder entre las partes. Es natural que cada uno de los miembros de la pareja tienda a dominar, en determinado aspecto, al otro, dependiendo de sus propias capacidades e intereses. Sin embargo, de una manera u otra, en cada pareja se establece un intento de liderazgo por cada uno. Lo normal y lo deseable es que se establezca un equilibrio. Por supuesto, a mayores diferencias, más precario será este equilibrio y las posibilidades de desavenencias aumentan. • La idea de ser una víctima inocente o la de la indignación absoluta son típicas de los cónyuges con problemas, que alimentan constantemente la ira y el daño. Una vez que los pensamientos perturbadores como la indignación absoluta se vuelven automáticos, son auto confirmadores: el cónyuge que se siente victimizado está analizando constantemente todo lo que su pareja hace, con el fin de confirmar el punto de vista de que es una víctima; pasa por alto o deja de lado cualquier acto amable por parte de su cónyuge que pudiera cuestionar o negar ese punto de vista