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CONVIVIENDO EN LA DIVERSIDAD

Si observamos detenidamente el rostro de cada uno de nosotros podemos darnos cuenta


que existe diferencias en nuestra fisonomía, lo cual nos lleva a deducir que éstas
diferencias se expresan también a través de nuestras costumbres, creencias hábitos,
formas de pensar,…etc. Por eso se afirma que el Perú es un país multicultural, porque
aquí se han desarrollados a través de nuestra historia distintas culturas. Pero, es
necesario resaltar que los peruanos tenemos una matriz ancestral conformada por
distintas culturas tanto andinas como amazónicas a las cuales se han sumados otras
como la europea, africana, china entre otras; las cuales han ido introduciendo en el Perú
sus propias manifestaciones culturales y al mismo tiempo se han ido fusionando con las
culturas propias del Perú.

Entonces no podemos hablar de una sola cultura peruana, sino de una diversidad de
ellas, en la que necesitamos relacionarnos y convivir armoniosamente. Este contacto
social, la convivencia diaria, la relación que entablamos con los otros seres humanos es
lo que nos convierte en verdaderas personas.

Si ya la convivencia es difícil en la vida de una pareja y en la de una familia, con mayor


razón, es más complicado dentro de grupos sociales más grandes donde tenemos que
convivir con costumbres, creencias, ideas, religiones, etc. distintas a las nuestras. Pero al
mismo tiempo esta convivencia es necesaria, porque las personas somos seres
eminentemente sociales, no podemos vivir aislados, porque esa es nuestra naturaleza.
Necesitamos compartir con otros nuestras vivencias diarias, necesitamos mostrar
nuestros afectos, pensamientos, deseos, ideales y hasta nuestros miedos y temores. De
aquí que se hace imprescindible aprender a convivir con los demás para llevar una vida
plena y llena de satisfacciones.

Lamentablemente estos deseos de convivencia armoniosa y pacífica, se empaña a diario


con actitudes negativas generadas por la falta de respeto, igualdad y justicia en nuestra
sociedad. Es común en nuestra realidad observar que al ser humano se le etiqueta, se le
enmarca dentro de escalas valorativas tomando como base su condición social, su tipo
de piel, su idioma o su forma de vestir para jerarquizarla y poner uno encima de otro,
asignándole una posición determinada dentro de la sociedad. De aquí brotan los
prejuicios “si eres de tez blanca” “tienes dinero” “hablas otros idiomas” “vistes con ropa de
marca”, entonces eres mejor persona, y estás por encima de otros que no reúnen éstas
condiciones y por lo tanto mereces un mejor trato. Esta es la realidad discriminatoria que
a pesar que estamos en el siglo XXI aún la vivimos y la expresamos cuando nos
ponemos en contacto con los demás o muchas veces no es necesario decirlo porque ya
está en nuestros pensamientos.

Esta discriminación humillante hacia la dignidad es un claro ejemplo de que aún nos falta
crecer como personas. No podemos y no debemos afirmar que un ser humano es mejor
que otro, porque la dignidad no tiene escalas valorativas, no hay fórmula alguna para
evaluar cuánto vale nuestra dignidad ya que todos somos iguales según nuestra
Constitución Política, todos tenemos capacidades y sentimientos que deben ser
respetados.

Otra forma común de discriminación es escuchar decir: “eres un cholo” “eres un serrano”,
como que si ser cholo o serrano fuera un insulto, pero si nos podemos a analizar no lo es;
si una persona nace en la sierra entonces es serrano, si una persona nace en la costa es
costeño; entonces me pregunto dónde está el insulto, las frases son correctas. El
problema está en la intención con que la decimos, lo que pasa es que en nuestro
esquema mental tenemos grabado que nuestra cultura serrana es inferior, por eso
lanzamos estas frase como un insulto y una ofensa. Cuando escucho a los jóvenes
estas expresiones discriminatorias busco hacerles entender que a veces los seres
humanos por ignorancia no se dan cuenta de lo que dicen y no valoran lo bonito que
tienen.

Ante estos insultos cotidianos es urgente y necesario proporcionar a los jóvenes


fundamentos reales para poder defender su posición y enseñar a analizar las frases que
expresan .Por ejemplo como puede ser un insulto el hecho de ser serrano, si ésta es una
de las regiones donde podemos respirar aire puro, disfrutar de hermosos paisajes y una
diversidad de climas, degustar de una gran variedad de comidas, apreciar diferentes
costumbres, etc. Como puede ser un insulto si gracias a lo que la naturaleza nos brinda
en esta región el Perú está siendo conocido en el mundo; entonces reafirmo mi posición
no puede ser un insulto, “Es un elogio” y es eso lo que debemos inculcar en los jóvenes,
trabajar en cambiar su forma de pensar, pero dándoles argumentos válidos para defender
con orgullo su posición de ser serrano.
Hoy con la globalización donde todos estamos interconectados y donde la civilización
está llegando cada vez más rápido, es un reto mantener nuestra identidad cultural, ya
que el avance de la ciencia cuando llega a los pueblos sobre todo de la sierra y la selva,
éstos como que van perdiendo sus costumbres y forma de vida y la van reemplazando
por aparatos que nos brinda la tecnología. El avance de la tecnología no es malo, porque
gracias a ello la vida se hace más fácil y cómoda, lo malo está en nosotros mismos al
permitir que se pierdan nuestras raíces. Qué pasaría si de aquí a algunos años visitamos
las diferentes regiones de la sierra y encontramos una realidad diferente a lo que nos
enseñaron, ya no es el pueblito, llena de mística, de costumbres, creencias, formas de
vida muy peculiares que identifican a esta región; ya no existen se cambiaron por otras
gracias a la tecnología; esto si sería lamentable. Entonces creo que sería una pérdida
irreparable de nuestras raíces. Por ello, es preciso promover nuestra identidad cultural
basada en la diversidad de culturas porque un pueblo que se olvida de su historia es un
pueblo carente de identidad, es un pueblo sin alma y sin rostro.

Aprender a convivir en la diversidad significa poner en práctica los valores de la tolerancia


y el respeto al otro, comprendiendo y valorando que somos diferentes culturalmente pero
que nos une el sentimiento de ser verdaderos personas capaces de respetar y de vivir en
paz con nuestros semejantes.

Por tal motivo es necesario establecer en nuestras relaciones interpersonales el principio


de la interculturalidad lo que nos conlleva a practicar una convivencia basada en el
respeto a nuestras diferencias.

Edith Lozano Caballero

Maestría en Psicología Educativa

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